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martes, 25 de febrero de 2025

Perfil Psicológico del Ludópata

A menudo es del hombre o mujer, adulto joven. Con una o varias adicciones, se esconde un trauma psicológico. La conducta impulsiva y la falta de regulación emocional suelen perfilar a estas personas.

El espectro de la ludopatía es muy amplio; sin embargo, cuando se inician los tratamientos ante el patrón psicológico ludópata, solemos encontrar unas variables comunes que lo edifican. Son personas con una elevada impulsividad distorsionada. 

El abuso físico o emocional y las familias disfuncionales son esos dos ejes que suelen orbitar alrededor de estas personas y que tienden a producir una gran vulnerabilidad emocional. La marca de estas experiencias tempranas afecta múltiples esferas, como la autoimagen, la habilidad para construir relaciones sociales de calidad, una ansiedad casi recurrente. 

Presentan una tolerancia muy baja a la frustración y tienen unas habilidades psicológicas deficientes, tanto de reflexión, como de regulación emocional. Buscan experimentar emociones fuertes a toda costa y el juego les aporta ese necesitado «chute» de dopamina que intensifica los ciclos de placer y recompensa. El problema, claro está, reside en que cada vez se necesita una exposición al juego más frecuente, la impulsividad se eleva y el ciclo de adicción toma mayor protagonismo. 

El juego es su refugio para escapar de la realidad. La ludopatía suele llevar a un patrón recurrente de mentiras. Baja tolerancia a la frustración y mal humor. Convivir con estos perfiles se hace difícil. Cualquier situación en la que se sientan atacados, rechazados o se les contradiga, incrementa su negatividad. Asimismo, es importante destacar que esa incapacidad para soportar momentos de incomodidad emocional o frustración, contribuye a las propias recaídas. Esto hace que la recuperación sea un proceso delicado y complejo. . «Yo controlo». «Una vez más y será la última». 

El perfil psicológico de un ludópata se caracteriza por una mente dominada por múltiples distorsiones cognitivas. Es más, ese autoengaño tan defensivo y, a menudo, hasta hostil, evita que acepten ayuda especializada. con las cuales se intensifica el ciclo de la adicción. Una autoestima muy fragmentada: El juego se convierte, poco a poco, en ese falso salvavidas que adormece los sentimientos de fracaso y de vacío.  

El aislamiento social es una consecuencia y una causa de la adicción. Estas personas, muchas veces, se alejan de quienes les quieren debido a la vergüenza o los conflictos provocados por su comportamiento. Y la falta de conexiones saludables intensifica el sentimiento de soledad, de manera que el juego se convierte en esa presencia que todo lo consume.  

La comprensión del perfil psicológico del ludópata es esencial para desarrollar estrategias de intervención eficaces. En estos casos, un abordaje integral, donde se incluya el apoyo psicológico, social y familiar, actúa como sustrato esencial para favorecer la recuperación y mejorar la calidad de vida del paciente. Ahora bien, hemos de ser conscientes de un aspecto. 

Es necesario invertir mucho más en programas de prevención de adicción al juego. Los adolescentes son usuarios recurrentes de las páginas de apuestas online, también en las casas de juego. Si además vienen de familias disfuncionales, la tendencia hacia este tipo de consumo se eleva. Reflexionemos sobre ello.

Las personas que buscan ayuda tienen una mayor variedad e intensidad de problemas psicológicos que aquellos que no buscan ayuda.

“El ludópata es como un drogodependiente que necesita el juego y hace lo que sea por jugar, es decir, convierte el juego en una primera necesidad urgente”.

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