martes, 28 de mayo de 2013

Como Hablar de Sexualidad con los Hijos

Antes de recabar información sobre la sexualidad es necesario realizar una reflexión sobre cuáles son nuestras actitudes sobre el sexo y la sexualidad. Como nuestro entorno, nuestra educación y nuestra cultura han conformado el modo de ver y vivir la sexualidad, hemos de preguntarnos si estamos de acuerdo con ello y en qué creemos realmente. En la manera de vivir la sexualidad no hay normas. Cada persona es libre de sentirse satisfecha con aquello que siente y gusta. No existe una buena sexualidad y una mala sexualidad en términos doctrinales. La única condición para poder juzgarla es la libertad desde la que se ejerce. A partir de ahí, si encontramos una significativa disonancia entre cómo vivimos nuestra sexualidad y cómo nos gustaría vivirla, habremos de pensar que hay que promover cambios profundos.
La educación sexual es un proceso que dura toda la vida. En función de la etapa de desarrollo existen distintos grados de interés. La educación sexual en la familia no se limita a explicar cómo vienen los niños. Debe mostrar cómo adquirir información, formar actitudes y valores sobre la identidad, las relaciones, la intimidad. Incluye el desarrollo sexual, la salud reproductiva, las relaciones interpersonales, el afecto, la intimidad, la imagen corporal y el género. La educación sexual concierne a las dimensiones biológicas, psicológicas y socio-culturales.

Cuando padres y madres quieren hablar con sus hijos e hijas sobre el sexo y la sexualidad, en la mayoría de las ocasiones surge la angustia sobre qué decir y cómo decirlo. La inseguridad está presente desde el comienzo. No se sabe cómo ni cuándo tocar el tema, y se evidencian dudas sobre los propios conocimientos y la veracidad de los mismos, sobre cuánta información ofrecer, qué datos son necesarios o cuáles innecesarios. A esto se suma la percepción de que los hijos propios no se hacen nunca suficientemente mayores, con lo que es difícil saber a qué edad hay que hablar de sexo.

Es bueno partir admitiendo que las principales causas del miedo y la resistencia a hablar de sexo con los hijos e hijas son los temores personales. El padre y la madre se encuentran en una situación en la que perciben la propia desinformación, dudan incluso sobre qué es en realidad la educación sexual y para qué sirve, se enfrentan a ideas erróneas e incluso falsas y a la influencia de los medios de comunicación, que conduce muchas veces a tener una imagen distorsionada de la relación paterno filial. Además, transmitir información sobre el sexo es exponer el sistema de valores. Por eso es tan importante conocerse previamente uno mismo y si es necesario, realizar un ejercicio de autoformación.

Tomar la iniciativa

Es pertinente que los adultos tomen la iniciativa. Si el menor no ha formulado pregunta alguna sobre la sexualidad, hay que aprovechar cualquier oportunidad que surja. No se trata de mantener una conversación artificial, pero sí de estar atento a la necesidad de sacar a colación el tema, porque aunque no sea a través de sus progenitores, el niño o la niña van a estar en contacto con la sexualidad y conviene no negarlo. El niño puede comenzar a preguntar y a exponer comentarios que sin duda habrá oído. Luego sólo queda permitir que la conversación siga su curso e incluso procurar que no decaiga el interés y gracias a que se han pensado con anterioridad los mensajes que se quieren transmitir, aprovechar para hacerlo.

Explicar la verdad sobre "la cigüeña"

Si bien a nuestros hijos e hijas se les ha de explicar las circunstancias biológicas relacionadas con el sexo, también deben comprender que las relaciones sexuales implican cariño, atención y responsabilidad. Al tiempo que se explica la cópula, es necesario comentar los aspectos emocionales de una relación sexual. De esta forma se dota de una herramienta emocional que ayudará a tomar decisiones y resistir la presión de entender el sexo como algo oculto, frívolo o maligno. Cuando el niño o la niña se hayan familiarizado con el concepto de la relación sexual como un acto que procrea y también como una demostración de amor, será el momento de incluir mensajes relacionados con las responsabilidades y las consecuencias de la actividad sexual. Por ejemplo, las conversaciones con niños de 11 y 12 años de edad deben incluir reflexiones sobre la libertad a la hora de elegir una pareja con la que vivir una relación sexual, la importancia de que esa relación sea consentida y de que se llegue a ella con alegría y con seguridad. También es el momento de hablar de embarazos no deseados y de la posibilidad de usar métodos anticonceptivos. Estas conversaciones se deben repetir a lo largo del tiempo. No nos podemos conformar con dar una sola lección teórica. El mensaje es complejo, la formación va cambiando conforme pasan los meses y la capacidad de entender lo que se transmite se amplía. Las dudas van surgiendo y conforme surgen conviene solventarlas.

“Al niño o la niña, no sólo hay que explicarles la etapa que están viviendo, también hay que anticiparse al futuro inmediato y anunciarles los cambios”

Anticiparse a las etapas del desarrollo

Los niños y niñas pueden asustarse y confundirse con los cambios repentinos que experimentan sus cuerpos cuando llegan a la pubertad. Para poner fin a sus inquietudes, hay que explicar y conversar no sólo sobre la etapa de desarrollo en la que estén, sino sobre las siguientes. Entre los 8 a 10 años de edad tienen la madurez suficiente para comenzar a escuchar conversaciones sobre la menstruación, tal vez de forma más precisa en las niñas porque les interesará más debido a que ellas serán protagonistas de ese cambio. Igual sucede con los cambios que experimentarán sus cuerpos en el futuro, como el hecho de que al niño le saldrá barba y a él le interesa saber por qué pasará eso.

Dar a conocer los propios valores

Tenemos la responsabilidad de dar a conocer a nuestros hijos nuestros propios valores sobre el sexo. Incluso si ellos no los adoptan cuando crezcan, por lo menos los conocerán y les servirán de referencia a medida que luchan por establecer su propio sistema de comportamiento.

Hablar con los hijos e hijas del sexo opuesto

Algunos padres se sienten incómodos cuando hablan de sexo con sus hijas, e igual sucede a las madres con sus hijos. Aunque es comprensible, no puede servir de excusa para eludir la conversación.

Dialogar sin angustia

No hay que preocuparse si no se conocen todas las respuestas a las preguntas de los hijos. Lo que se sabe es mucho menos importante que la manera en la que se responde. El hijo sabrá que no hay temas de conversación prohibidos en su hogar.

Proporcionar información precisa y adecuada según la edad de los hijos e hijas

Los mensajes dirigidos a los hijos e hijas deben adecuarse a la edad y a su personal desarrollo. Se tiene que tener en cuenta su grado de comprensión, su madurez intelectual y las inquietudes concretas que exprese, que son diferentes en cada cual.

Conclusión

1.- La educación sexual debe ser parte del proceso familiar, educativo y social de preparación para la vida. - El ejemplo de nuestras actitudes tiene mucho más peso que nuestras palabras.

2.- En la medida de lo posible, no conviene contradecir lo que se dice en casa con lo que se afirma en el colegio. Los criterios han de ser comunes tanto en los contenidos como en el modo de darlos. Y si no lo son, hay que explicarles que algunas personas piensan de una forma y otras tienen una opinión distinta.

3.- Los padres, madres y educadores han de adquirir suficiente conocimiento sobre la sexualidad para trasmitir ideas claras y precisas.

4.- Hemos de repasar nuestras actitudes y comportamientos sexuales, para evitar posibles conflictos entre lo que decimos y lo que hacemos.

5.- Nunca es demasiado tarde para aprender a disfrutar y a vivir la sexualidad. Muchas veces, la obligación de tener que educar sobre ella sirve para solventar dudas y ampliar conocimiento.

6.- Se requiere tiempo y paciencia para responder a las preguntas relativas al sexo.

7.- Hay que enseñar que toda conducta (sexual o no) que tenga que ver con los genitales ha de desarrollarse en la intimidad. No hay que impedir que la realicen, pero hemos de indicarles los lugares apropiados.

8.- Es importante que les enseñemos a conocer y apreciar su cuerpo y les ayudemos a satisfacer la curiosidad que les producen los cambios en su cuerpo y el de los demás.

9.- Si así se quiere, se pueden utilizar materiales de apoyo (películas, dibujos, láminas) o el propio cuerpo para explicar. No toda la información ha de ser verbal.

10.- Se debe adecuar la información al nivel madurativo del niño o niña, a su ritmo de aprendizaje y a las necesidades que se proyecten.

11.- Es beneficioso fomentar hábitos higiénicos, de autonomía y de responsabilidad en la vivencia de la sexualidad.

domingo, 19 de mayo de 2013

Miedo al Médico

La Yatrofobia o el miedo irracional de ir al médico es una fobia que puede tener repercusiones graves en el estado de salud del afectado. También conocida como Latrofobia o Iatrofofia Se define como un persistente, anormal e injustificado miedo a los médicos. Tiene su origen en innumerables temores, que van desde el miedo al diagnóstico, a una cirugía o a una inyección, como a una experiencia traumática en una sala médica, bien propia o por la de una ser allegado...hay otra termino para describir el miedo a los hospitales se llama la Nosocomefobia.
Tener miedo a ir al médico de forma injustificada o irracional es una de las denominadas fobias sociales. El afectado siente una ansiedad fuerte e irracional de algo que representa poco o ningún peligro real. Este temor no solo se limita a esta figura profesional y a su bata blanca, sino a todo el ambiente que le rodea, como entrar en un hospital, el olor característico de los centros sanitarios o, incluso, ver agujas o tecnología sanitaria.

Del objeto fóbico a la ansiedad

El miedo de acudir al médico o Yatrofobia es un miedo patológico, persistente, anormal, irracional e injustificado que forma parte del grupo de las fobias sociales. Sigue el esquema clásico, según el cual el miedo irracional se despierta ante un estímulo concreto, denominado objeto fóbico, y que puede ser muy variado (el médico o las agujas). Después, la persona afectada experimenta ansiedad y en casos extremos, ataques de pánico.

En el caso de la yatrofobia, el objeto fóbico es la figura del médico. La persona afectada sufre de ansiedad ante todo lo relacionado con este profesional, al acercarse el día y hora de la cita médica o al aproximarse al espacio físico donde tendrá lugar la visita.

Este trastorno se desarrolla por dos motivos. En ocasiones, se origina tras una experiencia negativa previa, en la infancia o al acudir a una consulta médica. Otras veces se sufre tras un proceso de angustia generalizado que la persona experimenta desde hace tiempo sin ser consciente de ello, ni de haber padecido una experiencia traumática anterior que la haya provocado. Ni siquiera al rastrear en su historial clínico para intentar la identificación de un antecedente es capaz de encontrar una causa.

¿Quién teme ir al médico?

Aunque el desarrollo de las fobias es más usual en la infancia y en los primeros años de juventud, también hay adultos que las pueden sufrir. No hay un perfil inmune a padecer una fobia. Depende más de las situaciones que se viven, y del ambiente, que de la personalidad. También hay quienes son más resistentes y toleran mejor la ansiedad, mientras que otras personas que son más vulnerables no son capaces de ponerle freno y sufren un proceso de inquietud generalizada.

Los pequeños suelen tener miedo a las agujas (aicmofobia) pero, a veces, ese temor se ha contagiado por la cara que ponen los padres ante la situación, que actúan como espejos, de manera que los pequeños absorben sus emociones. Los padres que sienten nerviosismo contagian a sus hijos. Por eso, es importante tranquilizar a los niños e intentar que no les acompañen los adultos impresionables.

Fobia al ambiente sanitario y de hospital, también toda relación con un objeto fóbico genera malestar en forma de ansiedad y se puede propagar a todo lo relacionado con él, en este caso al médico, y al ambiente que le rodea, es decir, al ámbito sanitario. Así, los afectados pueden sentir sudoración, ansiedad e, incluso, pánico, al ver un ambiente sanitario, enfermeras, batas blancas y al notar el olor característico de los hospitales, antes incluso de ver al médico.

A pesar de que todo procedimiento o prueba diagnóstica genera cierto grado de desasosiego y la mayoría de las personas se asustan ante la posibilidad de padecer una enfermedad grave, hay que calcular los beneficios de ir al médico, frente a los costes de no hacerlo por angustia. Aunque es cierto que las pruebas diagnósticas generan preocupación, no realizarse, por ejemplo, una citología puede provocar un problema mayor. Las consecuencias patológicas de llegar a un diagnóstico tardío pueden ser fatales y mortales. Por eso, los afectados por esta fobia deben comprender que es disfuncional y contraproducente porque les hace asumir conductas de riesgo en contra de sí mismos.

Cómo curar la fobia al médico

En la actualidad hay varias terapias en este caso menciono 2 terapias cognitivo-conductuales que utilizamos los psicólogos para combatir el miedo irracional: la directa, de inserción o inundación y la técnica de exposición gradual. También puede aplicarse la psicoterapia breve, intensiva y de urgencia.

La primera es más drástica y consiste en exponer al afectado al causante de su fobia y ansiedad, como pueden ser las arañas o subir a un avión, para que esta se diluya. En cambio, la técnica de exposición gradual elimina este temor mediante un acercamiento progresivo al objeto fóbico. Para ello, se pide al paciente que imagine que se aproxima al estímulo, se le enseña a relajarse y a disminuir su nivel de ansiedad de manera progresiva, hasta que el estímulo fóbico pierde fuerza y desaparece el miedo irracional. Pero, a menudo, no solo hay que tratar la fobia, ya que esta es la punta del iceberg, la manifestación de otro problema, que es la ansiedad generalizada. Cuando se resuelve la fobia, que es el síntoma, muchas personas hacen una vida normal, porque se les ha eliminado el malestar que sentían. Sin embargo, al cabo de unos meses, vuelven con otra situación que les genera incomodidad. Por ello, si hay un temor irracional relacionado con una experiencia previa que ha provocado un condicionamiento en la infancia y surge en la vida adulta, sin que se haya buscado solución durante décadas, hay que tratarla y disociarla, para que el afectado no viva con una conducta disfuncional.

domingo, 12 de mayo de 2013

Mobbing: Acoso Laboral o Moral en el Trabajo


El acoso laboral o acoso moral en el trabajo, conocido frecuentemente a través del término inglés mobbing (asediar, acosar, acorralar en grupo), es tanto "la acción de un hostigador u hostigadores conducente a producir miedo, terror, desprecio o desánimo en el trabajador afectado hacia su trabajo, como el efecto o la enfermedad que produce en el trabajador".
 Los hostigadores, ya sean jefes o compañeros, emplean diversas tácticas para aniquilar a la persona. Por ejemplo, les mandan trabajos que deben entregar en un plazo de tiempo imposible de cumplir, les asignan tareas de menor cualificación profesional que la que les corresponde, les insultan y gritan delante de terceros, ignoran su presencia aunque estén enfrente, manipulan a los demás con datos falsos, les ponen trampas, les evalúan de forma negativa... El listado es inacabable.

“El agresor logra que la víctima no advierta lo que le hacen, hasta dejarla debilitada y con pocas posibilidades de defensa”.

"El acosador actúa por celos profesionales. La víctima se ha vuelto amenazante por su comportamiento laboral extraordinario o porque conoce irregularidades, por ello procura la destrucción psicológica del trabajador",  explica Piñuel psicólogo y escritor de libros como "Mobbing, manual de autoayuda" o "Cómo sobrevivir al acoso psicológico en el trabajo" Es habitual que las personas acosadas sean brillantes en su trabajo y también que los atacantes no tengan ningún trastorno ni enfermedad. Además, el apoyo de los compañeros es nulo en estos casos o son inconscientemente partícipes en el Psico terror. Cinco de cada seis personas que sufren acoso laboral son abandonados por sus colaboradores y la organización no hace nada por evitar los ataques.

"Quien acosa busca el perjuicio de la víctima para que falle, dude, trabaje mal o cometa errores. Entonces, las personas comienzan a ser sombras de lo que fueron. En ese momento, el efecto del acoso es presentado por el hostigador como el hecho que confirma todo lo que afirmaba sobre esa persona", las mujeres tardan más meses en percatarse de que están siendo víctimas de acoso.

En el maltrato psicológico se produce un cambio en la personalidad y manera de entender la vida de los afectados, porque observan que su esfuerzo para progresar en el trabajo no sirve, lo que provoca desilusión, desencanto, la pérdida de la capacidad de superación y una crisis psicológica profunda. El acoso sigue un curso crónico: primero provoca incapacidad psicológica, con cuadros depresivos, después cambios de carácter.

La persona se vuelve hostil y desconfiada, lo que en lenguaje popular se llamaría amargada.

Las víctimas de acoso tienen un menor desempeño laboral más que las personas que no lo han sufrido. Incluso se dan casos en los que el afectado enferma físicamente y contrae cardiopatías, infartos o fibromialgias debido a los momentos de extrema tensión que vive. "Es una situación de imposibles: deben trabajar para ganarse la vida pero cuando lo hacen, les machacan y les hacen vivir como en un campo de concentración", (Piñuel).

Según el profesor Iñaki Piñuel y Zabala son estrategias habituales en el acoso laboral las siguientes:
  • Gritar, avasallar o insultar a la víctima cuando está sola o en presencia de otras personas.
  • Asignarle objetivos o proyectos con plazos que se saben inalcanzables o imposibles de cumplir, y tareas que son manifiestamente inacabables en ese tiempo.
  • Sobrecargar selectivamente a la víctima con mucho trabajo.
  • Amenazar de manera continuada a la víctima o coaccionarla.
  • Quitarle áreas de responsabilidad clave, ofreciéndole a cambio tareas rutinarias, sin interés o incluso ningún trabajo que realizar ("hasta que se aburra y se vaya").
  • Modificar sin decir nada al trabajador las atribuciones o responsabilidades de su puesto de trabajo.
  • Tratarle de una manera diferente o discriminatoria, usar medidas exclusivas contra él, con vistas a estigmatizarlo ante otros compañeros o jefes (excluirle, discriminarle, tratar su caso de forma diferente).
  • Ignorarle ("hacerle el vacío") o excluirlo, hablando sólo a una tercera persona presente, simulando su no existencia ("ninguneándolo") o su no presencia física en la oficina, o en las reuniones a las que asiste ("como si fuese invisible").
  • Retener información crucial para su trabajo o manipularla para inducirle a error en su desempeño laboral, y acusarle después de negligencia o faltas profesionales.
  • Difamar a la víctima, extendiendo por la empresa u organización rumores maliciosos o calumniosos que menoscaban su reputación, su imagen o su profesionalidad.
  • Infravalorar o no valorar en absoluto el esfuerzo realizado por la víctima, negándose a evaluar periódicamente su trabajo.
  • Bloquear el desarrollo o la carrera profesional, limitando retrasando o entorpeciendo el acceso a promociones, cursos o seminarios de capacitación.
  • Ignorar los éxitos profesionales o atribuirlos maliciosamente a otras personas o a elementos ajenos a él, como la casualidad, la suerte, la situación del mercado, etc.
  • Criticar continuamente su trabajo, sus ideas, sus propuestas, sus soluciones, etc.
  • Monitorizar o controlar malintencionadamente su trabajo con vistas a atacarle o a encontrarle faltas o formas de acusarle de algo.
  • Castigar duramente o impedir cualquier toma de decisión o iniciativa personal en el marco de sus responsabilidades y atribuciones.
  • Bloquear administrativamente a la persona, no dándole traslado, extraviando, retrasando, alterando o manipulando documentos o resoluciones que le afectan.
  • Ridiculizar su trabajo, sus ideas o los resultados obtenidos ante los demás trabajadores, caricaturizándolo o parodiándolo.
  • Invadir la privacidad del acosado interviniendo su correo, su teléfono, revisando sus documentos, armarios, cajones, etc.
  • Robar, destruir o sustraer elementos clave para su trabajo.
  • Atacar sus convicciones personales, ideología o religión.
  • Animar a otros compañeros/jefes a participar en cualquiera de las acciones anteriores mediante la persuasión, la coacción o el abuso de autoridad.
Profesiones más afectadas

Son profesionales más frecuentemente afectados: los funcionarios y el personal laboral contratado de las administraciones públicas (central, regional o local), los profesores investigadores de las universidades públicas y privadas, los trabajadores de la enseñanza primaria, media o universitaria, informáticos, auditores, los trabajadores de la salud, cuidadores de guarderías y escuelas infantiles, personal de hostelería y turismo, personal de bancos e instituciones financieras, así como los miembros de organizaciones denominadas ideológicas (instituciones y organizaciones caritativas o religiosas, partidos políticos, sindicatos). En general, todo el sector de los servicios resulta afectado en mayor proporción.

Conclusión

El Mobbing, o acoso moral no sexual, es una práctica normal y habitual en muchos lugares de trabajo. Es un fenómeno considerado una enfermedad producto del trabajo, pero a pesar de eso aún no hay leyes reglamentadas en nuestro país.

Se recomienda tomar conciencia de la situación, como el primer paso para resolverla. Cuidar la salud. Buscar aliados, entre personas que han sufrido o sufren mobbing y acudiendo a profesionales que lo ayuden a enfocar el problema en sus aspectos jurídico y psicológico.

Aprende a Considerar tu Vida

Reflexión


Cuando aprendas a considerar tu vida y cuanto hay en ella como el milagro que es, comprenderás enseguida que quejarse es desperdiciar el milagro que eres.

Cada instante que pasas disgustado, desesperado, angustiado, furioso o dolido a causa del comportamiento de otra persona es un instante en el que renuncias al control sobre tu vida.

Obsérvate a ti mismo y a los demás en este mundo disparatado y después decide que es mejor, pasear por ahí la rabia o desarrollar un sentido del humor que te proporcionará a ti y al prójimo el más preciado de todos los dones: la risa.

En la vida todo es paradoja. Cuanto más desees la aprobación, más contundente será la negativa de los demás aprobarte; cuanto menos te importe el que te aprueben o no, más aprobación conseguirás.

Cuando alcanzas suficiente paz interior y te sientes realmente positivo, es prácticamente imposible que otra persona te controle y te manipule.

Si eres feliz, si vives cada momento aprovechando al máximo sus posibilidades, entonces eres una persona inteligente.

Si crees totalmente en ti mismo, no habrá nada que esté fuera de tus posibilidades.

En verdad no puedes crecer y desarrollarte si sabes las respuestas antes que las preguntas.

No necesitas admitir a nadie en tu vida a menos que llegue cargado de afecto y armonía.

El progreso y el desarrollo son imposibles si uno sigue haciendo las cosas tal como siempre ha hecho.

No dejes que los planes que tienes para ti sean más importantes que tú mismo.

¡Vive! ¡Ama! ¡Se Feliz!


WAYNE W. DYER

miércoles, 8 de mayo de 2013

Hijos de Enfermos Mentales


La depresión, la esquizofrenia o el trastorno bipolar son enfermedades mentales que dificultan la vida de los afectados y también la de sus hijos.

Los hijos cuyos progenitores padecen una enfermedad mental pueden sufrir una infancia marcada por problemas emocionales. Por este motivo, si la familia no recibe la atención profesional necesaria, estos niños tienen mayor riesgo de desarrollar algún tipo de problema psicológico durante la vida adulta.

La enfermedad mental de los padres durante la infancia y niñez temprana puede conducir al desarrollo de desajustes emocionales y conductuales en periodos posteriores de la vida si no existe una adecuada atención a la familia.Una de cada cuatro personas sufre una enfermedad mental a lo largo de su vida y muchas tienen hijos. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define enfermedad mental como conjunto de síntomas y conductas clínicamente reconocibles, asociado en la mayoría de los casos con el malestar y con la interferencia en el funcionamiento personal. Hay distintas patologías psiquiátricas, así como distintos niveles de gravedad. La depresión, la esquizofrenia, el trastorno bipolar o el obsesivo-compulsivo, los trastornos de la personalidad...son diferentes dolencias que tienen en común que dificultan en mayor o menor medida la vida de las personas que las sufren. Y también las de sus descendientes.

Debido al elevado número de personas que sufren una enfermedad mental a lo largo de su vida y que, además, tienen hijos, muchos centros de salud cuentan con programas de psiquiatría perinatal. Estos servicios están especializados en el diagnóstico y el tratamiento de los trastornos psiquiátricos asociados a la maternidad. Una persona que padece una depresión grave o esquizofrenia, por ejemplo, puede tener serias dificultades para proporcionar el marco necesario de seguridad, atención y afectividad para que un niño se desarrolle psicológicamente de forma adecuada.

Muchos niños crecerán con un padre que, en algún momento, sufrirá una enfermedad mental. La mayoría de estos padres tendrán una enfermedad leve o de corta duración y generalmente será tratado por su médico de familia. Sólo unos pocos niños viven con un padre que tiene un trastorno mental severo como puede ser la esquizofrenia o el trastorno bipolar. Bastantes más niños viven con un padre que tiene problemas crónicos como puede ser la dependencia de alcohol o drogas, un trastorno de personalidad o depresión crónica.

Durante mucho tiempo, se ha creído que el embarazo garantizaba una época de bienestar para las futuras madres. Pero numerosas investigaciones muestran que no ejerce un factor protector en la salud psíquica de las mujeres, ya que el 20% de las embarazadas sufre algún problema psicológico. Los más frecuentes son los trastornos depresivos o de ansiedad. Y pueden perjudicar el vínculo materno-filial, fundamental durante los primeros meses de vida para el futuro del niño, como señalan la mayoría de los expertos.

El 20% de las embarazadas sufre algún problema psicológico que puede perjudicar el vínculo entre madre e hijo.

Las dificultades del niño

Los niños a menudo se adaptan bien a la situación de tener un padre enfermo por un período breve de tiempo. Se hace más fácil para ellos si pueden entender por qué su padre o madre se ha puesto enfermo. Aun así, cualquier niño tendrá dificultades si.

  • Están separados una y otra vez de un padre que necesita ingresar en un hospital para tratamiento.
  • Se sienten inseguros en su relación con el padre enfermo.
  • No son cuidados de forma adecuada.
  • Son maltratados más frecuentes cuando los padres sufren de dependencia a alcohol u otras drogas o de trastornos de personalidad-.
  • Tienen que cuidar de un padre enfermo.
  • Tienen que cuidar de hermanos.
  • Tienen que acudir a la escuela de forma regular y hacer los deberes.
  • Están tristes, preocupados o avergonzados de la enfermedad del padre o de su conducta.
  • La gente hace comentarios o bromas desagradables sobre la enfermedad del padre.


¿Qué puede ayudar?

A)
  • Tener a uno de sus padres o familiares adultos que ofrezca seguridad, consistencia y cariño.
  • Recibir información o explicaciones sobre la enfermedad de sus padres.
  • Que los padres y los maestros sean conscientes del estrés que puede sufrir un niño con un padre enfermo.
  • Reconocer que una conducta difícil de un niño puede ser una petición de ayuda.
  • Apoyo y ayuda práctica para la familia en los cuidados del niño.
  • Apoyo de los servicios sociales si hay problemas que pueden estar dañando la salud del niño o su desarrollo. 
  • Cuando un niño o un adolescente tiene problemas de conducta que interfieren con su vida, puede que se necesiten de la ayuda de un especialista. El médico de familia podrá aconsejar sobre los recursos locales y derivar al joven, si es necesario, al Centro de Salud Mental de zona.
  • Un niño puede beneficiarse de tener la posibilidad de hablar sobre la enfermedad de sus padres y de sus preocupaciones con un profesional familiarizado con estos temas. Puede necesitar también ayuda para manejar sus propios problemas emocionales y conductuales.


B)

Según el Real Colegio de Psiquiatras (Reino Unido), los siguientes factores pueden ayudar a mitigar los posibles efectos negativos de crecer con unos progenitores que sufren una enfermedad mental:

  • Tener a uno de sus padres o familiares adultos que ofrezca seguridad, consistencia y cariño.
  • Recibir información o explicaciones sobre la enfermedad de sus padres.
  • Que progenitores y maestros sean conscientes del estrés que puede sufrir un niño con un padre enfermo.
  • Reconocer que una conducta difícil de un niño puede ser una petición de ayuda.
  • Apoyo y ayuda práctica para la familia en los cuidados del niño.
  • Apoyo de los servicios sociales ante problemas que pueden dañar la salud del niño o su desarrollo.
  • Cuando un niño o un adolescente tienen problemas de conducta que interfieren en su vida diaria, puede que necesite la ayuda de un especialista. El médico de familia podrá aconsejar sobre los recursos locales y derivar al joven, si precisa, al centro de salud mental infanto-juvenil de la zona.
  • Un niño puede beneficiarse de tener la posibilidad de hablar sobre la enfermedad de sus padres y de sus preocupaciones con un profesional especializado con estos temas. Puede necesitar también ayuda para manejar sus propios problemas emocionales y conductuales.


Conclusión

Los profesionales médicos, de salud mental o de servicios sociales que trabajan con los adultos enfermos deben de preguntar acerca de los niños y adolescentes, especialmente acerca de su salud mental y desarrollo emocional. Si se está seriamente preocupado o se tienen preguntas acerca del niño, puede ser muy conveniente el referirlos a una institución especializada o un profesional de la salud mental para una evaluación.

El tratamiento psicológico y o psiquiátrico individual o para la familia puede ayudar a que el niño se desarrolle normalmente a pesar de la enfermedad mental de sus padres. 

Por desgracia suele pasar si no se tiene la preparación adecuada, las familias, los profesionales y la sociedad se ocupan más del padre o madre  e ignoran a los niños de la familia. Proveerle más atención y apoyo a los hijos de padres con enfermedades mentales es una consideración importante cuando se trata al padre/madre incluso en su intervención, tratamiento y posible recuperación.

Estos niños/niñas corren un mayor riesgo de desarrollar enfermedades mentales que otros niños. Cuando ambos padres están mentalmente enfermos, la probabilidad de que el niño pueda enfermarse mentalmente es aún mayor.

sábado, 4 de mayo de 2013

Guia para Disfrutar una Vida Sexual Satisfactoria

Una pequeña guía simplificada para mejorar tu relación sexual con tu pareja.
 LAS IDEAS CLARAS

- La sexualidad, fuente de placer y bienestar, nos permite, entre otras cosas, disfrutar de una privilegiada forma de comunicar sentimientos y sensaciones con otra persona.

- De un modo u otro la sexualidad está presente en cada persona, a lo largo de toda la vida. Somos seres sexuados.

- Con independencia de su faceta reproductiva, la sexualidad tiene un componente de disfrute y de satisfacción importantes para el propio equilibrio personal y social.

- En la sexualidad no hay más norma que atender a los propios deseos respetando al otro.

- La sexualidad presenta diversos matices individuales y diferenciadores entre unas personas y otras.

- Quien viva plenamente su sexualidad será más feliz y con ello, también quienes le rodean, sobre todo cuanto más flexible y respetuoso sea con otras formas de vivir la sexualidad, aunque no coincidan con la suya.

EN CUANTO SU PROPIA SALUD SEXUAL

- Explore su propio modelo de satisfacción sexual. Cuanto mejor conozca su cuerpo, sus genitales, los matices de su respuesta sexual, en mejor disposición se encontrará para disfrutar del placer sexual.

- Recuerde que la ignorancia, las falsas creencias, los mitos y la mala información sexual, pueden ser la causa de muchos problemas sexuales.

- No se auto examine sobre su capacidad sexual. Los procesos implicados en la respuesta sexual se desencadenan de manera automática y refleja. Se pueden bloquear si estamos demasiado preocupados por nuestro rendimiento. Deje fluir los acontecimientos fisiológicos que se producen de manera natural.

- Sea exigente consigo mismo en el mantenimiento de adecuados hábitos de higiene corporal.

- Cuide su cuerpo, es su tarjeta de presentación, haga ejercicio físico con moderación y de manera regular.

- Adopte unos hábitos de vida saludables: No fume y si toma alcohol hágalo con moderación.

- No consuma drogas, afectan al rendimiento sexual.
No es fácil separar en la pareja las cuestiones sexuales de las afectivas, difícilmente se disfrutará en la cama si en el trato cotidiano no hay buena relación

- Dedique tiempo al sexo. Para practicarlo se requiere tiempo y sosiego; a veces no resulta fácil, dadas las exigencias de la vida moderna pero para el amor y el sexo el tiempo no existe solo basta con desearlo.

- Mantenga activo y ejercitado su cuerpo. Es saludable tocarse y reconocer las diferentes sensaciones que nos transmite nuestro cuerpo, así como nuestros órganos genitales. Tanto las relaciones sexuales como la masturbación propician nuestra salud.

- La masturbación ha sido históricamente mal entendida y rechazada. En realidad es la vía para el autoconocimiento de nuestro cuerpo y la debida atención a nuestra frecuencia excitatoria y orgásmica.

- El cuidado de nuestra salud también pasa por atender nuestra frecuencia excitatoria y orgásmica. Si disfruta, practique sexo con la frecuencia que le apetezca.

- La masturbación es una opción sexual muy saludable.

- Compruebe que vale la pena estar descansado para practicar sexo. Las horas de madrugada, después de opíparas cenas y tras ingerir alcohol de forma generosa, no son el mejor momento para celebrar un encuentro sexual.

- Evite el estrés y el exceso de trabajo. Generan ansiedad y múltiples trastornos sexuales, de pareja y familiares.

- Si tiene alguna enfermedad siga los debidos controles médicos, estará en mejor disposición de disfrutar más de su sexualidad.

- Si tiene dificultades sexuales no se auto examine. Consulte con un profesional de la sexología. Como también un psicólogo Clínico especialista en parejas. En cualquier caso, su médico de familia también le podrá orientar.

EN CUANTO A LA SALUD DE LA PAREJA

- Si la valora, cuide su relación de pareja adoptando una actitud de afecto, ternura, complicidad y buena disposición hacia su pareja.

- En pareja no se pueden separar las cuestiones sexuales de las afectivas. Difícilmente se disfrutará en la cama si en el trato cotidiano no hay buena relación entre ambos.

- Si hay diferencias o conflictos en la pareja, abórdenlos y resuélvanlos antes de que les causen serios problemas, también sexuales. Si necesitan ayuda, en la consulta de sexología les pueden orientar.

- Si no conoce bien a su pareja sexual, tome las debidas precauciones, entre las que destaca el uso correcto del preservativo. No podemos olvidar que la promiscuidad incrementa el riesgo de contagio de las enfermedades de transmisión sexual.

- Si conoce bien a su pareja y lo requiere, tome asimismo las debidas precauciones, entre las que destaca el uso correcto del preservativo. No ponga en riesgo su salud por evitar conflictos que usted sabe que existen, aunque evite hablar de ello. Demasiadas mujeres se contagian en el mundo del VIH-sida por evitar enfrentarse a un marido al que saben promiscuo.

- Si su pareja sexual o usted pueden haber entrado en contacto con algún agente infeccioso causante de cualquier enfermedad de transmisión sexual, tomen las debidas precauciones para evitar contagiarse y acudan a su médico por si es necesario tratarse.

- Sorprenda a su pareja agradablemente y a menudo.

- Acepte la negativa de su pareja a tener actividad sexual. No la fuerce a ello si no es su deseo. ¡Otro día será!

- No se exija, ni exija, obligaciones sexuales absolutas, como llegar siempre al orgasmo o realizar prácticas sexuales excesivas e irreales.

- Comunique sus deseos sexuales a su pareja y sea totalmente receptivo a los de ella, pero si algo de lo que le proponen le desagrada no tenga miedo de decirlo igualmente.

- Comience siempre sus relaciones de una manera pausada. Controle su excitación. Incluso el acicalado mutuo -conducta de cortejo más común entre los primates- tiene un fuerte contenido erótico. Las caricias, los besos y toda forma de juegos cómplices son esenciales para el disfrute sexual mutuo.

- Abandónese durante la actividad sexual. La relación sexual entre dos personas precisa de un aprendizaje, pero nunca debe tomarse como un proceso mecánico de "teclas a tocar obligatoriamente". Hay que saber perderse, olvidar lo aprendido y dejar que los cuerpos fluyan y creen su propia relación.

- No descuide a su pareja, acompáñela a lo largo de todo el encuentro sexual.

- El coito no tiene por qué ser siempre el objetivo final de la actividad sexual. El sexo no coital puede ser muy estimulante.

- Vigile sus prejuicios. Seguramente disfrutará más si también se permite explorar sus fronteras. Las prácticas sexuales pueden ser tan variadas como ambos miembros de la pareja decidan libremente y de mutuo acuerdo, con las limitaciones de la seguridad física y del mantenimiento de unas adecuadas normas de higiene y salubridad.

- Cuidado con la rutina, gran enemigo de las relaciones sexuales en las parejas estables. Asuma una actitud creativa, lúdica, tratando de que no sea siempre la misma persona quien tome la iniciativa, variando los lugares, cambiando el ritmo y la cadencia de las sesiones amorosas, aunque todo vaya bien entre los dos.

- No siempre hay que esperar a que nos llegue "la inspiración". A veces no estamos muy animados en iniciar la actividad sexual y progresando en ella, acaba resultándonos especialmente placentera.

- Sea tolerante consigo mismo y con su pareja si un día todo no sale bien, tómeselo con sentido del humor. Todos tenemos altibajos. Seguro que en otra ocasión resultará mejor.

- Si tiene usted dificultades sexuales o su pareja, tenga claro que son problemas de ambos y que de un modo u otro influyen en los dos, están en el mismo barco. Ayudándole se ayudará usted mismo. Para resolver el trastorno, resulta muy útil la comunicación entre ambos y contar con el apoyo de un experto sexólogo y o  psicologo clínico si es necesario.

- No culpabilice a su pareja ni se culpabilice usted si tienen dificultades sexuales. Ser positivo es la mitad de la resolución del problema; céntrese en buscar soluciones y si lo requiere busque ayuda profesional, en lugar de caer en el círculo de las recriminaciones.

NO OLVIDAR QUE…

- El placer sexual no tiene edad de jubilación.
Si cuida su salud y atiende sus auténticas necesidades nunca dejará de disfrutarlo.

- El sexo también tiene un sentido lúdico, permítase jugar. En el sentido primigenio del juego como cuando somos niños, donde importa el proceso "estar jugando" y no el producto "ganar"como ocurre demasiado en el mundo de los adultos. El placer bien entendido es un juego, algo que disfrutamos sin estar pendientes de ningún otro objetivo.

- Las fantasías sexuales pueden ser un buen recurso para activar su sexualidad. Permítase fantasear y, si tiene pareja, explore el posible disfrute cómplice de elaborar fantasías compartidas con ella.

- El sexo y la risa están muy unidos, cultive el sentido del humor, reír con la pareja exalta el placer durante el juego sexual.

La complicidad íntima con humor refuerza el vínculo y aleja el fantasma de las preocupaciones sexuales.