martes, 20 de marzo de 2018

¿Cómo Afrontar la Muerte de un Hijo?

La muerte de un hijo deja una huella de dolor que por siempre estará gravada en el corazón de sus padres. Una parte de ellos se va junto a su hijo mientras que el futuro cambia para siempre, no sólo pierden su presencia física sino también todos los sueños, proyectos y expectativas que tenían en mente desde antes que naciera.
"El corazón está preparado para separarse de sus padres, nunca de sus hijos. Sin embargo, aunque no lo creas, es posible superar el dolor". 

Los padres se cuestionan si la vida tendrá algún sentido mientras se preguntan: “¿Cómo voy a hacer para sobrevivir al dolor de su ausencia?”. El enojo se apodera de ellos como un huracán que desea arrasar con todo lo que encuentra a su paso, entonces Dios, los médicos, su pareja e inclusive ellos mismos se convierten en blanco de ataques por no poder haber evitado esta muerte. Adonde cada padre afrontará este duelo de manera absolutamente personal dependiendo de su historia familiar, experiencias previas de duelo y el vínculo que lo unía a su hijo, cada uno construirá su propio camino de sanación. Es posible que esto traiga tensiones en la dinámica familiar afectando a la armonía de la pareja, las emociones están a flor de piel mientras que la irritación y la culpa surgen con una fuerza inusitada. Sin embargo, tu dolor es tan profundo como lo es para tu pareja, sólo que él o ella lo enfrenta y expresa de un modo distinto. Brindarle a cada miembro de la familia el espacio que necesita para hacer su duelo es tan importante como ser pacientes entre ustedes mismos para así construir espacios de comunicación en donde sea posible hablar libremente de sus sentimientos. En este sentido, podemos distinguir algunas estrategias de afrontamiento saludables que te permitirán transitar este duelo lo mejor posible para así construir con tu hijo fallecido un nuevo vínculo basado en el amor y los gratos momentos que han compartido juntos.

La muerte de un hijo es una pérdida significativa y permanente, por lo que el gran desafío para los padres en duelo es aprender a sobrellevar el dolor de esta ausencia obligándolos a repensar sus prioridades. El sentido de vida que hasta ahora te guiaba se ha destruido por lo que lentamente debes recoger los pedazos de esta vida que ha sido destrozada para encontrar nuevas fortalezas que te permitan construir un nuevo propósito.

Sé que ahora parece difícil, pero procura ser paciente con estas emociones. Cada uno de los momentos que has compartido con él o ella vivirán por siempre en tu corazón, después de todo, fue él o ella quien te ha enseñado sobre este amor incomparable que formará parte de ti eternamente.

Si bien cada padre llevará un camino de duelo individual en donde tú, tu pareja, tus hijos sobrevivientes y familiares procesarán este dolor en distintos tiempos y maneras, es posible reconocer algunas emociones, síntomas físicos así como cambios en el sistema de creencias que son frecuentes tras la pérdida de un hijo, como por ejemplo:
  • Emociones. Fuerte shock, entumecimiento y negación durante los días posteriores a esta pérdida que comienzan a atenuarse con el paso del tiempo. Se experimenta una gran sensación de confusión, tristeza y desesperación que imposibilita al doliente realizar las tareas cotidianas, así como un fuerte impulso de sobreproteger a sus hijos sobrevivientes, o temor a estar solo frente a un mundo que se muestra potencialmente peligroso. También es usual sentir culpa y enojo por no haber podido cumplir con su rol protector de padres, se suele pasar gran tiempo pensando en lo que podría haber sucedido si se hacían o decían las cosas de un modo distinto. Este sentimiento de enojo se traduce también en un resentimiento hacia los padres que disfrutan de sus hijos sanos, la vida pareciera ya no tener sentido por lo que viven una intensa soledad y aislamiento aún cuando están rodeados de otras personas. Es que sienten que nadie puede realmente comprender la magnitud del dolor que ha dejado esta pérdida. 
  • Salud Física. Debido al fuerte estrés físico y emocional que implica esta pérdida, el sistema inmune de los padres en duelo se encuentra notablemente debilitado por lo que suelen mostrar trastornos del sueño y la alimentación, opresión en el pecho, pérdida de la memoria, falta de deseo sexual, agotamiento físico y desgano por las responsabilidades laborales y domésticas, ausencia de concentración, dolores de cabeza intensos, boca seca, irritabilidad a los ruidos, somatización de la enfermedad que padecía su hijo y estómago vacío. No es para nada recomendable el consumo de alcohol, drogas y/o medicamentos con el objeto de evadir estas manifestaciones de duelo por lo que es primordial consultar con el médico de la familia ante cualquier inquietud. 
  • Sistema de Creencias. La muerte de un hijo pone a los padres frente a una profunda crisis vital que los lleva a revisar no sólo el sistema de valores que hasta entonces los guiaba, sino también, los principios filosóficos y espirituales que creían incuestionables. Algunos encontrarán en la fe un refugio en donde tomar fuerzas para seguir adelante mientras que otros están enojados con Dios y se alejaran definitiva o provisoriamente de su religión. Es importante permitirse evaluar nuevamente sus prioridades, así como expresar estos cambios con el fin de construir lentamente un nuevo sentido de vida.
  • Pensamientos. Tras la muerte de un hijo, la mente se encuentra absolutamente enfocada en comprender esta pérdida abrumadora por lo que es usual mostrar un bajo rendimiento en el trabajo, así como también una fuerte falta de concentración que afecta a las tareas cotidianas. Es que la cabeza de los padres en duelo vaga de un pensamiento en otro intentando buscar explicaciones frente a esta ausencia física. En este sentido, es posible olvidarse de algunas responsabilidades diarias así como también tener la sensación de perder habilidades que te permitían hacer las tareas con facilidad.
Por otro lado, durante los primeros días y/o semanas de duelo es frecuente que sientas una gran desorientación respecto a esta nueva realidad, el mundo se muestra absolutamente irreal y abrumador. Inclusive durante los primeros meses es posible que tengas alucinaciones auditivas, olfativas y/o visuales en las que puedes sentir el aroma del perfume de tu hijo, escuchar su voz y/o verlo en la calle o en la casa.

Es importante señalar que todas estas reacciones son absolutamente normales durante este proceso de duelo. Sin embargo, a medida que se trabaja el dolor, los padres deben ir notando leves pero importantes mejoras en las que estas reacciones lentamente se van atenuando. Recuerda que no hay fechas ni plazos para el duelo, habrá días de mayor calma y otros de mayor tristeza. Esto no es un retroceso en tu duelo, es una reacción absolutamente normal por lo que debes permitirte expresar las emociones que surjan y así trabajar tu duelo.

Por qué se complica el duelo por un hijo

Una posible respuesta a esta pregunta es que, detrás del duelo no resuelto o cronificado, esté esa idea preconcebida de que un padre no debe sobrevivir a un hijo, que un padre o una madre no tiene derecho a volver a ser feliz después de una pérdida así. Quizás por esto muchos de los padres que han sobrevivido a la muerte de un hijo y lo han superado experimentan un cierto pudor. Otra posibilidad es que al duelo por la muerte de un hijo se le sumen bloqueos o vacíos que el hijo llenaba o que la pérdida haya sido muy traumática o que en ese momento no tenga espacio en el esquema mental de la persona que vive la pérdida la muerte. Porque, en principio, la pérdida de un hijo se puede superar.

Recomendaciones para las parejas en duelo

Es esencial comprender que cada persona tendrá una respuesta personal frente a la pérdida basada en el vínculo que lo unía con su hijo, sus propias herramientas personales de afrontamiento y las expectativas culturales que caracterizan a su género, entre otros múltiples factores. Que no haga su duelo de igual modo que tú no significa que esta pérdida no le interese o no le duela. Es importante evitar juzgar al otro padre por cómo elabora su duelo. Construye una comunicación clara y abierta con tu pareja en la que cada uno se sienta cómodo de expresar al otro sus sentimientos, temores y desafíos. Cuando la pareja respeta el duelo del otro y se apoyan entre sí, se logra crear una relación de mayor entendimiento mutuo y empatía.

La mejor manera de cuidar de la pareja es cuidando de ti mismo individualmente. Permítete tener tus momentos en soledad pero también trabaja cada día para mantener una comunicación abierta y honesta con tu pareja para que cada uno sepa que el uno está para el otro cuando requiera de compañía, comprensión y escucha. Tómate un tiempo para hablar y escuchar realmente lo que le sucede a tu pareja reconociendo que, si bien es importante llorar juntos, también es vital buscar espacios de contención adicionales fuera del matrimonio para encontrar consuelo. Por ejemplo, los grupos de ayuda mutua, terapeutas especialistas en duelo, redes de amigos y familiares, instituciones religiosas, etc.

Tras esta ausencia, sentimos que no queda nada que dar incluso a la pareja. No puedes satisfacer tus propias necesidades por lo que menos aún sientes que puedes ocuparte de las necesidades de otra persona. Cada uno de los cónyuges está concentrado en sus sentimientos, sus necesidades y sus tiempos, por lo que tienen poca energía para invertir en otros seres queridos. 

La terapia de pareja así como también las sesiones psicológicas individuales permiten conocernos más a nosotros mismos, adaptarnos a los cambios implicados en esta pérdida, así como también, reflexionar sobre las tensiones que se producen en la pareja debido a esta ausencia física.

Suponer que una pareja en duelo está condenada a la separación es una mirada pesimista que muchas veces no coincide con la realidad. Sin embargo, una mirada más acorde sería advertir las señales de peligro que conlleva este duelo.

El dolor por la pérdida es tan física y emocionalmente agotador que muchos padres en duelo no tienen la energía suficiente para hacer que su matrimonio funcione. Por supuesto, esto no significa que el amor se haya esfumado sino que todos tus esfuerzos se encuentran concentrados en comprender esta ausencia. Por lo tanto, el acompañamiento terapéutico así como la comprensión y respeto mutuo los ayudará a aceptar no sólo que cada uno de ellos tiene una nueva identidad bajo la cual deben reconstruir su vínculo sino que, además es esencial validar la respuesta individual que cada uno de ellos manifiesta frente a esta pena.

Personas que han sufrido esta amarga experiencia, espero nos ayuden a compartir su historia y ayudar a otras personas a entender y procesar el dolor de la pérdida, que no "desaparecerá nunca jamás".... 

Fuente: Manejo del duelo

lunes, 19 de marzo de 2018

Cambiar tus pensamientos

Nunca será suficiente recalcar una y otra vez la importancia que tiene el vigilar nuestros pensamientos, pues los mismos son los que pueden mejorar la calidad de nuestra vida. Te ofrezco ahora la posibilidad de cambiar y transformar tus pensamientos negativos en pensamientos positivos.
Las 10 Reglas de Oro para Cambiar tus Pensamientos y Mejorar tu Vida
  1. Cuida tu mente. Rodéate de personas y cosas que te hagan sentir bien, que te aporten crecimiento y positivismo. Evita estímulos negativos, vengan de donde vengan. Tu mente es demasiado maravillosa como para contaminarla. La negatividad de la que se empapa tu mente te reporta luego un sinfín de pensamientos negativos en ella.
  2. Crea tus propios patrones de pensamientos para alimentar tus creencias. Esto es, utiliza afirmaciones si quieres fabricadas por ti mismo. Frases que te digas a ti mismo y te reporten beneficio psicológico.
  3. Serena y calma tu mente. En ella se fabrican tus pensamientos, la mayor parte del tiempo de forma automática y repetitiva. Se comporta como un animal salvaje, después de muchos años de haber descuidado su vigilancia. Tienes que volver a ser el dueño de tu mente y de tus pensamientos.
  4. La disciplina y el autodominio hacen posible que tu mente este bajo tu control. Tienes que ser perseverante y cuando veas que aparecen pensamientos negativos corregirlos rápidamente y tantas veces como haga falta por pensamientos opuestos positivos.
  5. Rectitud en la palabra. Como hablas es un reflejo de tus pensamientos más profundos. Presta atención a como hablas y date cuenta de cuando lo que dices no ayuda a que te sientas realmente bien. En esos casos aprende de tus palabras para en otra ocasión cambiarlas por otras que te hagan sentir bien.
  6. Rectitud en la acción. Da ejemplo con cada acción, siéntete a gusto de cómo eres y de cómo actúas. Compórtate como lo haría la mejor versión de la persona que quieres llegar a ser.
  7. Vive en el ahora. Siente el presente. De este modo tu mente se calla, se apacigua y es más fácil de utilizar. Cuando sea necesario su uso, surgirá un pensamiento limpio y nuevo, único y lleno de energía positiva, lleno de la agudeza que requiera la situación.
  8. Si eres capaz de hacer un poco más feliz a cada persona con la que interactúas en el día, estás sembrando un campo entero de pensamientos positivos en tu mente. No hace falta mucho esfuerzo, muchas veces basta con una sincera sonrisa.
  9. No te puedes permitir el lujo del miedo, el estrés o la ansiedad, ni un solo día de tu vida. Un día que vives bajo estos términos supone un montón de pensamientos negativos en tu mente.
  10. Fíjate en todas aquellas virtudes que encuentres en los demás y hazlas tuyas. Por contrario guárdate las críticas hacia tus semejantes, y descúbrelas en tu interior pues seguro están ahí, si no jamás te hubieran molestado.
Se capaz de seguir estas 10 reglas y aplicarlas diariamente.


Fuente: Red 

viernes, 16 de marzo de 2018

Bullying: Evitar los Abusos del Acoso Escolar es cosa de Todos

Agresiones físicas, como golpes, zarandeos o zancadillas, pero también psicológicas como coacciones, hostigamiento, insultos o amenazas, son las armas que suelen utilizar los acosadores para menoscabar la voluntad y la autoestima del acosado, así como para facilitar los sentimientos de exclusión, marginación y aislamiento social.
Actualmente se están implementando medidas desde las instituciones educativas, tanto para prevenir el acoso escolar o bullying, como para concienciar a los posibles implicados, facilitar las denuncias, y evitar que siga manteniéndose la conducta de acoso. Para ello, lo primero que hay que hacer es comunicar el hecho al centro educativo para que tenga constancia de la situación y busque una solución para cortar el círculo vicioso del acoso.

Consecuencias del acoso escolar o bullying

El primer síntoma que provoca el acoso escolar o bullying en los afectados es precisamente que no quieren ir al colegio, para evitar ser objeto de abuso y maltrato por parte de sus compañeros. Se produce así una pérdida de interés por realizar actividades relacionadas con el centro educativo, y el rendimiento escolar y, consecuentemente, las calificaciones, se ven afectados de forma significativa, hasta el punto de que la víctima puede llegar a tener que repetir curso por ello.

Con posterioridad, y debido al acoso prolongado, se van a producir otra serie de consecuencias como son:
  • Síntomas asociados al estrés continuado, como ansiedad, problemas para conciliar el sueño, irritabilidad, y ataques de ira sin que medie causa que lo justifique.
  • Síntomas asociados a la baja autoestima y a la depresión, como pérdida de apetito, falta de interés por las actividades que antes le resultaban atractivas (anhedonía), comportamientos de evitación de situaciones sociales –lo que le puede llevar a encerrarse en casa–, y llanto continuado.
  • Síntomas somatizados, como dolor de barriga, pecho o cabeza, náuseas y vómitos.
También se ha observado que estos pequeños cuando crecen pueden convertirse a su vez en maltratadores de otros compañeros de menor edad, o incluso de su pareja. Estas secuelas van a hacer que al llegar a adulto tenga:
  • Más riesgo de consumir sustancias ilegales.
  • Mayor propensión a participar en peleas o a llevar a cabo actos delictivos.
  • Tendencia a no responsabilizarse de las consecuencias de sus actos.
  • Falta de empatía, por lo que no tienen en cuenta los sentimientos de otras personas.
  • Problemas a la hora de establecer relaciones con los demás, sobre todo en la intimidad.
  • Todo lo anterior se debe al efecto que produce en el acosado una situación de amenaza y coacción continuada en el tiempo, en una época tan delicada como es la de la formación de la personalidad y de las primeras experiencias con el sexo contrario.
Consejos para los padres de la víctima de acoso escolar

En el caso de que los padres identifiquen cambios en su hijo, o le noten triste o preocupado, pero todavía desconozcan la existencia de la situación de acoso, se aconseja lo siguiente:
  • Deben de escuchar a su hijo sin juzgarlo; si el menor viene a casa diciendo que se ha peleado o que le han pegado, no tienen que recriminarle por ello ya que, si lo hacen, la próxima vez no dirá nada.
  • Es conveniente que de vez en cuando le pregunten sobre sus relaciones en la escuela, y no sólo sobre la evolución de sus calificaciones, de forma que puedan detectar si tiene alguna dificultad en sus relaciones con sus compañeros.
  • Es aconsejable hablar periódicamente con el profesor o tutor del pequeño, para interesarse sobre cómo van sus estudios, pero también informarse sobre qué tal le va con el resto de sus compañeros.
  • Una vez que se detecta que algo no va bien, hay que tratar de hablar con el niño, con el tutor o con el profesor, de forma que se esclarezca la situación.
Cuando ya se conoce que existe acoso, las medidas que deben adoptar los padres son:
  • No minimizar ni menospreciar los percances que su hijo pueda sufrir en la escuela, pensando que es una chiquillada, o que con el tiempo se resolverá espontáneamente.
  • Tratar de proteger al menor de las situaciones en donde se produzca el acoso, por ejemplo de vuelta a casa, recogiéndole a la salida de la escuela.
  • Hacer que el niño se sienta cómodo, de forma que pueda comentar siempre que quiera o lo necesite, tanto lo que le pasa, como lo que le hace sentir, ya que es en este segundo aspecto donde se puede intervenir.
  • Procurar que el pequeño no pierda el curso, ayudándole si es necesario con clases particulares, ya que ver cómo los demás progresan y él no, iría en contra de su autoestima.
  • Llevarle a un orientador o psicólogo para que reciba ayuda terapéutica, no con la idea de que el menor tiene un trastorno psicológico, sino precisamente para evitar que lo pueda desarrollar en un futuro debido a la situación que se ve obligado a sufrir.
Indicadores para que los padres detecten el bullying
  • Uno de los indicadores más vistosos son la aparición de arañazos o golpes con una explicación poco convincente, más si van apareciendo con frecuencia.
  • Pueden llegar a casa con el material escolar estropeado o perdido, con la ropa desordenada o dañada.
  • Los domingos por la noche y los lunes por la mañana suelen ser días de muchos nervios que pueden manifestarse a través de problemas con la comida, problemas para dormir o tienen más pesadillas, estar más nervioso de lo habitual, enfermarse (dolor de estómago, de cabeza, encontrarse mal..).
  • Pueden llevar comida de más para el recreo, o dinero extra o incluso robarlo en casa para poder pagar a los agresores.
  • No suelen ser invitados a las fiestas de cumpleaños de los demás, parece que no tienen amigos y no suele salir con nadie de clase.
  • Parecen tristes y cansados, infelices cuando creen que uno no les mira.
Consejos para los profesores ante el acoso escolar

La intervención de los profesores es muy importante a la hora de detectar y corregir una situación de acoso escolar, por ello deben:
  • Estar atentos a los cambios en el rendimiento de sus alumnos, tanto en cuanto a atención en clase como a sus resultados, ya que son uno de los índices más claros de que algo no funciona como debiera.
  • Observar si algún niño se queda aislado dentro de la clase; es decir, no interactúa con los demás, pues será signo de que algo le sucede en el ámbito de las relaciones sociales.
  • No permitir dentro de su clase, ni en su presencia, que se rían de ninguno de sus alumnos, pues eso puede ayudar a reforzar el sentimiento de grupo en contra de uno de ellos.
  • Evitar que se produzcan tensiones o competencias no sanas entre compañeros, ya que pueden facilitar la aparición de situaciones de acoso fuera del aula.
  • Tratar de elogiar a los alumnos por igual, ya que el reforzamiento sobre uno o unos pocos puede hacer florecer los celos del resto, pudiendo convertir así a los primeros en objeto de envidia para el resto del grupo.
  • Frenar cualquier tipo de agresión, mediante indicación verbal y, si se repite, remitiendo el caso a la dirección o al orientador para que intervenga, de forma que no entorpezca el normal desarrollo de las clases.
Indicadores para profesores
  • Los alumnos suelen ser etiquetados con motes denigrantes, se les hacen bromas de manera constante para ridiculizarlos ante los demás, sufren conductas intimidatorias que a veces pueden pasar desapercibidas.
  • Son niños y adolescentes que suelen estar solos, aislados y que nadie quiere estar con ellos en los grupos, ni de trabajo ni social.
  • Cuando se les vé en una pelea suele ser llamativo porque nunca ha dado señales de ser agresivo.
  • El material escolar suele aparecer deteriorado, incluso pueden perderlo con frecuencia y las excusas que dan en casa o en clase son muy pobres.
  • Todo ello puede derivar en que cada vez aparezcan más sentimientos y pensamientos depresivos, se sientan decaídos y con falta de motivación para ir a clase o intentar aprender algo. Suelen ser inseguros, prefieren no hablar en voz alta en clase ni participar, intentando pasar desapercibidos y cuando les toca pueden mostrarse ansiosos.
  • Son profundamente infelices pues, aunque parezca que el acoso ha terminado durante un tiempo, no entienden por qué ha ocurrido y viven con el temor de si no volverá a producirse en cualquier momento.
Consejos para los amigos de una víctima de acoso escolar

Los amigos del acosado también pueden ayudar:
  • Deben procurar, si son testigos de algún tipo de agresividad, comunicarlo a un adulto inmediatamente, para que éste pueda intervenir al respecto.
  • No se hace ningún bien ayudando al amigo acosado a ocultarlo, ya que con esta actitud aumenta el sentimiento de impunidad del acosador.
  • No es preciso enfrentarse al acosador, pues este comportamiento, lejos de solucionar el problema, puede provocar que se meta con su víctima con más ganas todavía.
  • Intentar no dejar sólo al amigo acosado en aquellas circunstancias en que se produce la agresión, ya que es más difícil que el acosador arremeta contra dos o tres personas a la vez.
  • Tratar de que el amigo acosado no se encierre en sí mismo, e intentar que tenga momentos de esparcimiento en los que se encuentre a gusto y se libere de las tensiones provocadas por el acoso.
A parte de la intervención terapéutica, tanto sobre el menor acosado, es fundamental realizar una intervención terapéutica sobre el acosador, ya que si no se hace nada al respecto, buscará a otra persona sobre el que iniciar una nueva cadena de abusos.



Fuentes: Wed

martes, 6 de marzo de 2018

Diabetes y Salud Mental: La importancia de la Ayuda Psicológica

La carga de salud mental a la que los pacientes con diabetes se enfrentan es preocupante.
Entre los pacientes con diabetes tipo 2, aquellos con síntomas depresivos tienden a estresarse con mayor facilidad, lo que lleva a un aumento en la negatividad de la persona, que, a su vez, hace que la persona afectada acabe viendo modificado su comportamiento y su estado de ánimo. La depresión y la ansiedad también pueden conducir a otros problemas de salud aparentemente no relacionados.  Hay incluso un rasgo de personalidad específico atribuido a la diabetes tipo 2, conocido como el Tipo D (distressed personality), que en español significa “personalidad angustiada”. Los pacientes diabéticos tipo 2 con la personalidad Tipo D cada vez se sienten más solos. Además, aumenta el estrés y la angustia emocional.

La ayuda psicológica, clave para el tratamiento integral de la diabetes II. Mejora el manejo de la ansiedad y el estrés tras el diagnóstico, facilita el cambio de hábitos y el fomenta el autocuidado.
Incertidumbre, miedo, ansiedad o enfado, estrés o depresión son algunas de las reacciones que siguen al diagnóstico de diabetes tipo II. Por eso, además del tratamiento médico, el psicológico es fundamental para combatir esta patología, ya que entre otros aspectos mejora la adherencia al tratamiento y la aceptación de la misma por parte del paciente, y como objetivo de la intervención psicológica está lograr un cambio de hábitos de vida física e emocional, es precisamente uno de los aspectos más difícil de manejar, y aquí la ayuda del psicólogo puede ser decisiva.

“Al tratarse de una patología crónica, es fundamental que este apoyo se mantenga a lo largo del tiempo y se adapte a cada etapa de vida del paciente”. Y es que como profesionales de la psicología tenemos un papel importante a la hora de dar pautas que permitan aceptar la nueva situación a que da lugar la enfermedad y a convivir con ella.

Diversas investigaciones científicas han descubierto múltiples factores psicológicos relacionados con la diabetes como la incertidumbre sobre posibles complicaciones futuras, miedo a las hipoglucemias, alteraciones en el estilo de vida de las personas afectadas, dificultad en las relaciones sociales y de pareja, entre otras. La labor del psicólogo clínico se centra en enseñar al paciente a adquirir hábitos saludables; disminuir el miedo, ansiedad, tristeza y otras emociones negativas que puedan aparecer; mejorar la comunicación con sus familiares y amigos y controlar los niveles de estrés para lograr mejorar su calidad de vida tanto física como emocional.

Las personas que tuvieron ayuda psicológica consideran que fue de mucha utilidad o bastante utilidad. Entre los pacientes que no contaron con este tipo de ayuda, uno de cada tres considera que les hubiera ayudado a aceptar la enfermedad y a realizar cambios en los hábitos de vida.

Aspectos psicológicos de la diabetes: ¿Cómo afecta a nuestra calidad de vida?

  • Aparecen síntomas que afectan al funcionamiento diario: malestar en el estómago, cansancio, picazón, infecciones frecuentes en piel, encía o vejiga.
  • Controles médicos. Análisis.
  • Cambios en la alimentación. Restricciones.
  • Necesidad de realizar actividad física.
  • Necesidad de controlar niveles de glucosa.
  • Disfunciones sexuales, etc.
  • Emociones negativas: preocupación, tristeza, angustia, etc.
Fases de adaptación. Como en toda enfermedad crónica se puede pasar por distintas fases: negación-rebeldía-negociación-depresión-aceptación.

Aspectos psicológicos de la diabetes: Recomendaciones 
  1. Ante el diagnóstico de diabetes, infórmate o actúa de manera activa para afrontar tu enfermedad, con tu médico, asociaciones de diabetes o lecturas especializadas. Ten un papel activo ante tu enfermedad.
  2. Resuelve tus dudas con tu médico. Existen creencias erróneas tales como: (1) si tengo poco azúcar no soy diabético, (2) como no me pongo insulina no soy diabético, (3) de los alimentos para diabéticos puedo comer de todo, (4) si me pongo insulina puedo comer de todo, etc.
  3. Sigue una dieta saludable, equilibrada, variada, ordenada y suficiente, de forma habitual. Lo ideal: comer con control. Consulta a tu especialista si tienes dudas.
  4. Controla tu peso. El exceso de peso empeora el curso de la diabetes y acarrea otras enfermedades como hipertensión.
  5. Muévete. Realiza algún ejercicio físico que te agrade con regularidad y lleva una vida diaria activa. Está demostrado que caminar 30-40 minutos es beneficioso.
  6. Evita el consumo de tabaco ya que minimizas el riesgo de sufrir complicaciones. El hábito de fumar es el principal factor de riesgo evitable.
  7. Implícate en tu autocuidado, manteniendo los niveles adecuados de glucosa, pues incrementarás tu esperanza de vida.
  8. Un estado de ánimo estable y adecuado minimiza las posibilidades de que aparezcan más complicaciones. La ansiedad, tristeza y otras emociones negativas pueden provocar un peor control del nivel de glucosa.
  9. A veces, enfermedades como la diabetes pueden producir alteraciones temporales en nuestro deseo sexual. El apoyo psicológico puede ayudarte a afrontar y actuar sobre tu problema.
  10. Aprende a aceptar tu diabetes. Expresa cómo te sientes. Apóyate en tu familia, pareja y amigos. Es una buena forma de afrontar tu enfermedad. Si no puedes tú solo, si te sientes mal, el psicólogo especialista te puede ayudar.
El psicólogo clínico en los casos de enfermedades crónicas como la diabetes actúa teniendo en cuenta el marco de la psicología de la salud, que se contempla desde un modelo biopsicosocial sin dejar de lado el tratamiento desde el punto de vista emocional.

A modo de resumen, el papel del psicólogo clínico tendrá especial importancia en:
  1. La intervención para ayudar al paciente a la aceptación del diagnóstico y a la generación de un cambio en su comportamiento, adquiriendo una serie de habilidades que muchas veces exigen la modificación de hábitos anteriores.
  2. La concienciación de la importancia que tiene el seguimiento correcto de su tratamiento.
  3. El favorecimiento de los cambios necesarios en la dieta, el plan de ejercicio que pueda recomendar su médico y la administración de la insulina (existen programas para facilitar la adhesión diabetológica, basados en programas educativos o de modificación de conducta).
  4. La adaptación a un nuevo estilo de vida, como cambios y restricciones en la dieta, ejercicio físico y control de situaciones cotidianas estresantes que pueden ocasionar, por lo demás, sintomatología depresiva o ansiosa, miedos, frustraciones, sentimientos de rabia, irritabilidad, etc.
  5. La intervención en las diferentes dinámicas familiares que pueden surgir.
La propia dinámica de la enfermedad puede contribuir a la manifestación de estos problemas psicológicos. En este sentido, la actuación del profesional de la psicología tendrá que tener muy presente el diagnóstico y la evolución de la diabetes del paciente, tanto si es el desencadenante o no del trastorno, intervenir favoreciendo la adhesión correcta al tratamiento y trabajando con los problemas que se manifiesten específicamente en el área de la psicología.

El psicólogo clínico también debe tener en cuenta la influencia del estrés en la diabetes, las diferentes emociones que el paciente tiene que gestionar y la gran variabilidad de rasgos o tendencias de personalidad que pueden presentarse, tanto si se trata de niños o de adultos.

La psicología no debe ser el tratamiento olvidado en el tratamiento de la Diabetes



Fuente: Red, investigación y aporte personales. 

miércoles, 28 de febrero de 2018

Niños: Consideraciones sobre el uso de Tablets

La realidad es que vivimos en un mundo digitalizado y que hoy en día, un niño que no sepa manejar un ordenador o una tablet terminará siendo un “analfabeto tecnológico”. Así que no es malo que desde pequeños empiecen a familiarizarse con este tipo de dispositivos, siempre que hagan un uso adecuado de ellos.
Bien utilizadas, las tablets introducen al niño en el mundo digital de modo lúdico. Además, estimulan ayudando a los niños a desarrollar competencias que les serán muy útiles en el futuro.

Si como padres inhibimos el contacto de los niños con los dispositivos tecnológicos, estamos dando la espalda a la realidad, si somos en exceso permisivos y despreocupados, les podemos hacer daño por falta de supervisión, hay un concepto que lo ejemplifica muy bien:“huérfanos digitales”. Entonces ¿es solo cuestión de equilibrio? Pues sí: de equilibrio, de sentido común, de entender el papel que como progenitores tenemos, de ajustarnos a lo que los niños piden, pero también de sus necesidades como seres en crecimiento. “Los niños son nativos digitales”.

Pero la idea de calmar, entretener y distraer al niño con la tablet o el celular, pues resultan ser un medio que capta su atención, lo ensimisma y puede tener efectos, por tal razón, de calma, ya que los pequeños se entretienen con un estímulo de alta motivación. Lo primero que hay que tener claro es que con esta alternativa los padres no están logrando resolver ni hacer frente al tema que está agobiando al niño, sino por el contrario están dándole una alternativa de evasión con alta satisfacción inmediata. Tanto para el niño como para los padres. No contribuye en nada darle un tablet, pues es una salida fácil que ayuda a los padres, pero afecta profundamente al niño porque no está desarrollando sus propios mecanismos de autorregulación. Entonces, la mejor opción para calmar, entretener y buscar la atención de un niño es a través del dialogo, la atención y la experiencia práctica de cada tipo de rutina. Seguramente tomará más tiempo como todo lo que el niño logra y aprende, pero serán aprendizajes, sólidos y sanos.

Nota: Aunque algunos estudios afirman que los contenidos aprendidos en los medios digitales son más rápidos y visuales, pero perduran menos en la memoria.  

El uso frecuente de las tablets tiene aspectos muy negativos, que podrían afectar su vida, y que es necesario evitar. Las posibles consecuencias son:

Aparte de contracturas cervicales, calambres en brazos y manos, irritación ocular y déficit visual por la sobreexposición, insomnio y falta de descanso, dificultades en la atención y bajo rendimiento escolar, disminución de actividad física y sobrepeso, empobrecimiento y disminución creativa del tipo de juego que hacen los niños y retraso en la motricidad fina, déficit en sus habilidades comunicativas y de resolución de conflictos, serios problemas de conducta y retrasos en el desarrollo social de los niños, así como la disminución de la concentración y de memoria, riesgos en la categoría 2b (emisiones de radiación y cáncer), agresividad y un aumento claro en las tasas de afectación mental como: depresión infantil, ansiedad, trastornos de vinculación, déficit de atención, autismo, trastorno bipolar, psicosis y comportamiento del niño problemático.

Regular los tiempos de utilización

Un uso adecuado según la OMS es: Los bebés de 0 a 2 años no deben tener ningún contacto con dispositivos portátiles (teléfonos celulares, tabletas, juegos electrónicos), de 3 a 5 años restringirlos a 40mn a máximo una hora por día, y de 6 a 18 años a 2 o 3 horas por día con intervalo de 30mn a 45mn mínimo. La Organización para la Seguridad del Internauta apunta que entre los 3 y los 5 años es la edad del primer contacto con la tecnología. Es más fácil ejercer una supervisión total y continua si usan nuestros dispositivos.

Para que el uso de la tablet reporte beneficios y no inconvenientes a tu hijo, recuerda:
  • Fija un tiempo diario máximo de uso de pantallas (tablet, ordenador, televisión...). A los 4-5 años no puede exceder de 30 o, como mucho, 60 minutos. Haz que el niño la utilice en la habitación donde tú estés, así puedes ver a qué juega.
  • Es preferible que primero haga todos sus deberes y que luego, como recompensa, disponga un rato de la tablet.
  • No dejes que la utilice justo antes de irse a la cama: hacerlo le pondría nervioso e interferiría en su descanso.
  • Da un buen ejemplo a tu hijo. No te pases horas ante la pantalla.
  • Utiliza un sistema de control paternal para evitar que el niño entre en webs o descargue aplicaciones inadecuadas.
  • Plantéate su uso de forma positiva: aprovecha la ayuda que te brinda en momentos de espera (en el médico...) y comparte alguno de sus juegos con tu hijo.
  • Y un último consejo: elige buenas aplicaciones educativas para niños.
10 consejos más que a continuación te expongo:
  1. Evitar la tecnología antes de irse a la cama. Desconectarla al menos 30 minutos antes de que el niño se vaya a la cama. Considera el sacar los móviles, tablets o TV fuera de su habitación.
  2. Elimina distracciones cuando están haciendo una tarea. Apaga la televisión, la música si tu hijo está haciendo algo. Lo adecuado es que tu hijo haga los deberes en la habitación o un lugar cómodo para él(ella).
  3. Trata de buscar una zona de la casa donde cuando estes no puedas estar con la tecnología. Puede ser por ejemplo la cocina o una habitación de la casa. Tratar de respetar la norma.
  4. Si tu hijo está utilizando el pc o móvil familiar, trata de instalar aplicaciones para evitar que éste se meta en webs perjudiciales.
  5. Si tu hijo tiene que terminar una tarea para empezar otra, avísale ANTES (5 a 10 mn). Puede ser adecuado colocar un reloj cerca del niño (si ha aprendido ya las horas lógicamente) para que sea consciente del tiempo.
  6. De vez en cuando puedes hacer revisiones “por sorpresa” de los contenidos que hay en los aparatos tecnológicos que utiliza tu hijo.
  7. Escribe un contrato del uso de la tecnología, estableciendo los límites y las consecuencias de sobrepasarlos.
  8. Ayuda a tu hijo con un horario a establecer el tiempo para sus actividades.
  9. Explica a tu hijo los riesgos que tiene el pasar mucho tiempo conectado a las nuevas tecnologías. Fomenta tiempo a las actividades al aire libre y la relación con otros niños.
  10. Recuerda que la tecnología no es aconsejable para niños menores de 2 años y que no debería sobrepasar diariamente las 2 horas de duración.
Conclusión 

Se insiste en que los padres deben limitar seriamente el tiempo que su hijo(s) utilizan los dispositivos electrónicos portátiles y asegurarse de que ellos dediquen el tiempo suficiente a dormir, leer e interactuar con adultos y otros niños y no hacerlo como un "chupete electrónico"No olvides que la presencia de tecnología en nuestras vidas no es mala per se. Tenga prudencia y equilibrio. Ningún aparato tecnológico debería ser usado para distraer o calmar a un niño. Aboguemos por un uso responsable de estas. 

El ser humano se caracteriza por el lenguaje y por utilizar y desarrollar la tecnología. Si “los niños son nuestro futuro, pero no hay un futuro para los niños que abusan de la tecnología”.



Fuente: Red

jueves, 22 de febrero de 2018

Mobbing: Consideraciones


H. Leymann fue el primer en aplicar el término mobbing en el contexto laboral. Habló inicialmente de bullying, para finalmente adoptar el término mobbing o acoso laboral al observar diferencias entre el acoso escolar y el laboral.
En el mobbing laboral hay un acosador o acosadores (el empleador, empleadores y/o compañeros de trabajo) cuyas figuras son claras. Sus intenciones también lo son. La víctima (el empleado) es sometido a una constante violencia psicológica por parte de los acosadores. Estos actos de violencia psicológica suelen ser continuados en el tiempo y prolongarse durante meses o incluso años. Son actos ejercidos de modo consciente, de forma repetitiva y premeditada.

El mobbing se produce cuando tiene actitudes hostiles contra un compañero con la finalidad de aislarlo. La víctima normalmente es una persona brillante y normalmente con una escala de valores firme siendo difícil que se adapte a algunas peticiones de su entorno que no encajen con su manera de trabajar o vivir la vida. El grupo lo convierte en una amenaza para su estabilidad.

“El agresor logra que la víctima no advierta lo que le hacen, hasta dejarla debilitada y con pocas posibilidades de defensa”.

"El acosador actúa por celos profesionales. La víctima se ha vuelto amenazante por su comportamiento laboral extraordinario o porque conoce irregularidades, por ello procura la destrucción psicológica del trabajador".

Un ejemplo de mobbing laboral sería obligar a un subordinado a hacer tareas que están por debajo de las competencias o responsabilidades como trabajador, con la única intención de humillarlo delante de los compañeros. Otras conductas posibles son la de tratar de generar en la víctima tanto estresa como sea posible, o la de hacer que la víctima parezca emocional o psicológicamente inestable. En muchos casos existe el deseo o la intención, por parte del acosador, de que por medio de las coacciones el subordinado se vaya de la empresa o pida un traslado.

Las víctimas de acoso tienen un menor desempeño laboral más que las personas que no lo han sufrido. Los ataques sufridos en el puesto de trabajo pueden llegar a causar  problemas psicológicos serios en la víctima o víctimas (por ejemplo, ansiedad, depresión, estrés), desmotivación laboral, perturbación del ejercicio de sus labores y, en la mayoría de los casos, un daño en la reputación de ésta. Cuanto más persiste esta situación, peor es el malestar que se genera.

Leymann usa el concepto para definir “una situación en la que una persona ejerce violencia psicológica extrema, de forma sistemática, recurrente y durante un tiempo prolongado para entorpecer las labores y destruir las redes de comunicación y reputación de alguno de sus compañeros y así obligarlo a renunciar”.

Para no confundirlo con un conflicto eventual, éste debe darse mínimo una vez a la semana y por lo menos durante seis meses, que es el criterio habitual para determinar que un problema se convierte en trastorno.

Tipos de Mobbing

El mobbing se puede clasificar de dos maneras: según la posición jerárquica o según el objetivo.

1. Acoso laboral según la posición jerárquica

Dependiendo de la posición jerárquica, el mobbing puede ser:

1.1. Mobbing horizontal: Este tipo de mobbing se caracteriza porque el acosador y la víctima se encuentran en el mismo rango jerárquico. Es decir, que suele darse entre compañeros de trabajo, y las repercusiones a nivel de psicológico para la víctima pueden ser devastadoras.

Las causas de este tipo de acoso laboral pueden ser muchas y variadas, aunque las más comunes son: para forzar a un trabajador a conformarse con determinadas normas, por enemistad, para atacar al más débil, por las diferencias con la víctima, o por falta de trabajo y el aburrimiento.

1.2 El acoso laboral vertical: recibe este nombre porque o bien el acosador se encuentra en un nivel jerárquico superior a la víctima o se encuentra en un nivel inferior a ésta. Por tanto, existen dos clases de mobbing vertical: ascendente y descendente.
  • Mobbing ascendente: Ocurre cuando un empleado de nivel jerárquico superior es atacado por uno o varios de sus subordinados.
  • Mobbing descendente o bossing: Ocurre cuando un empleado de nivel jerárquico inferior recibe acoso psicológico por parte del uno o varios empleados que ocupan posiciones superiores en la jerarquía de la empresa.
En resumen: podemos hablar de tres tipos de mobbing: ascendente, cuando es del subordinado al jefe (muy raro); horizontal, entre compañeros (más frecuente y fuerte), y descendente, del jefe al subordinado (esto es llamado bossing).

2. Acoso laboral según el objetivo

En función de los objetivos que el hostigador pretenda conseguir con el mobbing, este puede clasificarse de la siguiente manera:

2.1. Mobbing estratégico
Este es un tipo de acoso descendente o “institucional”. Se caracteriza porque el mobbing forma parte de la estrategia de la empresa, y el objetivo suele ser que el acosado rescinda su contrato de forma voluntaria. De esta manera, la empresa no tiene que pagarle la indemnización que le correspondería por despido improcedente.

2.2. Mobbing de dirección o gestión
Este tipo de mobbing es llevado a cabo por la dirección de la organización, generalmente por varios motivos: para prescindir de un trabajador poco sumiso, para llegar a situaciones de esclavismo laboral o para acabar con un trabajador que no se ajusta a las expectativas del jefe (por ejemplo, por estar demasiado capacitado o para dejarle en evidencia).

Además, este tipo de acoso laboral puede realizarse para maximizar la productividad de la empresa a través del miedo, empleando amenazas reiteradas de despido en caso de no cumplir los objetivos laborales.

2.3. Mobbing perverso
El acoso laboral perverso hace referencia a un tipo de mobbing que no tiene un objetivo laboral, sino que las causas se encuentran en la personalidad manipulativa y hostigadora del acosador. Es un tipo de mobbing muy perjudicial porque las causas que producen el acoso no pueden solucionarse implantando otras dinámicas de trabajo mientras la persona que acosa siga en la organización o no sea reeducada.

Este tipo de acosador suele llevar a cabo el mobbing frente a la víctima, sin testigos. Es muy seductor y rápidamente consigue la confianza de los demás. Es habitual que el mobbing perverso sea un mobbing horizontal o ascendente.

2.4. Mobbing disciplinario
Este tipo de mobbing se emplea para que la persona acosada entienda que debe “entrar en el molde”, porque si no lo hace será castigada. Pero con este tipo de acoso no solo se infunde miedo en las víctimas, sino que también advierte a los demás compañeros de lo que podría sucederles de actuar así, creando un clima laboral en el que nadie se atreve a llevar la contraria al superior.

También se emplea en contra de esas personas que tienen muchas bajas laborales, mujeres embarazadas, y todos aquellos que denuncian el fraude de la institución (por ejemplo, el contable que presencia sobornos por parte de la empresa).

¿Cómo puedo saber si soy víctima de mobbing laboral?

Lo principal es tomar conciencia de que lo que sucede no es normal. ¿Cómo podemos evaluar esto? Mediante el conocimiento de las conductas que pueden considerarse mobbing laboral. Las siguientes son algunos ejemplos.
  • Difundir rumores o información falsa.
  • Proponer tareas que son ambiguas, contradictorias, o que carecen de propósito.
  • Intentos de destruir o dañar a la persona, su autoestima y confianza.
  • Falsas insinuaciones, ataques a la dignidad de la persona, la integridad o la propia imagen.
  • Actos de humillación pública.
  • Constantes amenazas de despido o intimidación.
  • Reiteradas críticas o sarcasmos con comentarios negativos constantes.
  • Aislamiento sistemático de la persona
¿Qué puedo hacer?

Tras tomar conciencia de la anormalidad de estas conductas dentro de un lugar de trabajo, podemos recurrir a un psicólogo clinico o forense. Un psicólogo permitirá certificar el deterioro psicológico de la víctima al que nos hemos referido antes, causado por el mobbing laboral ejercido contra ella en su lugar de trabajo. El psicólogo clinico o forense, en función de las secuelas que se hayan producido en el acosado, puede realizar una evaluación psicológica forense, y posteriormente un informe pericial con el fin de apoyar una posible demanda o una negociación para irse de la empresa. Conviene conocer la figura del psicólogo/perito para saber que no estamos solos frente al acoso y que contamos con un “testigo” que sí va a implicarse para poder ayudarnos.

Diferencias entre acoso moral en el trabajo (Mobbing), conflicto laboral y estrés laboral.

Esta es la primera pregunta que cualquier profesional debe hacerse cuando acude a su consulta una persona que refiere estar siendo acosada en el trabajo. El saber determinar qué puede ser mobbing y qué puede no serlo tendrá una gran importancia dado que en ocasiones se presentan demandas en los juzgados que se “desarman” por la parte contraria porque contrariamente a lo que se creía, la situación que está viviendo el trabajador puede explicarse de mejor forma por otra serie de causas.

El desenlace habitual de la situación de acoso laboral suele significar la salida de la víctima de la organización de manera voluntaria o forzosa. Otras consecuencias pueden ser el traslado, o incluso el pase a situación de incapacidad permanente. En muchos casos, el mobbing persiste incluso después de la salida de la víctima de la empresa, con informes negativos o calumniosos a futuros empleadores, eliminando así la empleabilidad externa de la víctima. Se trata de una especie de "re-mobbing".

La recuperación definitiva de la víctima suele durar años y, en casos extremos, no se recupera nunca la capacidad de trabajo.

¿Crees que puedes estar sufriendo una situación relacionada con el mobbing laboral?

Se sugiere: prevenir, denunciar, recuperarse e intervención terapéutica/jurídica.




Fuentes: Red, PsicólogosForenses, PsicologíayMente 

martes, 13 de febrero de 2018

Habilidades Terapéuticas: Paciente y Psicoterapeuta


¿Qué actitud ha de tener quien realiza una psicoterapia?

Es conveniente al iniciar una psicoterapia tener en cuenta una serie de recomendaciones que pueden ayudarnos a que esta sea más eficaz, son las siguientes:
  1. La psicoterapia es un proceso, esto significa que dura un tiempo, en el cual debes procurar hacerla extensiva a todas las áreas de tu vida. NO la limites al tiempo de la consulta.
  2. Piensa que el cerebro se entrena al igual que el cuerpo y que con la práctica puedes mejorar tu estado de ánimo, tu autocontrol, tu capacidad para enfrentarse a los problemas, tu adaptación al medio social y solucionar de forma más sencilla y tranquila situaciones que ahora te puedan parecer difíciles o desagradables.
  3. Tienda a pensar de forma descriptiva y a ser posible emplea el sentido del humor todas las veces que puedas.
  4. Trabaja contigo mismo fuera de la consulta siguiendo las directrices que se marquen. Esto acelerará la mejoría.
  5. El cambio de conductas requiere un serio trabajo personal. Esfuérzate en la medida de lo posible.
  6. Colabora con el terapeuta indicándole claramente todo aquello que sientes que te beneficia y aquello que notas que no te resulta de utilidad. Pregunta todo sobre lo que tengas dudas; esto será de gran ayuda para él y para ti mismo. NO SEAS PASIVO.
  7. Cuanto más sincero seas contigo mismo y con el terapeuta más beneficios personales alcanzaras.
  8. Adopta una actitud positiva ante la terapia, piensa que siempre hay solución a los problemas (que no se vea en un primer momento no significa que no la haya) solo hay que buscarla de manera adecuada y, a veces, con la ayuda de otra persona.
  9. No pierdas la predisposición al aprendizaje y mantén siempre una actitud permanente de escucha. Es la auténtica clave para mejorar y elevar la calidad de vida.
  10. No te subestimes. Aunque estés pasando un mal momento piensa que es posible superarlo. Otras personas lo han hecho y tú también puedes hacerlo. Eres una persona valiosa que tiene capacidad para hacer lo que te propongas.
  11. Piensa que cambiar la conducta, los pensamientos y las emociones es un arte y que cada persona requiere su tiempo y sus técnicas. TEN PACIENCIA, el tener prisa no hace llegar antes, más bien entorpece.
  12. Se responsable de tu tratamiento. La psicoterapia es un proceso que requiere una frecuencia constante en los contactos con el terapeuta, romper este ritmo significa retrasar la curación. No faltes a las consultas que tengas programadas mientras dure tu terapia, pues esto puede perjudicar seriamente el desarrollo de la misma.
  13. No aceptes todo lo que se te diga como si fuera norma de fe, pero tampoco lo rechaces, adopta una aptitud de escucha activa y de reflexión profunda, sobre todo lo que se hable en las sesiones y discútelo sin agresividad. No luches ni te enfrentes con el terapeuta, él está ahí para ayudarte.
  14. Por último es muy importante encontrar el terapeuta adecuado, aquel que te de confianza (que sea un profesional con el título de especialista y colegiado) con el que te entiendas y tengas una buena relación, si no es así, no dudes en buscar el profesional más adecuado para ti y cambiarte.
La relación terapéutica es totalmente asimétrica (se centra en las necesidades del paciente), no altruista (el terapeuta cobra por su trabajo y, por tanto, el cliente no tiene por qué sentirse en deuda con él) y sujeta a una serie de reglas formales de funcionamiento (frecuencia y duración de las sesiones, lugar de las mismas, puntualidad, honorarios, duración limitada de la terapia, colaboración activa del paciente). El terapeuta ha de tener la creatividad y sensibilidad clínicas necesarias.

¿Y el psicoterapeuta?

Hay ciertas habilidades deseables en un psicólogo que favorecen el establecimiento de la alianza terapéutica.

En ser:
  • Flexible: implica la capacidad de adaptar la forma de comunicarse a las características del paciente y de la situación.
  • Experimentado: el clínico muestra experiencia clínica.
  • Honesto: el paciente percibe al clínico como una persona sincera y honrada.
  • Respetuoso: el profesional respeta los valores y la forma de expresarse y comunicarse del paciente.
  • Fiable: el clínico es percibido por el paciente como una persona digna de confianza.
  • Seguro de sí mismo: el paciente percibe al clínico como una persona segura y que sabe lo que hace.
  • Interesado: el clínico transmite interés por el paciente y por su problema.
  • Atento: el clínico muestra una actitud atenta a lo largo de la sesión, hacia las manifestaciones verbales y no verbales del paciente.
  • Amistoso: el paciente percibe al clínico como cercano.
  • Cálido: el clínico es percibido como cariñoso y afectivo.
  • Abierto: implica la capacidad de comprender otros puntos de vista.
Sugerencias….
  1. Antes de comenzar una sesión centra tu atención en la persona a la que te dispones a recibir.
  2. Sé consciente de la complejidad e individualidad de cada ser humano que trates.
  3. Antes de establecer hipótesis o iniciar cualquier tipo de intervención, escucha atentamente lo que las palabras, sentimientos o pensamientos del paciente están diciendo.
  4. En la medida de lo posible, muéstrate emocionalmente presente ante el sufrimiento de tus pacientes y siente con ellos.
  5. En la danza dinámica de un cliente en proceso de cambio, aprende a guiar y a ser guiado.
  6. Antes de hacer una pregunta, procura tener claro que la información que pretendes obtener es relevante para el tratamiento del paciente; si no es así, evita formularla.
  7. Salvo cuando sea necesario, trata de no formular preguntas que sólo requieran monosílabos puesto que con ello puedes estar fomentando en el cliente la creencia de que la responsabilidad del proceso terapéutico es fundamentalmente del terapeuta.
  8. En la terapia lo fundamental es la resolución de los problemas del paciente; por tanto, es él quien tiene que invertir más energía y esfuerzo en su proceso de cambio. Siempre que sea posible, permite que sea él quien realice la mayor parte del trabajo.
  9. Procura ser claro y conciso y no hablar más de lo necesario. Como norma, el paciente debe hablar más que el terapeuta.
  10. Respeta el ritmo del paciente y estimula sus decisiones.
  11. Ofrece confianza y estímulo a tus pacientes para ayudarles a mantener su motivación.
  12. Fomenta la fe en sus posibilidades de aliviar su malestar, mejorar su calidad de vida y avanzar en su proceso de desarrollo personal.
  13. No ofrezcas o prometas al paciente aquello que no puedas cumplir.
  14. Acepta el hecho de que tus conocimientos, en muchos casos, son limitados; concédete permiso para no saberlo todo. Pide ayuda y consejo cuando lo necesites.
  15. Cuando te pierdas en una sesión y no sepas cómo seguir, tómate un momento para centrarte nuevamente en tus objetivos.
  16. Resiste el impulso de mostrarte seductor o excesivamente amable y cortés. El objetivo de una terapia es promover cambios importantes para el cliente, no establecer una bonita relación de amistad o que te consideren encantador.
  17. Sé atento contigo mismo y paciente con tu propio proceso. Procura conocerte lo suficiente como para que tus motivos personales no influyan negativamente en el proceso de cambio de tus clientes.
  18. Aunque el cliente necesite cambiar conductas, emociones o creencias, debe seguir percibiendo el mundo a través de sus propios ojos, no a través de los de su terapeuta.
  19. Cultiva rutinas de autocuidado y protege tu vida privada.
  20. Establece un ritmo de trabajo que no afecte a tu rendimiento profesional y respeta tus límites. Cuando el cansancio, el estrés o tus problemas personales influyan en tu trabajo, pide ayuda o retírate durante un tiempo si lo necesitas.
  21. Respeta y valora el compromiso de ayuda que has adquirido al ejercer esta profesión y mantén tu confianza en la capacidad que tienen las personas para remontar sus dificultades y problemas emocionales si se les brinda el apoyo necesario.