martes, 22 de abril de 2014

Errores Comunes en los Padres de Hoy

"Tus hijos no tendrán éxito gracias a lo que hayas hecho por ellos, sino gracias a lo que les hayas enseñado a hacer por sí mismos"
Muchos padres hacen lo que sea con tal de evitar que sus hijos sufran cualquier tipo de incomodidad, ansiedad o decepción; cualquier cosa poco agradable. Y, como consecuencia, cuando se hacen adultos y experimentan las frustraciones normales de la vida, piensan que el mundo se les viene encima, que hay algo que va mal, muy mal.

Error nº 10: Adorar a nuestros hijos. Muchos de nosotros vivimos en comunidades que se desviven por los hijos. Los estamos criando en hogares completamente centrados en ellos. A los niños les encanta, claro está, porque nuestras vidas giran en torno a ellos. A la mayoría de los padres tampoco le importa, porque su felicidad es la suya. Les entusiasma hacer cualquier cosa por ellos, comprarles cosas, cubrirles de amor y de atenciones.

No obstante, creo que es importante tener en cuenta que los hijos han sido creados para ser amados, no idolatrados. Por tanto, cuando les tratamos como si fueran el centro del universo, creamos un falso ídolo. En vez de un hogar centrado en los niños, deberíamos intentar centrarnos más en el amor. Así, nuestros hijos se sentirán queridos, pero entenderán que en el amor, el altruismo va por encima del egoísmo.

Error nº 9: Creer que nuestros hijos son perfectos. Una cosa que suelo oír de los profesionales que trabajan con niños (orientadores o maestros) es que los padres de hoy en día no quieren oír nada negativo sobre sus hijos. Cuando se menciona la palabra preocupación, o problema, la reacción suele ser atacar al mensajero.

La verdad a veces duele, pero cuando escuchamos con la mente y el corazón abiertos, nos mostramos dispuestos a mejorar. Así, podremos intervenir antes de que la situación se nos vaya de las manos. Es más fácil tratar a un niño problemático que reparar a un adulto destrozado.

Error nº 8: Vivir a través de nuestros hijos. Los padres se sienten muy orgullosos de sus hijos. Cuando consiguen algo, hace de los padres más felices que si lo hubieran conseguido ellos mismos.

Lo cierto es que si se implican demasiado en sus vidas, resultará más complicado ver dónde acaban ellos y dónde empiezan los padres. Cuando nuestros hijos se convierten en una extensión de estos, suele pensar que es como la segunda oportunidad para ellos. Se llega un momento en el que su felicidad empieza a confundirse con la de los padres.

Error nº 7: Tratar de ser el mejor amigo de nuestro hijo. "El problema ocurre cuando los padres dejan de ser padres y no son capaces de asumir sus responsabilidades, aunque a veces cueste".

Tratar de ser el mejor amigo de tu hijo solo puede llevar a una permisividad excesiva y a que tomes decisiones desesperadas por temor a no contar con su aprobación. Esto no es amor, sino necesidad.

Error nº 6: Entrar en una competición por ser el mejor padre. Todos los padres llevan algo de competitividad en las venas. Lo único que necesitan para despertar al monstruo es que otro padre ponga a su hijo por encima del tuyo.

El origen se encuentra en el miedo. Tememos que nuestros hijos se queden aparte, atrás. Tiene miedo de que, si no se ponen serios e intervenimos con severidad, se sumirán en la mediocridad para el resto de su vida.

Los niños tienen que esforzarse y entender que los sueños no se cumplen así como así, que para ello tienen que trabajar y luchar. No obstante, si fomentamos una actitud de ganar cueste lo que cueste y les permitimos que empujen a otros niños para conseguir ser los primeros, la cosa se le estará yendo de las manos.

Es verdad que en la adolescencia el carácter no nos parece tan importante, en cambio cuando somos adultos, el carácter lo es todo.

Error nº 5: Olvidarnos de lo maravilloso que es ser niño. Recuerda la alegría de vivir como niños.

Criar a niños pequeños puede ser un trabajo duro y monótono. A veces, es tan agotador física y emocionalmente que nos encantaría que se hicieran mayores cuanto antes. Por otra parte, también tenemos curiosidad por saber cómo será su crecimiento. ¿Cuáles serán sus pasiones? Los padres, esperan poder descubrir sus dones, para saber aprovechar sus puntos fuertes y animarles a que sigan por la buena dirección.

Pero, cuando proyectan su futuro y se preguntan si ese gusto por el arte le convertirá en Picasso, o si su voz melodiosa hará de ella una gran artista, podemos llegar a olvidarnos de disfrutar de lo realmente bueno: los cuentos de antes de dormir, los pijamas de una sola pieza, las cosquillas y los gritos de alegría. A veces, nos olvidamos de dejar que nuestros hijos se comporten como niños y disfruten de su infancia, sobre todo con tanta tecnología que enajena y limita a veces las posibilidades de desarrollo y crecimiento intelectual y madurativo, de imaginación.

La presión sobre los niños comienza demasiado pronto. Si quieren echar una mano a sus hijos, tienen que protegerles de estas presiones. Hay que dejar que disfruten y crezcan a su propio ritmo, así que, en primer lugar, deben explorar sus intereses sin miedo al fracaso y en segundo lugar, no tienen que sentirse agobiados.

La infancia es un momento de juegos y de descubrimientos. Cuando metemos prisa a los niños, les estamos robando una etapa inocente por la que nunca volverán a pasar.

Error nº 4: Criar al hijo que queremos y no al que tenemos. Los padres, crean una imagen propia de sus hijos. Esta imagen comienza a confeccionarse en el momento del embarazo, antes incluso de saber el sexo del bebé. En secreto, deseamos que el niño se parezca a nosotros, pero un poco más inteligente y con más talento. Queremos ser su ejemplo y modelar su vida siguiendo el patrón de la nuestra.

Sin embargo, los niños suelen seguir su propio modelo y además, desconfiguran los nuestros. Al final, son como nunca los imaginamos. Nuestro trabajo consiste en descubrir sus dones innatos y en tratar de guiarlos por el buen camino. Ante todo, inculcarles nuestros propios sueños no va a funcionar. Solo si entendemos quiénes y cómo son, podremos tener un impacto en sus vidas.

Error nº 3: Olvidar que los hechos pesan más que las palabras. Hay que aprovechar cualquier lección de la vida diaria y convertirla en un momento de aprendizaje. Donde tengan sabiduría, pero sin olvidarse de que mis ejemplos ensombrecen mis palabras.

Cómo respondo al rechazo y a la adversidad, cómo trato a mis amigos y a los desconocidos, si me peleo con su madre o si nos apoyamos mutuamente, etc..Los niños se dan cuenta de todas estas cosas. Y mi actitud les da permiso para comportarse de la misma manera.

Si quiero que mis hijos sean buenas personas, yo también tengo que aspirar a lo mismo. Tengo que ser la persona que espero que sean ellas.

Error nº 2: Juzgar a otros padres y a sus hijos. Independientemente de lo mucho que difieras en la forma de educar que tienen otros padres, no es tu misión juzgarlos. Nadie es completamente bueno ni completamente malo; todos somos un poco de todo, todos luchamos contra nuestros propios demonios.

Personalmente, se tiende a ser más benevolente con otros padres cuando lo estás pasando mal. En los momentos en que los niños me lo ponen difícil, entiendo el comportamiento de muchos padres.

Nunca sabemos por lo que alguien está pasando, ni cuándo nos veremos en una situación parecida. Aunque, en ocasiones, no podamos evitar tener nuestros prejuicios, deberíamos controlarlos y tratar de entender a la otra persona en lugar de llegar a conclusiones precipitadas.

Error nº 1: Subestimar el carácter. Si hay una cosa que espero hacer bien los padres con sus hijos es conseguir que sean una persona de bien y con éxito. El carácter, la fibra moral y una brújula interna son los cimientos que forman la base para un futuro feliz y saludable. Esto es más importante que cualquier boletín de notas o que cualquier trofeo que ganen.

Es complicado ver a los  hijos caer, pero a veces es necesario. En ocasiones, hay que preguntarse si intervenir se encuentra entre las mejores opciones. Hay un millón de formas de amar a nuestros hijos, pero a la hora de buscar su felicidad, conviene ser conscientes de que a veces la pena a corto plazo será recompensada con creces por los beneficios en el futuro.

"Prepara a tu hijo para el camino, no el camino para tu hijo".

viernes, 11 de abril de 2014

El Voyeurismo

El edificio de la cultura está construido al revés, allí en donde debería intervenir el deseo interviene la razón, y viceversa, el cuerpo de la sociedad moderna está mal diseñado, prevalece el desequilibrio de origen entre el placer y la razón.

¿Conoces a Acteón? Acteón era cazador y también maestro de Aquiles. Un día la diosa Ártemis estaba bañándose desnuda en los bosques cercanos a la ciudad de Orcómeno, cuando por casualidad Acteón pasó por allí y se la encontró. Este se detuvo y se quedó mirándola (sin que ella se diera cuenta), fascinado por su deslumbrante belleza. Como castigo, Ártemis lo transformó en un ciervo por la profanación de ver su desnudez y sus virginales misterios, por no haber respetado su intimidad. Además mandó a los propios sabuesos de Acteón (que eran cincuenta) a que lo mataran. Los sabuesos lo hicieron pedazos y devoraron al ciervo. Habían terminado inconscientemente con la vida de su amo.

Una ventana al placer

Para muchos no es fácil entender que se pueda sentir placer al observar, generalmente a escondidas, a personas desnudas, en vías de estarlo o practicando el acto sexual. Esta afición recibe el nombre voyeurismo. El voyerismo es una parafilia, caracterizada por la contemplación de personas desnudas o realizando algún tipo de actividad sexual con el objetivo de conseguir una excitación sexual. La actividad del voyerista no implica ninguna actividad sexual posterior.

El voyeur suele observar la situación desde lejos, bien mirando por la cerradura de una puerta o por un resquicio o utilizando medios técnicos como un espejo, una cámara, etc. La masturbación acompaña, a menudo, al acto voyeurista pero en otras la sensación será tan intensa que puede llegar al orgasmo espontáneamente con sólo contemplar. El riesgo de ser descubierto actúa, a menudo, como un potenciador de la excitación.

A la tendencia voyeurista se le asocia frecuentemente la tendencia exhibicionista, esto es, disfrutar mostrándose, más o menos abiertamente, semidesnudo o completamente desnudo. Ambas conductas poseen un fuerte componente compulsivo, irrefrenable, mostrando los sujetos aumento de su tasa cardíaca y sudoración ante la aparición de estímulos relacionados con dichas actividades. Estos efectos físicos desaparecen tras la realización del acto voyeurista.

El voyeurismo se da, en mayor medida, en hombres ya que es al hombre al que la cultura da un lugar de privilegio en los roles sexuales. El hombre responde más a la visión y la mujer al tacto por eso son pocas y poco compulsivas las voyeures.

Características

En lo que respecta a los rasgos de personalidad del  voyerista, estos sujetos suelen ser tímidos durante la adolescencia y con cierta dificultad para iniciar o mantener relaciones de pareja. Carentes de agresividad e inseguros, que se excitan al espiar logrando una erección. Tras su acción, se arrepienten, aun y cuando no son descubiertos, pero se declaran ajenos a su voluntad, es decir, alegan en su defensa que hay un impulso interno que los lleva a realizar dicho acto. Y en más del 90% de casos se presenta en hombres en cuya infancia recibieron estricta educación. No son sujetos especialmente propensos a poseer rasgos especialmente patológicos.

Las tendencias en este tipo de parafílico se gestan en los primeros 18 meses de vida,  en psicología, se forma en el cerebro el llamado “mapa del amor” o "universo imaginario erótico"pero se consolidan entre los 5 y 8 años, cuando en el cerebro se conforma el sentido del pudor, sin embargo, es entre 20 y 40 años cuando se harán evidentes sus rasgos.

Es importante reiterar que contra lo que se suele creer, el voyeurista suele no recurrir a agresiones o amenazas y prefiere fisgonear a violar o abusar sexualmente.

Aunque el voyeur compulsivo suele ser joven, esta conducta puede darse también en hombres mayores. No sólo solitarios, sino impotentes casados que, ya que no pueden actuar, se solazan mirando. “Así, defiende, voyeurista también es la actitud del hombre mayor casado con una mujer mucho más joven que él. Su disfrute es más bien ocular”.

Causas

Estudios al respecto señalan que un adulto con este problema revela que en su niñez y pubertad recibió estímulos visuales, auditivos o táctiles, que por razones variadas adquirieron particular significado para él o ella. Por ejemplo, en algunos casos su origen puede relacionarse con abuso sexual infantil, o con la prohibición cruel y reiterada para manifestar su curiosidad infantil en torno a temas sexuales. Particularmente, el inicio del voyeurismo está asociado a la excitación sexual tras la observación, tal vez casual, de una desnudo o una pareja, tratándose en muy alto porcentaje de los padres.

Las prohibiciones y castigos constantes, ante la curiosidad natural del niño de saber y descubrir, de ver, de mirar y observar las relaciones afectivas y sensuales entre adultos, o que el niño se toque los órganos sexuales, provocan la necesidad y el deseo de mirar y de ver, desarrollando de adulto en el caso de algunas personalidades más sensibles, este tipo de parafília.

En algunas culturas el voyeurismo se considera una perversión y varios países lo han clasificado como un delito sexual. Recuerda que una parafilia puede considerarse algo negativo, cuando produce daños a terceros o a nosotros mismos cuando tiene un carácter desmesurado u obsesivo.

Tratamiento

El voyeur difícilmente acude por propia voluntad a resolver su problema, generalmente es obligado por un familiar o, incluso, por orden de un juez. La terapia en quienes suelen vivir episodios esporádicos no va más allá de sesiones individuales o en grupo, pero en quienes lo manifiestan como rasgo de conductas compulsivas que ponen en riesgo su integridad física y las de otros, se prescribe medicación, son tratados con antipsicóticos, antiandrogénicos y antidepresivos. Y psicoterapia. 

Conclusión

Mirar es bello y es un placer, pero el exceso de placer lleva al abuso, a la desviación, la perversión, la parafilia, la enfermedad llega cuando los ojos dejan de enriquecer la actividad sexual para convertirse en una limitación y cuando el mirar se erige en fin y no en medio, negando otros fines, como la penetración.

Al verdadero mirón lo que le excita es el riesgo, el estar de incógnito, saberse dueño de un universo sólo habitado por él y por la víctima incauta. Una víctima a la que, en lo más profundo, odia y a la que nunca llegará a tocar y que no corre mayor peligro que el de ser vista, porque el voyeur es un tímido empedernido, las más de las veces acomplejado, que jamás desea llegar al coito, ni siquiera al habla.

En general los voyeuristas sufren un importante sentimiento de culpa, teniendo una sexualidad disfuncional. A diferencia de los “mirones” y las “mironas” que reaccionan ante cualquier estímulo erótico y gozan de una vida sexual satisfactoria, las personas voyeurs tienen dificultades para identificar y expresar sus necesidades, debido a su inmadurez psíquica. En el caso de que tengan pareja, esta puede sufrir las consecuencias de compartir una sexualidad problemática y enfermiza.

El voyerismo o escoptofilia, es una desviación problemática, porque determina y perturba las relaciones sociales, laborales y afectivas del que la padece.


Si se juntan un voyerista y un exhibicionista se podría decir que está  hecho el uno para le otro

miércoles, 9 de abril de 2014

Crisis de la Mediana Edad

El término crisis de la mediana edad o crisis de los 40 se usa para describir un período de cuestionamiento personal, que comúnmente ocurren al alcanzar la mitad de la edad que se tiene como expectativa de vida.

Alrededor de los 40-50 años, suelen ser también frecuentes. Puede ocurrirle a uno o a ambos miembros de la pareja. Se trata de una edad en la que se suele hacer balance de lo que uno ha hecho en la vida, y en ocasiones no resulta agradable lo que se ve desde esa perspectiva. La persona siente que ha pasado la etapa de su juventud y la entrada a la madurez. En ocasiones, las transiciones que se experimentan en estos años, como el envejecimiento en general, la menopausia, el fallecimiento de los padres o el abandono del hogar por parte de los hijos pueden, por sí solas, disparar tal crisis. El resultado puede reflejarse en el deseo de hacer cambios significativos en aspectos clave de la vida diaria o situación, tales como la carrera, el matrimonio o las relaciones románticas.

En cualquier caso, no es una enfermedad; sino una fase de transición personal, que se puede vivir con mayor o menor intensidad.

En las generaciones actuales, que no en las más jóvenes, para los hombres de esta edad suele vivirse como un gran fracaso el no haber alcanzado los objetivos profesionales que incluyen aspectos laborales, económicos y sociales que se habían propuesto. A veces este fracaso no se ve compensado ni siquiera por una pareja duradera y estable, o una familia sin problemas. El malestar es tan profundo que puede llevar, si no se pone freno, a situaciones verdaderamente irracionales, como gritos, voces y malhumor a destiempo, que poco contribuyen a que mejore la situación laboral y terminan con el reducto de equilibrio familiar.

Las mujeres de esta generación suelen vivir como un fracaso lo relacionado con su vida afectiva, o los problemas que puedan tener con los hijos. En ambos casos, la situación externa suele ir acompañada de pensamientos e interpretaciones irracionales que suponen un distanciamiento excesivo de la realidad, de manera que impiden una valoración objetiva de los aspectos positivos que uno ha logrado o disfruta en su vida, que podrían muy bien contrarrestar o equilibrar la situación de crisis. Una pequeña parada serviría para rediseñar o reorientar la propia vida y dejar atrás el fantasma del derrotismo o el dolor.

Las personas que experimentan una crisis de la mediana edad presentan una o más de las siguientes tendencias:
  • búsqueda de un sueño o meta indefinido
  • un profundo remordimiento por las metas no alcanzadas
  • deseo de lograr la sensación de juventud
  • necesidad de pasar más tiempo solo o con ciertas compañías 

Se ha señalado también que pueden exhibir algunos de estos comportamientos:
  • abuso en el consumo de alcohol
  • consumismo o adquisición de artículos caros o extraños, como prendas de vestir, autos deportivos, joyas, motocicletas, aparatos electrónicos, teléfonos costosos, tatuajes, etc.
  • demasiada atención a su apariencia física

El enfoque que cada persona le de a este período de crisis podrá resultar positivo o no de acuerdo a los cambios que decida realizar sobre sí mismo. El solo hecho de realizar una auto-evaluación de todo lo vivido hasta el momento no tiene porqué ser algo preocupante, de hecho, tal vez sería sano realizarlo en las distintas edades y etapas de la vida.

Se cree que por el tipo de personalidad y tener un historial de crisis psicológicas anteriores predispone a algunas personas a experimentar esta "tradicional" crisis de la mediana edad.

Conclusión

Al llegar a los 40, nos acercamos al punto medio de la vida. Sentimos con inquietud que hemos llegado al final del crecimiento y al inicio del envejecimiento. Miramos hacia atrás y sentimos la fuerza y vitalidad de la juventud y ¿qué vemos hacia delante? Un camino con pocas posibilidades y todas conocidas y gastadas.

La mayoría de los hombres en la crisis de la mediana edad no enfocan su miedo en una idea específica, sino que se sienten en unas vidas vacías y aburridas. En realidad tienen dos grandes miedos: miedo a la vida y miedo a la muerte.


Hay que sentir que la madurez va a ser la etapa más intensa de sus vidas y que tienen los recursos para reinventarse. Comprobarán que la mediana edad está repleta de oportunidades en todos los campos vitales en que se enfoquen: trabajo, sexo, amor, aventura, experiencia, sabiduría, espiritualidad. Y descubrirán la clave para vivir intensamente este periodo: conservar y potenciar lo juvenil que hay en ellos y al mismo tiempo, aceptar el paso del tiempo y la vejez.

sábado, 5 de abril de 2014

Ayuda a tu Hijo a Desarrollarse: 100 ideas

1. Los padres somos los primeros y los más importantes a la hora de influir en el desarrollo y en la personalidad de nuestros hijos.
2. Las normas y límites que desde la familia reciban nuestros hijos, serán los que más van a influir en ellos.

3. Si establecemos reglas, límites, normas claras y reducimos o eliminamos las críticas ganaremos comunicación y obtendremos resultados más positivos y más duraderos.

4. No por dar mucho más de lo que piden o necesitan tendremos hijos más felices y creativos sino todo lo contrario.

5. Valoramos mucho lo que no tenemos, pero deseamos, y para conseguirlo no sólo lucharemos sino que también desarrollaremos el ingenio.

6. Las privaciones nos enseñan a valorar y a cuidar lo que con esfuerzo conseguimos.

7. Si potenciamos esfuerzo potenciaremos creatividad, seguridad, autoestima, libertad, superación, valoración de objetivos conseguidos. y en general valores fundamentales para un perfecto desarrollo.

8. Si aprendemos a utilizar el refuerzo verbal y positivo incrementaremos actitudes y comportamientos mucho más adaptativos.

9.  Se consigue más respeto y autocontrol con calma y serenidad que con gritos y exigencias.

10. Antes de reñirles pensémoslo 3 veces y después intentemos animarles para conseguir los objetivos que deseamos modificar o incorporar.

11. Para educar, mejor hablar con calma que con gritos, si gritamos transmitimos mensajes cargados de agresividad y ansiedad, de ahí que consigamos todo lo contrario de lo que pretendemos.

12. Si cada vez que observamos un comportamiento positivo lo valoramos y lo reforzamos, automáticamente lo convertiremos en algo importante y como tal tenderá a repetirse.

13. Si además lo registramos, la importancia aún será mayor y con ello incrementaremos el orgullo por lo bien hecho y la autoestima se incrementará.

14. Y si además lo comentamos como algo importante, ante la familia o con los amigos (cuando nuestros hijos estén delante), su repetición estará garantizada y con ello su aprendizaje.

15. Cuanto mayor sea la lista de comportamientos positivos anotados mayores serán los objetivos que desearemos conseguir y con ello estaremos garantizando la adquisición de hábitos adecuados.

16.  Un hábito se adquiere con la repetición y una vez adquirido es muy difícil modificarlo.

17. Es mucho mejor crear hábitos saludables que modificar los inadecuados, el tiempo dedicado a ello habrá merecido la pena.


18.  Se consigue mucho más con refuerzo positivo que con castigo.
19. El castigo lleva a mentir para ocultar errores cometidos y con la mentira no sólo aprenderemos a mentir a los demás sino también a mentirnos a nosotros mismos.
20. El castigo conlleva resentimiento, sensación de fracaso, agresividad entre otras cosas, por ello cuanto menos lo utilicemos mejor.
21. El refuerzo positivo nos lleva a desear repetir y a no tener que ocultar, a querer que los demás conozcan lo que hacemos bien y a sentirnos seguros.
22. Las críticas y censuras inhiben, las alabanzas potencian el aprendizaje y el correcto desarrollo evolutivo.
23. Las críticas hechas, cuando estamos enfadados, impiden el autocontrol y conducen a decir barbaridades que decimos pero que no creemos ni sentimos.
24. Lo dicho con respeto genera confianza, seguridad, autoestima, satisfacción y en general deseos de superación.
25. Se corrige más alabando lo positivo que castigando o criticando los errores.
26. Cuando alabamos un mínimo esfuerzo estamos sentando bases para lograr grandes objetivos.
27. Si nos mostramos orgullosos por pequeños detalles bien hechos estaremos dando alas y sentando las bases para realizar grandes esfuerzos y conseguir grandes objetivos.
28. Si aceptamos a nuestros hijos como son y no como nos gustaría que fueran les estaremos enseñando respeto, seguridad en sí mismos y autoestima.
29. Las comparaciones son odiosas, aportan más daño que beneficio, generan inseguridad, miedos, sentimientos de fracaso, falta de autoestima, inhibición y mucha inseguridad.
30. Si enseñamos a ver lo positivo de los demás estaremos aprendiendo a ver lo positivo en nosotros mismos.
31. Si enseñamos a ver lo positivo de los demás estaremos aprendiendo a establecer relaciones gratificantes y a percibir y a compartir lo mejor de cada uno.
32. Si obligamos a nuestros hijos a respetar las normas y los límites estaremos sentando las bases para ser personas equilibradas, sin traumas, felices consigo mismas y con el medio que les rodea pues sabrán siempre a qué atenerse y a no estar desorientados.
33. Si permitimos que se salten las normas cuando son pequeños no sabrán respetarlas conforme vayan creciendo.

34. Si permitimos que nuestros hijos se salgan siempre con la suya estaremos gestando adultos egoístas e insatisfechos con todo.
35. Beneficiamos más a nuestros hijos cuando los padres nos ponemos de acuerdo en las decisiones que tomamos que cuando uno decide una cosa y el otro le lleva la contraria.
36. El desacuerdo entre los padres genera ambigüedad y manipulación, el acuerdo seguridad y respeto.
37.  Conseguimos más pidiendo las cosas que ordenándolas.
38.  Conseguimos más dialogando que exigiendo.
39. Si ordenamos y exigimos sin diálogo, impediremos que puedan desarrollarse otros puntos de vista y otras alternativas.
40. Si tenemos en cuenta otros puntos de vista y otras alternativas estaremos potenciando nuestro desarrollo personal.
41. No hay mejor modelo que unos buenos padres y no hay mejor escuela que un buen modelo.
42. Se aprende mucho más a través de los modelos que a través de la teoría.
43. Una promesa hay que cumplirla por encima de todo pues con ello generaremos confianza, seguridad, valores, ideas claras y en consecuencia saber muy bien a qué atenernos en todo momento.
44. Cuando se toma una decisión sobre lo que es correcto hacer, hay que mantenerla y si nos hemos equivocado aprender de ello para no volver a equivocarnos.
45. Si cambiamos continuamente de opinión sobre lo que deben hacer nuestros hijos estaremos generando ambigüedad y desorientación.
46. Dejemos que nuestros hijos cometan errores, no lo hagamos todo nosotros para evitarles problemas, pues de hacerlo así, los estaremos creando.
47. No consideremos los errores como fracasos sino como posibilidades para aprender y poder salir fortalecidos de ellos.
48. Es importante que nuestros niños aprendan a frustrarse, pero solemos impedírselo porque les damos todo mucho antes de que nos lo pidan, incluso aunque no lo hayan pedido ni les haga ninguna falta.
49. Es fundamental aprender a dilatar la gratificación y aprender a esperar el premio para poder aprender a enfrentarnos a la frustración y poder adquirir las habilidades necesarias para combatirla.
50.  La sobreprotección pasa factura pues genera personas inseguras.
51.  Para aprender hay que cometer errores pues de los errores se aprende.
52. Cuantos más errores cometamos mayor nº de veces lo habremos intentado y mayores recursos y habilidades podremos adquirir.
53.  No se consiguen grandes metas sin antes haberlas intentado.
54.  Los grandes científicos cometieron muchos errores hasta lograr su objetivo final
55. Si enseñamos a nuestros hijos a decir la verdad aprenderán a no ocultar, a asumir responsabilidades, a aprender de las consecuencias, a ser sinceros con ellos mismos, a ser honestos y a sentirse orgullosos de sí mismos.
56. Si aprendemos a escuchar podremos enseñar a escuchar, a compartir dudas, a confiar, a razonar, a reconocer errores, a dialogar y la comunicación vendrá sola.
57. Es más importante aprender a controlar, aprendiendo a escuchar, que aprender a anticipar sin dejar terminar lo que nos están diciendo.
58. Si aprendo a escuchar, aprenderé a concentrarme en lo que otros puedan decirme y a no generar ideas equivocadas.
59. Si aprendo a escuchar estaré aprendiendo a razonar y a comprender, a ponerme en el lugar de los otros, a valorarles, a hacerles sentirse importantes y los beneficiados seremos todos.
60. Si aprendemos a escuchar y a no gritar, cuando no estamos de acuerdo, estaremos enseñando a razonar y a dialogar.
61. No tiene más razón quien más grita sino quien, a través de la escucha activa, ofrece más alternativas.
62. Es más fácil equivocarse cuando nos precipitamos que cuando esperamos y escuchamos.
63. Si aprendemos a escuchar a los demás también aprenderemos a escucharnos a nosotros mismos.
64. Si admitimos que nos hemos equivocado ganaremos respeto y sentaremos las bases para poder corregir los errores.
65. Es más importante admitir un error y poner los medios para corregirlo que negarlo para que otros no nos critiquen.
66. El equivocarse es de sabios, se cometen muchos errores hasta descubrir un gran resultado.
67. Los errores son muy importantes no los veamos como fracasos sino como medios para conseguir un fin.
68. Si cuando hacemos algo bien hecho nos lo valoran tenderemos a repetirlo, mucho más que si nos critican lo que hacemos mal.
69. La base del aprendizaje es la repetición, cuanto más repitamos algo, mejor lo aprenderemos.
70. Nos sentiremos más importantes y más seguros cuando nos valoren lo bien hecho y, nos sentiremos más inseguros y más fracasados cuando nos critiquen por lo que hemos hecho mal.
71. Si alabamos y valoramos el esfuerzo realizado conseguiremos mucho más que si lo obviamos.
72. Se aprende mucho más a través de los hechos que a través de las palabras.
73. La teoría es útil y necesaria, pues aporta información, pero si la teoría dice una cosa y los hechos dicen otra aprenderemos lo que digan los hechos.
74. Si decimos una cosa y hacemos otra estaremos transmitiendo inseguridad, falta de sinceridad y mucha desorientación.
75. Si enseñamos a respetar a los demás estaremos enseñando a respetarnos a nosotros mismos.
76. Si enseñamos a respetar lo que nos rodea, enseñaremos a valorar lo que tenemos, a sentirnos orgullosos, a ser objetivos, a captar lo mejor y lo más positivo del medio.
77.. No podemos pedir que recojan su habitación, si cuando vamos por la calle nos ven tirar un cigarrillo o un papel al suelo.
78. En el colegio nos enseñan teoría, pero en casa podemos aprender la práctica, y los padres somos los mejores profesores de nuestros hijos.
79. Un minuto dedicado a escuchar a nuestros hijos, será un minuto durante el cual nuestros hijos podrán sentirse importantes, porque alguien valorará lo que están diciendo.
80. Cuanta más importancia tiene una cosa más tiempo le dedicamos ¿por qué no hacer lo mismo con nuestros hijos, si es lo más importante que tenemos?
81. Lo que para nosotros puede ser una tontería para nuestros hijos puede ser lo más importante del mundo.
82. Si les escuchamos les enseñamos a dialogar, a expresar sentimientos, a no sentir vergüenza por lo que dicen o piensan y eso es muy importante para su desarrollo.
83. Tener pocos años implica tener poca experiencia pero los padres podemos enseñarles a ser mejores adultos.
84.  Quererles y decírselo, les ayuda mucho más que darlo por hecho y no decirlo por ser obvio.
85.  Al darles besos y achuchones cariñosos hará que valoren lo importantes que son para nosotros y eso permitirá que se sientan mucho más seguros.
86.  Si transmitimos optimismo, estaremos enseñando a ver lo positivo y con ello garantizaremos el bienestar, la alegría, la satisfacción personal y las ganas por compartir nuestras emociones.
87.   La mejor escuela de la vida es el ejemplo de los padres.
88.   Son mucho más útiles los ejemplos, a través de nuestros comportamientos, que las mejores teorías.
89.  La misión de los padres es orientar, aclarar ideas, amar a nuestros hijos sin comparaciones, comprenderles, incentivarles, ayudarles pero sobre todo es ser un buen modelo.
90.  Si no escatimamos esfuerzos nos beneficiaremos todos.
91. A mayor esfuerzo mayor logro y a mayor logro mayor autoestima.
92. Si les pillamos haciendo algo bien, nosotros aprenderemos este hábito y con él garantizaremos su aprendizaje, su espíritu de superación, su seguridad y su autoestima.
93. Cuando repiten lo que saben que ha gustado están aprendiendo pues la repetición es la base de todo aprendizaje.
94.  Para conseguir resultados positivos hay que aplicar lo aprendido con perseverancia.
95. Es mejor marcar metas pequeñas y celebrar los éxitos que marcarles metas grandes pero imposibles.
96. Es más importante reforzar los logros a corto plazo que exigir alcanzarlos a largo plazo.
97. Si realizamos críticas delante de nuestros hijos les enseñaremos a criticar y a no valorar los potenciales que todos tenemos.
98. Es fundamental focalizar la atención en los puntos fuertes de nuestros hijos por mínimos que sean, minimizando sus dificultades, potenciando sus recursos y valorando sus habilidades.
99. Todos somos genios en potencia, desarrollemos la genialidad y ayudemos a nuestros hijos a conseguirla.
100. Cuanto antes comencemos a trabajar mejores resultados obtendremos.
Nuestros hijos son nuestro futuro, no escatimemos esfuerzos pues todos nos beneficiaremos de ello. Trasmite a tu hijo que si se propone conseguirlo, será capas de mejorar, aprender y progresar en todos los sentidos y en todos los ámbitos de la vida. Por último decir que siempre es mejor prevenir que curar

jueves, 3 de abril de 2014

Síndrome de Acumulación Compulsiva: Consideraciones y algunos Tips

Las personas afectadas por el Síndrome de Acumulación Compulsiva se caracterizan por tener grandes dificultades para deshacerse de objetos que la mayoría de la población considera inservibles.
El 50% de las personas que sufren el Síndrome de Acumulación Compulsiva, consistente en guardar cosas en casa por si algún día resultaran necesarias, no presentan un cuadro de Trastorno Obsesivo Compulsivo. Señalo la importancia de diferenciar este trastorno del síndrome de Diógenes. ”En el caso de Diógenes, la patología está asociada a una demencia y las personas que la sufren viven en un estado de dejadez”, “ellos mismos no se cuidan, no se lavan y no mantienen su higiene y la de sus casas, por lo que acumulan basura en el interior”.

En el caso del Síndrome de Acumulación Compulsiva, “las personas que lo sufren parecen normales y fuera de sus hogares no parece que tengan ningún problema", sólo cuando se va a sus casas se descubre “que están abarrotadas de objetos inservibles o sin valor”.

El tratamiento del Síndrome de Acumulación Compulsiva es complicado porque no existen fármacos para poder hacer frente a la patología, que se trata con terapia psicoterapeuta de tipo conductual.

El tratamiento más prometedor parece el psicológico, en el que el terapeuta ayuda al enfermo a entender que no es necesario guardar todos esos objetos. Pero es importante que el paciente entienda e interiorice esta información porque no serviría de nada limpiar la casa para que después, cuando el terapeuta haya marchado, la vuelvan a llenar de cosas”.

Nuestro primer objetivo es que dejen de acumular. Es decir, que salgan de casa y regresen sin nada nuevo, sin revistas, diarios o folletos publicitarios. El segundo paso que damos con ellos es el de enseñarles a organizar el espacio. La idea es trabajar con tres tipos de cajas clasificadoras en la que se priorice el valor de los objetos: En el primer tipo de caja pondrán los objetos de uso cotidiano, en la segunda depositarán los objetos que pueden utilizar a largo plazo y en la tercera los que no volverán a utilizar. El primer paso es desprenderse de esta última caja para liberar espacio y poder vivir en casa. Luego, una vez superada esta fase ya se abordaran los siguientes objetivos. El gran reto no es tirar los objetos sino lograr que el paciente se de cuenta de porqué guarda el objeto para que se pueda deshacer de él”.

TIPS
  1. Conoce e identifica el problema: la acumulación compulsiva está presente si  es imposible utilizar  una o varias habitaciones de la casa para su uso específico.
  2. Habla de tu problema: Esto puede resultar difícil si te sientes avergonzado o tienes temor de que te obliguen a desprenderse de esos objetos. Hay equipos profesionales que pueden ayudarte practica, psicológica y emocionalmente.
  3. Identifica una zona que deba ser organizada: Puede ser una caja, un mueble, tu coche o una habitación de tu casa, garage, etc. Metas pequeñas y accesibles te ayudarán a valorar tus progresos
  4. Trabaja en esa zona cada día: Incrementa gradualmente la frecuencia y el tiempo. Comenzar es el momento más difícil, pero luego, verás que puedes continuar con menos resistencias. Continúa cada día hasta que la zona esté despejada.
  5. Decide en 10-20 segundos si has de tirar algo o no: Mirar, tocar o pensar cosas acerca del objeto lleva a aumentar el apego y como resultado se cambia la decisión previamente adoptada.
  6. Cambiar las cosas de lugar no soluciona el problema.
  7. No guardes cosas “para otro” o para cuando la casa este limpia o para cuando te mudes. Hacer esto es una forma de eludir la ansiedad que te produce decidir y desprenderte de algo y además no puedes hacerte cargo de si el otro querrá o no conservar ese objeto.
  8. Crea un horario y asume el compromiso de  cumplirlo:. Programa tus sesiones de organización por períodos regulares semana/día y si tienes objetivos especiales, por ejemplo “arreglar el estar para invitar amigos a cenar” ponle fecha y no la cambies. Trata de no ser interrumpido en tus sesiones de organización y limpieza.
  9.  Reconoce tus logros: Toma fotos tipo antes/después que te permitan sentirte satisfecho y prémiate con algo que te guste que no sea posible acumular: un masaje, un paseo, una cena, una película, pero no se te ocurra ir de shopping!.
  10. Tú controlas este tema y asumes la responsabilidad por tus progresos, pedir ayuda es importante pero la fuerza detrás del proyecto eres tú.
  11. Pon reglas, como acordar con las personas que te ayudan que la decisión final será tuya, armar guías: por ejemplo todos los periódicos de más de una semana pueden reciclarse pero cartas y fotos no. Ponte también tú reglas, por ej, no voy a conservar más de 500 libros o voy a desprenderme del 50% de mis objetos.
  12. Libérate de la obligación de encontrarle un hogar a todas las cosas que posees: Desvincúlate de su destino
  13. Vigila aquellas situaciones en las que podrías tentarte y adquirir objetos innecesarios, por ejemplo en época de rebajas o  en los hipermercados o en contenedores donde ves que otro ha dejado algún objeto. Intenta  limitar y controlar todo lo que entra a tu casa.
  14. Pregúntate si tu realmente usarás ese objeto, no si podrías usarlo
  15. Una regla bastante útil es la que dice que "si no has usado algo en un año y ni recuerdas donde se encuentra", probablemente significa que puedes vivir sin eso.
  16.  Más no significa mejor: Tener dos hornos micro-ondas o tres bicicletas puede significar que debamos deprendernos de la que sobra.
  17. Organiza los objetos por pilas/columnas según su destino: Por ejemplo, podrías tener una pila para las cosas que donarás, para caridad, otra con cosas que venderás, otra con cosas que tirarás. Pero no hagas demasiadas pilas, porque tener que decidir donde poner algo entre 10 pilas solo contribuirá a aumentar tu estrés.
  18. Está bien equivocarse: No tienes que hacer todo “perfecto”, ya alcanza si lo haces, maneja una cosa por vez y si te ves cambiando la misma cosa de lugar, de una pila a otra una y otra vez, stop, re enfoca y continúa.
  19. Sé Valiente: Vencer a la tendencia a la acumulación progresiva requiere que te enfrentes a cosas que puede que te asusten. Puedes controlarlo pero es necesario que enfrentes tu miedo a arriesgarte decidiendo erróneamente. Quién no arriesga poca veces gana.
  20. Descubre a qué temes: ¿Qué es lo peor que podría pasar si tiras eso? ¿Que tan malo sería para ti?
  21. Mantén la calma: No lograrás superar este problema de la noche a la mañana. Céntrate en pequeñas victorias y disfrútalas. Si puede limpiar un cajón, muy bien; una habitación estupendo, felicitate  más que estar pendiente de las que aún no has limpiado.
  22. Mantén el entusiasmo: Limpia algo cada día, pero hazlo “cada día” aunque sea cinco minutos
  23. Sé estricto contigo mismo: Organiza tu tiempo y trata de no hacer nada que te guste si antes no has limpiado por lo menos media hora u ordenado cajas o estanterías o lavado vajilla sucia. Es un sistema de recompensas quizás infantil, pero da resultados.
  24. Ten claro cuando pedir ayuda: La acumulación compulsiva es un tema potencialmente indicador de algún otro problema  y requiere tratamiento. Si solo se trata de algo leve y puedes cambiar tus hábitos y entender porque está sucediendo ok, pero si no puedes, si tu familia o tus amigos o tu pareja te hacen ver que es casi imposible  convivir contigo, no lo niegues, ni te enojes u ofendas, pide ayuda profesional o deja que otro lo haga por ti.

Artículos publicados: http://alex-psicoclinica.blogspot.mx/2013/11/trastorno-por-acomulacion.html
                                http://alex-psicoclinica.blogspot.mx/2012/05/el-sindrome-de-diogenes.html