Cientos de médicos y
psiquiatras han tratado a definir las condiciones médicas de Van Gogh durante
los años. Los siguientes son algunos de los diagnósticos mentales y físicos más
probables.
En cuanto a la
patología mental de Vincent van Gogh, distintos autores han propuesto variados
diagnósticos, entre ellos: síndrome de Menier (Arenberg y
Yasuda), intoxicación digitálica (Lee),
intoxicación
por consumo de serpentina (Bonkowsky y Gachet),
intoxicación con absenta (numerosos), epilepsia (Evensen,
Navratil y Doiteau), psicosis epiléptica
(Birnbaum, Meige y Minkowski), epilepsia temporal (Müller
y Gastaut), estado crepuscular (Riese y
Steiner), psicosis maníaco-depresiva (Perry),
esquizofrenia (Jaspers, Schilder, Kerschbaumer, Rose, Bychowshy), neurolúes
(Springer y Wilkie), neurastenia (Fels
y Uhde),
psicopatía (Bolten), tumor cerebral (Bader),
demencia frontotemporal (Miller), trastorno
esquizoafectivo (Heerlein) Porfiria Aguda Intermitente
una enfermedad hepática, hereditaria y síndrome de Asperger
o autismo (Fitzgerald).
Un análisis
pormenorizado de la correspondencia entre Vincent y Theo, así como la revisión
de los estudios llevados a cabo sobre los trastornos psicopatológicos de
Vincent nos han permitido trazar su perfil psicopatológico: sufrió varios
episodios depresivos; mostró ideas paranoides y síntomas positivos de la
esquizofrenia; no mostró síntomas negativos de la esquizofrenia; sufrió
episodios de epilepsia psicomotora, tal como se puede deducir de sus pérdidas
de memoria, de sus alucinaciones, migrañas, miedos, ansiedad y trastornos del
ritmo cardíaco; sufrió de saturnismo por intoxicación crónica de plomo; mostró
síntomas de la enfermedad de Ménière: vértigos, mareos, náuseas, tinnitus;
sufrió del síndrome de tener que sustituir a su hermano mayor fallecido e idealizado;
tuvo relaciones de tipo simbiótico con su hermano Theo.
Muchos piensan que van
Gogh era bipolar (maníaco-depresivo), por las oscilaciones que presentaba en su
productividad artística y epistolar. Además, numerosos autores coinciden en que
los individuos creativos y los pacientes bipolares tendrían rasgos de
personalidad comunes, compartiendo el holismo, la universalidad, la
irritabilidad, la originalidad y el esoterismo, mientras que en las crisis
creativas ambos suelen experimentar ideofugalidad y alteraciones del sueño,
entre otras variables, epilepsia o, incluso, sífilis.
La Asociación Psiquiátrica
Estadounidense explica que la psicosis puede definirse como una "grave
incapacidad para interpretar la realidad", y está relacionada con la
esquizofrenia, los desórdenes bipolares e, incluso, la depresión.
Los investigadores
aseguran que los relatos de Van Gogh en las cartas analizadas muestran
episodios recurrentes de alucinaciones y delirio correspondientes a la
psicosis.
El 29 de julio de 1890,
Van Gogh murió de un disparo. La teoría más difundida es que el autor de
"La Noche Estrellada" se suicidó. Probablemente abrumado
por la soledad, la difícil situación que atravesaba su hermano Theo, cuyo hijo
estaba muy enfermo y enfrentaba una mala situación económica, Van Gogh sale a
caminar en dirección a los campos que retratara con singular maestría,
disparándose un tiro en el pecho, muriendo tras 48 horas de agonía. Se despidió
de Theo con la frase: “La miseria no terminará jamás”.
¿Qué evidencias
forenses hay para relacionar a Van Gogh con esta arma? Y aunque las hubiera,
¿qué dice esto de quién apretó el gatillo? Esas son las dos grandes preguntas y
yo no veo ninguna respuesta posible.
Y aunque las cartas
reveladas por el museo Van Gogh no pongan un punto final a la discusión,
permiten acercarse de manera más profunda a la mente de uno de los pintores más
importantes del siglo XIX.
En esa misma época
Friedrich Nietzsche afirmaba: “Siempre
hay algo de demencia en el amor, pero también siempre hay algo de razón en la
demencia”.
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