La sexualidad es una
fuente de placer y bienestar y permite una comunicación de sentimientos y
sensaciones con la otra persona. Muchas personas con trastorno bipolar se
quejan en la consulta de problemas en sus relaciones sexuales.
La
bipolaridad una enfermedad mental con dos fases características: la maniática y
la depresiva. En la primera se experimenta euforia e hiperactividad, que
influyen en el aumento del deseo sexual; en la segunda, el deseo sexual
disminuye. Por ello la vida sexual de quienes padecen este desorden puede ser
complicada; además de afectar la libido puede provocar impotencia, anorgasmia y
retraso en la eyaculación.
El
deseo sexual va fluctuando en función de la fase de la enfermedad. Por un lado,
durante la fase depresiva se produce una disminución del deseo sexual.
En
las fases hipomaníacas y maníacas se produce un aumento del apetito sexual
(hipersexualidad) que puede llevar a la persona a conductas que no le son
propias como cometer infidelidades o cambiar sus gustos sexuales. En esta fase
se pueden producir conductas sexuales de riesgo que pueden tener como
consecuencias infecciones de transmisión sexual y embarazos no deseados. Las
relaciones sexuales pueden disminuir de forma completa durante el último
episodio o disminuir sucesivamente tras múltiples episodios.
En
la fase de eutimia, la enfermedad no tiene por qué afectar a la sexualidad.
“Durante las fases maníacas se produce un aumento de la producción de una sustancia cerebral
denominada dopamina que es el neurotransmisor de la motivación, el que nos
impulsa a hacer cosas nuevas, y es también fundamental en la excitación sexual.
La fase maníaca por tanto, aumenta la excitabilidad sexual, mientras que la
depresión la disminuye”.
La
promiscuidad e hipersexualidad que ocurren en las fases maníacas de un bipolar,
afectan la vida social de éste; complican las relaciones de pareja, incluso las
amistosas y familiares. Por otra parte, la disminución del impulso sexual
durante las fases depresivas provoca baja autoestima y reducen la calidad de
vida. "por mucho que se explique a los pacientes que se trata de un
problema transitorio asociado a la fase depresiva o al tratamiento"
Por
tanto, los problemas principales que una persona con trastorno bipolar puede
tener son los cambios del deseo sexual en un sentido u otro, pero también
"pueden darse retraso en la eyaculación, impotencia y anorgasmia. Por otro
lado, y mirando hacia la esfera más psicológica y social de esta enfermedad,
éstas también se ven claramente afectadas. "Muchas
personas con trastorno bipolar tienen dificultades para mantener una pareja
estable, a veces la falta de habilidades sociales o el aislamiento complica la
posibilidad de tener una pareja estable y esto hace que tengan menos
posibilidades de tener relaciones sexuales".
El
aumento libido suele conllevar conductas promiscuas, y existe riesgo de
enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados.
Existe
un alto riesgo de suicidio con el trastorno bipolar y tanto en la fase maníaca
como en la fase depresiva el paciente puede abusar del alcohol u otras
sustancias, lo cual puede empeorar sus síntomas.
Los
fármacos son un capítulo aparte, que también puede influir en las relaciones
sexuales de pacientes con trastorno bipolar y otras enfermedades mentales. "En ocasiones, consumen psicofármacos
que producen alteraciones en su actividad sexual, el problema puede ser que
abandonen la medicación, con el consiguiente riesgo de recaídas"
Los
fármacos son necesarios para controlar la bipolaridad y en ocasiones también
afectan la vida sexual debido a sus efectos secundarios, como impotencia,
anorgasmia, o retraso de la eyaculación; pero es posible evitar estas molestias
cambiando el tratamiento que se dan sólo en ocasiones.
El
trastorno bipolar es una patología común cuyos efectos deben ser tratados. La
Psiquiatría ha avanzado mucho los últimos años para combatirla y es tratada
desde una perspectiva multidisciplinaria, involucrando a psiquiatras,
psicólogos, enfermeros, médicos de familia. Todos aquellos que lo sufren, deben
saber que si han percibido cambios indeseados en su capacidad de disfrute de
una vida sexual sana y plena, existen soluciones; el primer paso es comunicarlo
a los responsables de su tratamiento.
La
psicoeducación y la rehabilitación cognitiva son clave para tratar el
transcurso de la enfermedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario