domingo, 7 de septiembre de 2014

Que Debe Saber un Niño de 4 Años?

Hace poco, en un foro sobre la educación de los hijos, leí una entrada de una madre preocupada porque sus hijos, de cuatro años y año y medio, no sabían lo suficiente. ¿Qué debe saber un niño de cuatro años?, preguntaba.
Las respuestas que leí me llamaron mucho la atención. Una madre indicaba una lista de todas las cosas que sabía su hijo. Contar hasta 100, los planetas, escribir su nombre y apellido, y así sucesivamente. Otras presumían de que sus hijos sabían muchas más cosas, incluso los de tres años. Algunas incluían enlaces a páginas con listas de lo que debe saber un niño a cada edad. Solo unas pocas decían que cada niño se desarrolla a su propio ritmo y que no hay que preocuparse.

Pensé que probablemente la respuesta de esas mujeres a una madre angustiada fuera añadirle más preocupación. Somos una cultura tan competitiva que hasta nuestros niños en edad preescolar se han convertido en trofeos de los que presumir. Pero atención!!! La infancia no debe ser una carrera que arroja por resultado niños ganadores y niños perdedores.

Alicia Bayer, una mujer norteamericana que se interesa por los temas de infancia y educación, hace una lista de aquellas cosas importantes que debe saber un niño/a de 4 años. Me pareció interesante y la comparto:

1. Debe saber que lo quieren por completo, incondicionalmente y en todo momento.

2. Debe saber que está a salvo y además cómo mantenerse a salvo en lugares públicos, con otra gente y en distintas situaciones. Debe saber que tiene que fiarse de su instinto cuando conozca a alguien y que nunca tiene que hacer algo que no le parezca apropiado, se lo pida quien se lo pida. Debe conocer sus derechos y que su familia siempre lo va a apoyar.

3. Debe saber reír y utilizar su imaginación. Debe saber que nunca pasa nada por pintar el cielo de color naranja o dibujar gatos con seis patas.

4. Debe saber lo que le gusta y tener la seguridad de que se le va a dejar dedicarse a ello. Si no le apetece nada aprender los números, sus padres tienen que darse cuenta de que ya los aprenderá, casi sin querer, y dejar que en cambio se dedique a las naves espaciales, los dinosaurios, a dibujar o a jugar en el barro.

5. Debe saber que el mundo es mágico y él también. Debe saber que es fantástico, listo, creativo, compasivo y maravilloso. Debe saber que pasar el día al aire libre haciendo collares de flores, pasteles de barro y casitas de cuentos de hadas es tan importante como aprender los números. Mejor dicho, mucho más.

Pero lo mas importante:

1. Que cada niño aprende a andar, hablar, leer y hacer cálculos a su propio ritmo, y que eso no influye en absoluto en cómo de bien ande, hable, lea o haga cálculos después.

2. Que el factor que más influye en el buen rendimiento académico y las buenas notas en el futuro no son los manuales, ni las guarderías elegantes, ni los juguetes caros, sino que mamá o papá dediquen un rato cada día o cada noche (o ambos) a compartir momentos de juego, lectura, dibujos y risas con sus hijos.

3. Que ser el niño más listo o más estudioso de la clase nunca ha significado ser el más feliz. Estamos tan obsesionados por tratar de dar a nuestros hijos todas las "ventajas" que lo que les estamos dando son unas vidas tan pluriempleadas y llenas de tensión como las nuestras. Una de las mejores cosas que podemos ofrecer a nuestros hijos es una niñez sencilla y despreocupada.

4. Que nuestros niños merecen vivir rodeados de libros, naturaleza, utensilios artísticos y, lo más importante, libertad para explorarlos. La mayoría de nosotros podríamos deshacernos del 90% de los juguetes de nuestros hijos y no los echarían de menos, pero algunos son importantes: juguetes creativos como los lego y los de encastre, una buena cantidad de témperas y plastilinas, los instrumentos musicales, los disfraces, y libros y más libros. Necesitan libertad para explorar con estas y otras cosas, amasar pan y ponerlo todo perdido, usar pintura, plastilina y purpurina en la mesa de la cocina mientras hacemos la cena aunque lo salpiquen todo, tener un rincón en el jardín en que puedan arrancar la hierba y hacer un cajón de barro.

5. Que nuestros hijos necesitan tenernos más. Hemos aprendido tan bien eso de que necesitamos cuidar de nosotros mismos que algunos lo usamos como excusa para que otros cuiden de nuestros hijos. Claro que todos necesitamos tiempo para un baño tranquilo, ver a los amigos, un rato para despejar la cabeza y, de vez en cuando, algo de vida aparte de los hijos. Pero vivimos en una época en la que las revistas para padres recomiendan que tratemos de dedicar 10 minutos diarios a cada hijo y prever un sábado al mes dedicado a la familia. ¡Qué horror! Nuestros hijos necesitan la Nintendo, los ordenadores, las actividades extraescolares, las clases de ballet, fútbol e inglés mucho menos de lo que nos necesitan a nosotros. Necesitan a unos padres que se sienten a escuchar su relato de lo que han hecho durante el día, unas madres que se sienten a hacer manualidades con ellos, padres y madres que les lean cuentos y hagan tonterías con ellos. Necesitan que demos paseos con ellos en las noches de primavera sin importarnos que el pequeño vaya a 150 metros por hora. Tienen derecho a ayudarnos a hacer la cena aunque tardemos el doble y trabajemos el doble. Tienen derecho a saber que para nosotros son una prioridad y que nos encanta verdaderamente estar con ellos. (De la red)

Los niños de 4 años están generalmente en una etapa sociable, animada y llena de energía. Con la confianza de que sabe cosas fundamentales como hablar, correr, dibujar y construir, tu hijo está listo para usar estas habilidades al máximo.

A esta edad, el niño presenta una inestabilidad en sus emociones. Se ríe y llora sin una razón aparente, y eso provoca que vuelva, alguna que otra vez, a las rabietas de los dos años. Quiere imponer sus deseos desafiando a sus padres. El niño de cuatro años va a sentir una preferencia especial por su madre si es niño, identificándose con el padre y compitiendo con él por su madre. Sin embargo, la niña mostrará debilidad por su padre y actuará de igual manera que el niño.

Es una etapa en la que los padres deben tener muchísima paciencia, tacto y control de la situación. No nos olvidemos que estamos tratando con un niño pequeño, que tiene una capacidad de comprensión muy limitada y somos nosotros, los padres, los que debemos enseñarles, poco a poco. Aparte de eso, comenzará con los por qué. Buscará respuestas y conviene responderle siempre con la verdad. Al responder a un niño, le estamos enseñando a pensar y le estamos ayudando a formar las bases de su visión del mundo.

Desarrollo entre 4 a 5 años


DESARROLLO NEUROLÓGICOEquilibrio dinámico.
Iniciación del equilibrio estático.
Lateralidad: hacia los 4 años aproximadamente, la mano dominante es utilizada más frecuentemente.
Hacia ésta edad se desarrolla la dominancia lateral.
DESARROLLO COGNOSCITIVOGran fantasía e imaginación.
Omnipotencia mágica (posibilidad de alterar el curso de las cosas).
Finalismo: todo está y ha sido creado con una finalidad.
Animismo: atribuir vida humana a elementos naturales y a objetos próximos.
Sincretismo: imposibilidad de disociar las partes que componen un todo.
Realismo infantil: sujeto a la experiencia directa, no diferencia entre los hechos objetivos y la percepción subjetiva de los mismos (en el dibujo: dibuja lo que sabe).
Progresivamente el pensamiento se va haciendo más lógico.
- Conversaciones.
- Seriaciones.
- Clasificaciones.
DESARROLLO DEL LENGUAJEComienzan a aparecer las oraciones subordinadas causales y consecutivas.
Comienza a comprender algunas frases pasivas con verbos de acción (aunque en la mayoría de los casos supone una gran dificultad hasta edades más avanzadas, por la necesidad de considerar una acción desde dos puntos de vista y codificar sintácticamente de modo diferente una de ellas).
Puede corregir la forma de una emisión aunque el significado sea correcto.
DESARROLLO SOCIO-AFECTIVOMás independencia y con seguridad en sí mismo.
Pasa más tiempo con su grupo de juego.
Aparecen terrores irracionales.
PSICOMOTRICIDAD
Recorta con tijera.
Por su madurez emocional, puede permanecer más tiempo sentado aunque sigue necesitando movimiento.
Representación figurativa: figura humana
LENGUAJE Y COMUNICACIÓNLos pronombres posesivos "el mío" y "el tuyo" se producen.
Eran precedidos desde los 36 meses por las expresiones "mi mío" y "tú tuyo" y ("su suyo").
Aparece con cuando expresa instrumento, por ejemplo: golpear con un martillo.
Los adverbios de tiempo aparecen "hoy", "ayer", "mañana", "ahora", "en seguida".
Entre los 54 y 60 meses aparecen circunstanciales de causa y consecuencia "el gana porque va deprisa", "El es malo, por eso yo le pego".
INTELIGENCIA Y APRENDIZAJE
Agrupar y clasificar materiales concretos o imágenes por: su uso, color, medida...
Comenzar a diferenciar elementos , personajes y secuencias simples de un cuento.
El niño aprende estructuras sintácticas más complejas, las distintas modalidades del discurso: afirmación, interrogación, negación, y se hacen cada vez más complejas.
Las preposiciones de tiempo son usadas con mucha frecuencia.
Los niños/as comienzan a apreciar los efectos distintos de una lengua al usarla (adivinanzas, chistes, canciones...) y a juzgar la correcta utilización del lenguaje.
JUEGOSLos logros más importante en éste período son la adquisición y la consolidación de la dominancia lateral, las cuales posibilitan la orientación espacial y consolidan la estructuración del esquema corporal.
Desde los cuatro a los cinco años, los niños/as parecen señalar un perfeccionamiento funcional, que determina una motilidad y una sinestesia más coordinada y precisa en todo el cuerpo.
La motricidad fina adquiere un gran desarrollo.
El desarrollo de la lateralidad lleva al niño/a a establecer su propia topografía corporal y a utilizar su cuerpo como medio de orientarse en el espacio.
HÁBITOS DE VIDA DIARIA- Va al baño cuando siente necesidad.
- Se lava solo la cara.
- Colabora en el momento de la ducha.
- Come en un tiempo prudencial.
- Juega tranquilo durante media hora, aproximadamente.
- Patea la pelota a una distancia considerable.
- Hace encargos sencillos.


En suma, las características del niño de 4 años si bien pueden tener alguna generalidad como las detalladas, van a depender en gran medida del medio en el cual esté inserto y de la estimulación de las funciones cognitivas que tenga ese niño.

jueves, 4 de septiembre de 2014

El Vinculo Codependiente en el Hombre

Desde la perspectiva de la teoría psicoanalítica y de las configuraciones vinculares los dinamismos patológicos del vínculo que establece el hombre codependiente con su pareja. Se intenta describir como debido al déficit narcisista durante la infancia se estructura un yo débil, voluble y dependiente en estos hombres que complica sus posibilidades de relaciones sanas con las mujeres.
Al dar fuego a los hombres, Prometeo los libera definitivamente de la dependencia divina.
"La codependencia es una condición específica que se caracteriza por una preocupación y una dependencia excesivas (emocional, social y a veces física), de una persona, lugar u objeto. Eventualmente el depender tanto de otra persona se convierte en una condición patológica que afecta al codependiente en sus relaciones con todas las demás personas”.

Amar en exceso es peligroso. No sólo es perjudicial para la persona que ama sino también para el que está siendo amado. Al igual que una droga, esta adicción elimina la capacidad de elección y la propia identidad. Por adicción se entiende algo compulsivo (que no se puede detener) y narcotizante (que no responde a la razón). Pero, como vemos en estos casos, no siempre la adicción requiere de una sustancia, puede ser de conductas también. Si bien es cierto, que el uso del término de codependencia o codependiente, se ha circunscrito al ámbito de las adicciones y más recientemente, a las dependencias relacionales dentro de las parejas, precisaría que: “el o la codependiente, es aquella persona que sufre de ansiedades, tristeza, enojo, confusión mental y trastornos  psicosomáticos entre otros, debido a una fuerte dependencia emocional y  vida  conflictiva con el enfermo adicto.  Ahora bien, el padecimiento se ha extendido ya que la codependencia  abarca tanto a los  que se relacionan  con los que usan cualquier  tipo de sustancia  tóxica al organismo, como a los que se vinculan con personas que presentan algunas tendencias obsesiva -compulsivas  al trabajo, al  juego o  a  las compras, al sexo, ante la comida y  que  tienden a relacionarse  con los  “adictos” a  las relaciones destructivas”.

Ahora bien, tendría que mencionar que tanto a nivel de los tratamientos individuales como en los grupales, la atención a los hombres es menor debido a que el malestar psicológico en los hombres no está valido por cuestiones socioculturales y de género, y justamente, cuando estos se presentan a consulta, sufren por lo general, en algunas de sus facetas de lo que se ha dado en llamar “codependencia”.

Según la literatura especializada sobresalen en las personas codependiente:

1.- La presencia de disturbios emocionales expresados en fragilidad yoica, dependencia emocional y sentimientos de ansiedad, enojo y tristeza.
2.- Daño narcisista reflejado en baja  autoestima, sentimiento persistente de vacío, temor al abandono y fuerte necesidad de reconocimiento externo.
3.- Dificultades en las relaciones interpersonales por la dificultad en marcar límites, la aceptación de conductas destructivas y de maltrato físico y psicológico y por ser aferrados(as), celosos(as) y controladores(as).

Curiosamente, si tomamos en cuenta el párrafo anterior,  a la consulta no llegan los hombres por fragilidad yoica, llegan por ser explosivos, distantes o egoístas con sus parejas.  Ninguno osa tan fácilmente como es el caso de las mujeres, de padecer una baja autoestima, para nada, por el contrario, esgrimen desplantes de que todo marcha bien, poco sufren de vacíos emocionales ya que generalmente “se curan” la inseguridad y sus pesares a través de la prepotencia, la tendencias a la impulsividad, mediante la evasión con amigos, “el trabajo”, el alcohol y la sexualización de los vínculos.  A donde voy con estas observaciones, a que no se diagnostica y/o se trata tan fácilmente en la consulta con hombres, y se requiere una mejor revisión para su dx de codependencia.

Son múltiples los autores que encuentran en el seno familiar disfuncional, los factores determinantes que predisponen el desarrollo de la conducta o personalidad codependiente.

Perfil del hombre codependiente: Cuenta en estas familias una niñez triste, enfermedad psicológica en los padres, fuertes  y continuos traumas que incluyen abandono afectivo, separaciones múltiples, divorcio, maltrato físico, psicológico y abuso sexual en la familia, prácticas de crianza violentas y erráticas,  problemas de uso de alcohol y drogas en sus miembros y familiares que ya padecen de y/o actúan los patrones codependiente. Asimismo frecuentemente hallamos padres violentos y distantes, madres abandonadoras  y sometidas, hecho que hace que el niño(a) no tenga de donde “agarrarse” y/o nutrirse afectivamente.  “se identifica en los dependientes mórbidos, datos clínicos en donde describe que estos están “compelidos a una total entrega”, poseen una intensa “ansia de encontrar unidad a través del fundirse con un compañero” y tienden a “perderse en el otro” (Horney). Aclarando que conductualmente estos impulsos tienden a caracterizar la parasitación, las relaciones simbióticas, la auto-destructividad y la necesidad de aprobación externa.

Horney teoriza que la dependencia mórbida se desarrolla en el niño como una defensa contra la influencia parental adversa que se expresa a través de la coerción, la impredecibilidad, la intimidación, actuaciones de dominación, sobreprotección y la indiferencia materna-paterna o ambas, condiciones estas que exacerban la inseguridad, el aislamiento y el miedo en el niño.  Como resultado el niño sufre una pérdida en la habilidad para expresar sus deseos y la fortaleza interna para determinar su propia vida. 

Por su parte Cermak ha planteado una relación entre codependencia y el desarrollo del narcisismo (de la autoestima). “la codependencia y el narcisismo surgen en la niñez temprana durante la fase simbiótica del desarrollo e impiden la progresión a la fase de separación- individuación. Ambos tipos de rasgos representan procesos de “espejeo” defectuosos: las personas narcisistas se relacionan buscando aspectos de ellos mismos en los otros.  Los codependientes, también buscan relacionarse con otros para ser espejeados.   En ese sentido el origen de la codependencia y el narcisismo involucran defectos en el espejeo, en este caso, por parte de los padres”.

Cuando se han vinculado con quienes se han posicionado en la filosofía de vida de que “el hombre es el proveedor”, indicio de que hombres “muy proveedores”, también pueden ser “muy codependientes”.  Muchos hombres en la actualidad, presionados psicológica y socialmente por el ideal masculino de protección y bienestar familiar, se acostumbran y se convencen de que “ellos son los que dan”, cueste los que cueste (infartos al miocardio, trastornos gastrointestinales,  insomnio, disfunciones sexuales, entre otras) y por ser “dependientes-activos” tienen dificultades para recibir y de invertir esta tendencia. Presentan una hepertolerancia al desgaste físico y emocional y tratando de ser “buenos”, son “adictos al trabajo”, son excelentes esposos, papás y extensivamente buenos hijos y hermanos, pero son adictos, son dependientes.

En el ámbito de la familia, los hombres codependiente suelen ser padres controladores y ver a sus hijos(as) como una extensión de ellos, por tanto se empecinan en querer decidir  lo que es mejor para ellos(as) (que deben estudiar, como deben vestir, de quién se deben enamorar, con quién se deben relacionar). Como resultado de este tipo de crianza observamos posteriormente rebeldía adolescente, adultos inseguros y devaluados o coraje reprimido, el cual se puede manifestar en comportamientos auto destructivos, que muchas veces lleva a que el hijo(a) sea pasivo-dependiente, reedite patrones codependientes en su vida adulta o desarrolle un trastorno adictivo y codependiente, entre otros padecimientos psicológicos.

Por otro lado, debido a sus rasgos pasivos y devaluados, cuando un hijo(as) está “activo(a)” en la adicción, al padre codependientes se le complica diferenciar su función paterna, de actitudes codependientes, por lo que en ocasiones confunden el rol de apoyo psicológico necesario, con sobreprotección, o se previenen de no caer en codependencia, descuidando (evitando) sus funciones.  Así están: “los que no meten la mano” y los que  “se hacen de la vista gorda” ante las adicciones, delegando toda la responsabilidad de la crianza en la madre u otros parientes cercanos. Posteriormente, si la persona tiene mucho resentimiento debido a la sobreprotección de los padres, visualizará en su cónyuge a una persona que desea controlarlo, lo cual lo llevará a dificultades para la intimidad en la relación. Por otro lado, pueden apegarse también excesivamente a cualquier persona que les brinde amor, o lo que ellos piensan que puede ser el amor. Por otro lado, he visto personas irse al otro extremo, al no haber tenido amor llegan a temerle y viven la vida evitando involucrarse en relaciones sentimentales.

Ahora bien, esto sería lo sano. En la práctica, muchas madres no permiten crecer e independizarse emocionalmente a sus hijos, sino que, por sus propias y enormes carencias, cultivan una agobiante influencia sobre ellos, a los que se aferran desesperadamente. Entre estas madres, las más destructivas son las que, padeciendo severos trastornos neuróticos, o a veces incluso bordeando la psicosis, abusan psicoafectivamente de sus hijos o más comúnmente de alguno de ellos con todas las variantes del dominio, la sobreprotección, la manipulación, la invasión, las quejas sin fin, las insidias y comadreos familiares, la crítica, el desprecio, las agresiones verbales, el chantaje, la intimidación, la culpabilización, etc. Esto las convierte en verdaderas "vampiras" de sus hijos, a los que, como esas lianas selváticas que ahogan a los árboles, confunden, paralizan y debilitan sin remedio. Los hijos, por eso mismo, son extremadamente dependientes e incapaces de alejarse de estas madres tóxicas, a las que odian tan profundamente como, a la vez, se culpabilizan por ello. Tanto dolor, generalmente negado (reprimido), lo expresarán entonces mediante complejos síntomas neuróticos (ansiedades, depresiones, adicciones, trastornos alimentarios y de personalidad, autoagresiones). Y cuando este vínculo patológico, esta horrible simbiosis madre-hijo/a (que a menudo es confundida socialmente con un ejemplar "amor de madre" es máxima e insoportable ya desde la primera infancia, puede generar problemas psicóticos. El padre, en estos casos, suele asumir dos papeles básicos. O bien es una figura ciega, indiferente o pasiva ante los abusos de la madre (ya que, en realidad, él mismo es otra de sus víctimas). O bien es cómplice de tales abusos y forma una alianza destructiva con la mujer. En este segundo caso, los trastornos del hijo/a son, obviamente, mayores, pues no encuentra refugio emocional en ninguno de ambos progenitores.

Pasando al rubro de cómo se configura la infidelidad en los vínculos de pareja, pareciera que los hombres, desde sus historias de maltrato y abandono infantil, no están carentes de afecto, a ellos solo “les gana la hormona”, sin embargo, frecuentemente relacionado a sus búsquedas de intimidad con la primera mujer que se les ponga enfrente, observamos un mero aferramiento y un ego hambriento de afecto, como es el caso de las mujeres codependientes. Ya en el matrimonio, buscan una cónyuge critica o severa  o adoptan el rol de perseguidor y demandante de atenciones y fidelidad. También pueden apegarse a parejas que le manifiesten y demuestren, casi incondicionalmente, admiración u aprobación o sea que, se da un encuentro de narcisismos maltrechos, por necesidad de resarcir autoestimas vulneradas. Ahora bien, las dificultades que tiene el hombre codependiente de intimidad, de poder comprometerse con la pareja y tener la fortaleza de consolidar un proyecto creativo adulto,  se debe a que el ideal de mujer para un hombre que es codependiente,  es una mujer rescatadora., cosa que hace que estos hombres se desilusiones rápidamente de sus parejas y regresen con su amantes, con sus mamás o se protejan del compromiso a través del “donjuanismo”.

En la clínica con las parejas evidenciamos igualmente en los vínculos codependientes, la presencia del imaginario “tú y yo somos uno”, con la negación y desconocimiento de la “ajenidad del otro”“la diferencia” del cónyuge. La consecuente patología, es generadora de insatisfacción en las parejas, aun siendo estas funcionales en muchos aspectos, sumergiéndose estas en el reproche “porque el otro tiene vida privada”, gestándose vivencias de atrapamiento, miedo al estar solo y de empobrecimiento vincular debido a necesidades de sometimiento y control en uno y las vivencias del abuso, por parte del otro.

Desde esta perspectiva vincular actual, impera un “imaginario radical”, expresado en la necesidad de la pareja unida “hasta que la muerte los separe”, representada en la poesía, en los medios masivos de comunicación (novelas y revistas) y en la música romántica, donde los cantantes tocan con su estribillo lastimero los “huesos” de la codependencia en el hombre, en la cual ofrece un discurso y modelo que exalta la identificación, la idealización y la complementariedad. No hay espacio mental para el reconocimiento y menos para la aceptación y procesamiento de la diferencia y la ajenidad. De allí, las grandes ansiedades y dificultades para la terminación de estos vínculos o las conductas fallidas de control, búsqueda y/o expresión de amor a  través de los celos.

En consulta, el  vínculo codependiente patológico dificulta la toma de conciencia en los miembros de la pareja en cuanto al deterioro y el pronóstico pobre sobre su situación.  Al explorar más detenidamente estas resistencias,  a menudo se encuentra que buscan soluciones rápidas y cambios en el afuera; no se adhieren al tratamiento, ni siguen las indicaciones psicológicas, adoptando comúnmente actitudes de manipulación a través de cuadros psicosomático, en este grupo están los codependientes cardiacos-infartosos a la primera de cambio, los diabéticos-comatosos, débiles pero controladores y los nerviosos, pero obstinados y agresivos a fin de que no se aborde la simbiosis patológica (su codependencia), no se toquen las fallas expresadas en incomunicación, agresión física y verbal, actos de infidelidad, atentado a las normas familiares, pérdida de los límites y la autoridad, entre otros.

Existen también los trastornos duales en los codependientes y un subtipo clínico sociopático caracterizado por parasitismo, búsqueda de sensaciones a través de las drogas, el juego y las mujeres, manipulación sistemática, egoísmo y egocentrismo, que se expresa a través de la violencia doméstica al instaurar un aislamiento social progresivo hacia la pareja, intimidación y/o coerción económica hacia la pareja. Algo que es importante destacar dentro de la atención al codependiente , es el hecho de que la comprensión del problema por parte del afectado no equivale a querer solucionarlo, ya que lo que determina el vínculo es la indolencia en estas personas. La actitud indolente es clave, como también el pensamiento mágico (omnipotente) que los escuda del dolor, ya que al sujeto parece no dolerle o importarle el sufrimiento al existir una fuerte negación del problema, un mecanismo irracional o racionalizador para justificar su comportamiento “se que esta relación está mal, pero no la puedo dejar y prefiero seguir con ella”. También existe una fuerte tendencia a repetir los mismos esquemas vinculares con sucesivas parejas, sobresaliendo una especie de fobia a la autonomía y la compulsión a la repetición de Freud, en estos hombres.

El vínculo patológico es, en fin, una especie de tiranía sadomasoquista ejercida inconscientemente por un verdugo sobre su víctima. Que en lo profundo, la víctima también extrae ciertos beneficios inconscientes de su sumisión y dependencial, la simbiosis tóxica es un "pacto secreto" entre dos seres igualmente inmaduros y desesperados. Y aunque la vida trunque inesperadamente este tipo de relación (con la muerte de la madre), todas las características neuróticas de la víctima permanecerán. Y quizá busque entonces, si no lo había hecho ya, una pareja con quien repetir una relación similar.

En tratamiento, muestran una actitud dependiente hacia el terapeuta a través de  la postura del “dígame doctor”, situación que expresa una frecuente tendencia en los codependientes a abandonar el rol paternal en los terapeutas, las instituciones, en los “padrinos” o en el resto de la familia codependiente (abuelos, tíos, hermanos, etc.).  Abandonan también los tratamientos porque esperan cambios rápidos, casi mágicos y debido a que se mantienen en la indolencia de pronto en la contratransferencia provocan en los terapeutas impotencia, y hasta  indiferencia en muchos casos, situación ante la cual el terapeuta debe estar muy atento para darle el manejo adecuado.

Se supera el vínculo patológico haciéndose consciente de su dilema interior (por un lado, su sufrimiento y por otro, sus ventajas ocultas) y eligiendo entre ambos extremos. Y también cultivando todo aquello capaz de darle más autoestima, fuerza y autonomía (con ayuda de mejores trabajos, amistades, actividades, psicoterapias, proyectos, cambios de residencia, etc). Logrado ese crucial destete psíquico, su maduración podrá continuar.

“Si quieren  conocer a los hombres, díganle que les  hablen  de sus amores”. Jaime Sabines

“Toda relación amorosa que no produce paz, sino angustia o culpa, está impregnada de codependencia Ese tipo de amor patológico, de obsesión, es sumamente destructivo. Al no producir paz interior ni crecimiento espiritual, no lleva a la felicidad”.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Andrei Chikatilo: Perfil Criminologico del Carnicero de Rostov

Advierto de la extrema dureza de algunas de las declaraciones que pueden leerse en este articulo, Si no está seguro, pulse el botón de atrás de su navegador, ya que  puede "herir susceptibilidades".
“Soy un error de la naturaleza, una bestia salvaje"
Andrei Romanovich Chikatilo, desarrolló un desprecio muy grande hacia el sexo femenino por las constantes burlas de su comportamiento introvertido e impotencia sexual, que se distinguía por su eyaculación precoz. El perfil de Chikatilo arrojaba abundantes perlas. Sádico sexual, pervertido a la vez que insociable. Doble personalidad con un gran concepto de la venganza a la vez que un odio sistemático hacia las mujeres, la sociedad en general y los indefensos. Su dx: Psicópata sexual con impulsos sádicos, que practicaba el canibalismo. Conocido como "el carnicero de Rostov", vivía una doble vida, como hombre casado trabajador y miembro de la sociedad comunista del momento, y como asesino dotado de gran habilidad para ganarse la confianza de los niños y disfrutar con impunidad de sus horrendos crímenes.

Nació en Yablochnoye, Ucrania el 16 de Octubre de 1936, en una pequeña aldea en tiempos de hambruna, cuando morían millones de personas cuyos cadáveres se amontonaban en las calles y campos, su hermano mayor, Stepan había sido raptado y devorado. El hecho marcaría notablemente al niño, quien se sentía en esos momentos más solo que nunca y la manera en como su madre se los contaba hacía que la historia pareciera verídica. La niñez de Chikatilo fue muy difícil dado que su padre había caído prisionero de guerra durante la Segunda Guerra Mundial y su madre se había encargado ella sola de sacar adelante lo que quedaba de la familia, consistente en el y una hermana 7 años menor. En su infancia le tocó ver muy de cerca las escenas de la guerra, los resultados de constantes bombardeos alemanes dejaban una estela de heridos y cadáveres regados en algunas calles. Esos cuerpos asustaban al joven Chikatilo pero a la vez le provocaban sobresalto y curiosidad. También se sabe que en su infancia Chikatilo padecio de enuresis hasta los 12 años, por lo cual era duramente reprimido y humillado por su madre. En resumen su hogar familiar constituido por un padre ausente, poco comunicativo insensible y totalmente indiferente a sus hijos. La madre, extremadamente sobre protectora o abúlica, muchas veces agresiva y violenta, con gran inestabilidad emocional.

Los demás niños se burlaban de su extraña forma de ser así que desde niño comenzó a albergar fantasías de violencia y tortura contra sus semejantes. Su primera experiencia de tipo sexual fue entre los 10 y 15 años cuando un día se abalanzó contra una amiga de su hermana, ante el forcejeo de la muchacha para librarse de su abrazo, Chikatilo eyaculó.

Posteriormente se enroló en la armada para cumplir el servicio militar y de regreso quiso llevar una vida como la de cualquier otro. Se consiguió una novia, pero llegado el momento no pudo efectuar el coito y la muchacha se burló de él e incluso tuvo la ocurrencia de platicar el chisme por todos lados. Aquello era para arruinar la vida de cualquiera. Chikatilo fantaseaba encontrarse a solas con la susodicha y hacerla pedazos en castigo por esparcir la información acerca de su impotencia. Nunca pudo conseguir una erección, lo cual debió ser extremadamente frustrante. A pesar de ello y gracias a los arreglos de su hermana, se casó en 1963 y tuvo una hija y un hijo. Tras eyacular introdujo a mano el semen en la vagina de su mujer.

Era un marido de carácter estable y trabajador, un padre que nunca levantaba la voz ante los hijos, un respetado miembro del partido comunista que leía los periódicos y se mantenía al corriente de la actualidad. Discreto, vivía con la rigurosa austeridad que corresponde a un verdadero soviético. Chikatilo era el típico marido sumiso y asexual. Hacía todo lo que su mujer le ordenaba o casi todo. Ella solía desear los placeres del lecho con más frecuencia que él, y eso les llevaba a frecuentes discusiones, a que ella le recordase en todo momento lo impotente que era.

En la escuela en la que trabajaba, sus alumnos se reían de él, le apodaban "el ganso" porque sus largos hombros encorvados hacían que su cuello pareciese alargado, y porque lo tenían por tonto. Él no hacía nada por remediarlo, tampoco cuando le empezaron a llamar "maricón”.

Como todos los ciudadanos soviéticos sirvió en el ejército y luego se dedicó a los estudios, obteniendo tres títulos: en lengua y literatura rusa, en ingeniería y en marxismo-leninismo. En 1971, un diploma universitario le dio el grado de maestro. Sentía una creciente atracción por las menores de doce años, y se colaba en los dormitorios para verlas en ropa interior mientras se masturbaba con la mano dentro del bolsillo. Más tarde Chikatilo se refugió en el Comunismo, pero su fijación con el dogma político rayaba en la demencia.

Además de las dificultades externas, se cree Chikatilo haber sufrido de hidrocefalia en el nacimiento, lo que le causó problemas en el tracto genital-urinario más tarde en la vida, incluyendo el orinarse en la cama en su adolescencia y, más tarde, el incapacidad para mantener una erección, aunque era capaz de eyacular.

Su victimología se basaba principalmente en personas retrasadas mentalmente, jóvenes, huérfanas la cuales fácilmente eran convencidas de hacerle compañía, gracias a su profesión como profesor que de alguna manera les convencía de acompañarle al bosque más cercano. Una vez muertas por 30 o 50 puñaladas, “El carnicero de Rostov” les mutilaba partes del cuerpo para después comércelas y lograr el orgasmo.

"El llanto de las niñas y la forma en la que se movían mientras las apuñalaba me llevaron a un estado de locura sexual".

El modus operandi era muy simple. En las estaciones de trenes y en los autobuses abordaba a los prospectos. Mediante alguna artimaña se internaba con ellos en parajes solitarios, inclusive cerca de donde había gente. A las chicas vagabundas y/o prostitutas era más fácil conducirlas con la promesa de pagarles por el servicio. En algunos casos estudiaba a la "presa" durante días aprendiendo sus movimientos y sus horarios hasta que lograba por "casualidad" cruzárseles en el camino y procedía al ataque. Otras más, era obra del azar, y ejecutaba el típico golpe de oportunidad sin desaprovechar ni una ocasión. Aprendió también la mejor técnica para noquear a las víctimas y evitar las salpicaduras de sangre.

Casi todas las víctimas sufrían la mutilación de los ojos “no podía soportar sus miradas”. A las adolescentes o chicas jóvenes les seccionaba los pechos o los pezones, ya fuera con sus afilados cuchillos o con los dientes. El útero era extirpado con tal precisión que todos los cirujanos de la provincia de Rosstov pasaron a ser sospechosos en potencia. Mientras las violaba, se enfurecía tanto por llegar tan rápidamente al orgasmo que les machacaba la cara a golpes. Para ocultar su impotencia, a veces, con la ayuda de una ramita, colocaba el semen en la vagina de la víctima.

El 22 de diciembre de 1978 abordó en la calle a una niña de nueve años de edad, y la convenció para que se fuera con él a una cabaña que poseía en las afueras de la ciudad. Sabía cómo hablar a los niños, él mismo había sido maestro y tenía a sus dos hijos. Una vez allí la desvistió con violencia. Accidentalmente, le hizo un rasguño del que brotó sangre, hecho que le propició una erección inmediata, estableciendo el vínculo fatal entre sangre y sexo. Luego, sacó un cuchillo y se lo clavó a la niña en el estómago. Con cada puñalada notaba que se acercaba más al orgasmo, por lo que no cesó de hacerlo hasta la eyaculación.

El 3 de septiembre de 1981, asesinó a su segunda víctima. Fue Larisa Tkachenko, de 17 años de edad. La convenció para ir con él al bosque para mantener relaciones sexuales, pero no fue capaz por sus problemas. Ella se rio de él y Chikatilo presa de la rabia la estranguló y eyaculó sobre su cadáver. Le mordió la garganta, le cortó los senos y se comió los pezones. Luego, comenzó a lanzar aullidos mientras bailaba una danza de guerra alrededor del cuerpo. En esos momentos supo que volvería a matar. Posteriormente se decantaría por el acuchillamiento, que le daba una mayor satisfacción sexual, ya que lo identificaba con la penetración que no podía realizar.

Los dos primeros asesinatos de Chikatilo tuvieron cierto carácter fortuito. Es posible que, en ambos casos, sus intenciones fueran solamente de índole sexual. Los gritos de terror le excitaban, pero era el asesinato en sí lo que presentaba para él el acto sexual supremo. Sus víctimas eran niños, niñas y chicas jóvenes.

En el caso de los niños, los atacaba nada más hallarse a solas con ellos en el bosque: un golpe para aturdirlos con las manos atadas y unos golpes de cuchillo poco profundos para establecer su dominio sobre ellos. Posteriormente los mutilaba a mordiscos, les cortaba los genitales (porque le recordaban su fracaso) o solamente extirpaba los testículos, que guardaba a modo de trofeo.

En algunas ocasiones realizaba estas amputaciones cuando la víctima se hallaba aún con vida, aunque no consciente. También practicaba actos de canibalismo, en sus declaraciones confesaría que le gustaba tragarse las partes del cuerpo más blanditas.

El informe de su perfil fue: El asesino era un sujeto de entre 25 y 50 años, con una estatura alrededor del 1.75 metros, padecía de alguna disfunción sexual. Mutilaba a sus víctimas en parte por frustración y también como excitación erótica. Se dejaba llevar por la compulsión de asesinar, sin embargo no era ni retrasado mental o esquizofrénico puesto que tenía la capacidad de planear y efectuar sus ataques. Era un hombre solitario y el único involucrado en los crímenes. Esos datos no le ayudaban en nada al oficial ruso, él hubiera querido algo diferente, pero sin la participación de los medios de comunicación era imposible aplicar las técnicas "proactivas" que se practicaban en occidente para cercar asesinos peligrosos.

El 6 de noviembre de 1990, uno de estos detectives, el sargento Igor Rybakov, vio surgir del bosque un hombre con traje y corbata. Mientras observaba cómo éste se lavaba las manos en la fuente advirtió que tenía un dedo vendado y una mejilla manchada de sangre. Le pidió los documentos y elevó un informe de rutina. Cinco días después encontraban un nuevo cadáver en ese mismo lugar el cual estimaron que llevaba muerto más o menos una semana. El homicida tenía que haber pasado por la estación, y el culpable no podía ser otro que el sospechoso del informe de Rybakov.

Lo arrestaron el 20 de noviembre, sospechoso de haber asesinado a 36 víctimas, todos ellos mujeres y niños.

Una vez en custodia policial, Chikatilo declaró que de niño tenía una fantasía recurrente que consistía en llevar el a soldados alemanes al bosque para ejecutarlos. Esa era una fantasía común de la niñez rusa durante la guerra. Pero la niñez de Chikatilo fue como con muchos otros asesinos seriales, de soledad y aislamiento.

El 27 de noviembre prometió que estaba dispuesto a aportar pruebas de sus crímenes si no continuaban atosigándole con los interrogatorios que le recordaban los detalles, y dos días después se derrumbó ante un psicólogo a quién acabó confesando 53 asesinatos. Posteriormente guió a los investigadores a los distintos lugares con la esperanza de que el número de muertes lo convirtiera en un "espécimen de estudio científico"

Escribió una declaración firmada para el Fiscal General, que decía:

"Me detuvieron el 20 de noviembre de 1990 y ha permanecido bajo custodia desde entonces. Quiero exponer mis sentimientos con sinceridad.

Me hallo en un estado de profunda depresión, y reconozco que tengo impulsos sexuales perturbados, por eso he cometido ciertos actos. Anteriormente busqué ayuda psiquiátrica por mis dolores de cabeza, por la pérdida de memoria, el insomnio y los trastornos sexuales. Pero los tratamientos que me aplicaron o que yo puse en práctica no dieron resultados.

Tengo esposa y dos hijos y sufro una debilidad sexual, impotencia. La gente se reía de mí porque no podía recordar nada. No me daba cuenta que me tocaba los genitales a menudo, y sólo me lo dijeron más tarde. Me siento humillado. La gente se burla de mí en el trabajo y en otras situaciones. Me he sentido degradado desde la infancia, y siempre he sufrido.

En mi época escolar estaba hinchado a causa del hambre e iba vestido con harapos. Todo el mundo se metía conmigo. En la escuela estudiaba con tanta intensidad que a veces perdía la consciencia y me desmayaba. Soy un graduado universitario. Quería demostrar mi valía en el trabajo y me entregué a él por completo. La gente me valoraba pero se aprovechaba de mi carácter débil.

En los actos sexuales perversos experimentaba una especie de furor, una sensación de desenfreno. No podía controlar mis actos. Desde la niñez me he sentido insuficiente como hombre y como persona. Lo que hice no fue por el placer sexual, sino porque me proporcionaba cierta paz de mente y de alma durante largos periodos. Sobre todo después de contemplar todo tipo de películas sexuales. Lo que hice, lo hice después de mirar los vídeos de actos sexuales perversos, crueldades y horrores”.

Lo que la policía dedujo de esta declaración, es que el asesino trataba de buscarse una posible salida alegando enfermedad mental, una obsesión de tratamiento psiquiátrico. Los psiquiatras del Instituto Serbsky, no obstante, lo veían como un sádico prudente que no sufría ningún trastorno que pudiera impedirle que sus actos estuvieran mal, que eran actos premeditados. Por esa razón, en octubre de 1991, dieron a conocer sus conclusiones, diagnosticando que el asesino estaba "legalmente cuerdo".

El Dr. Bujanovsky que lo analizó, comprobó que tenía daño cerebral. El padre, alcohólico dependiente, lo trataba en forma despótica , lo sometía y mortificaba en forma permanente. EI profesional ruso sostiene que los asesinos en serie comienzan con conductas anómalas desde los primeros años de su infancia. A los 9 años sufrió una grave herida ocasionada por su padre. El niño se inició torturando pequeños animales domésticos, esto hace que se sienta un ser superior, luego continuará haciendo lo mismo con los humanos. Tenía malas relaciones con las mujeres, su pareja lo abandonó debido al maltrato que éste ejercía sobre ella. La sexualidad se canalizaba ejerciendo violencia física, sentía mayor placer con estas acciones violentas que por la relación en sí. Una característica de estos personajes es su indiferencia hacia el sufrimiento ajeno. Entre sus "fantasías sexuales" tenía inclinación por la necrofilia.

Al juez le tomó dos meses llegar al veredicto y declaró culpable a Andrei  Romanovich Chikatilo por 52 cargos de asesinato y 5 más por violación dado lo cual, merecía la pena de muerte. La reacción del condenado fue la de gritar, violentarse y hasta escupir. Se dijo víctima del sistema soviético, que lo estaban radiando y que deseaba ver los cuerpos. El 15 de Febrero de 1994 al ser rechazada una apelación, fue conducido a un cuarto cerrado donde fue ejecutado con un balazo detrás del oído derecho.

Chikatilo fue uno de los peores y más despiadados asesinos seriales de la Unión Soviética y del mundo.

Un breve estudio morfopsicológico:

La Genética o información cromosomal, juega el factor más importante para determinar los comportamientos. En segundo lugar, la epigenética o entorno social e íntimo. Andrei Chikatilo, nació con predisposición natural a la violencia, tenía las "herramientas", pero fue el medio hostil donde vivió, que terminó por dar rienda suelta a "la bestia" que habitaba en su interior.

Descripción: El Marco Abollado de asimetrías importantes, es un preciso indicador de fanatismo y desequilibrios. Su perfil de tendencia "pignon", le aportó prudencia en los actos, por ello, la policía tardó 8 años en darle captura. Sus ojos azules, tónicos, hundidos y de cejas crispadas, hablan de vivencia de un mundo propio, lejos de la realidad. Como su zona en expansión es la Instintiva, su mente se puso al servicio de ella, para abastecer su gran demanda de apetitos físicos. La nariz gruesa, proyectada y de orificios redondos, con RLN y zona emocional extremadamente abollada y corta, aporta violencia de acción rápida y sin escrúpulos, que puede salir de forma explosiva. La boca, cerrada en cremallera, indica crueldad y tensión contenida, esperando el momento para salir con toda la dureza. Podemos observar en sus últimos días de vida, la boca entre abierta, mirada pérdida y psicología gestual desencajada, signos de una persona con locura, miedo, falta de control y abandono absoluto.

      “Lo que hice no fue por placer sexual, en realidad me trajo paz mental”  



miércoles, 27 de agosto de 2014

Amores Dañinos: Del libro Enamorados o Esclavizados

La persona que amamos debe contribuir a nuestra felicidad, ayudarnos a crecer como individuos y favorecer nuestra libertad e independencia. La cultura en la que estamos inmersos se basa una concepción anacrónica del amor, la cual considera que el sufrimiento, la abnegación y la renuncia son requisitos indispensables para que una relación se mantenga.

Frente a esto, Riso lanza un auténtico manifiesto a favor de la “liberación afectiva”. Ésta consiste en ser capaz de mantener lazos profundos y auténticos con otra persona, sin que ello signifique perder nuestra identidad ni quedar atrapados en un círculo vicioso de la dependencia. El autor propone, en pocas palabras, un amor sabio y pleno, un amor que se reinvente a sí mismo sin obsesiones ni esclavitudes. Sin ataduras, ni dependencias, ni agobios, ni obsesiones…Un amor saludable e inteligente tampoco conoce presiones, posesiones, estrés, etc. Lo cuenta mi colega el psicólogo Walter Riso en su nuevo libro "Enamorados o esclavizados", un manifiesto por la independencia afectiva aun teniendo pareja.

El autor aboga por tomar las riendas de la propia autonomía emocional junto y al lado de ese o esa compañero/a especial, que cada uno disfrute de su espacio en esta vida con respeto, sin ataduras que anulen el desarrollo de la personalidad. Dice Riso que el amor debe ir «ligero de equipaje, libre y vital». Por eso, en sus páginas desgrana las señales que emiten aquellos que se dejan llevar y siente un amor dañino para la relación y para el otro. Además, ofrece sus consejos y reflexiones para afrontar esos sentimientos que pueden envenenar una pareja hasta destruirla. Considera que estos son los amores más dañinos para una relación:

El Amor Obsesivo

«La obsesión implica que el amor se vuelve insaciable en la relación. Uno de los miembros de la pareja nunca está satisfecho con su relación, no puede hacer nada sin su pareja, y demuestra una gran dependencia». Un amor de estas características «es empalagoso y no tiene límites», con lo cual genera adversión con el tiempo. Es una de las sensaciones que sentirá la persona que sufre una relación así: al final se verá obligada a dar lo que quiere o no puede ofrecer, a estresarse por lo que exige esa relación amorosa, y hasta sentirse acosada.

«Los que aman demasiado no soportan estar lejos de la persona amada ni un minuto, una separación de días se les convierte en un suplicio», afirma el autor de "Enamorados o esclavizados". Eso conlleva a que sienten la necesidad de estar cada vez más tiempo junto al otro; a tener pensamientos obsesivos (¿qué estará haciendo ahora?), a magnificar las virtudes del amado y creer que roza la perfección; e incluso a aumentar la frecuencia e intensidad de las relaciones sexuales. «Un error porque una relación necesita más cosas aparte del deseo: comunicación, buen humor, proyectos, gustos comunes, sintonía y respeto».

Amor Fusionado

«Una pareja totalmente fusionada implica que ha perdido la identidad de uno mismo, se pierde el amor propio». Una persona no puede renunciar a lo que es» ese rol se establece en la relación es que uno no ama o ama mal. Amar significa dejar que el otro sea como es y uno mismo ser como es. Muchos enamorados de este tipo terminan adoptado los mismos gestos, chistes y hasta la forma de vestir de su pareja. La imitan. Pero puede llegar a más: aun instinto de posesión (¡eres mío/a!) y a pensar que uno mismo es parte de la otra persona.

El Amor Temeroso

«El miedo a la pérdida de la relación denota una persona insegura que tiene miedo al fracaso y al abandono». Ese mismo miedo trae consigo otros muchos: el miedo a que la persona amada decepcione, a que el amor decaiga sin razón aparente, a que nos sea infiel y a que nos abandonen. «Este es el miedo que más caracteriza a los dependientes emocionales».

Para hacer frente a todos estos temores, W.R recomienda aceptar y concienciarse de que en el amor no hay certezas, de que es necesario asumir la incertidumbre.

El Amor Opresivo

«El amor debe respeta la Carta de los Derechos Humanos, en el sentido de respetar la libertad de cada uno». Es uno de los principios fundamentales para un amor sano e inteligente según aconseja este psicólogo. Y eso consiste en «respetar que el otro tenga sus propios amigos, actividades, sus propias preferencias, gustos y opiniones». En definitiva, que cada uno respete el desarrollo de la libre personalidad, sus principios, valores, metas esenciales y vitales.

Los cuatro pilares del amor perfecto

W.R cree que el amor puede ser para toda la vida, pero no el enamoramiento. Sólo se trata de construir los pilares que pueden hacer la relación duradera hasta el fin de nuestros días. Estos son los firmes pilares que siempre deben mantenerse en la pareja.

1. La confianza es básica  «La certeza de que el otro nunca te va a hacer daño intencionadamente. Si no tienes esta certeza vas mal».
2. El erotismo  «que fluya el deseo por el otro como un postre».
3. La amistad.  «Ser compinches, cómplices, tener humor en común y ganas de proteger al otro».
4. El afán de cuidado hacia el otro  «que tu dolor me duela».


“Amar liviano de equipaje. Tan libre y vital como se pueda, sin renunciar a lo que somos y sin traicionar nuestros ideales y valores.”