Aunque la definición
del término asexualidad es muy ambigua, algunas personas asexuales tienden a
tener parejas solamente para una relación de tipo emocional. Quieren y pueden vivir sin sexo.
Una persona asexual es una persona que no experimenta deseo o atracción sexual y
que por lo tanto no se siente movida a tener relaciones sexuales de ningún
tipo. Es la falta persistente de deseo sexual que no está
motivada ni alimentada por hábitos de raíz religiosa o cultural.
Normalmente son
personas que sí se enamoran aunque no necesitan del coito, comparten
actividades, gustos, aficiones, e intereses. Incuso en ocasiones se ha
confundido con personas que sí sufren
del deseo sexual hipoactivo pero esto es diferente. Muchas personas
asexuales son socialmente muy activas y tienen un gran grupo de amistades que
les brindan compresión y apoyo. Las personas asexuales tienen tendencia a
establecer un lazo afectivo con su pareja, aunque dicho lazo no lleve aparejado
la práctica del sexo. Algunos asexuales llegan incluso a involucrarse
sentimentalmente con otras personas, aunque en este caso la frontera entre
amistad y relación no queda muy bien definida resultando muy confusa. La principal
característica de estas personas es que no sienten atracción sexual ni tampoco sienten deseo por el placer sexual.
La asexualidad no puede
ser considerada una forma de orientación sexual, porque consiste justamente en
la ausencia de una preferencia de este tipo, pero tampoco es una ideología que
lleve a reprimirse sexualmente de manera más o menos consciente. Actualmente es
normal que hombres y mujeres que se identifican como asexuales reivindiquen la
necesidad de construir un mundo en el que el deseo sexual no sea algo que se
presupone y en el que no sea obligatorio tener sexo para recibir aprobación
social.
El espectro de la
asexualidad abarca un gran abanico de posibilidades de sentir o no la atracción
sexual. Algunas personas asexuales se
involucran en actividades sexuales a pesar de carecer de un deseo sexual hacia
otras personas, debido a una variedad de razones, tales como el deseo de
complacer a parejas románticas o un deseo de tener hijos. Los asexuales a pesar
de no sentir atracción sexual, sí pueden experimentar atracción romántica, ésta
puede ser dirigida hacia uno o ambos géneros. Desean generalmente relaciones
románticas (que pueden ir de vínculos informales al matrimonio) con su género o
géneros preferidos, pero a menudo desearían que dichas relaciones no incluyeran
actividad sexual.
A lo largo de nuestra
vida nos podemos tropezar con etapas, en las cuales el sexo por unas razones u
otras deja de estar presente. Por ejemplo cuando
padecemos algún tipo de enfermedad, que nos obliga a tomar medicamentos cuyos
efectos secundarios afectan al apetito sexual o los problemas que acarrea la
propia enfermedad será la que haga complicado mantener relaciones sexuales
(enfermedades cardíacas, hipertensión, diabetes, depresión, hormonales,
menopausia). Tanto en las depresiones como en las cardiopatías, suele ser común
la falta de libido.
En los hombres, esta
falta de deseo sexual, puede causar mucha ansiedad y preocupación, lo que les
llevará, en algunos casos, a dejar de tomar su tratamiento para recobrar una
vida sexual normal, poniendo en riesgo de esta manera su salud.
Además de los problemas
psicológicos que pueden aparecer en esta etapa, el déficit de estrógenos en
ocasiones provocan problemas en la salud genital, tales como sequedad e
irritación lo que provoca que en la mujer se cree una conexión entre sexo y
dolor que le lleva a renunciar o dejar muy apartada su sexualidad.
De la
perspectiva del psicoanálisis me parece apropiado este artículo y análisis:
http://asexuality.org/sp/wiki/index.phptitle=An%C3%A1lisis_sobre_asexualidad_y_libido_por_Lic._Patricia_Pomatti
La asexualidad es una
identidad emergente y apenas está siendo un tema de discusión serio en las
comunidades de medicina y psicología. Hay muy poca comprensión acerca de la
manera en que la asexualidad coincide con condiciones médicas y psicológicas
existentes y como la aparición de una comunidad asexual podría afectar a cosas
como el tratamiento del desorden de deseo hipoactivo, aversión al sexo, la inhibición sexual, anorexia sexual, algunas fobias sexuales y la depresión.
La falta de deseo
sexual, especialmente en personas quienes han sentido deseo sexual en el
pasado, puede a veces ser un síntoma de una condición fisiológica de mayor
alcance, tales como la anemia, depresión, diabetes, obesidad en hombres,
hemocromatosis, problemas de la pituitaria o hiperprolactinemia. Sin embargo,
estas condiciones fisiológicas tienden a tener otros síntomas además de
solamente una falta de interés en el sexo.
Se ha planteado alguna
vez si puede ser ¿asexual?
- ¿Le desconcierta el tiempo y el interés que otras personas ponen en las relaciones sexuales?
- ¿Se sentiría aliviado si le dijeran que nunca más tendría que tomar parte en ninguna clase de actividad sexual?
Piénselo, tómese su
tiempo en responder y como siempre, si la duda le afecta de manera grave, le
aconsejamos acudir a un psicoterapeuta para despejarla.
Conclusión
La aceptación de la
asexualidad como una orientación sexual y como campo de investigación
científica es relativamente nueva. Por este motivo, mientras que algunos
investigadores afirman que la asexualidad es una orientación sexual, otros
investigadores no están de acuerdo.
En contraste, la
sociedad de hoy presenta una hipersexualización,
todo lo que se mueve en la sociedad, tiene que ver con ello, y más desde que se
apoderó el marketing del mundo del erotismo y la sexualidad, parece que lo
relacionado con la manipulación social, a todos los niveles, está relacionado
con el sexo.
Ante las
evidencias de lo diferente o lo nuevo queda el respeto, la ampliación de la
mente y sobre todo asimilar que el mundo y la sociedad está sufriendo una
rápida transformación y los cambios no tienen por qué ser malos o peligrosos.
Una vez más existen desacuerdos en cuanto a la clasificación y la necesidad de
buscar factores causales, probablemente para tratar de definirlo como
enfermedad, a veces es difícil asumir que lo diferente no tiene
obligatoriamente que ser consecuencia de algo. En todo caso, es el conjunto de
la sociedad quien debe luchar por hacer que en él quepan todas las
sensibilidades.
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