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miércoles, 10 de abril de 2013

Deja que los Niños se Aburran

"A los niños se les debe permitir que se aburran para que puedan desarrollar su capacidad innata de ser creativos”
Las expectativas culturales de que los niños deben estar siempre activos podrían obstaculizar el desarrollo de su imaginación. El aburrimiento puede ser una "sensación incómoda" y que por ello la sociedad ha "desarrollado la expectativa de estar constantemente ocupado y estimulado".

Advierto que ser creativo "implica ser capaz de desarrollar un estímulo interno”. La naturaleza aborrece el vacío y nosotros lo tratamos de llenar.

"Ahora, cuando los niños no tienen nada que hacer, de inmediato encienden el televisor, la computadora, el teléfono o algún tipo de pantalla. El tiempo que pasan frente a estas cosas se ha incrementado".  Pero los niños necesitan tener tiempo para 'no hacer nada', tiempo para imaginar y perseguir sus propios procesos de pensamiento o asimilar sus experiencias a través del juego o simplemente observar el mundo que les rodea. Ese es el tipo de cosa que estimula la imaginación, agrega, mientras que la pantalla "tiende a hacer un cortocircuito en ese proceso y el desarrollo de la capacidad creativa".

Cuando no tenemos nada que hacer es cuando más fácilmente hemos echado mano de nuestra creatividad para imaginar y para buscarnos un entretenimiento digno de nuestras inquietudes.

Los padres tienen que saber que la mente de su hijo no le dejara aburrirse, “los vacíos” no existen en la mente de los pequeños, siempre consiguen llenarlos de pensamientos, ocurrencias, juegos e invenciones. Así que en cualquier época del año (pero especialmente en verano) no deben  agobiarse por programar y ocupar todas las horas del día de su hijo con múltiples actividades, sino dejarles esa parcela íntima para el aburrimiento en el que ellos puedan cultivar y recoger los frutos de su imaginación.

Cuando un niño se acostumbra a tener todas las horas de su vida programadas y a los padres pendientes de sus más mínimos deseos, no sabe qué hacer con el poco tiempo que le queda libre y desconoce los mecanismos y formas de entretenerse solo, por lo que llama constantemente la atención de sus padres o de otros adultos para que jueguen con él.

 Aburrirse es sinónimo de cansancio, fastidio y tedio. Son momentos en los que el tiempo pasa lento y nada consigue distraerlos, entretenerles o divertirles. Es una sensación que han sufrido niños de todas las épocas, pero quizá en esta es más frecuente. Pero contrariamente a lo que pueda parecer, el aburrimiento puede ser bueno y muy positivo para los menores.

A pesar de todo, la mayoría de familias no deja a los niños tiempo libre, no se les ofrecen horas para no hacer nada, o al menos nada que no esté planificado por un adulto. Nos preocupa que no hagan nada y buscamos rápidamente actividades para llenar todo su tiempo. Antes bastaba la calle y un amigo para pasar toda la tarde y una tarde en el circo o ir al cine era todo un acontecimiento. Los niños podían jugar horas y horas con un simple palo o un balón.

Hoy en día los juegos son tan completos que sólo les falta jugar solos y dejan poco espacio para la imaginación. En muchas ocasiones el menor es un simple espectador del juego, lo que provoca que, pasada la novedad, se olvide del juguete, ya que no le divierte.

Además, acostumbrados a que les ofrezcan un sinfín de actividades, ahora la mayoría de niños se levanta y preguntan a los padres ¿Qué hacemos hoy? ¿y yo qué hago ahora? Y se molestan cuando se les contesta que nada o se les dice que sean ellos los que imaginen cómo distraerse.

Pero no es culpa suya, simplemente no están acostumbrados a entretenerse solos. Además, la estructura familiar de hoy en día potencia que los niños se aburran, ya que se tienen pocos hermanos o primos con los que jugar.

Para contrarrestar esta situación, es necesario dejar que ellos mismos ideen sus propios juegos. Dejarles que se aburran un poco es una fórmula muy efectiva para ayudarles a aprenden a buscar sus propias diversiones.

El aburrimiento es creativo y puede servir de estímulo, les proporciona la ocasión para improvisar, buscar, explorar, ensayar y finalmente idear sus propios juegos. El vacío les obliga a innovar y eso será muy importante y útil en su vida adulta.

Si el niño está acostumbrado a que todo se lo den hecho y no experimenta la necesidad de actuar, no aprenderá a gestionar su tiempo, a buscar en su interior, en lugar de estar siempre pendiente de estímulos externos o bajo la dirección de los adultos.

Pero si le damos espacio y tiempo para desarrollar su imaginación nos daremos cuenta que son más creativos de lo que pensamos y al poco tiempo toman iniciativas.

Por eso, es tan importante potenciar la creatividad de los más pequeños desde que son bebés y seguirla estimulando cuando van creciendo.

 Por eso, la solución cuando los niños se quejan por esta causa es dejar que ellos mismos busquen una alternativa. Y es que sólo si se aburren son capaces de encontrar con sus propios recursos algo con lo que motivarse. Aburrirse es una ocasión perfecta para que los pequeños...
  • Piensen por sí mismos, en lugar de esperar a que lo hagamos por ellos.
  • Abran su mente a nuevas ideas.
  • Desarrollen su creatividad y su imaginación
  • Se hagan más autónomos e independientes.
No hay duda de que un niño aburrido es un niño con muchas posibilidades de descubrir un entretenimiento nuevo o una faceta de su propia personalidad que hasta ahora desconocía, algo que le distraerá, le satisfará y mejorará su autoestima notablemente.

"La soledad forzada acompañada de una página en blanco es un estímulo maravilloso".

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