El acoso laboral o
acoso moral en el trabajo, conocido frecuentemente a través del término inglés
mobbing (asediar, acosar, acorralar en grupo), es tanto "la acción de un
hostigador u hostigadores conducente a producir miedo, terror, desprecio o
desánimo en el trabajador afectado hacia su trabajo, como el efecto o la
enfermedad que produce en el trabajador".
Los hostigadores, ya
sean jefes o compañeros, emplean diversas tácticas para aniquilar a la persona.
Por ejemplo, les mandan trabajos que deben entregar en un plazo de tiempo
imposible de cumplir, les asignan tareas de menor cualificación profesional que
la que les corresponde, les insultan y gritan delante de terceros, ignoran su
presencia aunque estén enfrente, manipulan a los demás con datos falsos, les
ponen trampas, les evalúan de forma negativa... El listado es inacabable.
“El agresor logra que
la víctima no advierta lo que le hacen, hasta dejarla debilitada y con pocas
posibilidades de defensa”.
"El acosador actúa
por celos profesionales. La víctima se ha vuelto amenazante por su
comportamiento laboral extraordinario o porque conoce irregularidades, por ello
procura la destrucción psicológica del trabajador", explica Piñuel
psicólogo y escritor de libros como "Mobbing, manual de autoayuda" o
"Cómo sobrevivir al acoso psicológico en el trabajo" Es habitual
que las personas acosadas sean brillantes en su trabajo y también que los
atacantes no tengan ningún trastorno ni enfermedad. Además, el apoyo de los
compañeros es nulo en estos casos o son inconscientemente partícipes en el Psico
terror. Cinco de cada seis personas que sufren acoso laboral son abandonados
por sus colaboradores y la organización no hace nada por evitar los ataques.
"Quien acosa busca
el perjuicio de la víctima para que falle, dude, trabaje mal o cometa errores.
Entonces, las personas comienzan a ser sombras de lo que fueron. En ese
momento, el efecto del acoso es presentado por el hostigador como el hecho que
confirma todo lo que afirmaba sobre esa persona", las mujeres tardan más meses
en percatarse de que están siendo víctimas de acoso.
En el maltrato
psicológico se produce un cambio en la personalidad y manera de entender la
vida de los afectados, porque observan que su esfuerzo para progresar en el
trabajo no sirve, lo que provoca desilusión, desencanto, la pérdida de la
capacidad de superación y una crisis psicológica profunda. El acoso sigue un
curso crónico: primero provoca incapacidad psicológica, con cuadros depresivos,
después cambios de carácter.
La persona se vuelve
hostil y desconfiada, lo que en lenguaje popular se llamaría amargada.
Las víctimas de acoso tienen
un menor desempeño laboral más que las personas que no lo han sufrido. Incluso
se dan casos en los que el afectado enferma físicamente y contrae cardiopatías,
infartos o fibromialgias debido a los momentos de extrema tensión que vive.
"Es una situación de imposibles: deben trabajar para ganarse la vida pero
cuando lo hacen, les machacan y les hacen vivir como en un campo de
concentración", (Piñuel).
Según
el profesor Iñaki Piñuel y Zabala son estrategias habituales en el acoso
laboral las siguientes:
- Gritar, avasallar o insultar a la víctima cuando está sola o en presencia de otras personas.
- Asignarle objetivos o proyectos con plazos que se saben inalcanzables o imposibles de cumplir, y tareas que son manifiestamente inacabables en ese tiempo.
- Sobrecargar selectivamente a la víctima con mucho trabajo.
- Amenazar de manera continuada a la víctima o coaccionarla.
- Quitarle áreas de responsabilidad clave, ofreciéndole a cambio tareas rutinarias, sin interés o incluso ningún trabajo que realizar ("hasta que se aburra y se vaya").
- Modificar sin decir nada al trabajador las atribuciones o responsabilidades de su puesto de trabajo.
- Tratarle de una manera diferente o discriminatoria, usar medidas exclusivas contra él, con vistas a estigmatizarlo ante otros compañeros o jefes (excluirle, discriminarle, tratar su caso de forma diferente).
- Ignorarle ("hacerle el vacío") o excluirlo, hablando sólo a una tercera persona presente, simulando su no existencia ("ninguneándolo") o su no presencia física en la oficina, o en las reuniones a las que asiste ("como si fuese invisible").
- Retener información crucial para su trabajo o manipularla para inducirle a error en su desempeño laboral, y acusarle después de negligencia o faltas profesionales.
- Difamar a la víctima, extendiendo por la empresa u organización rumores maliciosos o calumniosos que menoscaban su reputación, su imagen o su profesionalidad.
- Infravalorar o no valorar en absoluto el esfuerzo realizado por la víctima, negándose a evaluar periódicamente su trabajo.
- Bloquear el desarrollo o la carrera profesional, limitando retrasando o entorpeciendo el acceso a promociones, cursos o seminarios de capacitación.
- Ignorar los éxitos profesionales o atribuirlos maliciosamente a otras personas o a elementos ajenos a él, como la casualidad, la suerte, la situación del mercado, etc.
- Criticar continuamente su trabajo, sus ideas, sus propuestas, sus soluciones, etc.
- Monitorizar o controlar malintencionadamente su trabajo con vistas a atacarle o a encontrarle faltas o formas de acusarle de algo.
- Castigar duramente o impedir cualquier toma de decisión o iniciativa personal en el marco de sus responsabilidades y atribuciones.
- Bloquear administrativamente a la persona, no dándole traslado, extraviando, retrasando, alterando o manipulando documentos o resoluciones que le afectan.
- Ridiculizar su trabajo, sus ideas o los resultados obtenidos ante los demás trabajadores, caricaturizándolo o parodiándolo.
- Invadir la privacidad del acosado interviniendo su correo, su teléfono, revisando sus documentos, armarios, cajones, etc.
- Robar, destruir o sustraer elementos clave para su trabajo.
- Atacar sus convicciones personales, ideología o religión.
- Animar a otros compañeros/jefes a participar en cualquiera de las acciones anteriores mediante la persuasión, la coacción o el abuso de autoridad.
Profesiones
más afectadas
Son profesionales más
frecuentemente afectados: los funcionarios y el personal laboral contratado de
las administraciones públicas (central, regional o local), los profesores
investigadores de las universidades públicas y privadas, los trabajadores de la
enseñanza primaria, media o universitaria, informáticos, auditores, los
trabajadores de la salud, cuidadores de guarderías y escuelas infantiles,
personal de hostelería y turismo, personal de bancos e instituciones
financieras, así como los miembros de organizaciones denominadas ideológicas
(instituciones y organizaciones caritativas o religiosas, partidos políticos,
sindicatos). En general, todo el sector de los servicios resulta afectado en
mayor proporción.
Conclusión
El Mobbing, o acoso
moral no sexual, es una práctica normal y habitual en muchos lugares de
trabajo. Es un fenómeno considerado una enfermedad producto del trabajo, pero a
pesar de eso aún no hay leyes reglamentadas en nuestro país.
Se recomienda tomar
conciencia de la situación, como el primer paso para resolverla. Cuidar la salud.
Buscar aliados, entre personas que han sufrido o sufren mobbing y acudiendo a
profesionales que lo ayuden a enfocar el problema en sus aspectos jurídico y
psicológico.
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