Una de cada cuatro
personas experimenta a lo largo de su vida un trastorno mental común.
Pero, ¿qué es la salud
mental? Se trata de "un estado de
bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades,
puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma
productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su
comunidad". Por lo tanto, siguiendo esta línea, se destaca que las
enfermedades o trastornos mentales dificultan la adaptación de quienes los
padecen "al entorno cultural y
social en que viven y crean alguna forma de malestar subjetivo".
En la actualidad, la
OMS ha determinado 400 tipos distintos de enfermedades y problemas de salud
mental, y todos presentan distintas manifestaciones. Sin embargo, y a pesar de
esta importante cantidad de afecciones, todas ellas se caracterizan por una combinación
de alteraciones tanto del pensamiento, como de la percepción, las emociones, la
conducta y las relaciones con los demás.
Todas ellas, se pueden
agrupar en cinco grandes bloques que comprenden los Trastornos afectivos como
la depresión; los Trastornos de la ansiedad como los Trastornos obsesivos
compulsivos o la ansiedad, y los Trastornos psicóticos como la esquizofrenia y los
Trastornos bipolares. En los otros dos bloques se encuentran los Trastornos
asociados con la tercera edad, con problemas asociados a las demencias; y por
último las Adicciones.
La depresión es uno de
los trastornos más frecuentes, que puede afectar entre el 8% y el 15% de la
población. Produce tristeza, desinterés, sentimientos de culpa y pérdida de la
capacidad de disfrutar, entre otros. Puede tener su origen en algunos pacientes
en un desequilibrio químico en el cerebro. La depresión en su forma más grave
puede conducir al suicidio y afecta en mayor medida a las mujeres. En ocasiones
la depresión puede tener relación con algún tipo de adicción.
Mientras, la ansiedad
se caracteriza por la presencia de un sentimiento excesivo de preocupación,
relacionado con situaciones reales. Desencadena síntomas físicos como
nerviosismo, palpitaciones o desmayos, y puede desembocar en pánico.
Por otro lado
enfermedades como la esquizofrenia y otro tipo de psicosis se caracterizan por
anomalías del pensamiento, las emociones, el lenguaje, la percepción del yo y
la conducta, y suponen un tipo de trastorno grave que suele aparecer al final
de la adolescencia.
Aunque con un
tratamiento farmacológico adecuado y un apoyo psicosocial, estos pacientes
pueden llevar una vida productiva e integrada en la sociedad. Otro tipo de
enfermedad de la salud mental es la demencia, que se caracteriza por un
deterioro progresivo e irreversible de la función cognitiva. Aunque no existe
un tratamiento que la cure o la revierta, si existen intervenciones que mejoran
la vida de quienes padecen este tipo de trastornos y sus cuidadores y
familiares.
Prevención y
normalización
La OMS advierte también
que cualquier individuo puede padecer algún tipo de problema o enfermedad
mental. Por ejemplo, se estima que 1% de la población desarrollará alguna forma
de esquizofrenia a lo largo de su vida, y en el caso de los episodios de
depresión o ansiedad, algo más de un 20% de la población los ha padecido o
padecerán, también en algún momento.
Pero la OMS también
destaca que hay estudios que demuestran que las intervenciones de la salud
pública y los programas sociales permiten promover una óptima salud mental, y
prevenir los trastornos mentales y de la conducta. En base a los resultados de
dichas investigaciones, la propia OMS indica que los programas psicosociales
basados en las escuelas "pueden reducir la prevalencia de los trastornos
de la conducta y los relacionados con el abuso de sustancias".
Por otro lado, y
alineada con las actividades de prevención, las mismas investigaciones señalan
que una pronta identificación de los trastornos mentales graves permite
instaurar un tratamiento más eficaz y completo. Además, la mejora de la
nutrición, el mayor acceso a la educación, el cuidado de la calidad del ambiente
y la vivienda, y el fortalecimiento de las redes comunitarias pueden mejorar la
salud mental de las poblaciones. Y es que gran parte de los problemas que
sufren las personas es precisamente la falta de diagnóstico o de tratamiento.
Fuente: Levante, el Mercantil
Valenciano.
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