martes, 20 de mayo de 2014

Asesino Serial: Perfil Psicológico Criminal

¿Qué es un asesino serial? También conocido como asesino múltiple. Es la persona que asesina a tres o más víctimas en un lapso de 30 días o más, con un período de enfriamiento entre cada asesinato y cuya motivación se basa en la gratificación psicológica que le proporciona dicho crimen.

Perfil

Para entender el perfil de un asesino, es muy importante conocer el tipo de asesinato que comete. La violencia en la conducta agresiva con el fin de causar un daño físico o psicológico a otra persona puede ser de diferentes tipos. Puede tratarse de una violencia impulsiva o de una violencia premeditada. La mayoría de los asesinos en serie tienen antecedentes enfermizos. Se sabe que, frecuentemente, fueron víctimas de abusos durante su infancia, ya sea física, sexual o psicológicamente, toda vez que existe una correlación entre los abusos de su infancia y los crímenes que cometen.

Esta clase de homicidas utilizan su ingenio para atraer a sus víctimas o desarrollan sofisticados métodos de tormento y ejecución. Se destacan por poseer una inteligencia por encima del promedio, poseen muchos recursos intelectuales y casi siempre son dueños de una fuerte personalidad. Seductores, disfrutan al construir artefactos, habitaciones e inclusive casas completas, que acondicionan como cámaras de tortura. Disfrutan con el dolor y el miedo de sus víctimas y van perfeccionando sus técnicas.

Se ha observado que la mayoría de ellos han sufrido golpes en la cabeza, episodios de violencia o abuso sexual en su infancia. Cuando son niños, frecuentemente padecen enuresis (micciones incontroladas) y además maltratan, torturan y matan animales (insectos, aves, roedores, gatos o perros). También suelen mutilar muñecas, presentar tendencias pirómanas y practicar juegos que concluyen con un supuesto asesinato o una muerte actuada. Gustan de desafiar lo establecido, presentan conductas audaces y delinquen con facilidad. No respetan las leyes ni las jerarquías, aunque a veces, por conveniencia, se apegan a ciertas reglas sociales. Son grandes fingidores, mienten con facilidad y son mitómanos. Por lo general, presentan conductas sexuales atípicas o patológicas (parafilias). Muchos consumen y coleccionan pornografía (libros, revistas y películas).

El elemento de fantasía en el desarrollo de los asesinos en serie es extremadamente importante. A menudo fantasean acerca de asesinar durante y aún después de la adolescencia. Sueñan despiertos de manera compulsiva sobre dominación, sometimiento y asesinato, usualmente con elementos muy específicos de sus fantasías que después aparecen en sus crímenes reales. Otros disfrutan leyendo historias de sadismo, llenos de violación, tortura y homicidio. En algunos casos, estos rasgos no están presentes.

Una variedad de impulsos psicológicos pueden llevar a matar al asesino serial o asesino en serie, como también se lo conoce, especialmente se destacan las obsesiones sexuales y las desmedidas intenciones de poder. La metodología, es decir, el modus operandi (el modo de actuar, las acciones características al cometer un crimen) que sigue un asesino de este tipo “suele” ser siempre la misma, porque los crímenes más o menos se realizan en las mismas condiciones y los blancos escogidos comparten características, entre ellas, profesión, sexo, edad, raza.

Sus motivaciones al matar incluyen la necesidad de calmar un impulso homicida, el cumplimiento de ciertas fantasías, casi siempre de contenido sexual, el deseo de ejercer poder y dominación sobre las víctimas, perturbaciones o enfermedades mentales que provocan alucinaciones y una profunda distorsión en la percepción de la realidad y la satisfacción al causar dolor y muerte. Carecen de empatía y cosifican a sus víctimas, a quienes consideran objetos y no sujetos, cosas y no personas. Poseen, en cambio, la denominada empatía utilitaria, encaminada a analizar y manipular a los demás. Casi nunca se arrepienten de sus crímenes e inclusive presumen de los mismos ante los medios de información.

La relación de los asesinos en serie con los restos de sus víctimas es muy simbólica algunos son:

Necrófilos (mantienen contacto sexual con el cadáver o con trozos de él)
Necrófagos (comen pedazos del cuerpo, a veces por varios días)
Necrómanos (guardan partes como recuerdo)
Necrógrafos (le toman fotografías a los restos)

Unos más visitan los lugares donde han sepultado o abandonado los cadáveres, e inclusive llegan a desenterrarlos. La mayoría de los asesinos son extremadamente fetichistas: guardan “trofeos” o “recuerdos” físicos de sus crímenes (fotografías, prendas de vestir, joyas, credenciales o inclusive miembros de las víctimas), que los ayudan a revivir sus acciones y sirven como parte de una colección, cuyo significado es claro únicamente para ellos. Otros también recortan y guardan notas aparecidas en periódicos y revistas, e inclusive graban noticiarios que informan sobre sus crímenes.

El mayor porcentaje de asesinos seriales son hombres, caucásicos, de entre veinte y sesenta años de edad, hay muy pocos casos de asesinas en serie. Casi siempre matan dentro de su grupo racial y sus víctimas tienen semejanzas entre sí (de sexo, apariencia, ocupación, nacionalidad, edad, clase social, etc.). También suelen limitarse a un área geográfica determinada, cerca de sus lugares de trabajo o vivienda. Pueden llevar una vida aparentemente normal, lo que se conoce como máscara de cordura. Muchas veces escriben cartas a la policía, a los medios de información masiva o a las familias de sus víctimas. Necesitan ser reconocidos y gustan de la publicidad y la difusión que se le brinda a sus acciones. Algunos de ellos regresan al lugar de sus crímenes o intentan colaborar con las investigaciones de sus casos. Otros acuden a los funerales o sepelios de sus víctimas.

Es importante hacer una distinción entre varios término, no es lo mismo un asesino en serie, uno en masa y, lo que los científicos han llamado, un Spree Killer.

Un asesino en serie es alguien que comete tres o más asesinatos durante un extenso período con un lapso de enfriamiento entre cada crimen. En medio de sus delitos ellos parecen bastante normales, de coeficiente intelectual elevado, violentos, sádicos evitan la captura, durante años cometen una serie de asesinatos, actúan durante años entre periodos intermitentes de violencia y normalidad "máscara de cordura." A menudo existe, pero no siempre, un elemento sexual en este tipo de asesinos. Los asesino en serie en general son organizados a diferencia de los spree killers y los en masa

Un asesino en masa, por otra parte, es un individuo que comete múltiples asesinatos en una ocasión aislada y en un solo lugar. Los autores algunas veces cometen suicidio, por consiguiente, el conocimiento de su estado mental y qué los motiva a actuar de esa manera, se deja muchas veces a la especulación. Los pocos asesinos masivos que han podido ser atrapados afirman que no recuerdan claramente el evento. Suelen ser violentos su motivación es una gran cantidad de ira acumulada la cual explota por un detonante como la muerte de un familiar, pérdida del empleo o de la pareja sentimental, asesinan a un gran número de personas en un único atentado en el que generalmente mueren. No planean a largo plazo.

Un spree killer comete múltiples asesinatos en diferentes lugares, dentro de un período que puede variar desde unas cuantas horas hasta varios días. Entre el asesino en serie y el de masas asesinan a un grupo de personas en un corto tiempo y en diferentes lugares, carecen de la máscara de cordura, no vuelven a su comportamiento normal entre asesinatos.

Los asesinos en serie atraviesan por varias fases cada vez que cometen un crimen:

1. Fase áurea. El asesino se refugia en sus fantasías, que casi siempre giran alrededor de muerte, sexualidad y violencia. Su contacto con la realidad se debilita.
2. Fase de pesca. El homicida comienza a acechar a víctimas potenciales. Con frecuencia vaga por las calles, a pie o en un vehículo, seleccionando.
3. Fase de seducción. El criminal atrae a sus víctimas potenciales, se gana su confianza o provoca encuentros fortuitos con ellas. Esto le produce placer.
4. Fase de captura. El asesino ataca. En este punto, puede secuestrar a su víctima. Es también el momento en que ejerce la crueldad: viola, maltrata, amenaza, golpea, tortura, mutila, y si corresponde a su perfil, documenta sus acciones en vídeo o fotografía.
5. Fase del asesinato. El homicida consuma la muerte de la víctima, siempre por medios violentos. Para ello utiliza un método preferido, que varía según el perfil del asesino: estrangular, disparar, desangrar, ahorcar, quemar, asfixiar, ahogar, golpear, envenenar.
6. Fase fetichista. El criminal elige el “trofeo” o “recuerdo” de su acto. Pueden ser las fotografías o vídeos que haya tomado, o algún objeto relacionado con la víctima. Es también el momento en el cual mutila el cadáver para guardar uno o varios trozos. Muchos aprovechan este momento para violar los cuerpos, descuartizarlos, enterrarlos o tirarlos en algún lugar.
7. Fase depresiva. Algunos investigadores equiparan esta etapa con el relajamiento post coital. Muchos agresores tienen pensamientos suicidas.
8. Fase de meseta. El asesino se tranquiliza, recuerda sus crímenes, contempla los objetos obtenidos, reúne recortes de prensa sobre el suceso, se dedica a escribir cartas, se acerca a los sitios donde ha matado, intenta establecer contacto con familiares de sus víctimas y autoridades policíacas, e inclusive asiste a las exequias. Este periodo de supuesta calma dura hasta que las fantasías y la necesidad de matar retornan.

Ciertas clasificaciones dividen a estos criminales en “organizados” y “desorganizados”:

1. Organizados.
  • Tienen un coeficiente intelectual normal o alto.
  • Llevan una vida social activa.
  • Provienen o pertenecen a la clase social media o alta.
  • Pueden ser casados o tener una pareja estable.
  • Poseen un vehículo propio, en el que se trasladan para cometer los crímenes.
  • Tienen un trabajo estable y gozan de cierta solvencia económica.
  • Planean sus crímenes con antelación.
  • Con frecuencia, conocen a su víctima.
  • Portan un “kit de asesinato”, con los instrumentos que utilizarán para cometer el crimen (cuerdas, linterna, armas de fuego o armas blancas, esposas, etc.)
  • Acostumbran violar y torturar antes de matar a su víctima.
  • Son cuidadosos; eliminan las pruebas o tratan de no dejar indicios sobre su identidad.
2. Desorganizados.
  • Tienen un bajo coeficiente intelectual.
  •  Llevan una vida social mediocre.
  •  Provienen o pertenecen a la clase social media-baja o baja.
  •  Por lo general son solteros.
  •  No eligen el escenario del crimen y cometen los asesinatos en el sitio donde encuentran a la víctima.
  •  Improvisan sus actos.
  •  No portan armas y con frecuencia utilizan objetos que se encuentran en el lugar del crimen.
  •  No conocen a las víctimas.
  •  Se trasladan a pie o utilizan el transporte público; y si utilizan un vehículo, es prestado, robado o se encuentra en malas condiciones.
  •  Matan a su víctima, a veces con crueldad, pero no la violan mientras vive, ni la torturan.
  •  Dejan pruebas de su identidad en el lugar (ropa, documentos, huellas digitales, cabellos, restos de fibras, sangre, semen, saliva, orina, excremento, etc.)
México tiene su lado oscuro, ese que no quiere ser recordado. La historia de las muertes hechas por celebres asesino seriales no le es ajena a nuestro país.

lunes, 19 de mayo de 2014

Cosas que Debes Dejar de Hacerte a ti Mismo

Necesitamos dejar espacio a las nuevas y mejores cosas de la vida. “Nadie puede volver atrás y comenzar de nuevo, pero cualquiera puede comenzar hoy mismo y hacer un nuevo final.” M. Robinson. 
1. Deja de pasar tiempo con las personas equivocadas.

La vida es muy corta como para gastarla junto a personas que succionan tu energía y felicidad. Si alguien te quiere en su vida, harán espacio para ti, no deberías pelear por un lugar. Nunca jamás insistas con alguien que te pasa por alto. Recuerda que los verdaderos amigos soy aquellos que te dan la libertad de ser tú mismo y en especial la libertad de sentir, no son necesariamente aquellos que se quedan contigo en los buenos tiempos, sino los que permanecen en las peores situaciones.

2. Deja de huir de tus problemas.

¡Enfréntalos! No será fácil, nadie es capaz de salir ileso de todos los problemas. No siempre se puede salir instantáneamente de un problema cuando se presenta, no estamos hechos para eso. De hecho, lo normal es que sintamos tristeza, enojo, dolor, incertidumbre, derrota. Este es el propósito de la vida: Enfrentar los problemas, aprender de ellos, adaptarse y, finalmente, resolverlos con el paso del tiempo. Es lo que nos convierte y moldea a lo largo de la vida.

3. Deja de mentirte.

Puedes mentirle a cualquiera en el mundo, pero no puedes mentirte a ti mismo. Nuestra vida mejorará sólo cuando aprovechemos las oportunidades y la primera y más difícil es ser realmente honestos con nosotros mismos.

4. No dejes tus propias necesidades para lo último.

La cosa más terrible es perderse a sí mismo mientras amas a alguien más, olvidándose de lo especial que es uno mismo. Esto no significa que dejes de ayudar a otros, sino que debes ayudarte a ti mismo también. Si existe un momento para seguir tu pasión y hacer algo que te importa, ¡Ese momento es justo ahora!.

5. Deja de intentar ser alguien que no eres.

Uno de los grandes retos de la vida es ser uno mismo en un mundo que quiere que todos sean iguales. Siempre habrá alguien más listo, más guapo, más joven o más viejo, pero NUNCA serán TÚ. Jamás cambies para agradar a las personas, sé tú mismo y las personas correctas te amarán por ello.

6. Deja de aferrarte al pasado.

No puedes comenzar un nuevo capítulo en la vida si sigues leyendo y releyendo el anterior.

7. Deja de tenerle miedo a los errores.

Hacer algo y equivocarse es, al menos, diez veces más productivo que no hacer nada. Cada éxito trae una historia de fracasos detrás y cada error es un paso más cerca de la victoria. Uno termina arrepintiéndose de las cosas que no hizo más que de las cosas que hizo.

8. Deja de culparte por errores pasados.

Quizá amamos a la persona equivocada y lloramos por errores cometidos, pero no importa cuántas cosas hemos hecho mal, algo es seguro: los errores nos ayudan a encontrar a la persona y a las cosas correctas para nosotros. Todos cometemos errores, tenemos problemas e incluso nos arrepentimos de cosas de nuestro pasado. Pero tú no eres tus errores, no eres tus problemas y estás aquí y AHORA con el poder de moldear tus días y tu futuro. Cada cosa que te ha pasado en la vida te está preparando para algo que aún está por venir.

9. Deja de intentar comprar la felicidad.

Muchas de las cosas que deseamos son caras. Pero la verdad es que las cosas que en verdad nos satisfacen son totalmente gratis: el amor, la risa y trabajar en nuestras pasiones. Si te permites vivirlo intensamente vivirá en tu corazón y mente por siempre.

10. Deja de buscar la felicidad exclusivamente en otros.

Si no eres feliz con quien eres por dentro, no serás feliz en una relación de largo plazo con cualquier otra persona. Primero tienes que crear estabilidad en tu propia vida, antes de que puedas compartir la vida con alguien más.

11. Deja de ser pasivo.

No pienses demasiado las cosas o crearás un problema que ni siquiera estaba ahí en primer lugar. Evalúa las situaciones y toma acciones decisivas. No puedes cambiar cuando te rehúsas a confrontar las cosas, el progreso implica riesgo, ¡Punto! No puedes llegar a segunda base si tienes un pie en la primera.

12. Deja de creer que no estás listo.

Nadie se siente 100% preparado cuando una oportunidad se presenta. Es porque las oportunidades en la vida nos empujan fuera de nuestras zonas de confort, lo que significa que nunca nos sentiremos completamente cómodos en un principio.

13. Deja de envolverte en relaciones por las razones equivocadas.

Las relaciones deben ser escogidas sabiamente. No hay necesidad de apresurarse, si algo debe ser lo será a su debido tiempo, con la persona adecuada y el momento debido. Enamórate cuando estés listo, no cuando te sientas solo.

14. Deja de evitar nuevas relaciones sólo porque las pasadas no funcionaron.

En tu vida te darás cuenta de que hay un propósito para cada persona que conozcas. Algunas personas te pondrán a prueba, otras te enseñarán grandes lecciones, pero lo más importante es que algunas sacarán lo mejor de ti.

15. Deja de competir contra todos.

No te preocupes si a otros les va mejor que a ti, concéntrate en romper tus propios récords cada día. El éxito es una batalla entre tú y tú mismo, sólo eso.

16. Deja de lado los celos.

Los celos son el arte de contar las bendiciones ajenas en vez de las propias. Pregúntate esto: “¿Qué es lo que tengo yo que todos los demás quieren?”

17. Deja de quejarte y de sentir pena de ti mismo.

La vida tiene sus altibajos por una razón: para moldear tu camino en la dirección correcta para ti. Puede que no veas o entiendas todo en el momento en que sucede, eso puede ser muy duro. Pero recuerda los momentos difíciles que ya has pasado: Casi siempre nos llevan a mejores lugares, personas, estados mentales o situaciones, eventualmente. Así que sonríe y practica todos los días 5 minutos en hacerlo veras que al final saldrá natural. Deja que todos sepan que hoy eres mucho más fuerte que ayer, y así continuarás.

18. Deja de guardar resentimiento.

No vivas tu vida con odio en el corazón. Terminarás lastimándote a ti mismo más de lo que las personas que odias podrían. El perdón no es sólo decir: “Está bien lo que me hiciste”, es poder decir: “No voy a dejar que lo que me hiciste arruine mi felicidad para siempre”. El perdón es la respuesta, déjalo ir, encuentra la paz, ¡Libérate! Y recuerda, el perdón no es sólo para las demás personas, también es para ti mismo. Si debes, perdónate a ti mismo, supéralo e intenta hacerlo mejor la siguiente ocasión.

19. Deja de permitir que otros te bajen a su nivel.

Niégate rotundamente a rebajar tus estándares para adaptarte a quienes se niegan a elevar los suyos.
20. Deja de desperdiciar el tiempo explicando tus razones a los demás.
Tus amigos no lo necesitan y tus enemigos ni siquiera lo creerán. Sólo haz lo que tu corazón te dice que es correcto.

21. Deja de hacer las mismas cosas una y otra vez sin tomarte un descanso.

El tiempo perfecto para tomarte una pausa es justo cuando no tienes tiempo para ello. Si continúas haciendo lo mismo, seguirás obteniendo los mismos resultados. Hay veces que necesitamos un descanso para ver las cosas más claramente.

22. Deja de pasar por alto la belleza de los pequeños momentos.

Disfruta de las cosas pequeñas porque un día mirarás atrás y descubrirás que eran, en realidad, las cosas más grandes. La mejor parte de tu vida serán las cosas pequeñas, momentos innumerables que invertiste sonriendo a quien te interesa de verdad.

23. Deja de intentar que las cosas sean perfectas.

El mundo real no recompensa a los perfeccionistas, recompensa a las personas que hacen las cosas en tiempo y forma.

24. Deja de seguir el camino más fácil.

La vida no es fácil, especialmente cuando planeas realizarte en algo que vale la pena. No tomes la alternativa más fácil siempre, haz cosas extraordinarias.

25. Deja de actuar como si todo estuviera bien cuando no lo está.

Está bien quebrarse de vez en cuando, no tienes que pretender ser fuerte, no hay necesidad de probarle a nadie que todo está perfectamente todo el tiempo. No debería preocuparte lo que los demás piensan. Llora si lo necesitas, es saludable dejar fluir esas lágrimas. Cuanto más pronto lo hagas, más pronto serás capaz de sonreír de nuevo, sonreír de verdad.

26. Deja de culpar a los demás de tus problemas.

La capacidad de alcanzar tus sueños depende de tu capacidad de hacerte responsable de tu vida. Cuando culpas a los demás de lo que te pasa, estás rechazando esta responsabilidad: Le das poder a otros sobre una parte de tu vida.

27. Deja de hacerlo todo por todos.

Eso es imposible, y solamente terminarás exhausto. Pero hacer sonreír a una persona, a esa persona especial sí puede cambiar el mundo. Quizá no el mundo entero, pero sí una parte de él: enfocarse es el secreto.

28. Deja de preocuparte demasiado.

Preocuparse no le quita problemas al día de mañana, le quita felicidad al día de hoy. Una manera de saber si vale la pena preocuparse es plantearse la siguiente pregunta: “¿Importará esto dentro de un año? ¿Tres años? ¿Dentro de cinco años?” Si la respuesta es negativa, entonces no vale la pena darle más vueltas al asunto.

29. Deja de enfocarte en lo que no quieres que suceda.

Mejor, enfócate en lo que sí quieres que pase. Pensar positivo es el preámbulo al éxito rotundo. Si despiertas cada mañana con el pensamiento de que algo maravilloso sucederá ese día y pones suficiente atención, descubrirás que estabas en lo correcto.

30. Deja de ser ingrato.

No importa lo bien o lo mal que te ha ido, levántate de la cama agradecido por tener vida. Hay quienes, en algún lugar, luchan por ella desesperadamente. En lugar de pensar en lo que te hace falta, intenta pensar en lo que tienes y que a muchos les hace falta.

martes, 13 de mayo de 2014

Drunkorexia: cuando el Alcohol sustituye a la Comida

Es un término no oficial que deriva de la palabra inglesa drunk (bebido o ebrio) y del sufijo griego orexia (apetetito).
La drunkorexia consiste en dejar de comer para poder beber. La persona cambia las calorías de los alimentos por la bebida, de esta forma cree que no engordará. Esta enfermedad mezcla la anorexia y el alcoholismo, ya que la persona reemplaza los alimentos por las bebidas alcohólicas.

Síntomas

1.- Muestra un carácter agresivo y poco afable con la familia y el entorno cercano.
2.- No realiza las comidas en familia y si lo hacen comen compulsivamente.
3.- Se observa una bajada de peso importante en poco tiempo y muestra signos de obsesión con el peso.
4.- Presenta deterioro físico, tiene la cara hinchada o piel alterada
5.- Necesita el consumo de alcohol para relajarse, divertirse, suelen beber a solas o a escondidas.

Es un problema que afecta sobre todo a los adolescentes, que beben alcohol para conseguir la aceptación de los demás y se sienten obligados a mantenerse delgados por la misma razón: en nuestra sociedad, y especialmente en esas edades, la obesidad es vista como una debilidad personal que descalifica a quien la padece y lleva a la marginación.

Las más propensas a sufrir este trastorno son las mujeres, ya que en su búsqueda de no ganar peso pero sí de disfrutar de las fiestas, dejan de comer para no acumular tantas calorías y quienes son las que más se preocupan por su imagen y peso, sin embargo es a quien más le afecta sufrir pues tanto su hígado como su corazón son mucho más susceptibles a ser dañados aunque consuma menos cantidad de alcohol que un hombre, esto porque la sangre femenina tiene una mayor capacidad de absorción que la sangre masculina, a un nivel superior de entre un 30 y 40%. También los principales  afectados son jóvenes preocupados por mantenerse delgados que no quieren renunciar al consumo de bebidas alcohólicas para divertirse, la solución: no comer

El alcohol actúa más sobre el estómago vacío: La obsesión por estar delgado y la aceptación social del consumo del alcohol han extendido peligrosamente este hábito, que se ha puesto de moda sobre todo entre las chicas. Su planteamiento es el siguiente: “Si esta noche voy a beber y, por tanto, voy a ingerir alcohol y calorías vacías, puedo ganar peso; así que para compensar, no como”. El problema es doble porque el alcohol, con el estómago vacío, tiene un efecto superior, con lo que es más fácil pasarse y llegar a la embriaguez.

La drunkorexia va incrementando día con día, y es que los jóvenes tienen un motivo más para dejar de comer y esto es para gastar menos, es decir que el dinero que tienen destinado para comida los fines de semana, prefieren guardarlo para usarlo en comprar bebida al momento de convivir con sus amigos, así que la mentalidad de hoy en día es “No como, así ahorro y además no engordo”.

Nota: Los jóvenes no se preocupan por ingerir alimentos que funcionarían como una especie de amortiguador en el estómago, puesto que de esta forma el alcohol se absorbería de forma más lenta por la sangre, y los riesgos de comas alcohólicos disminuirían. El alcohol es un ácido para nuestro estómago, que si cae de forma directa, lo más seguro es que raspe sus paredes ocasionando úlceras y quemaduras internas.

Las consecuencias de la drunkorexia son catastróficas, pues además de generar trastornos físicos evidentes, conlleva trastornos mentales irreparables.

Los efectos más peligrosos son: el deterioro de las neuronas a causa del alcohol; la pérdida de la conciencia o distorsión de la realidad, de tal forma que las personas tienen una percepción errónea de la imagen y se ven gordas cuando están muy delgadas. También pueden manifestar conductas violentas o aislamiento social. 

La práctica habitual puede producir desnutrición, intoxicaciones por etanol, llegar a los comas etílicos. En el peor de los casos se puede llegar incluso hasta la muerte. Esta enfermedad puede causar graves daños en el hígado. Asimismo, son más propensas a sufrir problemas de cardiopatía.

Es fundamental alertar y dar a conocer este trastorno de la conducta alimentaria a la población ya que es una enfermedad poco conocida, que se padece en silencio y es difícil de identificar por el entorno. Como la anorexia, bulimia o vigorexia (suele estar ligada a personas que la han padecido) es peligrosa a nivel nutricional, funcional y cognitivo, provocando situaciones de desnutrición severa y un incremento del daño hepático.

Tratamiento de la drunkorexia: Este tipo de enfermedades no solamente presentan una cuadro clínico. Las patologías psicológicas asociadas con la comida cada vez son más. Se deberá intervenir un equipo multidisciplinar, esto es, al menos un psicólogo (para tratar la adicción, los problemas asociados y la pauta errónea adquirida), un nutricionista para restaurar el equilibrio nutricional perdido y un médico de cabecera. Es importante valorar el problema como doble, por un lado el trastorno de no comer, y por otro, una posible adicción al alcohol. Las patologías psicológicas asociadas con la comida cada vez son más. Cuando se tenga un panorama más claro de sur real condición y gravedad seguramente se vayan sumando más especialistas, pero lo más. importante es actuar con rapidez y acudir urgentemente a un médico que pueda diagnosticar y hacer la apropiada derivación. Permitiendo aportar una solución integral a este nuevo problema social.
  
Su familia, su entorno, su círculo íntimo de amigos son el otro pilar del tratamiento, ya que de ellos depende en gran parte hacerle entender al afectado (a). En el caso de que la persona se haya recuperado física y psicológicamente, es un trastorno que deja muchas secuelas a nivel psíquico y para evitar la recaída de la persona es necesario el seguimiento psicológico aunque su vida vuelva parcialmente a la normalidad.

Es importante que si conoces a alguien que decide no gastar en comida para gastarlo en bebida, o que deja de comer para que “se le suba más rápido”, busques ayuda psicológica, ya que este trastorno puede tener desenlaces fatales. Sí que es interesante ser consciente de esto y en la medida de lo posible vivir de forma saludable realizando ejercicio físico diario, moderar el consumo y mantener una alimentación saludable. 

El entorno social ha aceptado el alcohol como medio de diversión y el culto a la imagen como bandera del éxito. Sin embargo, no está todo perdido. Una buena educación paternal unida a una aceptación del cuerpo y la existencia de hobbies y actividades que alejen al joven del alcohol pueden dar como resultado un adolescente saludable. Se recomienda tratamiento por parte del médico de familia, psicólogo clinico y nutricionista. 

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sábado, 10 de mayo de 2014

Cuando yó me vaya

Cuando yo me vaya, no quiero que llores, quédate en silencio, sin decir palabras, y vive recuerdos, reconforta el alma.


Cuando yo me duerma, respeta mi sueño, por algo me duermo, por algo me he ido.

Si sientes mi ausencia, no pronuncies nada, y casi en el aire, con paso muy fino, búscame en mi casa, búscame en mis libros, búscame en mis cartas y entre los papeles que he escrito apurado.

Ponte mis camisas, mi sweater, mi saco y puedes usar todos mis zapatos. Te presto mi cuarto, mi almohada, mi cama y cuando haga frío, ponte mis bufandas.

Te puedes comer todo el chocolate y beberte el vino que dejé guardado. Escucha ese tema que a mí me gustaba, usa mi perfume y riega mis plantas.

Si tapan mi cuerpo, no me tengas lástima, corre hacia el espacio, libera tu alma, palpa la poesía, la música, el canto y deja que el viento juegue con tu cara. Besa bien la tierra, toma toda el agua y aprende el idioma vivo de los pájaros.

Si me extrañas mucho, disimula el acto, búscame en los niños, el café, la radio y en el sitio ése donde me ocultaba.

No pronuncies nunca la palabra muerte. A veces es más triste vivir olvidado que morir mil veces y ser recordado.

Cuando yo me duerma, no me lleves flores a una tumba amarga, grita con la fuerza de toda tu entraña que el mundo está vivo y sigue su marcha.

La llama encendida no se va a apagar por el simple hecho de que no esté más.

Los hombres que “viven” no se mueren nunca, se duermen de a ratos, de a ratos pequeños y el sueño infinito es sólo una excusa.

Cuando yo me vaya, extiende tu mano, y estarás conmigo sellada en contacto, y aunque no me veas, y aunque no me palpes, sabrás que por siempre estaré a tu lado.

Entonces, un día, sonriente y vibrante, sabrás que volví para no marcharme.




Autor: Carlos Alberto Boaglio

martes, 6 de mayo de 2014

La Depresion en los Hombre una Epidemia descubierta

Las diferencias sexuales han sido reemplazadas por las diferencias de género. Se dice que la mujer tiende a la pasividad a la dependencia y que tiende menos a manifestar la agresión. Se dice eso mientras hay una fuerte tendencia cultural, sobre todo en los países sajones, a considerar que entre hombres y mujeres las diferencias son pequeñas y que recordarlas equivale casi a crearlas, lo que sería una restauración del machismo.

Estudios confiables informan que las mujeres consultan más por depresión, lo que no implica que sean más propensas que el varón a la depresión. Los hombres disfrazan su depresión con el alcohol y el uso de otras drogas.

Algunos pensadores del primer mundo y la “opinión ilustrada” no ven con buenos ojos encontrar diferencias entre varones y mujeres, como si el encontrarlas implicara su naturalización. Mientras tanto las empresas publicitarias, también del primer mundo, buscan qué autos o perfumes ofrecen, respectivamente, a hombres y mujeres.

Las investigaciones sobre los géneros se preguntan por las condiciones de producción socio-históricas de la subjetividad. Lo que se debe ser y tener va cambiando. ¿Cómo? El género no es universal sino propio de determinada cultura.

Las mujeres conservan la tendencia a esperar de otros significativos una confirmación de su valor que, en muchos casos, no puede compensarse mediante los logros laborales y profesionales. Éstas son cicatrices históricas en la construcción del género.

Se decía que los hombres no lloran. Se decía que los hombres sienten poco y expresan aún menos. Se decía que los hombres hablan poco de sus intimidades y que evitan mostrarse vulnerables. ¿Se seguirá diciendo?

Pocas veces el varón expresa la alteración del estado de ánimo a través de síntomas psíquicos como la tristeza, la labilidad emocional o la ideación depresiva. Por eso la depresión masculina puede pasar inadvertida en algunos casos cuando el profesional médico, psiquiatra o psicólogo no advierte que la depresión se está manifestando como fatiga, astenia, dolores musculares, cefaleas, insomnio, pérdida de peso. Incapaces de verbalizar las emociones propias sólo mencionan los síntomas físicos de su malestar. Mas que tristeza predomina la irritabilidad. Algunos ocultan el vacío interior con el ruido de la violencia, el consumo de drogas o la adicción al trabajo. Todo ello contribuye a la dificultad para detectar la depresión. Si se consideraran la irritabilidad, la violencia y el abuso de sustancias muchos más hombres serían diagnosticados como deprimidos.

Se decía que los hombres hablan poco de sus intimidades y que evitan mostrarse vulnerables. ¿Se seguirá diciendo?

Se advierten disminución de energía e interés, sentimientos de culpa, dificultades de concentración, pérdida de apetito y pensamientos de muerte o suicidio. Están agobiados en busca de estímulo. Están ansiosos en busca de calma. Están insomnes en busca de sueño. El agobio se expresa en la temporalidad “no tengo futuro”, en la motivación “no tengo fuerzas” y en la propia estimación “no valgo nada”. Se sienten abrumados por cierta desesperanza que les impide contar con la energía necesaria para formular nuevos proyectos.

Cada año, 6.000.000 de varones escucharán el diagnóstico de depresión. Son también millones los que sufren en silencio, sin diagnóstico o con diagnóstico equivocado, o los que teniéndolo se rehúsan al tratamiento, tal vez porque “los hombres no lloran”.

El alcoholismo y las adicciones, sin ser exclusivos de la depresión masculina, a veces se suman a ella, como la otra cara del vacío depresivo. (Y ya sabemos que también pueden ser adictivos el trabajo, los juegos de azar, etc.) Depresión y adicción forman un círculo vicioso. Se busca la euforia artificial para escapar de la apatía depresiva, pero el alivio es pasajero. El daño, en cambio, es duradero y acentúa el sentimiento de culpa o de inferioridad.

Adicto es el que no puede prescindir de un objeto (droga) o de un dogma (político) o de una persona (en el amor) o de una actividad (trabajo, juegos de azar).

Tomemos como ejemplo la adicción al alcohol. El alcohol ayuda a escapar de la visión crítica que tenemos de nosotros mismos. Cuánto más negativa es la mirada sobre uno mismo, más se intenta eludir ese sentimiento mediante el consumo de sustancias. El alcohol es un desinhibidor que facilita el paso a la acción, pero sus efectos depresógenos son múltiples: biológico (perturbación de los neurotransmisores vinculada a la dependencia física), sociales (verguenza y rechazo social) y psicológicos (alteración de la autoestima). En cualquier caso, la autoestima del paciente alcohólico es muy inestable. Su discurso oscila de la negación a la desesperación. Ninguna de esas actitudes es eficaz para salir adelante.

Ciertos conflictos conyugales y familiares, el ausentismo laboral, el bajo rendimiento escolar, el aislamiento social y la falta de motivación pueden ser también depresiones enmascaradas. Un predominio mayor de depresiones somatizadas se produce en personas que tienden a la negación, la hiperactividad y cierto control omnipotente del entorno.

La depresión masculina se enmascara y ese enmascaramiento es costoso. La depresión (y sólo para mencionar un ejemplo) está asociada a enfermedad coronaria e infartos cardiacos y cerebrales, padecimientos que afectan a los hombres con mayor frecuencia y a una edad más temprana que a las mujeres. Los hombres con depresión y enfermedad cardiaca tienen dos o tres veces más probabilidades de morir que los hombres con enfermedad cardiaca sin depresión. En los últimos 40 años, la tasa de suicidio entre hombres ha sido cuatro veces superior a la de mujeres.

Los varones son criados en nuestra sociedad para ser exitosos restringiendo la expresión de emociones. Deben controlarse y son forzados a expresarse a través de la agresión. Ser “fuerte” significa soportar dolor físico y psíquico desvalorizando los afectos (en particular la tristeza). Los varones sobrellevan los duelos de una manera diferente a las mujeres. “Ser fuertes” es encarar la adversidad sin demostrar emociones (señal de debilidad).


La depresión y sus manifestaciones serán una oportunidad para lograr entre todos un nuevo modelo social de masculinidad en que sea posible la expresión de afecto y ternura.