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martes, 18 de diciembre de 2018

10 Cosas que NO Debes Decir a Alguien con TDAH

Los mitos y las afirmaciones falsas que se vierten con tanta frecuencia resultan especialmente dañinos porque a menudo disuaden a los padres de niños con TDAH y a los adultos con TDAH de buscar tratamiento. Sin intervenciones y apoyos apropiados, muchos seguirán luchando inútilmente. Es importante corregir estas percepciones erróneas.
Si tú hijo(a) tiene TDAH, o lo tiene  cónyuge, o tú mismo es inevitable que te topes con negacionistas que simplemente no entienden el trastorno ni su impacto en la vida cotidiana, ya debiste de haber escuchado algunas de las siguientes afirmaciones erróneas y provocadoras sobre el TDAH, o quizá todas ellas. Si quieres servir de apoyo a quienes conviven con el TDAH, puede interesarte la siguiente lista: 

1. “El TDAH no existe. ¿Por qué no dejamos que los niños sean niños? “

2. “Todo el mundo tiene algo de TDAH. No es un problema serio.”

3. “El TDAH se diagnostica con demasiada rapidez y con demasiada frecuencia.”

Estas primeras afirmaciones erróneas tienen que ver con la existencia real del TDAH como trastorno. Tus amigos pueden decir inocentemente que han tenido un “momento TDAH” o que tienen “un poquito de TDAH”. Puedes oír a gente quejarse de que “no dejamos que los niños sigan siendo niños” o que “diagnosticamos demasiado rápidamente a un niño que tan solo es activo y lleno de energía”. Ciertamente, todo el mundo experimenta en ocasiones olvidos o falta de atención. ¿Y qué padre no ha vivido conductas descontroladas de sus hijos? Esto es algo normal. Sin embargo, para los niños y adultos con TDAH, es algo más que un problema ocasional. Para una persona con TDAH, los síntomas se presentan con tal intensidad que entorpecen de forma significativa la vida cotidiana.

4. “Si lo intentara con más ganas, lo haría mejor”

5. “Lo que tiene es vagancia.”

6. “La gente usa el TDAH como excusa para su mal comportamiento.”

A veces, la gente presupone erróneamente que si un niño o un adulto con TDAH “se esforzarse más”, le saldrían mejor las cosas. Esto puede llevar a etiquetar negativamente a la persona con TDAH: “Es un vago” o “Es apática, ni siquiera lo intenta.” Para echar más leña al fuego, es común que una persona con TDAH muestre altibajos muy llamativos en su rendimiento. Puede resultar desconcertante que alguien sea capaz de completar las tareas algunas veces de forma rápida y correcta, mientras que otras veces hace bastante mal esas mismas tareas. Este patrón de eficacia y corrección irregulares es algo común para alguien con TDAH, y puede ser desesperante para quienes no acaban de entender las limitaciones asociadas al trastorno. La verdad es que las personas con TDAH dedican una enorme cantidad de energía y esfuerzo a tratar de organizarse, concentrarse y mantenerse atentos. El TDAH no es una “excusa” para la conducta, pero a menudo es una “explicación” que puede guiarte hacia estrategias y formas de intervención que pueden ayudar a mejorar la gestión de los síntomas.

7. “Lo que ese niño necesita es más disciplina.”
8. “El TDAH es una consecuencia de educar mal a los hijos.”

Por desgracia, muchos padres de niños con TDAH tienen que hacer frente a este tipo de juicios sobre su forma de educar a sus hijos. Es directamente falso que la mala crianza de los hijos o la falta de disciplina en el hogar lleven al TDAH. Es cierto que los niños con TDAH pueden ser mucho más difíciles para los padres. Es fácil sentirte frustrado y dudar de tus propias habilidades como padre cuando tienes un hijo con TDAH, sobre todo cuando existen estas ideas erróneas en torno a las causas del TDAH. El TDAH es un trastorno neurobiológico cuyas causas principales son genéticas. Ciertamente, el entorno de una persona puede influir en la expresión del TDAH. Tanto a los niños como a los adultos con TDAH les benefician la disciplina, los hábitos y las intervenciones conductuales.

9. “Los estudiantes con TDAH que reciben adaptaciones juegan con ventaja.”

Si el TDAH afecta al aprendizaje y perjudica el rendimiento académico, el estudiante puede recibir apoyo y adaptaciones. El propósito de este tipo de atenciones especiales es garantizar que las necesidades educativas individuales de los estudiantes con discapacidad se cubran igual que las de aquellos sin discapacidades. No se trata de dar ventaja a los estudiantes con TDAH, sino de equilibrar el juego.

10. “El TDAH en las mujeres es menos grave que en los hombres.”

Es una equivocación muy común pensar que los síntomas del TDAH afectan menos a las niñas y mujeres que a los varones. El hecho es que las mujeres con TDAH experimentan problemas muy serios, que a menudo se pasan por alto. Las mujeres con TDAH suelen ser diagnosticadas erróneamente de depresión, ansiedad o trastorno bipolar. Las niñas con un TDAH no diagnosticado ni tratado tienden a internalizar mucho más sus problemas y corren un mayor riesgo de fumar, abusar del alcohol o las drogas, tener conductas sexuales promiscuas / embarazos / enfermedades de transmisión sexual, tener conductas autolesivas y, en general, muestran una menor autoestima en comparación con su homólogos masculinos. Al igual que los hombres con un TDAH no diagnosticado, las mujeres pueden tener un bajo rendimiento crónico. Las dificultades cotidianas que han de afrontar las madres con TDAH pueden hacer que la educación de sus hijos les desborde. Debido a la relación genética con el TDAH, muchas de estas mujeres estarán educando niños con TDAH; niños que requieren mucha más organización, atención y coherencia.


Fuente: How You Should Not Speak to Someone With ADHD 




jueves, 13 de diciembre de 2018

Sugerencias para Padres de Familia en la Detención de la Anorexia

Los trastornos de la alimentación son patologías graves. No obstante, su detección precoz aumenta considerablemente las probabilidades de curación rápida de los pacientes. Aquí se exponen algunas de las características más comunes y signos de alertas, si un adolescente está empezando a desarrollar una anorexia.
Las señales de alarma son aquellos comportamientos que pueden estar relacionados con la posible existencia de un trastorno de la conducta alimentaria (TCA). No se tratan de criterios diagnósticos y, por tanto, no confirman la enfermedad. Para diagnosticarla es indispensable que la persona que parece estar sufriéndola sea evaluada por profesionales de la salud mental. Pero a pesar de no ser válidos para diagnosticar un TCA, son señales que pueden informarnos sobre la presencia de la enfermedad, de modo que es recomendable que ante estas señales se consulte con un equipo de profesionales.

Indicadores para detectar la anorexia
  • Las cantidades de alimentos son cada vez más pequeñas.
  • Evita las comidas familiares, argumentando que tiene que estudiar, que le duele la cabeza o el estómago o que ya ha comido fuera.
  • Su humor empieza a cambiar. Se irrita con facilidad. Alterna cambios de ánimo que van de la depresión a la euforia.
  • La pérdida de peso empieza a ser aparente y no existe una causa concreta que lo justifique.
  • Aumenta su actividad física, deporte y está siempre activa.
  • Desea preparar la comida y cocina para toda la familia.
  • Empieza a poseer un elevado conocimiento de los alimentos, su valor nutricional, sus calorías, etc.
  • Niega incesantemente que tenga un problema con la alimentación.
  • Se aísla cada vez más de la familia y amigos.
  • Duerme poco y su capacidad de concentración disminuye.
  • Nunca reconoce que está adelgazando, y asegura que está gorda/o.
  • Cada vez que come va al baño.
  • Juega con el plato y desmenuza los alimentos.
  • Empieza a restringir su alimentación, evitando cierto tipo de alimentos considerados calóricos.
Signos de alerta

Los padres lo pueden notar en detalles como:
  • Pérdida de peso inexplicada.
  • Ausencia o pérdida de menstruación en adolescentes (más de tres ciclos consecutivos).
  • Preocupación excesiva por perder peso en personas que ya están delgadas.
  • Mayor frecuencia de sensación de frío en comparación con otros compañeros.
  • Cambio en hábitos de vestimenta (ropa muy amplia), así como de horarios.
  • Modificación de los hábitos alimentarios.
  • Distorsión de la imagen corporal (jóvenes que se ven gordos, pero no lo están).
  • Tienen un miedo exagerado a engordar y lo reconocen abiertamente.
  • Están muy pendientes de los portales de información nutricional.
  • Uso de dietas muy restrictivas.
  • Evitan comer en público.
  • Beben agua excesivamente (para generar sensación de plenitud).
  • Negativa a mantener su peso adecuado.
  • Hacer deporte de manera compulsiva.
  • Personalidad muy perfeccionista. Jóvenes muy brillantes y con un excelente rendimiento académico.
  • Baja autoestima.
  • Tristeza porque sufren. Pasan de ser chicos felices e integrados a estar tristes e irascibles.
  • Pérdida de las amistades habituales.
  • Mienten para esconder su sintomatología.
Si tu hija(o) tiene anorexia o bulimia, hay algunas cosas que puedes hacer ayudarle a superar el trastorno siendo un apoyo para ella/el:
  • Lee sobre los trastornos de la alimentación, cuanto más sepas mejor entenderás con que estás tratando.
  • Demuéstrale tu amor por ella y que siempre estarás ahí para lo que necesite.
  • Sugiere actividades que pueda hacer y que no involucren la comida, como salir con sus amigas…
  • Pregúntale que puedes hacer para ayudarle.
  • Intenta ser honesto/a sobre tus propios sentimientos, eso le animará a hacer lo mismo con los suyos.
  • Trata de ser un modelo a seguir en el tema de la alimentación mediante una dieta balanceada y la práctica de ejercicio físico de forma adecuada.
  • Intenta que recupere su confianza en sí misma, por ejemplo, refuérzale o felicítale cuando vaya realizando avances en la alimentación, en el ámbito educativo…
Durante el tratamiento e intervención de la anorexia o bulimia, las comidas pueden ser momentos muy complicados, algunos consejos que te pueden ayudar son:
  • Si tu hija(o) está a tratamiento, pide consejo a los especialistas para afrontar las comidas de forma adecuada.
  • Sugiere a tu hija(o) que vaya a hacer la compra contigo y acuerda con ella las comidas.
  • Acuerda con la familia que nadie debe hablar de número de calorías, grasas presentes en determinados alimentos, etc.
  • Intenta crear una atmósfera positiva durante las comidas.
  • Si tu hija(o) intenta ayudar en la preparación de los alimentos para así continuar controlando la alimentación, pídele amablemente que permanezca sentada en la mesa o que realice otra tarea.
  • Intenta no focalizar la atención en ella/el durante la comida, disfruta tu propia comida y trata de crear una conversación distendida.
  • Sugerir una actividad después de comer como ver la tele, puede ayudarle a distraer su atención de realizar conductas purgativas.
  • No te desesperes si al principio la comida no va bien, es un proceso lento.
El tratamiento psicológico de los trastornos de la conducta alimentaria incluye cada vez más, y en la medida que resulte posible, la implicación de la familia en el proceso terapéutico dado los buenos resultados de estas intervenciones familiares.

¿Por qué funcionan las intervenciones con familiares de pacientes que sufren una patología mental?
  • Mejora el conocimiento de la enfermedad y del tratamiento
  • Constituye el anclaje fundamental para disminuir el desajuste y/o desgaste que la enfermedad produce en la dinámica familiar
  • Optimiza la implicación de la familia en el proceso terapéutico
  • Facilita estrategias para afrontar las dificultades de la vida diaria
Los factores de riesgo son aquellos que facilitan la aparición de los trastornos de la conducta alimentaria. Pueden ser factores individuales, grupales y sociales. La combinación de estos diferentes factores de riesgo puede provocar el desarrollo y mantenimiento de la enfermedad.

Nota: Si él/ella se resiste a ser ayudado/a o bien niega el problema, es posible que no se trate de esto ya que puede ser que no esté preparado/a para admitir que tiene un problema. No le ayudes a negarlo con tu silencio. Háblale de las cosas que observas y que te preocupan. No puedes obligarle a buscar ayuda, pero puedes hacerle saber a dónde puede dirigirse o llamar para pedir información, hasta puedes sugerirle que empiece por hacerse un examen médico. Reafírmale que estás dispuesto/a a hablar del problema, pero solo si quiere y en el momento que considere oportuno. No te pelees por el tema de la comida o el peso. Sugiere ayuda profesional.

Acabar con los estigmas de la enfermedad y sensibilizar a los más jóvenes, es cosa de todos, sobre todo desde la prevención de conductas de riesgo y además, recuerda que estos trastornos se pueden superar si se sigue un tratamiento especializado.




Red

martes, 11 de diciembre de 2018

La Negligencia Emocional Sufrida en la Infancia Crea Adultos Poco Asertivos

La asertividad es una competencia esencial para la vida. No solo nos evitará numerosos problemas en el ámbito de las relaciones interpersonales sino que también nos permitirá perder menos la paciencia y vivir de manera más equilibrada y relajada. 
De hecho, Anthony Robbins afirmó que "la forma en que nos comunicamos con los demás y con nosotros mismos, en última instancia, determina la calidad de nuestras vidas".

La asertividad no es más que la capacidad para hacer valer nuestros derechos con claridad de manera adecuada, sin ser demasiado pasivos ni muy agresivos, respetando a su vez los derechos de los demás. Sin embargo, aunque parece muy sencillo, ponerla en práctica es un poco más complicado. De hecho, la mayoría de las personas que nos rodean no son asertivas, o lo son en muy poca medida. 

¿Por qué?

En muchos casos la razón se encuentra en su infancia. Si hemos crecido en un hogar donde se practicaba la negligencia emocional, donde las emociones eran ignoradas o incluso castigadas, simplemente no hemos tenido la oportunidad de desarrollar la asertividad.

Tus 10 derechos asertivos
  1. Tienes derecho a juzgar tu propio comportamiento, pensamientos y emociones, así como asumir la responsabilidad por ellos.
  2. Tienes derecho a no ofrecer excusas ni explicaciones por tus decisiones.
  3. Tienes derecho a decidir si asumes la responsabilidad de resolver los problemas de los demás.
  4. Tienes derecho a cambiar de opinión.
  5. Tienes derecho a cometer errores, y asumir las consecuencias.
  6. Tienes derecho a decir “no lo sé”.
  7. Tienes derecho a actuar independientemente de la “buena voluntad” de los demás.
  8. Tienes derecho a tomar decisiones ilógicas.
  9. Tienes derecho a decir “no lo entiendo”.
  10. Tienes derecho a decir “no me interesa”.
Sin embargo, las personas cuyos padres pensaban que expresar las emociones era algo negativo, probablemente no serán conscientes de sus derechos. Si tus padres ignoraban o incluso castigaban tus expresiones emocionales, te habrá llegado el mensaje de que tus sentimientos, emociones y necesidades no cuentan. Por tanto, quizá a menudo te descubres diciéndote frases como: “no hables de cosas negativas”, “no puedes dejar que los demás sepan cómo te sientes o qué piensas en realidad” o “no provoques alteraciones”. Estas frases seguramente provienen del discurso de tus padres, pero se han enquistado tanto en tu inconsciente que siguen determinando tu comportamiento, aunque hayas crecido.

Los resultados de la negligencia emocional en la adultez

La negligencia emocional es la incapacidad para responder adecuadamente a las necesidades emocionales de los niños. De hecho, una de las tareas fundamentales de los padres es, precisamente, validar las emociones de sus hijos y enseñarles a encauzarlas de la manera más adecuada. Los padres son el modelo emocional de sus hijos, son las personas en quienes estos se reflejan y buscan apoyo cuando se encuentran desorientados.

Si los padres no son capaces de reconocer esas emociones o cuando estas afloran les restan importancia a través de frases como “no hay motivos para llorar” o “no ha pasado nada”, le estarán diciendo al niño que su reacción, que es completamente normal y comprensible, no es adecuada. Como resultado, ese pequeño no sabrá qué hacer, por lo que se convertirá en un adulto que:
  • No confía en sus emociones e instinto, ya que le han enseñado a ocultarlos e ignorarlos.
  • Tiene dificultades para reconocer sus emociones y sentimientos ya que nunca fueron validados.
  • Tiene problemas para expresar de forma asertiva sus emociones, por lo que asume posturas extremas: permite que los demás le pisoteen o se muestra muy agresivo.
  • Desarrolla una baja autoestima pues cree que no es digno de ser amado.
  • Experimenta sentimientos de culpabilidad y cree que no tiene derecho a ser él mismo.
Las bases para desarrollar la asertividad en cualquier etapa de la vida
  • Aprender a reconocer las emociones propias y etiquetarlas. Saber exactamente cómo te sientes y por qué te ayudará a gestionar mejor esas emociones, de manera más asertiva.
  • Ser consciente de tus derechos como persona, sabiendo que mereces ser tratado con respeto. Y ser consciente de que los demás merecen lo mismo.
  • Valorar las opiniones de los demás, sabiendo que podemos disentir sin juzgar ni menospreciar al otro. Y exigir lo mismo a cambio.
  • Desarrollar una autoestima sana, comprendiendo que los errores no disminuyen tu valía sino que son oportunidades para crecer. De esta forma no te sentirás amenazado por los demás y no responderás de manera agresiva ni dejarás que te pisoteen.
Por supuesto, también será de gran ayuda aprender algunas técnicas asertivas, para lidiar con las situaciones más complicadas.

En el caso de los niños, para desarrollar la asertividad es fundamental que los padres aprendan a respetar su individualidad y sus opiniones, aunque puedan parecer infantiles o poco prácticas. Estas preguntas podrán obrar milagros para educar a un niño seguro y asertivo:
  1. ¿Qué piensas?
  2. ¿Cómo te sientes?
  3. ¿Qué necesitas?
  4. ¿Qué tienes que decir?
De esta manera los niños aprenderán a:
  • Descubrir lo que sienten y necesitan.
  • Saber que sus emociones y necesidades son importantes
  • Expresar sus emociones y necesidades de manera que la otra persona les respete.

Fuente: DC

jueves, 29 de noviembre de 2018

¿Cómo Mejorar la Atención en los Niños?

El proceso de atención es algo complejo y en numerosas ocasiones los niños y niñas se distraen con demasiada frecuencia, lo cual supone una gran barrera para su aprendizaje y rendimiento. Estas son algunas claves para mejorar su atención.
Ejercicios de atención sostenida

Realizar este tipo de actividades busca que los niños logren focalizar su atención por periodos de tiempo específicos y que logren concluir con la tarea propuesta. Los rompecabezas, laberintos, sopas de letras, buscar diferencias, colorear, son actividades que pueden contribuir a captar la atención de nuestros estudiantes, siempre y cuando la motivación sea la adecuada.

Es importante recordar que los niños con problemas de atención, generalmente, son rechazados debido a su dificultad por lograr terminar un juego o un trabajo en equipo, así que al realizar este tipo de actividades es importante incentivarlos, sobre todo con palabras de afecto que les permita sentirse queridos, aceptados para que comprendan que terminar una tarea iniciada es satisfactorio, ya que los puede llevar a alcanzar los objetivos propuestos, como pasar determinada asignatura.

Actividades de atención dispersa

Estas buscan que niños y jóvenes realicen varias tareas al tiempo sin descuidar ninguna, como cantar y palmotear las manos al mismo tiempo o realizar movimientos coordinados con las extremidades en distintas orientaciones, estas actividades lograran mantener su atención hasta lograrlo y pueden ser utilizadas como herramientas educativas en todas las asignaturas, si el docente logra enfocarlas correctamente.

Recordemos que parte de la labor de los padres es estar en contacto con el proceso educativo de los niños, por tanto cuando se identifiquen las actividades que más le favorecen, se debe establecer un contacto con los docentes, ya que trabajando juntos mediante un seguimiento constante se podrá evidenciar el progreso en los distintos ámbitos de su vida.

Para facilitar el aprendizaje es necesario ayudar a niños y niñas a dirigir su atención y evitar los estímulos distractores. De esta manera conseguiremos que se concentren en la tarea o contenido concreto que tienen que aprender y, como consecuencia mejoraran su rendimiento. Entrenarles para que sean capaces de dirigir su atención se convierte en una necesidad educativa que no podemos eludir, en una necesidad que supone abrirles las puertas al aprendizaje, a través del control de la focalización de su mente

Crear el hábito para mantener la atención

Observa y conoce al niño en cuestión. Prepararlo para centrar la atención. Para ello puede ser útil alguna técnica de relajación, meditación, etcétera. Encuentra y crea un espacio para poder trabajar la atención. Prepara una tabla con los tiempos y objetivos y marcarlos. Comienza con actividades que le interesen o puedan resultar motivadoras, requieren estar sentado y mantener su atención sostenida. A medida que vayamos aumentando el tiempo, organiza sus tareas y ayúdale a organizarlas. Cuida los determinantes de la atención.

Se sugiere:
  1. Ordenes claras: No es lo mismo dar una orden a un niño que tiene problemas de atención a uno que no, por eso las órdenes deben ser dadas por partes, mirándolos a los ojos y asegurándose de que esté entendiendo la instrucción.
  2. Apoyo escolar: Cuando un niño tiene algún retraso escolar por falta de comprensión de las temáticas debido a su bajo nivel de atención, es necesario individualizar los procesos, haciendo acompañamientos académicos y psicopedagógicos que brinden herramientas para ayudarlo a alcanzar la atención y la confianza que necesita, con el fin de lograr el control de su concentración, sin suturarlo y sin generar dependencia por el acompañamiento continuo.
  3. Apoyo psicológico: Los niños que padecen problemas de atención generan altos episodios de estrés, desmotivación y frustración, y pueden llegar a sufrir de depresión y de baja autoestima en la adolescencia, por la gran cantidad de críticas que padecen por no hacer las cosas bien, así que lo mejor es siempre ir acompañado de un profesional en la materia que logre guiarlos a ellos y a su círculo social correctamente.
  4. Hacer deporte: Cualquier deporte requiere de la atención necesaria para lograr entenderlo y poder practicarlo, así que si a nuestro niño con atención dispersa le interesa alguno, hay que darle la oportunidad de practicarlo, guiado por un entrenador que utilice la práctica constante como una vía para contribuir con el desarrollo social-atencional del niño.
  5. Informarnos sobre el tema: Entre mayor conocimiento de la sintomatología, diagnóstico y tratamiento del déficit de atención, ya sea con hiperactividad o no, podrá ayudar a padres y maestros a enfrentar correctamente las situaciones sin caer en el error de creerlos incapaces de lograr todas aquellas metas que se proponen a lo largo de su vida.
En niños con déficit de atención, ten precaución con:
  • Excesiva Televisión: Estudios especializados han revelado que la violencia, el exceso de publicidad y programas no educativos que se trasmiten por la tv, pueden tener un impacto negativo en el niño, puesto que el cerebro de éste no cuenta con suficientes sustancias que le ayudan a bloquear y seleccionar el contenido que ve, por tanto todo lo que observa en la televisión es grabado en su memoria.
  • Videojuegos: Investigaciones demuestran que éstos reducen la línea base de la actividad del cerebro, lo que hace que el niño esté hiper-enfocado en esta actividad, lo que puede ocasionar adicciones y que el niño no tenga límites razonables entre la realidad y lo virtual. Además, estos momentos del día son pasivos y le quitan tiempo al niño para aprender habilidades y desarrollarse de una forma positiva en cuanto al TDA. Efectivamente, la tv y los videojuegos pueden dificultarle al niño la mejora de su aprendizaje y las habilidades sociales a la vez que trunca el desarrollo de su capacidad cerebral.
A medida que los niños crecen, su capacidad de atención mejora, pero la concentración no es sólo cosa de la edad, también se puede ejercitar y mejorar.

Te presento algunos ejercicios muy prácticos para que las distracciones de tu hijo ya no sean un problema sin solución:
  1. Juegos y ejercicios para mejorar la concentración
  2. Los rompecabezas son un excelente ejercicio de observación que exige una gran concentración al mirar las piezas.
  3. Copiar dibujos implica fijarse mucho en los detalles.
  4. Los dibujos con números le obligan a fijarse y unir las líneas o colorear de acuerdo a lo indicado.
  5. Los juegos de  memoria o juegos de parejas también requieren mucha atención
  6. Los juegos de buscar diferencias ejercitan la atención sostenida.
  7. Relacionar textos con dibujos o colocar una tira cómica en el orden adecuado es divertido y ayuda a la concentración.
  8. Aprender la letra de canciones o poemas es también un buen entrenamiento.
  9. Las sopas de letras también se resuelven con mucha atención.
  10. Los laberintos son divertidos y necesitan atención e inteligencia espacial.
  11. Los mándalas para colorear son un excelente ejercicio de concentración.
  12. Los dibujos abstractos muy complejos, con muchas casillas pequeñas.
Algunos juegos para mejorar la atención:
  1. Los dos objetos. Pide a tu hijo que mire fijamente un objeto que tenga delante. Sin mover la cabeza, debe mirar al cabo de unos segundos un segundo objeto, separado del primero. Debes pedirle que mire de nuevo el primer objeto por cinco segundos y después, moviendo solo los ojos, el segundo objeto. Al cabo de unos segundos, le debe mirar los dos objetos a la vez. Su atención tendrá que centrarse en dos objetos a la vez. Al principio le costará, pero seguramente, concentrándose en un punto intermedio, lo consiga. Este mismo ejercicio se puede hacer con los sonidos. Puedes pedirle que intente centrarse en el sonido de la televisión, y tener cerca la radio. Después, que se centre en lo que dice la radio. Al final, debe intentar escuchar los dos sonidos a la vez.
  2. Multitareas. Pide a tu hijo que trace círculos en el aire con la mano izquierda. En cuanto los haga, debe apuntar en una libreta los números del 1 al 10. En cuanto termine, debe levantarse y bailar una canción. Las tareas cortas, una detrás de otra, hace que el niño se concentre en cada una de ellas y preste atención, ya que son tareas que no dejan de sorprenderle y aportan diversión.
  3. Detective de sonidos. Pide a tu hijo que cierre los ojos y respire profundamente tres veces. Sin abrir los ojos, debe escuchar todos los sonidos que sea capaz de escuchar. Ayúdale pidiendo que intente escuchar sonidos de otras habitaciones o incluso de la calle. Tu hijo se dará cuenta de que cuando se concentra, es capaz de descubrir estímulos nuevos sorprendentes.
  4. Zoom. En su habitación o en otra habitación, pide a tu hijo que centre la mirada en un punto que tenga en frente. Debe centrarse en un objeto en particular. Sin mover la cabeza, debe intentar ver cada vez más objetos. Esto lo conseguirá ampliando su campo visual. Su atención irá abarcando cada vez más objetos.
  5. Jugando con la fantasía. Enseña a tu hijo un objeto y juega con él y su fantasía. ¿Para qué podría servir el objeto? Por ejemplo: muéstrale un globo. ¿Para qué podría servir? ¿De papelera? ¿Para forrar un lapicero? Haz lo mismo con otros objetos.
  6. La punta de la nariz. Pide a tu hijo que se siente en una silla, con la espalda recta y la mirada al frente. Pídele que, sin mover la cabeza, vaya mirándose la punta de la nariz. Deberá bajar los ojos y 'ponerse bizco'. Esto obligará a los músculos de los ojos concentrarse. A tu hijo este juego le hará gracia, y aunque se divierta, y sin que se de cuenta, estará practicando la atención.
  7. Stop. Este juego es similar al popular juego de la 'estatua', pero con pequeños añadidos. Debes poner música y pedir a tu hijo que se mueva por la habitación, pero a la vez que se mueve, debe pensar en algo, lo que quiera. Cuando se pare la música, debes decir 'stop', y en ese momento, tu hijo debe detener y decir en voz alta una palabra relacionada con los que está pensando. Por ejemplo: si tu hijo está andando y piensa en lo que le gustaría estar jugando al fútbol con sus amigos en ese momento, al pararse debe decir: 'fútbol'. Al comenzar a andar de nuevo, debe cambiar el pensamiento.
Nota: Los juegos interactivos (on line) son muy divertidos, muy fáciles y ayudan a mejorar la atención y concentración en los niños.

En general, todos los juegos de mesa como naipes, dominó, juego de la oca, unen la diversión con la obligación de concentrarse durante largos periodos.

Como verás, regañar no es la única ni tampoco la mejor opción para mejorar la atención en los niños. Lo recomendable es comenzar a trabajar con los niños desde muy temprano para que luego su dinámica escolar sea más sencilla.

Compilador

martes, 13 de noviembre de 2018

Trastorno Afectivo Estacional

¿Qué es?

En estaciones del año como otoño e invierno, la sensibilidad a los cambios estacionales y la reducción de luz solar pueden afectarnos tanto físicamente como anímicamente. Este cuadro clínico se conoce como Trastorno Afectivo Estacional (TAE). Cursa con síntomas de distimia (bajo estado de ánimo), irritabilidad y alteraciones del sueño, que suelen remitir con el cambio de estación, cuando aparece el buen tiempo y los días son más largos.
¿A quién afecta?

El TAE se presenta aproximadamente en 6 de cada 100 personas. Aunque puede presentarse durante la niñez y al inicio de la adolescencia, es más común en los adolescentes mayores y al inicio de la etapa adulta, comenzando normalmente poco después de los 20 años. Como otras formas de depresión, las mujeres tienen una probabilidad 4 veces mayor de desarrollar TAE que los hombres, los mismo que las personas con parientes que han experimentado depresión. Además, la biología, la química cerebral, los antecedentes familiares, el medio ambiente y las experiencias de vida individuales pueden hacer que ciertas personas tengan más propensión a desarrollar TAE y otras formas de depresión. Estudios abalan que el 15% de la población general padece este trastorno.

Causas

Se desconoce la causa concreta de este trastorno, pero los estudios actuales lo relacionan con dos factores fundamentales:
  • La luz ambiental
  • La regulación hormonal
Aunque se han estudiado diversas teorías, los investigadores en este campo coinciden que la aparición de esta bajada del estado anímico es desencadenada por la respuesta del cerebro a la disminución de la luz natural. Concretamente, se le ha relacionado con hormonas clave tales como la melatonina y la serotonina que ayudan a regular los ciclos del sueño-alerta, la energía, y el estado anímico. Los días más cortos y el incremento de las horas de oscuridad en otoño y del invierno pueden causar un aumento de los niveles de melatonina y una disminución de los niveles de serotonina, pudiendo así crear condiciones biológicas para un bajo estado anímico.

Explicación: La melatonina es una hormona que se encuentra de forma natural en el cuerpo humano cuya función principal es regular los ciclos de sueño y vigilia, antioxidante, combate los radicales libres y está estrechamente vinculada al estado de ánimo. Nuestros niveles naturales de melatonina comienzan a aumentar por la tarde, se mantienen altos durante casi toda la noche y disminuyen cuando sale el sol. Con la serotonina, ocurre lo contrario, ya que ésta aumentará cuando la persona esté expuesta a la luz solar por lo que en invierno estos niveles suelen ser más bajos y ello está asociado a la tristeza e incluso a la depresión. La luz natural activa la serotonina, la dopamina y la noradrenalina, todos ellos son neurotransmisores encargados de estimular las neuronas o células cerebrales. Si estos neurotransmisores no reciben suficiente luz solar, su actividad disminuye siendo deficitaria la transmisión de mensajes químicos intercelulares. Ello puede provocar tristeza, irritabilidad y en algunos casos incluso un cuadro depresivo. La luz solar también controla la glándula pineal, que segrega melatonina, hormona responsable de las emociones y del control biológico del organismo según sea de día o de noche, así como en los cambios de estación. Por ello si la luz disminuye, como ocurre en otoño e invierno, pueden aparecer desequilibrios hormonales que nos afectan de forma directa a nuestro estado anímico.

Los síntomas del TAE pueden ser:
  • Tristeza, desesperanza, irritabilidad y ansiedad
  • Aumento de sueño
  • Aislamiento social
  • Fatiga
  • Reducción del ejercicio físico, movimientos lentos
  • Problemas físicos, como dolores de cabeza
  • Menor tolerancia a la frustración (mayor sensibilidad a lo negativo)
  • Pérdida de interés en el trabajo y otras actividades
  • Cambios en la dieta, normalmente asociados con una mayor ingesta calórica.
Nota: Estos leves síntomas pueden deberse no sólo a la reducción de luz solar, sino a una sensibilidad a los cambios estacionales.

En los casos de depresión de invierno, los síntomas más comunes son: cambios en el apetito, aumento de peso, fatiga, somnolencia (poco común en otros tipos de depresión), desesperación, irritabilidad, ansiedad y anhedonía.  En la depresión de verano existe falta de apetito, pérdida de peso, insomnio, irritabilidad y ansiedad.​

¿Cómo combatir el estrés estacional?
  1. Dieta variada y equilibrada.
  2. Los hidratos de carbono, principal fuente de energía que proporciona glucosa, son indispensables para el sistema nervioso.
  3. También ciertos aminoácidos como el triptófano aumentan la producción de serotonina y tiroxina, para ello se amplían en la dieta, la Vitamina B y el Magnesio que pueden ser también un buen complemento en las estaciones otoñales e invernales.
  4. Ejercicio físico de día, a poder ser expuesto al sol.
  5. Mantener una vida social activa.
  6. Establecer unos buenos hábitos de sueño.
  7. Pasear al aire libre.
  8. Reír más y ocuparse en actividades creativas.
  9. Suplementación con melatonina.
  10. En casos más acusados donde los síntomas sean más marcados luminoterapia, psicoterapia y/o farmacoterapia.
¿Cuál es el tratamiento para el trastorno afectivo estacional?

El tratamiento se basa en antidepresivos, psicoterapia y fototerapia. Esta última es para que el cuerpo reciba el balance de luz normal que necesita y por tanto todas las vitaminas se vuelvan a desarrollar en el organismo. Por otra parte los síntomas psíquicos también deben ser tratados para no derivar en una depresión severa que impida el funcionamiento cotidiano de la persona.

Nota: Se ha comprobado que la exposición repetida a luces brillantes (como el caso de lámparas fluorescentes) es efectiva como tratamiento, probablemente por la implicación de la luz en la restauración de los niveles de serotonina.

Como prevención, quiero recordar a aquellas personas que han padecido durante el curso de su vida depresión, ansiedad y otros trastornos afectivos, que los síntomas de bajo estado de ánimo estacional pueden desencadenar cierto temor a recaídas. Si tales síntomas se agravan o bien persisten en el tiempo, recomiendo consultar con su especialista.




lunes, 12 de noviembre de 2018

Drogas en el Embarazo

Cuando está embarazada, es importante que preste atención a lo que pone en su cuerpo. Consumo de drogas ilegales no es seguro para el feto o la madre. 
Los estudios han demostrado que el consumo de drogas ilegales durante el embarazo puede resultar en aborto espontáneo, bajo peso al nacer, parto prematuro, desprendimiento prematuro de placenta, muerte fetal e incluso muerte materna.

Nota: Si está embarazada y está consumiendo cualquiera de estas sustancias, busque ayuda.

Lo que hacen:
  1. Tabaco. Fumar durante el embarazo traspasa nicotina, monóxido de carbono y otras sustancias dañinas al bebé. Esto puede causar muchos problemas para el desarrollo del feto. Aumenta el riesgo de que su bebé nazca con bajo peso, prematuro o con defectos congénitos. Fumar también puede afectar a los bebés después de nacer. Podría estar en mayor riesgo de desarrollar enfermedades como asma u obesidad. También puede tener mayor riesgo de morir de síndrome de muerte súbita. Disminuye los movimientos respiratorios fetales, altera la frecuencia cardíaca y representa un mayor riesgo de parto prematuro y de abortos espontáneos, así como de retardo del crecimiento fetal.
  2. Marihuana. Los estudios sobre su consumo por embarazadas no aportan datos concluyentes, ya que esta droga siempre se usa en combinación con tabaco y alcohol; sin embargo, puede estar relacionada con bajo peso al nacer y parto prematuro. Provoca que llegue menos oxígeno y nutrientes al feto, por lo que es común que nazca con un alto riesgo de desarrollar desórdenes de atención y problemas de aprendizaje que no pueden ser detectados hasta la edad escolar.
  3. Alcohol. Se registra desde un ligero a grave retraso mental, distracción, falta de concentración, retraso al hablar, problemas para oír o ver, problemas al relacionarse con otras personas y en controlar su comportamiento.
  4. Inhalables. El solvente orgánico utilizado en pinturas y pegamentos industriales causa deformidades semejantes a las ocasionadas por el alcohol.
  5. PCP Y LSD. Uso de PCP durante el embarazo puede llevar a bajo peso al nacer, control muscular deficiente, daño cerebral y síndrome de abstinencia si se utiliza con frecuencia. Los síntomas de abstinencia incluyen letargo que alterna con temblores. LSD puede provocar defectos de nacimiento si se usa con frecuencia.
  6. Cocaína. Reduce el apetito de la madre y causa contracción de los vasos sanguíneos; en consecuencia, se perjudica el desarrollo del feto y existe mayor posibilidad de parto prematuro o de que la placenta se separe de la pared del útero, causando hemorragia. Interfiere con el flujo de oxígeno y nutrientes que recibe el feto. Al nacer suelen tener un peso y tamaño mucho menor que el que tendría un bebé cuya madre no consumió drogas en el embarazo. Además, tienden a tener la cabeza más pequeña, lo que puede indicar que el cerebro también lo es.
  7. Heroína. Puede causar nacimiento prematuro, escaso desarrollo fetal, problemas neurológicos y de comportamiento e, incluso, la muerte del bebé. Los pequeños desarrollan la adicción desde que están en el vientre, por lo que durante los primeros días o semanas de nacimiento presentan síndrome de abstinencia, que causa irritabilidad, disminución de los estados de alerta, temblores, movimientos anormales, hipertonía (tensión exagerada del tono muscular) y alteraciones del sueño. Durante el primer año de vida son frecuentes los trastornos de coordinación motora y altos niveles de actividad, además de poco auto-control.
  8. Metanfetaminas. Elevan la presión arterial de la mujer y su ritmo cardíaco, lo que puede derivar en daño cerebral en el feto, nacimiento prematuro, crecimiento lento y aborto espontáneo.
  9. Abuso de medicamentos recetados. Si está tomando medicamentos recetados, siga cuidadosamente las instrucciones de su proveedor de atención médica. Puede ser peligroso tomar más dosis que lo debido, usarlos para drogarse o tomar los medicamentos de otra persona. Por ejemplo, el uso indebido de opioides puede causar defectos congénitos, abstinencia en el bebé o incluso la pérdida del bebé.
Casi todas las mujeres deben cambiar su estilo de vida durante el embarazo, lo que en algunos casos sólo requiere actividad física y dieta equilibrada.

Hacer frente a una adicción requiere de varios factores como la decisión para superarla, el apoyo de los seres queridos y de manera fundamental, recibir atención especializada. Si bien el panorama se ensombrece cuando existe alguna adicción, es posible seguir tratamiento de desintoxicación y control prenatal estricto para que la gestación sea lo más sana posible.


Articulo para revisión: www.mysu.org.uy/wp-content/uploads/2015/07/Consumo-de-drogas-durante-el-embarazo-Revision-MSP.pdf

martes, 6 de noviembre de 2018

Recomendaciones para Fomentar la Salud Mental de los Niños: Consejos para Padres y Educadores

Los problemas de salud mental en niños y adolescentes han aumentado en los últimos años, manifestándose en edades cada vez más tempranas.
En su empeño de fomentar la salud mental en el ámbito escolar, la Asociación de Psicólogos Educativos de EE.UU. (National Association of School Psychologists. NASP), ha elaborado un documento con una serie de recomendaciones para los padres y profesores, a tener en cuenta si se quiere fomentar la salud mental de los niños y adolescentes en el ámbito educativo:
  1. Crear un sentido de pertenencia. Crear relaciones sólidas y positivas entre los estudiantes, los profesores y los padres es importante para promover el bienestar. Sentirse aceptado por los demás y confiar en los compañeros y en ellos mismos, es fundamental para una buena adaptación.
  2. Promover la resiliencia. Las adversidades forman parte de la vida y ser resiliente es importante para superar los desafíos y tener una buena salud mental. Sentirse que forman parte de la escuela, ayudar a los demás y enfrentar con éxito situaciones difíciles pueden contribuir a fomentar la resiliencia.
  3. Desarrollar competencias. Los niños necesitan saber que pueden superar los desafíos y lograr los objetivos a través de sus acciones. Lograr un buen rendimiento académico, así como desarrollar talentos e intereses individuales, les ayuda a sentirse competentes y más capaces de manejar el estrés positivamente. La competencia social, es decir tener amigos y relaciones cercanas, puede ayudar a mejorar el bienestar mental.
  4. Asegurar un ambiente escolar positivo y seguro. Sentirse seguro en la escuela es fundamental para el aprendizaje y para la salud mental de los estudiantes. Hay que promover conductas positivas como el respeto y la responsabilidad, así como prevenir conductas negativas como la intimidación y el acoso. Para ello hay que proporcionar reglas de conducta comprensibles y prácticas de disciplina justas. Hay que enseñar a los niños a trabajar juntos para enfrentarse a las dificultades, animándoles a acercarse a los niños más solitarios.
  5. Enseñar y fomentar la toma de decisiones. Conviene trabajar las habilidades sociales, la resolución de problemas y la resolución de conflictos para tener una buena salud mental. Si se consigue que tengan experiencias exitosas, se consigue reforzar los comportamientos positivos y tenderán a repetirlos.
  6. Animar a ayudar a otros. Las conductas prosociales desarrollan la autoestima, fomentan la conexión y refuerzan la responsabilidad personal. Ayudar a los demás hace que se sientan parte del entorno.
  7. Fomentar la buena salud física. Una buena salud física respalda una buena salud mental. Hábitos alimenticios saludables, ejercicio regular y pautas de descanso adecuadas, protegen a los niños contra el estrés de las situaciones difíciles. El ejercicio también ayuda a reducir las emociones negativas, como la ansiedad, la ira o la depresión.
  8. Educar a los profesores, padres y estudiantes sobre los síntomas más habituales de los problemas de salud mental. La información ayuda a romper el estigma que hay en torno a la salud mental y permite reconocer cuándo tienen que pedir ayuda. Profesionales de la salud mental infantil pueden proporcionar información útil sobre los síntomas de problemas como la depresión o el riesgo de suicidio (como por ejemplo: cambio de hábitos, retraimiento, disminución del rendimiento académico o aumento de quejas físicas).
  9. Asegurar el acceso a servicios de salud mental en la escuela. Proporcionar servicios de salud mental para estudiantes que van desde la promoción del bienestar, hasta la evaluación e intervención tempranas, intervención en crisis, asesoramiento o derivación a otros servicios.
  10. Proporcionar servicios de salud mental. Los servicios de salud mental escolar deberían ser parte de un continuo de atención a la salud de los niños y los adolescentes.
  11. Establecer un equipo de respuesta en crisis. Estar preparado para responder a una crisis es importante para salvaguardar el estado mental y físico de los estudiantes. Además de la seguridad, se debe proporcionar servicios de prevención, intervención y post-intervención en salud mental.
Se destaca la importancia de prevenir y detectar precozmente las dificultades, y subrayo la necesidad de realizar una atención integral del niño y adolescente, abordando la prevención “desde la corriente psicoterapéutica y psicoeducativa”. 

En lo que al tratamiento se refiere, nosotros los profesionales proponemos que la atención sea más individualizada, interdisciplinaria y especializada, y recalcar la importancia de “dar voz” a los niños e implicar a la familia en los tratamientos, dotando a esta última de herramientas que les permitan afrontar las dificultades asociadas a los procesos de sus hijos.


Fuente: Supporting Children’s Mental Health: Tips for Parents and Educators

martes, 30 de octubre de 2018

Enfermedades Mentales: la Detección Precoz, Clave en el Tratamiento

Una de cada cuatro personas experimenta a lo largo de su vida un trastorno mental común.
Pero, ¿qué es la salud mental? Se trata de "un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad". Por lo tanto, siguiendo esta línea, se destaca que las enfermedades o trastornos mentales dificultan la adaptación de quienes los padecen "al entorno cultural y social en que viven y crean alguna forma de malestar subjetivo".

En la actualidad, la OMS ha determinado 400 tipos distintos de enfermedades y problemas de salud mental, y todos presentan distintas manifestaciones. Sin embargo, y a pesar de esta importante cantidad de afecciones, todas ellas se caracterizan por una combinación de alteraciones tanto del pensamiento, como de la percepción, las emociones, la conducta y las relaciones con los demás. 

Todas ellas, se pueden agrupar en cinco grandes bloques que comprenden los Trastornos afectivos como la depresión; los Trastornos de la ansiedad como los Trastornos obsesivos compulsivos o la ansiedad, y los Trastornos psicóticos como la esquizofrenia y los Trastornos bipolares. En los otros dos bloques se encuentran los Trastornos asociados con la tercera edad, con problemas asociados a las demencias; y por último las Adicciones.

La depresión es uno de los trastornos más frecuentes, que puede afectar entre el 8% y el 15% de la población. Produce tristeza, desinterés, sentimientos de culpa y pérdida de la capacidad de disfrutar, entre otros. Puede tener su origen en algunos pacientes en un desequilibrio químico en el cerebro. La depresión en su forma más grave puede conducir al suicidio y afecta en mayor medida a las mujeres. En ocasiones la depresión puede tener relación con algún tipo de adicción.

Mientras, la ansiedad se caracteriza por la presencia de un sentimiento excesivo de preocupación, relacionado con situaciones reales. Desencadena síntomas físicos como nerviosismo, palpitaciones o desmayos, y puede desembocar en pánico.

Por otro lado enfermedades como la esquizofrenia y otro tipo de psicosis se caracterizan por anomalías del pensamiento, las emociones, el lenguaje, la percepción del yo y la conducta, y suponen un tipo de trastorno grave que suele aparecer al final de la adolescencia.

Aunque con un tratamiento farmacológico adecuado y un apoyo psicosocial, estos pacientes pueden llevar una vida productiva e integrada en la sociedad. Otro tipo de enfermedad de la salud mental es la demencia, que se caracteriza por un deterioro progresivo e irreversible de la función cognitiva. Aunque no existe un tratamiento que la cure o la revierta, si existen intervenciones que mejoran la vida de quienes padecen este tipo de trastornos y sus cuidadores y familiares.
Prevención y normalización

La OMS advierte también que cualquier individuo puede padecer algún tipo de problema o enfermedad mental. Por ejemplo, se estima que 1% de la población desarrollará alguna forma de esquizofrenia a lo largo de su vida, y en el caso de los episodios de depresión o ansiedad, algo más de un 20% de la población los ha padecido o padecerán, también en algún momento.

Pero la OMS también destaca que hay estudios que demuestran que las intervenciones de la salud pública y los programas sociales permiten promover una óptima salud mental, y prevenir los trastornos mentales y de la conducta. En base a los resultados de dichas investigaciones, la propia OMS indica que los programas psicosociales basados en las escuelas "pueden reducir la prevalencia de los trastornos de la conducta y los relacionados con el abuso de sustancias".

Por otro lado, y alineada con las actividades de prevención, las mismas investigaciones señalan que una pronta identificación de los trastornos mentales graves permite instaurar un tratamiento más eficaz y completo. Además, la mejora de la nutrición, el mayor acceso a la educación, el cuidado de la calidad del ambiente y la vivienda, y el fortalecimiento de las redes comunitarias pueden mejorar la salud mental de las poblaciones. Y es que gran parte de los problemas que sufren las personas es precisamente la falta de diagnóstico o de tratamiento.


Fuente: Levante, el Mercantil Valenciano.