lunes, 1 de abril de 2019

Adolescentes con Enuresis Nocturna

Mojar la cama puede ser estresante a cualquier edad. Pero ¿qué pasa si eres un joven adulto que se lo oculta a sus amigos?

En la adolescencia, solo el 4 por ciento de los chicos y el 2 por ciento de las chicas mojan la cama; la cifra disminuye al 1.5 por ciento y 0.5 por ciento a los dieciocho años. Así que puede apreciar cuán alarmante es ser uno de esos adolescentes que aún experimentan incontinencia urinaria en la noche. En la mayoría de los casos la falta de control de la vejiga ha sido un problema desde el nacimiento, a diferencia de que haya vuelto a surgir después de los seis meses o más de continencia. La primera condición se llama enuresis primaria nocturna; la segunda, enuresis secundaria nocturna.

En la enuresis voluntaria, se da un comportamiento muy diferente al niño/joven que se orina sin darse cuenta, ya que lo hace de manera voluntaria, no padece un problema de eliminación teniendo lugar un exceso de conducta y estaría ligada a desobediencia u oposición. Y en el segundo caso, en la enuresis involuntaria, estaríamos en un déficit de habilidades, relacionada más con factores fisiológicos y de aprendizaje. Por tanto es importante especificar el concepto de enuresis ya como un acto voluntario o involuntario, para establecer los criterios de diagnóstico y de investigación de los trastornos mentales y de comportamiento. Además de ello, es conveniente indicar el tipo de enuresis al que nos referimos

Cómo se evalúa la incontinencia

La causa para la enuresis nocturna depende de muchos factores. Los factores que contribuyen pueden incluir mal control alimenticio con excesivo consumo de cafeína, un patrón de sueño profundo que puede ser parte del desarrollo normal del adolescente, horario inconsistente de sueño y horas limitadas de sueño. Otros factores que influyen pueden ser:
  • Medicamentos
  • Problemas hormonales
  • Problemas de sueño
  • Problemas en la vejiga
  • Cafeína
  • Infecciones de las vías urinarias
  • Diabetes y otros problemas médicos crónicos
  • Historial familiar (Genética)
  • Problemas psicológicos
  • Estrés social
  • Consecuencia de abuso sexual
La enuresis primaria nocturna a menudo sigue un patrón similar. Es útil identificar la edad de la continencia nocturna de ambos padres. Si uno de los padres fue incontinente hasta cierta edad, sus hijos pueden tener un problema similar aproximadamente 40 por ciento de las veces. Si ambos padres tuvieron enuresis primaria nocturna hasta cierta edad, sus hijos pueden tener un 70 por ciento de probabilidad de seguir un patrón similar. La enuresis secundaria en niños mayores o en adolescentes debe sugerir una revisión para determinar si hay infecciones de las vías urinarias, enfermedades médicas importantes, factores de estrés social y el potencial de abuso sexual.

Los médicos no saben exactamente por qué, pero la enuresis afecta al doble de niños y chicos que de niñas y chicas. Se suele dar junto con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).

Qué pueden hacer los padres para manejar la incontinencia nocturna en adolescentes?

Es muy probable que un adolescente con enuresis nocturna no sufra esta afección para siempre. "La mayoría de los adolescentes 'superan' naturalmente la incontinencia nocturna (también conocida como mojar la cama) y solo un porcentaje muy pequeño sigue teniendo problemas en edades posteriores", Pero, entretanto, la autoestima de tu hijo está en juego; mientras más tiempo tenga que lidiar con la vergüenza de mojar la cama durante la noche, es más probable que comience a sentirse mal consigo mismo. Ponte en contacto con un médico tan pronto como tu hijo te cuente sobre el problema. Es importante que los padres ayuden al adolescente con este problema para que lo acepte y entonces pueda resolverlo, ya que seguramente se sentirá avergonzado y esto altera sus relaciones sociales. Nunca los padres deben reprocharles o gritarles a sus hijos por este problema ya que es una afección que no pueden controlar y necesitan ayuda médica para poder superarlo.

¿Cómo se puede ayudar a un adolescente?

Si eres un adolescente que moja la cama, primero asegúrate de hablar con alguien sobre eso. Puede ser difícil revelarlo, pero no eres la única persona de tu edad que experimenta la incontinencia nocturna.

En primer lugar, intenta pedirles ayuda a tus padres: hay muchos niños que mojan la cama cuyos padres tuvieron el mismo problema en su infancia, por lo que tu mamá o tu papá puede haber pasado por lo mismo cuando tenía tu edad. Aunque no tengan un historial de incontinencia nocturna, un padre u otro adulto de confianza estará más preocupado por ayudarte que por hacerte sentir cohibido.
Guardarte el problema impide que obtengas atención médica si es necesaria (la causa puede ser algo tan simple como una infección urinaria). Además, si un médico no puede encontrar un motivo físico para tu afección, puede darte consejos sobre cómo superar la incontinencia nocturna.

Nota: Si sientes que no puedes compartir tu "secreto" con tus amigos o tienes miedo de que ellos se sientan incómodos con tu afección, habla con tu médico y tus padres sobre estrategias que ayudan a evitar la incontinencia nocturna. Evita tomar bebidas con cafeína antes de acostarte y no te olvides de orinar varias veces antes de irte a dormir. "No le des tanta importancia a mojar la cama" "Enséñale a tu adolescente a cambiar las sábanas y a lavar una carga de ropa". Se aconseja a los padres que se guarden el problema para sí mismos. "Compartir este problema con otros miembros de la familia o con los amigos solo servirá para avergonzar a tu adolescente."

¿Cómo se diagnostica la enuresis?

Si tienes problemas para controlar la orina por la noche, habla con tu médico para aprender sobre la enuresis nocturna y para descartar posibles problemas médicos.

Aparte de hacerte una exploración física, el médico te hará preguntas sobre lo que te preocupa, los síntomas que tienes, tus antecedentes médicos y los de tu familia, los medicamentos que estás tomando y si tienes alergias u otras afecciones. Esto es lo que se conoce como tu historial médico. Es posible que el médico te pregunte por tus patrones de sueño, tus hábitos intestinales y tus síntomas urinarios (como la necesidad urgente de hacer pis o el dolor o ardor al orinar). También es posible que tu médico hable contigo sobre cualquier situación estresante que pueda estar contribuyendo al problema.

La evaluación incluirá probablemente un análisis de orina y un cultivo de orina. En estos análisis, se examina la orina para detectar posibles signos de enfermedades. En la mayoría de las personas con enuresis nocturna, estos análisis son completamente normales.

Cómo se trata la incontinencia nocturna

El tratamiento de la enuresis nocturna se basa en diferenciar la enuresis primaria de la enuresis secundaria nocturna. Cualquier factor que cause una enuresis secundaria nocturna se debe resolver antes de concentrarse en el evento enurético. Un niño/joven que participa activamente en su tratamiento tiene más probabilidades de mejorar su resultado.

Enfoque práctico

Primero es importante educar al niño o joven y a la familia sobre una ingesta alimenticia adecuada. Aunque la restricción total de líquidos no es práctica, es esencial eliminar productos con cafeína y es adecuado recomendar la moderación en el consumo. El niño debe utilizar el baño rutinariamente antes de irse a la cama e inmediatamente después de despertar en la mañana. Puede despertar al adolescente una vez durante la noche para que orine si fuera necesario, pero despertarlo más de una vez en la noche puede alterar su patrón de sueño, lo que puede causar una disminución en el rendimiento escolar del siguiente día.

Modificación del comportamiento

La modificación del comportamiento mediante el uso de una alarma enurética es efectiva en aproximadamente el 70 por ciento de los niños motivados. El dispositivo contiene sensores sensibles a la humedad que causan un zumbido o una vibración. Esta forma de terapia requiere la participación activa de un adulto y el compromiso a largo plazo. La clínica debe proporcionar un fuerte apoyo durante el seguimiento.

Medicamentos

Sólo existen dos medicamentos aprobados para la enuresis nocturna: la imipramina y la desmopresina. La acción exacta de la imipramina no se comprende completamente, pero se ha demostrado su eficiencia en aproximadamente 50 por ciento de los niños enuréticos. La dosis de la imipramina es un poco arbitraria y se debe advertir a la familia sobre la posible toxicidad por sobredosis del medicamento. Se recomienda un ECG de línea de base antes de iniciar la terapia aunque no se han reportado efectos secundarios del corazón con las dosis utilizadas para tratar orinarse en la cama. Además, la familia debe mantener control estricto de la administración del medicamento debido al potencial de una sobredosis.

La desmopresina (DDAVP) es una hormona antidiurética sintética (ADH). Su mecanismo de acción es similar a la ADH y es efectiva para mejorar la enuresis nocturna en aproximadamente 40 a 60 por ciento de los niños. La DDAVP está disponible en aerosol nasal y en píldoras. Cuando se utiliza a largo plazo, el gasto puede ser un problema.


Fuente: Red 

viernes, 22 de marzo de 2019

Agorafobia

La agorafobia es un trastorno de ansiedad que puede aparecer o no asociado con ataques de pánico. Se caracteriza por una gran ansiedad que se da en distintas situaciones, en general en sitios públicos, que se acompañan con conductas de evitación que reducen el malestar.
Aunque agorafobia significa literalmente temor a los espacios abiertos, el término describe más específicamente el miedo a quedar atrapado sin una manera práctica y sencilla de escapar, en caso de que tenga un ataque de ansiedad.

Terapias
  1. Terapia cognitivo-conductual: Terapia verbal que se enfoca en la modificación de las respuestas emocionales, los pensamientos y los comportamientos negativos asociados con los trastornos psicológicos.
  2. Exposición con prevención de respuesta: Terapia verbal que se enfoca en exponer al paciente a experiencias traumáticas o fóbicas en un entorno seguro para reducir los trastornos psicológicos asociados.
  3. Psicoterapia: Tratamiento de los trastornos mentales o de comportamiento mediante la terapia conversacional.
  4. Desensibilización sistemática: Tratamiento psicológico que ayuda a las personas a superar temores al exponerlos gradualmente a aquello que temen.
  5. Técnicas de relajación: Respiración profunda, meditación, yoga, ejercicio rítmico y otras actividades que reducen los síntomas de estrés
Tratamiento

El tratamiento para la agorafobia generalmente comprende psicoterapia y medicamentos. Puede llevar tiempo, pero el tratamiento puede ayudarte a mejorar.

Resumen del tratamiento
  • Enfréntese cada día a las situaciones que le producen miedo, como si fuese un entrenamiento.
  • Empiece por las situaciones que le cuesten menos, para más tarde hacer frente a las que le cuestan más.
  • No olvide que va a sentir algo de miedo, pero su meta es hacer frente a esas sensaciones en vez de dejarse asustar por ellas.
  • Evite depender de otras personas. Puede hacerlo solo o sola. Inténtelo y verá que puede conseguirlo.
El tratamiento cognitivo conductual clásico de la agorafobia se basa en el entrenamiento de las habilidades necesarias para la posterior autoexposición gradual programada del paciente a las situaciones temidas.

En general, un tratamiento contra la agorafobia va a ayudarle a recuperar algo de confianza en sus propias capacidades para así poder recuperar el control de su propia vida. Esto le va a ayudar a volver a experimentar cosas que le gustaba hacer

Medicamentos
  • Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Alivian los síntomas de la depresión y la ansiedad.
  • Ansiolítico: Alivia la ansiedad y la tensión. Puede promover el sueño.
  • Sedante: Causa somnolencia, tranquilidad y adormecimiento de los sentidos. Algunos tipos pueden llegar a ser adictivos.
Estrategias de afrontamiento y apoyo

Vivir con agorafobia puede complicar la vida. El tratamiento profesional puede ayudarte a superar este trastorno o controlarlo de manera eficaz para que no te conviertas en prisionero de tus miedos. Puedes tomar estas medidas para encarar la agorafobia y cuidar de ti mismo:
  1. Cumple con tu plan de tratamiento. Toma los medicamentos según se te indique. Asiste a las consultas de terapia. Comunícate periódicamente con tu terapeuta. La constancia puede marcar una gran diferencia, sobre todo en lo que respecta a la práctica de las habilidades y al consumo de los medicamentos.
  2. Intenta no evitar las situaciones que te causan miedo. Es difícil ir a lugares o estar en situaciones que te hacen sentir incómodo o que generan los síntomas de ansiedad. Pero practicar ir a cada vez más lugares puede hacer que sea menos aterrador y que genere menos ansiedad. Tu familia, tus amigos y tu terapeuta pueden ayudarte a hacerlo.
  3. Aprende habilidades para calmarte. Si trabajas junto a tu terapeuta, puedes aprender a calmarte y tranquilizarte. La meditación, el yoga, los masajes y la visualización son técnicas simples de relajación que también pueden ayudarte. Practica estas técnicas cuando no estés ansioso ni preocupado y luego ponlas en acción durante situaciones estresantes.
  4. Evita el alcohol y las drogas recreativas. También limita o evita la cafeína. Estas sustancias pueden empeorar tus síntomas de pánico o de ansiedad.
  5. Cuídate. Duerme lo suficiente, haz actividad física todos los días y sigue una dieta saludable, que contenga muchos vegetales y frutas.
  6. Únete a un grupo de apoyo. Los grupos de apoyo para personas que padecen trastornos de ansiedad pueden ayudarte a ponerte en contacto con otras personas que enfrentan desafíos similares y a compartir experiencias.
Nota: Es importante evaluar y tener en cuenta la posible existencia, simultánea, de más de un problema psicológico, ya que pueden desarrollarse complicaciones en el tratamiento y de ello depende también el tipo de intervención y los resultados del tratamiento aplicado. Los trastornos más frecuentes que pueden convivir junto con la agorafobia son trastornos de ansiedad generalizada o los depresivos. Menos frecuentes son la fobia social y fobia específica. Las mujeres tienen porcentajes más altos de coexistencia de la agorafobia con otros problemas en el caso del trastorno de ansiedad generalizada, trastornos fóbicos y depresión mayor. Sin embargo, en los hombres tienen una mayor incidencia en el abuso de sustancias.


Fuente: Compilador 

sábado, 16 de marzo de 2019

La Ley de Hielo: una Forma Disfrazada de Abuso Psicológico

La famosa ley del hielo es un recurso muy utilizado por personas que aparentemente gozan de un gran autocontrol y presumen de ser racionales antes que intuitivos. Al mismo tiempo, corresponde no solo a una expresión de violencia pasiva, sino también a un mecanismo disfrazado de abuso psicológico. Esto quiere decir que daña profundamente a la persona sobre la que se aplica.

Se le llama ley del hielo a ese conjunto de comportamientos que tienen por objetivo ignorar al otro. Se da en todo tipo de relaciones: pareja, amigos, padres e hijos, familiares, etc. Implica la existencia de un conflicto previo. Sin embargo, en algunas ocasiones, la víctima de este tipo de conductas ignora dicho conflicto, precisamente porque el otro no se lo ha expresado abiertamente.

A la ley del hielo corresponden acciones como dejar de hablarle a alguien, no tomar en cuenta lo que el otro dice o fingir que no se le escucha; tomar distancia y evitar la compañía de determinada persona, como si estuviera contagiada de algo; pasar por alto las peticiones o necesidades expresas y llevar a cabo cualquier conducta que tenga como objetivo anular o invisibilidad a alguien.

Este tipo de comportamientos son bastante nocivos. No solo denotan inmadurez, mezquindad y falta de inteligencia emocional, sino que también pueden causar graves efectos en el otro. Constituyen un intento por controlar y vejar a los demás y no representan nada positivo para una relación.

La persona a quien otro le aplica la ley del hielo puede llegar a experimentar sentimientos negativos muy intensos. Piensa que Ignorar a alguien es devaluarlo e incluso anularlo. Además, esto se torna más insano cuando todo se da en el marco de un silencio duro y crudo, que la víctima no sabe finalmente interpretar.

Quien es ignorado, eventualmente se sumerge en sentimientos de tristeza que a veces se convierten en depresión. También siente ira, miedo y culpa. Ignorar a una persona es una forma de señalarla con el dedo, de acusarla, pero de manera implícita. Eso es precisamente lo que convierte este mecanismo en una forma enfermiza de afrontar un conflicto.

La víctima de este tipo de comportamientos también suele llenarse de angustia. No termina de saber qué está haciendo mal o por qué exactamente se le trata de este modo. Experimenta la situación como si hubiera perdido el control y esto origina un fuerte estrés. De ahí que se le considere una forma de abuso en la que no hay gritos, ni golpes, pero sí mucha violencia.

Hay estudios que prueban que el sentimiento de estar siendo excluido o ignorado da lugar a algunos cambios en el cerebro. Existe una zona llamada “corteza cingulada anterior”, cuya función es la de detectar los diferentes niveles de dolor en el ser humano. Pues bien, se comprobó que esta zona se activa cuando a alguien le aplican la ley del hielo.

El resultado de esto es que también comienzan a aparecer síntomas físicos. Es usual que se presenten dolores de cabeza y problemas digestivos. También es frecuente la aparición de insomnio y fatiga. Si la situación es muy severa y continuada, surgen problemas más graves, como incremento de la presión arterial, diabetes e incluso enfermedades como el cáncer.

El sistema autoinmune también se ve afectado, principalmente por las altas dosis de estrés que provoca esta situación. Las consecuencias son más graves cuando quien aplica la ley del hielo es una figura de poder, bien sea un maestro, un padre o un director.

A veces la ley del hielo se aplica entre dos personas que se tienen mucho afecto, como los miembros de una pareja, grandes amigos, hermanos, etc. Algunos piensan que al imponer ese régimen el otro va a cambiar algún comportamiento o va a hacer que el otro haga lo que ellos quieren que haga. Lo consideran casi una herramienta educativa. Sin embargo, están muy equivocados. Ignorar al otro como una forma de castigo solo destruye las relaciones.

Como muchas tácticas, en el fondo defensivas y frutos de la inseguridad, esta revela una mala gestión de la comunicación. El silencio es sano cuando hay mucha exaltación y se hace necesario hacer una pausa antes de agravar lo que sucede. Sin embargo, cuando se usa como medio de control o de castigo se convierte en abuso.

Nadie debe permitir pasivamente ser ignorado por otro, al menos no sin tener una explicación de su comportamiento. Tampoco nadie debe intentar resolver un conflicto a través de la ley del hielo. Cuando hay un problema entre dos seres humanos, lo único sano es buscar la manera de dialogar para encontrar soluciones. El silencio y la distancia solo generan más equívocos y, al final, no solucionan absolutamente nada.

Referencia: www.lamenteesmaravillosa.com

lunes, 11 de marzo de 2019

Educar Sin Gritar es Posible

La educación es un reto apasionante para padres, madres, profesionales y lectores, los cuales podrán saborear en los apartados siguientes pequeños entresijos de la gran aventura que es educar.

¿Cómo podemos mejorarla?

Cada caso es un mundo, y cada casa también. Existen infinidad de estrategias para llevar a cabo una mejor educación y su eficacia dependerá de cada familia. Sin embargo, aquí le doy dos claves fundamentales para comenzar a educar sin gritar:
  1. Empatía: La empatía es esencial en las relaciones interpersonales, y qué mejor momento para desarrollarla que en la infancia. En esta edad, los niños son como esponjas con capacidad de absorber tanto lo bueno como lo malo. Basar nuestra crianza en valores éticos y morales les permitirá desarrollarse bajo un estado emocionalmente estable. Los padres son quienes mejor conocen a sus hijos, y también quienes más les quieren. Sería impensable para un padre o madre permitir que su hijo fuese humillado, insultado, amenazado, etc. por otra persona. ¿No es eso exactamente lo que siente cuándo algún familiar le golpea o le grita? Los niños tienen derecho a ser educados sin violencia y ese es también el deber de un padre. Será sencillo trabajar la empatía siempre que seamos capaces de proporcionar un entorno con facilidad para la comunicación, el entendimiento y el apoyo.
  2. La inteligencia emocional: aquellas personas que han sido educadas en hogares donde la comunicación y expresión de emociones se realizaba de forma saludable, presentan mejores actitudes personales y laborales. Los colegios e institutos están comenzando ya a desarrollar técnicas para trabajar esta habilidad, ¿por qué no hacerlo también desde casa? Es imprescindible que un hogar esté habilitado para la expresión de emociones y sentimientos, ya que está es la única forma de que los más pequeños sean capaces de reconocerlas y afrontarlas y que aprendan a regular sus propias emociones, tarea imprescindible en contextos que tendrá que hacer frente en el futuro. Una conversación fluida, libre y basada en la igualdad entre los habitantes de una casa tiene como consecuencia un mayor crecimiento personal.
Consecuencias de gritar a los niños

El constante empleo del grito puede conllevar al deterioro de la autoestima del niño. No se sentirá valorado o querido por sus padres o, por el contrario, puede convertirse en un rebelde, desafiando la autoridad constantemente. Al ser los padres ejemplo para los hijos, una conducta agresiva será adoptada por el pequeño y se acostumbrará a gritar y tener dichos comportamientos violentos. Luego las empleará con los amigos, conocidos o incluso contra los padres.
Los gritos solo causarán estrés en el niño que no será beneficioso para su desarrollo.

“si habláramos a nuestros amigos como hablamos a nuestros hijos, ¿cuántos amigos tendríamos?”

Qué hacer para no utilizar gritos ni amenazas

Como adultos, tenemos que aprender a controlar la ira y poner el freno cuando perdemos el control y gritamos.
  1. Mantén la calma cuando se trata de dar una orden, pues tu niño escucha bien, por eso no debes alzar la voz ni mucho menos gritar. Habla tranquilamente con tu hijo.
  2. Intenta generar respeto. Es probable que el niño obedezca cuando le levantas la voz o gritas. Sin embargo, esto desparece cuando llega la adolescencia porque desaparece el miedo y, entonces, se pierde el respeto. Por ello, es necesario que tu pequeño sepa que eres una autoridad y debe obedecer cuando le ordenes algo tranquilamente.
  3. Habla de manera positiva. En vez de decirle: "no te voy a dejar hacer esto", debes hablar positivo: "eres un buen niño y sé que no te gustaría estar haciendo lo que haces". Cambia el contexto de tus palabras.
  4. Da una explicación válida. Muchos padres cometen el error de decirles a sus hijos: aquí mando yo. Esto no es un argumento, por lo cual es importante dar una buena razón clara y precisa para que tu hijo comprenda y repare lo que está haciendo.
  5. Ponte en el lugar de tu hijo. No te olvides que los niños son niños adultos. Hay que intentar ver las cosas desde el punto de vista del pequeño.
Extras: En tu casa hay reglas

La comunicación es indispensable. Hazle saber a tu hijo que en casa se cumplen reglas y si no lo hace, el castigo aparecerá. La alianza y unión entre la pareja es fundamental.
Elogia a tu hijo

Reconoce cuando actúa bien y corrige con diálogo lo que necesita reforzar. Será menos cansado que pegar cuatro gritos. Canaliza su frustración, ira y rabia con otra actividad. Por ejemplo: salir a jugar al patio, ir por un helado, ayudarte en la cocina con su receta favorita.

Nota: Refuerza de forma positiva aquellas acciones que sean satisfactorias. En muchas familias solo las conductas negativas son señaladas con castigos. Si no se premian a los niños bajo situaciones positivas, creerán que el único modo de tener la atención de sus padres es mediante la realización de un comportamiento negativo. El refuerzo positivo aumenta la autoestima, el auto concepto y las ganas de mejorar, al contrario de los castigos que pueden minar el estado de ánimo de un niño si se dan con demasiada regularidad. Los premios deben ajustarse a la edad y se recomienda que no sean materiales.

Claves de una comunicación positiva con nuestros hijos
  • Mensajes claros y breves.
  • Dirigir las críticas al comportamiento, expresando confianza y amor incondicional hacia la persona. 
  • Sustituir los reproches o los juicios demoledores.
  • Enfocarse juntos en soluciones a los conflictos. 
Límites del derecho de corrección

El derecho a educar con disciplina a los hijos, sin embargo, tiene sus límites. El uso de la violencia nunca puede tener fines educativos. Hay que respetar la integridad física y psíquica de los menores de edad, así como el desarrollo de su personalidad y su dignidad.

La salud no puede quedar comprometida y el castigo corporal no entra dentro de las facultades de un derecho de corrección. Hay que respetar la integridad física y psíquica de los hijos menores de edad, así como el desarrollo de su personalidad y su dignidad

Nota: Los tribunales han negado a los padres la facultad de corregir a sus hijos con actos físicos. Aunque hay matices, estos no cambian el hecho de que los padres no están nunca autorizados a utilizar el castigo corporal. Pero si hay que educar, hay que disciplinar y corregir. Y si la acción es insignificante, el Derecho Penal no intervendría, por aplicación del principio de intervención mínima. Queda permitido un azote como conducta correctiva física de muy leve intensidad, sin lesión alguna y sin utilizar ningún tipo de instrumento. Pero, para los Tribunales, un golpe con algún objeto, si causa lesiones, no puede considerarse insignificante.

¿Verdad que nadie se siente mejor consigo mismo después de levantar la voz? cuando se grita, normalmente nos sentimos más tensionados y enfadados. “le estoy enseñando a mi hijo que para las cosas importantes tiene que gritar y que no podemos comunicarnos de otra forma que no sea desde la falta de respeto. No solo somos su ejemplo, somos su faro y su guía”. Comunicarnos en su mismo plano, fomentar que tomen decisiones y sean responsables, dar pocas órdenes, claras, cara a cara y con voz bajita, tratar de relajarnos cuando nos vemos tensos y recordar que somos los adultos y no podemos culpar a nuestros hijos de que gritemos son algunas claves. La disciplina es, en sentido más positivo, un requisito inolvidable para asegurar un crecimiento equilibrado para un niño sano y preparado.

“si logramos gritar menos nos sentiremos mejor y podremos disfrutar más de nuestra familia y de nuestros hijos. Para eso los tuvimos, para crecer a su lado y ser felices juntos”

Otro motivo importantísimo para intentar educar sin gritar: nuestra propia tranquilidad, nuestra felicidad y nuestro bienestar.

En resumen, debemos basar nuestra técnica educativa en un modelo democrático, libre de antiguas técnicas basadas en el miedo y en la ciega autoridad. No debemos ser tampoco permisivos, es decir, debemos encontrar un equilibrio en el cual seamos representados como padres con capacidad disciplinaria a través de técnicas de escucha, diálogo y apoyo. La educación es un reto apasionante lleno de dudas y, aunque los niños no vienen con un manual de instrucciones bajo el brazo, nadie nos juzgará si echamos una ojeada a libros o artículos como este.

Todos estos consejos antes mencionados no quieren decir que haya que ser permisivo, que sería lo contrario a autoritario. Lo mejor es mantener un estilo democrático.

“la base y el truco siempre está en tratar a los hijos como nos gusta ser tratados por cualquier persona”

¿Cuál va a ser la primera técnica que emplees para mejorar el clima de tu hogar y el futuro de tu hijo?




Fuente: Compilador

miércoles, 27 de febrero de 2019

Terapia de Exposición para Aprender a Superar los Miedos

Para el tratamiento de una fobia específica, se recomienda la psicoterapia, porque no hay pruebas de la eficacia de los fármacos. El método de elección es la terapia de exposición o terapia de confrontación, que se realiza como parte de la terapia cognitivo conductual.
La terapia de exposición o la terapia de confrontación es un método de terapia conductual. Se usa a menudo en el tratamiento de trastornos de ansiedad, especialmente en fobias específicas, en agorafobia, claustrofobia con y sin trastorno de pánico, en fobia social y en trastorno obsesivo compulsivo.

Cómo funciona la terapia de confrontación

Con la técnica de exposición o confrontación, el paciente aprende a exponerse deliberadamente a las situaciones u objetos mediante los cuales se desencadenan sus temores. Inicialmente, el terapeuta le explica al paciente cómo se ha desarrollado su trastorno de ansiedad.

Detectar y enfrentar el miedo

En esta fase preparatoria, se aclarará con mayor rapidez qué situaciones desencadenan la ansiedad y a qué comportamiento de evitación se ha acostumbrado el paciente. Además, en esta fase, se pueden enseñar técnicas de relajación que pueden ayudar al paciente más adelante a abordar los síntomas de ansiedad. A través de una confrontación con el gatillo o desencadenante, el paciente finalmente aprende a lidiar con el estímulo y reducir su ansiedad.

En el siguiente paso, puede tener lugar una confrontación mental, es decir, el paciente imagina el desencadenante de ansiedad y la confrontación con esto. Hoy en día, una “realidad virtual” (VR) generada por computadora se usa cada vez más y con mayor efectividad.

Esto es seguido por la confrontación en vivo, es decir, llevar la confrontación a un escenario real. Es posible abordar la situación que desencadena la ansiedad o el objeto en etapas (entrenamiento de habituación) o completar el estímulo de inmediato (llamado inundación o implosión).

Técnicas de exposición
Existen diversas técnicas de exposición con las cuales realizar el tratamiento para reducir la ansiedad y superar el miedo. Todas tienen el mismo principio que es enfrentar el objeto o situación, sin embargo, en cada técnica se tratan diferentes miedos o trastornos.
  • Exposición in vivo: con esta técnica nos referimos al contacto directo con la fuente del miedo, la situación que se teme o la fobia. Por lo general esta técnica es dirigida por el terapeuta.
  • La exposición interoceptiva: Esta técnica de exposición consiste en confrontar la sensaciones físicas, por ejemplo lo que ocurre al desencadenarse la fobia, que es el típico sudor de manos, sonrojarse, aumento de las pulsaciones, falta de aire, malestar general entre otros.
  • Usar imágenes: En esta terapia de confrontación se emplean imágenes en fotografías, audios, vídeos, diapositivas u otro tipo de formato, es efectivo en el caso del tratamiento para el trastorno obsesivo compulsivo. En ese caso se graban en audio las obsesiones, o se gravan en vídeo y se escuchan o ven durante el día, de esta manera se consigue la exposición funcional cognitiva.
  • Confrontación imaginaria: Esta técnica de exposición consiste en imaginar el enfrentamiento con la fobia, situación que genera conflictos en el paciente, o el causante de la ansiedad o miedo. Para ello se debe evocar, de manera imaginaria, los escenarios, entornos y personajes que puedan facilitar la recreación del miedo, la ansiedad, el trastorno o la problemática.
  • Recreación simulada en la sesión terapéutica: Esta terapia de exposición consiste en exponer al paciente, por ejemplo, con fobia social, para que pueda debatir, iniciar una charla o dar un discurso frente al terapeuta.
  • Uso de juegos o la escritura: Esta técnica consiste en realizar un dibujo o realizar un cuento o escribir sobre una experiencia traumática, sobre el miso o fobia que el paciente padece.
Terapia de exposición para fobias
Para el tratamiento de una fobia específica, los expertos recomiendan la psicoterapia solo porque no hay pruebas de la eficacia de los fármacos. El método de elección es la terapia de exposición o terapia de confrontación, que se realiza como parte de la terapia cognitivo conductual.

El tratamiento ambulatorio suele ser suficiente para el tratamiento de fobias específicas. Si no hay otros trastornos mentales, pocas sesiones de terapia pueden ser suficientes para superar las fobias.

Confrontación con el miedo
La idea de la terapia de exposición es que el paciente, al enfrentar sus temores, puede descartar temores irreales. Junto con el terapeuta, la persona interesada debe buscar las situaciones exactas en la terapia que ha evitado debido a la fobia.

Al principio, el paciente sentirá una gran ansiedad y fuertes síntomas físicos, pero estas sensaciones negativas eventualmente disminuirán si puede soportarlas. Así que el paciente tiene una nueva experiencia. Aprende que el miedo desaparece, que puede soportarlo y controlarlo. El antiguo patrón de miedo se sobrescribe y la ansiedad se reduce al menos a un nivel tolerable.

Superar el miedo aumenta nuestra resistencia y confianza
Por lo general, los pacientes ansiosos evitan la activación de su fobia en la medida de lo posible, lo que a menudo conduce a un deterioro significativo en la vida cotidiana. En la terapia de exposición, el paciente puede experimentar que la situación es soportable y no causa efectos adversos. Entonces se acostumbra a la situación, el miedo disminuye y finalmente desaparece por completo.

La exposición puede tener lugar como una terapia individual o en grupo. El contacto con otras personas afectadas puede tener un efecto muy alentador y motivador, por lo que complementar la terapia individual tiene mucho sentido.

La primera exposición debe ser dirigida idealmente por un terapeuta. A partir de entonces, el paciente también puede hacer frente de forma independiente a los desencadenantes de ansiedad y así fortalecer su confianza en sí mismo. Para superar los miedos, las técnicas de exposición deben ser establecidas por el terapeuta que pueda aplicar la terapia de confrontación adecuada para el paciente, evaluando su edad, síntomas asociados y el contexto general de la fobia o trauma.


Fuente: Menteasombrosa 

lunes, 18 de febrero de 2019

Trauma Psicológico

El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V) creado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, lo define como una exposición a la muerte, lesión grave o violencia sexual, tanto de manera real como en forma de amenaza. Incluyen en el trauma tanto la experiencia directa, como la presencia, el conocimiento del suceso y la exposición reiterada a detalles repulsivos
¿Qué es el Trauma Psicológico?

El Trauma Psicológico es el resultado de la exposición a un acontecimiento estresante inevitable que sobrepasa los mecanismos de afrontamiento de la persona. Cuando las personas se sienten demasiado sobrepasadas por sus emociones, los recuerdos no pueden transformarse en experiencias narrativas neutras. El terror se convierte en una fobia al recuerdo que impide la integración (síntesis) del acontecimiento traumático y fragmenta los recuerdos traumáticos apartándolos de la consciencia ordinaria, dejándolos organizados en percepciones visuales, preocupaciones somáticas y re-actuaciones conductuales.

¿Cuándo se produce un Trauma Psicológico?

Los sucesos o acontecimientos traumáticos pueden clasificarse en dos categorías:

1.Intencionados: agresiones, relación de violencia en la pareja, terrorismo, secuestro, tortura, muerte de un hijo, abuso sexual y maltrato infantil.
2.No Intencionados: accidentes, catástrofes naturales o muertes repentinas por enfermedad.

Este factor de clasificación es importante e influyente en la percepción por parte de la persona del acontecimiento traumático. La gravedad, duración, proximidad (grado de exposición) y frecuencia del trauma son también variables importantes. Constituyendo además factores de génesis para un Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT).

20 síntomas característicos tras un Evento Traumático: El Trauma Psicológico
  1. Síntomas emocionales, sentimientos como humillación por lo sufrido, culpa pensando que se hizo algo malo para que ocurriera, ira e injusticia por no haber podido evitarlo o por sentir que no debería haber ocurrido.
  2. Pérdida de confianza personal, incluso de confianza hacia la vida, experimentando sentimientos de indefensión y desesperanza.
  3. Irrupción de ideación suicida.
  4. Presencia de ansiedad cognitiva y conductual, a través de rumiaciones y evitaciones.
  5. Presencia de ansiedad fisiológica, experimentando activación física intensa y conductual manifestada en sobresaltos.
  6. Sintomatología depresiva: apatía, pérdida de disfrute, tristeza…
  7. Preocupación constante por el trauma, con tendencia a revivir el suceso (re-experimentaciones o flashbacks).
  8. Sensación de peligro constante.
  9. Comportamientos autodestructivos o peligrosos, elevada impulsividad…
  10. Alta reactividad a estímulos emocionales e inestabilidad afectiva.
  11. Cambio en el sistema de valores, especialmente la confianza en los demás y la creencia en un mundo justo.
  12. Baja autoestima.
  13. Consumo de alcohol u otro tipo de drogas o fármacos.
  14. Problemas en las relaciones interpersonales, aislamiento, modificación de la manera de vincularse con los demás (dependencia emocional).
  15. Percepción de incontrolabilidad y vulnerabilidad recurrentes, experimentando temor a vivir en un mundo que se percibe como peligroso.
  16. Alteraciones en el ritmo y contenido del sueño.
  17. Somatizaciones.
  18. Problemas sexuales.
  19. Problemas con la alimentación (disminución o aumentos considerables del apetito, desregulación de pautas alimentarias o ingestión elevada de alimentos poco saludables).
  20. Alteración de la actividad cotidiana de la persona.
Indicadores de trauma en el infante: pueden ser trastornos del sueño, afecciones gastrointestinales, ansiedad, inquietud, ira, violencia, agresión, depresión y apatía.

Los traumas pueden ser heredados por la madre desde el vientre y estar presentes antes de que la persona tenga memoria racional o consciente. Si la mujer tiende a la angustia, es aprensiva o padece alguna situación durante su embarazo, el bebé puede nacer con un sistema desregulado. “Cuando un bebé tiene problemas físicos, llora mucho, tiene reflujo o no pude dormir, tiene un sistema nervioso desregulado, lo mismo ocurre cuando crece, va a la escuela y presenta trastorno por déficit de atención”.

Principales efectos de un trauma psicológico

Ahora que ya hemos conocido los principales síntomas que presenta un trauma, podemos pasar a hablar de los efectos que origina. Y es que en este caso, podemos encontrar los principales efectos en el individuo:
  1. Trastornos físicos y psicológicos: Uno de los principales efectos de un trauma reside en los diferentes trastornos que puede ocasionar, tanto en el plano físico como en el psicológico.
  2. Estos trastornos, de no tratarse a tiempo y de la mano de un especialista, pueden llegar a hacerse crónicos y potenciar a su vez otra serie de trastornos y fobias.
  3. Problemas de adaptación: La suma de la evitación con los trastornos anteriormente comentados, crean una serie de problemas de adaptación en el individuo, que le impiden llevar una vida normal.
  4. Trastornos crónicos: Es la persistencia de los traumas psicológicos que con el tiempo puede ocasionar una serie de efectos crónicos. Por ello, resulta necesario tratar este tipo de situaciones a tiempo  a través de un especialista en salud mental que pueda ayudar con la terapia adecuada.
Una amenaza contra el bienestar físico y emocional

Se cree que estos padecimientos son psicológicos, pero en realidad son fisiológicos: se quedan en el sistema nervioso y en el cerebro. Quien vive con traumas, considera que su cuerpo no es un lugar seguro donde estar, pero tampoco lo es el mundo, y cuando una persona no se siente segura, no puede aprender ni jugar”.

¿Se puede superar un trauma psicológico?

Una vez que conocemos todos los síntomas y efectos del trauma, nos surge una pregunta clave: ¿es posible superarlo? Y en ese caso, ¿cuál es la mejor vía para hacerlo?.

Lo cierto es que un trauma psicológico puede superarse si se pone el caso en manos de psicólogos profesionales.  Lo más recomendable es que, tras sufrir una experiencia amenazante en la que se haya experimentado un sobresalto emocional, se acuda a un profesional de la salud mental y poder tratar sus posibles efectos cuanto antes.

Red


martes, 12 de febrero de 2019

¿Qué es la Psicosis Reactiva?

La psicosis es una alteración de la percepción, la conducta, las emociones y el pensamiento que pueden llevar a las personas a experimentar una grave desconexión con la realidad.
La psicosis reactiva es un trastorno psicológico poco común en cual se dan periodos de comportamiento psicótico de manera repentina y de poca duración. Estos comportamientos psicóticos pueden llegar a ser desde alucinaciones, delirios o confusión entre otros.

Causas

Aunque las causas de este trastorno no están del todo claras, hay una posible relación genética importante para su desarrollo. Parece ser que es más común que esta condición aparezca en personas que tienen familiares que padecen o han padecido desórdenes psicóticos o del estado de ánimo, como esquizofrenia, trastorno bipolar o depresión.

La psicosis reactiva es un trastorno que no solo se desarrolla por causas biológicas o genéticas, sino también contextuales. Así, un evento traumático como una pérdida trágica o un accidente violento, pueden desencadenar este estado de alteración y desconexión de la realidad.

Además, otras características de la personalidad como unas habilidades de afrontamiento pobres, pueden hacer más propensa a una persona a reaccionar de esta manera desadaptativa  como arma de defensa ante una realidad muy estresante.

Este padecimiento afecta con mayor frecuencia a las personas entre los 20, 30 y 40 años. Las personas que padecen trastornos de personalidad corren un riesgo mayor de sufrir este tipo de psicosis.

Síntomas

La sintomatología abarca desde delirios, alucinaciones o desorientación, hasta comportamiento catatónico y alteraciones de la atención y la memoria.

1.- Delirios: Los delirios conforman una serie de creencias que, aunque el paciente cree firmemente en ellas, no poseen ningún tipo de base lógica, ni pueden ser demostradas de ninguna manera.

A pesar de que existan diversos tipos delirios, en el trastorno psicótico breve predominan los delirios de persecución, de grandeza y los delirios de referencia.

2.- Alucinaciones: Asimismo, otro de los síntomas más comunes dentro de las alteraciones psicóticas son las alucinaciones. En estas, la persona percibe de forma real hechos o imágenes que nunca han tenido lugar y en los que cree por completo no percibiéndolos como alucinaciones.

3.- Pensamiento y lenguaje desorganizado: Mientras dura el episodio de psicosis, la persona abandona cualquier relación lógica de sus pensamientos, apareciendo las ideas de forma caótica y desorganizada.

A raíz de este pensamiento desorganizado, el paciente experimenta alteraciones en los procesos de atención y memoria, así como grandes dificultades en el lenguaje y el habla. Algunos ejemplos de estos síntomas son hablar incesantemente del mismo tema, pasar continuamente de un tema a otro, y presentar un discurso lleno de incoherencias.

4.- Comportamiento catatónico: Dentro del comportamiento catatónico pueden incluirse un gran número de alteraciones motrices. Estas alteraciones incluyen parálisis o inmovilidad, hiperactividad, inquietud o excitación o mutismo. Asimismo, también se incluyen movimientos estereotipados, ecolalia o ecopraxia.

5.- Otros síntomas: Además de todos los síntomas mencionados anteriormente, existen una serie de comportamientos o conductas directamente relacionadas con este tipo de trastorno. Estas señales incluyen:
  • Desorientación.
  • Comportamientos o conductas extrañas.
  • Cambios importantes en los hábitos diarios.
  • Descuidar la higiene y el cuidado personal.
  • Imposibilidad de tomar decisiones.
Los síntomas no se deben al consumo de alcohol ni de otras drogas y duran más de un día, pero menos de un mes.

Existen tres tipos de psicosis reactiva breve:
  1. Psicosis reactiva con un factor externo desencadenante claro: En este tipo de psicosis reactiva existe un factor clave externo que ha desencadenado el trastorno y que puede detectarse con claridad, normalmente un evento estresante o traumático que lleva a la persona afectada a un nivel de ansiedad o estrés elevados.
  2. Psicosis reactiva sin un factor desencadenante obvio: Es el trastorno psicótico breve que aparece sin que aparentemente haya ocurrido un evento estresor o traumático previo.
  3. Psicosis reactiva durante el periodo postparto: Este tipo de psicosis reactiva aparece en mujeres durante las primeras semanas tras haber dado a luz, sin embargo, este subtipo no es un fenómeno especialmente común.
Pruebas y exámenes

Una evaluación psiquiátrica puede confirmar el diagnóstico. Un examen físico y pruebas de laboratorio pueden descartar una enfermedad como la causa de los síntomas.

Tratamiento

Por definición, los síntomas psicóticos desaparecen por sí solos en menos de un mes. En algunos casos, la psicosis reactiva breve puede ser el comienzo de una afección psicótica más crónica, como la esquizofrenia o el trastorno esquizoafectivo. Los fármacos antipsicóticos y/o antidepresivos pueden ayudar a reducir o detener los síntomas

Durante el desarrollo de la psicosis reactiva, los profesionales de la salud suelen evaluar los síntomas para descartar otras causas y además, los pacientes suelen ser supervisados con miras a controlar un posible daño a sí mismos o a los demás y los profesionales pueden acompañar el tratamiento con psicoterapia para conseguir que el paciente comprenda lo que le está sucediendo y pueda manejar los síntomas de manera más eficaz y pueda ayudarle a enfrentar el estrés emocional que desencadenó el problema.

Expectativas (pronóstico)

La mayoría de las personas con este trastorno tiene un buen pronóstico. Se pueden presentar episodios de recaídas en respuesta al estrés.

Posibles complicaciones

Como sucede con todas las enfermedades psicóticas, esta afección puede perturbar gravemente la vida y posiblemente llevar a violencia y suicidio.

Cuándo contactar a un profesional médico

Llame para hacer una cita con un profesional en salud mental si presenta síntomas de este trastorno. Si está preocupado por su propia seguridad o la de otra persona.




Referencias
Psychology Today. Brief Psychotic Disorder
American Psychiatric Association. Schizophrenia spectrum and other psychotic disorders. In: American Psychiatric Association. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders. 5th ed. Arlington, VA: American Psychiatric Publishing. 2013:87-122.
Freudenriech O, Brown HE, Holt DJ. Psychosis and schizophrenia. In: Stern TA, Fava M, Wilens TE, Rosenbaum JF, eds. Massachusetts General Hospital Comprehensive Clinical Psychiatry. 2nd ed. Philadelphia, PA: Elsevier; 2016:chap 28.