Debido a que es un
problema grave de Salud Pública, el suicidio requiere nuestra atención, pero
desgraciadamente su prevención y control no son tarea fácil. La investigación
más reciente señala que la prevención del suicidio si bien es posible,
comprende una serie de actividades que van desde la provisión de las mejores
condiciones posibles para la educación de los jóvenes y los niños, el
tratamiento eficaz de los trastornos mentales, hasta el control medioambiental
de los factores de riesgo.
Los suicidios se cobran
un costo alto. Más de 800 000 personas mueren cada año por suicidio, y esta es
la segunda causa principal de muerte entre personas de 15 a 29 años de edad.
Hay indicios de que, por cada adulto que se suicidó, posiblemente más de otros
20 intentaron suicidarse. Los suicidios son prevenibles. Para que las
respuestas nacionales sean eficaces, se necesita una estrategia integral
multisectorial de prevención.
La depresión constituye
el problema de salud mental más prevalente en la población activa. Inmersos en
esta situación de crisis económica, la prevalencia del estrés laboral, los
problemas de depresión y los suicidios están experimentando además un notable
aumento, considero crucial importancia que los líderes políticos evalúen el
impacto de las políticas y legislaciones vigentes en aras de desarrollar nuevas
medidas que garanticen la salud y el bienestar psicológico de los trabajadores.
Se trata de una medida que no sólo repercute positivamente en la población,
sino en la productividad y el crecimiento económico de los países.
Se ha alertado que el
suicidio (en el que la depresión supone uno de los factores de riesgo más
importantes) constituye una de las tres causas principales de muerte entre las
personas de 15 a 44 años y dado que se espera que su incidencia se dispare en
los próximos años, la OMS ha señalado que resulta de interés prioritario que
los gobiernos desarrollen estrategias nacionales que contemplen específicamente
la prevención del suicidio. Con esta finalidad, la OMS ha publicado un informe,
titulado Public health action for the prevention of suicide (Medidas de salud
pública para la prevención del suicidio), donde se detallan paso a paso los
pilares para la elaboración de estrategias nacionales de prevención del
suicidio, entre los que se incluyen:
La identificación de
las partes interesadas. La OMS señala la necesidad de que la prevención del
suicidio se aborde desde una aproximación multi-sectorial, incluyendo no sólo
al sector sanitario, sino también a representantes de otros sectores de la sociedad,
como el educativo, el jurídico, el político o el social. A este respecto, los
expertos consideran que un buen abordaje de la prevención del suicidio debe
dirigirse a los responsables de las políticas sanitarias, al conjunto del
personal médico, a los técnicos de emergencias, a los profesionales de la salud
mental (psicólogos clínicos, psiquiatras) al profesorado, a las autoridades jurídicas
y políticas, a las fuerzas y cuerpos de seguridad, bomberos, etc.
La realización de un
informe de evaluación de la situación. Para una adecuada comprensión del
impacto del suicidio, es fundamental que los gobiernos elaboren informes donde
se evalúe la incidencia de este problema, así como los factores
socio-demográficos asociados a la población en riesgo, los métodos utilizados y
los motivos que han impulsado a las personas a cometer el acto suicida.
La evaluación de los
recursos disponibles y de los necesarios, para poder establecer un plan de
acción.
El establecimiento de
un compromiso político. De acuerdo a los expertos de la OMS, conseguir el
compromiso de los líderes políticos es un paso imprescindible para que las
estrategias de prevención del suicidio reciban la financiación adecuada.
La lucha contra el
estigma asociado al suicidio. Los gobiernos deben contemplar la necesidad de
establecer acciones eficaces para luchar contra el estigma, ya que se sabe que
muchas personas que han realizado algún intento fallido de suicidio presentan
serias dificultades para acudir a los servicios de ayuda.
El aumento de la
concienciación pública.
En lo que respecta a la
elaboración de estrategias de prevención del suicidio a escala individual, la
OMS subraya la necesidad de la identificación y el tratamiento de los
trastornos mentales en la población, así como la puesta en marcha de programas
de intervención específicos para personas que han realizado algún intento
suicida o se encuentran en situación de riesgo. Según la OMS, una adecuada
estrategia nacional de prevención del suicidio debe basarse en la integración
de los servicios de salud mental en la Atención Primaria, el aumento de los
recursos de salud mental y la mejora de la formación del personal de Atención
Primaria en la identificación de los colectivos en situación de riesgo, entre
los que se incluyen las personas que presentan depresión, problemas de abuso de
drogas y alcohol, trastorno bipolar, psicosis, epilepsia, demencia moderada o
dolor crónico, así como los niños y adolescentes con problemas de conducta.
¿Cómo se puede
prevenir el suicidio?
R: No se pueden
prevenir todos los suicidios, pero sí la mayoría. Tanto a nivel comunitario
como nacional, se pueden tomar varias medidas para reducir el riesgo, entre ellas
las siguientes:
- Reducir el acceso a los medios para suicidarse (pesticidas, medicamentos, armas de fuego, etc.);
- Tratar a las personas con trastornos mentales, y en particular a quienes padecen depresión, alcoholismo o esquizofrenia;
- Seguimiento de los pacientes que han cometido intentos de suicidio;
- Fomentar un tratamiento responsable del tema en los medios de comunicación;
- Formar a los profesionales de la atención primaria de salud.
A un nivel más
personal, es importante saber que sólo un escaso número de suicidios se
producen sin aviso. La mayoría de los suicidas dan avisos evidentes de sus
intenciones. Por consiguiente, deben tomarse en serio todas las amenazas de
autolesión. Además, la mayoría de las personas que intentan suicidarse son
ambivalentes y no buscan exclusivamente la muerte.
Muchos suicidios se
producen en una fase de mejoría, cuando la persona tiene la energía y la
voluntad para convertir sus pensamientos desesperados en una acción
destructiva. No obstante, una persona que alguna vez haya tratado de suicidarse
no tiene por qué estar necesariamente siempre en riesgo. Los pensamientos
suicidas pueden reaparecer, pero no son permanentes y en muchos casos no
vuelven a reproducirse.
Intervenciones Eficaces
Las estrategias que
contemplan la restricción del acceso a métodos comunes de suicidio, por ejemplo
armas de fuego y sustancias tóxicas como plaguicidas, han demostrado ser
eficaces para reducir las tasas de suicidio, no obstante lo cual se deben
adoptar enfoques multisectoriales con muchos niveles de intervención y
actividades.
Los datos disponibles
demuestran de forma contundente que la prevención y el tratamiento adecuados de
la depresión y del abuso de alcohol y de sustancias reducen las tasas de
suicidio, al igual que el contacto de seguimiento con quienes han intentado
suicidarse.
Desafíos y Obstáculos
A nivel mundial, la
prevención del suicidio es una necesidad que no se ha abordado de forma
adecuada debido básicamente a la falta de sensibilización sobre la importancia
de ese problema y al tabú que lo rodea e impide que se hable abiertamente de
ello. De hecho, solo unos cuantos países han incluido la prevención del
suicidio entre sus prioridades.
La fiabilidad de los
sistemas de certificación y notificación de los suicidios requiere importantes
mejoras.
Es evidente que la
prevención del suicidio requiere también la intervención de sectores distintos
del de la salud y exige un enfoque innovador, integral y multisectorial, con la
participación tanto del sector de la salud como de otros sectores, como por
ejemplo los de la educación, el mundo laboral, la policía, la justicia, la
religión, el derecho, la política y los medios de comunicación.
Prevención del suicidio: Instrumentos dirigidos a grupos específicos sociales
y profesionales particularmente relevantes para la prevención del suicidio.
www.who.int/mental_health/publications/suicide_prevention/es/
La difusión apropiada
de la información y una campaña de sensibilización del problema son elementos
esenciales para el éxito de los programas de prevención. Estos documentos han
sido preparados como parte de la iniciativa mundial de la OMS para la
prevención del suicidio (SUPRE).