La
muerte de un ser querido, la ruptura de una relación, la pérdida de un trabajo,
una enfermedad seria... Todos estos son ejemplos de situaciones realmente
difíciles en la vida de una persona. ¿Cómo hacen las personas para afrontarlas?
¿Cuál es el mejor modo de hacerlo sin que esas situaciones acaben con nosotros?
En este blog tratare de dar respuesta a estas preguntas.
El
concepto clave es la capacidad de recuperación, pues lo más importante no es lo
que nos pase, sino cómo reaccionamos y si somos capaces de recuperarnos. Esta
capacidad no es algo extraordinario, pues la mayoría de las personas pueden
recuperarse tras vivir situaciones de este tipo, si bien, cuanto más traumático
sea el acontecimiento en sí mismo, más se verá afectada una persona y más
difícil resultará su recuperación.
Tener
una buena capacidad de recuperación no significa no sentir nada o mostrarse indiferente.
El dolor emocional y otras emociones negativas son comunes y normales en
personas que han vivido acontecimientos de este tipo y el camino hacia la
recuperación suele ser difícil y doloroso. La capacidad de recuperación no es
un rasgo que una persona tiene o no, sino que implica una serie de conductas,
pensamientos y acciones que pueden aprenderse y desarrollarse.
Factores
que intervienen en la capacidad de recuperación: recursos psicológicos
Existen una serie de recursos psicológicos que
sirven de ayuda a la hora de afrontar crisis o situaciones traumáticas o
estresantes. Los más importantes son los siguientes:
1.- Capacidad para tolerar y manejar emociones intensas
Explora el significado que tiene para ti ese
tipo de emociones: ¿por qué las temes? ¿Qué crees que podría pasarte? ¿Qué
temes exactamente?
- Usa metáforas para describir cómo te sientes. Por ejemplo, algunas personas se sienten como si estuvieran en un pozo profundo y oscuro del que no pueden salir; otras como si estuvieran sosteniendo un pesado muro que va a desmoronarse sobre ellos en cualquier momento, etc. Después trata de transformar esta imagen. Por ejemplo, puedes imaginar que te separas del muro poco a poco y lo dejas caer despacio; o puedes imaginar que enciendes una antorcha dentro del pozo o que escuchas la voz de alguna persona llamándote desde fuera, etc. Esto te servirá de práctica para tolerar y neutralizar ciertas emociones. También puedes imaginar que encaras la tormenta, que te dejas llevar por la inundación adonde las aguas deseen llevarte, etc.
- Busca objetos, lugares o personas que te sirvan de ayuda y consuelo. Por ejemplo, sostener entre tus manos algún objeto (como hacen los niños con los osos de peluche), darte una ducha relajante, etc. Procura que se trate de objetos o lugares seguros y no dañinos (no recurras a alcohol, drogas o sexo para evadirte). b) Capacidad para estar solo sin sentirse solo.
Significa que una persona es capaz de
disfrutar tiempo estando sola sin sentirse vacía y triste. Para desarrollar
esta capacidad hacen falta dos cosas:
1) La persona ha de
desarrollar una conciencia de sí misma; esto significa valorarse, conocerse,
apreciar ciertos rasgos de su personalidad y aceptarse como es sin despreciarse
por aquello que no le gusta de sí misma. También incluye tener diálogos con uno
mismo y pasar tiempo a solas. Del mismo modo que para conocer a otra persona
necesitas pasar tiempo a solas con ella y mantener largas conversaciones, si
deseas conocerte has de hacer igual contigo mismo. Puede servirte de ayuda escribir o llevar un
diario. Si al principio te resulta difícil estar sólo tras vivir un
acontecimiento especialmente doloroso, procura que esos periodos de soledad
sean cortos y que al principio consistan en hacer alguna actividad a solas que
te guste, como escuchar música, ver una película, etc.
2) El segundo punto es aprender a conectar con
imágenes de apoyo mientras estás solo. Es decir, has de crear en tu mente un
lugar seguro y de apoyo. Por ejemplo, cuando Esther se sentía mal estando sola
pensaba en su abuela fallecida, pues fue una persona que la reconfortó en
muchas ocasiones durante su infancia. Al imagina que su abuela la abrazaba se
sentía mejor. También puedes imaginar un lugar especial para ti o incluso
recurrir a una persona imaginaria (el o la protagonista de alguna novela, por
ejemplo). En ese lugar que has creado en tu mente, puedes ser tú mismo,
expresar cualquier cosa que desees sin miedo. Después, estando en ese lugar
seguro de tu mente, explora quien eres y
quién desearías ser. Lo importante es que te conviertas en tu mejor amigo/a, en
una buena compañía en quien confiar en los buenos y en los malos tiempos y seas
para ti mismo/a una fuente de calma y fuerza.
La capacidad para calmarse a uno mismo. Es la
capacidad para consolarse a uno mismo sin necesidad de recurrir en exceso a los
demás o a apoyos externos. Aunque es bueno buscar el apoyo de los demás,
también es importante tener la capacidad de auto-consolarse y calmarse, de modo
que recurramos a los demás no porque sin ellos nos hundimos sino como una ayuda
para afrontar una situación difícil. Otro motivo para cultivar esta capacidad
es que la persona que no puede consolarse a sí misma y tampoco cuenta con nadie
a quien recurrir, tenderá más a utilizar modos destructivos de consuelo, como
el alcohol o las drogas.
Cuando los psicólogos
preguntamos a las personas qué se dicen a sí mismas cuando se sienten mal,
vemos que pueden ser despiadadas y crueles consigo mismas cuando sienten
emociones que consideran malas o amenazadoras, como ansiedad, rabia, impotencia,
etc. Esto es un fallo en la capacidad de auto-consuelo e incrementa las
emociones negativas llevando a estados emocionales intolerables que los
individuos se ven impulsados a evitar.
Para
aprender a consolarte imagina lo que le dirías a un niño para calmarlo y
trátate de ese mismo modo. Imagina también que tratas de consolar a una persona
que está pasando por lo mismo que tú, ¿qué le dirías? Utiliza también
autoafirmaciones como: Cálmate, puedes soportar esto, no va a durar para
siempre; los estados emocionales intensos no duran mucho tiempo; podré con
esto, lo superaré, etcc) La capacidad para moderar el odio hacia uno mismo ante
las autocríticas o la culpa.
Hace
referencia a la capacidad para aceptar e integrar las críticas sin un daño
importante o permanente al sentido de la propia valía personal. Se relaciona
con la capacidad para mantener una autoestima positiva. La persona con un
sentido de autoestima más estable será más capaz de integrar las críticas o
tolerar el rechazo. Las experiencias que pueden llevar a una persona al auto desprecio
varían según cuáles sean las necesidades de cada uno. Por ejemplo, las personas
con una gran necesidad de independencia pueden despreciarse a sí mismas cuando
se ven en una situación de dependencia o cuando alguien cuestiona su habilidad
de cuidar de sí mismas. Las personas que han vivido traumas en su infancia o
han soportado rechazos y críticas severos y prolongados pueden vivir en un
constante estado de auto desprecio.
Para
fortalecer tu capacidad de moderar el auto desprecio has de comenzar por un
trabajo de exploración, analizando cómo
viviste las críticas en tu infancia, cómo tus padres te transmitían su disgusto
y cómo vives ahora las críticas. Aprende a escuchar lo que te dicen sin
generalizar a toda tu persona (fracasar en algo no te convierte en un completo
fracaso como persona). Analiza lo que te han dicho, los motivos reales, las
intenciones y no lo tomes como algo personal. Recuerda que las opiniones no son
hechos, son sólo opiniones.
La
vergüenza está a menudo asociada con el autodesprecio. Algunas personas
prefieren permanecer con relaciones que detestan porque cambiar la relación les
hace sentirse avergonzados. Por tanto, explora el significado de la vergüenza y
recuerda que puedes aprender a aceptar ciertos sentimientos de vergüenza sin
tener que generalizarlos a toda tu persona y despreciarte por ello.
2.- Capacidad de autoprotección
Se
trata de recursos psicológicos que nos ayudan a protegernos de posibles daños.
Entre estos recursos se encuentran:
1. La capacidad para predecir consecuencias.
En muchas circunstancias conviene que te pares a pensar acerca de las
consecuencias y trates de predecirlas. Para eso has de confiar en tu propio
juicio y en tu intuición. Por ejemplo, si una persona no te merece confianza,
no deseches esos pensamientos diciendo "son tonterías mías, qué sé yo en
realidad"; haz caso de esa corazonada. Analiza también los errores que has
cometido en el pasado a la hora de juzgar las situaciones o a los demás
tratando de descubrir en qué has fallado y cómo puedes mejorar esa capacidad.
2. La capacidad para establecer fronteras
apropiadas entre tú y los demás. Mantener una frontera adecuada significa no
permitir que los demás invadan tu intimidad si no lo deseas, ni te obliguen o
empujen a hacer algo que no deseas. Has de ser consciente de que tienes derecho
a establecer esas fronteras y de que tienes capacidad para protegerte a ti
mismo/a. Una frontera apropiada implica también, por un lado, que no necesitas
en exceso la presencia de los demás y, por otro, que no te alejas en exceso de
ellos por un temor excesivo. Las personas que tienen problemas para establecer
fronteras, pueden oscilar entre la búsqueda desesperada de la cercanía con otra
persona, y la huida y distanciamiento.
Si
te sientes incompleto o como si fueras a desintegrarte sin la otra persona, no
es extraño que también acabes teniendo miedo a esa cercanía. Es decir, si
deseas algo (o alguien) tanto que piensas que no tenerlo te destruirá, también
temerás tu propio deseo de tenerlo y querrás huir, oscilando entre distancia y
cercanía. Trata de buscar un término medio.
Desarrollar
la capacidad de recuperación psicológica
Las
personas utilizan diferentes estrategias de recuperación. La estrategia que le
sirve a una persona puede no servirle a otra. Algunas de las estrategias que
aparecen a continuación pueden servirte de ayuda:
1. Busca el apoyo de los demás. Las buenas
relaciones con familiares y/o amigos son importantes. Aceptar el apoyo de esas
personas te ayudará a recuperarte. A algunas personas les resulta muy útil
implicarse en grupos, realizar actividades sociales, buscar grupos de apoyo ,
etc.
2. No veas las crisis como problemas
insuperables. No puedes evitar que sucedan ciertas cosas, pero sí puedes
cambiar tu modo de responder ante esos sucesos. Intenta mirar al futuro y ver
cómo las cosas mejorarán con el tiempo, piensa que no durará para siempre y
utiliza frases que desdramaticen como: "es parte de la vida; lo superaré;
podría ser aún peor; al menos tengo... (describe cosas valiosas en tu
vida)".
3. Acepta que el cambio es parte de la vida.
Es posible que ciertas metas no puedan alcanzarse como resultado de situaciones
adversas. Acepta las cosas que no pueden cambiarse y céntrate en aquello que sí
puedes cambiar en estos momentos.
4. Persigue tus metas. Desarrolla metas
realistas y divídelas en pequeñas submetas. Pregúntate: ¿qué pequeña meta puedo
alcanzar ahora que sé que me ayudará a moverme en la dirección que deseo?
5. Actúa. Haz todo lo que puedas. En vez de
despegarte lo más posible de la situación como si no fuera contigo o desear que desaparezca, crea
planes de acción y actúa.
6. Busca oportunidades de auto-descubrimiento.
Muchas personas descubren que han crecido o han aprendido cosas de sí mismas
como resultado de una crisis. Personas que han atravesado tragedias dicen
sentirse más fuertes (incluso teniendo sentimientos de vulnerabilidad), una
mayor sensación de valía personal, una espiritualidad más desarrollada y un
mayor aprecio de la vida.
7. Alimenta un buen auto-concepto. Confía en
tu instinto y capacidad para salir adelante. ¿Qué mejor persona que tú mismo/a
para entregarle tu confianza plena?
8. Mantén una adecuada perspectiva. Incluso en
situaciones muy estresantes, trata de considerar la situación desde un punto de
vista amplio y desde una perspectiva a largo plazo. No tengas una visión en
túnel donde sólo ves lo negativo y un presente negro. Amplía esa visión para
ser más realista.
9. No pierdas el optimismo ni la esperanza. No
se trata de que no hagas nada pensando que todo se arreglará como por arte de
magia, pero tampoco te vayas al extremo opuesto y lo veas todo con pesimismo y
desesperanza. Busca un término medio.
10. Cuida de ti mismo/a. Presta atención a tus
necesidades y sentimientos. Practica actividades que te hagan disfrutar, haz
ejercicio, haz una alimentación sana.
11. Busca recursos de ayuda externos, como
grupos de ayuda, libros de autoayuda y superación, recursos en internet,
psicoterapia, etc.
12. Utiliza el humor. Mantener el sentido del
humor en situaciones estresantes te ayudará a tomar distancia y no verte tan
abrumado por lo que está sucediendo.
13. Aprende de los demás. Recuerda situaciones
parecidas que hayan vivido personas que conoces, ¿qué recursos han utilizado,
cómo lo han superado?
14.
Otras estrategias. Algunas personas encuentra útil escribir acerca de lo que
sienten y piensan y del significado que tiene para ellas lo que les está
pasando. La meditación y prácticas espirituales también pueden ayudar a algunas
personas.
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