El
fetichismo sexual se considera una práctica inofensiva, salvo en el caso de que
provoque malestar clínicamente significativo o problemas a la persona que lo
padece o a terceros, pudiendo en este caso llegar a considerarse un trastorno
patológico propiamente dicho. Todos tenemos un poco de fetichistas, porque
todos tenemos algún “gusto” particular.
El
fetichismo sexual llega a ser una
enfermedad siempre y cuando sea una conducta recurrente algo necesaria
para lograr la excitación sexual y que afecte la vida social o laboral del
sujeto. En el caso de que ésta no afecte la vida social o laboral del paciente,
se considera simplemente como una manifestación de su sexualidad.
Los
fetiches son más comunes en hombres y se diagnostican como un problema cuando el
deseo sexual es sustituido por prendas u objetos, llegando a ser la única
manera de obtener satisfacción. Y el objeto tiene que estar presente para que
la persona pueda conseguir la excitación y cuando el objeto fetiche se vuelve
más importante que la persona que lo usa o lo tiene.
Algunos
de los fetiches más comunes son:
Excitación
por la ropa de cuero o de látex
Excitación
por los tacones de aguja
Excitación
por las botas y calzado de mujer
Excitación
por la ropa interior
Excitación
por las pantimedias
Excitación
por los uniformes militares y de cuerpos de seguridad
Excitación
por personas con disfraces (Como enfermera o payaso)
Excitación
por partes del cuerpo (parcialismo), p. ej. excitación por el cuello, el torso,
las manos, los pies
Excitación
por el color negro
Excitación
por la ropa formal
Excitación
por las axilas
Excitación
por los guantes o delantales, capas, etc.
Excitación
por las mujeres que se descalzan en sitios públicos, también conocido como shoeplay
Excitación
por las manos femeninas y masculinas
Excitación
por vestirse con ropa hecha de látex
Y
algunos de los más extraños son:
Excitación
por usar ropas y objetos de bebé, sentirse como tal y ser tratado como tal
(Infantilismo psicosexual)
Excitación
por la menstruación y objetos relacionados con esta (Menstruofilia)
Excitación
por los excrementos humanos (coprofilia)
Excitación
por las cosquillas
Excitación
por las esposas o grilletes
Excitación
por la gente fumadora (capnolagnia)
Excitación
por el cuello femenino (tráquea tragando o moviéndose)
Excitación
o gusto por personajes de caricaturas o dibujos animados gordos (fatfurs)
Excitación
por los chimbombas (balloon fetish)
Excitación
por personas practicando el contorsionismo
Excitación
por mujeres en estado de embarazo
Excitación
(en los hombres) por verse o fantasear que se es mujer. (autoginefilia)
Excitación
por los vellos corporales (hirsutofilia)
Excitación
por usar chalecos de diversas texturas
Excitación
por la música (Melolagnia)
Excitación
por la sangre o la violencia
Excitación
por la saliva
Características Personales y Sociales del Sujeto
Los
fetichistas suelen ser personalidades “borderline”. En la primera edición de
los Tres Ensayos de Sexualidad, Freud le asignó a esta práctica una posición
particular en el estudio de la neurosis y de la perversión, en la segunda edición,
Freud decía “la neurosis desaparecía cuando el propio fetichismo era sometido a
un atento estudio”.
En
su mayoría es hombre y heterosexual, y muchas de sus fantasías son
sado-masoquistas. Un gran número son débiles mentales, de inteligencia
subnormal o psicóticos, que en este caso, actúan en torno a la frustración, la
ira, la soledad y la desesperanza.
Las personas fetichistas, "suelen" ser personas con una autoestima
baja y con dificultad en establecer relaciones interpersonales. Desarrollan sus
actividades en forma solitaria, siendo la expresión más socialmente inadaptada,
la instancia en que roban sus fetiches.
Existe
tratamiento para los fetiches, pero la mayoría de los fetichistas no buscan
tratamiento sino que encuentran parejas sexuales que estén cómodas con sus
fetiches e incluso que los compartan para poder disfrutarlo juntos. Este es el
caso en la mayoría de los fetichistas que abrazan su fetiche en lugar de
intentar un tratamiento para librarse de ella, sobre todo en una época en la
que pueden encontrar fácilmente las comunidades de personas de ideas afines a
través de Internet. Son pocos los casos en que llegan a ser agresivos o
abusivos para conseguir la satisfacción de su fetiche.
Tratamiento
A
lo largo de la historia se han diseñado y puesto a prueba diversos tratamientos
para el fetichismo. La psicología puede ser una gran aliada, sin embargo, no
hay estudios contundentes sobre su eficacia en el tema.
La
intervención con mis pacientes fetichistas ha sido:
Modificar
la secuencia de automatismos y rituales asociados a los actos parafílicos en
este caso el fetiche, potenciar la excitación a estímulos sexuales apropiados
(normales), analizar y modificar fantasías, aplicar técnicas cognitivas-conductuales
para lograr un condicionamiento y eliminar la causa del problema. Psicoanálisis
para la estructuración. Seguir y recomendar la supervisión de comportamiento. A
veces es necesario terapia de aversión o condicionamiento aversivo (conductual clásico),
como también concientizar al paciente con técnicas de detención del pensamiento
y enseñarle a cómo utilizarla para interrumpir los pensamientos y evitar la conducta
no deseada. Prevención de recaídas: identificar y controlar las situaciones que
suponen un riesgo de reincidencia. Habilidades y métodos para reforzar
el comportamiento social como protocolo una valoración médica/psiquiátrica, y ó medicamentos
psicoactivos.
El fetichismo en extremo requiere tratamiento
integral en donde se busque controlar la angustia que lo lleva a desencadenar
la parafilia, al tiempo que el paciente pueda establecer relaciones de pareja y
en menor proporción están los que consultan a causa del sentimiento de culpa y
otros por problemas emocionales.
El
tratamiento del fetichismo es muy diverso e incluyen algunas de las siguientes:
Técnicas
de masturbación. Consisten en programar la masturbación con estímulos no
fetichistas, para asociar el placer a estos estímulos y distanciarlos de los
estímulos fetichistas. Una vez alcanzado el orgasmo se continúa la estimulación
durante quince minutos utilizando imágenes fetichistas.
Terapia
aversiva. En la que se relaciona la imagen del fetiche al cual se le da una
descarga eléctrica, en cuanto el paciente ve el objeto que le estimula. También
se puede introducir en la sesión un estímulo olfativo repugnante, aumentando
así la efectividad del tratamiento.
Bioretroalimentación.
Esta técnica trata de que el paciente controle su grado de excitación a partir
de la información visual que la da el falómetro (aparato que mide cambios en la
circunferencia del pene). Ante los estímulos se debe mantener encendida la luz
que corresponde a “poca excitación”, una vez conseguido, esto se le presenta la
tarea de obtener excitación ante estímulos deseables, no fetichistas.
Tratamiento
farmacológico. Estos tratamientos han sido utilizados con delincuentes sexuales
y personas que representan un peligro para la sociedad. Se distinguen dos tipos
de tratamiento:
Tratamiento
hormonal. La castración química temporal logra reducir el deseo sexual.
Tratamiento
con medicamentos psicoactivos. Se trata de medicamentos que reducen la libido,
como la Fluoxetina (nombre comercial Prozac), que reduce síndromes
obsesivo-compulsivos presentes en muchas parafilias.
Conclusión
Las
manifestaciones de la diversidad sexual, durante mucho tiempo, han sido
consideradas socialmente conductas anormales o patológicas por creencias
morales, religiosas y hasta desde un enfoque científico debido a que se
considera que solamente por medio del coito entre una pareja heterosexual es lo
único válido y aceptado como conducta sexual, y esto ha provocado que la
vivencia sea de culpa, vergüenza e inadecuación, así como de patologización a
la persona que expresa abiertamente este tipo de conducta sexual. Para
que una conducta pueda considerarse como una manifestación de la diversidad
sexual es necesario que cumpla con algunos requisitos:
- Generar placer para quien lo ejerce
- Ser voluntaria y consensuada si participan una u otras personas
- Debe desarrollarse en un contexto de respeto hacia los participantes
Si
la persona que ejerce este tipo de manifestación de la diversidad sexual entra
en crisis de angustia, deja de hacer sus actividades diarias, o bien todo se
convierte en un acto compulsivo y atenta contra el derecho de la libertad de
otras personas, debe hacerse un análisis para descartar algún trastorno de la
personalidad. Es importante hacer a un lado tanto miedos
como vergüenzas, culpas y etiquetas que señalen a quienes padecen alguna
manifestación de la diversidad sexual “para poder reconocernos en plenitud y
gozar de nuestro derecho al placer”.
El
fetichismo no es una enfermedad, sino una manifestación personal. Siempre y cuando la persona
ejerza su placer desde su libertad y responsabilidad, generará acciones
respetuosas hacia las otras personas, y la vivencia será por completo
plena, y que no cumpla algún criterio de diagnostico.
A causa de introyectos(sentimientos de culpabilidad inducidos desde la infancia por tradiciones y
formas de pensar) y estigmas, se funda
una idea de vergüenza y represión. Esto trae como consecuencia la aparición de diferentes
tipos de disfunciones de la vida erótica, como puede ser la falta de deseo
sexual, excitación y orgasmo.
El fetiche es como la mantequilla para el pan, le dan un toque de sabor y novedad.
El fetiche es como la mantequilla para el pan, le dan un toque de sabor y novedad.
http://alex-psicoclinica.blogspot.mx/2013/08/del-fetichismo-post-freudiano.html