Los desmayos también conocidos con el término médico de "síncope", son comunes entre los jóvenes, en especial entre los adolescentes.
Tantos como 1 de cada 4 niños y adolescentes sanos se han desmayado en algún momento. ¿Le ha ocurrido a su hijo? Si bien la experiencia puede dar miedo, por lo general la causa no es nada grave. La mayoría de los jóvenes se recuperan rápidamente después de un desmayo, típicamente en menos de un minuto.
Es importante que los
padres estén informados sobre los factores desencadenantes de desmayos comunes,
tales como la deshidratación, y obtengan el tratamiento adecuado cuando sea
necesario. Tal vez sea necesaria una consulta con el pediatra o el cardiólogo
para descartar causas preocupantes de desmayos que, aunque son infrecuentes
pueden ser graves.
¿Qué hace que un niño
sano se desmaye?
Lo más frecuente es que
un desmayo en niños sanos ocurra cuando hay una disminución temporal de la
circulación de sangre rica en oxígeno hacia el cerebro (presión arterial). Por
lo general, el niño se recupera rápidamente. Esto se llama desmayo simple.
Los factores
desencadenantes de un desmayo simple pueden incluir:
- No tomar suficiente líquido, en especial en climas calurosos o en espacios con mucha calefacción. La deshidratación es la causa más común de desmayo en los niños. Al no beber suficiente líquido se reduce el volumen de sangre y disminuye la presión arterial.
- Permanecer de pie en un mismo lugar durante mucho tiempo. Esto puede hacer que la sangre se acumule en las piernas, debido a la gravedad o por ponerse de pie demasiado rápido.
- Recalentamiento, en especial en lugares hacinados (mucha gente).
- Emociones intensas en respuesta al dolor, a la sangre o a algo que lo impresione o atemorice. Esto puede hacer que la parte del cerebro que controla la presión arterial, la frecuencia respiratoria y el ritmo cardíaco cambie de marcha repentinamente y pierda sincronización.
- Hiperventilación o respiración demasiado rápida. Esto puede ocurrir por ansiedad o miedo, porque causa cambios rápidos en nuestro suministro de sangre al cerebro.
- Espasmos del llanto. Son comunes entre niños pequeños durante berrinches o cuando les duele algo. Los espasmos del llanto (no respira) no suelen ser graves y la mayoría de los niños los superan cerca de los 6 años de edad.
- Determinados movimientos, como toser, tragar, levantar peso, ir al baño o incluso arreglarse el cabello pueden estirar o hacer presión sobre terminaciones nerviosas sensibles. Este desencadenante es poco frecuente y suele afectar a los adolescentes; la gran mayoría de ellos deja de sufrirlo al crecer.
¿Cuáles son algunos signos y síntomas de advertencia antes de un desmayo?
De 5 a 10 segundos
antes de desmayarse ocurren varios signos de advertencia, tales como:
- Mareo
- Náuseas
- Sensación de calor y transpiración o sensación de frío repentina
- Visión borrosa o con manchas
- "Zumbido" en los oídos
- Aspecto pálido o ceniciento
- Aceleración del ritmo cardíaco (lo que llamamos taquicardia)
- Si fuera posible, intente atrapar al joven y acostarlo lentamente en el piso.
- Haga que el joven levante ambas piernas durante 10 minutos mientras permanece acostado.
- Si el niño tuviera comida en la boca, acuéstelo de lado con la cara hacia el piso para que no se asfixie con la comida.
- Llame al 911 o diríjase al departamento de emergencias más cercano si el niño:
- No se despierta tras un corto tiempo
- Tiene lesiones por la caída y sangra mucho
- Se desmaya de repente luego de tomar un medicamento, ser picado por un insecto o haber comido algo a lo que podría ser alérgico
- Estaba haciendo ejercicio cuando se desmayó
- Tiene dificultad para respirar, hablar o moverse
La
principal causa de desmayo infantil suele estar provocada por una falta de
riego sanguíneo en la zona cerebral que suele ser de corta duración. Esta falta
de riego puede deberse a varios factores:
- Presión arterial baja. Reciben el nombre de lipotimias y suelen ser más comunes en adolescentes y en mujeres. Este es el motivo más frecuente de desmayo en niños, ya que al bajar la presión arterial, disminuye la frecuencia cardiaca y el riego sanguíneo en el cerebro, a lo que el cuerpo reacciona rápidamente con una desconexión momentánea.
- Por un problema cardiaco. Son casos más extraños pero también más peligrosos, ya que suelen deberse a anomalías cardíacas como malformaciones o arritmias, y suelen aparecer cuando el niño hace deporte. La principal diferencia con la lipotimia es que el niño no siente un mareo previo, sino que la pérdida de conciencia es repentina y suele durar más de un minuto. Aquí sí pueden aparecer convulsiones por falta de riego cerebral y el niño debe ser trasladado urgentemente al hospital para que el pediatra pueda determinar la causa.
- Motivos psicológicos. Son puntuales y no suelen ser relevantes. Aparecen en situaciones de estrés o con cuadros de ansiedad elevados, por angustia e histeria, y suelen pasarse rápidamente.
- Motivos neurológicos. Suele avisar con un fuerte dolor de cabeza previo, pero una vez que ocurre el desmayo, el niño puede llegar a tener convulsiones. Al despertar suele quedarse adormilado durante un tiempo, mientras que en las lipotimias esto no ocurre.
*Otra de las causas puede ser una hipoglucemia, que convendría estar vigilada por el médico, aunque este tipo de casos normalmente se presentan con otros síntomas previos.
¿El desmayo puede ser signo de una afección médica más grave?
En
ciertos casos, el desmayo podría ser signo de un problema o afección de salud
subyacente, como, por ejemplo:
- Deficiencia de hierro. La anemia ocurre cuando no hay suficiente hierro en la sangre para transportar el oxígeno necesario al cerebro y esto puede provocar mareos en los adolescentes que están creciendo muy rápido, en especial en las chicas que tienen menstruaciones abundantes.
- Hemorragia interna. Un golpe en la cabeza (como una conmoción cerebral) o en el vientre.
- Diabetes. Las disminuciones repentinas del nivel de azúcar en sangre pueden provocar desmayos. El cerebro necesita azúcar como fuente de energía. La diabetes también puede causar un aumento del volumen de orina, lo que lleva a la deshidratación. Si un niño con diabetes se desmaya, se considera una emergencia diabética.
- Trastornos alimentarios. La anorexia y la bulimia pueden provocar desmayos por deshidratación, bajo nivel de azúcar en sangre y cambios en la presión arterial o en la circulación provocados por la inanición, los vómitos o el exceso de ejercicio.
- Problemas cardíacos. Los latidos cardíacos irregulares (arritmia cardíaca) o problemas estructurales (en el corazón o en las válvulas) pueden causar desmayos. Los desmayos ocurridos durante el ejercicio físico siempre necesitan de un seguimiento médico.
- Migrañas. El desmayo es un síntoma de determinados tipos de migraña.
- Consumo de drogas y alcohol. El alcohol hace que los vasos sanguíneos se dilaten o ensanchen, lo que podría bajar la presión arterial. Algunas drogas ilegales, como las metanfetaminas, afectan la función cardíaca y pueden provocar desmayos.
- Embarazo. Los cambios en el sistema circulatorio provocados por el embarazo pueden afectar la presión arterial y aumentar la necesidad de líquidos del cuerpo.
- Síndrome de taquicardia ortostática postural. Se estima que esta dolencia afecta a 1 de cada 100 adolescentes, quienes sufren de latidos cardíacos acelerados o desmayos al ponerse de pie, en especial después de estar acostados. Los episodios suelen comenzar después de una enfermedad viral, un traumatismo o una intervención quirúrgica importante.
- Enfermedad de Addison/insuficiencia suprarrenal. Los niños que padecen esta afección no producen cantidades suficientes de hormonas, como por ejemplo cortisol, que ayudan a controlar la respuesta al estrés, la presión arterial y los niveles de azúcar en sangre.
En
el caso de un niño que se desmaye varias veces, o si hubiera signos de una
afección médica más grave, es probable que el pediatra refiera a su hijo a un
cardiólogo pediátrico. Durante la consulta, es probable que a su hijo le hagan
varios tipos de pruebas cardíacas. Consultar Tipos de pruebas cardíacas
comunes.
Síntomas de alerta de posibles problemas cardíacos relacionados con los desmayos:
- Desmayos durante el ejercicio físico.
- Latidos cardíacos anormales o particularmente acelerados, sobre todo si ocurren antes del desmayo.
- Antecedentes familiares de muerte súbita de origen cardíaco. El pediatra podría hacer preguntas sobre familiares cercanos que hayan muerto accidentalmente o por ahogamiento que pudieran haber tenido que ver con desmayos de origen cardíaco.
¿Puedo
evitar que mi hijo se desmaye?
El
pediatra puede recomendarle formas de ayudar a evitar los desmayos simples.
Aquí se incluyen algunas ideas:
- Hidratación y buena alimentación. Asegúrese de que su hijo beba abundante agua u otro tipo de bebidas saludables cada día. Limite el consumo de cafeína y evite que se salte comidas.
- Control de la presión arterial. Si su hijo tiene presión arterial baja o normal, el pediatra podría sugerir un cambio en su dieta.
- Flexionar los músculos de las piernas, cambiar de posición e inclinar la cintura ocasionalmente cuando esté de pie durante mucho tiempo para ayudar con la circulación y el flujo de sangre al cerebro.
- Descanso del calor. Evite permanecer durante largos ratos en entornos calurosos como canchas de práctica, al sol o lugares colmados de gente. Limite el tiempo que pasa en duchas calientes, saunas, tinas de hidromasaje y jacuzzis.
Ayude a su hijo a aprender a reconocer los primeros signos de un desmayo. Cuando comiencen los síntomas, recuérdele que ponga la cabeza entre las piernas o que se acueste.
¿Hay medicamentos que ayuden a prevenir los desmayos?
En
ciertos casos se pueden recetar medicamentos. Ciertos tipos de esteroides,
betabloqueadores, fármacos antiarrítmicos y antidepresivos inhibidores
selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) pueden ayudar a algunos
pacientes. Es necesario realizar más estudios de investigación para definir la
eficacia de estos medicamentos en niños y adolescentes.
Recuerde:
La
mayoría de los niños y adolescentes que se desmayan se recuperan rápidamente y
sin sufrir secuelas. Saber cómo ayudar a evitar desmayos como, por ejemplo,
beber abundante líquido, puede ser útil para evitar la experiencia atemorizante
del desmayo. Asegúrese de informar a su pediatra cada vez que su hijo se
desmaye.
Evitar
los síncopes o lipotimias infantiles es fácil, se debe proteger del sol
excesivo, evitar las aglomeraciones, el aumento de temperatura brusco, ponerse
de pie de golpe, consumir bebidas con cafeína, aumentar ligeramente el consumo
de sal y beber mucha agua.
En el caso del problema cardíaco, el pediatra deberá someter al niño a un estudio cardiológico profundo para determinar la causa.
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