jueves, 15 de septiembre de 2022

Trastornos de Personalidad

 Descripción general

Un trastorno de personalidad es un tipo de trastorno mental en el cual tienes un patrón de pensamiento, desempeño y comportamiento marcado y poco saludable. Una persona con trastorno de personalidad tiene problemas para percibir y relacionarse con las situaciones y las personas. Esto causa problemas y limitaciones importantes en las relaciones, las actividades sociales, el trabajo y la escuela.

En algunos casos, es posible que no te des cuenta de que tienes un trastorno de personalidad porque tu manera de pensar y comportarte te parece natural. Y es posible que culpes a los demás por los problemas que tienes.

Los trastornos de personalidad generalmente comienzan en la adolescencia o la adultez temprana. Existen muchos tipos de trastorno de personalidad. Algunos tipos se vuelven menos obvios en el transcurso de la mediana edad.

Síntomas

Los tipos de trastornos de la personalidad se dividen en tres grupos, sobre la base de características y síntomas similares. Muchas personas que presentan un trastorno de la personalidad también tienen signos y síntomas de, al menos, un trastorno de la personalidad más. No es necesario que se manifiesten todos los signos y síntomas enumerados para que se diagnostique un trastorno.

Trastornos de la personalidad del grupo A

Los trastornos de la personalidad pertenecientes al grupo A se caracterizan por pensamientos o comportamientos excéntricos o extraños. Incluyen el trastorno paranoide de la personalidad, trastorno esquizoide de la personalidad y trastorno esquizotípico de la personalidad.

Trastorno paranoide de la personalidad

  • Desconfianza y sospecha generalizadas hacia los demás y sus motivos
  • Creencia injustificada de que los demás intentan dañarte o engañarte
  • Sospecha injustificada de la lealtad o la fiabilidad de los demás
  • Vacilación al confiar en los demás debido al temor no razonable de que usarán la información en tu contra
  • Percepción de comentarios inocentes o situaciones no intimidantes como si fuesen insultos o ataques personales
  • Reacción hostil o de furia a los insultos o desaires percibidos
  • Tendencia a guardar rencor
  • Sospecha injustificada y recurrente de que el cónyuge o la pareja sexual es infiel

Trastorno esquizoide de la personalidad

  • Falta de interés en las relaciones sociales o personales; preferencia por la soledad
  • Amplitud limitada de las emociones
  • Incapacidad para disfrutar la mayoría de las actividades
  • Incapacidad para captar las señales sociales normales
  • Aparentar ser distante o indiferente
  • Poco interés o interés nulo en las relaciones sexuales
  • Trastorno esquizotípico de la personalidad
  • Vestimenta, pensamientos, creencias, discurso o conductas peculiares
  • Experiencias perceptivas extrañas, como escuchar que alguien susurra tu nombre
  • Falta de expresión emocional o respuestas emotivas inadecuadas
  • Ansiedad social y falta de relaciones cercanas o incomodidad con dichas relaciones
  • Respuesta indiferente, inadecuada o suspicaz a los demás
  • «Pensamiento mágico» (creer que puedes ejercer influencia en personas y acontecimientos con el pensamiento)
  • Creencia de que determinados incidentes o acontecimientos casuales tienen mensajes ocultos exclusivos para ti

Trastornos de la personalidad del grupo B

Los trastornos de la personalidad pertenecientes al grupo B se caracterizan por pensamientos o comportamientos dramáticos, excesivamente emotivos o impredecibles. Incluyen el trastorno de personalidad antisocial, trastorno límite de la personalidad, el trastorno histriónico de la personalidad y trastorno narcisista de la personalidad.

Trastorno de personalidad antisocial

  • Indiferencia hacia las necesidades o los sentimientos de los demás
  • Mentiras, robos, uso de apodos, estafas constantes
  • Problemas legales recurrentes
  • Violación constante de los derechos de los demás
  • Comportamiento agresivo, a menudo violento
  • Indiferencia hacia la seguridad propia y de los demás
  • Conducta impulsiva
  • Irresponsabilidad constante
  • Falta de remordimiento por el comportamiento

Trastorno límite de la personalidad

  • Conducta impulsiva y riesgosa, como tener relaciones sexuales sin protección, involucrarse en apuestas o tener atracones
  • Imagen personal inestable o frágil
  • Relaciones inestables e intensas
  • Cambios en el estado de ánimo, a menudo como reacción al estrés interpersonal
  • Conductas suicidas o amenazas de autolesión
  • Temor intenso a estar solo o a ser abandonado
  • Sentimientos de vacío continuos
  • Ataques de ira frecuentes e intensos
  • Paranoia intermitente relacionada con el estrés

Trastorno histriónico de la personalidad

  • Búsqueda constante de atención
  • Excesivamente exaltado, drástico o provocativo en el plano sexual, con el objetivo de captar la atención
  • Discurso espectacular con opiniones fuertes, pero con pocos hechos o detalles para respaldarlas
  • Fácilmente influenciable
  • Emociones poco profundas que cambian rápidamente
  • Preocupación excesiva por la apariencia física
  • Pensamiento de que las relaciones con los demás son más cercanas que lo que en realidad son

Trastorno narcisista de la personalidad

  • Creencia de que eres especial y más importante que los demás
  • Fantasías sobre el poder, el éxito y la atracción
  • Incapacidad para reconocer las necesidades y los sentimientos de los demás
  • Exageración de logros o talentos
  • Expectativa de elogios y admiración constantes
  • Arrogancia
  • Expectativas no razonables de favores y ventajas, a menudo aprovechándose de los demás
  • Envidia hacia los demás o creencia de que los demás te envidian

Trastornos de la personalidad del grupo C

Los trastornos de la personalidad pertenecientes al grupo C se caracterizan por pensamientos o comportamientos de ansiedad o temor. Incluyen el trastorno de la personalidad por evitación, el trastorno de la personalidad dependiente y el trastorno de la personalidad obsesivo-compulsiva.

Trastorno de la personalidad por evitación

  • Sensibilidad excesiva a las críticas y al rechazo
  • Sentimiento de ser inadecuado, inferior o desagradable
  • Evasión de las actividades laborales que implican contacto interpersonal
  • Inhibición, timidez y aislamiento en el plano social; evitar las actividades nuevas o reunirse con extraños
  • Timidez extrema en situaciones sociales y en las relaciones personales
  • Temor a la desaprobación, a pasar vergüenza o a hacer el ridículo

Trastorno de la personalidad dependiente

  • Dependencia excesiva de los demás y sentir la necesidad de que alguien te cuide
  • Conducta sumisa o apegada hacia los demás
  • Temor a tener que cuidarte o defenderte tú mismo si te dejan solo
  • Falta de confianza en ti mismo, necesidad de consejos excesivos y de la confirmación de los demás para tomar incluso decisiones de poca importancia
  • Dificultad para iniciar o llevar a cabo proyectos solo debido a la falta de confianza en ti mismo
  • Dificultad para expresar desacuerdo con los demás, por temor a la desaprobación
  • Tolerancia hacia tratos abusivos o inadecuados, incluso cuando existen otras opciones
  • Necesidad urgente de comenzar una nueva relación cuando ha terminado otra

Trastorno de la personalidad obsesivo-compulsiva

  • Preocupación por los detalles, el orden y las normas
  • Perfeccionismo extremo, que genera disfunción y angustia cuando no se logra la perfección, por ejemplo, sentirse incapaz de finalizar un proyecto porque no se pueden cumplir las propias normas estrictas
  • Deseo de controlar a las personas, las tareas y las situaciones; incapacidad para delegar tareas
  • Negarse a reunirse con amigos o a hacer actividades placenteras debido a un compromiso excesivo con el trabajo o con un proyecto
  • Incapacidad para desechar objetos rotos o inútiles
  • Rigurosidad y obstinación
  • Inflexibilidad en cuanto a la moral, la ética o los valores
  • Estricto, control mezquino del presupuesto y los gastos

*El trastorno de la personalidad obsesivo-compulsiva no es lo mismo que el trastorno obsesivo-compulsivo, un tipo de trastorno de ansiedad.*

Cuando consultar con el médico

Si tienes algún signo o síntoma de algún trastorno de la personalidad, consulta al médico o a otro profesional de atención primaria o especialista en salud mental. Los trastornos de la personalidad, si no se tratan, pueden provocar problemas considerables en tu vida que posiblemente empeoren si no recibes tratamiento.

Causas

La personalidad es la combinación de pensamientos, emociones y conductas que nos hacen únicos. Es el modo en el que ves, comprendes y te relacionas con el mundo exterior, así como el modo en el que te ves a ti mismo. La personalidad se forma durante la infancia y en ella incide la interacción de lo siguiente:

  • Los genes. Es posible que determinados rasgos de la personalidad se transmitan de padres a hijos mediante los genes heredados. A veces, estos rasgos se llaman tu temperamento.
  • El entorno. Esto incluye los alrededores en los que creces, los eventos que tuvieron lugar y las relaciones con familiares y otras personas.

Se piensa que los trastornos de la personalidad son provocados por una combinación de estas influencias genéticas y del entorno. Es posible que los genes te hagan vulnerable a desarrollar un trastorno de la personalidad, y una situación de la vida puede desencadenar el desarrollo.

Factores de riesgo

Si bien no se conoce la causa precisa de los trastornos de la personalidad, ciertos factores parecen aumentar el riesgo de desarrollar o desencadenar estos trastornos, entre ellos, los siguientes:

  • Antecedentes familiares de trastornos de personalidad u otras enfermedades mentales
  • Vida familiar abusiva, inestable o caótica durante la niñez
  • Diagnóstico de trastorno de la conducta en la niñez
  • Variaciones en la química y en la estructura del cerebro

Complicaciones

Los trastornos de la personalidad pueden alterar significativamente tanto la vida de la persona afectada como la de las personas que se preocupan por esta. Los trastornos de la personalidad pueden provocar problemas con las relaciones, el trabajo o la escuela, y pueden derivar en el aislamiento social o el consumo abusivo de drogas o alcohol.

miércoles, 7 de septiembre de 2022

El Perfil Psicológico del Asesino, en 6 Rasgos Tipicos

El asesinato es uno de los crímenes más graves que puede cometer el ser humano, y sin embargo uno de los más antiguos. Desde la prehistoria hasta la actualidad se han encontrado casos de personas que han decidido acabar con la vida de otras personas de forma premeditada. De hecho, se han encontrado restos de masacres de hace más de 9.000 años.

¿Qué características tiene un asesino? Si bien existen una gran cantidad de causas o de aspectos que pueden mediar para que una persona decida quitarle la vida a otra y no resulta probable establecer un perfil claro y universal para todos los asesinos (existiendo una gran variedad de posibles perfiles y tipologías de asesino), en este artículo intentamos esbozar un perfil psicológico genérico respecto al tema.

Denominamos asesinato al acto mediante el cual una persona le quita la vida a otra de manera intencional, existiendo en el acto alevosía, ensañamiento o bien una compensación por la realización del acto. En caso de que no aparezca ninguna de las tres circunstancias anteriores estaríamos hablando de un homicidio. El asesinato implica premeditación y la existencia de algún tipo motivación por parte del agente causante para provocar la muerte. Dicho agente causante de la muerte mediante el asesinato recibe el nombre de asesino.

El asesinato es un delito de sangre sancionado por ley y puede acarrear penas que pueden ir desde la prisión a la pena capital, según la legislación del territorio en el que se juzgue al acusado.

Los motivos que conducen a una persona a matar a otra pueden ser muy variados, desde la venganza hasta la obtención de recursos. Existen muchos tipos de asesinos y de asesinatos en función del móvil del crimen, la forma de realizarlo, el número de personas asesinadas o incluso el tipo de relación que se establece entre víctima y verdugo. Todo ello provoca que deba realizarse un perfil concreto para cada caso, pudiendo encontrar diferentes características en cada tipología de crimen.

Resulta sumamente complicado establecer un perfil psicológico general de la figura del asesino, especialmente teniendo en cuenta la gran variedad en lo que se refiere a las posibles causas de la conducta asesina.

A pesar de ello, a continuación se indican algunos rasgos y características que tienden a cumplirse en una gran proporción de casos.

1. Visión del otro como causante de daño, amenaza u obstáculo

Si bien las causas concretas pueden ser muchas, por norma general la persona que comete un asesinato ve a su víctima como como alguien que le ha causado un daño, supone una amenaza para su integridad o estatus o para la de un ser querido o representa un obstáculo para alcanzar un determinado fin. También puede tratarse de un acto de violencia premeditado contra alguien que se asemeja a una persona que le ha producido al asesino un perjuicio, o incluso para satisfacer una necesidad con la que el sujeto no tiene en principio nada que ver.

2. Alta puntuación en psicopatía

Existen casos de asesinatos que son cometidos contra personas que no tienen ningún tipo de relación con el asesino, como ocurre en muchos casos de asesinos en serie o en los casos en que el asesino en un sicario contratado para acabar con la vida de una persona. Sin embargo, la gran mayoría de asesinatos que pueden observarse se llevan a cabo entre personas que se conocen o cuyo entorno está vinculado, aún si su contacto ha sido circunstancial. Eso significa que el asesino tiene la capacidad de distanciarse emocionalmente de la víctima, lo cual encaja con un perfil psicológico con un alto grado de psicopatía.

3. Discreción

Aparentemente, la personalidad de la mayor parte de asesinos no suele tener grandes particularidades que los hagan diferenciarse del resto de la población. El acto de asesinar no está delimitado a una estructura psíquica que haga que la persona destaque por el tipo de habilidades sociales que tiene.

4. En muchos casos, bajo nivel de asertividad

A pesar de que por lo general tienen un comportamiento normal, en muchos casos el asesinato se produce como consecuencia del nacimiento de agresividad hacia una persona en concreto debido a circunstancias variables. El asesino no es capaz de gestionar la situación de otra manera que con el asesinato, o bien a pesar de concebir otra manera la da prioridad a la provocar el deceso de la futura víctima.

5. No hay necesariamente trastorno mental

Existe socialmente la idea de identificar asesinato con la presencia de psicopatología. Sin embargo, en general esto no es así. Normalmente la mayoría de asesinatos son provocados por personas consideradas mentalmente sanas, siendo algunos de los más frecuentes los crímenes de odio, los crímenes pasionales o aquellos vinculados a aspectos económicos o de recursos. Una excepción la podemos encontrar en los asesinos en serie, los cuales tienden a padecer psicopatía extrema, sociopatía o diferentes trastornos que alteran la percepción de la realidad.

6. Género y edad

En general los asesinos suelen ser varones jóvenes o de mediana edad, si bien también pueden encontrarse numerosos casos de asesinas e incluso de niños y niñas asesinos. Tradicionalmente los varones suelen utilizar métodos más agresivos tales como armas blancas o pistolas mientras que las mujeres tienden a utilizar métodos menos visibles como el envenenamiento, si bien estas tendencias parecen ser menos acusadas con el paso del tiempo.

Los asesinos en serie: perfil y características en común

Existen muchos tipos de asesinos y asesinatos, pero uno de los que más ha llamado tradicionalmente la atención debido a su crudeza y al elevado número de víctimas que deja a su paso es el del asesino en serie o asesino serial.

Se considera asesino en serie a todo aquel individuo que quita la vida al menos tres personas de manera intencional y generalmente con premeditación en un periodo de tiempo concreto, estando dichos asesinatos separados entre sí.

Esta tipología de asesinos puede manifestar también una elevada heterogeneidad en lo que se refiere a sus características, pero suelen compartir elementos comunes. Entre ellos destacan las siguientes, las cuales son compartidas en su mayoría con las personas con psicopatía.

1. Falta de empatía

El asesino en serie suele emplear el asesinato como instrumento de cara a obtener un beneficio, por motivos ideológicos, o con la intención de descargar una frustración o fantasía concreta. Por norma general no tiende a saber ponerse en el lugar de su víctima, careciendo en su mayoría de empatía. Una gran parte de ellos son clasificables como psicópatas y entre sus motivaciones hay una visión de la realidad extraña, apartada de las ideologías hegemónicas.

2. Suelen dar apariencia de normalidad

Con algunas excepciones, por lo general el asesino en serie no manifiesta elementos extraños en su comportamiento que conduzcan a pensar en la posibilidad de que lo sean.

3. Elección de víctimas vulnerables

Por lo general el asesino en serie escoge víctimas que pueden ser vulnerables a su actuación por considerarlas más débiles o que pueden ser manipuladas de algún modo para dejarlas en una situación de sumisión. Esto se hace para notar que se tiene el control en todo momento.

4. Pueden ser manipuladores e incluso seductores

Muchos asesinos en serie tienen una capacidad elevada de manipulación y seducción, empleando dichas habilidades en conseguir acercarse a sus víctimas con facilidad y sin excesiva resistencia. Es frecuente que establezcan relaciones con cierta facilidad, si bien en general dichas relaciones son superficiales.

5. Entorno de origen aversivo 

Una gran cantidad de asesinos en serie provienen de familias o entornos desestructurados, con un elevado nivel de violencia. Muchos de ellos han sufrido diversos tipos de abuso a lo largo de su vida que dificultan la adquisición de empatía y de preocupación por el entorno.


 Por Oscar Castillero Mimenza 

lunes, 29 de agosto de 2022

Ghosting en la Amistad

Es todo un error asociar el ghosting únicamente al amor cuando este se da en todo tipo de relaciones humanas. Es más, aunque el grueso se lo lleva la pareja, eso es verdad, los psicólogos aseguran que sus consultas están repletas de individuos que afirman sufrir ghosting por parte de amigos.

El ghosting, del inglés 'ghost' (fantasma), es un término utilizado para denominar la práctica de no responder a un mensaje, petición, pregunta, y desaparecer como forma de finalizar una relación. Suele darse en redes sociales y puede generar sentimientos de confusión, incredulidad, culpa y abandono a la persona que lo sufre. Pero no te vayas a pensar que el ghosting nació en tiempos modernos... Aunque antiguamente no existían las redes sociales, desaparecer de manera repentina y, por lo general, de malas formas, existe desde que el mundo es mundo.

Cabe destacar que es más frecuente en las relaciones afectivas sin compromiso, «donde el vínculo entre las personas implicadas es menor o casi inexistente y al carecer de dicho vínculo la persona que lo pone en práctica no empatiza con su compañero e impone el término de la relación». Es decir, en el caso de la amistad, aunque también ocurriría en el del amor, puede venir dado porque la relación ha disminuido, se ha deteriorado por el paso del tiempo o por algún conflicto no resuelto. Sin embargo, ninguno de estos tres casos invita a que se tenga que desaparecer de manera tan brusca.

¿Por qué me hacen ghosting?

Si has sufrido ghosting por parte de un amigo seguro que te has preguntado, si no es que lo estás haciendo en estos momentos, que por qué ha decidido «abandonar el barco» sin dar una explicación, ¿verdad? Pues bien, te damos un spoiler: no es tu culpa. Un día están, muestran su interés, hay comunicación y al día siguiente o en los próximos (dependiendo de si es gradualmente o no) han desaparecido. Eso sí, por elección propia y sin que tú tengas la culpa.

No hay una explicación concreta al por qué se hace ghosting, ya que pueden ser razones muy variopintas: la falta de responsabilidad afectiva que muchas personas tienen con sus actos para con los demás. Son de aquellas personas que no contemplan cómo pueden sus actos hacer sentir a la otra persona.

Posibles motivos que llevan a algunas personas a practicar 'ghosting':

  • Falta de interés o al menos un interés bastante desapegado y de manera intermitente.
  • Miedo al compromiso sea del tipo que sea.
  • Sentirse enfadado o molesto con algo que ha hecho o dicho la otra persona (y para la cual no se ha buscado solución o seguramente ni se lo hemos hecho saber a la otra persona implicada).
  • Se ha conocido a otra persona que ha despertado un interés mayor.
  • Por aburrimiento o decepción.
  • Por falta de compromiso con la otra persona.
  • Por sentirse superior y ejercer poder sobre otras personas.

Descartando momentos en los que no se contesta por despiste o porque vamos muy rápido, dejar a alguien 'colgando del hilo de la conversación' es una forma de poner distancia y suspender la relación, evitándola y sin afrontarla desde una comunicación asertiva. Lógicamente supone una forma de actuar que puede herir al otro y siempre es mejor que aprendamos a asumir las conversaciones e incluso a finalizarlas de forma directa. Es posible que la distancia o superficialidad de la comunicación con redes sociales esté detrás. No debemos confundir la inmediatez que nos brindan las redes sociales para comunicarnos, con compromiso real en la relación o vínculo fuerte. Quizá establécenos relaciones 'rápidas', inmediatas por las posibilidades tecnológicas, pero no por ello seguras o profundas.

Por otro lado, esta distancia de las redes sociales puede hacernos valorar como normal el dejar de contestar como forma de cerrar una relación. Sin embargo, este atajo o forma cómoda de afrontar la comunicación con los demás va en detrimento de nuestra madurez afectiva y personal

Y ahora, ¿qué hago?

Normalmente este tipo de respuestas les van a dar personas a las que estamos empezando a conocer y con las que aún no hay una relación de confianza: En estos casos es mejor alejarse y tomarnos esta forma de actuar como la señal de que no nos conviene establecer relación con personas que actúan de manera cruel y poco asertiva.

Otros consejos:

  1. No te culpabilices: esta práctica está rodeada de ambigüedad. Muchas veces no somos conocedores del motivo que ha llevado a la persona a recurrir al ghosting, así que en algunos casos ni siquiera existe un motivo definido, por lo que debemos tener en cuenta que no somos responsables de la decisión. «El único responsable del ghosting es la persona que lo realiza».
  2. Valórate a ti mismo: es importante que tras la aparición de esta conducta aceptes que la otra persona no quiere continuar manteniendo relación con nosotros. Por tanto, no debemos insistir ni escribirle ya que no vamos a conseguir nuestro objetivo y vamos a experimentar mayor nivel de ansiedad y confusión. «Es necesario que pienses en ti, en cómo te sientes y lo que necesitas. Pasar tiempo con las personas que queremos, dedicar tiempo a nuestras aficiones y el autocuidado van a ser estrategias clave para sentirnos mejor.
  3. No alimentes el enfado: tener pensamientos negativos sobre lo ocurrido es algo natural. Sin embargo, debemos evitar redundar sobre ellos o, incluso, obsesionarnos con el tema. Alimentar esa negatividad únicamente te ayudará a sentirte peor y alargar el sufrimiento.
  4. Valora el vínculo afectivo existente entre vosotros: distinguir entre amigos y conocidos en ocasiones no es una tarea sencilla. No obstante, es necesario, ya que si la relación no es especialmente estrecha bastará con aprender de la experiencia y dejar de preocuparse por lo ocurrido. Si la persona decide volver, es muy lícito que tú prefieras desechar esa opción.
  5.  
  6. Descarta que existan problemas personales: en este caso, naturalmente, el vínculo con la persona debe ser mayor. Puede ocurrir que, por problemas personales, la persona decida voluntariamente aislarse del mundo. En este caso el ghosting no se lleva a cabo con una persona en particular, sino con el entorno completo de la persona.

Cuando es un amigo de los de verdad

Si se diera el caso y se tratara de un amigo íntimo, debemos pensar en posibles causas razonables antes de sentirnos abandonados u ofendidos» pero, ¿si fuera tan amigo no hablaría sin tapujos de lo que ocurre antes de recurrir al ghosting? Si se trata de amigos íntimos lo normal y formal sería preguntar directamente si todo está bien, si se ha sufrido un contratiempo, si ha habido algo que le haya molestado, etc. es decir, actuar de forma asertiva.

Si pese a eso seguimos sin contestación y no encontramos causa, respetemos el espacio del otro, aunque no se haya resuelto de la mejor manera. También es buen momento para plantearnos hasta qué punto era realmente una verdadera amistad o si hemos sobrevalorado la relación y ha llegado el momento de colocarla en su lugar, aunque nos resulte doloroso.

Además, en las amistades a veces es más complicado determinar las situaciones de ghosting, ya que puede pasar que esa persona simplemente esté pasando por una mala época y se aísle. Es importante conceder el beneficio de la duda. Aunque también todos tenemos eso típico amigo que aparece y desaparece intermitentemente.

Obviamente, como en cualquier situación de pérdida, pasaremos por un proceso de duelo en el que nos sentiremos tristes. Lo que nos puede ayudar también es apoyarnos en nuestras otras amistades para explicarles la situación, ya que puede que nos aporten otras perspectivas de lo ocurrido. Además, no olvides que, de tener oportunidad, la comunicación puede darte respuestas, eso sí: no lo fuerces.


miércoles, 10 de agosto de 2022

Indefensión Aprendida

En los últimos tiempos, dentro del ámbito de la psicología, ha comenzado a utilizarse un término muy llamativo y que sirve para representar multitud de situaciones a la que nos enfrentamos los seres humanos. Estamos hablando de la indefensión aprendida, la cual queremos explicarte aquí en profundidad.

¿Qué es la indefensión aprendida?

La indefensión aprendida, también denominada por algunos expertos como impotencia aprendida, es un término utilizado en psicología para hacer referencia a aquellos seres humanos que han "aprendido" a comportarse de forma pasiva ante todo tipo de problemas. Por lo general, estas personas sienten que son incapaces de hacer nada ante ellos a pesar de que, ante sí, tienen multitud de oportunidades auténticas para cambiar la situación. De este modo, lo que esperan es no tener que enfrentarse a situaciones desagradables o, en su defecto, obtener recompensas positivas.

¿Por qué surge la indefensión aprendida?

Habitualmente, este problema psicológico surge cuando un sujeto se ha enfrentado en repetidas ocasiones a determinadas situaciones sin que sus actos hayan conseguido surtir el efecto que realmente querían. Esto acaba derivando en una sensación de impotencia y en la percepción de que aquello que les rodea es incontrolable y que, por lo tanto, lo mejor es no hacer nada. De hecho, hasta cuando el resultado es el deseado, el sujeto tiende a pensar que no se ha producido por las acciones llevadas a cabo, sino por puro azar o porque debía ser así.

¿Qué consecuencias tiene la indefensión aprendida?

Las personas que sufren indefensión aprendida acaban desarrollando una serie de problemas adicionales. En concreto, podemos citar los siguientes:

  • Paralización ante problemas que requieren rápida respuesta.
  • Bloqueo mental frente a situaciones a corto, medio o largo plazo.
  • Necesidad de huir de los problemas.
  • Evitar situaciones que puedan resultar incómodas.
  • Negar el enfrentamiento con las causas de los problemas.
  • Incapacidad de ayudarse a sí misma

Como consecuencia de todo ello, la persona que sufre indefensión aprendida acaba teniendo un grave problema de autoestima. Además, este se ve incrementado por una falta de motivación extrema. Todo esto se traduce en que la voluntad del propio sujeto queda siempre subordinada a cualquier aspecto externo. Incluso, en casos extremos, pueden surgir síntomas depresivos y de ansiedad.

¿Es posible superar la indefensión aprendida?

La respuesta es que sí. De hecho, es más fácil de lo que parece por una sencilla razón. Y es que, como su propio nombre indica, se trata de un comportamiento aprendido que puede ser modificado como cualquier otro.

En este sentido, la primera fase del tratamiento se debe centrar en aprender comportamientos alternativos a los aprendidos anteriormente y que desencadenaron el problema. Con ellos, lo que se espera es que el sujeto aprenda a resolver sus propios conflictos y a sentir que es capaz de cambiar, mediante sus actos, las situaciones adversas a las que tenga que enfrentarse.

Hay muchos ejemplos que pueden servir para ilustrar esta situación, pero el más interesante que se nos ocurre es el de un sujeto en paro que lleva meses buscando trabajo sin éxito. Tras todo ese tiempo, puede que haya perdido la motivación y haya empezado a pensar que poco más puede hacer. De hecho, incluso es posible que haya desarrollado comportamientos orientados a evitar la situación y a la pasividad. Cuando esto se produce, la indefensión aprendida ya se ha instaurado.

Sin embargo, quedarse en casa no es una alternativa válida para ese sujeto. El trabajo de la terapia, en ese caso, debe centrarse en proveer de habilidades nuevas a la persona para que sea capaz de encontrar otros lugares y recursos con los que seguir con su búsqueda.

En definitiva, la indefensión aprendida puede ser un problema realmente grave para aquellos que la padecen pero, como todo comportamiento adquirido, puede modificarse y corregirse.


Psiquion 

Estrategias para Solucionar Conflictos de Pareja

Los conflictos en la pareja son algo común desafortunadamente no usar estrategias para solucionar conflictos de pareja efectivas o utilizar conductas destructivas dan como resultado insatisfacción y rupturas en la relación.

En este sentido, sabemos que el uso correcto de estrategias para solucionar conflictos de pareja es un factor clave en la satisfacción de sus integrantes. Por otro lado, el uso de estrategias destructivas provoca malestar en la pareja y en la familia en general poniendo en peligro su continuidad.

Las 11 estrategias para solucionar conflictos de pareja más utilizadas.

  1. Estrategias integrativas; prevalece la negociación sobre el conflicto señalando aspectos positivos, expresando la verdad, y exponiendo puntos de vista dando como resultado un acuerdo que satisface a ambas partes.
  2. Estrategias distributivas (negativas); se caracteriza por el uso de sarcasmo, hostilidad y daño lo cual incrementa la intensidad del conflicto.
  3. Estrategias de evitación y rechazo (negativas); no existe una confrontación directa, la otra parte ignora o rechaza el problema.
  4. Estrategias de resolución positiva; se privilegia la comprensión de la posición del otro y se utilizan tácticas de razonamiento constructivo para negociar y poder alcanzar compromisos.
  5. Estrategias de estilo combativo (negativas); se utilizan actitudes abusivas, enfados, ataques, estar a la defensiva, y perder el autocontrol.
  6. Estrategias de evasión o retirada (negativas); Implican el rechazo y la evitación del problema, negándose a hablar, abandonar el lugar.
  7. Estrategia de obediencia; la persona acepta la solución del otro sin discutirla o sin defender su posición.
  8. Estrategias positivas-activas, se buscan soluciones equitativas, se expone el problema, se analiza para alcanzar una solución de aceptación mutua.
  9. Estrategias positivas-pasivas, interés en una salida equitativa, pero se ignora el conflicto, no se dicen nada, se muestran callados.
  10. Estrategias negativas-pasivas, no se busca una solución satisfactoria y se rechaza la comunicación y el acercamiento.
  11. Estrategias negativas-activas; conductas activas con resultados no equitativos y satisfactorios: mentir, forzar al compañero a aceptar su propia opinión, y ocasionar daños físicos y verbales.

Debemos tener en cuenta que las diferentes estrategias para solucionar problemas de pareja señaladas como positivas promueven la cooperación, la resolución de problemas, el aprendizaje sobre las necesidades del otro, la confianza y la voluntad de centrarse en el bienestar de la relación más que en el individual. Por otro lado, las estrategias para solucionar problemas de pareja señaladas como negativas se basan en la manipulación, la coerción, la dominación, y el rechazo o la evitación del problema lo cual promueve la insatisfacción en la relación.

La psicoterapia busca fomentar valores en la pareja como la equidad, la justicia, el respeto mutuo, así como la negociación para conseguir acuerdos y generar compromisos que influyan positivamente en la solución de los conflictos cotidianos.

Los conflictos de pareja no deben percibirse como situaciones indeseables o exclusivas de parejas disfuncionales. Todos los conflictos de pareja son desacuerdos inevitables propios de una relación y ofrecen una oportunidad para fortalecer la relación, el autoconocimiento, la empatía y estrechar los lazos familiares. Cada integrante de la pareja debería ser responsable de analizar la forma en cómo reacciona ante los conflictos y como estas reacciones influyen en la solución positiva o negativa del conflicto.

Asistir a psicoterapia individual o terapia de pareja es una excelente opción para mejorar la calidad de la relación, el autoconocimiento y el bienestar.

Es importante reflexionar acerca de los pensamientos y actitudes individuales en torno a los conflictos. De hecho, estos pensamientos y actitudes pueden dificultar las estrategias de solución, aquí te dejamos información acerca de esto. El uso de estrategias positivas permite solucionar las dificultades mediante acuerdos que permiten conservar la satisfacción y proyecto de vida en pareja. Por otro lado, el uso de estrategias negativas propicia una mala relación, ya que se basan en la manipulación e imposición de soluciones.



Neuropcion 


martes, 2 de agosto de 2022

¿Qué Tratamiento Médico recibiría hoy en día Don Quijote?

El análisis psiquiátrico de Alonso Quijano, más conocido como Don Quijote de la Mancha, es complicado de realizar y también de conocer que enfermedad mental sufría, pero todo apunta a que padecía psicosis reactiva y que, a día de hoy, sería tratado con neurolépticos e internado, según apunta, en un informe realizado por el 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes, el psiquiatra del Hospital Vithas Nuestra Señora de Fátima, Tiburcio Angosto Saura.

Para Tiburcio Angosto Saura lo más importante de la "destemplanza" de Don Quijote "no es establecer un diagnóstico, ya que es muy difícil saber qué tipo de locura tiene y no parece encajar en ningún diagnóstico, pero hay estudios existentes que se inclinan a que sufría esta psicosis puesto que al final de su vida acaba curándose espontáneamente".

No tiene duda de que, actualmente, sería internado en una Unidad de Psiquiatría de Agudos de un hospital general y recibiría un tratamiento a la espera, como hace el propio Cervantes, de dejar evolucionar la enfermedad hasta su curación. Otro dato interesante es que el padre del autor del Quijote era médico y, sin duda, algún caso psiquiátrico le contó a su hijo Alonso Quijano porque en diferentes episodios de la novela mantiene comportamientos que desvelan una patología concreta.

Los delirios de Don Quijote

Uno de los más conocidos es la batalla que entabla con los molinos de viento. No se trata de una alucinación, ver lo que no hay, sino de una interpretación delirante de la realidad porque Don Quijote confundía lo que realmente veía.

Lo mismo sucede con el episodio en el que ataca a los odres de vino confundiéndolos con un gigante que le atacaba. O bien, con la promesa de una ínsula para Sancho y que finalmente le cede en las inmediaciones de Zaragoza, es un delirio de grandeza.

El comportamiento con su amada Dulcinea es un delirio erotomaníaco que le llevó a sentir una emoción muy intensa y un amor pasional y, por eso, tuvo que superar todas las pruebas para ser digno de ese amor.

Todos estos episodios son "una colección de casos que Cervantes relata como buen observador de la vida que era, no solo en este libro, sino también en sus 'Novelas ejemplares' cuenta la historia del 'licenciado Vidriera', donde describe un catatónico que se creía de cristal".

Las lecturas no le enloquecieron Alonso Quijano se convirtió en este personaje tratando de buscar sentido a los libros de caballería que leía, no como consecuencia de un exceso de lectura.

Así lo afirma el doctor Angosto que desmiente el mito de que la locura fuese producida por un exceso de lectura y recuerda que el propio autor explica que "la perdida de juicio" se desencadena debido a su interés por encontrar un sentido. En este sentido, en el capítulo I dice que Alonso Quijano "desvelábase por entenderlas y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara ni las entendiera el mismo Aristóteles".

Hasta Cervantes especifica que Don Quijote leía muchos libros, especialmente los de Feliciano de Silva, que eran sus favoritos porque "la claridad de su prosa y aquellas intrincadas razones suyas, le parecían perlas frente a otros textos".

En este punto del relato, el autor también desvela su comportamiento obsesivo ya que dice que leía tanto que abandonaba otras aficiones como "la administración de su hacienda", e incluso que llegó a vender "muchas hanegas de tierra de sembrura para comprar libros de caballería en que leer".

¿Por qué no entró en un manicomio?

El libro explica el origen de su locura, pero no aclara porque no fue internado en un manicomio ante los altercados que provocaba. En España ya existían al menos ocho psiquiátricos en aquella época y, además, había uno en Toledo cerca de donde residía, tal y cómo cuenta el doctor Angosto.

En el siglo XVI existía una importante tradición de cuidados para personas perturbadas, probablemente influenciada por la cultura árabe, que hizo que nuestro país fuera un avanzado en la creación de 'Casas de Orates' como las de Zaragoza o Toledo".

No obstante, el experto recuerda que en la copia del Quijote de Alonso Fernández de Avellaneda, el personaje sí fue internado en un psiquiátrico. "Cervantes no tenía intención de escribir una segunda parte, pero la realiza en respuesta al apócrifo de Avallenada y la inicia contando historias de locos; para diferenciarse decide que su personaje muera en su casa y lúcido, no como el apócrifo", ha indicado Angosto Saura.

Con la muerte de Don Quijote, Cervantes "no solo evita una segunda parte de Avellaneda, sino que da coherencia al proceso de curación con la aparición de melancolías y desabrimientos que hoy llamaríamos depresión postpsicótica", asegura.

Esa depresión quedó reflejada en su personaje y para Alonso Quijano, "al no existir delirio, el mundo real ya no importa, y al no poder estar en el mundo de Don Quijote, otro mundo poco importa y por lo tanto es mejor desaparecer".

La locura de Don Quijote era coherente por la lógica planteada por Cervantes. Por tanto, el doctor Angosto concluye argumentando que el Quijote de Cervantes es "más coherente como caso clínico que el de Avellaneda, que solamente tendría la coherencia en un cuento de locos".


Diario de Mallorca 

jueves, 28 de julio de 2022

Depresión en Universitarios

La salud mental de los estudiantes cuando ingresan a la universidad puede verse afectada por múltiples factores, entre los cuales se encuentran las situaciones académicas generadoras de estrés, éste puede desencadenarse a partir de cualquier cambio drástico en los hábitos, incluso cuando el cambio es elección propia como es el caso de una carrera universitaria.

Uno de los principales factores asociados a la depresión ha sido el estrés. La organización mundial de la salud ha identificado que aproximadamente entre el 15 y 25% de la población mundial padece de depresión y un 8,6% son jóvenes, así mismo se ha relacionado la sintomatología depresiva con la conducta suicida, aunque no necesariamente todas las personas que padecen depresión tienen ideación o plan suicida.

Está asociada a:

  • Cultura
  • Economía – administración autónoma de dinero
  • Cambios en las relaciones familiares sociales y amistades
  • Formación de pareja y aumento de la consciencia de identidad sexual
  • Familia
  • Relación con los docentes
  • Desaprobación
  • Desempeño académico
  • Éxitos o fracasos percibidos
  • Significado y amenaza de pérdida
  • Estrés
  • En muchos casos, obligación de atender necesidades propias (horarios para comer, lavar la ropa, dormir y trabajar)
  • Preocupaciones por el futuro profesional

 ¿Qué hacer ante un episodio Depresivo?

Es importante cuidar a las personas que están a nuestro alrededor y cuidarnos a nosotros mismos, normalmente las personas que padecen algún tipo de depresión tienen dificultad para expresar y comunicar aquellas situaciones que les preocupan, por este motivo es importante estar alerta, ante cualquier cambio en rutinas, percepción de aislamiento, disminución de actividades compartidas e incluso bajo rendimiento académico inusual. Ante estos signos debemos:

  • Establecer canales de comunicación abierta.
  • Ofrecer apoyo.
  • Estar dispuestos a escuchar.
  • No necesitamos brindar soluciones, escuchar aliviana la carga emocional del otro.
  • No juzgar, cada persona tiene su historia de aprendizaje, podemos brindar nuestra perspectiva de la situación teniendo en cuenta que no todos tenemos las mismas habilidades.
  • Si evidenciamos que es una situación compleja, remitamos a los profesionales.

La depresión requiere de un tratamiento integral profesional desde psicología clínica y en algunas ocasiones de psiquiatría.

¿Qué me puede ayudar a prevenir un episodio Depresivo?

  • Autoconocimiento
  • Inteligencia emocional
  • Habilidades sociales
  • Comunicación abierta
  • Habilidades de adaptación
  • Tener prioridades y metas
  • Redes de apoyo
  • Practicar un deporte
  • Comer saludablemente

 Depresión en Universitarios

Las investigaciones demuestran que estudiar el primer año de alguna carrera universitaria puede asociarse con altos porcentajes de relación psicológica, principalmente depresión, al enfrentar a los alumnos con nuevos estresores. Son muchos los factores que pueden contribuir a la aparición de síntomas depresivos en los estudiantes; los más comunes son: los estresores sociales, los problemas económicos, el bajo desempeño académico, y el ajuste inherente a la transición del contexto familiar al ambiente universitario. Sin embargo, el mayor peso recae en las exigencias académicas a las que son sometidos los estudiantes universitarios, así como en el proceso de transición del bachillerato a la universidad, que suelen desencadenar un desequilibrio emocional.

Los estudiantes que se ubican entre las edades de 16 a 21 años, son lo que presentan mayores niveles de depresión. Cabe recalcar que, tal como lo revelan varios estudios, la proporción de mujeres que padecen depresión es el doble de los hombres. La edad de inicio es cada vez más temprana, ya que la mayor incidencia se da entre los 15 y los 19 años, la cual se mantiene igualmente elevada hasta los cuarenta años en los hombres y los cincuenta en las mujeres, observándose un despunte para la mujer en edades posteriores.

¿Por qué es importante estudiar la depresión en universitarios?

Los exámenes, el comportamiento de algunos maestros y los fracasos académicos, son factores que pueden generar depresión entre los estudiantes. A todo esto, cabría agregar las expectativas del estudiante con respecto a la universidad y la licenciatura que está estudiando, si cuenta o no con apoyo económico, las pérdidas afectivas, los problemas de adaptación a la universidad, y el traslado a una nueva ciudad en caso de mudanza que incluye los efectos de separarse de la familia.

En este contexto, la depresión detona un bajo rendimiento académico, ya que el alumno pierde el interés por el estudio debido a su malestar, pues no hay motivación ni ganas de progresar; en tales casos, la depresión inhibe el deseo del individuo. Por el contrario, en algunas ocasiones, ese declive en lo académico es lo que provoca la depresión, es decir, ante la imposibilidad de rendir como los demás o calificar aprobatoriamente las asignaturas y continuar regularmente los estudios, sobreviene la depresión.

Esta situación hace evidente la necesidad de conocer el porcentaje de la presencia de depresión en la comunidad estudiantil universitaria, para que en un futuro, se implementen medidas de detección y tratamiento oportuno para los síntomas, y así evitar el bajo rendimiento que los estudiantes pueden llegar a presentar a causa de este padecimiento.

Evidencias de la sintomatología depresiva en universitarios

Si bien es cierto que la etapa de la universidad es muy emocionante, también lo es el hecho de que puede llegar a ser una experiencia muy ardua. Existen estudiantes universitarios que tienen que tomar clases difíciles, dormir menos horas, conocer a nuevas personas, dejar su casa, aprender a vivir de manera independiente. Los obstáculos pequeños o grandes pueden asemejarse a la llegada del fin del mundo; sin embargo, comúnmente estos sentimientos suelen acabar en poco tiempo.

Se han encontrado algunas posibles causas por las que los universitarios pudieran presentar depresión o sintomatología depresiva. Éstas son:

  • A muchos estudiantes les resulta difícil adaptarse al nuevo entorno.
  • Las presiones académicas y sociales son extremadamente frecuentes y pueden hacer que se sientan inadecuados en dichos ámbitos.
  • Tener un bajo desempeño académico, e incluso, reprobar una asignatura; y
  • Perder una relación sentimental o problemas familiares.

La importancia de evaluar a los estudiantes universitarios para conocer si presentan sintomatología o se encuentran en algún nivel de depresión, ya que ésta trae consigo afecciones físicas, mentales y académicas. Lo más recomendable es estar pendiente para que este trastorno no empeore y pase de sintomatologías a un nivel grave de depresión, es por ello que se recomienda realizar campañas y pláticas en escuelas donde se enseñen las características, los síntomas y demás datos de la depresión, con el fin de orientar a los estudiantes y que así ellos sepan qué hacer y con quién acudir en caso de padecerla o de tener algunas de las sintomatologías depresivas.

Referencias

Baader, T., Rojas, C., Molina, J., Gotelli, M., Alamo, C., Fierro, C., Venezian, S. y Dittus, P. (2014). Diagnóstico de la prevalencia de trastornos de la salud mental en estudiantes universitarios y los factores de riesgo emocionales asociados. Revista cholena de neuro psiquiatría. 5283). DOI http://dx.doi.org/10.4067/S0717-92272014000300004

Gutierrez, J., Montoya, L., Toro, B., Briñón, M., Rosas, E. ySalazar, L. (2010). Depresión en estudiantes universitarios y su asociación con el estrés académico. Revista CES Medicina. 24(1): 7 – 17.

January, J., Madhombiro, M., Chipamaunga, S., Ray, S., Chingono, A. y Abas, M. (2018). Prevalence of depression and anxiety among undergraduate university students in low and middle income countries: a systematic review protocol. Biomed central. 7(57) DOI : 10.1186/s13643-018-0723-8

Organización mundial de la salud (OMS) (2017). Campañas mundiales de salud pública de la OMS: ¿Preocupado por el futuro? Prevenir la depresión durante la adolescencia y los primeros años de la adultez. Tomado de https://www.who.int/campaigns/world-health-day/2017/handouts-depression/adolescents/es/

TodosSomosUno, Depresión/Universitarios.

viernes, 15 de julio de 2022

Cuando la Ansiedad se Convierte en un Trastorno

La ansiedad es una emoción normal que forma parte de todo el espectro de lo que puede llegar a sentir un ser humano. Sin embargo, por distintos factores, hay un punto en el cual esto podría tornarse inusual, ya sea porque se ha presentado con mayor frecuencia de lo habitual, o porque los síntomas se han exacerbado.

Ante esto, ¿Cómo saber el momento en que debo preocuparme?, ¿Cuáles son las señales de que la ansiedad se ha convertido en un trastorno psicológico que debe ser atendido con especialistas?

Pues bien, existen señales clave que permiten separar lo normal de lo que no lo es, que definitivamente pueden orientarte para reconocer si necesitas buscar atención clínica. Lo primero siempre es cuestionarte si lo que estás experimentando dejo de ser sano, y el que estés aquí leyendo está nota es un gran paso. Recuerda, tu salud mental es importante e indispensable.

¿Cuáles son las señales que nos pueden indicar que la ansiedad se ha convertido en un trastorno?

La ansiedad interfiere en las actividades diarias

Como lo describimos anteriormente, la ansiedad forma parte normal de la experiencia humana, se considera una respuesta natural a situaciones reales de peligro, amenaza o de estrés psicológico que cumplen con una función de respuesta.

Sin embargo, cuando la ansiedad se presenta con un miedo abrumador y una preocupación excesiva persistente por determinados asuntos, cuyas emociones resultan desproporcionadas en relación con el verdadero impacto de los acontecimientos y, además, esto es difícil de controlar al punto de que te incapacita para realizar tus actividades diarias, esto resulta en un indicio de que la ansiedad se ha tornado inusual.

La ansiedad comienza a restar objetividad

Un problema de ansiedad te resta la capacidad de ser objetivo ante diversas situaciones de la vida, lo que conduce a presentar mayor sensibilidad orillando a tu mente a encontrar amenaza, peligro y preocupación exacerbadas ante circunstancias que en realidad no son así, la generación de escenarios desastrosos e imposibles se suele dar mucho.

Finalmente, esto resulta en presentar los síntomas de ansiedad con un grado importante de intensidad y con mayor frecuencia, el impacto es tal que te incapacita y no te permite realizar tus actividades diarias de la forma en la que solías hacerlo.

Si has notado que esto te persigue día con día, podría ser la señal para buscar ayuda.

No existe un motivo aparente o un detonante que conduzca a la ansiedad

Esta es probablemente una de las señales más importantes. Como se describió anteriormente, de manera habitual, la ansiedad se presenta ante situaciones de peligro, amenaza o de estrés psicológico, sin embargo, cuando esta emoción nos invade sin que exista un motivo o razón real, entonces los ataques se consideran parte de un trastorno.

Recuerda, vivir con un miedo abrumador e irracional, preocupación intensa, una sensación de falta de aire, latidos del corazón acelerados, dolor en el pecho o estómago, sudoración, escalofríos, debilidad, sensación de desvanecimiento, mareo, hormigueo, entumecimiento, tensión muscular, temblor, estremecimiento, insomnio, náuseas y malestar estomacal, no es normal.

La mente no se apaga

Para personas que cursan con un trastorno psicológico, una señal clave que nos indica que puede existir un problema mayor es que de manera constante está recibiendo pensamientos intrusivos, la mayoría de ellos caóticos, desastrosos y extremistas, sobre diversas situaciones de la vida diaria.

Finalmente, si notas que estas circunstancias están presentes en ti, es momento de buscar ayuda, puedes empezar con una intervención psicoterapéutica, el especialista que te tienda tendrá la facultad de derivarte a terapia farmacológica, si así lo requieres. Es normal tener miedo, pero, por fortuna, existen opciones efectivas que te ayudarán.



Enséñame de Ciencia.