lunes, 1 de septiembre de 2014

Andrei Chikatilo: Perfil Criminologico del Carnicero de Rostov

Advierto de la extrema dureza de algunas de las declaraciones que pueden leerse en este articulo, Si no está seguro, pulse el botón de atrás de su navegador, ya que  puede "herir susceptibilidades".
“Soy un error de la naturaleza, una bestia salvaje"
Andrei Romanovich Chikatilo, desarrolló un desprecio muy grande hacia el sexo femenino por las constantes burlas de su comportamiento introvertido e impotencia sexual, que se distinguía por su eyaculación precoz. El perfil de Chikatilo arrojaba abundantes perlas. Sádico sexual, pervertido a la vez que insociable. Doble personalidad con un gran concepto de la venganza a la vez que un odio sistemático hacia las mujeres, la sociedad en general y los indefensos. Su dx: Psicópata sexual con impulsos sádicos, que practicaba el canibalismo. Conocido como "el carnicero de Rostov", vivía una doble vida, como hombre casado trabajador y miembro de la sociedad comunista del momento, y como asesino dotado de gran habilidad para ganarse la confianza de los niños y disfrutar con impunidad de sus horrendos crímenes.

Nació en Yablochnoye, Ucrania el 16 de Octubre de 1936, en una pequeña aldea en tiempos de hambruna, cuando morían millones de personas cuyos cadáveres se amontonaban en las calles y campos, su hermano mayor, Stepan había sido raptado y devorado. El hecho marcaría notablemente al niño, quien se sentía en esos momentos más solo que nunca y la manera en como su madre se los contaba hacía que la historia pareciera verídica. La niñez de Chikatilo fue muy difícil dado que su padre había caído prisionero de guerra durante la Segunda Guerra Mundial y su madre se había encargado ella sola de sacar adelante lo que quedaba de la familia, consistente en el y una hermana 7 años menor. En su infancia le tocó ver muy de cerca las escenas de la guerra, los resultados de constantes bombardeos alemanes dejaban una estela de heridos y cadáveres regados en algunas calles. Esos cuerpos asustaban al joven Chikatilo pero a la vez le provocaban sobresalto y curiosidad. También se sabe que en su infancia Chikatilo padecio de enuresis hasta los 12 años, por lo cual era duramente reprimido y humillado por su madre. En resumen su hogar familiar constituido por un padre ausente, poco comunicativo insensible y totalmente indiferente a sus hijos. La madre, extremadamente sobre protectora o abúlica, muchas veces agresiva y violenta, con gran inestabilidad emocional.

Los demás niños se burlaban de su extraña forma de ser así que desde niño comenzó a albergar fantasías de violencia y tortura contra sus semejantes. Su primera experiencia de tipo sexual fue entre los 10 y 15 años cuando un día se abalanzó contra una amiga de su hermana, ante el forcejeo de la muchacha para librarse de su abrazo, Chikatilo eyaculó.

Posteriormente se enroló en la armada para cumplir el servicio militar y de regreso quiso llevar una vida como la de cualquier otro. Se consiguió una novia, pero llegado el momento no pudo efectuar el coito y la muchacha se burló de él e incluso tuvo la ocurrencia de platicar el chisme por todos lados. Aquello era para arruinar la vida de cualquiera. Chikatilo fantaseaba encontrarse a solas con la susodicha y hacerla pedazos en castigo por esparcir la información acerca de su impotencia. Nunca pudo conseguir una erección, lo cual debió ser extremadamente frustrante. A pesar de ello y gracias a los arreglos de su hermana, se casó en 1963 y tuvo una hija y un hijo. Tras eyacular introdujo a mano el semen en la vagina de su mujer.

Era un marido de carácter estable y trabajador, un padre que nunca levantaba la voz ante los hijos, un respetado miembro del partido comunista que leía los periódicos y se mantenía al corriente de la actualidad. Discreto, vivía con la rigurosa austeridad que corresponde a un verdadero soviético. Chikatilo era el típico marido sumiso y asexual. Hacía todo lo que su mujer le ordenaba o casi todo. Ella solía desear los placeres del lecho con más frecuencia que él, y eso les llevaba a frecuentes discusiones, a que ella le recordase en todo momento lo impotente que era.

En la escuela en la que trabajaba, sus alumnos se reían de él, le apodaban "el ganso" porque sus largos hombros encorvados hacían que su cuello pareciese alargado, y porque lo tenían por tonto. Él no hacía nada por remediarlo, tampoco cuando le empezaron a llamar "maricón”.

Como todos los ciudadanos soviéticos sirvió en el ejército y luego se dedicó a los estudios, obteniendo tres títulos: en lengua y literatura rusa, en ingeniería y en marxismo-leninismo. En 1971, un diploma universitario le dio el grado de maestro. Sentía una creciente atracción por las menores de doce años, y se colaba en los dormitorios para verlas en ropa interior mientras se masturbaba con la mano dentro del bolsillo. Más tarde Chikatilo se refugió en el Comunismo, pero su fijación con el dogma político rayaba en la demencia.

Además de las dificultades externas, se cree Chikatilo haber sufrido de hidrocefalia en el nacimiento, lo que le causó problemas en el tracto genital-urinario más tarde en la vida, incluyendo el orinarse en la cama en su adolescencia y, más tarde, el incapacidad para mantener una erección, aunque era capaz de eyacular.

Su victimología se basaba principalmente en personas retrasadas mentalmente, jóvenes, huérfanas la cuales fácilmente eran convencidas de hacerle compañía, gracias a su profesión como profesor que de alguna manera les convencía de acompañarle al bosque más cercano. Una vez muertas por 30 o 50 puñaladas, “El carnicero de Rostov” les mutilaba partes del cuerpo para después comércelas y lograr el orgasmo.

"El llanto de las niñas y la forma en la que se movían mientras las apuñalaba me llevaron a un estado de locura sexual".

El modus operandi era muy simple. En las estaciones de trenes y en los autobuses abordaba a los prospectos. Mediante alguna artimaña se internaba con ellos en parajes solitarios, inclusive cerca de donde había gente. A las chicas vagabundas y/o prostitutas era más fácil conducirlas con la promesa de pagarles por el servicio. En algunos casos estudiaba a la "presa" durante días aprendiendo sus movimientos y sus horarios hasta que lograba por "casualidad" cruzárseles en el camino y procedía al ataque. Otras más, era obra del azar, y ejecutaba el típico golpe de oportunidad sin desaprovechar ni una ocasión. Aprendió también la mejor técnica para noquear a las víctimas y evitar las salpicaduras de sangre.

Casi todas las víctimas sufrían la mutilación de los ojos “no podía soportar sus miradas”. A las adolescentes o chicas jóvenes les seccionaba los pechos o los pezones, ya fuera con sus afilados cuchillos o con los dientes. El útero era extirpado con tal precisión que todos los cirujanos de la provincia de Rosstov pasaron a ser sospechosos en potencia. Mientras las violaba, se enfurecía tanto por llegar tan rápidamente al orgasmo que les machacaba la cara a golpes. Para ocultar su impotencia, a veces, con la ayuda de una ramita, colocaba el semen en la vagina de la víctima.

El 22 de diciembre de 1978 abordó en la calle a una niña de nueve años de edad, y la convenció para que se fuera con él a una cabaña que poseía en las afueras de la ciudad. Sabía cómo hablar a los niños, él mismo había sido maestro y tenía a sus dos hijos. Una vez allí la desvistió con violencia. Accidentalmente, le hizo un rasguño del que brotó sangre, hecho que le propició una erección inmediata, estableciendo el vínculo fatal entre sangre y sexo. Luego, sacó un cuchillo y se lo clavó a la niña en el estómago. Con cada puñalada notaba que se acercaba más al orgasmo, por lo que no cesó de hacerlo hasta la eyaculación.

El 3 de septiembre de 1981, asesinó a su segunda víctima. Fue Larisa Tkachenko, de 17 años de edad. La convenció para ir con él al bosque para mantener relaciones sexuales, pero no fue capaz por sus problemas. Ella se rio de él y Chikatilo presa de la rabia la estranguló y eyaculó sobre su cadáver. Le mordió la garganta, le cortó los senos y se comió los pezones. Luego, comenzó a lanzar aullidos mientras bailaba una danza de guerra alrededor del cuerpo. En esos momentos supo que volvería a matar. Posteriormente se decantaría por el acuchillamiento, que le daba una mayor satisfacción sexual, ya que lo identificaba con la penetración que no podía realizar.

Los dos primeros asesinatos de Chikatilo tuvieron cierto carácter fortuito. Es posible que, en ambos casos, sus intenciones fueran solamente de índole sexual. Los gritos de terror le excitaban, pero era el asesinato en sí lo que presentaba para él el acto sexual supremo. Sus víctimas eran niños, niñas y chicas jóvenes.

En el caso de los niños, los atacaba nada más hallarse a solas con ellos en el bosque: un golpe para aturdirlos con las manos atadas y unos golpes de cuchillo poco profundos para establecer su dominio sobre ellos. Posteriormente los mutilaba a mordiscos, les cortaba los genitales (porque le recordaban su fracaso) o solamente extirpaba los testículos, que guardaba a modo de trofeo.

En algunas ocasiones realizaba estas amputaciones cuando la víctima se hallaba aún con vida, aunque no consciente. También practicaba actos de canibalismo, en sus declaraciones confesaría que le gustaba tragarse las partes del cuerpo más blanditas.

El informe de su perfil fue: El asesino era un sujeto de entre 25 y 50 años, con una estatura alrededor del 1.75 metros, padecía de alguna disfunción sexual. Mutilaba a sus víctimas en parte por frustración y también como excitación erótica. Se dejaba llevar por la compulsión de asesinar, sin embargo no era ni retrasado mental o esquizofrénico puesto que tenía la capacidad de planear y efectuar sus ataques. Era un hombre solitario y el único involucrado en los crímenes. Esos datos no le ayudaban en nada al oficial ruso, él hubiera querido algo diferente, pero sin la participación de los medios de comunicación era imposible aplicar las técnicas "proactivas" que se practicaban en occidente para cercar asesinos peligrosos.

El 6 de noviembre de 1990, uno de estos detectives, el sargento Igor Rybakov, vio surgir del bosque un hombre con traje y corbata. Mientras observaba cómo éste se lavaba las manos en la fuente advirtió que tenía un dedo vendado y una mejilla manchada de sangre. Le pidió los documentos y elevó un informe de rutina. Cinco días después encontraban un nuevo cadáver en ese mismo lugar el cual estimaron que llevaba muerto más o menos una semana. El homicida tenía que haber pasado por la estación, y el culpable no podía ser otro que el sospechoso del informe de Rybakov.

Lo arrestaron el 20 de noviembre, sospechoso de haber asesinado a 36 víctimas, todos ellos mujeres y niños.

Una vez en custodia policial, Chikatilo declaró que de niño tenía una fantasía recurrente que consistía en llevar el a soldados alemanes al bosque para ejecutarlos. Esa era una fantasía común de la niñez rusa durante la guerra. Pero la niñez de Chikatilo fue como con muchos otros asesinos seriales, de soledad y aislamiento.

El 27 de noviembre prometió que estaba dispuesto a aportar pruebas de sus crímenes si no continuaban atosigándole con los interrogatorios que le recordaban los detalles, y dos días después se derrumbó ante un psicólogo a quién acabó confesando 53 asesinatos. Posteriormente guió a los investigadores a los distintos lugares con la esperanza de que el número de muertes lo convirtiera en un "espécimen de estudio científico"

Escribió una declaración firmada para el Fiscal General, que decía:

"Me detuvieron el 20 de noviembre de 1990 y ha permanecido bajo custodia desde entonces. Quiero exponer mis sentimientos con sinceridad.

Me hallo en un estado de profunda depresión, y reconozco que tengo impulsos sexuales perturbados, por eso he cometido ciertos actos. Anteriormente busqué ayuda psiquiátrica por mis dolores de cabeza, por la pérdida de memoria, el insomnio y los trastornos sexuales. Pero los tratamientos que me aplicaron o que yo puse en práctica no dieron resultados.

Tengo esposa y dos hijos y sufro una debilidad sexual, impotencia. La gente se reía de mí porque no podía recordar nada. No me daba cuenta que me tocaba los genitales a menudo, y sólo me lo dijeron más tarde. Me siento humillado. La gente se burla de mí en el trabajo y en otras situaciones. Me he sentido degradado desde la infancia, y siempre he sufrido.

En mi época escolar estaba hinchado a causa del hambre e iba vestido con harapos. Todo el mundo se metía conmigo. En la escuela estudiaba con tanta intensidad que a veces perdía la consciencia y me desmayaba. Soy un graduado universitario. Quería demostrar mi valía en el trabajo y me entregué a él por completo. La gente me valoraba pero se aprovechaba de mi carácter débil.

En los actos sexuales perversos experimentaba una especie de furor, una sensación de desenfreno. No podía controlar mis actos. Desde la niñez me he sentido insuficiente como hombre y como persona. Lo que hice no fue por el placer sexual, sino porque me proporcionaba cierta paz de mente y de alma durante largos periodos. Sobre todo después de contemplar todo tipo de películas sexuales. Lo que hice, lo hice después de mirar los vídeos de actos sexuales perversos, crueldades y horrores”.

Lo que la policía dedujo de esta declaración, es que el asesino trataba de buscarse una posible salida alegando enfermedad mental, una obsesión de tratamiento psiquiátrico. Los psiquiatras del Instituto Serbsky, no obstante, lo veían como un sádico prudente que no sufría ningún trastorno que pudiera impedirle que sus actos estuvieran mal, que eran actos premeditados. Por esa razón, en octubre de 1991, dieron a conocer sus conclusiones, diagnosticando que el asesino estaba "legalmente cuerdo".

El Dr. Bujanovsky que lo analizó, comprobó que tenía daño cerebral. El padre, alcohólico dependiente, lo trataba en forma despótica , lo sometía y mortificaba en forma permanente. EI profesional ruso sostiene que los asesinos en serie comienzan con conductas anómalas desde los primeros años de su infancia. A los 9 años sufrió una grave herida ocasionada por su padre. El niño se inició torturando pequeños animales domésticos, esto hace que se sienta un ser superior, luego continuará haciendo lo mismo con los humanos. Tenía malas relaciones con las mujeres, su pareja lo abandonó debido al maltrato que éste ejercía sobre ella. La sexualidad se canalizaba ejerciendo violencia física, sentía mayor placer con estas acciones violentas que por la relación en sí. Una característica de estos personajes es su indiferencia hacia el sufrimiento ajeno. Entre sus "fantasías sexuales" tenía inclinación por la necrofilia.

Al juez le tomó dos meses llegar al veredicto y declaró culpable a Andrei  Romanovich Chikatilo por 52 cargos de asesinato y 5 más por violación dado lo cual, merecía la pena de muerte. La reacción del condenado fue la de gritar, violentarse y hasta escupir. Se dijo víctima del sistema soviético, que lo estaban radiando y que deseaba ver los cuerpos. El 15 de Febrero de 1994 al ser rechazada una apelación, fue conducido a un cuarto cerrado donde fue ejecutado con un balazo detrás del oído derecho.

Chikatilo fue uno de los peores y más despiadados asesinos seriales de la Unión Soviética y del mundo.

Un breve estudio morfopsicológico:

La Genética o información cromosomal, juega el factor más importante para determinar los comportamientos. En segundo lugar, la epigenética o entorno social e íntimo. Andrei Chikatilo, nació con predisposición natural a la violencia, tenía las "herramientas", pero fue el medio hostil donde vivió, que terminó por dar rienda suelta a "la bestia" que habitaba en su interior.

Descripción: El Marco Abollado de asimetrías importantes, es un preciso indicador de fanatismo y desequilibrios. Su perfil de tendencia "pignon", le aportó prudencia en los actos, por ello, la policía tardó 8 años en darle captura. Sus ojos azules, tónicos, hundidos y de cejas crispadas, hablan de vivencia de un mundo propio, lejos de la realidad. Como su zona en expansión es la Instintiva, su mente se puso al servicio de ella, para abastecer su gran demanda de apetitos físicos. La nariz gruesa, proyectada y de orificios redondos, con RLN y zona emocional extremadamente abollada y corta, aporta violencia de acción rápida y sin escrúpulos, que puede salir de forma explosiva. La boca, cerrada en cremallera, indica crueldad y tensión contenida, esperando el momento para salir con toda la dureza. Podemos observar en sus últimos días de vida, la boca entre abierta, mirada pérdida y psicología gestual desencajada, signos de una persona con locura, miedo, falta de control y abandono absoluto.

      “Lo que hice no fue por placer sexual, en realidad me trajo paz mental”  



miércoles, 27 de agosto de 2014

Amores Dañinos: Del libro Enamorados o Esclavizados

La persona que amamos debe contribuir a nuestra felicidad, ayudarnos a crecer como individuos y favorecer nuestra libertad e independencia. La cultura en la que estamos inmersos se basa una concepción anacrónica del amor, la cual considera que el sufrimiento, la abnegación y la renuncia son requisitos indispensables para que una relación se mantenga.

Frente a esto, Riso lanza un auténtico manifiesto a favor de la “liberación afectiva”. Ésta consiste en ser capaz de mantener lazos profundos y auténticos con otra persona, sin que ello signifique perder nuestra identidad ni quedar atrapados en un círculo vicioso de la dependencia. El autor propone, en pocas palabras, un amor sabio y pleno, un amor que se reinvente a sí mismo sin obsesiones ni esclavitudes. Sin ataduras, ni dependencias, ni agobios, ni obsesiones…Un amor saludable e inteligente tampoco conoce presiones, posesiones, estrés, etc. Lo cuenta mi colega el psicólogo Walter Riso en su nuevo libro "Enamorados o esclavizados", un manifiesto por la independencia afectiva aun teniendo pareja.

El autor aboga por tomar las riendas de la propia autonomía emocional junto y al lado de ese o esa compañero/a especial, que cada uno disfrute de su espacio en esta vida con respeto, sin ataduras que anulen el desarrollo de la personalidad. Dice Riso que el amor debe ir «ligero de equipaje, libre y vital». Por eso, en sus páginas desgrana las señales que emiten aquellos que se dejan llevar y siente un amor dañino para la relación y para el otro. Además, ofrece sus consejos y reflexiones para afrontar esos sentimientos que pueden envenenar una pareja hasta destruirla. Considera que estos son los amores más dañinos para una relación:

El Amor Obsesivo

«La obsesión implica que el amor se vuelve insaciable en la relación. Uno de los miembros de la pareja nunca está satisfecho con su relación, no puede hacer nada sin su pareja, y demuestra una gran dependencia». Un amor de estas características «es empalagoso y no tiene límites», con lo cual genera adversión con el tiempo. Es una de las sensaciones que sentirá la persona que sufre una relación así: al final se verá obligada a dar lo que quiere o no puede ofrecer, a estresarse por lo que exige esa relación amorosa, y hasta sentirse acosada.

«Los que aman demasiado no soportan estar lejos de la persona amada ni un minuto, una separación de días se les convierte en un suplicio», afirma el autor de "Enamorados o esclavizados". Eso conlleva a que sienten la necesidad de estar cada vez más tiempo junto al otro; a tener pensamientos obsesivos (¿qué estará haciendo ahora?), a magnificar las virtudes del amado y creer que roza la perfección; e incluso a aumentar la frecuencia e intensidad de las relaciones sexuales. «Un error porque una relación necesita más cosas aparte del deseo: comunicación, buen humor, proyectos, gustos comunes, sintonía y respeto».

Amor Fusionado

«Una pareja totalmente fusionada implica que ha perdido la identidad de uno mismo, se pierde el amor propio». Una persona no puede renunciar a lo que es» ese rol se establece en la relación es que uno no ama o ama mal. Amar significa dejar que el otro sea como es y uno mismo ser como es. Muchos enamorados de este tipo terminan adoptado los mismos gestos, chistes y hasta la forma de vestir de su pareja. La imitan. Pero puede llegar a más: aun instinto de posesión (¡eres mío/a!) y a pensar que uno mismo es parte de la otra persona.

El Amor Temeroso

«El miedo a la pérdida de la relación denota una persona insegura que tiene miedo al fracaso y al abandono». Ese mismo miedo trae consigo otros muchos: el miedo a que la persona amada decepcione, a que el amor decaiga sin razón aparente, a que nos sea infiel y a que nos abandonen. «Este es el miedo que más caracteriza a los dependientes emocionales».

Para hacer frente a todos estos temores, W.R recomienda aceptar y concienciarse de que en el amor no hay certezas, de que es necesario asumir la incertidumbre.

El Amor Opresivo

«El amor debe respeta la Carta de los Derechos Humanos, en el sentido de respetar la libertad de cada uno». Es uno de los principios fundamentales para un amor sano e inteligente según aconseja este psicólogo. Y eso consiste en «respetar que el otro tenga sus propios amigos, actividades, sus propias preferencias, gustos y opiniones». En definitiva, que cada uno respete el desarrollo de la libre personalidad, sus principios, valores, metas esenciales y vitales.

Los cuatro pilares del amor perfecto

W.R cree que el amor puede ser para toda la vida, pero no el enamoramiento. Sólo se trata de construir los pilares que pueden hacer la relación duradera hasta el fin de nuestros días. Estos son los firmes pilares que siempre deben mantenerse en la pareja.

1. La confianza es básica  «La certeza de que el otro nunca te va a hacer daño intencionadamente. Si no tienes esta certeza vas mal».
2. El erotismo  «que fluya el deseo por el otro como un postre».
3. La amistad.  «Ser compinches, cómplices, tener humor en común y ganas de proteger al otro».
4. El afán de cuidado hacia el otro  «que tu dolor me duela».


“Amar liviano de equipaje. Tan libre y vital como se pueda, sin renunciar a lo que somos y sin traicionar nuestros ideales y valores.” 

jueves, 21 de agosto de 2014

Dr.Strangelove: Sindrome de la Mano Ajena o Extraña

Es una enfermedad mental, un trastorno neurológico en la cual una de las manos de quien lo padece parece adquirir vida propia.
El SMA es una alteración provocada por golpes o cualquier otra lesión que afecte el cerebro. El paciente pierde el control de una de sus manos, creyendo que esta ha adquirido vida propia y puede realizar acciones autónomas, desde desabrochar los botones que la otra mano intenta abrochar, hasta hacer señas o intentar estrangularlo o lesionarlo con un cuchillo. No es raro que el paciente piense que su mano ha sido poseída por algún espíritu maligno y a menudo puede pelear o castigarlo en su intento por controlarlo.

Se cree que este padecimiento resulta de la desconexión entre las distintas partes del cerebro con control sobre el cuerpo. Como resultado, diferentes regiones del cerebro son capaces de controlar los movimientos corporales sin ser conscientes de lo que están haciendo las otras partes del mismo.

El síndrome de la mano ajena fue descrito por primera vez en 1908 en un paciente que había sufrido un infarto cerebral en el hemisferio cerebral derecho. Tras recuperarse de la experiencia, sentía que su mano izquierda “no le pertenecía”.

En 1945 otro paciente comenzó a sufrir esta dolencia tras ser sometido a una cirugía radical para tratar una epilepsia.  En 1972 los franceses Brion y Jedynack acuñaron la frase “le signe de la main étran- gère” (el síndrome de la mano extraña) para referirse a este trastorno. Hasta 1992 se describieron 37 casos de este síndrome; en todos ellos el paciente siente que una de sus manos ha dejado de pertenecerle, actúa por cuenta propia, trata de incomodarle, se enfrenta a su otra mano, etc.

Causas

El síndrome es más común en casos de personas que se han sometido a una cirugía de separación de hemisferios cerebrales (comisurotomía), un procedimiento usado en ocasiones para relajar los síntomas de casos extremos de epilepsia. También ocurre en algunos otros casos de neurocirugía, golpes cerebrales o infecciones.

Existen diversos subtipos del síndrome de la mano extraña asociados con tipos específicos de daño cerebral. 

El daño al cuerpo calloso puede producir acciones involuntarias e inteligentes en la mano no dominante del paciente (por ejemplo, en el caso de una persona diestra, su mano izquierda aparentará cobrar vida propia), mientras que un daño en el lóbulo frontal puede provocar acciones involuntarias e inteligentes en la mano dominante.

Daños en la corteza cerebral pueden provocar movimientos involuntarios, aunque descontrolados, de cualquiera de las manos del paciente y movimientos más complejos de la mano extraña son generalmente asociados a tumores cerebrales, aneurisma o golpes.

Se cree que el síndrome de la mano extraña resulta de la desconexión entre las distintas partes del cerebro con control sobre el cuerpo. Como resultado, diferentes regiones del cerebro son capaces de controlar los movimientos corporales sin ser conscientes de lo que están haciendo las otras partes del cerebro.

Tratamiento

No existe actualmente ni un tratamiento conocido para el síndrome de la mano extraña, aunque los síntomas pueden ser reducidos ocupando la mano extraña con alguna tarea, por ejemplo sosteniendo con ella algún objeto.

Fenológicamente los movimientos del miembro ajeno pueden ser sujetos a control intermitente y voluntario ocasionalmente. Desde el punto de vista neurocomportamental puede incluir desarrollos de programas especializados en rehabilitación, con el objetivo de minimizar la sintomatología y disminuir la interferencia de los movimientos anómalos en la vida diaria de los pacientes.

Desde su descubrimiento se han registrado un poquito más de 50 casos por lo que sigue siendo un misterio para la comunidad médica.

Conclusión

El SMA es un fenómeno neurocomportamental. En la cual una de las manos interfiere con las acciones de  mano opuesta, desarrollando movimientos ajenos a su voluntad.  Se ha asociado al daño de cuerpo calloso desde los primero casos descritos, sin embargo posteriormente se demostró que la aparición de dicha sintomatología podría  acompañar a síndromes nosológicos diversos.

A nivel  sindrómico se han descrito históricamente 2 subtipos de SMA, siendo el más frecuente el “SMA frontal”  que resulta del daño de ciertas áreas cerebrales: en el área motora suplementaria, el giro singular, el córtex prefrontal  y la aparte anterior del cuerpo calloso del hemisferio dominante.  Y el segundo subtipo, la forma callosa se ha descrito en pacientes que sufren de lesiones del cuerpo calloso con o sin asociación de lesiones frontales  del hemisferio no dominante, específicamente el área  motora suplementaria. Clínicamente se observa conflicto intermanual o apraxia del miembro no dominante.

Sin embargo diversos autores han adoptado una nueva forma subsindrómico del SMA y han descrito casos del subtipo “posterior”,  que es menos frecuentes que los anteriores y se presenta con comportamiento autónomos y con la personificación de la extremidad afectada, que además es de naturaleza egosintónica. La falta de uniformidad, sin embargo, en los métodos de diagnóstico y clasificación a la hora de estandarizar la publicación de casos contribuye sobre manera que a que persista la dificultad para establecer claros subtipos de SMA.

lunes, 18 de agosto de 2014

Alcoholismo y Psicoanálisis

Consideraciones

En su mayoría, los estudios psicoanalíticos encaminados a la comprensión de las manifestaciones adictivas se han centrado en encontrar los mecanismos psíquicos subyacentes a la conducta adictiva, así como también en la comprensión psicodinámica de la personalidad adicta, lo cual ha dado lugar a verdaderas tipologías o “retratos de adictos”, que sólo han conseguido reducir el aporte freudiano a descripciones fenomenológicas y clasificaciones estereotipadas.
Mucho se ha hablado ya de las complicaciones técnicas derivadas de la aplicación del método psicoanalítico al tratamiento de los pacientes adictos, razón por la cual el presente trabajo no pretende continuar con esa polémica, sobre todo sabiendo que el tratamiento de las adicciones se ha transformado en un campo de batalla de las diferentes corrientes de pensamiento de psicología y psicopatología, que han venido disputándose la primacía de los procedimientos técnicos más apropiados para abordar los cuadros adictivos.

La mayor parte de la literatura psicoanalítica disponible sobre alcoholismo se centra en el hecho de que los adictos al alcohol consumen con el fin de sedar la angustia de castración, así como para aliviar los sentimientos de culpa, alcanzar una sensación de poder que les permita vencer un sentimiento de inferioridad, aumentar la estima personal y elevar el estado de ánimo, para neutralizar la función superyoica o para dirigir hacia sí mismos sus tendencias destructivas. Suele decirse que el alcohólico es un individuo pasivo-dependiente, esto es, de carácter oral, a consecuencia de lo cual el alcoholismo no sería más que la no superación de una etapa del desarrollo psicosexual.

El alcoholismo es una relación que se establece con una sustancia inanimada a partir de una  transformación de un vínculo objetal. El paciente Alcohólico intenta prescindir del vínculo amoroso con el objeto para abolir los factores que pueden conducirlo a la dependencia, mediante la fantasía de que el amor del objeto puede ser sustituido por la euforia y fenómenos sensoriales que produce la droga. Sin embargo, el resultado alcanzado es precisamente el opuesto, ya que mediante las perturbaciones emocionales que genera el objeto, la relación de dependencia resulta incrementada.

Sobre la patología de la adicción Lacan establece  una diferencia entre objeto de la necesidad y el deseo, y considera que la relación del objeto ligada a la experiencia intersubjetiva, no se satura en el registro de la satisfacción de las necesidades. En relación a este concepto, la observación de los mecanismos del yo que intervienen en la adicción permite establecer una reconstrucción de la fantasía inconsciente que interviene en esta patología, mediante la cual se intenta prescindir del vínculo amoroso por el objeto. Mediante esa fantasía se sostiene la creencia que el desarrollo libidinal, ha podido establecerse de toda otra condición de que el objeto que no fuera la satisfacción de las necesidades primarias. Por otra parte se niega también  que la satisfacción como la gratificación libidinal proviene de la madre en tu totalidad y son atribuidas solamente al pecho, estableciendo así otro nivel de incisión,  que consiste en la separación del objeto parcial, pecho, y el objeto total que lo contiene. De este modo, la madre resulta sustituible por el pecho como entidad independiente: el biberón aislado de quien lo suministra o el recipiente que contiene las bebidas alcohólicas. 

El objeto es reconocido tan solo en lo que respeta sus funciones nutricias, en tanto es adecuado  para satisfacer una necesidad primaria. Pero la satisfacción es aislada de los aspectos de ternura, amor y sensualidad que constituyen la experiencia amorosa con la madre en el acto de amamantamiento y a su vez es vivenciada como intoxicante.

Fenichel  ha señalado en los adictos que “Los objetos no son para ellos otra cosa que proveedores de suministros”.

Un rasgo llamativo y característico de los alcohólicos es la pasividad y el carácter oral de la misma. Sin embargo, dicha pasividad es sólo aparente, en tanto el paciente alcohólico se encuentra en estado de actuación permanente y utiliza el beber con distintos significados inconscientes que están, de alguna manera, destinados a producir determinados efectos emocionales en las relaciones con los objetos. De este modo, el uso de la ingesta alcohólica en la interrelación con los objetos con una finalidad proyectiva es uno de los factores que determinan la fijación a la adicción. En realidad, en ciertos casos, la adicción persiste como tal porque es el instrumento privilegiado para incidir sobre el objeto con el cual ha sido establecida la verdadera fijación.

Abraham examinó las relaciones psicológicas entre la sexualidad y el alcoholismo. El autor sugiere que el alcohol, al suprimir inhibiciones, incrementa la actividad sexual, no solamente de tipo normal sino también perverso, tal como el incesto, la homosexualidad, la escoptofilia y el exhibicionismo. Destaca que las perversiones como el sadismo y el masoquismo se hacen tan manifiestas que muchos crímenes brutales se perpetran en estados de intoxicación alcohólica. Al referirse al alcoholismo como evasión dice que el alcoholista utiliza el alcohol como medio para obtener placer sin problemas. Renuncia a las mujeres y abraza la bebida. Luego proyecta sus sentimientos de culpa sobre su esposa y la acusa de serle infiel. Abraham considera que la disminución de la potencia es causa principal de los celos del alcoholista. En su artículo "La primera etapa pregenital de la libido" Abraham destaca la importancia en todas las adicciones del deseo oral insaciable. Observó a pacientes que sufrían de alimentación compulsiva y excesiva y notó que si sus deseos no eran satisfechos sufrían una tortura similar a la de los "morfinómanos y a la de muchos dipsómanos". En el mismo artículo examina la adicción a los medicamentos y dice que el neurótico deprimido o excitado es a menudo favorablemente influido, aunque sea en forma pasajera, por el solo hecho de ingerir medicamentos aunque ellos no posean una acción sedante. Es interesante señalar que Abraham destacó sólo el factor oral de las adicciones sin vincularlas a los estados maníaco-depresivos.

Ferenczi contribuye a la psicopatología del alcoholismo con la descripción de un caso de paranoia alcohólica con delirios de celos. Piensa que entre los deseos heterosexuales conscientes y los deseos homosexuales inconscientes del paciente había un conflicto insoluble, pero sugiere que en este caso el alcohol sólo desempeñó el papel de agente destructor de la sublimación. Señalaba que el alcoholismo no es la causa de la neurosis, sino su consecuencia. El alcoholismo tanto individual como social sólo puede curarse con la ayuda del psicoanálisis, que revela las causas de la huida hacia el narcotismo y las neutraliza.

Juliusburger realizó varias contribuciones a la psicología del alcoholismo: destaca la importancia de los impulsos homosexuales inconscientes en la dipsomanía, combinada con una tendencia al autoerotismo y a la masturbación. Considera a la homosexualidad inconsciente sólo como uno de los factores del alcoholismo. Examina las tendencias sádicas de los homosexuales a menudo observables en quienes sufren de delirios celotípicos, y cree que el deseo de intoxicarse responde al deseo de perder totalmente la conciencia individual, subrayando la tendencia al suicidio.

Pierce Clark pone el acento en la importancia de las regresiones profundas en el alcoholismo, tales como las  primitivas identificaciones con la madre combinadas con un intenso amor a sí mismo (narcisismo).

Kielholz realizó muchos aportes a la psicopatología del alcoholismo y la psicosis alcohólica (delirium tremens). Considera al alcoholismo como una neurosis narcisista relacionada con la psicosis maníaco-depresiva.

Rádo realizó una cantidad importante de contribuciones acerca del problema de la drogadicción. En 1926 destacó la predisposición a la adicción sugiriendo que "algunas manifestaciones del erotismo oral están siempre presentes en forma marcada, incluso en aquellos casos de toxicomanía en los que la droga no es ingerida por vía oral". Piensa que el "orgasmo alimenticio" experimentado primeramente por el lactante en el pecho es revivido en la adicción a las drogas, y la excitación sexual perteneciente a las fantasías de la situación edípica se descarga no por medio del onanismo sino a través del orgasmo alimenticio. El sugiere que en la drogadicción crónica "toda la personalidad mental representa un aparato de placer autoerótico.

Simmel realizó numerosas contribuciones a la psicopatología y al tratamiento de la drogadicción y el alcoholismo. En 1928, al examinar la drogadicción, sugiere que los adictos sufren de neurosis narcisistas (enfermedad maníaco-depresiva) que evitan utilizando mecanismos de la neurosis obsesiva. El cree que el efecto de la droga se focaliza en el superyó. También tiene en cuenta la importancia del sadismo en la drogadicción y piensa que, por causa de los impulsos asesinos y de la necesidad de autocastigo el tratamiento del drogadicto está plagado de peligros, en particular el suicidio. Intenta clarificar la relación de la drogadicción con la enfermedad física, la neurosis obsesiva, los estados maníaco-depresivos y la perversión. Por ejemplo, vincula la drogadicción con los ritos obsesivos y la masturbación y sugiere que el deseo de drogarse es sólo una nueva edición del conflicto de la masturbación, de la misma manera que en la neurosis obsesiva. A menudo las drogadicciones comienzan con psiconeurosis bajo el dominio de mecanismos obsesivos, pero ante la vivencia de la intoxicación se convierten en neurosis narcisistas de tipo maníaco-depresivo. Observa que en la enfermedad física, en la depresión y la drogadicción, los instintos agresivos y destructivos se vuelven contra el yo.

Glover realizó su aporte más detallado acerca de la drogadicción. Intenta arrojar luz sobre el desarrollo del abordaje psicoanalítico de la drogadicción y el alcoholismo, examinando críticamente el trabajo de otros analistas desde el punto de vista histórico. Por ejemplo, destaca la imposibilidad de sostener la relación de la drogadicción con una etiología libidinal y una regresión a la oralidad y a la homosexualidad.

Knight contribuyó con varios artículos acerca de la dinámica del tratamiento del alcoholismo, sosteniendo que la adicción alcohólica más que una enfermedad es un síntoma. En muchos casos se descubren tendencias psicóticas, en particular rasgos paranoides y esquizoides. Durante el período de excesiva ingestión alcohólica el paciente entra temporariamente en un estado psicótico y a menudo se registra un acting out regresivo de pulsiones inconscientes libidinales y sádicas. Opina que el alcoholismo representa un intento de encontrar alguna solución o cura al conflicto emocional, e intentó definir el carácter del alcohólico y describió lo que él considera una constelación familiar típica de los pacientes alcohólicos. “La madre por lo general parece ser sobreprotectora e indulgente en exceso. Trata de apaciguar al niño satisfaciéndolo contantemente, de tal manera que el eventual destete del niño sólo puede significar la traición de la madre que lo condujo siempre a esperar indulgencia, y el niño intenta por todos los medios recapturar esta experiencia perdida. A lo largo de su vida tratará de obtener de la gente una indulgencia pasiva y desarrollará modos orales característicos de tranquilizarse cuando sus deseos sean frustrados, deseos que por ser tan inmensos lo más probable es que a menudo se frustren. A esto reaccionan con rabia, la cual es vivida por lo común como una insatisfacción inquietante y un agitado resentimiento interno. Toda aflicción psicológica resultante de los sentimientos de inferioridad, de la pasividad del paciente, de la frustración y de la rabia, y de la culpa o rencor, es mitigada por el pacificante alcohol.

El padre del alcohólico es casi siempre frío y nada afectuoso, más bien dominante respecto de su familia e inconsistentemente severo e indulgente hacia su hijo. Por lo general hay un resentimiento y una rabia reprimidos contra esta poderosa figura paterna y a menudo la bebida represente una parte de una rebelión adolescente no resuelta contra el padre. Knight destaca que el paciente restaura al beber la profunda perturbación de su autoestima. Relaciona el deseo de beber con el antiguo deseo infantil insaciable del pecho, pero este deseo se refuerza por el desafío del paciente a la sociedad, a sus padres y por su protesta masculina. Después de beber está deprimido, con intenso arrepentimiento y asqueado con sigo mismo. También se ve aterrorizado por la peligrosa destrucción que importa la conducta a la que se ha entregado. Pero a pesar de ello conserva una confianza suprema en la magia del alcohol. El paciente se siente traicionado por el alcohol pero sufre su atracción, del mismo modo como se sintió traicionado por su madre y sin embargo la deseó con vehemencia por sus indulgencias”.

Son muchos los analistas que investigaron la relación de la drogadicción y el alcoholismo. Los estudios de investigación llevados a cabo por el psicoanálisis han mostrado que toda persona que hace uso excesivo del alcohol, es para llenar o compensar alguna carencia dentro de su persona. Las carencias guardan relación con sentimientos de frustración en el amor, en la sexualidad, con la falta de ambición, inseguridad, etc., que la persona trata de compensar con el uso del alcohol. En los casos de carencia afectiva, el alcohólico suele culpar a su pareja de no sentirse querido. Este tipo de personas suelen expresar su malestar afectivo con ira y violencia hacia la persona de la que se espera recibir un amor que nunca recibió. Otra variante es aquella de hombres y mujeres que viven su vida de manera insatisfactoria por no haber logrado alcanzar metas mejores que las conseguidas. Y otra variante, dentro de las más frecuentes, es cuando el alcohol esconde un estado de tristeza o depresión. Con mayor frecuencia, observamos que tras un estado de alcoholismo, subyace una gran depresión que la persona tapa con el uso del alcohol. Se debe ser muy cauto a la hora de hacer el diagnóstico de alcoholismo, porque no se han encontrado dos alcohólicos iguales ni son las mismas causas las que incitan a una persona a la búsqueda de un refugio en el alcohol. El psicoanálisis hoy por hoy vuelve a ser una terapia muy efectiva para entender las causas que originan el alcoholismo en hombres, mujeres y jóvenes. Podemos decir que incluso cambian su manera de amar y de posicionarse ante el mundo. Lo que llamamos una rectificación subjetiva.

Colette Soler nos explica que existen síntomas que son parcialmente desconocidos, que el sujeto queda cautivo de conductas de goce no percibidas como tales, no subjetivas hasta que el análisis le haga apreciarlas.

Sabemos que hay adictos neuróticos, psicóticos y perversos, sabemos también que desde el punto de vista de la clínica psicoanalítica, la adicción no puede percibirse como una enfermedad ni como una estructura clínica. El tratamiento psicoanalítico permite que el sujeto pueda ir articulando las causas que lo llevan a consumir drogas o alcohol. La clínica psicoanalítica de las adicciones tiene como objetivo que el sujeto logre construir la función que tiene el alcohol o las drogas en su economía libidinal, separándolo de las marcas y de las etiquetas con que se los identifica.

“Al beber hay un goce más allá del goce fálico, el goce que suple la no existencia de la relación sexual”.  Parece que el tratamiento psicoanalítico está permitiendo que el paciente neurótico obsesivo logre visualizar que el alcohol lo impulsa a cometer actos que están insertos en su fantasma fundamental. "La diferencia entre un neurótico y un perverso es que allí donde el neurótico goza al imaginar que lleva a cabo sus fantasías más recónditas (tanto sexuales como sádicas), no pasa al acto. En cambio, el perverso si lo hace. El perverso pasa al acto esas fantasías sádicas, sexuales y retorcidas. Decimos que el neurótico no pasa al acto, siempre y cuando no esté alcoholizado. Cuando el neurótico bebe y se emborracha, pierde la conciencia, entra en un estado de ebriedad y generalmente, pasa al acto esas fantasías prohibidas, dejándose arrastrar por la voz superyoica obscena y feroz que le ordena hacerlo. Cuando el sujeto vuelve a estar consciente (cuando está sobrio) y se da cuenta de lo que hizo en estado de ebriedad (pasar al acto esas fantasías que se encuentran siempre en el campo de la perversión), no soporta muchas veces ni mirarse al espejo. Siente vergüenza, arrepentimiento, remordimientos. Muchos de ellos tienen tal insoportabilidad que pasan al acto e intentan suicidarse; algunos lo consiguen, otros son rescatados de la muerte".

El psicoanálisis está allí para poder analizar, observar, reflexionar y articular la historia de cada uno. Pasar por la palabra ese goce que forma parte de nuestros más grandes sufrimientos y temores, para hacer algo con ello. El psicoanálisis contemporáneo de las adicciones puede enriquecer la comprensión y el proceso de recuperación de las personas que sufren dependencia a sustancias.




Referencias: 
Sobre la patología del alcoholismo y la drogadicción
en la experiencia psicoanalítica
Freud, Sigmund. Más allá del principio del placer.
Lacan, Jacques. Kant con Sade. Escritos II
Soler, Colette. Lo que Lacan dijo de las mujeres.
Desarrollo post-freudianos sobre adicciones. 

martes, 12 de agosto de 2014

Detectando la Violencia de Genero

Es necesario entender que la violencia de género se basa en una dinámica que mantiene atrapadas psicológicamente a las mujeres maltratadas. Por decirlo de una forma burda digamos, que en un primer momento el maltratador prepara a su víctima, despojándola de su seguridad, confianza, autonomía, etc. con diferentes manifestaciones de maltrato psíquico para que cuando llegue el maltrato físico (si se produce) la víctima se sienta sola, avergonzada, con sentimientos de culpabilidad y totalmente dependiente de su verdugo.

Como familiares, amigos, compañeros de trabajo estamos en condiciones de ayudar a una mujer víctima de algún tipo de violencia de género. No se trata solo del golpe o los dolores de compleja explicación sino de otras señales a veces más sutiles.

Se presenta un patrón cíclico, que se desarrolla en tres fases, “el ciclo de la violencia”. Se trata de un ciclo repetitivo, donde las diferentes fases cada vez se reproducen en espacios más cortos de tiempo y con mayor intensidad. La violencia de género suele manifestarse en primer lugar con agresiones verbales (maltrato psíquico) en sus formas más encubiertas, humillaciones, descalificaciones, insultos, pasando a las agresiones físicas (maltrato físico) con empujones, bofetones y en casos extremos palizas, violaciones e incluso la muerte.

Las fases del ciclo son tres:

1.- Fase de tensión: la agresividad se manifiesta con agresiones verbales (descalificaciones, ridiculización, insultos, etc.) o agresiones físicas “moderadas” (empujones, bofetones, etc.). La mujer como mecanismos para intentar racionalizar la situación y adaptarse a esta, desarrolla sentimientos de auto-inculpación “Yo lo he provocado, es culpa mía”, busca respuesta en factores externos “Está nervioso por el trabajo”, o incluso quita importancia a la actitud violenta "Bueno no ha sido tan grave. Es solo un bofetón”. Es un momento en el que la mujer extrema el cuidado para calmar la tensión, sintiéndose confundida y angustiada. En este período puede estar la relación mucho tiempo.

2.- Fase de explosión violenta: cada vez son más frecuentes los momentos de tensión, hasta que finalmente se producen los comportamientos violentos produciendo lesiones físicas y/o psíquicas y/o sexuales.
Es un momento de sometimiento, castigo y aislamiento que provoca una situación de alerta permanente y un estado de parálisis emocional de la mujer ante su impotencia y su incapacidad para predecir las consecuencias de sus actos. Es una fase breve pero intensa.

3.- Fase de amabilidad y afecto, conocida como “luna de miel”: el agresor promete que no volverá a pasar. Se caracteriza por una situación de extrema amabilidad, donde el agresor manipula psicológicamente con el perdón y el arrepentimiento. Este momento actúa como una trampa ya que inclina a la mujer a permanecer en la situación ante la ilusión del cambio. Es una fase de aparente tranquilidad que dura un poco más que la anterior.

Indicadores para Detectar Violencia de Género  

Maltrato Físico: Acción no accidentada, por parte del hombre, que provoque o pueda producir 
daño físico o enfermedad en la mujer, o que la coloque en grave riesgo de padecerla. 
Manifestaciones: Ej: 
  • Bofetadas
  • Empujones
  • Golpes
  • Pellizcos
  • Palizas, etc. 
Indicadores: Ej: Hematomas, Fracturas, Quemaduras de cigarrillos, Lesiones por cuerdas en cuello, 
torso, Cortes, Mordeduras humanas, Heridas, Arañazos, Problemas físicos o necesidades médicas 
no atendidas, Perfora.

Maltrato Psíquico: Hostilidad verbal o no verbal reiterada que produce humillación, miedo, temor y que perjudica la estabilidad de la mujer con graves secuelas para su salud mental y/o autoestima. 
Manifestaciones: Ej:
  • Amenazas
  • Vejaciones
  • Exigencias de obediencia
  • Coacción verbal
  • Insultos
  • Aislamiento
  • Privación de la libertad
  • Descalificación
  • Ridiculización
  • Destrucción o daño de objetos a los que se tiene cierto apego o cariño
  • Desautorización
  • Control del dinero
  • Manipulación afectiva
  • Amenazas repetidas de divorcio, etc.
Indicadores: Ej: Sensación de ahogo, Mareo, Inestabilidad, Palpitaciones - taquicardia, Temblor, 
Sudoraciones, Náuseas, Miedo a morir, Miedo a volverse loca o perder el control, Hipervigilancia. 
Poco apetito o voracidad, Insomnio o hipersomnia. Pérdida de energía o fatiga, Disminución de la 
autoestima, Falta de concentración, Dificultad para tomar decisiones, Escasas relaciones sociales. 
Sentimientos de culpa, Manifestaciones somáticas, Intentos de suicidio.

Maltrato Sexual: Imposición de una relación sexual no consentida. Existen 3 modos de maltrato sexual: 1. abuso sexual, 2. agresión sexual y 3. acoso sexual. 
Manifestaciones: Ej: 
  • Agresión 
  • Abuso 
  • Inducción a la prostitución 
  • Realización de prácticas sexuales no deseadas
Indicadores: Ej: Hematomas y heridas (ej. interior del muslo), Sangrado anal y/o genital, Fisuras anales 
Dolor en genitales, Contusiones en monte de Venus, vulva y mamas, Traumatismos en la vulva. 

Los tipos de violencia que se describen, no aparecen de forma independiente unos de otros, sino que el maltrato suele ser una combinación de sus diferentes manifestaciones. 

Si te parece que una persona de tu entorno está sufriendo algún  tipo de violencia:

1) No la juzgues e intenta entenderla
2) Favorece situaciones en las que pueda hablar de lo que le pasa y en las que puedas contarle tu impresión desde afuera
3) No la dejes sola, evita que se aísle
4) Explícale donde y como puede pedir ayuda
5) Llama a la policía si crees que su integridad está en peligro

¿Y si te pasa a ti?

Pedir ayuda no te compromete a decidir sobre lo que deseas o no deseas hacer, pero te dará información sobre tus opciones, cuando la violencia comienza generalmente se agrava y para salir de ella necesitarás ayuda externa.

1)  Si tu situación es de riesgo y urgente, tienes derecho a pedir :
  •      asistencia médica
  •      asistencia jurídica
  •      alojamiento de urgencia si tienes que dejar tu domicilio
  •      una orden de protección si crees que estás en peligro
2) Si tu situación no es urgente pero tiene que ver con abusos psicológicos o económicos crónicos y prolongados en el tiempo,  tienes derecho a:
  • informarte sobre tus opciones
  • hablar con tus amigos o familiares sobre lo que pasa
  • no vivir asustada, agobiada, triste e insegura sobre tu futuro
  • pedir ayuda profesional para entender por qué entraste y te mantienes en esta relación
Requieres Asesoramiento y Ayuda psicológica, Social y Jurídica.

¿Qué le puede pasar a la mujer?
  • Puede que sea retraída y se aísle del entorno, que no participe en charlas o debates cuando está su marido y sí lo haga si está sola
  • Puede ser una persona ansiosa
  • Puede no valorar sus logros personales o no gustarse físicamente
  • Puede no hablar nunca de su vida familiar
  • Puede ser una persona que nunca dice NO de frente
  • Puede que sea una persona que no se anima a tomar decisiones que supongan gasto de dinero
  • Puede que sea una persona que nunca sale sin su pareja ni tiene actividades o amistades que no sean compartidas
  • Puede que sea una persona que se autoexige laboralmente y que excusa a su pareja si es exactamente lo opuesto
  • Puede que sea una persona que justifica siempre los argumentos de su pareja
  • Puede que sea una persona que sobrevalora los logros de su pareja
  • Puede que a veces tenga golpes, moretones o contusiones  que no sabe explicar
  • Puede que sea una persona con tendencia a idealizar y dificultades para ver los aspectos difíciles de cualquier situación
  • Puede ser una persona que reacciona en exceso a situaciones de tensión en los grupos.

la_espiral_del_abuso

Este tipo de mujeres tienden a ocultar y negar sus síntomas, no sólo por las características de su enfermedad, sino para no llamar la atención sobre el problema en sus relaciones de pareja. Puede temer, que si pide ayuda se descubra su situación, con el consiguiente riesgo hacia si misma, ya que simplemente pedir ayuda a un médico puede desencadenar más violencia o también romper una relación a la que al principio de los episodios de maltrato se sienten profundamente vinculadas. Conviene recordar que las mujeres maltratadas no suelen pedir ayuda antes de alrededor 10 años de sufrir malos tratos en los casos no muy violentos.

Por otra parte suelen utilizar su depresión como una fuente de protección. No es extraño que se digan a sí mismas “Mi situación no es tan mala, lo que pasa es que yo estoy deprimida”.

Al igual suelen presentar "El síndrome de la mujer maltratada", se define como una adaptación a la situación aversiva caracterizada por el incremento de la habilidad de la persona para afrontar los estímulos adversos y minimizar el dolor, además de presentar distorsiones cognitivas, como la minimización, negación o disociación; por el cambio en la forma de verse a sí mismas, a los demás y al mundo. También pueden desarrollar los síntomas del trastorno de estrés postraumático, sentimientos depresivos, de rabia, baja autoestima, culpa y rencor; y suelen presentar problemas somáticos, disfunciones sexuales, conductas adictivas y dificultades en sus relaciones personales. Los efectos se equiparan al trastorno de estrés postraumático, cuyos síntomas y características, sin duda, aparecen en algunas de estas mujeres: re-experimentación del suceso traumático, evitación de situaciones asociadas al maltrato y aumento de la activación. Estas mujeres tienen dificultades para dormir con pesadillas en las que reviven lo pasado, están continuamente alerta, hipervigilantes, irritables y con problemas de concentración. Además, el alto nivel de ansiedad genera problemas de salud y alteraciones psicosomáticas, y pueden aparecer problemas depresivos mayores con alta tendencia e ideación suicida.

La mujer sufre lesiones físicas repetidas y de gravedad creciente, con problemas psicosociales como depresión, irritabilidad, crisis de pánico, fobias, insomnio, baja autoestima, ansiedad, dolor crónico, abuso de sustancias como fármacos o alcohol e intentos de suicidio. Las lesiones físicas por malos tratos a menudo son bilaterales y solo se descubren en zonas cubiertas por la ropa. También pueden existir contusiones, laceraciones, abrasiones y signos de violación. La mayoría de las mujeres no acude a urgencias, sino a la consulta del médico general. El embarazo puede precipitar los episodios iniciales de malos tratos o incrementarlos, si ya existían. Las mujeres maltratadas tienen el doble de posibilidades de abortar, y hasta cuatro veces más posibilidades de tener un hijo con bajo peso al nacer.

Es importante solicitar la ayuda de inmediato a familiares y amigos. Si fuese necesario, también la ayuda profesional y legal.


http://alex-psicoclinica.blogspot.mx/2012/09/violencia-la-mujer.html
http://alex-psicoclinica.blogspot.mx/2012/03/la-mujer-maltratada.html
http://alex-psicoclinica.blogspot.mx/2014/01/el-poder-secreto-de-la-victima.html