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sábado, 2 de enero de 2016

Sugerencias a Padres y Maestros para el TDAH

Siempre hacemos referencia a la importancia de que exista una relación fluida y positiva entre los padres de afectados por TDAH y el centro escolar al que acuden. Debemos pararnos a pensar en qué puntos radica la importancia de estas relaciones, qué tipos se pueden establecer, cuáles son las necesidades o los tipos de participación que existen.
Es obvio que el objetivo principal es el desarrollo integral y armónico de los niños, y eso debe ser una labor compartida entre la familia y el centro escolar, siendo el objetivo común que ambos ambientes tengan presentes como final a alcanzar a través del trabajo cooperativo.

La educación es un camino que se anda durante toda la vida; al principio es en la familia donde recae toda la responsabilidad, y a medida que los alumnos empiezan a participar en el proceso de escolarización, es la escuela la que empieza a compartir esta labor. Es indiscutible que son necesarias ambas partes para conseguir un pleno desarrollo del alumno, por ello la escuela debe conocer y aceptar la importancia que tiene que las familias formen parte de la dinámica escolar, existiendo una relación cordial entre ellos.

¿Qué pueden hacer los padres para ayudar al niño o adolescente con TDAH?

Confirmar el diagnóstico de TDAH por medio de profesionales de la salud (pediatras, psicólogos clínicos, psiquiatras infantiles, neuropediatras, neuropsicólogos) con experiencia y capacitación en este trastorno.
  • Buscar una evaluación profesional y un tratamiento personalizado. • Iniciar el tratamiento con profesionales que tengan adecuada formación en el TDAH.
  • Buscar información adecuada sobre el trastorno, práctica, realista y que se fundamente en datos científi cos. Podrá obtenerla de los profesionales que le atiendan o de las asociaciones de TDAH.
  • Implicar a los familiares más cercanos en la educación del TDAH.
  • Aprender a manejar las propias emociones negativas (enfado, culpa, amargura) y mantener una actitud positiva.
  • Procurar dar a su hijo un refuerzo positivo inmediato y frecuente.
  • Emplear recompensas duraderas y eficaces.
  • Utilizar la recompensa antes que el castigo.
  • Mejorar la autoestima del niño o del adolescente, utilizar mensajes positivos.
  • Hacer tangibles los pensamientos y la solución de problemas.
  • Simplificar las reglas de la casa o lugar donde se encuentren.
  • Ayudar a su hijo a hacer las cosas paso a paso.
  • Asegurarse de que sus instrucciones son comprendidas.
  • Enseñarle a ser organizado y fomentar sus habilidades sociales.
  • Ser indulgente.
Centrarse en los aspectos positivos para educar sobre la disciplina también puede:
  • Motivar al niño, puesto que se le muestran las consecuencias claras de la mejora de la conducta.
  • Ayudar a los padres/cuidadores y profesores a afrontar más eficazmente las situaciones estresantes.
  • Marcar mejor los límites entre buen y mal comportamiento.
  • Reducir la tensión en casa o en el aula.
  • Apoyar el uso de los sistemas de recompensa que ya se aplican para el buen comportamiento.
De la disciplina:

Ya sea en el colegio o en casa donde se plantee la necesidad de disciplina, puede ser útil determinar los pasos que han dado lugar al conflicto, la gestión eficaz y las ventajas de un sistema de recompensas:

1. No actuar en los momentos de ira. Esperar a que las emociones estén controladas para aplicar la disciplina.
2. Mantener la serenidad. Al hablar con calma es más probable que el niño preste atención y la mantenga.
3. Ser conciso. Al hablar demasiado, es posible que el niño “desconecte” y deje de escuchar. Escoger detenidamente unas pocas palabras para explicarse.
4. Explicar con claridad que el comportamiento en cuestión es inaceptable. El niño tiene que comprender claramente lo que ha hecho y por qué su comportamiento es inaceptable.
5. Decir lo que se espera del niño. Mantener el contacto visual y hablar con claridad y firmeza.
6. Pedir al niño que repita las expectativas que se le acaban de explicar. Al pedir al niño que exprese verbalmente cómo debería comportarse se refuerza la acción.
7. Explicar las consecuencias de no responder a las expectativas. Procurar que las consecuencias resulten lógicas y asegurarse de que el niño entienda todo lo que implican. Las consecuencias pueden incluir imponer restricciones a la libertad de movimientos del niño o ponerle más deberes para casa.
8. Explicar las recompensas que lleva implícito el cumplimiento de las expectativas. Reforzar el tipo de recompensa que el niño podría recibir si la conducta no se repite y se porta bien.
9. Tiempo muerto. Después de explicar el motivo del conflicto o la necesidad de disciplina, concluir la conversación o la actividad y dejar algún “tiempo muerto”. De este modo se puede ayudar al niño a que reflexione sobre los sentimientos o creencias que pueden haber contribuido a la situación.
10. Aplicar un sistema de recompensas. Si el niño no repite el comportamiento que hizo necesaria la disciplina, aplicar de inmediato el sistema de recompensas y explicar las razones para ello. Es importante que el niño entienda el porqué de la recompensa.
11. Castigar sólo la mala conducta, no castigar la personalidad del niño
12. No imponer castigos desproporcionados. Después de pasar por alto varias veces la mala conducta, no castigar al niño por todo en conjunto, sino sólo por el último mal comportamiento, de lo contrario el niño puede pensar que se le está tratando injustamente y reaccionará contra un castigo excesivo.

Motive su aprendizaje
  • Concéntrese en el esfuerzo, no en las calificaciones. Si el niño mejora, felicítele. Aunque no haya llegado al nivel exigido, está en el camino.
  • Cree en su hijo un hábito de estudio. Debe tener un lugar y un horario estable. Regule sus tiempos de trabajo con los de descanso. No disminuya sus exigencias de estudio o trabajo, adáptelas a las necesidades del niño.
  • Estimule sus habilidades naturales. Las actividades extraescolares deben adecuarse a sus habilidades para potenciar su autoestima.
  • Mantenga un contacto estrecho con el profesor de su hijo y fomente una relación positiva. Son un equipo con el mismo objetivo. Muéstrese comprensivo y colaborador con los profesores.
¿Cómo lograr que su hijo obedezca?
  • Simplifique las reglas de la casa o lugar donde se encuentre.
  • Ayude al niño a hacer las cosas paso a paso. Si le dice “recoge tu cuarto”, no sabrá a qué se refiere exactamente y se perderá en el camino. Mejor, dígale: “ve a tu habitación, coloca los juguetes en su caja, guarda la ropa en el armario y haz la cama”.
  • Asegúrese de que sus instrucciones son comprendidas. No le grite las cosas desde otra habitación. Mírele a los ojos a su altura, hable con voz clara y calmada, con oraciones cortas y simples. Pídale que lo repita en voz alta.
  • Utilice un sistema de puntos sencillo con las principales normas que quiere que cumpla y dele un punto o una ficha cada vez que lo realice. Pacte un premio con una cantidad de puntos y sea constante en esta técnica.
Enséñele a ser organizado
  • Utilice listas con normas que estén a la vista y sean llamativas.
  • Coloque horarios y calendarios en los lugares que frecuente su hijo.
  • Cree rutinas diarias. Un horario estable ayudará al niño a anticiparse a las actividades y podrá amoldarse a los cambios internamente.
  • Use alarmas y relojes grandes y sencillos por toda la casa.
  • Intente que haya un sitio fijo para cada cosa. Le ayudará si, en algunas cajas o lugares, coloca un cartel con la palabra o la imagen necesaria.
  • Regálele una agenda. Es una agenda para organizarse y recordar cosas positivas. Intente que, en esta agenda, no se reflejen aspectos negativos del niño.
  • Actuar como modelo de ejemplo es fundamental.
Fomente sus habilidades sociales
  • Observe a su hijo mientras juega con otros niños. Esto le ayudará a ver dónde falla y dónde tiene éxito.
  • Diseñe un sistema de señales para usar con su hijo en distintas situaciones sociales. A través de la señal le llamará la atención sobre un comportamiento inadecuado sin avergonzarle ante los demás.
  • Involucre a su hijo en actividades de grupo, siempre considerando sus intereses y habilidades. Las actividades fuera del colegio le ayudarán a no ser rechazado por una reputación negativa.
  • Implíquelo en una actividad deportiva de actuación individual (natación, baile, etc.)
  • Recuerde que usted es un ejemplo para su hijo. 
Lo que usted debe evitar  
  • No exponga a su hijo a situaciones demasiado competitivas.
  • No desanime al niño a establecer relaciones con amigos que sean un año o dos más pequeños.
  • No regañe ni reprima al niño cuando exprese dificultades para relacionarse con los demás. Si lo expresa de modo inadecuado, a través de palabras o gestos, escuche su frustración y dele alternativas de comunicación. Ayúdele a poner en palabras lo que siente.
El ocio compartido
  • Pase tiempo con su hijo entre semana y el fin de semana.
  • Trate de mantener un horario y acuérdelo con su hijo, aceptando sus sugerencias.
  • Planifique actividades culturales, educativas y en la naturaleza.
  • Deje que su hijo le ayude a cocinar. Involúcrele en la lista de la compra.
  • Tómese un “tiempo fuera”. Cuando su hijo esté muy inquieto y no pueda con él, lléveselo a dar un paseo.
  • Reserve un tiempo de calma para el final del día. Lean juntos o estén en la habitación con luz tenue, escuchando música tranquila y charlando.
¿Qué puede hacerse desde la escuela para ayudar al niño o adolescente con TDAH?
  • Lo primero que hay que recordar y tener muy en cuenta de los niños con TDAH: es muy distinto que no quieran a que no puedan.
  • Tiene que haber una relacion positiva entre el alumno y el profesor, sólo así será posible una notable mejoría académica y social del niño. El no tener la disposición para conseguir esto hace que automáticamente se vaya generando un círculo vicioso con continuos castigos, desmotivación, incomprensión, etc.
  • Necesitan más que ningún otro niño apoyos positivos, elogios y animos.
  • Las intervenciones que se lleven a cabo desde la escuela deben contemplar las siguientes estrategias:
  • Utilizar técnicas de modificación de conducta: reforzamiento positivo, sistemas de economía de fi chas, modelado, extinción, coste de respuesta, técnica del tiempo- fuera, sobrecorrección, etc.
  • Enseñar al niño o adolescente técnicas de entrenamiento en autocontrol, resolución de problemas, entrenamiento en habilidades sociales o técnicas de relajación.
  • Definir claramente y de forma conjunta con el niño o adolescente los objetivos a corto y largo plazo, tanto los que refieren a los contenidos curriculares como a su comportamiento en la escuela.
  • Adecuar el entorno y controlar el nivel de distractores en el aula, situando al niño o adolescente en un lugar donde pueda ser supervisado fácilmente y alejado de los estímulos que le puedan distraer.
  • Ajustar las tareas y expectativas a las características del niño o adolescente reduciendo o simplifi cando las instrucciones que se le dan para llevar a cabo las tareas, mediante instrucciones breves, simples y claras.
  • Adecuar las formas de evaluación, modificando la forma de administrar y evaluar las pruebas y exámenes.
  • Complementar, por parte del docente, las instrucciones orales con instrucciones y recordatorios visuales.
  • Ofrecer al niño o adolescente sistemas de ayuda para el control diario de sus tareas y el cumplimiento de trabajos a corto y largo plazo (control de la agenda, recordatorios, etc.).
  •  Procurar un adecuado nivel de motivación en el alumno ofreciendo retroalimentación frecuente sobre sus mejoras en el comportamiento y su esfuerzo.
Un ambiente adecuado para el aprendizaje
  • Siéntale en primera fila: Al estar más cerca de la pizarra y del profesor se distraerá menos y le será más fácil mantener la atención. Evita apartarle o aislarle en un rincón de la clase porque puede afectar negativamente a su autoestima y puede favorecer conflictos con sus compañeros.
  • Sentarlos entre niños con buen comportamiento.
  • Mejor que no trabaje solo. Mejor que trabaje en parejas porque en grupos suelen despistarse más.
  • Haganle participar en clase, sobre todo cuando levanta la mano. Para ellos es más importante que para los demás que alguien les preste atención, cuando levantan la mano sólo quieren que sepan que han trabajado, que han estudiado. Les gusta que se lo reconozcan. No se olviden de reforzar la conducta del niño porque se está portando como debe, es más, para llegar a portarse como se debe él está haciendo un mayor esfuerzo.
  • Evita ponerle en evidencia: Procura no hacer diferencias entre estudiantes con TDAH y sin él, puesto que esto podría causar rechazo por parte de los compañeros. Por supuesto, evita siempre usar el sarcasmo o la crítica.
  • Si se lo observa distraído atraer su atención en forma sutil evitando la exposición frente a sus compañeros.
  • Muestren interés cuando está trabajando correctamente en su mesa. Acérquense a su sitio, obsérvenle y anímenle a que siga trabajando.
  • El contacto visual es importante para captar su atención: para hablar con el niño/a, hay que acercarse a él/ella y mirarlo/a a los ojos.
  • Dar las instrucciones claras y sencillas  y pedirle que las repita.
  • Dividirle las tareas extensas y enumerarle los pasos a seguir para su realización.
  • Acostumbrarlo a que revise sus trabajos y exámenes para corregir los errores antes de entregarlos.
  • Establecer rutinas, horarios. Ayudarlo a planificar el tiempo, usando calendarios, agendas.
  • Si las instrucciones que damos siempre son verbales, se distraerán más fácilmente: combine con instrucciones visuales y auditivas ayudará a captar su atención. Utiliza materiales audiovisuales. El empleo de medios diferentes (vídeo, proyector, audio…) facilita que los alumnos en general, y especialmente los que tienen TDAH presten más atención. Puedes combinarlo con trabajos en grupo para incentivar el compañerismo.
  • Control de la agenda: Este control debes realizarlo a diario, para asegurarte de que han apuntado todas las tareas, y también que han metido en su mochila todos los materiales necesarios para realizarlas. En el caso de adolescentes, hay que realizar este control de una forma más sutil, para no dañar su autoestima.
  • Reforzar los comportamientos positivos en clase, decirles que lo están haciendo bien, repetírselo.  Si se dan premios hay que hacerlo al momento. Para que el refuerzo de una conducta sea efectivo, es importante que tanto premios como castigos sean justo después de las conductas que queremos cambiar. Reforzar o castigar una conducta al día siguiente, ¡no sirve de nada!
  • Reforzar positivamente aquellas conductas deseadas, más que castigar las no deseadas. Establecer contratos de comportamiento positivo incluyendo conductas que estén a su alcance.
  • Valorar sus logros.
  • Comprueba el rendimiento: Debes estar pendiente del comportamiento de los alumnos para detectar posibles muestras de frustración. Proporciona más explicaciones a estos alumnos para que comprendan el contenido de la lección y sean capaces de realizar las tareas y resolver los problemas.
  • Facilita que corrijan sus propios errores: Explica en cada tarea cómo identificar y corregir los errores, y proporciona un tiempo razonable para que puedan revisar su trabajo. Recuérdales elementos especialmente complicados o excepciones que deben tener en cuenta.
  • No retener en el mismo grado: Cuando se les retiene los niños se vuelven más agresivos y las niñas más depresivas.
  • Centrarse durante las 2 primeras semanas del curso en el comportamiento más que en la materia que se va a dar.
  • No limites el tiempo de los exámenes: Los exámenes con tiempo limitado pueden perjudicar notablemente a los niños con TDAH, debido a la presión del examen y del tiempo, es posible que no lo puedan completar satisfactoriamente. Puede ser de gran ayuda que permitas que los niños con TDAH dispongan de más tiempo o puedes facilitar para ellos otro formato de evaluación, a través del cual les resulte más sencillo demostrar su conocimiento.
  • Estar pendiente de los momentos brillantes, porque estos niños tienen mucho más talento y capacidad de lo que aparentan. Están llenos de creatividad, acción y espontaneidad.
  • Mayor libertad de movimientos, ejercicio físico, más descansos, clases más interactivas. Cuanto más se puedan mover, mejor aprenderán. Permitir cierta libertad de movimientos, con rupturas de ritmo, actividades dirigidas a un cierto cambio de postura, o mediante pequeñas tareas o responsabilidades, facilita una descarga física adaptativa y evita otros movimientos más disruptivos: ej. pedirle que vaya a por material, que borre la pizarra, etc.
  • Ordenar el pupitre: Reserva 5 minutos al día para que los alumnos organicen sus pupitres y mochilas, para que tengan los materiales necesarios a mano, y sea más fácil pasar de una asignatura a otra, evitando distracciones.
  • Planificar las asignaturas que necesitan más concentración hacia las primeras horas de la mañana, cuando la capacidad atencional es mejor y alternar asignaturas fáciles y difíciles
  • Involucrarlo activamente durante las exposiciones para evitar que se distraiga.
  • Más que modificaciones en el aula, lo que se pide a los profesores son segundos en cada una de sus asignaturas, el tiempo necesario para supervisar, repetir, recordar, prevenir, animar, incentivar, premiar, aprobar, alimentar.
  • "Mirar a los ojos, y estimular" Cualquier niño que esté motivado tiene ganas de aprender, y esto sirve para todos los niños, tengan o no DAH.
Hay que identificar y adelantarse a las situaciones que puedan ser un problema. Enseñar al niño a identificar sus síntomas.


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