La gran mayoría de nosotros damos por sentado y estamos convencidos
de que amar es la experiencia más gratificante y fundamental de nuestras vidas.
Obsesionarse por una
persona o una relación es síntoma de adicción. Puede darse porque el individuo
se siente tan necesitado, tan inseguro que se aferra a esa persona como si
fuera su salvación. No es el deseo normal de unión sino de un hambre poderosa, insaciable,
que distorsiona su sentido de la realidad. Esto le lleva a una relación
obsesiva de súper posesión, donde cualquier pequeña discusión es un profundo
rechazo. La adicción al amor es sufrimiento. Normalmente son personas que han
desarrollado en su vida un profundo miedo al abandono, y por eso a la hora de
enamorarse son posesivas y celosas, con excesiva sensibilidad a la crítica y al
rechazo. Esto explica algunos casos de maltrato, donde la mujer es capaz de
soportar cualquier vejación antes que ser abandonada. Las personas con baja
autoestima son más proclives a la dependencia, y a la necesidad de
"pegarse" a alguien para sentirse seguros.
Mujeres que aman demaciados
Fuente: www.tuotromedico. Art. "adicto al amor"
El
proceso normal del enamoramiento es cuando una persona comienza sintiendo
simpatía por otra persona para después pasar a una atracción inocente, se
comienza a idealizar hasta llegar a convertir al otro en un ser divino.
Entonces el individuo se cierra al amor cegándose. Podríamos decir que el amor
es ciego cuando incapacita para hacer un análisis realista de la situación,
cuando se proyectan en la otra persona todas las ilusiones, cuando creemos que
es la única persona que nos puede dar la felicidad. Si este proceso es muy
rápido, se le denomina flechazo amoroso, lo cual es síntoma de inmadurez
afectiva porque la evolución madura es lenta y progresiva. Sea como fuere, este
debe ser un proceso pasajero para culminar en un amor maduro entre dos personas
independientes que se respetan y mantienen la fidelidad. Sin embargo, existen
personas que no superan la etapa de la ceguera, como por ejemplo las personas
dependientes.
”Depender de la persona que se ama es una manera de enterrarse en
vida, es un acto de automutilación psicológica donde el amor propio, el auto respeto
y la esencia de uno mismo son ofrendados y regalados irracionalmente. Cuando el
apego está presente, entregarse, más que un acto de cariño desinteresado y
generoso, es una forma de capitulación ,una rendición guiada por el miedo con
el fin de preservar lo bueno que ofrece la relación”.
Algunas formas de
adicción al amor
A una persona: Puede
ser un amante, un hijo. Este tipo de adicción conlleva el no poder vivir
independientemente de la otra persona, sentir que es posesión. Este tipo de
adicción es santificada por nuestra cultura, cuando en realidad no es más que
egoísmo camuflado. Si realmente buscas el bien de otra persona, le dejas ser
independiente que es lo necesario psicológica y biológicamente. El padre sufre
este tipo de adicción hacia su hijo se molesta por su independencia y piensa
que es un desagradecido.
Si esta dependencia es
recíproca, es muy difícil evolucionar en la vida, como el hijo que vive con su
madre toda la vida.
A una relación: Hay
personas adictas a la idea de tener una relación. Están más enamorados de la
idea de tener pareja que de la persona. Existen dos tipos, los que rompen y
reinician relaciones, y los que se aferran a los efectos reforzantes de su
relación ("Te odio pero no puedo dejarte"). Muchas parejas se
mantienen unidas por muchas otras razones que por amor.
Al romance: Estos
individuos viven tentados por el romance, la aventura, la pasión. Se preocupan
por los rituales románticos: citas, cenas, sexo en lugares poco comunes. Toda
la parafernalia tentadora del romance pasajero. Está adicción suele ser el
resultado de la fantasía, el infantilismo, el subdesarrollo afectivo. Buscan la
seducción, la conquista, pero luego se cansan. Son inmaduros que suelen ser
considerados ídolos sociales. Un claro ejemplo de adicto al romance era Don
Juan y normalmente a quien así se le denomina coincide con este perfil.
Bajo el disfraz del amor
romántico, la persona apegada comienza a sufrir una despersonalización lenta e
implacable hasta convertirse en un anexo de la persona amada.
El mecanismo distorsionado
del que son víctimas muchas mujeres: "creen erróneamente que su bienestar pasa únicamente por
estar con determinado hombre. Por ende, cualquier movimiento de él que no
condiga con sus expectativas o sea percibido como un alejamiento, genera un
malestar inmediato. Tal como sucede en una adicción, se genera un síndrome de
abstinencia".
En realidad esos sentimientos de dolor, soledad y carencia afectiva
ya existían previamente, sólo que este tipo de mujeres buscan permanentemente
evitar sentirlos. Viven su vida sexual con
experiencias de intensidad y mucha pasión, ya que "se junta la
carencia afectiva que sienten con su íntima necesidad de sentirse contenidas y
protegidas". "Entonces, el
sexo no es sólo un placer sino fundamentalmente una necesidad de sentirse
protegidas y queridas, situación que no vivieron cuando eran niñas. Es por eso,
que la sexualidad se convierte en uno de los vehículos adictivos que sostienen
el vínculo, aun cuando este sea degradante y perjudicial para la mujer". La mayoría de ellas
recibieron poco amor de sus padres, por lo que perciben de manera inconsciente
a sus parejas como una mezcla de hombres-padres. Generalmente estas mujeres suelen buscar
hombres inmaduros e infantiles que pueden tener conductas de violencia,
manipulación, infidelidad, maltrato o falta de compromiso. A veces, también se
relacionan con hombres incapaces de mantenerse económicamente, por lo que ellas
pueden, de alguna manera "controlarlos". Estas mujeres descuidan a
sus amistades y a sus propios intereses para estar siempre disponibles para su
hombre. "Se sienten
vacías sin él, a pesar de que estar con él pueda ser un tormento".
Codependencia: Síntomas
de una Adicción
Uno de los síntomas más
característicos de la codependencia es el compromiso más allá de lo razonable y
siempre con la particularidad de no ser correspondido. La propia auto exigencia imposibilita la reciprocidad
que sería de esperar en cualquier relación sana. No sólo se manifiesta en las
relaciones de pareja; en general existe una evidente predisposición a
solucionar los problemas de todo el mundo, exceptuando de los propios, que se
eluden sistemáticamente. El peso de la responsabilidad sobre los actos que
pertenecen a otros se asume como propio. La persona codependiente suele estar
obsesionada por complacer a cualquier precio. Sus sentimientos verdaderos
apenas existen, sus proyectos personales se supeditan a las necesidades de
otros y se culpabiliza de todo aquello que sale mal.
El problema de la codependencia en el fondo de este comportamiento subyace el
miedo a no sentirse aceptado, el pánico al rechazo y al abandono. A ello se une
la idealización de la pareja lejos de toda visión objetiva de la realidad. La
obsesión se confunde con el amor. Para poder recuperarse de
la adicción al amor, las personas que la padecen primero debe reconocer que se
encuentra en un patrón nocivo para ella o el. Esta toma de conciencia viene a
veces como un "cachetazo duro" cuando observa que una y otra
vez, sufre angustia y malestar con su pareja, persiste en conductas que dañan y
ella o él no saben cómo reaccionar. En ese momento, puede pedir ayuda
“Si la intensidad del enamoramiento es tan elevada que llega a ser
doloroso, si estamos constantemente preocupados por nuestra pareja, si ese
'amor' interfiere en las relaciones con nuestros amigos, familiares o con
nuestro trabajo, entonces esa relación es patológica”.
"El tratamiento más efectivo y potente es la terapia psicológica
para que las personas aprenda a curar aquellas heridas emocionales que la han
envuelto en una relación adictiva”. Parte de la curación se
inicia cuando puede re-experimentar aquellas escenas infantiles donde se ha
sentido descuidada, maltratada o abandonada y puede volver a sentir esas
emociones primarias y expresarlas en un marco seguro como lo es el contexto
terapéutico. Puede relacionarse
desde otro lugar más sano, entero y adulto, menos infantil y dependiente.
“Los adictos al amor
establecen el mismo patrón de relación una y otra vez”
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