miércoles, 28 de septiembre de 2022

Ataque de Pánico

 Descripción general

Un ataque de pánico es un episodio repentino de miedo intenso que provoca reacciones físicas graves cuando no existe ningún peligro real o causa aparente. Los ataques de pánico pueden provocar mucho miedo. Cuando se presenta un ataque de pánico, puedes sentir que estás perdiendo el control, que estás teniendo un ataque cardíaco o, incluso, que vas a morir.

Muchas personas tienen solo uno o dos ataques de pánico en toda su vida, y el problema quizás desaparece cuando se resuelve una situación estresante. Sin embargo, si tienes ataques de pánico inesperados y recurrentes, y pasas mucho tiempo con miedo constante de sufrir otro ataque, es probable que tengas una afección llamada «trastorno de pánico».

A pesar de que los ataques de pánico en sí mismos no ponen en riesgo la vida, pueden provocar mucho miedo y afectar, de manera significativa, tu calidad de vida. Sin embargo, el tratamiento puede ser muy eficaz.

Síntomas

Los ataques de pánico suelen comenzar de forma súbita, sin advertencia. Pueden aparecer en cualquier momento: cuando estás conduciendo, en un centro comercial, cuando estás profundamente dormido o en medio de una reunión de negocios. Puedes tener ataques de pánico ocasionales o con frecuencia 

Los ataques de pánico tienen muchas variantes, pero los síntomas suelen alcanzar su punto máximo en cuestión de minutos. Después de que el ataque de pánico desaparece, puedes sentirte fatigado y exhausto.

Los ataques de pánico suelen comprender alguno de estos signos o síntomas:

  • Sensación de peligro o fatalidad inminente
  • Miedo a perder el control o a la muerte
  • Taquicardia y palpitaciones
  • Sudor
  • Temblores o sacudidas
  • Falta de aliento u opresión en la garganta
  • Escalofríos
  • Sofocos
  • Náuseas
  • Calambres abdominales
  • Dolor en el pecho
  • Dolor de cabeza
  • Mareos, sensación de desvanecimiento o desmayos
  • Sensación de entumecimiento u hormigueo
  • Sentimientos de irrealidad o desconexión

Uno de los peores aspectos de los ataques de pánico es el miedo intenso a que se repitan. Ese miedo puede ser tan fuerte que puede hacerte evitar determinadas situaciones en las que podrían ocurrir.

Cuando debes consultar con un médico

Si tienes síntomas de ataque de pánico, busca ayuda médica lo más rápido posible. Si bien los ataques de pánico son sumamente incómodos, no son peligrosos. Sin embargo, son difíciles de controlar por cuenta propia y pueden empeorar si no se tratan.

Los síntomas de los ataques de pánico pueden ser similares a los de otros problemas de salud graves, como un ataque cardíaco, por lo que es importante que el proveedor de atención médica te evalúe si no estás seguro de qué está causando tus síntomas.

Causas

Se desconoce la causa de los ataques de pánico o del trastorno de pánico, pero estos factores pueden influir:

  • La genética
  • Un alto nivel de estrés
  • Un carácter que es más sensible al estrés y proclive a las emociones negativas
  • Ciertos cambios en la manera en que funcionan las partes del cerebro

Los ataques de pánico pueden aparecer de forma repentina y sin previo aviso la primera vez, pero con el paso del tiempo, generalmente se desencadenan a causa de ciertas situaciones.

Algunas investigaciones sugieren que la reacción natural de nuestro cuerpo de luchar o huir ante el peligro está relacionada con los ataques de pánico. Por ejemplo, si un oso pardo te persiguiera, tu cuerpo reaccionaría de forma instintiva. La frecuencia cardíaca y la respiración se acelerarían ya que tu cuerpo se prepara para una situación potencialmente fatal. Muchas de las mismas reacciones suceden en un ataque de pánico. Pero se desconoce por qué ocurren los ataques de pánico cuando no hay un peligro evidente. 

Factores de riesgo

Los síntomas del trastorno de pánico suelen comenzar al final de la adolescencia o a principios de la adultez y afectan a las mujeres más que a los hombres.

Los factores que aumentan el riesgo de padecer ataques o trastorno de pánico comprenden los siguientes:

  • Antecedentes familiares de ataques de pánico o trastorno de pánico
  • Factores de estrés importante en la vida, como la muerte o una enfermedad grave de un ser querido
  • Un suceso traumático, como una agresión sexual o un accidente grave
  • Cambios importantes en la vida, como un divorcio o la incorporación de un bebé a la familia
  • El consumo de tabaco o cafeína en exceso
  • Antecedentes de maltrato físico o abuso sexual en la niñez

Complicaciones

Si no se tratan, los ataques y el trastorno de pánico pueden afectar casi todas las áreas de tu vida. Es posible que tengas tanto miedo de tener más ataques de pánico que vivas en un estado constante de miedo, lo que arruina la calidad de vida.

Los ataques de pánico pueden provocar o estar relacionados con las siguientes complicaciones:

  • Manifestación de fobias específicas, como miedo a conducir o salir de tu casa
  • Atención médica frecuente por preocupaciones de salud y otras enfermedades
  • Rechazo de situaciones sociales
  • Problemas en la casa y en la escuela
  • Depresión, trastorno de ansiedad y otros trastornos psiquiátricos
  • Riesgo elevado de suicidio o pensamientos suicidas
  • Consumo inadecuado de alcohol u otras sustancias

Problemas económicos

Para algunas personas, el trastorno de pánico puede comprender la agorafobia, que consiste en evitar los lugares o situaciones que provocan ansiedad por miedo a no ser capaz de escapar u obtener ayuda si sufres un ataque de pánico. O puedes volverte dependiente de otras personas para que te acompañen si sales de tu casa.

Prevención

  • No existe una manera segura de evitar los ataques de pánico o el trastorno de pánico. Sin embargo, estas recomendaciones pueden ayudar.
  • Busca tratamiento para los ataques de pánico cuanto antes para ayudar a evitar que empeoren o se vuelvan más frecuentes.
  • Cumple con el plan de tratamiento para ayudar a evitar las recaídas o el agravamiento de los síntomas de los ataques de pánico.
  • Haz actividad física regularmente, ya que puede contribuir a protegerte de la ansiedad.

 Diagnóstico

El médico de atención primaria determinará si tienes ataques de pánico, trastorno de pánico u otro trastorno, como problemas de corazón o tiroides, con síntomas que parecen ataques de pánico.

Para determinar un diagnóstico, es posible que debas hacer lo siguiente:

Un examen físico completo

Análisis de sangre para verificar la tiroides y otras enfermedades posibles y análisis del corazón, como un electrocardiograma (ECG o EKG)

Una evaluación psicológica para hablar de tus síntomas, temores o preocupaciones, situaciones estresantes, problemas en tus relaciones, situaciones que puedes estar evitando y antecedentes familiares

Puedes llenar una autoevaluación o un cuestionario psicológico. Es posible que te pregunten acerca del consumo de alcohol u otras sustancias.

Criterios para el diagnóstico del trastorno de pánico

No todas las personas que sufren ataques de pánico tienen un trastorno de pánico. Para el diagnóstico del trastorno de pánico, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, DSM-5), publicado por American Psychiatric Association (Asociación Estadounidense de Psiquiatría), enumera los siguientes puntos:

Tienes ataques de pánico frecuentes inesperados.

Después de al menos uno de los ataques, hubo un período de un mes o más de preocupación continua por la posibilidad de sufrir otro ataque; sentiste miedo constante de las consecuencias de un ataque, como perder el control, padecer un ataque cardíaco o "volverte loco", o cambiaste tu comportamiento de manera significativa, por ejemplo, evitar situaciones que crees que pueden desencadenar un ataque de pánico.

Tus ataques de pánico no se deben al consumo de medicamentos u otras sustancias, a una enfermedad ni a otro trastorno relacionado con la salud mental, como fobia social o trastorno obsesivo compulsivo.

Si sufres ataques de pánico, pero no te han diagnosticado trastorno de pánico, todavía puedes beneficiarte con un tratamiento. Si los ataques de pánico no se tratan, pueden empeorar y convertirse en un trastorno de pánico o fobias.

Tratamiento

El tratamiento puede contribuir a reducir la intensidad y la frecuencia de los ataques de pánico y a mejorar tus actividades en la vida diaria. Las opciones de tratamiento principales son psicoterapia y medicamentos. Te pueden recomendar un tratamiento o los dos, según tu preferencia, tu historia clínica, la gravedad del trastorno de pánico y el acceso a los terapeutas especializados en el tratamiento de los trastornos de pánico.

Psicoterapia

La psicoterapia, también llamada terapia de conversación, se considera una primera opción de tratamiento efectivo para los ataques de pánico y los trastornos de pánico. La psicoterapia puede ayudarte a comprender los ataques de pánico y trastornos de pánico, y puede servir para que aprendas a controlarlos.

La terapia cognitiva conductual es una forma de psicoterapia que puede ayudarte a comprender, a través de tu propia experiencia, que los síntomas de pánico no son peligrosos. Tu terapeuta te ayudará a recrear poco a poco los síntomas de un ataque de pánico de una manera repetitiva y segura. Una vez que las sensaciones físicas de pánico ya no se perciben como amenazantes, los ataques comienzan a resolverse. Un tratamiento exitoso también puede ayudarte a superar los miedos a situaciones que has evitado debido a los ataques de pánico.

Notar los resultados del tratamiento puede llevar tiempo y esfuerzo. Puede que empieces a ver que los síntomas de los ataques de pánico disminuyen al cabo de algunas semanas, y los síntomas en general se reducen de manera notable o desaparecen tras varios meses. Puedes programar consultas de mantenimiento ocasionales a fin de asegurar que tus ataques de pánico sigan controlados o para tratar la reaparición de estos.

Medicamentos

Los medicamentos pueden ayudar a disminuir los síntomas de los ataques de pánico, así como los de la depresión si es un problema para ti. Varios tipos de medicamentos han demostrado ser efectivos para el control de los síntomas de los ataques de pánico, entre ellos los siguientes:

  1. Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, que generalmente son seguros y conllevan un bajo riesgo de efectos secundarios graves, se suelen recomendar como la primera opción de medicamentos para tratar los ataques de pánico. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (Food and Drug Administration, FDA) para el tratamiento del trastorno de pánico comprenden la fluoxetina (Prozac), la paroxetina (Paxil, Pexeva) y la sertralina (Zoloft).
  2. Inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN). Estos medicamentos son otra clase de antidepresivos. El IRSN venlafaxina (Effexor XR) cuenta con la aprobación de FDA para el tratamiento del trastorno de pánico.
  3. Benzodiazepinas. Estos sedantes son depresores del sistema nervioso central. Las benzodiazepinas aprobadas por la FDA para el tratamiento del trastorno de pánico incluyen el alprazolam (Xanax) y el clonazepam (Klonopin). Las benzodiazepinas se utilizan, por lo general, únicamente a corto plazo, dado que pueden crear adicción y causar dependencia física o mental. Estos medicamentos no son una buena opción si has tenido problemas con el consumo de alcohol o de drogas. Además, pueden interactuar con otros medicamentos y causar efectos secundarios peligrosos.

Si un medicamento no funciona bien para ti, es posible que el médico recomiende cambiar a otro medicamento o combinar algunos medicamentos para aumentar la efectividad. Ten en cuenta que es posible que la mejoría en los síntomas se note recién después de varias semanas de haber iniciado el tratamiento con medicamentos.

Todos los medicamentos conllevan un riesgo de efectos secundarios, y algunos pueden no ser recomendables en algunas situaciones, como durante el embarazo. Consulta con el médico acerca de los efectos secundarios y riesgos posibles.


Mayoclinic

jueves, 15 de septiembre de 2022

Salud mental en niños: ¿Qué es la ansiedad infantil?

Decidimos que un niño tiene ansiedad infantil cuando no afronta de forma sana ni supera con éxito los miedos y dificultades propias de su edad. Cuando se queda enroscado en ellos sin avanzar, aparecen conductas poco propias o se presentan episodios de miedo, preocupación o irritabilidad, que acaban afectando a la salud mental del niño.

Muchos padres y madres hemos expresado que “mi hijo es muy nervioso” en alguna ocasión. Hay momentos en los cuales los niños pueden manifestar comportamientos cercanos a la ansiedad, pero no hay que alarmarse: la ansiedad es una emoción básica, una respuesta adaptativa que experimenta la mayoría de las personas en situaciones en las que nos sentimos amenazados o poco cómodos.

La alerta hay que ponerla cuando el niño o niña muestra signos de nerviosismo en exceso, repite conductas extrañas o cuando se inquieta por asuntos nimios. En ese caso, es posible que sufra ansiedad infantil. La ansiedad infantil es un desorden frecuente en niños y adolescentes: entre un 9 y un 21% lo sufren en algún grado. Así pues, nos encontramos ante un problema bastante común. Hay que apuntar que, además, en el último año y medio debido a la pandemia por Covid-19, 1 de cada 4 niños ha sufrido síntomas de depresión o ansiedad en algún momento; y el 70% de los padres afirma notar un cambio negativo en el comportamiento de sus hijos.

¿Qué hacer para calmar la ansiedad en los niños?

La ansiedad en los niños es una situación que puede ser difícil de controlar para los padres. Esto se debe a que ante la reacción natural de protegerlos para que se sientan mejor, muchas veces se puede provocar que la ansiedad de los niños aumente de manera accidental.

La clave para calmar la ansiedad en los niños no es intentar protegerlos en exceso, sino enseñarles la manera en que ellos mismos pueden ser capaces de enfrentar el problema cuando se presente. Si los niños desarrollan la habilidad para lidiar con la ansiedad, el impacto de la ansiedad en ellos se hará eventualmente más reducido.

En contra, cuando los padres intentan proteger a los niños de las situaciones incómodas alejándolos de esa misma situación, a nivel inconsciente los niños asocian el miedo y la angustia como métodos eficaces para enfrentarse a las dificultades, por lo que crecerán huyendo de las situaciones que los hacen sentirse ansiosos.

Por ello, lo que se recomienda hacer cuando un niño siente ansiedad es comunicarles que no le ocurrirá nada, que hay que poner solución, incluso cuando si se siente incómodo. Esto no quiere decir que se deban hacer falsas promesas de que nada malo puede ocurrir, pero sí que se le puede transmitir al niño la idea de que cuenta con la capacidad de enfrentarse sus miedos.

Por otro lado, es recomendable mostrar empatía hacia el niño en todo momento, sin que esto implique estar a favor de sus miedos. Por ejemplo, si un niño tiene miedo a ponerse una vacuna, podemos transmitirle que comprendemos sus razones detrás del miedo, a la vez que le ofrecemos apoyo para superarlo.

En resumen, lo esencial al tratar la ansiedad en niños es mostrarles que la ansiedad es una emoción normal, que hay que aprender a lidiar con ella y que no tiene que representar un problema muy grande.

¿Cómo detectar si un niño sufre ansiedad? Síntomas de la ansiedad infantil.

Aunque para diagnosticar si un niño sufre ansiedad infantil es necesario contar con apoyo profesional, existen ciertos indicios que permiten detectarla.

Normalmente, los síntomas que reflejan que un niño padece ansiedad son la preocupación o la tensión sostenidas en el tiempo, con una duración de al menos seis meses. Esta preocupación puede producirse sin tener una causa aparente.

Cabe destacar que un niño puede ser consciente de que la ansiedad que le generan sus preocupaciones es exagerada, pero incluso así puede ser incapaz de controlarla. Es ahí cuando necesita la ayuda de sus padres y/o la ayuda de un psicólogo infantil.

Los más frecuentes síntomas de ansiedad en niños son los siguientes:

  • Fatiga.
  • Irritabilidad.
  • Problemas para concentrarse.
  • Insomnio o sueño insatisfactorio.
  • Alteraciones del apetito.
  • Ataques de ira.
  • Despertar agitado.
  • Patrones de conducta insolentes, hostiles y desobedientes.
  • Malestar estomacal.
  • Tensión muscular.
  • Problemas para respirar.
  • Dolor de cabeza.
  • Sudoración.

¿Qué podemos hacer para aliviar la ansiedad en nuestros hijos?

Si detectamos que nuestro hijo tiene problemas de ansiedad, las siguientes recomendaciones pueden ayudar a aliviar los síntomas.

Crear rutinas para ayudarles en el sueño

Una de las mayores problemáticas de los niños con ansiedad se presenta en el momento de ir a dormir. Por ello, enfocar los esfuerzos en ayudarlos a conciliar mejor el sueño puede aliviarlos mucho. Leer cuentos antes de dormir puede ser una buena estrategia, puesto que esto les permite relajarse a través de las historias.

Si desarrollan el hábito de dormir después de que les lean un cuento, les resultará naturalmente más sencillo dormir.

Aprender y hablar de inteligencia emocional

Hablar a los niños sobre inteligencia emocional les permitirá identificar mejor sus emociones, con lo cual también serán capaces de gestionarlas mejor. Si adquieren mayor inteligencia emocional, reaccionarán de una forma más positiva cuando experimenten ansiedad.

Animarlos y acompañarles a que sean más activos

Es un error intentar sobreproteger a los niños cuando padecen de ansiedad. Para proporcionarles un auténtico alivio de los síntomas, es necesario enseñarles que ellos mismos pueden ser capaces de controlar sus emociones. De esta forma, aprenderán a valerse por sí mismos sin depender emocionalmente de terceras personas.

Valorarles y ser un buen modelo a seguir

Para evitar empeorar los síntomas, en todo momento debe transmitirse a los niños la idea de que la ansiedad es una emoción normal que todos pueden experimentar alguna vez y que no afectará al aprecio que sus seres queridos tienen por ellos.

Asimismo, actuar como un ejemplo de cómo enfrentar la ansiedad motivará a los niños a copiar dicha actitud modelo, lo que puede no sólo ayudarles a aliviar los síntomas, sino incluso a superar los problemas de ansiedad.

Tratamiento psicológico para trabajar la ansiedad en niños

Los tratamientos psicológicos para trabajar la ansiedad en niños tienen como objetivo permitir que el niño tenga una vida normal y pueda sentirse mejor. El tratamiento que se aplicará variará de acuerdo a la gravedad del caso, pero en la mayoría de situaciones se recurre a la psicoterapia, el uso de algunos fármacos o la combinación de ambos tratamientos.

La psicoterapia que más suele utilizarse es la terapia cognitiva del comportamiento (TCC). La TCC se enfoca en otorgar a los niños las siguientes capacidades:

  • Retomar y comprender visiones disfuncionales del comportamiento de terceras personas o experiencias pasadas que generan estrés.
  • Gestionar el estrés para poder relajarse cuando se presenta.
  • No pensar que los problemas leves empeorarán.
  • Sustitución de los pensamientos que desencadenan la ansiedad por otros más positivos.

Conclusiones

La ansiedad es una afección común que todas las personas pueden experimentar, incluso los niños. Es un deber importante de los padres orientar a sus hijos para que sean capaces de aprender a enfrentar estas emociones difíciles desde la infancia, de manera que su vida y su salud mental no se vean negativamente afectadas.

Trastornos de Personalidad

 Descripción general

Un trastorno de personalidad es un tipo de trastorno mental en el cual tienes un patrón de pensamiento, desempeño y comportamiento marcado y poco saludable. Una persona con trastorno de personalidad tiene problemas para percibir y relacionarse con las situaciones y las personas. Esto causa problemas y limitaciones importantes en las relaciones, las actividades sociales, el trabajo y la escuela.

En algunos casos, es posible que no te des cuenta de que tienes un trastorno de personalidad porque tu manera de pensar y comportarte te parece natural. Y es posible que culpes a los demás por los problemas que tienes.

Los trastornos de personalidad generalmente comienzan en la adolescencia o la adultez temprana. Existen muchos tipos de trastorno de personalidad. Algunos tipos se vuelven menos obvios en el transcurso de la mediana edad.

Síntomas

Los tipos de trastornos de la personalidad se dividen en tres grupos, sobre la base de características y síntomas similares. Muchas personas que presentan un trastorno de la personalidad también tienen signos y síntomas de, al menos, un trastorno de la personalidad más. No es necesario que se manifiesten todos los signos y síntomas enumerados para que se diagnostique un trastorno.

Trastornos de la personalidad del grupo A

Los trastornos de la personalidad pertenecientes al grupo A se caracterizan por pensamientos o comportamientos excéntricos o extraños. Incluyen el trastorno paranoide de la personalidad, trastorno esquizoide de la personalidad y trastorno esquizotípico de la personalidad.

Trastorno paranoide de la personalidad

  • Desconfianza y sospecha generalizadas hacia los demás y sus motivos
  • Creencia injustificada de que los demás intentan dañarte o engañarte
  • Sospecha injustificada de la lealtad o la fiabilidad de los demás
  • Vacilación al confiar en los demás debido al temor no razonable de que usarán la información en tu contra
  • Percepción de comentarios inocentes o situaciones no intimidantes como si fuesen insultos o ataques personales
  • Reacción hostil o de furia a los insultos o desaires percibidos
  • Tendencia a guardar rencor
  • Sospecha injustificada y recurrente de que el cónyuge o la pareja sexual es infiel

Trastorno esquizoide de la personalidad

  • Falta de interés en las relaciones sociales o personales; preferencia por la soledad
  • Amplitud limitada de las emociones
  • Incapacidad para disfrutar la mayoría de las actividades
  • Incapacidad para captar las señales sociales normales
  • Aparentar ser distante o indiferente
  • Poco interés o interés nulo en las relaciones sexuales
  • Trastorno esquizotípico de la personalidad
  • Vestimenta, pensamientos, creencias, discurso o conductas peculiares
  • Experiencias perceptivas extrañas, como escuchar que alguien susurra tu nombre
  • Falta de expresión emocional o respuestas emotivas inadecuadas
  • Ansiedad social y falta de relaciones cercanas o incomodidad con dichas relaciones
  • Respuesta indiferente, inadecuada o suspicaz a los demás
  • «Pensamiento mágico» (creer que puedes ejercer influencia en personas y acontecimientos con el pensamiento)
  • Creencia de que determinados incidentes o acontecimientos casuales tienen mensajes ocultos exclusivos para ti

Trastornos de la personalidad del grupo B

Los trastornos de la personalidad pertenecientes al grupo B se caracterizan por pensamientos o comportamientos dramáticos, excesivamente emotivos o impredecibles. Incluyen el trastorno de personalidad antisocial, trastorno límite de la personalidad, el trastorno histriónico de la personalidad y trastorno narcisista de la personalidad.

Trastorno de personalidad antisocial

  • Indiferencia hacia las necesidades o los sentimientos de los demás
  • Mentiras, robos, uso de apodos, estafas constantes
  • Problemas legales recurrentes
  • Violación constante de los derechos de los demás
  • Comportamiento agresivo, a menudo violento
  • Indiferencia hacia la seguridad propia y de los demás
  • Conducta impulsiva
  • Irresponsabilidad constante
  • Falta de remordimiento por el comportamiento

Trastorno límite de la personalidad

  • Conducta impulsiva y riesgosa, como tener relaciones sexuales sin protección, involucrarse en apuestas o tener atracones
  • Imagen personal inestable o frágil
  • Relaciones inestables e intensas
  • Cambios en el estado de ánimo, a menudo como reacción al estrés interpersonal
  • Conductas suicidas o amenazas de autolesión
  • Temor intenso a estar solo o a ser abandonado
  • Sentimientos de vacío continuos
  • Ataques de ira frecuentes e intensos
  • Paranoia intermitente relacionada con el estrés

Trastorno histriónico de la personalidad

  • Búsqueda constante de atención
  • Excesivamente exaltado, drástico o provocativo en el plano sexual, con el objetivo de captar la atención
  • Discurso espectacular con opiniones fuertes, pero con pocos hechos o detalles para respaldarlas
  • Fácilmente influenciable
  • Emociones poco profundas que cambian rápidamente
  • Preocupación excesiva por la apariencia física
  • Pensamiento de que las relaciones con los demás son más cercanas que lo que en realidad son

Trastorno narcisista de la personalidad

  • Creencia de que eres especial y más importante que los demás
  • Fantasías sobre el poder, el éxito y la atracción
  • Incapacidad para reconocer las necesidades y los sentimientos de los demás
  • Exageración de logros o talentos
  • Expectativa de elogios y admiración constantes
  • Arrogancia
  • Expectativas no razonables de favores y ventajas, a menudo aprovechándose de los demás
  • Envidia hacia los demás o creencia de que los demás te envidian

Trastornos de la personalidad del grupo C

Los trastornos de la personalidad pertenecientes al grupo C se caracterizan por pensamientos o comportamientos de ansiedad o temor. Incluyen el trastorno de la personalidad por evitación, el trastorno de la personalidad dependiente y el trastorno de la personalidad obsesivo-compulsiva.

Trastorno de la personalidad por evitación

  • Sensibilidad excesiva a las críticas y al rechazo
  • Sentimiento de ser inadecuado, inferior o desagradable
  • Evasión de las actividades laborales que implican contacto interpersonal
  • Inhibición, timidez y aislamiento en el plano social; evitar las actividades nuevas o reunirse con extraños
  • Timidez extrema en situaciones sociales y en las relaciones personales
  • Temor a la desaprobación, a pasar vergüenza o a hacer el ridículo

Trastorno de la personalidad dependiente

  • Dependencia excesiva de los demás y sentir la necesidad de que alguien te cuide
  • Conducta sumisa o apegada hacia los demás
  • Temor a tener que cuidarte o defenderte tú mismo si te dejan solo
  • Falta de confianza en ti mismo, necesidad de consejos excesivos y de la confirmación de los demás para tomar incluso decisiones de poca importancia
  • Dificultad para iniciar o llevar a cabo proyectos solo debido a la falta de confianza en ti mismo
  • Dificultad para expresar desacuerdo con los demás, por temor a la desaprobación
  • Tolerancia hacia tratos abusivos o inadecuados, incluso cuando existen otras opciones
  • Necesidad urgente de comenzar una nueva relación cuando ha terminado otra

Trastorno de la personalidad obsesivo-compulsiva

  • Preocupación por los detalles, el orden y las normas
  • Perfeccionismo extremo, que genera disfunción y angustia cuando no se logra la perfección, por ejemplo, sentirse incapaz de finalizar un proyecto porque no se pueden cumplir las propias normas estrictas
  • Deseo de controlar a las personas, las tareas y las situaciones; incapacidad para delegar tareas
  • Negarse a reunirse con amigos o a hacer actividades placenteras debido a un compromiso excesivo con el trabajo o con un proyecto
  • Incapacidad para desechar objetos rotos o inútiles
  • Rigurosidad y obstinación
  • Inflexibilidad en cuanto a la moral, la ética o los valores
  • Estricto, control mezquino del presupuesto y los gastos

*El trastorno de la personalidad obsesivo-compulsiva no es lo mismo que el trastorno obsesivo-compulsivo, un tipo de trastorno de ansiedad.*

Cuando consultar con el médico

Si tienes algún signo o síntoma de algún trastorno de la personalidad, consulta al médico o a otro profesional de atención primaria o especialista en salud mental. Los trastornos de la personalidad, si no se tratan, pueden provocar problemas considerables en tu vida que posiblemente empeoren si no recibes tratamiento.

Causas

La personalidad es la combinación de pensamientos, emociones y conductas que nos hacen únicos. Es el modo en el que ves, comprendes y te relacionas con el mundo exterior, así como el modo en el que te ves a ti mismo. La personalidad se forma durante la infancia y en ella incide la interacción de lo siguiente:

  • Los genes. Es posible que determinados rasgos de la personalidad se transmitan de padres a hijos mediante los genes heredados. A veces, estos rasgos se llaman tu temperamento.
  • El entorno. Esto incluye los alrededores en los que creces, los eventos que tuvieron lugar y las relaciones con familiares y otras personas.

Se piensa que los trastornos de la personalidad son provocados por una combinación de estas influencias genéticas y del entorno. Es posible que los genes te hagan vulnerable a desarrollar un trastorno de la personalidad, y una situación de la vida puede desencadenar el desarrollo.

Factores de riesgo

Si bien no se conoce la causa precisa de los trastornos de la personalidad, ciertos factores parecen aumentar el riesgo de desarrollar o desencadenar estos trastornos, entre ellos, los siguientes:

  • Antecedentes familiares de trastornos de personalidad u otras enfermedades mentales
  • Vida familiar abusiva, inestable o caótica durante la niñez
  • Diagnóstico de trastorno de la conducta en la niñez
  • Variaciones en la química y en la estructura del cerebro

Complicaciones

Los trastornos de la personalidad pueden alterar significativamente tanto la vida de la persona afectada como la de las personas que se preocupan por esta. Los trastornos de la personalidad pueden provocar problemas con las relaciones, el trabajo o la escuela, y pueden derivar en el aislamiento social o el consumo abusivo de drogas o alcohol.

miércoles, 7 de septiembre de 2022

El Perfil Psicológico del Asesino, en 6 Rasgos Tipicos

El asesinato es uno de los crímenes más graves que puede cometer el ser humano, y sin embargo uno de los más antiguos. Desde la prehistoria hasta la actualidad se han encontrado casos de personas que han decidido acabar con la vida de otras personas de forma premeditada. De hecho, se han encontrado restos de masacres de hace más de 9.000 años.

¿Qué características tiene un asesino? Si bien existen una gran cantidad de causas o de aspectos que pueden mediar para que una persona decida quitarle la vida a otra y no resulta probable establecer un perfil claro y universal para todos los asesinos (existiendo una gran variedad de posibles perfiles y tipologías de asesino), en este artículo intentamos esbozar un perfil psicológico genérico respecto al tema.

Denominamos asesinato al acto mediante el cual una persona le quita la vida a otra de manera intencional, existiendo en el acto alevosía, ensañamiento o bien una compensación por la realización del acto. En caso de que no aparezca ninguna de las tres circunstancias anteriores estaríamos hablando de un homicidio. El asesinato implica premeditación y la existencia de algún tipo motivación por parte del agente causante para provocar la muerte. Dicho agente causante de la muerte mediante el asesinato recibe el nombre de asesino.

El asesinato es un delito de sangre sancionado por ley y puede acarrear penas que pueden ir desde la prisión a la pena capital, según la legislación del territorio en el que se juzgue al acusado.

Los motivos que conducen a una persona a matar a otra pueden ser muy variados, desde la venganza hasta la obtención de recursos. Existen muchos tipos de asesinos y de asesinatos en función del móvil del crimen, la forma de realizarlo, el número de personas asesinadas o incluso el tipo de relación que se establece entre víctima y verdugo. Todo ello provoca que deba realizarse un perfil concreto para cada caso, pudiendo encontrar diferentes características en cada tipología de crimen.

Resulta sumamente complicado establecer un perfil psicológico general de la figura del asesino, especialmente teniendo en cuenta la gran variedad en lo que se refiere a las posibles causas de la conducta asesina.

A pesar de ello, a continuación se indican algunos rasgos y características que tienden a cumplirse en una gran proporción de casos.

1. Visión del otro como causante de daño, amenaza u obstáculo

Si bien las causas concretas pueden ser muchas, por norma general la persona que comete un asesinato ve a su víctima como como alguien que le ha causado un daño, supone una amenaza para su integridad o estatus o para la de un ser querido o representa un obstáculo para alcanzar un determinado fin. También puede tratarse de un acto de violencia premeditado contra alguien que se asemeja a una persona que le ha producido al asesino un perjuicio, o incluso para satisfacer una necesidad con la que el sujeto no tiene en principio nada que ver.

2. Alta puntuación en psicopatía

Existen casos de asesinatos que son cometidos contra personas que no tienen ningún tipo de relación con el asesino, como ocurre en muchos casos de asesinos en serie o en los casos en que el asesino en un sicario contratado para acabar con la vida de una persona. Sin embargo, la gran mayoría de asesinatos que pueden observarse se llevan a cabo entre personas que se conocen o cuyo entorno está vinculado, aún si su contacto ha sido circunstancial. Eso significa que el asesino tiene la capacidad de distanciarse emocionalmente de la víctima, lo cual encaja con un perfil psicológico con un alto grado de psicopatía.

3. Discreción

Aparentemente, la personalidad de la mayor parte de asesinos no suele tener grandes particularidades que los hagan diferenciarse del resto de la población. El acto de asesinar no está delimitado a una estructura psíquica que haga que la persona destaque por el tipo de habilidades sociales que tiene.

4. En muchos casos, bajo nivel de asertividad

A pesar de que por lo general tienen un comportamiento normal, en muchos casos el asesinato se produce como consecuencia del nacimiento de agresividad hacia una persona en concreto debido a circunstancias variables. El asesino no es capaz de gestionar la situación de otra manera que con el asesinato, o bien a pesar de concebir otra manera la da prioridad a la provocar el deceso de la futura víctima.

5. No hay necesariamente trastorno mental

Existe socialmente la idea de identificar asesinato con la presencia de psicopatología. Sin embargo, en general esto no es así. Normalmente la mayoría de asesinatos son provocados por personas consideradas mentalmente sanas, siendo algunos de los más frecuentes los crímenes de odio, los crímenes pasionales o aquellos vinculados a aspectos económicos o de recursos. Una excepción la podemos encontrar en los asesinos en serie, los cuales tienden a padecer psicopatía extrema, sociopatía o diferentes trastornos que alteran la percepción de la realidad.

6. Género y edad

En general los asesinos suelen ser varones jóvenes o de mediana edad, si bien también pueden encontrarse numerosos casos de asesinas e incluso de niños y niñas asesinos. Tradicionalmente los varones suelen utilizar métodos más agresivos tales como armas blancas o pistolas mientras que las mujeres tienden a utilizar métodos menos visibles como el envenenamiento, si bien estas tendencias parecen ser menos acusadas con el paso del tiempo.

Los asesinos en serie: perfil y características en común

Existen muchos tipos de asesinos y asesinatos, pero uno de los que más ha llamado tradicionalmente la atención debido a su crudeza y al elevado número de víctimas que deja a su paso es el del asesino en serie o asesino serial.

Se considera asesino en serie a todo aquel individuo que quita la vida al menos tres personas de manera intencional y generalmente con premeditación en un periodo de tiempo concreto, estando dichos asesinatos separados entre sí.

Esta tipología de asesinos puede manifestar también una elevada heterogeneidad en lo que se refiere a sus características, pero suelen compartir elementos comunes. Entre ellos destacan las siguientes, las cuales son compartidas en su mayoría con las personas con psicopatía.

1. Falta de empatía

El asesino en serie suele emplear el asesinato como instrumento de cara a obtener un beneficio, por motivos ideológicos, o con la intención de descargar una frustración o fantasía concreta. Por norma general no tiende a saber ponerse en el lugar de su víctima, careciendo en su mayoría de empatía. Una gran parte de ellos son clasificables como psicópatas y entre sus motivaciones hay una visión de la realidad extraña, apartada de las ideologías hegemónicas.

2. Suelen dar apariencia de normalidad

Con algunas excepciones, por lo general el asesino en serie no manifiesta elementos extraños en su comportamiento que conduzcan a pensar en la posibilidad de que lo sean.

3. Elección de víctimas vulnerables

Por lo general el asesino en serie escoge víctimas que pueden ser vulnerables a su actuación por considerarlas más débiles o que pueden ser manipuladas de algún modo para dejarlas en una situación de sumisión. Esto se hace para notar que se tiene el control en todo momento.

4. Pueden ser manipuladores e incluso seductores

Muchos asesinos en serie tienen una capacidad elevada de manipulación y seducción, empleando dichas habilidades en conseguir acercarse a sus víctimas con facilidad y sin excesiva resistencia. Es frecuente que establezcan relaciones con cierta facilidad, si bien en general dichas relaciones son superficiales.

5. Entorno de origen aversivo 

Una gran cantidad de asesinos en serie provienen de familias o entornos desestructurados, con un elevado nivel de violencia. Muchos de ellos han sufrido diversos tipos de abuso a lo largo de su vida que dificultan la adquisición de empatía y de preocupación por el entorno.


 Por Oscar Castillero Mimenza 

lunes, 29 de agosto de 2022

Ghosting en la Amistad

Es todo un error asociar el ghosting únicamente al amor cuando este se da en todo tipo de relaciones humanas. Es más, aunque el grueso se lo lleva la pareja, eso es verdad, los psicólogos aseguran que sus consultas están repletas de individuos que afirman sufrir ghosting por parte de amigos.

El ghosting, del inglés 'ghost' (fantasma), es un término utilizado para denominar la práctica de no responder a un mensaje, petición, pregunta, y desaparecer como forma de finalizar una relación. Suele darse en redes sociales y puede generar sentimientos de confusión, incredulidad, culpa y abandono a la persona que lo sufre. Pero no te vayas a pensar que el ghosting nació en tiempos modernos... Aunque antiguamente no existían las redes sociales, desaparecer de manera repentina y, por lo general, de malas formas, existe desde que el mundo es mundo.

Cabe destacar que es más frecuente en las relaciones afectivas sin compromiso, «donde el vínculo entre las personas implicadas es menor o casi inexistente y al carecer de dicho vínculo la persona que lo pone en práctica no empatiza con su compañero e impone el término de la relación». Es decir, en el caso de la amistad, aunque también ocurriría en el del amor, puede venir dado porque la relación ha disminuido, se ha deteriorado por el paso del tiempo o por algún conflicto no resuelto. Sin embargo, ninguno de estos tres casos invita a que se tenga que desaparecer de manera tan brusca.

¿Por qué me hacen ghosting?

Si has sufrido ghosting por parte de un amigo seguro que te has preguntado, si no es que lo estás haciendo en estos momentos, que por qué ha decidido «abandonar el barco» sin dar una explicación, ¿verdad? Pues bien, te damos un spoiler: no es tu culpa. Un día están, muestran su interés, hay comunicación y al día siguiente o en los próximos (dependiendo de si es gradualmente o no) han desaparecido. Eso sí, por elección propia y sin que tú tengas la culpa.

No hay una explicación concreta al por qué se hace ghosting, ya que pueden ser razones muy variopintas: la falta de responsabilidad afectiva que muchas personas tienen con sus actos para con los demás. Son de aquellas personas que no contemplan cómo pueden sus actos hacer sentir a la otra persona.

Posibles motivos que llevan a algunas personas a practicar 'ghosting':

  • Falta de interés o al menos un interés bastante desapegado y de manera intermitente.
  • Miedo al compromiso sea del tipo que sea.
  • Sentirse enfadado o molesto con algo que ha hecho o dicho la otra persona (y para la cual no se ha buscado solución o seguramente ni se lo hemos hecho saber a la otra persona implicada).
  • Se ha conocido a otra persona que ha despertado un interés mayor.
  • Por aburrimiento o decepción.
  • Por falta de compromiso con la otra persona.
  • Por sentirse superior y ejercer poder sobre otras personas.

Descartando momentos en los que no se contesta por despiste o porque vamos muy rápido, dejar a alguien 'colgando del hilo de la conversación' es una forma de poner distancia y suspender la relación, evitándola y sin afrontarla desde una comunicación asertiva. Lógicamente supone una forma de actuar que puede herir al otro y siempre es mejor que aprendamos a asumir las conversaciones e incluso a finalizarlas de forma directa. Es posible que la distancia o superficialidad de la comunicación con redes sociales esté detrás. No debemos confundir la inmediatez que nos brindan las redes sociales para comunicarnos, con compromiso real en la relación o vínculo fuerte. Quizá establécenos relaciones 'rápidas', inmediatas por las posibilidades tecnológicas, pero no por ello seguras o profundas.

Por otro lado, esta distancia de las redes sociales puede hacernos valorar como normal el dejar de contestar como forma de cerrar una relación. Sin embargo, este atajo o forma cómoda de afrontar la comunicación con los demás va en detrimento de nuestra madurez afectiva y personal

Y ahora, ¿qué hago?

Normalmente este tipo de respuestas les van a dar personas a las que estamos empezando a conocer y con las que aún no hay una relación de confianza: En estos casos es mejor alejarse y tomarnos esta forma de actuar como la señal de que no nos conviene establecer relación con personas que actúan de manera cruel y poco asertiva.

Otros consejos:

  1. No te culpabilices: esta práctica está rodeada de ambigüedad. Muchas veces no somos conocedores del motivo que ha llevado a la persona a recurrir al ghosting, así que en algunos casos ni siquiera existe un motivo definido, por lo que debemos tener en cuenta que no somos responsables de la decisión. «El único responsable del ghosting es la persona que lo realiza».
  2. Valórate a ti mismo: es importante que tras la aparición de esta conducta aceptes que la otra persona no quiere continuar manteniendo relación con nosotros. Por tanto, no debemos insistir ni escribirle ya que no vamos a conseguir nuestro objetivo y vamos a experimentar mayor nivel de ansiedad y confusión. «Es necesario que pienses en ti, en cómo te sientes y lo que necesitas. Pasar tiempo con las personas que queremos, dedicar tiempo a nuestras aficiones y el autocuidado van a ser estrategias clave para sentirnos mejor.
  3. No alimentes el enfado: tener pensamientos negativos sobre lo ocurrido es algo natural. Sin embargo, debemos evitar redundar sobre ellos o, incluso, obsesionarnos con el tema. Alimentar esa negatividad únicamente te ayudará a sentirte peor y alargar el sufrimiento.
  4. Valora el vínculo afectivo existente entre vosotros: distinguir entre amigos y conocidos en ocasiones no es una tarea sencilla. No obstante, es necesario, ya que si la relación no es especialmente estrecha bastará con aprender de la experiencia y dejar de preocuparse por lo ocurrido. Si la persona decide volver, es muy lícito que tú prefieras desechar esa opción.
  5.  
  6. Descarta que existan problemas personales: en este caso, naturalmente, el vínculo con la persona debe ser mayor. Puede ocurrir que, por problemas personales, la persona decida voluntariamente aislarse del mundo. En este caso el ghosting no se lleva a cabo con una persona en particular, sino con el entorno completo de la persona.

Cuando es un amigo de los de verdad

Si se diera el caso y se tratara de un amigo íntimo, debemos pensar en posibles causas razonables antes de sentirnos abandonados u ofendidos» pero, ¿si fuera tan amigo no hablaría sin tapujos de lo que ocurre antes de recurrir al ghosting? Si se trata de amigos íntimos lo normal y formal sería preguntar directamente si todo está bien, si se ha sufrido un contratiempo, si ha habido algo que le haya molestado, etc. es decir, actuar de forma asertiva.

Si pese a eso seguimos sin contestación y no encontramos causa, respetemos el espacio del otro, aunque no se haya resuelto de la mejor manera. También es buen momento para plantearnos hasta qué punto era realmente una verdadera amistad o si hemos sobrevalorado la relación y ha llegado el momento de colocarla en su lugar, aunque nos resulte doloroso.

Además, en las amistades a veces es más complicado determinar las situaciones de ghosting, ya que puede pasar que esa persona simplemente esté pasando por una mala época y se aísle. Es importante conceder el beneficio de la duda. Aunque también todos tenemos eso típico amigo que aparece y desaparece intermitentemente.

Obviamente, como en cualquier situación de pérdida, pasaremos por un proceso de duelo en el que nos sentiremos tristes. Lo que nos puede ayudar también es apoyarnos en nuestras otras amistades para explicarles la situación, ya que puede que nos aporten otras perspectivas de lo ocurrido. Además, no olvides que, de tener oportunidad, la comunicación puede darte respuestas, eso sí: no lo fuerces.


miércoles, 10 de agosto de 2022

Indefensión Aprendida

En los últimos tiempos, dentro del ámbito de la psicología, ha comenzado a utilizarse un término muy llamativo y que sirve para representar multitud de situaciones a la que nos enfrentamos los seres humanos. Estamos hablando de la indefensión aprendida, la cual queremos explicarte aquí en profundidad.

¿Qué es la indefensión aprendida?

La indefensión aprendida, también denominada por algunos expertos como impotencia aprendida, es un término utilizado en psicología para hacer referencia a aquellos seres humanos que han "aprendido" a comportarse de forma pasiva ante todo tipo de problemas. Por lo general, estas personas sienten que son incapaces de hacer nada ante ellos a pesar de que, ante sí, tienen multitud de oportunidades auténticas para cambiar la situación. De este modo, lo que esperan es no tener que enfrentarse a situaciones desagradables o, en su defecto, obtener recompensas positivas.

¿Por qué surge la indefensión aprendida?

Habitualmente, este problema psicológico surge cuando un sujeto se ha enfrentado en repetidas ocasiones a determinadas situaciones sin que sus actos hayan conseguido surtir el efecto que realmente querían. Esto acaba derivando en una sensación de impotencia y en la percepción de que aquello que les rodea es incontrolable y que, por lo tanto, lo mejor es no hacer nada. De hecho, hasta cuando el resultado es el deseado, el sujeto tiende a pensar que no se ha producido por las acciones llevadas a cabo, sino por puro azar o porque debía ser así.

¿Qué consecuencias tiene la indefensión aprendida?

Las personas que sufren indefensión aprendida acaban desarrollando una serie de problemas adicionales. En concreto, podemos citar los siguientes:

  • Paralización ante problemas que requieren rápida respuesta.
  • Bloqueo mental frente a situaciones a corto, medio o largo plazo.
  • Necesidad de huir de los problemas.
  • Evitar situaciones que puedan resultar incómodas.
  • Negar el enfrentamiento con las causas de los problemas.
  • Incapacidad de ayudarse a sí misma

Como consecuencia de todo ello, la persona que sufre indefensión aprendida acaba teniendo un grave problema de autoestima. Además, este se ve incrementado por una falta de motivación extrema. Todo esto se traduce en que la voluntad del propio sujeto queda siempre subordinada a cualquier aspecto externo. Incluso, en casos extremos, pueden surgir síntomas depresivos y de ansiedad.

¿Es posible superar la indefensión aprendida?

La respuesta es que sí. De hecho, es más fácil de lo que parece por una sencilla razón. Y es que, como su propio nombre indica, se trata de un comportamiento aprendido que puede ser modificado como cualquier otro.

En este sentido, la primera fase del tratamiento se debe centrar en aprender comportamientos alternativos a los aprendidos anteriormente y que desencadenaron el problema. Con ellos, lo que se espera es que el sujeto aprenda a resolver sus propios conflictos y a sentir que es capaz de cambiar, mediante sus actos, las situaciones adversas a las que tenga que enfrentarse.

Hay muchos ejemplos que pueden servir para ilustrar esta situación, pero el más interesante que se nos ocurre es el de un sujeto en paro que lleva meses buscando trabajo sin éxito. Tras todo ese tiempo, puede que haya perdido la motivación y haya empezado a pensar que poco más puede hacer. De hecho, incluso es posible que haya desarrollado comportamientos orientados a evitar la situación y a la pasividad. Cuando esto se produce, la indefensión aprendida ya se ha instaurado.

Sin embargo, quedarse en casa no es una alternativa válida para ese sujeto. El trabajo de la terapia, en ese caso, debe centrarse en proveer de habilidades nuevas a la persona para que sea capaz de encontrar otros lugares y recursos con los que seguir con su búsqueda.

En definitiva, la indefensión aprendida puede ser un problema realmente grave para aquellos que la padecen pero, como todo comportamiento adquirido, puede modificarse y corregirse.


Psiquion