Los
TCA son trastornos mentales caracterizados por un comportamiento patológico
frente a la ingesta alimentaria y una obsesión por el control de peso. Son
trastornos de origen multifactorial, originados por la interacción de
diferentes causas de origen biológico, psicológico, familiar y sociocultural.
Las
señales de alarma son aquellos comportamientos que pueden estar relacionados
con la posible existencia de un trastorno de la conducta alimentaria (TCA). No
se tratan de criterios diagnósticos y, por tanto, no confirman la enfermedad.
Para diagnosticarla es indispensable que la persona que parece estar sufriéndola
sea evaluada por profesionales de la salud mental. Pero a pesar de no ser
válidos para diagnosticar un TCA, son señales que pueden informarnos sobre la
presencia de la enfermedad, de modo que es recomendable que ante estas señales
se consulte con un equipo de profesionales.
Señales:
En
relación a la alimentación:
- Utilización injustificada de dietas restrictivas.
- Estado de preocupación constante por la comida.
- Interés exagerado por recetas de cocina.
- Sentimiento de culpa por haber comido.
- Comportamiento alimentario extraño (velocidad ingesta, comer derecho, etc).
- Levantarse de la mesa y encerrarse en el baño después de cada comida.
- Aumento de la frecuencia y cantidad de tiempo que está en el baño.
- Evitar comidas en familia.
- Rapidez con la que se acaba la comida de casa.
- Encontrar comida escondida, por ejemplo, en su habitación.
- Encontrar grandes cantidades de restos de comida, envoltorios, etc. en su habitación o en la basura.
En
relación al peso:
- Pérdida de peso injustificada.
- Miedo y rechazo exagerado al sobrepeso.
- Práctica de ejercicio físico de forma compulsiva con el único objetivo de adelgazar.
- Práctica del vómito autoinducido.
- Consumo de laxantes y diuréticos.
- Amenorrea (desaparición del ciclo menstrual durante, como mínimo, 3 mesos consecutivos) si es mujer, como síntoma debido a la desnutrición.
- Otros síntomas físicos debidos a la desnutrición: frío en las manos y pies, sequedad de la piel, estreñimiento, palidez o mareos, caída de cabello, etc.
En
relación a la imagen corporal:
- Percepción errónea de tener un cuerpo grueso.
- Intentos de esconder el cuerpo con ropa ancha.
En
relación al comportamiento:
- Alteración del rendimiento académico o laboral.
- Aislamiento progresivo.
- Aumento de la irritabilidad y agresividad.
- Aumento de los síntomas depresivos y/o la ansiedad.
- Comportamientos manipulativos y aparición de mentiras.
¿Cómo
podemos ayudar a una persona que nos preocupa?
Es
muy importante ser honesto, directo y comprensivo. Hace falta sentarse
tranquilamente y explicarle con exactitud lo que se ha notado sin ahorrar
ningún detalle. Se debe decir a la persona que realmente se está muy preocupado
por lo que sucede y se le debe hacer saber que, como te importa realmente, te
gustaría ayudarla. Se puede decir: “Me parece que, quizás, tienes un desorden
alimentario o problemas con la comida”. No la acuses, condenes ni le hagas confesar
nada; sé su puntal pero no quieras ser su terapeuta.
Sugiere
ayuda profesional. La mayoría de gente responde mejor si se le dan diferentes
opciones. Puedes ofrecerte a acompañarlo/a para obtener ayuda.
Si
él/ella se resiste a ser ayudado/a o bien niega el problema, es posible que no
se trate de esto ya que puede ser que no esté preparado/a para admitir que
tiene un problema. No le ayudes a negarlo con tu silencio. Háblale de las cosas
que observas y que te preocupan. No puedes obligarle a buscar ayuda, pero
puedes hacerle saber a dónde puede dirigirse o llamar para pedir información,
hasta puedes sugerirle que empiece por hacerse un examen médico. Reafírmale que
estás dispuesto/a a hablar del problema, pero solo si quiere y en el momento
que considere oportuno. No te pelees por el tema de la comida o el peso.
Los
amigos, los compañeros y los miembros de la familia tienden a implicarse
demasiado en los problemas de la persona afectada. Es necesario recordar que en
los trastornos alimentarios intervienen aspectos de control y si se intenta
controlar a la persona, esta siempre ganará. No se ha de intentar manipular con
sobornos, recompensas, castigos o culpabilidad. Ninguna de estas tácticas
funciona. La clave está en hacerle sentir nuestro soporte.
Tanto
si la persona está en tratamiento como si no lo está, no cometas el error de intentar cambiar su comportamiento.
Que sea él/ella quien lo haga, ya que es el único/a que puede cambiarlo. Si te
implicas en exceso, puedes enfadarte y acabar con secuelas pos cuidador, aunque sea
frustrante, esto es todo lo que puede hacer un amigo. Solo/a no podrás hacer
que la persona se cure ni tampoco has de asumir esta responsabilidad tu solo/a.
Si
consigues que la persona se responsabilice de su comportamiento, mientras la
tratas con dignidad y comprensión, es
muy probable que esta busque ayuda y empiece a cambiar.
Fuente: Asociación contra la anorexia y bulimia
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