La teoría
psicoanalítica de la adicción sostiene que ésta presenta caracteres unitarios,
o muy similares, independientemente de cuál sea la droga a la que se es
adicto. “En el sistema de regulación
placer/displacer la droga cumple funciones de amortiguador de la sensibilidad
al dolor, al sufrimiento de cualquier tipo”.
Esto describe un
fenómeno observado con frecuencia en la clínica: gran parte de los fumadores
hablan sobre su manera de vivir los fracasos o inconvenientes de la vida
cotidiana. Cuando algo no les sale como esperaban o tienen problemas con
familiares o amigos, sienten más ganas de fumar
y parecería que el fumar los tranquiliza. Los sufrimientos por los que
pasaron los adictos en su vida, se produce una desestabilización profunda del
“sistema regulador de la propia estima” es decir, el narcisismo. Esto hace al
sujeto muy vulnerable por lo que no está en condiciones de abordar
adecuadamente el reto del mundo circundante.
Un conflicto
inconsciente produce malestar psíquico y físico, el malestar se manifiesta en
tu cuerpo y en tu sentir, como enfermedad, dolor, inhibición, síntoma o
angustia.
Habitualmente el que
quiere dejar de fumar suele decir: “Se que es malo
pero...me gusta, me gusta fumar por...” hay un goce, un placer
en fumar, un placer mortífero, como tantísimos otros... Lo que ocurre es que
hay muchos fumadores, el mercado perverso se lucra con su venta, es como un mal
compartido, un mal que muchos “padecen” y porque no decirlo, disfrutan ¿no?
En estos pacientes con
gran debilidad yoica casi cualquier tarea resulta insuperable. Coinciden todas
las teorías psicoanalíticas al subrayar la poca tolerancia a la frustración y
un deseo infantil repetido de que las soluciones vengan del exterior. Es por
eso que en la droga encuentran la supresión de sensaciones displacenteras y las
tensiones cotidianas que les causan frustraciones y conflictos.
Abraham (1980) pone el
énfasis en la importancia de los impulsos orales en todas las adicciones. En la
fase oral, la satisfacción de los impulsos libidinosos se halla íntimamente
relacionada con los impulsos nutritivos, siendo la finalidad de unos y otros la
incorporación del objeto. La succión por placer, una vez satisfecho el apetito,
es un ejemplo de esta unión. Algunos de los fumadores mencionan el gusto y placer
de traer el cigarrillo en la boca aunque no fumen. Simplemente traer el cigarro
puesto en la boca.
Según comenta Coderch
(1975) Knight estudia la configuración de la familia del adicto y menciona que
ha existido una madre sobreprotectora e indulgente que ha tratado de apaciguar
al niño con repetidas gratificaciones orales, siendo la figura paterna
sumamente desvalida y falta de firmeza.
Como resultado de esta política de sobre gratificación, el niño no
aprende a desarrollar mecanismos de auto control, reaccionando con destructiva
rabia cuando se siente frustrado. Se forma así una personalidad organizada
fundamentalmente sobre una pauta de dependencia, temor al rechazo e insaciables
sentimientos de culpa e inferioridad.
Para el psicoanálisis
el tabaquismo es o una continuación de una gratificación auto erótica infantil
o una regresión a ésta. Freud habló de diversas etapas ( fases libidinales) en el
desarrollo de los niños así como de fijaciones que pueden presentarse en cada
una de estas. Algunos psicoanalistas consideran que los fumadores
presentan fijaciones en las etapas (fases) oral, anal y fálica, pero se ha puesto mayor
énfasis sobre todo en la primera.
La etapa oral (en las fases
del desarrollo libidinal )se caracteriza porque la zona erógena (la fuente
principal de placer) es la boca. Dado que esta etapa se da desde el nacimiento,
el niño es alimentado o amamantado obviamente a través de este órgano, por lo
que en él está depositada toda su energía para alimentarse, crecer y conocer el
mundo. También el mamar o succionar ayuda
al niño a ingerir no sólo alimento, sino las emociones y el afecto de aquél
objeto externo del que depende, es decir, mamá. El proceso maternal alivia el hambre y la tensión, se
alcanza la saciedad y entonces el bebé puede dormir tranquilamente. Como receptora
de la alimentación, la zona bucal parece requerir una constante estimulación,
especialmente cuando él bebe (o el adulto) experimentan dificultades.
Respecto a la etapa
fálica dado que la zona erógena son los genitales se experimenta una
masturbación (autoestimulación) sin orgasmo que produce placer y reduce la
tensión. No es difícil reconocer en la forma de agarrar el cigarro un derivado masturbatorio.
Ya Freud afirmaba que "la masturbación es el único hábito que cabe designar
“adicción primordial”, y las otras adicciones sólo cobran vida como sustitutos
y relevos de aquella. Además, el cigarro puede simbolizar al pene, como falo –
poder", por lo que se cree que el tabaquismo confiere potencia. Para hombres y
mujeres, el tener ocupadas las manos con un cigarro en la presencia de otros
puede ser una forma mágica de obtener poder fálico.
“La droga se convierte
en el objeto amoroso simbólico, incluso en fetiche, productor de un placer
mágico”.
Consideraciones:
El
tabaquismo disminuye el deseo y aumenta las probabilidades de disfunciones
sexuales
Por adicción se
entiende una intoxicación periódica o crónica producida por el consumo repetido
de una droga con tendencia a incrementar la dosis y el desarrollo de una
dependencia que puede ser física y / o psíquica, por lo cual, el adicto, en
este caso el fumador, cada vez fuma más y con mayor frecuencia, siéndole más
difícil abandonar el vicio ya que va desarrollando tolerancia a la sustancia y
con ello la demanda de mayor cantidad de la droga en el cuerpo para sentir los
efectos deseados.
El cigarrillo como
herramienta de seducción atrapa a muchos jóvenes que, una vez “enganchados”, puede
ver afectada su sexualidad y capacidad reproductiva. Según los datos, el
tabaquismo disminuye la excitabilidad y retarda el orgasmo.
Uno de los asuntos
tratados es la desmitificación de las connotaciones sexuales positivas del
cigarrillo así como los problemas que el tabaquismo produce en la conducta y
reproducción sexual de las personas. Por ello, la Academia Internacional de Sexología
Médica aprovecha jornadas para presentar su manifiesto contra el tabaco.
“Queremos que se desmitifique el papel del cigarrillo en la conducta sexual ya
que solo es un mito, un cliché establecido por los prototipos de comportamiento
que solo conlleva problemas para la salud.”
“Aunque las cosas están cambiando, todavía la
gente se sirve del cigarrillo como una forma de potenciar su status y
aceptación social, de relajación y control. Esto atrae a muchos jóvenes que una
vez que han empezado, no pueden dejarlo”.
De
herramienta de seducción a factor de riesgo
Entre otros datos que
se presentan en las jornadas, se discute sobre el hecho de que en las mujeres,
el tabaquismo disminuye la excitabilidad, dificultando la lubricación vaginal y
retardando el orgasmo. En los hombres, reduce el flujo sanguíneo del pene. Pero
el tabaco no sólo afecta a la erección sino que también disminuye el deseo.
La imagen del cigarrito
de después tiene que cambiar. “Desde un punto de vista científico, la necesidad
de fumar después de una relación sexual demuestra una satisfacción pobre, ya
que una respuesta orgásmica saludable conlleva liberación de endorfinas, lo que
provoca en la persona un efecto de saciedad y bienestar”.
Dejar
de fumar
Dejar de fumar supone
afrontar la decisión de superar la dependencia a la nicotina, lo que conlleva
implicaciones físicas, psicológicas y sociales. “Dejar de fumar implica superar
el síndrome de abstinencia y la sensación de duelo que aparece al no utilizar
el cigarrillo frente a determinadas emociones negativas o positivas o
relaciones sociales. Sin embargo, desde el punto de vista sexual, sólo aporta
ventajas”, establece el doctor Eugeni Bruguera, Jefe de la Unidad de Conductas
Adictivas del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Vall d´Hebron.
En este sentido, “los tratamientos farmacológicos existentes para el tratamiento
del tabaquismo no parecen tener un efecto relevante sobre la vida sexual.
Ninguna de las 3 alternativas de primera linea, entre ellos vareniclina
diseñado específicamente para dejar de fumar, provoca la aparición de efectos
adversos en la vida sexual de los fumadores”.
Lectura recomendable el
libro “No hay humo sin Freud. Psicoanálisis del fumador”: No hay humo sin
Freud? No cabe duda, si seguimos las huellas de la dolorosa relación que
mantuvo, a lo largo de su vida, el inventor del Psicoanálisis con su cigarro
puro. El tabaco fue su estimulante indispensable, la condición sine qua non
para la elaboración de su obra. Pero, con idéntica certidumbre, dicha adicción
le condujo a la destrucción y a la muerte, con una voluntaria ceguera que
merece ser interrogada. Este estudio apasionante nos lleva además hacia el
encuentro de una peliaguda pregunta: ¿por qué fumamos?
interesante!
ResponderEliminarMuy bueno, sí señor. Todo cuanto tenga que ver con el psicoanálisis es interesante. Me apunto el libro que recomiendas. Un saludo.
ResponderEliminarMuy buen aporte.
ResponderEliminarinteresante esta teoria me encanta el psicoanálisis
ResponderEliminarEstupideces y mas estupideces.
ResponderEliminarY nada sobre el estudio de la nicotina.
Excelente argumento,el psicoanálisis es sin duda espectacular.
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