Los
cambios del estado de ánimo relacionados con el ciclo menstrual han sido
documentados en psiquiatría desde el siglo XIX. La primera aproximación
científica fue realizada por el psiquiatra alemán Moebius, allá por el año
1900, se decía entonces que durante la fase premenstrual las mujeres sufrían
una “perturbación profunda en el equilibrio mental y su capacidad para
discernir”. Fue definido como síndrome médico por primera vez en 1931 por el
médico suizo afincado en EE.UU. Robert Frank.
Hoy
día son abarcados por la ginecología y la psiquiatría, como trastornos del
estado de ánimo asociados al ciclo menstrual, un problema importante para la
salud mental en algunas mujeres que se producen en los días previos a la
menstruación.
Los
síntomas psiquiátricos premenstruales (SPM), lo padecen aproximadamente el 75%
de las mujeres en edad fértil (20% - 50% síntomas aislados) y aproximadamente
el 3%-5% de las mujeres padecen síntomas severos, el llamado TDPM, que
interfieren con las relaciones personales y laborales.
El
síndrome premenstrual se refiere a una amplia gama de síntomas físicos o
emocionales que ocurren de manera característica más o menos de 5 a 10 días
antes de que una mujer comience su ciclo menstrual mensual. Estos síntomas
generalmente cesan cuando comienza su periodo o poco después.
El
TDPM es un cuadro clínico con síntomas de depresión graves, irritabilidad y tensión
antes de la menstruación y los síntomas son más intensos que los que se
observan con el síndrome premenstrual y se caracteriza por graves alteraciones
del estado de ánimo, con alteración notoria e invalidante del desempeño de las
tareas habituales.
El
síndrome disfórico premenstrual no se puede diagnosticar con ningún examen físico
ni pruebas de laboratorio. Se debe elaborar la historia clínica completa y
llevar a cabo un examen físico y una evaluación psiquiátrica para descartar
otras afecciones.
El
hecho de mantener un calendario o un diario de los síntomas puede ayudar a las mujeres
a identificar los síntomas más problemáticos y los momentos en que hay mayor
probabilidad de que se presenten. Asimismo, esta información puede ayudar al
médico a diagnosticar el síndrome disfórico premenstrual y determinar el mejor
tratamiento. Puede registrar:
- El tipo de síntomas que está experimentando
- La intensidad
- La duración
Los
criterios diagnósticos, según la DSM-V, comprenden la presencia de al menos
cinco de los síntomas que se dicen a continuación, y al menos uno de ellos ha
de ser alguno de los cuatro primeros:
Uno
o más de los siguientes síntomas debe estar presente:
- Marcada labilidad afectiva.
- Marcada irritabilidad o enfado, o aumento de los conflictos interpersonales.
- Estado de ánimo marcadamente deprimido, sentimientos de desesperanza o auto desaprobación.
- Marcada ansiedad, tensión y/o impaciencia.
Uno
o más de los siguientes síntomas tiene que estar presente:
- Pérdida de interés por las actividades habituales, a lo que puede asociarse un cierto distanciamiento en las relaciones sociales.
- Dificultad de concentración.
- Letargia, fatigabilidad o marcada falta de energía.
- Cambios acusados del apetito, que a veces pueden acompañarse de atracones o antojos por una determinada comida.
- Hipersomnia o insomnio.
- Sensación subjetiva de estar rebasada o fuera de control.
- Síntomas físicos como hipersensibilidad o crecimiento mamario, dolores de cabeza o sensación de hinchazón o ganancia de peso, con dificultad para ajustarse la ropa, el calzado o los anillos. También pueden aparecer dolores articulares o musculares.
Además:
A.
La mujer debe estar en edad fértil. En la mujer menopáusica (química o
quirúrgica) se necesita cuantificar mediante análisis de sangre la fase lútea y
folicular.
B.
Las alteraciones interfieren acusadamente con el trabajo y las relaciones
interpersonales.
C.
La alteración no responde a una exacerbación de otro trastorno mental ya
existente.
D.
Los criterios A, B y C deben corroborarse en al menos dos ciclos sintomáticos
consecutivos.
El
patrón más típico parece ser el que se caracteriza por la aparición de los
síntomas en la semana que antecede a la menstruación y su completa desaparición
al segundo día de iniciarse ésta. De forma atípica, algunas mujeres también
presentan síntomas en los días próximos a la ovulación; por tanto, el pequeño
porcentaje de mujeres con ciclos menstruales más cortos puede que sólo se
libere del cuadro sintomático 1 semana al mes.
Típicamente,
la gravedad de estos síntomas es similar a la del episodio depresivo mayor (no
así su duración), y es necesario que en la semana precedente al inicio de la
menstruación haya una evidente afectación de las relaciones personales,
sociales y laborales. Este deterioro del comportamiento social puede traducirse
en discusiones conyugales y conflictos con la familia y los amigos. Es
fundamental no confundir los problemas conyugales o laborales de siempre con
aquellos que sólo aparecen en los días previos a la menstruación.
Los
médicos de atención primaria, sin necesidad de intervención de un psiquiatra,
recomiendan antidepresivos, lo que permite establecer un cierto paralelismo (a
veces erróneo) entre estos cambios de humor y la depresión. Sin embargo, no
siempre el cambio de afectividad premenstrual requiere medicación
antidepresiva, pues los cambios de humor no suceden todos los meses con la
misma intensidad, y sólo estaría indicada cuando los síntomas son severos
(criterios DSM-V del TDPM).
El
diagnóstico diferencial debe hacerse con el trastorno depresivo mayor, trastorno bipolar I y II recurrente, distimia y exacerbación de un trastorno
mental (bulimia, consumo de sustancias, trastorno de la personalidad, trastorno
de ansiedad, trastorno somatomorfo.
Después
del diagnóstico y tratamiento apropiados, en la mayoría de los casos los
síntomas desaparecen o disminuyen a niveles que no interfieren
significativamente en la vida cotidiana. El tratamiento comprende desde medidas
higiénico-dietéticas, en relación a hacer ejercicio aeróbico regular, controlar
la alimentación hasta tratamientos farmacológicos complementarios. Estos pueden
ser tratamientos hormonales que inhiben la ovulación o también, en muchos
casos, tratamiento antidepresivo con ISRS (inhibidores selectivos de la
recaptación de la serotonina), de manera continua o bien discontinua, a evaluar
en cada caso.
Otros
tratamientos que pueden servir incluyen:
- Las píldoras anticonceptivas normalmente ayudan a disminuir los síntomas del SPM. Tipos de dosis continuas son más efectivas, especialmente aquellas que contienen una hormona llamada dospirenona.
- Los diuréticos pueden servir para las mujeres que tienen un aumento significativo de peso en poco tiempo debido a la retención de líquidos.
- Se pueden prescribir analgésicos, como ácido acetilsalicílico (aspirin) o ibuprofeno, para el dolor de cabeza, el dolor de espalda, los cólicos menstruales y la sensibilidad en las mamas.
- La mayoría de los estudios muestran que los suplementos nutricionales, como la vitamina B6, el calcio y el magnesio no ayudan a aliviar los síntomas.
En
cuanto al tratamiento en general, se recomienda:
- Llevar una vida normal, evitando situaciones de estrés.
- Hacer una dieta sana y equilibrada, evitando el consumo de excitantes (cafeína, teína) y alcohol y consumir alimentos ricos en triptófano (pescado azul, queso azul, frutos secos -almendra, pistacho y castaña-, huevos, frutas frescas -plátano, aguacate, kiwi, piña-).
- Terapia cognoscitiva.
- Anticonceptivos.
- Ansiolíticos. (Si tiene problemas para dormir, ensaye cambiando los hábitos de sueño)
- Antidepresivos de perfil serotoninérgico (fluoxetina, paroxetina, sertralina).
- El 55% de las mujeres mejoran con carbonato de calcio en un periodo de tres meses.
- El complejo vitamínico B6 a altas dosis los días previos a la menstruación también ha demostrado su efectividad.
- El placebo se ha demostrado efectivo en el 33% de las mujeres.
Expectativas
(pronóstico)
Después
del diagnóstico y tratamiento apropiados, la mayoría de las mujeres con
síndrome disfórico premenstrual sienten que sus síntomas desaparecen o caen a
niveles tolerables.
Solicite
una cita con el médico si: Los
síntomas no mejoran con los cuidados personales e interfieran con la vida diaria.
Fuentes: Red
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