lunes, 15 de febrero de 2016

Hipersexualidad

¿Existe la adicción al sexo? ¿Patología independiente o síntoma comórbido?
La DSM-5 propuso el THS como nuevo diagnóstico, caracterizado por aumento en la frecuencia, intensidad de fantasías, excitación, impulsos y conductas sexuales no parafílicas, asociadas con impulsividad, que provocan malestar significativo, deterioro social u ocupacional. La inconmensurabilidad del goce para el psicoanálisis de orientación lacanina.

Aunque se ha desestimado el THS como nuevo diagnóstico, los pacientes siguen consultando por aumento en la frecuencia, intensidad de fantasías, excitación, impulsos y conductas sexuales que les provocan malestar significativo, deterioro social u ocupacional. Esta sintomatología presenta alta prevalencia en varones y elevada comorbilidad en el Eje I.

La hipersexualidad es una alteración psicopatológica frecuentemente asociada a diversos cuadros psiquiátricos y neurológicos. En algunas ocasiones, se erige en el síntoma cardinal que presenta el paciente, constituyendo una entidad clínica por sí misma. Existe un notable desacuerdo en torno a la conceptualización de la hipersexualidad primaria, habiendo sido formulada como una disfunción del deseo sexual, una patología del espectro obsesivo, una adicción conductual, o un trastorno del control de impulsos. Esta falta de consenso epistemológico ha conllevado que su estatus nosológico haya sido irrelevante desde que fuera inicialmente incluida entre los «trastornos psicosexuales no especificados» del DSM-III (1980).

Como el TOC, quienes lo padecen no pueden controlar sus pensamientos ni sus actos repetitivos. 

"Cualquier tipo de obsesión que interfiera en la capacidad de la persona para llevar una vida normal, que le perjudique en sus relaciones personales y laborales, es una patología. En este caso la obsesión se canaliza a través del sexo de forma tan intensa que el propio afectado es consciente de que tiene un problema".

Esta definición de la hipersexualidad da la razón al doctor Patrick Carnes, uno de los mayores defensores de la adicción sexual como problema, que siempre ha mantenido que "al igual que un alcohólico es incapaz de dejar de beber, estas personas son incapaces de parar su comportamiento sexual autodestructivo" "los sexoadictos pueden provenir de todas las clases sociales. Afecta tanto a políticos y empresarios como a los trabajadores de una fábrica" "Esta adicción interfiere en la vida normal y perjudica las relaciones personales y laborales". Y no es algo solamente masculino. También se da en las mujeres y acuden a consulta por ello, aunque en menor proporción que los varones, algo que he constato en los últimos años en sesión.

Aún hay contradicción sobre si es adicción o no y a pesar de su inclusión o no en el DSM 5, sigue sin haber consenso sobre el tema en la profesión. "Respecto a la adicción al sexo hay mucha más especulación que ciencia", confirma Rosa Abenoza, sexóloga del Instituto de Medicina Sexual. "Es muy difícil determinar cuánto es demasiado, cuándo una vida sexual muy activa puede considerarse una adicción", explica Iván Rotella, de la Asociación Española de Profesionales de Sexología. Opinión que comparte Vicent Bataller, del Instituto Valenciano de Sexología y Psicoterapia Analítica. "En cuestión de sexo, no hay límites. Si tienes muchas relaciones, pero te sientes bien contigo mismo y no sufres por ello, no hay problema", argumenta.

"Se trata de uno de los trastornos psiquiátricos más serios pero más olvidados" Según Rojas Marcos, "esto ha existido siempre, lo que ocurre es que hoy en día hay menos tabú al respecto". Una de las nuevas teorías con más seguidores es “se trata de una reacción provocada por la ruptura del equilibrio entre la excitación y la inhibición sexual.

La pregunta es ¿Cómo se distingue a un adicto al sexo?

Las personas con adicción al sexo suelen tener también más problemas emocionales que el resto de las personas, son más impulsivos y tienen problemas para manejar el estrés. No es raro que hayan sido víctimas de abuso sexual en la infancia, lo que hizo que aprendieran a usar el sexo de un modo inadecuado y destructivo.

Aunque cada caso es particular, tienen características comunes. Necesitan satisfacer sus deseos carnales más que cualquier otra cosa, aunque después se sienten mal. Para dar rienda suelta a sus fantasías no dudan en masturbarse de forma compulsiva y consumir mucha pornografía -en revistas, televisión o internet-. Son promiscuos y aficionados a los encuentros de una sola noche, ya sea con personas a las que conocen en algún local o bien recurriendo a la prostitución. Y en muchas ocasiones, no se protegen, por lo que tienen más riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual y de provocar un embarazo no deseado.

En ocasiones, la hipersexualidad va acompañada de sentimientos de malestar y de culpa. Se piensa que esta insatisfacción es la que alienta la elevada frecuencia de estimulación sexual, así como síntomas psicológicos y psiquiátricos adicionales. Otra manera en que se manifiesta la hipersexualidad es cuando ocurre la ruptura con la pareja en que la relación ha sido predominantemente sexual, el o la afectado(a) o abandonado(a) busca a la pareja inconscientemente en otras parejas sexuales y de este modo se produce la adicción al sexo.

Los hipersexuales pueden tener problemas laborales, familiares, económicos y sociales y hacen que su vida gire en torno al sexo. Al mismo tiempo, cuando el adicto intenta dejar este tipo de conductas no suele tener éxito, sino que sigue realizándolas a pesar de haberse propuesto dejarlo, debido a que es el único modo que conoce de afrontar el malestar emocional.

El exhibicionismo y el voyeurismo son otras de las aficiones de estos pacientes que, en último extremo, pueden incluso llegar a cometer una violación, aunque son los menos. Todas estas conductas tienen consecuencias negativas para el afectado, que van desde un divorcio hasta la pérdida del trabajo.

Entre los tipos de conductas sexuales más comunes que practican las personas con adicción al sexo se encuentra la masturbación y el uso excesivo de pornografía en primer lugar, seguidas del sexo consentido con otro adulto y el cibersexo. Suelen tener relaciones sexuales con personas que se dedican a la prostitución, y tener múltiples aventuras o múltiples parejas sexuales, siendo la media de unas 15 parejas sexuales diferentes en un año.

El umbral para lo que constituye la hipersexualidad está sujeto al debate y los críticos preguntan si puede existir un umbral diagnóstico. El deseo sexual varía considerablemente en los humanos; lo que una persona consideraría deseo sexual normal podría entenderlo otra persona como excesivo e incluso otra como bajo.

El consenso entre quienes consideran la hipersexualidad un trastorno es que el umbral se alcanza cuando el comportamiento causa incomodidad o impide el funcionamiento social.

“Las personas adictas tratan de corregir sus comportamientos sexuales pero no son capaces, por lo que se sienten frustrados y fuera de control”

¿Existen algunos test para facilitar el diagnóstico?

El manual psiquiátrico incluye uno, pero antes la prueba de referencia era el SAST (Test de la Adicción Sexual), una herramienta desarrollada por un consorcio de hospitales, terapeutas y voluntarios consistente en 45 preguntas para responder sí o no. Entre ellas figuran: ¿Tienen tus padres problemas con el sexo y la sexualidad? ¿Te ha creado tu actitud sexual algún problema familiar? ¿Ocultas a los demás tus actos sexuales? ¿Crees que controlas tu deseo? ¿Es el sexo lo más importante de tu vida? ¿Has utilizado internet para buscar citas? ¿Has pagado para tener sexo?, ¿Has mantenido varias relaciones amorosas al tiempo? ¿Después de una relación, reniegas del sexo algunos meses?

Tratamiento

La adicción al sexo es un tema tabú, mínimamente estudiado desde el ámbito de la sexología, pero con el que cada vez tienen que lidiar más los psicólogos en sus consultas. A la hora de analizar la hipersexualidad, como suelen denominar los psicólogos a este problema, el primer problema con el que se encuentran los investigadores es la propia definición del término. ¿En cuestión de actividad sexual qué es lo normal y qué lo patológico? ¿Cómo se establece la frontera a partir de la cual se sobrepasan dichos límites? En realidad, se trata de una cuestión personal, sobre la que no se puede generalizar, ni siquiera en lo referente a los efectos psicológicos que puede ocasionar. Sin embargo, lo que sí está claro para los psicólogos es que cuando el sexo nos maneja a nosotros, y no al revés, nos encontramos ante un problema.

“La ausencia de una definición operativa imposibilita la generalización de los hallazgos obtenidos en las muestras estudiadas. A nivel nosológico, es sugerible su inclusión entre las disfunciones sexuales del deseo, considerando la presencia del «deseo sexual hipoactivo» en dicha categoría. En el ámbito etiopatogénico, es preceptivo llevar a cabo más investigaciones longitudinales para determinar la naturaleza multifactorial de este trastorno, es decir, si representa adicionalmente un mecanismo de autorregulación emocional, filiación y/o una reacción postraumática, aspecto este último observado en mujeres hipersexuales. Por otro lado, es prioritario impulsar estudios de neuroimagen funcional para aprehender sus correlatos biológicos. En cuanto al tratamiento, se hacen necesarios más ensayos clínicos con grupo control para calibrar el verdadero alcance terapéutico de las técnicas cognitivo-conductuales (mindfulness) y los antidepresivos (ISRS)”.

Cada vez más personas acuden a consulta por no poder controlar su conducta sexual. Para el sexólogo de la Universidad de California Rory Reid, uno de los pioneros en este tipo de investigaciones, la hipersexualidad se define por la falta de control sobre uno mismo. Un impulso que nos lleva a mantener un elevado número de relaciones sexuales que, posteriormente, nos hacen sentir mal. “Las personas adictas tratan de corregir sus comportamientos sexuales pero no son capaces, por lo que se sienten frustrados y fuera de control”, añade el investigador.

Una patología en auge apenas estudiada

El problema de la adicción al sexo es complejo, y además de la falta de control existen otros elementos que le dan forma. El primero de ellos tiene que ver con el recurso al sexo como una forma de respuesta al estrés, la frustración o el vacío existencial. Una suerte de huida hacia adelante que no hace más que incrementar sus consecuencias negativas sobre la salud mental así como su persistencia. Un círculo vicioso del que cada vez es más difícil escapar. Sobre todo cuando interfiere en diferentes aspectos de la vida privada, hasta el punto de acabar sacrificando cuestiones vitales importantes.

Se trata de una reacción provocada por la ruptura del equilibrio entre la excitación y la inhibición sexual.

Una problemática menos episódica de lo que comúnmente se podría pensar, a pesar de la falta de estudios en torno a esta cuestión. De hecho, llama la atención que a pesar de afectar al 3% de la población femenina no está incluida en el manual de referencia de los trastornos mentales DSM-5. 

Una ausencia que los autores de su quinta y más reciente edición, justificaron debido a la escasez de producción científica.

Las causas de esta adicción, que se ha incrementado durante los últimos años, especialmente entre las generaciones más jóvenes, siguen siendo meras hipótesis. Entre ellas, la que más defensores atrae es la planteada por un equipo de investigadores del Kinsey Intitute. Según estos, se trata de una reacción provocada por la ruptura del equilibrio entre la excitación y la inhibición sexual.

Una necesidad creciente de excitación sexual

Una hipótesis que corroboraría el último estudio sobre esta cuestión, publicado en el Journal of Sexual Medicine, llevado a cabo entre el estudiantado de medio centenar de universidades alemanas. Según los resultados de este último, la frecuencia con la que se masturban las mujeres hipersexuales es mucho mayor que la media, por lo que se visualiza una mayor necesidad de excitación, posiblemente provocada por la generalización de la new porn culture entre las nuevas generaciones.

La postura de los expertos en relación a la dependencia o adicción al sexo depende mucho de su especialidad. Cada especialista tiene su método de intervención diferente, lo más común es combinar la terapia cognitiva conductual, tanto individual como en grupo, para ayudar al paciente a controlar sus impulsos, con el asesoramiento sexológico y algunos fármacos, como los parches antitestosterona o pastillas para calmar la ansiedad.

Dado que son personas que no han aprendido modos sanos y adecuados de afrontar el estrés y el dolor emocional, uno de los principales aspectos del tratamiento consiste en enseñarles formas alternativas y saludables de afrontar el estrés, manejar el malestar emocional y regular sus emociones y la intensidad de dichas emociones, así como habilidades de solución de problemas u otro tipo de habilidades que puedan necesitar aprender, de manera que cuando se sientan mal o se encuentran con dificultades, problemas u obstáculos en sus vidas diarias, tengan las herramientas psicológicas necesarias para afrontarlos sin necesidad de recurrir al sexo.

No obstante, los especialistas admiten que todavía se conoce muy poco sobre cómo el cerebro reacciona ante un trastorno de hipersexualidad. "Parece que hay estudios neurobiológicos que apuntan a que podría haber algún tipo de disfunción de los neurotransmisores -dopamina y del sistema opiáceo- que daría lugar a algún tipo de síndrome de la recompensa insuficiente", indica la doctora Abenoza. Pero tal y como recuerda, se trata de un campo "históricamente controvertido", en el que apenas se está empezando a investigar.

Criterios diagnósticos del DSM V

A. Haber experimentado, durante los últimos seis meses, fantasías sexuales recurrentes e intensas, urgencias sexuales o conductas sexuales asociadas a tres o más de los siguientes criterios:
B. El tiempo consumido por fantasías, urgencias o conductas sexuales
interfiere repetidamente con otras metas, actividades u obligaciones no sexuales.
C. Involucrarse repetidamente en fantasías, urgencias o conductas sexuales en
respuesta a estados de disforia afectiva (Ej.: ansiedad, depresión, aburrimiento, irritabilidad).
D. Involucrarse repetidamente en fantasías, urgencias o conductas sexuales en respuesta a eventos estresantes.
E. Esfuerzos repetitivos por controlar estas fantasías, urgencias o conductas sexuales; pero, no exitosos.
F. Involucrarse en conductas sexuales repetitivas sin tomar en cuenta el riesgo de daño físico o emocional para sí mismo u otras personas.
G. Significativo malestar personal o impedimento social, ocupacional, o de
otras áreas importantes del funcionamiento asociadas con la frecuencia de estas fantasías, urgencias y conductas sexuales.
H. Las fantasías, urgencias y conductas sexuales no son causadas por el efecto directo de sustancias exógenas.

Diagnóstico diferencial: Adicción al sexo

La adicción al sexo es el principal diagnóstico diferencial que debemos plantear. En ésta, lo que lleva a la búsqueda de la relación sexual es más el alivio del malestar que la búsqueda de placer sexual. La conducta no es intrínsecamente de índole sexual, sino que con ella se trata de reducir la ansiedad o escapar de un desasosiego interno.

Solo se puede hablar de adicción al sexo cuando:
  • Hay una pérdida de la libertad de parte del sujeto afectado (recurre a ciertas conductas sexuales a su pesar y sin ser capaz de evitarlas).
  • Hay ansias y fantasías sexuales recurrentes.
  • El sexo se convierte en el centro de la vida de una persona.
  • Ocurre una interferencia grave con su vida cotidiana (malestar emocional y consecuencias negativas).
Conclusión

Aunque la APA no considere esta realidad como una entidad propia, existe una demanda clínica para atender esta sintomatología. Conviene llevar a cabo estudios epidemiológicos para determinar la prevalencia, investigar si es un síntoma inespecífico de una patología del Eje I, si existe la Adicción al Sexo como una entidad independiente o si es la expresión psicopatológica de eventos traumáticos en la vida sexual o en el desarrollo del apego.

También se requiere estudiar el impacto económico y social en la salud pública, y desarrollar ensayos clínicos aleatoriados sobre la eficacia de los tratamientos farmacológicos y psicoterapéuticos.

Los criterios propuestos en la DSM-5 pueden resultar operativos para evaluar la conducta sexual excesiva como psicopatología propia de una patología del Eje I o como un trastorno independiente. La exploración de la conducta sexual y su vivencia desde una perspectiva clínica abierta y sin prejuicios, puede evitar el nihilismo diagnóstico y favorecer la atención de la patología sexual. Son necesarios estudios para conocer la prevalencia, psicopatología, etiopatogenia, correlatos neurobiológicos y tratamiento del THS.

Prudencia a la hora de calificar la hipersexualidad como adicción.

martes, 26 de enero de 2016

Sindrome de Savant

Se conoce como síndrome del savant a un conjunto de síntomas cognitivos anómalos. 
Fue J. Langdon Down, descubridor del Síndrome de Down o síndrome del fenotipo trisomía 21 quien acuñó el término Idiot savant (sabio idiota) que terminó por ser poco aceptado y quedar algo obsoleto.

Si existe una característica común que describe a los savants es su memoria prodigiosa, que es de un tipo especial. Es una memoria que él define como muy profunda, pero excesivamente estrecha. Estrecha en el sentido de que pueden recordar pero tienen dificultad a la hora de utilizar su memoria.

“Una persona con Síndrome de Savant puede memorizar millones de datos, reproducir artísticamente aquello que ve y tocar instrumentos sin necesidad de aprendizaje, sin embargo algunos de ellos no pueden ni cubrir sus necesidades más básicas”.

En general, y teniendo en cuenta el enorme repertorio de conocimientos del ser humano, es curioso el hecho de que las habilidades más usuales de los savant se centren en 4 categorías principales:
  • Arte (música, pintura y escultura): se caracterizan por ser grandes intérpretes musicales, especialmente al piano, pintores y escultores. Suelen tener habilidades innatas para comprender e interpretar la música.
  • Cálculo de fechas: algunos savant pueden memorizar calendarios enteros y recordar datos referentes a cada uno de esos días.
  • Cálculo matemático: capacidad para la realización de complejos cálculos matemáticos mentalmente de forma instantánea y con gran precisión, como por ejemplo el cálculo de números primos o la realización de divisiones con 100 decimales mentalmente.
  • Habilidades mecánicas y espaciales: capacidad para medir distancias casi exactas sin la ayuda de instrumentos, construcción de detalladas maquetas, memorización de mapas y direcciones...
Existen además otra serie de habilidades, más inusuales y en general más particulares del individuo, como facilidad para el aprendizaje de múltiples idiomas, fuerte agudización de los sentidos, perfecta apreciación del paso del tiempo sin necesidad de relojes, etc.

Teorías sobre el síndrome del savant

Actualmente, no existe ninguna teoría médica capaz de explicar la razón de esta curiosa condición humana, no al menos en su totalidad. Aunque algunos savants han sufrido lesiones cerebrales, en otros no es posible encontrar rastro alguno de “anormalidad”, al menos mediante las herramientas de diagnóstico actuales. De hecho, ciertos neurólogos apoyan la tesis de que los savant tal vez “compartan” con los superdotados ciertos subprocesos mentales, pertenecientes a un nivel específico del cerebro. En cualquier caso, y de una manera u otra, este síndrome ha despertado la fascinación de muchas personas, y no es para menos, ya que muestra el enorme potencial que nuestro cerebro oculta en su interior (aún a costa de otros efectos no deseados).

Recientemente se ha descubierto que parte de sus asombrosas habilidades son gracias a que llevan a cabo los procesos mentales con hemisferios cerebrales distintos a los que una persona común utiliza para procesar la información.

Las hipótesis formuladas bajo la posibilidad de una existencia de daño cerebral en el hemisferio izquierdo han sido respaldadas por las actuales pruebas de neuroimagen. De esta manera, un Savant podría tener el hemisferio derecho más desarrollado, siendo éste el responsable de tales talentos extraordinarios.

Los savant son un resultado de alguna anomalía en las conexiones neuronales, ya sean causadas en el desarrollo embrional o por contusiones cerebrales después del alumbramiento, he aquí la causa por la cual este padecimiento es en gran medida relacionado con el autismo. En general, este síndrome es considerado un tipo de autismo especial, asemejándose mayormente al síndrome de Asperge del espectro autista como el trastorno menos profundo.

Conclusión

¿Pero cómo logran desarrollar memorias tan prodigiosas? El estudio de los cerebros de los savants mediante técnicas de neuroimagen ha revelado que la mayoría de los que sufren el síndrome tienen alteraciones en el hemisferio izquierdo de su cerebro. Por eso gran parte de ellos son también autistas. Para Darold Treffert, autor del libro Gente extraordinaria: entendiendo el síndrome savant, una posible explicación de su genialidad es que cuando el hemisferio izquierdo no funciona bien, el derecho lo compensa desarrollando nuevas habilidades, posiblemente reclutando tejido neuronal que en condiciones normales se destina a otras funciones. Otra posibilidad, dice Treffert, es que la lesión en el hemisferio izquierdo destape habilidades que habían estado latentes debido a lo que se conoce como la "tiranía del cerebro izquierdo dominante".

Tratamiento

Por sus características, la propuesta de tratamiento para un Savant puede ser similar al tratamiento dirigido a un síndrome de Asperger. En primer lugar deben evaluarse las deficiencias y habilidades del niño o adulto para tener claro donde poder incidir en mayor o menor medida.

Por lo tanto, lo que se pretende en estos casos es fomentar las habilidades sociales y de comunicación de la persona afectada con su familia y con el entorno. Promover la compaginación de su interés con el resto, fomentar la interacción. Evitar rumiaciones y obsesiones internas mediante técnicas de parada de pensamiento, enseñar a sus familiares a desviar los temas de conversación cuando sea necesario, emprender actividades que estimulen y hagan trabajar el hemisferio cerebral izquierdo y utilizar condicionamiento clásico para reforzar conductas apropiadas y reducir o extinguir conductas no deseadas.

martes, 19 de enero de 2016

Exhibicionismo Virtual

El fenómeno del excibicionismo virtual (EV), que consiste en realizar autorretratos o vídeos digitales de desnudos espontáneos en solitario o en compañía para luego distribuirlos de forma anónima en alguna red virtual, es una tendencia creciente directamente relacionada con la facilidad actual que tienen los preadolescentes (menores de 13 años de edad) para recolectar y compartir información digital.

Los adolescentes han cambiado las formas de como quieren ser percibidos por los demás. Rompen la idea tradicional de mantener los aspectos de la vida personal en la esfera privada, para ellos se hace necesario “el mostrarse”. Ya que a partir de ello, logran el reconocimiento social que buscan.

Vemos como para los adolescentes la sobreexposición de sus vidas es crucial, surgiendo un concepto que hemos denominado como “exhibicionismo virtual”, el cual no sólo va ligado a la exposición del cuerpo, sino también a mostrar al otro la propia cotidianidad de forma constante y excesiva.
Los adolescentes muestran su cuerpo a través de fotografías publicadas en la red, principalmente en Facebook, destacando los atributos que ellos consideran más atractivos, promoviendo muchas veces una imagen erótica exacerbada de si mismos. Es así como sus cuerpos parecieran promocionarse como objetos.

Existe una postura positiva frente “al mostrarse”, para ellos es elemental tener la posibilidad de que otras personas puedan observarlos, por ello están dispuestos a promocionar su mejor faceta a través de la imagen o aparentar ser como desean verse y ser!.

Desde los adolescentes podemos definir a Facebook como un lugar donde el exhibicionismo no tiene cargas sociales negativas ¿o donde se esconde esas cuestiones perversas de nuestra mente?

Las corrientes teóricas actuales divergen en cuanto al valor significativo que puede tener este tipo de actividades. Para algunos representa una clara manifestación auto-agresiva como síntoma reactivo a antecedentes de abuso físico o sexual; para otros, son agresiones proactivas resultantes de la necesidad de exaltación narcisista; para unos terceros, simplemente son la versión generacional de los juegos exploratorios de pares de la era anterior a los sistemas de comunicación virtual.

Si nos decantamos por pensar que consistentemente las tres explicaciones son plausibles, debemos recurrir a la literatura científica actual para dilucidar las herramientas diagnósticas con las que contamos para responder de forma profesional, ética y con evidencias, cuando en el servicio de psicología recibimos padres de familia con dudas respecto a actividades de sus hijos preadolescentes como las que ilustra la imagen de arriba.

¿Se puede establecer una correlación del EV con alguna manifestación clínica en población preadolescente?

Prevalencia actual de actividades exploratorias con pares

 Los estudios más recientes no revelan variación entre las tendencias reportadas en literatura clásica y las observadas en nuestras actuales. En general, las actividades exploratorias con pares pueden distinguirse en 3 grupos:
1.- mostración + caricia de los pechos (mujeres)
2.- mostración genital (ambos sexos)
3.- mostración + caricia a genitales (ambos sexos).
Sin embargo, estas actividades no suelen presentarse de forma aislada, y a los doce años, el 18% de las pre-adolescentes han reportado caricias en los pechos con sus pares, 44% de la población (sin variación significativa entre sexos) han reportado mostración genital a sus pares y sólo el 19% de la población han tenido caricias a genitales con sus pares.
Presencia del EV en la actualidad
 La EV es una variación indirecta de los dos primeros grupos de actividad exploratoria con pares. Su estudio es apenas reciente y pocos datos de su prevalencia pueden analizarse con suficiente confiabilidad. Sin embargo, se estima que su posibilidad de ocurrencia es directamente proporcional a la facilidad que los preadolescentes tienen para disponer de los recursos virtuales idóneos. Es decir, el hecho de que un preadolescente cuente con una cámara digital antes de los 12 años hace que sus actividades exploratorias con pares involucren el uso de la cámara digital con la misma posibilidad que con el cuarto de los baños de la escuela.
Correlaciones entre el desarrollo pre-adolescente y el EV
 El EV se ha visto fuertemente estudiado en casos de pre-adolescentes agresivos. El EV se observa como una necesidad de exaltar el narcisismo pre-adolescente de forma proactiva. Esta lectura del EV es válida cuando viene acompañada de otras manifestaciones de narcisismo proactivo como puede ser la vanidad, autoritarismo o la explosividad. El EV en este caso suele ser un evento espontáneo, realizado en grupo o en parejas, que suele repetirse a modo de juego entre las amistades del pre-adolescente. El EV puede convertirse incluso en un ritual de aceptación en el grupo o en la relación de pares.
 Por otro lado y en fuerte contraste, el EV puede entenderse como una reacción agresiva o auto-agresiva cuando se manifiesta de forma repetitiva, en solitario y de forma anónima. Un EV de estas características puede ser sintomático de un manejo inadecuado de la ansiedad proveniente de situaciones relacionales u otro tipo de acercamientos inadecuados con la intimidad del pre-adolescente.  En estos casos, el EV puede servir al pre-adolescente como una forma de controlar la ansiedad, o como una provocación dirigida a un tercero perpetrador de una agresión.

Conclusiones

El presente articulo sistemático es un intento parcial por dilucidar la significancia clínica del EV en el entorno actual. El fácil alcance que los pre-adolescentes tienen para utilizar recursos digitales como teléfonos celulares con cámara, cámaras web, vídeo-grabado digital y el uso de internet, hacen que estas nuevas tecnologías se incorporen a las actividades de exploración de la sexualidad por pares que suele presentarse antes de la sexualización del cuerpo propio.

En este blog  he dado cuenta que la demostración genital es un actividad recurrente en el 44% de los pre-adolescentes, y que una adecuada recolección de información clínica nos permite ponderar esta actividad como normal, o como manifestación sintomática.

Será una actividad normal, cuando se realice con las mismas características de la exploración sexual por pares: en pareja o grupo, de forma espontánea, sin involucramiento del sexo opuesto y a manera de código de identidad con el grupo o el par.

Será una actividad sintomática, reactiva y agresiva cuando se utilice como una forma inadecuada de canalizar la ansiedad o propiciar provocación, con actividades de EV caracterizados por realizarse en solitario, con distribución anónima o a desconocidos y de forma recurrente o compulsiva.

Ante la falta de mayor evidencia para cuantificar las correlaciones establecidas por la literatura actual, el psicólogo deberá recolectar los antecedentes clínicos de cada caso individual para evitar desestimar una manifestación de EV como una actividad “normal” cuando no lo sea.



sábado, 9 de enero de 2016

Trastorno del Comportamiento Social Desinhibido

Este trastorno puede a menudo confundirse con TDAH, pero el DSM-5 puede reducir la confusión agregándolo a la lista de diagnósticos oficiales. Mientras que los niños con trastorno de compromiso social desinhibido pueden ser desatentos e impulsivos, que se deben a la inadecuada prestación de cuidados y el abandono.
El síntoma más evidente es "la ausencia de miedo normal o discreción al acercarse a extraños el niño es inusualmente cómodo hablar, tocar y salir de una situación con un adulto desconocido."

Una vez consolidada, presenta una tendencia a persistir a pesar de cambios significativos en las circunstancias ambientales. Alrededor de los dos años se manifiesta por una conducta pegajosa (apego) y un comportamiento persistente y disperso de vinculación no selectiva. A los cuatro años las vinculaciones difusas permanecen, pero las conductas de apego tienden a ser sustituidas por una búsqueda de atención y un comportamiento cariñoso indiscriminado. En el período medio y tardío de la infancia los niños afectados pueden haber desarrollado vínculos selectivos, pero el comportamiento de búsqueda de afecto suele persistir y es habitual con los compañeros una relación pobremente modulada. Dependiendo de las circunstancias, pueden presentarse además alteraciones emocionales y del comportamiento. El síndrome ha sido reconocido con mayor claridad en niños criados en instituciones para la infancia, pero se presenta también en otras circunstancias. Suele aceptarse que se debe en parte a una falta de ocasiones para desarrollar vínculos selectivos, que es consecuencia de cambios extremadamente frecuentes del cuidador. La unidad conceptual del síndrome depende de la aparición precoz de una vinculación difusa, de relaciones sociales empobrecidas persistentes y de la ausencia de circunstancias desencadenantes específicas.

DSED es exclusivamente un trastorno de la infancia y no se diagnostica antes de la edad de nueve meses o después de cinco años. Bebés y niños muy pequeños están en riesgo si reciben atención inconsistente o insuficiente de un cuidador principal.

La definición de la CIE-10 es: "un patrón particular de funcionamiento social anormal que surge durante los primeros cinco años de vida y que tiende a persistir a pesar de cambios marcados en circunstancias ambientales, dependiendo de las circunstancias también puede haber alteración emocional o conductual asociada”.

Estos son los criterios para el DSED en el DSM-5:

A. Un patrón de comportamiento en el que un niño se acerca activamente e interactúa con adultos desconocidos y presenta al menos dos de los siguientes:
  • Reducción o reticencia ausente en acercarse e interactuar con adultos desconocidos.
  • Demasiado conducta verbal o física conocida (que no es consistente con culturalmente sancionado y con fronteras sociales apropiadas para su edad).
  • Disminuida o ausente revise de nuevo con el cuidador adulto después de aventurarse lejos, incluso en entornos poco familiares.
  • La voluntad de ir con un adulto desconocido con poca o ninguna vacilación.

B. Los comportamientos del Criterio A no se limitan a la impulsividad (como en Déficit de Atención / Hiperactividad), pero incluye un comportamiento socialmente desinhibido.

C. El niño ha mostrado un patrón de los extremos de la atención insuficiente como se evidencia por al menos uno de los siguientes:
  • Abandono social o privación en forma de falta persistente de tener necesidades emocionales básicas para la comodidad, la estimulación y afecto recibidos por los adultos de cuidado.
  • Cambios repetidos de cuidadores principales que limitan la capacidad para crear vínculos estables (por ejemplo, cambios frecuentes en hogares de guarda).
  • La cría en lugares inusuales que limitan severamente las oportunidades para formar apegos selectivos (por ejemplo, las instituciones con alto niño cuidador proporciones).

D. El cuidado en el Criterio C se presume que es responsable de la conducta alterada en el Criterio A (por ejemplo, los disturbios en el Criterio A comenzaron a seguir el cuidado patogénico en el Criterio C).

E. El niño tiene una edad de desarrollo de al menos nueve meses.

Especifique si Persistente: El trastorno está presente desde hace más de 12 meses.

Especifique la gravedad actual: Trastorno desinhibido Compromiso Social se especifica como grave cuando un niño presenta todos los síntomas de la enfermedad, con cada síntoma que se manifiesta en niveles relativamente altos.

Consideraciones Breves: En primer lugar, mirar las similitudes entre los niños con DSED y RAD (Trastorno reactivo del apego o tras. de vinculación reactiva, DSM-4TR). Ambas condiciones están vinculadas a la privación social, el abandono y el cuidado patológico, y se identifican fácilmente entre los niños criados en instituciones. Ambas condiciones parecen ser relativamente estables en el tiempo en los niños institucionalizados. Pero algunas diferencias muy importantes existen también.

Algunos niños continúan exhibiendo síntomas asociados con DSED después de establecer apegos selectivos o seguros con los padres adoptivos o de crianza, mientras RAD sólo se ha observado en estudios de investigación entre los niños que carecen de los archivos adjuntos. DSED no parece ser sensible (o sólo mínimamente sensible) para mejorar la prestación de cuidados, mientras que RAD es a menudo muy sensible. Un estudio realizado en Rumania comparando cuidado de crianza a la atención institucionalizada encontró una reducción significativa en los signos de RAD entre los niños colocados en hogares de guarda, pero sin reducción de los signos de DSED.

Los niños con DSED se han interesado y dispuesto a interactuar con los adultos no familiares, mientras que los niños con RAD típicamente demuestran un interés limitado en la interacción con adultos desconocidos. Los niños con DSED parecen estar en mayor riesgo de desarrollar trastornos de externalización (TDAH, trastorno negativista desafiante, trastorno de la conducta), mientras que los niños con RAD son más vulnerables a los trastornos de internalización (estado de ánimo deprimido).

Niños descritos con DSED son propensos a la intrusión social y verbal y el comportamiento de búsqueda de atención durante la infancia, y las relaciones entre pares superficiales junto con una mejora de los conflictos entre pares durante la adolescencia. La presentación de RAD en la infancia y la adolescencia es menos clara. Los niños con DSED tienen más probabilidades de ser confundido con los niños con TDAH, mientras que los niños con RAD son más propensos a ser confundido con los niños con autismo. La falta de capacidad de auto-regulación en situaciones sociales es una característica clave de DSED, mientras que la falta de un comportamiento de búsqueda de la comodidad es característica de DSED.

Los niños necesitan cuidadores sensibles y receptivos para desarrollar vínculos seguros. El RAD surge de un fallo al establecer vínculos normales con los cuidadores primarios en los inicios de la infancia.


lunes, 4 de enero de 2016

Anuptafobia: Temor a la solteria

¿Tienes miedo a quedarte soltero(a)? Si estar soltera te produce un miedo continuo e irracional es probable que estés sufriendo un ataque de anuptofobia, el raro "trastorno" que ataca a los solteros(as) que actualmente es similar la proporción entre varones y mujeres que la padecen.

La anuptafobia “Síndrome de Susanita”, el personaje de Mafalda, cuyo único fin en la vida era casarse y tener hijos, es el temor irracional a perder a la pareja o que la soltería se prolongue por siempre, lo que puede llevar a elegir mal tus compañías, incluso a permanecer en una relación que no te hace feliz. Sostener una pareja durante muchos años no significa necesariamente que todo ande bien. Contar con alguien en quien confiar y que te acompañe en tu crecimiento enriquece la vida, por lo que debes ser prolija al momento de elegir.

Este temor está regulado, no solo por la herencia cultural y el entorno social, sino también por la educación y el nivel de desarrollo personal de cada individuo. Otra de sus características es que se obsesionan con la obtención de una pareja o con el riesgo de perderla. Lo peor, es que todo les parece válido con tal de no caer en el bando de los solteros. Pero a pesar de los cambios de la idiosincrasia en la sociedad, esta fobia persiste.

Los anuptafóbicos evaden sus angustias con largas jornadas laborales, colmando su vida de títulos académicos, o dedicándose de forma extrema al servicio familiar. No obstante, la decepción por sentir que no tienen un plan de vida y que ninguna persona está interesada en ellos es constante, y puede llevar a desarrollar depresiones severas, debido a la idea de haber ‘fracasado’ en la vida sentimental.

Es frecuente en las personas que padecen este temor, que busquen en su pareja una figura materna o paterna de la que se sientan dependientes. También es muy habitual que se casen o formen pareja con personas de las que no están realmente enamoradas por temor a no tener otras oportunidades, un error que además de ser injusto con la otra persona, puede ocasionar ser infeliz por el resto de la vida.

En el caso de las mujeres, este síndrome suele ocurrir a partir de los 30 años, cuando el “reloj biológico” apremia a algunas hacia la maternidad. Y todas tienen un perfil muy parecido, con una baja autoestima, celosas y dependientes, que normalmente se juntan con hombres a los que en realidad no quieren, e incluso empalman unas relaciones con otras en poco tiempo.

Con el paso de los años y de las relaciones estas mujeres sufren un deterioro mental importante, llegando incluso a no saber mantener una relación y reflejar un conformismo extremo hacia todos los aspectos que rodean a su pareja, e incluso a tener miedo de quejarse por una posible mala reacción a sus opiniones.

Estas mujeres son incapaces de elegir buenos compañeros, sostener relaciones amorosas constructivas y felices o poner fin a situaciones de maltrato en la pareja. La búsqueda y la vida con un compañero y todo lo que tenga que ver con el universo de los dos, ocupa el lugar más importante de sus vidas, desplazando sus logros y deseos relacionados con otras áreas de desarrollo personal.

La mujer actualmente tiene todo tipo de posibilidades siendo soltera, no sólo de desarrollo social y laboral, sino que puede ser madre sin ser prejuiciada.

“Los hombres solteros no son condenados, casi se le ve como si fuera un mérito: “No lo cazaron”. La edad del hombre juega a favor, más experiencia, posición económica y prestigio, no tienen el reloj biológico y su identidad va más por lo profesional que por la familia que hayan construido” y “mujeres que todo lo centran en conseguir una pareja, que cuando alguien se casa se deprimen; a veces temen ir a reuniones donde se reúne gente que hace tiempo no ven por temor a que les pregunten por su estado civil. Sienten que el balance de su vida es negativo porque no han formado pareja y la desesperación por encontrarla las pone en desventaja porque se vinculan mal con ellos,  las mujeres no ponen límites a los hombres con los que se relacionan, (les toleran cualquier falta de compromiso, de respeto, de interés) por miedo a perderlo. Son excesivamente complacientes y esto hace que el hombre termine sintiendo que no hay alguien del otro lado. La relación termina por ser aburrida”.

El deseo natural de tener una pareja se vuelve patológico cuando la persona encumbra esta aspiración a un rango de exigencia tan grande que anula su capacidad de disfrutar de un encuentro espontáneo. Aunque los tiempos han cambiado, “el temor a la soltería pervive en muchas personas y hoy en día, se admite que esa aversión a la soledad sentimental también la padecen los hombres”.

Existe Anuptafobia cuando se pasa de, simplemente dejar que ocurra, a planificar sistemáticamente para que se produzca recurriendo a todo tipo de artimañas y tecnologías, y cuando tener pareja se convierte en el objetivo prioritario de la persona.

Los casos de anuptafobia pueden ser de leves a graves. Muchas personas esperan y planifican para el día en que encuentren la pareja perfecta con quien compartir su vida, y en ausencia de esta perfección, podrían actuar en formas que son irracionales. Pueden elegir pareja rápidamente casarse sin tiempo para considerar las consecuencias.

Alternativamente, podrían permanecer en relaciones destructivas, donde la promesa de matrimonio o compromiso de por vida es real, porque temen lo que pasaría si de repente se encuentran solos. Esta es quizás la forma más grave y puede conducir a una mujer o un hombre que no quiere liberarse a sí mismo de una relación inherentemente abusiva por el miedo a estar solo supera el miedo al abuso.

La segunda forma, miedo a estar casado con la persona equivocada, podría expresarse en una incapacidad para comprometerse. Una persona puede ser capaz de ofrecer un cierto nivel de compromiso con el otro, pero seguiremos buscando el hombre o la mujer ideal para venir adelante. En cuanto al tema del matrimonio, esta persona sería generalmente inflexible o dudosa porque el miedo le lleva a preocuparse de hacer compromisos para toda la vida con la pareja equivocada.

Síntomas

Los síntomas de esta fobia pueden variar significativamente. Algunas personas podrían evitar las bodas, porque se desarrollan sentimientos de pánico cuando ellos asisten, mientras que otros podrían estar muy interesados ​​en asistir a bodas u otros eventos sociales con la esperanza de conocer a un compañero de vida.

Provienen de entornos tóxicos:   La anuptofobia suele agravarse  en personas mayores de 30 años, tímidas y generalmente  con una baja autoestima, celosas y  emocionalmente dependientes. Viven  rodeadas de parientes y amigos intrusivos e imprudentes    que les hacen sentir que no casarse es señal de  fracaso. Librarse del peso de  las expectativas familiares es necesario para salir de la fobia a la soltería. 
Obsesión por conocer “a alguien”: son  personas que siempre están presionando por  oportunidades para conocer gente nueva:  van a cuanta fiesta se les invite, frecuentan bares solos, se van de crucero por el caribe con personas de estado ‘disponible, etc..
Idealización: estos obsesivos  idealizan  a quienes  están comprometidos y creen que por el simple hecho de vivir en pareja su vida es más plena o mejor, cuando deben ver que no hay relaciones ideales y que toda pareja tiene altibajos. 
Inestabilidad emocional:   individuos que pocas veces han tenido una relación sana y estable,  y en aquellos ‘picaflores’   que van  de una relación a otra porque su desesperación por no quedarse solos les lleva a elegir a  cualquiera.
Saboteadores:   temen escoger a la persona inadecuada, que no colme todas sus expectativas. Eligen personas problemáticas y sabotean sus opciones buenas.

Según la autora del libro “Si el otro cambiara”, pueden existir tres casos que ponen en evidencia este trastorno emocional:
  • Si tu novio te dice que quiere estar solo por un tiempo. La verdad es que esto tiene una sola interpretación: quiere terminar contigo. Te lo dice como puede y trata de ser lo menos hiriente contigo, pero tú estás convencida de que la relación puede mejorar y no paras hasta conseguir que dé un paso al costado.
  • Aparentemente todo está bien, pero ninguno habla. Te preguntas si son felices, si todavía tienen cosas en común y notas que carecen de proyectos juntos y que pasan más tiempo discutiendo que riendo. En este caso, ¿serías capaz de plantear un diálogo sincero para saber qué está pasando, o no lo haces por miedo a que escarbar demasiado pueda desembocar en una ruptura?
  • Agresiones y violencia. Aguantas que te diga mil pesadeces disfrazadas de chiste, que te ponga en ridículo frente a los demás contando intimidades o tus defectos y te deja plantada dándote excusas baratas. Te prohíbe hacer actividades que te gustan o te fuerza a hacer cosas que no quieres. Ni hablar si te levanta la voz o te pega, pero no te quejas.
Tratamiento

Hay una variedad de tratamientos para anuptafobia, incluyendo ayudar a la persona que no ve la vida de soltero como un castigo o como un mal. La terapia y otros tratamientos, en este caso, una combinación de psicoterapia y la desensibilización puede ser más eficaz porque erradicar el deseo de no quedarse soltera puede llevar algo de trabajo.

Sin embargo, no todas las personas que sufren de formas leves de esta enfermedad requieren terapia. La terapia es por lo general sólo es realmente necesario cuando el miedo de estar sola es tan intensa que hace que la gente a tomar decisiones de vida muy pobres o se sienten incapaces de comprometerse. Se podría decir que hay muchas personas que sufren del miedo de terminar solo, pero siempre y cuando este temor no abruma el sentido común, que pueden ser más de una condición humana que una enfermedad mental. En este sentido, tanto la familia como los amigos son importantes para ayudarle en el proceso de recuperación.

El temor a la soltería está condicionado por los valores, la educación y el contexto sociocultural en los que está inmersa una persona. Un sujeto que ha logrado su desarrollo y madurez tiene que tener capacidad para enfrentar momentos de soledad sin aislarse, viviendo su soltería  con armonía y rodeado de otros afectos como familia y amigos.

Recomendaciones

Las personas con este temor a la soledad, deben “trabajar su forma de vincularse; ver qué le pasa con el temor a la pérdida, con el deseo de conformar”. Deben tener en cuenta su autoestima, y pensarse como una “persona sustentable” que no requiere de otra para desarrollarse social y económicamente.

¡Celebre la soltería!