miércoles, 10 de marzo de 2021

La Ira Narcisista

La ira narcisista es una reacción a la herida narcisista, es decir, una reacción a una amenaza percibida por el narcisista sobre su autoestima.1​ Es una expresión acuñada por Heinz Kohut en 1972. La expresión herida narcisista es una expresión usada por primera vez por Sigmund Freud en 1920.2​ Estos conceptos tienen (como la propia psicología del sí mismo) profundas raíces en la exploración del psicoanálisis de la primera mitad del siglo XX.

La autoestima grandiosa, la vanidad y pensar que tienen más derechos que otra persona son las características principales de este trastorno de personalidad. Cuando esto es desafiado se conoce como ira narcisista. Se estima que los narcisistas tienen dos capas o niveles de ira. La primera capa puede considerarse como un enojo constante (hacia alguien), mientras que la segunda es una cólera auto dirigida.

Cuando un narcisista se siente amenazado, contrariado o vulnerado, evidencia una ira peligrosa. Estas reacciones pueden ser en ciertos casos, violentas y dar lugar incluso a la agresión física o psicológica.

La ira narcisista puede manifestarse de muchas maneras, pero en todas ellas se exhibe una forma concreta de violencia. Esta reacción acontece cuando el narcisista se siente vulnerado, ignorado o decepcionado.

No se trata solo de una mala gestión emocional ni de falta de educación. La ira narcisista es reflejo de un trastorno de la personalidad en el que se integran múltiples factores. La crianza recibida, el egocentrismo, la falta de empatía, la intolerancia a la frustración, el nulo control de los impulsos y a menudo hasta un trauma no tratado suelen perfilar esta realidad tan compleja. No obstante, y a pesar de que quien más y quien menos ya conoce o ha convivido con una persona con estas características, hay algo de lo que no se habla demasiado. Cuando una persona narcisista llega al límite y se siente dañada o amenazada, la conducta que evidencia es tan peligrosa como sobredimensionada. Nos explicaba el doctor Kohut en su libro Reflexiones sobre el narcisismo y la ira narcisista que el origen de esta realidad psicológica está en buena parte de los casos en un trauma no tratado ni gestionado.

La ira narcisista estalla cuando se vulnera o se roza de algún modo el sentido del “yo” que ha construido la persona. El problema es que, por término medio, evidencian una autoestima muy baja y esto explica por qué procesan casi cualquier evento o fenómeno como una amenaza. Donde el poder y el control son las dos caras de una misma moneda, trabajan unidos para proteger al individuo ante la vulnerabilidad que arrastra por experiencias vividas durante su infancia.

El ego de una persona narcisista es muy frágil. Basta un simple roce, para que se sienta dolido y amenazado. Es común que interpreten cualquier comentario como una humillación, una mirada como una burla, un gesto concreto como una muestra de desprecio. Son desconfiados y muy malos gestores de la comprensión, la reflexión o la objetividad.

Por tanto, si nos preguntamos de dónde proviene la ira narcisista, podemos centrarnos en tres desencadenantes:

Frágil sentido de sí mismos: Detrás de muchos narcisistas hay traumas, vivencias dolorosas no superadas. Una mala infancia, el desapego de los progenitores o una familia disfuncional. Todo ello puede asentar las bases de este trastorno. En este contexto, es fácil que la persona integre sentimientos de rabia, vergüenza, y de no sentirse amados ni valorados. Esas dimensiones dificultan el poder edificar un sentido de sí mismos, una identidad segura y madura. Sin embargo, y como mecanismo de defensa, desarrollan una armadura en la que brilla el sentido de grandilocuencia, la necesidad de ser el centro de atención, etc. Cuando esto no se logra, emerge toda la ira acumulada, toda la frustración mal gestionada…

La necesidad de proteger el ego: Si se le contradice, se le desafía. Quien le lleve la contraria está atentando contra esa armadura de oro que tanto se ha esforzado por construir. Si no se le ofrece la atención que requiere, estalla porque le retiramos aquello que más necesita: el refuerzo para nutrir su baja autoestima.

La ira narcisista y el miedo subyacente: La ira narcisista no es solo una reacción violenta, no es únicamente un resorte que estalla ante un sentimiento de frustración por no tener lo que se desea. Lo que hay en realidad es miedo. En este perfil subyace un temor profundo a que quede en evidencia su fragilidad. También a perder aquello que está bajo su control, a caer de su trono, a que quede expuesta su débil personalidad.

Agregare algo muy común que veo en el consultorio, el Falso sentido del yo: El narcisista tiene un sentido falso de quién es él y sus capacidades. Esto a menudo se inculca en la infancia y se nutre de cuidadores que aceptan nada menos que la perfección del niño. Detrás de este falso sentido del yo está el sentimiento narcisista de que no es amable por quién es él o por lo que ofrece en las relaciones. En una relación íntima, cuando el narcisista percibe a su pareja como incrédulo acerca de quién es él, esto hace que surja la ira narcisista. El narcisista es propenso a las relaciones superficiales que nutren el falso sentido del yo. Cuando una persona se acerca demasiado al narcisista, esto altera el equilibrio de lo que entiende por estar con quien la pareja realmente percibe que es, tentando aún más la defensa del narcisista. No son capaces de contemplar la posibilidad de una malinterpretación o la ausencia de intención en los hechos, automáticamente se activa un mecanismo de auto referencia que es imposible detener, valora los gestos de su pareja como acciones dirigidas a él mismo. En este sentido, una persona narcisista no podrá tener relaciones íntimas verdaderas o duraderas, porque no permitirá que conozcan sus vulnerabilidades que restarían credibilidad a su "ser perfecto".

Lo que provoca la ira del narciso, es no darles lo que él desea. Cualquier situación donde se vean menospreciados, ignorados, abusados, maltratados, disminuidos, inferiores, contradecidlos, criticados, rechazados, puestos en último lugar o que simplemente se les diga la palabra NO. Son campo minados. Con un ego tan frágil como resultado de una herida narcisista, el narcisista es fácilmente herido y humillado. Incluso los comentarios o actos más inocentes los puede malinterpretar como un intento de menosprecio a su persona.

La pérdida del suministro narcisista experimentado en la infancia se convierte en un miedo patológico y generalizado en el narcisista adulto, un temor que los hace hipervigilantes ante cualquier daño narcisista posterior. Como consecuencia, las personas con trastorno narcisista de la personalidad, están siempre en un estado de vigilancia contra el ataque, buscando constantemente cualquier forma de desprecio hacia ellos (real o imaginaria), y si detectan “ser atacados”, sacan su ira narcisista. Su necesidad de venganza es primordial, porque cada herida narcisista los llena de vergüenza y autodesprecio. En un intento de reconstruir su falso yo y la autoestima, recurren a su ira para restaurar su sensación de seguridad y poder. La ira de los narcisistas se compone de dos componentes; la primera capa es rabia hacia la otra persona, mientras que la segunda capa es rabia hacia sí mismos.

Los desencadenantes o detonantes son diferentes para cada persona, es cuestión de observar individualmente a estas personas y determinarlo, pero recordemos que es un Trastorno de personalidad.

Todo narcisista tiene una piel emocional muy fina, por lo tanto, cuando se le desafía o caen sus barreras protectoras, emerge lo peor de él.  Algo así tiene un serio impacto en todos los niveles de la vida de esa persona. Es una realidad psicológica muy compleja que requiere apoyo profesional y una adecuada terapia.

 La ira en el narcisista puede socavar relaciones e incluso, acabar con su propia salud mental...


Red

martes, 2 de marzo de 2021

¿Tienes un Psicópata en tu Vida?

"Si hay un psicópata en tu vida, no te detengas, corre"... sólo entre un 2 y un 3% cometen actos delictivos, sin embargo hay entre un 10 y un 12% que pasan totalmente desapercibidos, e incluso son personas bien consideradas socialmente.

En tu vida puedes llegar a conocer hasta 60 psicópatas (tu jefe, compañeros de trabajo, amistades, vecinos, pareja, familiares…) aunque estés convencida de que no lo son en absoluto, por eso intentaré dar algunas pautas para que podamos reconocerles. Hay que tener en cuenta que todos los psicópatas son depredadores emocionales y narcisistas, y por tanto habrá muchas características comunes con este tipo de personas, también muy tóxicas, pero ello no nos puede llevar a concluir que éstos últimos presenten psicopatía.

Cualquier mujer, puede ser víctima de un psicópata, pero si eres entregada, confiada, extrovertida, alegre, activa, trabajadora, generosa…posees las características para ser la víctima ideal de un psicópata, y si caes en sus redes, tienes garantizado el maltrato en cualquiera de sus formas, que son tan variadas como personas haya, pero todos tienen unas características comunes que les definen. En este artículo me fijaré en esa forma de maltrato que pasa desapercibida para la sociedad (pues rara vez hay grandes violencias o escándalos públicos que puedan hacer intervenir a la policía, son pequeños actos que no dejan rastros judiciales) e incluso para la víctima durante un tiempo más o menos largo, pero que la va corroyendo poco a poco y sibilinamente por dentro. De esa forma que te vacía el alma y te anula como mujer hasta el punto que ya no sabes ni quién eres.

Los psicópatas son personas muy peligrosas porque carecen de sentimientos, incapaces de querer a nadie, ni siquiera a sus propios hijos/as, sin embargo pueden simular las emociones a la perfección, ya que son excelentes actores, para manipular y utilizar a las personas a su antojo, sin escrúpulos. Difunden rumores perversos y mienten mirándote a la cara, sin sentir la más mínima inquietud porque se les pille ya que son capaces de encadenar una mentira con otra y no les importan las consecuencias. La única emoción que sienten es la ira y también pueden disfrutar con el sufrimiento de sus víctimas. Tratan a las mujeres como objetos que están ahí para cumplir sus expectativas y servir a sus propios intereses y cuando dejen de hacerlo, simplemente las desechan o las destruyen sin ningún remordimiento, pues no tienen nunca sentimiento de culpa ni de miedo y carecen de empatía, por eso pueden infringir cualquier norma ya sea social o moral. No tienen conciencia, pero son muy conscientes de sus actos, que planifican con frialdad y sin prisas, aunque en ocasiones su impulsividad les puede delatar. Su egocentrismo es extremo. Sólo se conoce su naturaleza a través de las consecuencias de sus actos, nunca por sus palabras.

La imagen pública que muestran suele ser de personas afables, agradables, detallistas, con un encanto personal, serviciales, en fin, lo que llamamos personas encantadoras. Se pueden mostrar como víctimas de todo el mundo, alguien que necesita ayuda, de este modo inducen a la piedad, a la compasión y provocan una reacción de empatía, acogida y disminución de las barreras afectivas, consiguiendo así que les abran su corazón obteniendo un conocimiento muy valioso para ellos, especialmente de sus debilidades, para utilizarlas a su favor. Fabrican una máscara social que les cubrirá las espaldas y dejará en la indefensión absoluta a sus víctimas. Como son excelentes manipuladores pueden simular las emociones que ésta necesita para engatusarla y conseguir sus fines, hasta el punto de que acabará haciendo lo que el otro quiere y estando a su vez convencida de que lo hace porque lo elige ella libremente. No dan puntada sin hilo. Nunca hay victorias con ellos, sólo diferentes grados de derrota. Les encantan los puestos de poder a los que pueden llegar con facilidad por su falta de escrúpulos, pudiendo sacar mucho más provecho y hacer mucho más daño. Suelen ser vagos, aunque también pueden ser muy activos en aquello que les interesa y motiva, pero todos son expertos en sacar partido de lo que se les ponga al alcance.

Ninguna persona con conciencia puede imaginar que haya alguien tan perverso que su único objetivo sea explotar emocional, sexual, financiera y/o socialmente a una mujer durante el tiempo necesario hasta que encuentren algo mejor, porque pensamos que todas funcionamos con los parámetros de moralidad personal y social. Son especialmente difíciles de detectar los que visten hábitos religiosos. Cuando te eligen como pareja, no hay nada comparable con la depredación que vas a sufrir. Son tremendamente seductores y al principio de la relación practican “el bombardeo amoroso”. Es la fase en la que se muestran muy complacientes, extremadamente detallistas, candorosos, atentos a cubrir cada necesidad que tengas, te hacen sentir que eres única y especial, se convierten en “tu alma gemela” y esto provoca la segregación de oxitocina, que a su vez actúa como una droga liberando neurotransmisores como la dopamina, la noradrenalina y la serotonina que inundan el cerebro de feniletilamina, consiguiendo un estado de enamoramiento ciego y un efecto de “enganche” muy fuerte, un vínculo traumático que funciona como una adicción. Por eso no dejan descansar a su víctima y suelen acelerar el momento de vivir juntos o de contraer matrimonio porque ellos no tienen nada que perder y mucho que ganar. Además suelen aderezar este bombardeo con una práctica sexual muy satisfactoria, básicamente porque su nivel de testosterona suele ser alto.

Si crees haber encontrado a tu alma gemela, desconfía, porque simplemente, no existe. En un estado emocional saludable, cualquier ser humano es precavido antes de formalizar una relación por la trascendencia que ello conlleva, por eso se establece un tiempo más o menos prolongado (noviazgo), que permite conocer más en profundidad a la pareja antes de decidirse. Una vez creado el vínculo, la “dosis de droga” para mantenerte fiel al psicópata empieza a ser escasa y esporádica, exclusivamente cuando es necesario para mantenerte ahí, donde ellos quieren que estés.

Practican el desprecio hacia ti constantemente, incluso sin necesidad de insultos ni golpes, sólo con comentarios dañinos, mostrando indiferencia, lejanía, jamás valoran nada de lo que haces y te pueden ridiculizar en público de una forma muy sibilina y poco a poco vas sufriendo un ataque emocional continuo con el objetivo de erosionar tu autoestima y hacerte creer que sin él, no eres nada. Al mismo tiempo intenta aislarte de las personas de tu entorno con comentarios destructivos hacia cualquier persona que sea cercana a ti. Disfruta de plena libertad para hacer lo que quiere pero necesita controlar todo lo que haces tú y te van moldeando a su antojo de una forma insidiosa y silente. Es casi imposible que lo puedas ver porque este proceso es lento, como una lluvia fina que va calando y tú sigues tremendamente enamorada de él y convencida de que te quiere y de que todo lo hace es por tu bien, porque es una buena persona. Encontrarás siempre mil razones para disculparle y jamás delatarás las inquietudes o dudas que te puedan surgir ya que se muestra encantador con los de fuera, especialmente tu familia y amigos (mientras los conserves), y si algo dices de él, serán siempre cosas positivas. Acabas creyendo que realmente tiene razón y eres tú la equivocada porque no puedes creer que alguien “que te ha demostrado que te quiere”, pueda hacer todo esto de una forma fría, premeditada y consciente.

Utilizan con mucha frecuencia el uso del victimismo, que les resulta muy rentable; por ejemplo, si eres generosa, manifestarán problemas económicos, siempre por culpa de otras personas; si eres activa y trabajadora, se mostrarán inútiles e incapaces de hacer cualquier cosa que no quieran; si eres compasiva, te pueden amenazar con suicidarse, aunque no tengan la más mínima intención de hacerlo; pueden simular una enfermedad durante el tiempo necesario para conseguir sus fines. En fin, son tremendamente tenaces para conseguir sus objetivos sin importar el medio que usen. Son fríos y distantes y por mucho que te esfuerces en dárselo todo, jamás será suficiente y por supuesto, nunca recibirás nada a cambio, sólo “amor envenenado”.

Pueden mostrarse complacientes y atentos con otras mujeres del entorno o con antiguas parejas, pero nunca contigo, porque así sube su “cotización” frente a ti (es lo que Piñuel nombra como “triangular” la relación). Si comentas algo al respecto te harán ver que estás equivocada, que eres celosa, que ves fantasmas donde no los hay, socavando la confianza en ti misma. Sin darte cuenta sufrirás un proceso de disonancia cognitiva, un estado de confusión porque ves que hay cosas que no cuadran pero al mismo tiempo no puedes creer que “tu alma gemela” quiera hacerte daño y mucho menos, que no te haya querido nunca. Acabas convencida de que eres tú la que está equivocada. 

Al cabo de un tiempo, serás más consciente de su mirada fría y distante, habrás podido constatar que es capaz de todo, incluso en el último extremo, de matarte a ti o a tus hijos, con tal de salirse con la suya, que es impasible ante tu sufrimiento y el miedo se instala en tu interior de forma permanente. Pero sigues callada…Cuando alguien es castigada de manera continuada y sin razón lógica se genera una indefensión psicológica que lleva a la paralización, la depresión y la sensación de abandono. Este estado de despersonalización y dependencia emocional alimentada de continuo genera un vínculo traumático, pudiendo padecer el síndrome de Estocolmo: cuanto más maltrato, más dependencia. Es frecuente que se dé una amnesia perversa, es decir, sólo se recuerdan los buenos momentos vividos con el maltratador, que a su vez refuerza el apego al psicópata. Ninguna víctima es masoquista, esta amnesia es un recurso de pura supervivencia, porque te sientes incapaz de salir de esa relación y necesitas seguir viviendo, especialmente si tienes hijos y dependes económicamente de él.

Es muy difícil salir de estas relaciones porque además, cuando son abandonados, intentan por todos los medios que vuelvas con ellos y lo consiguen con frecuencia, en muchos casos, hasta siete veces. Se presentan ante los demás como víctimas de sus víctimas y acabas siendo tú la responsable de su sufrimiento, intentando que todo el mundo se ponga en contra tuya, también tus hijas y tus hijos, que son víctimas de este proceso psicopático y sufren una destrucción personal tremenda e invisible, y tú estás tan destruida y anulada, que te sientes incapaz de afrontar la vida en estas condiciones. Pero no es imposible salir. Es muy importante que tu círculo más próximo crea en ti, que sepa que no eres culpable ni responsable de lo que has sufrido, que padeces un estrés postraumático muy fuerte y que te apoye con paciencia, comprensión, aceptación y mucho cariño. Tú no eres culpable.


Fuente: Clara de Campo, la nueva crónica. 

martes, 23 de febrero de 2021

Diagnóstico y Manejo de la Depresión en Niños y Adolescentes en Atención Primaria

A nivel nacional los trastornos depresivos alcanzan el tercer lugar de frecuencia dentro de los trastornos psiquiátricos, luego de los trastornos ansiosos y disruptivos del comportamiento1. Durante la infancia alcanzan una prevalencia de 2%, cifra que aumenta hacia la adolescencia llegando al 8%, y mostrando una distribución de 2:1 entre mujeres y hombres.2

Aunque la etiología y fisiopatología de la depresión no está del todo clara, existen aspectos biológicos que están relacionados con su aparición; heredabilidad genética, desregulación de los sistemas serotoninérgicos y noradrenérgicos, disfunción del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal y la influencia de las hormonas sexuales durante la pubertad3. Dentro de los factores ambientales se describe: vivir con un solo padre o con otras personas (no padres), experiencias de pérdida o abuso, antecedente de psicopatología de algún progenitor y un entorno familiar disfuncional.1,4

La depresión en niños y adolescentes sigue un curso crónico y prolongado. La mayoría remite de su primer episodio en 7 a 9 meses, sin embargo, ese período se suele asociar a alteraciones a nivel cognitivo con pobre rendimiento escolar, dificultad en las relaciones con pares y familiares, mayor riesgo de abuso de sustancias, ideación suicida y nuevos episodios recurrentes.4

Los principales diagnósticos diferenciales de los trastornos depresivos durante la infancia y adolescencia incluyen: trastorno adaptativo, bipolar o ansioso, uso de sustancias o fármacos (anticonceptivos y corticoides), y enfermedades orgánicas tales como anemia, hipotiroidismo, epilepsia y déficit de vitamina B12.5

Diagnóstico 

El diagnóstico de un episodio depresivo mayor (EDM) es clínico y se realiza mediante una completa anamnesis y una exploración acuciosa del estado mental del niño o adolescente. 

Criterios DSM V

Cinco o más de los síntomas siguientes, presentes durante las últimas dos semanas y que representen un cambio al funcionamiento previo; Al menos uno de los síntomas es (1) Ánimo bajo (disforia) o (2) Pérdida del interés o de placer (anhedonía).

  • Animo bajo la mayor parte del día, casi todos los días, ya sea por reporte subjetivo u observado por otros. En niños y adolescentes, el estado de ánimo puede ser irritable.
  • Disminución importante del interés o placer en casi todas, de las actividades todo el día, casi todos los días.
  • Baja significativa de peso sin dieta o aumento de peso (5% de cambio) o cambios en el apetito casi todos los días. En niños considerar el fracaso para el aumento de peso esperado.
  • Insomnio o hipersomnia casi todos los dias.
  • Agitación o retardo psicomotor casi todos los días.
  • Fatigabilidad o perdida de energía casi todos los dias.
  • Sentimientos de inutilidad o culpabilidad excesiva, casi todos los dias.
  • Disminución de la capacidad para concentrarse, casi todos los días.
  • Pensamientos recurrentes de muerte (no solo miedo a morir), ideación suicida recurrente sin plan específico o intento suicida o plan específico para cometer suicidio.

Los síntomas causan molestias clínicamente significativas o deterioro en las funciones sociales, ocupacionales, u otras áreas importantes del funcionamiento.

El episodio no es atribuible a los efectos de sustancias u otra condición médica.

La ocurrencia de este episodio no se explica mejor por un trastorno esquizoafectivo, esquizofrenia, trastorno esquizoide, alucinaciones u otro trastorno especificado o no del espectro esquizoide y otros trastornos psicóticos.

Nunca ha presentado un episodio maniaco o hipomaniaco, no relacionado al uso de sustancias.

Fuente: Elaboración propia a partir de Arlington, VA. (2013). Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM 5. Asociación Americana de Psiquiatría, 5, pp.104-108.

Severidad del Cuadro

Estimar la severidad de un episodio depresivo permite optimizar la elección de un tratamiento, planificar el seguimiento más adecuado y establecer un pronóstico.

Criterios de severidad de un EDM

  1. Leve
  2. Moderado
  3. Severo

5 síntomas (al menos uno disforia o anhedonia).

Impacto leve en el funcionamiento.

6-7 síntomas (al menos uno disforia o anhedonia).

Mayor dificultad en el funcionamiento.

Más de 7 síntomas.

Puede acompañarse de alucinaciones, delirios y riesgo suicida.

Impacto grave en funcionamiento.

Fuente: Elaboración propia a partir de Arlington, VA. (2013). Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM 5. Asociación Americana de Psiquiatría, 5, pp.126-128.

Tratamiento

Una vez realizado el diagnóstico y evaluado la severidad del cuadro, hay que tener en cuenta que según guías nacionales e internacionales los EDM leves y moderados son de manejo en Atención Primaria y los severos de manejo de especialista.

El tratamiento de elección para el episodio leve es la psicoterapia, la terapia cognitivo conductual (TCC) y la terapia interpersonal (TIP); mientras que para el episodio moderado se sugiere el uso de psicoterapia con farmacoterapia (terapia combinada). En ese grupo los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS), entre ellos la fluoxetina, son los fármacos de elección.5,6

¿Qué dice la evidencia?

Psicoterapia: Una revisión sistemática (RS) del año 2007, cuyo objetivo fue determinar el beneficio clínico de esta intervención en comparación con placebo; concluye que el tratamiento por al menos 8 semanas de psicoterapia es efectivo para la remisión de síntomas depresivos en niños y adolescentes (RR 1.39 IC 95% 1.18-1.65). Dicha mejoría, sin embargo, no se mantiene a los 6 meses de seguimiento (RR 1.18 IC 95% 0.94-1.47).7

Farmacoterapia: Una RS del año 2012 que evaluó la efectividad de los ISRS en comparación con placebo; concluyó que hay una diferencia estadísticamente significativa a favor de los antidepresivos en la remisión de síntomas (RR 1.17 IC 95% 1.09-1.25). Al analizar por subgrupo de fármacos, sólo la fluoxetina y sertralina demostraron ser mejor que placebo (RR 1.47 IC 95% 1.03-2.08 y RR 1.18 IC 95% 1.01-1.38 respectivamente).8

Psicoterapia vs farmacoterapia: En el año 2014 una RS evaluó la efectividad de psicoterapia en comparación con farmacoterapia en niños y adolescentes con depresión, la cual no mostró diferencias significativas entre un grupo y otro; tanto para la remisión de síntomas post tratamiento como tampoco al seguimiento de 6 meses (OR 0.62 IC 95% 0.28-1.35 y OR 0.83 IC 95% 0.27-2.60 respectivamente).

Terapia individual vs combinada: La misma revisión mencionada en la comparación anterior (año 2014) evaluó:

Terapia combinada v/s psicoterapia: sin encontrar diferencias a corto ni largo plazo en la remisión de síntomas (OR 1.61 IC 95% 0.38-6.9 y OR 2.55 IC 95% 0.78-8.36 respectivamente).

Terapia combinada v/s antidepresivos: sin encontrar diferencias en la remisión de síntomas a los 2 y 6 meses de tratamiento (OR 1.50 IC 95% 0.99-2.27 y OR 1.93 IC 95% 0.93-4.0 respectivamente).9

Importante mencionar que son RS de buena calidad metodológica, pero con moderado riesgo de sesgo de los estudios primarios: “n” pequeños, intervalos de confianza poco precisos, con falta de análisis por subgrupo de acuerdo con edad y severidad del cuadro. Esta situación hace necesario recordar que aún faltan estudios que permitan demostrar con mayor certeza si una terapia es mejor que la otra, en especial en referencia a la terapia combinada.

En resumen 

La depresión en niños y adolescentes es una enfermedad crónica con alto riesgo de recurrencia, por lo que realizar un diagnóstico y tratamiento oportuno es fundamental. Para esto es necesario considerar y descartar otros diagnósticos diferenciales.

El manejo de elección para los episodios depresivos leves es la psicoterapia, mientras que en los episodios moderados se sugiere agregar farmacoterapia. En estos casos, los medicamentos de primera línea incluyen los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS), entre ellos la fluoxetina.

Referencias

  • De la Barra, F., Vicente, B., Saldivia, S. & Melipillán, R. (2012). Estudio de epidemiología psiquiátrica en niños y adolescentes en Chile. Estado Actual. Rev. Med. Clin. Condes, 23(5), pp. 521-529.
  • Saint- Clair, B. (2006). Epidemiology of depressive symptoms in adolescents of a public school in Curitiba, Brazil. Rev. Bras. Psiquiatr., 24, pp. 63-67.
  • Royo, J. & Fernández, E. (2017). Depresión y suicidio en la infancia y adolescencia. Pediatr Integral, XXI (2), pp. 116.e1–116.e6.
  • Birmaher, B., Arbelaez, C. & Brent D. (2002). Course and outcome of child and adolescent major depressive disorder. Child Adolesc Psychiatr Clin N Am, 11, pp. 619-637.
  • Ministerio de Salud. (2013). Depresión en personas de 15 años y más. Guía Clínica AUGE, 2, p. 1-144.
  • Cheung, A., Zuckerbrot, R. & et al. (2018). Guidelines for Adolescent Depression in Primary Care (GLAD- PC): Part II. Treatment and Ongoing Management. Pediatrics, 141(3), pp. 1-18.
  • Watanabe, N., Hunot, V., Omori, IM., Churchill, R. & Furukawa TA. (2007). Psychotherapy for depression among children and adolescents: a systematic review. Acta Psychiatr Scand, 116, pp. 84-95.
  • Hetrick, SE., McKenzie, JE., Cox, GR., Simmons, MB. & Merry, SN. (2012). Newer generation antidepressants for depressive disorders in children and adolescents (Review). Cochrane Database of Systematic Reviews, 11, pp. 1-158.
  • Cox, GR., Callahan, P., Churchill, R., Hunot, V., Merry, SN., Parker, AG. & Hetrick, SE. (2014). Psychological therapies versus antidepressant medication, alone and in combination for depression in children and adolescents (Review). Cochrane Database of Systematic Reviews, 11, pp. 1-130.
  • Facultad de Medicina, Chile. 

lunes, 15 de febrero de 2021

Duelo por Covid-19

Posibles procesos para superar el duelo en la experiencia de un fallecimiento por COVID-19.

Fase 1. Negación

Puedes no creerte que la pérdida es real. La situación extraordinaria de confinamiento y no poder ver a la persona que se ha ido puede agudizar la intensidad de esta fase.

Fase 2. Ira

Cuando conectas con la pérdida que has sufrido puede que sientas enfado o ira: ¿Por qué me ha ocurrido esto a mi? ¿Por qué no he podido acompañarle? ¿Cómo ha podido estar solo? No le protegí lo suficiente… Puede que sientas que necesitas dirigir tu ira hacia lo que te rodea o hacia ti mismo con conductas destructivas. El confinamiento puede aumentar la intensidad de la ira.

Fase 3. Negociación – Pacto

En esta fase se afronta la culpa que ha podido generarse y se produce una reconciliación con aquellos hacia los cuales se dirigió la ira. Ahora no se les percibe como culpables, la culpa se desvanece y da paso al compromiso, a la búsqueda de metas centradas en el desarrollo personal: Quiero donar dinero para la investigación. A partir de ahora apoyaré más la Sanidad. Quiero hacerme voluntaria.

Fase 4. Tristeza

Puedes sentir emociones de tristeza, vacío o intenso dolor, unidos a pensamientos que te conectan con la pérdida: No sé si podré vivir sin ella… Es habitual rememorar en tu cabeza momentos o frases de esa persona y que aparezca un sentimiento de vacío ante la idea de que no regresará.

Fase 5. Aceptación

Se reconoce la pérdida y la situación de dolor, así como las repercusiones que conlleva, sin buscar culpables ni adoptar una posición de derrota.

Cómo superar el duelo: Las emociones que surgen

Si eres una de las personas que has perdido a alguien… ¿Has podido identificar tus emociones en estos momentos? ¿Te has parado a pensar qué sientes?

Probablemente no, el estado de shock en el que te encuentras dificulta observarte a nivel emocional y entender qué sucede. Es normal. Todo lo que sientes, todas las reacciones a nivel emocional y fisiológico que experimentas son normales.

Estás viviendo una situación extraordinaria y no tenemos referentes anteriores con los que comparar, y por ello pueden asomar emociones que antes no habías experimentado o quizás no en la misma intensidad.

Es importante que te permitas sentir lo que surja para poder afrontarlas de una manera adecuada

Para ayudarte en la identificación y expresión de tus emociones y reacciones, vamos a detenernos en las más características en estos procesos de pérdida, más aún cuando se trata de superar el duelo en el contexto del Coronavirus.

Miedo

Podemos sentir el cuerpo tembloroso y rígido, experimentar sensación de ahogo o mareo, temblores, inquietud e incluso bloqueo. Esta situación la llevas experimentando desde el principio de la crisis sanitaria y una pérdida de una persona querida agudiza las sensaciones de miedo, ya que tras la noticia de la pérdida lo que eran inicialmente alertas y posibilidades se han convertido en realidad.

Enfado

Quizás te están viniendo a la cabeza este tipo de pensamientos: no he podido despedirme, no me permitieron estar a su lado en el hospital, no le pude hacer una despedida con todos los que le queríamos… Unido al enfado, pueden surgir emociones como la impotencia, sentir que no pudiste hacer nada por evitar el desenlace. La frustración, porque las circunstancias te limitaron para hacer las cosas como te hubiera gustado. La injusticia, porque esto te esté sucediendo a ti o por el final que ha tenido tu ser querido.

Tristeza

Me siento vacía. Siento que he perdido una parte de mi. Estos son algunos de los pensamientos que pueden estar presentes ante la pérdida. Cada uno de nosotros y nosotras experimentamos la tristeza de manera diferente, algunos con llanto, otras con búsqueda de soledad, otras con una elevada necesidad de sentirse bajo el calor de los suyos. La tristeza es la expresión del dolor ante una pérdida significativa, puede incluso considerase como una forma de rendir tributo a alguien que se quiso y que fue importante en tu vida.

Culpa

Esta emoción puede aparecer en mensajes como: ¿Por qué no lo traje a casa? ¿Cómo no lo cuide más? ¡Tenía que haber ido a comprobar que estaba bien!…

Mensajes en los que te culpabilizas por lo sucedido en un intento por creer que pudiste haber evitado su muerte, en un intento por controlar la situación. Pero la realidad es que hiciste lo que pudiste y lo que supiste y que el final no dependía de ti.

“En el proceso de duelo las emociones y los sentimientos tienen importantes funciones y deben ser entendidos como señales de nuestros esfuerzos por atribuir significado a la experiencia de la pérdida.”

Cómo superar el duelo: Afrontar el dolor: ¿Qué hacer y qué no hacer?

La pérdida de nuestros seres queridos es algo para lo que no estamos preparados, y menos cuando la pérdida es tan inesperada y en unas condiciones tan difíciles y extraordinarias como en la epidemia de Coronavirus COVID-19. Ninguna persona estaba preparada para algo así.

Pero nos gustaría ayudarte a reflexionar. Sugerirte opciones para afrontar el dolor. Aclarar algunas dudas para identificar mejor lo que conviene o no en estos momentos tan complejos.

Voy  a responder a 6 preguntas sobre cómo superar el duelo

1. ¿Afrontar el duelo en soledad o en compañía?

Combina y equilibra ambos

Esta combinación de soledad y compañía tiene sentido, compaginar tiempos de intimidad contigo y de comunicación con los demás, va a ser saludable.

Escucha tu dolor y trata de abrirte a los momentos de dolor íntimo y solitario. Pero no te aísles. Es sano que tu sufrimiento sea acompañado de otras personas que, también, sufren con él.

Junto a momentos de soledad, ten otros en los que compartas tu vivencia, con los medios que tengas a tu alcance, si no conviven otras personas contigo, a través de llamadas, video llamadas, grupos de Whatsapp… realiza reuniones virtuales, ceremonias de despedida, homenajes y recuerdos…

Evita en la medida de lo posible un aislamiento total, cortar el contacto con tus personas allegadas. Tampoco lo contrario: no tener ningún momento íntimo y privado en el que te pares a pensar y sentir sobre lo sucedido.

2. ¿Pensar o no pensar?

Pensar, a medida que lo vayas pudiendo hacer. Date un respiro mental cuando sientas que lo necesitas

La ausencia física de la persona que se va es algo en lo que pensarás toda la vida. De distinta forma seguirá estando en ti. Por ello, cuando tu mente y tu cuerpo te hagan preguntas, te traigan imágenes o recuerdos, no cierres la puerta. Eso sería un desgaste enorme improductivo y aún más doloroso.

Entiende que es normal que necesites pensar en lo sucedido y en cómo ha sucedido. Y a la vez, si sientes que algunos días, esas preguntas o esas imágenes te invaden de forma continua, permítete compartirlas, contándoselas a alguien, escribiéndolas, dibujándolas o expresándolas y plasmándolas en la forma en que lo necesites. Tras ello, quizás te convenga tener momentos de descanso o distracción.

Sí es sano que pienses y no tengas miedo a lo que traiga tu mente en estos momentos. Con el tiempo irás entendiendo el significado de cada imagen, de cada pensamiento, dándole sentido a lo que hoy no parece tenerlo. Con el tiempo, poco a poco. Y si lo que piensas te hace más daño, trata de sostener ese dolor y pensar que no todo lo que piensas y llega a tu mente en estos momentos tan duros es completamente cierto: Es cierto que no pudiste abrazarle, ¿pero no te sentía al lado aunque estuvieras físicamente lejos? ¿Cuánto amor sí pudiste darle todo el tiempo que estuvisteis juntos?

Evita no pensar o distraerte continuamente como si no hubiera pasado.

De igual forma, si sientes una continua invasión de pensamientos, haz lo posible por ir teniendo momentos del día en los que, aunque cueste y puede que no le encuentres sentido, te centres en rutinas, autocuidados y actividades cotidianas.

3. ¿Escribir o sólo pensar?

Escribir

Siempre que puedas, expresa, dale forma a tus pensamientos, escríbelos. Te ayudará a procesarlos mejor, ordenarlos y observar cómo tu vivencia va cambiando con los días.

Escribe sobre lo que necesites: sobre cómo fue tu vida con esa persona, sobre lo que te gustaría haberle dicho o decirle en este momento, lo que crees que te respondería. Puedes escribir pidiendo perdón si lo necesitas, o dándole las gracias.

También puedes escribir cada día un relato de cómo vas sintiendo su ausencia física, o sobre los recuerdos que te van viniendo de lo compartido. Te puede ayudar a ir asimilando, aceptando y digiriendo lo sucedido.

Escribe sobre lo que necesitas y siente lo que ello te genere.

No ayuda el tratar de evitar expresar el dolor. “El duelo suprimido sofoca. Hace estragos dentro del pecho y está forzado a multiplicar su fuerza” (Ovidio).

4. ¿Guardar silencio o hablar de la pérdida?

Hablar de la pérdida “No hay duelo que no hable”

No tengas dudas, habla de ello cuanto necesites, de la persona fallecida, de cómo has vivido y estás viviendo su pérdida. Según tu estado emocional sentirás que necesitas hablar con una u otra persona. Hazte caso.

Sí, es bueno que hables con quién lo necesites, cuánto necesites y cómo lo necesites, dentro de las posibilidades de confinamiento (aprovecha también la tecnología: video llamadas, WhatsApp…)

No te obligues a hablar con personas con las que no lo deseas en este momento. Cada persona tenemos nuestro ritmo en digerir la pérdida y más aún en las circunstancias en que se están dando estás pérdidas. Cualquier ritmo es válido, nadie debe forzar a nadie a hablar sobre lo que la otra persona no desee, ni forzar a silenciar lo que la otra necesite hablar.

Pasado un tiempo, cuando ya hayas expresado tu dolor, hayas compartido tus sentimientos, tus miedos, tus recuerdos, intenta retomar otros temas de conversación, volver a conectarte con tu día a día, con temas cotidianos, con ilusiones, motivaciones…, que aunque te parezcan superficiales y que no te interesen en este momento, quizás hagan tu malestar más llevadero.

5. Rituales de despedida: ¿Sí o no?

Los rituales de despedida nos ayudan a expresar nuestros sentimientos, a poner un poco de orden a nivel emocional y nos ayudan a tomar consciencia del proceso del duelo, a conectar con nuestro dolor, a integrar lo que ha sucedido.

En tiempo de confinamiento estos rituales de despedida serán diferentes a lo que estamos acostumbrados, ya que serán más personales, más íntimos.

Te animamos a fomentar tu despedida –por ejemplo con un homenaje–, siempre que no lo hayas hecho ya o tengas la percepción de no haber dicho todo lo que querías, o te ha quedado algo pendiente. Prepara un escrito para el momento en el que puedas reunir a tus seres queridos, grabar un vídeo y compartirlo, escribir una carta, poemas, mensajes, cuyo contenido sea algo que le diríamos a esa persona, como si estuviera aquí. Expresa tus sentimientos a través de un diario, del dibujo, crear un álbum, construir una caja de recuerdos. Puedes crear un rincón del recuerdo, con una fotografía, un objeto simbólico, decorarlo como te guste y cada vez que lo desees ir a ese espacio para estar en silencio, hablarle, recordar momentos positivos, ver sus fotografías.

Puedes preparar rituales de despedida sociales –encender velas en tu balcón, por ejemplo–. Preparar la ceremonia o ritual que te hubiera gustado realizar, con la idea de aplazarlo un tiempo o bien realizar una ceremonia o encuentro virtual –aprovechando la tecnología online–. Compartir acciones en tus redes sociales, crear un blog a modo de homenaje, un escrito, un montaje de fotografías, un video… Así, podrás conectar con tus contactos y les brindarás la oportunidad de poder expresarte sus condolencias y apoyo.

Si no quieres, no te obligues, respeta tu espacio, tus tiempos, quizás no te apetezca compartirlo socialmente, igual prefieres hacerlo sólo para ti, o quizás has valorado que no es aún el momento. No tienes la necesidad. Tú decides, es tu derecho.

6 ¿Reprimir emociones o validar emociones?

Valida lo que sientes

Tu duelo te traerá emociones con las que te será difícil convivir. No puedes elegir lo que sientes ante la pérdida, simplemente, recuerda que aquello que sientes o que aún no sientes es una reacción normal de tu cuerpo y de tu mente, que hacen lo posible por ir digiriendo el dolor.

“Todos pueden controlar un duelo excepto el que lo tiene”

Simplemente, acepta y da validez a lo que vayas sintiendo, normaliza tu sentir, permítetelo, no te culpes por experimentarlo. Tienes derecho a sentir miedo, enfado, rabia…


Red

martes, 2 de febrero de 2021

Los Efectos del Divorcio en los Niños de 3 a 8 Años

El divorcio siempre produce un alto impacto emocional en los hijos. Atenuar este impacto para que sus consecuencias no acarreen un daño irreversible en su desarrollo psico-evolutivo es crucial para los niños.

Pareciera que los matrimonios duran cada vez menos tiempo y no es raro ver padres que se separan con hijos pequeños, a los que les espera una larga tarea de crianza por delante. Es muy importante que estos padres sepan cuales son las reacciones más comunes de los chicos y cómo actuar. Los progenitores que se divorcian, aún los que no querían hacerlo, sienten culpa y por lo general la culpa los vuelve incompetentes para cumplir con las funciones normativas. Por otro lado, cuando se trata de bebes o niños pequeños, los padres creen que ellos no perciben lo que pasa en su familia y esto es un error, porque los chicos pequeños desarrollan síntomas.

El aumento del número divorcios en los últimos años es una penosa realidad social. Entre el 40 y 50% de las primeras uniones termina en separación o divorcio y la inmensa mayoría de estas personas son progenitores.

Cuando la separación es un hecho y no hay vuelta atrás, tomar los recaudos necesarios para disminuir el impacto de la ruptura marital en los hijos debe ser prioridad uno para los padres. Hay dos cosas que en estas circunstancias deben saber: la primera es, nadie mejor que ellos para ayudar a sus hijos a transitar la crisis y la segunda, que para ayudar a sus hijos deben estar bien informados. El efecto reparador que produce en los niños, especialmente en los más pequeños, el mensaje dicho por ambos padres: "aunque ya no vivamos todos juntos, los dos te vamos a seguir queriendo mucho toda la vida y te vamos a seguir cuidando juntos", no puede ser superado.

El divorcio es siempre para los hijos una experiencia diferente que para los padres: la familia en la cual los niños nacieron, crecieron y vivieron toda su vida se muere y cualquiera fueran sus deficiencias, sienten que es la entidad que les brinda el apoyo y la seguridad que necesitan. El ser humano, al nacer, requiere del cuidado de sus progenitores durante mucho más tiempo que cualquier otra especie y los niños son conscientes de esa dependencia.

Investigadores de distintas especialidades han estudiado los efectos del divorcio en los niños y adolescentes, pero no hay conclusiones unánimes. Un estudio publicado por UNICEF señala que las consecuencias pueden ir de moderadas a graves, de transitorias a permanentes y que dependen: 1) del grado del conflicto previo, especialmente que se involucre o no a los hijos, 2) del ejercicio o no de la coparentalidad (crianza conjunta de los hijos) y 3) de los efectos del deterioro económico y del estilo de vida que por lo general trae aparejado.

El divorcio se ha instituido para los cónyuges, no para los padres, no existen "ex hijos" ni "ex padres". Los esposos no se divorcian de sus hijos, ni entre sí como padres, o... al menos, no deberían hacerlo.

El divorcio disuelve el vínculo conyugal que une legalmente a los esposos y les devuelve la aptitud nupcial, pero conserva el vínculo parental que los une cómo padres. Esta disolución implica la transformación de la familia nuclear original -constituida por padres e hijos- en una familia con una estructura diferente: la familia binonuclear, con dos núcleos representados por la casa de la mamá y la casa del papá. Este tipo de configuración familiar requiere para ser viable el ejercicio conjunto de la parentalidad o coparentalidad. Es decir, la familia del divorcio es viable en tanto los padres cumplen conjuntamente las funciones de crianza.

Los divorcios que afectan la coparentalidad se conocen como divorcios destructivos y sus consecuencias adversas para los hijos son irreparables.

Las reacciones y sentimientos de los niños dependen de diferentes factores: edad, explicaciones recibidas, continuidad de la relación con ambos progenitores, acuerdos o desacuerdos entre los padres, grado de hostilidad entre los mismos, intervención de otros adultos o sistemas, etc.

Entre los 3 y 5 años

Es común que los niños pequeños esperen la reconciliación durante varios años. También creen ser responsables por el divorcio y, como si hubieran hecho algo malo, se preguntan si el papá (o la mamá) se fue porque ellos hicieron algo que no debían.

Pueden desarrollar:

  • Conductas regresivas como orinarse en la cama, succionar el pulgar, hablar como bebé o portarse mal
  • Miedo ante el derrumbe de la estructura familiar
  • Miedo a no ver más al padre que se va de la casa o a que el otro lo abandone
  • Miedo a que los padres dejen de quererlo. Miedo al rechazo.
  • Enojo, que manifiestan golpeando o rompiendo sus juguetes
  • Tristeza, depresión, baja autoestima
  • Se sienten responsables del divorcio: autoacusaciones
  • Preocupación

Usan la fantasía para negar lo que está sucediendo e imaginan que "sus padres se volverán a unir".

En esta etapa, los padres los ayudan cuando:

  • Les aseguran una y otra vez que los quieren y los querrán siempre. Hay que repetírselos y demostrarlo tanta veces como sea necesario,
  • Les aseguran que verán regularmente al padre que no convive (si efectivamente va a ser así),
  • Les aseguran que no son responsables del divorcio,
  • Les dicen que ellos también lamentan el divorcio y no haber podido resolver las cosas de otra manera,
  • Los escuchan, permitiéndoles expresar su tristeza y su enojo,
  • Les brindan apoyo y compresión,
  • No hablan mal del otro padre en su presencia. Los niños reciben cómo dirigida hacia su propia persona cualquier apreciación negativa o injuriosa que recaiga sobre un progenitor,
  • No los usan como mensajeros, espías o rehenes,
  • No les piden información acerca de que cosas tienen o hacen en la otra casa,
  • No los involucran en las peleas,
  • Discriminan su rol de padres de su rol de ex cónyuges,
  • Les explican los arreglos de vivienda, visitas y otros cambios que sucederán.

De 6 a 8 años

No relacionan en un principio la conducta de sus padres con la disolución de la familia. Piensan que sus progenitores se volvieron locos, sienten miedo, angustia y desconcierto; están confundidos, tratando de comprender quienes son y adónde pertenecen. Cuando los padres se separan, los niños se sienten solos, impotentes, profundamente tristes, pero también con rabia y enojo.

El aspecto menos diagnosticado del divorcio es la depresión en los niños. A menudo están tristes, distantes y esquivos aunque les vaya bien en la escuela. Los síntomas incluyen mal humor, enojo y peleas. Habitualmente estos síntomas no son considerados una evidencia de depresión pero generalmente los son. Los chicos cuando se deprimen se vuelven irritables, contestan mal, no escuchan y hasta sobresaltan con exabruptos. Cuando la depresión no se detecta y orienta, estas conductas empeoran dejando perplejos y sin saber que hacer a padres y maestros.

A esta edad los niños:

  • Idealizan al padre ausente y agreden a aquél con el cual conviven.
  • Sienten que sus padres son egoístas por no haber conservado la familia.
  • Sienten que sus padres los han traicionado.
  • El miedo puede derivar en problemas de conducta.
  • Están preocupados por el padre que se va, no importa cómo haya sido su relación con él.
  • Otras veces sienten que el padre que se va de la casa los abandona deliberadamente.
  • Sienten que no los quieren.
  • No pueden usar la fantasía para negar -como hacen los más chiquitos- pero no son lo suficientemente maduros como para entender el proceso de duelo.
  • Anhelan volver a unir a sus padres.
  • Se distraen con facilidad, dificultades para concentrarse en el juego y en las tareas escolares.
  • Pueden convertirse en "cuidadores" de un padre (generalmente al que ven más sólo o más débil) o asumir un rol parental en el hogar.
  • Llanto fácil, pesadillas, dolor de panza o de cabeza.
  • Otras veces, dicen que "todo está bien", niegan la tristeza y la incomodidad o inventan historias sobre el padre ausente.
  • Pueden tornarse demandantes para compensar lo que les falta.

En los "divorcios destructivos" el miedo deriva en el desarrollo patrones de comportamiento perjudiciales a largo plazo: mentira, robo o agresión. Otras veces, tienen conductas manipuladoras y aprovechan las fisuras entre los adultos para satisfacer sus caprichos,

Hay niños que ven a sus padres violar las normas que ellos mismos les enseñaron y les da vergüenza cuando los escuchan pelear. Otros, cuando la tensión familiar crece, desarrollan síntomas físicos (vómitos, dolor de cabeza, de panza) que a modo de "bracke" separan a los contrincantes para ocuparse de ellos.

En esta etapa, los padres los ayudan cuando:

  • Cumplen con lo especificado en el ítem anterior.
  • Les explican el divorcio en términos que pueden entenderlos.
  • Tratan de que entiendan, que así como no son responsables del divorcio, tampoco lo son de la reconciliación.
  • No los aceptan como "un jefe" en la casa, "cuidadores" o "aliados".
  • Aceptan sus sentimientos de enojo o de tristeza como naturales.
  • No los involucran en pelea conyugal.

Los padres deben tratar de conservar estables tantos aspectos de la vida de sus hijos como sea posible.

Otro aspecto sumamente importante a tener en cuenta para el desarrollo saludable de los hijos es que los padres deben mantener entre sí un diálogo regular, por ej., una llamada telefónica semanal, que les permita compartir los progresos psicoevolutivos y tomar conjuntamente las decisiones importantes de la vida de sus hijos. Cuando el nivel de hostilidad entre ellos no lo permite, es necesario buscar ayuda profesional para restaurar o construir el ejercicio conjunto de la parentalidad.

 

Fuente: Dora Davison. Presidente de la Fundación Familias Siglo XXI. Coordina el curso para padres en proceso de divorcio, " Acuerdos duraderos". Autora del libro: Familias Ensambladas. Mitos y realidades delos tuyos los míos y los nuestros. Vergara Ediciones y de numerosos trabajos sobre estos temas. (planeta mamá)

lunes, 1 de febrero de 2021

Evita un amor Tóxico

Se dice fácil, pero en la práctica reconocer un amor tóxico es más difícil de lo que parece, el amante tóxico tiene una capacidad camaleónica, un instintito que lo hace capaz de camuflarse tantas veces como sea necesario. Y es que, a pesar de los consejos de familiares, las advertencias de amigos, e incluso del propio sentido común, quien padece un amor tóxico generalmente es la última persona en enterarse.

Los errores en el amor son normales. Mantener una relación de pareja sana, sin embargo, requiere mucho trabajo. A continuación les mostramos 5 hábitos y consejos que las parejas en relaciones saludables hacen de manera diferente a las de un amor tóxico.

1. El pasado no se puede borrar, pero puedes aprender a lidiar con el.

Todo lo que hemos hecho, ya sea bueno o malo, es una experiencia de aprendizaje diseñada para ayudar a nuestra evolución. Las personas en relaciones saludables no han olvidado o “liberado” sus heridas repentinamente, las han transformado. Han aprendido a honrar su pasado y lo ven como pasos necesarios para ascender en la escala de su evolución personal.

2. El compromiso es la clave.

Hay momentos en los que el compromiso es desigual y eso está bien. Lo que está mal es permanecer en ese estado de desigualdad. Todos pasamos por cosas que nos dejan destrozados o que de otra manera no podemos estar completamente presentes en una relación.

En lugar de quejarse, los que están en una relación de pareja sana entienden que a veces necesitamos dar un poco más, mientras que nuestra pareja se concentra en otras cosas. Podría ser un problema laboral o problemas personales que requieren su atención. Si se habla abiertamente y con honestidad, entonces está bien dar un poco más mientras la atención de nuestra pareja se desvía a otra parte.

Relación de pareja sana

Lo que no está bien es si este desequilibrio se convierte en parte de nuestra existencia cotidiana. Una persona no puede ser la columna vertebral de toda la relación.

3. La honestidad es algo imprescindible.

Esta es una las cosas más difíciles de lograr. Para una mujer independiente y que gana su propio dinero, puede ser difícil tener que decirle a su pareja a donde va cuando sale o en que gasta su dinero. Aparece la mujer rebelde y las palabras “No es asunto tuyo” salen a flote más de una vez. Sin embargo, esto no es saludable para la relación.

Cuando estamos en una relación saludable, es hora de hablar sobre estas cosas. Ya sea a dónde nos dirigimos un sábado por la tarde o simplemente cuántos pares de zapatos nuevos compramos mientras intentamos esconder la evidencia en el armario. Todavía podemos ser independientes y abiertos, los que tienen relaciones sanas lo logran.

4. El silencio es mortal.

¿Sigues ignorando a tu pareja cuando están molestos? No lo hagas Por favor, no sigan esta tendencia peligrosa; ¡Destruye más relaciones de las que puedes imaginar!

Aquellos que están en relaciones saludables a largo plazo entienden que la clave para cualquier cosa, en última instancia, se reduce a una comunicación efectiva. Tenemos que estar dispuestos a hablar sobre lo que nos molesta. ¿Es bueno esperar hasta que hayamos enfriado nuestras emociones? Claro, nadie quiere tener un dedo en la cara y más aún si va acompañado de gritos.

5. Separados pero juntos. El espacio es importante.

Cuando estamos en una relación de pareja sana, hay un entendimiento de que cada uno debe tener sus propias metas y pasiones. Deberíamos tener tiempo para explorar nuestros propios intereses. Nada es más sexy que un hombre o una mujer apasionados por lo que hacen. Cuando empiezas a dejar de ver a tus amigos o dejar de hacer las cosas que te gustan por estar con tu pareja es cuando la relación comienza a morir, una muerte lenta debido a la falta de espacio, todo su mundo se desmorona.

Lo más importante es que aquellos que están en una relación de pareja sana entienden que todo se reduce al respeto y al amor. Respeto y amor por uno mismo, por su pareja y por la relación.

Si tu pareja tiene el poder de hacerte feliz (o infeliz), te da más tristezas que alegrías, o te cuestionas constantemente si debes seguir con esa relación, entonces esta información es para ti:


*En una fórmula: Amor Sano = Autonomía e Independencia Emocional, Amor Tóxico = Carencia y Necesidad Emocional.

Mientras que el amor sano concibe las relaciones como un fin (la cooperación entre sus integrantes), el amor tóxico concibe las relaciones como un medio (para satisfacer o subsanar carencias personales).

Si bien, ninguna relación es perfecta, no significa que en un amor sano no existan problemas, pero el distintivo en términos generales, es el desarrollo personal de sus integrantes como prioridad. No hay amor perfecto, ambos tipos de amor proporcionan buenos y malos momentos, y es por esto que resulta tan difícil poder distinguirlos con claridad.

Al terminar una relación es normal y necesario sentir decepción, coraje, tristeza y confusión… en fin, un cóctel de emociones, que varían de acuerdo a la razón del rompimiento. Son fases transitorias conocidas como etapas del duelo, y efectivamente hay momentos donde podría faltarnos la motivación, pero es sólo mientras aprendemos a retomar nuestra vida de forma normal.

Lo sé, suena mucho más fácil de lo que se vive realmente, pero es así: lo sano es superar cualquier rompimiento (al margen de su importancia) y salir adelante.

Si has caído en las redes de un amor tóxico, lo más probable es que necesites superar una depresión, no dudes en pedir ayuda profesional si la situación se sale de tus manos. El amor tóxico es una conducta y una forma de pensar socialmente aceptada, pero tiene consecuencias graves de no detectarse a tiempo, así que no lo subestimes. Cuando lo adoptamos como nuestro, cabe la posibilidad de que olvidemos que esta no es la forma en que realmente queríamos experimentar el amor.

Somos un ser único y completo, por eso es tan importante amarnos a nosotros mismos: conocernos, aceptarnos, querernos, aprender a vivir con nosotros.

Red