lunes, 5 de junio de 2023

Trauma Psicológico 2

¿Qué es un trauma psicológico?

Un trauma es un evento que, desde un punto de vista psicológico, ha supuesto un problema para el paciente. Pueden ser hechos que hayan ocurrido de manera repentina o inesperada, excediendo la capacidad del individuo de manejar este problema y perturbando los marcos de referencia básicos por los que se guía la persona para entender y manejar las situaciones que le rodean.

Los traumas se pueden dividir dependiendo de la acción que los haya desencadenado. Así pues, puede haber traumas relacionados con la infancia, la violencia, el duelo, desastres naturales o accidentes.

Evolución de un trauma psicológico

El trauma psicológico es una patología que se puede tratar mediante la Psicología. Existen diferentes técnicas usadas por los psicólogos para trabajar sobre el inconsciente y la parte emocional del cerebro, que es donde se produce el shock postraumático.

Síntomas de un trauma psicológico

Tras experimentar una situación traumática, el cerebro entra en shock, lo que desencadena un trauma psicológico. Algunos síntomas que pueden indicar la existencia de un trauma psicológico son:

  • Insomnio y pesadillas
  • Irritabilidad
  • Ansiedad y nerviosismo
  • Miedo
  • Confusión
  • Sensación de culpa y vergüenza
  • Indiferencia emocional

¿Cómo se determina la existencia de un trauma?

Los síntomas del trauma psicológico son claves para el diagnóstico de esta patología. El especialista en Psicología evaluará al paciente y valorará el tipo de trauma y el efecto que ha podido tener en su día a día.

Los pacientes con un trauma psicológico suelen manifestar: ansiedad, depresión y sentimiento de culpa

¿Cuáles son las causas de un trauma psicológico?

Las causas de los traumas psicológicos se basan en experiencias traumáticas que no se han superado y que han roto el equilibrio psicológico del individuo. Por lo tanto, estas causas serán individuales, ya que lo que para una persona puede ser una vivencia traumática para otras no.

No obstante, hay situaciones generalizadas que tienen un impacto emocional importante en muchas personas, como por ejemplo el maltrato físico y psicológico, los abusos, la muerte de alguien querido, las enfermedades con secuelas graves etc. Además, hay factores que pueden propiciar la aparición de un trauma como la existencia de problemas psicológicos previos.

¿Se puede prevenir?

No es posible prevenir un trauma psicológico ya que el hecho que desencadena este trauma ocurre de manera repentina o inesperada. El tratamiento de este trauma será clave para que frenar su desarrollo.

Tratamientos para un trauma psicológico

Cuando existe un trauma psicológico que es limitante en la vida del paciente, lo ideal es asistir a terapia psicológica. Además, existen diferentes técnicas que pueden ser de utilidad para tratar un trauma psicológico:

  1. Técnica EMDR, una de las técnicas más vanguardistas dentro de la Psicología que se utiliza mucho para superar el estrés postraumático. Esta técnica estimula ambos hemisferios cerebrales mediante sonidos alternos en los oídos, las manos o mediante estimulación visual. Esto le da un significado a lo ocurrido, ya que se trabaja en los sonidos, olores, pensamientos, imágenes y sensaciones relacionadas con el momento traumático.
  2. Hipnosis: es otra técnica recurrente a la hora de superar un evento traumático. En este caso el paciente está relajado pero atento, lo que produce una disminución de la activación cortical. Esto permite reestructurar recuerdos y disminuir el impacto negativo que se produce en nuestras emociones.
  3. Técnicas Mindfulness: consiste en ejercicios mentales para combatir el impacto traumático. Es un tipo de meditación que ayuda al paciente a paliar los malestares mentales, prestando atención al momento y dejando de lado las cosas banales que le rodean.
  4. Técnicas de integración cerebral: es una de las técnicas más utilizadas para resolver traumas, ataques de pánico y ansiedad. Esta técnica trabaja, desde un abordaje neurofisiológico, cognitivo y eléctrico, el campo del pensamiento y la manera en la que el cerebro recopila la información.
  5. Brainspotting: aborda los traumas desde una perspectiva profunda y transformadora, lo que ayuda al paciente a superar las heridas emocionales provocadas por el hecho traumático. La técnica consiste en conectar las reacciones emocionales y físicas con el objetivo de identificar el punto cerebral y liberar las emociones bloqueadas.

 ¿Qué especialista lo trata?

El especialista que trata esta patología es un experto en Psicología Clínica y Psicotraumatología. 

¿Qué tipo de consecuencias puede producir un trauma psicológico?

El malestar psicológico asociado a un evento traumático o estresante es bastante variable. La persona podría presentar síntomas dentro de un contexto de miedo y ansiedad, pero también síntomas anhedónicos, disfóricos que se pueden expresar como enfado, hostilidad, o síntomas disociativos.

Según el DSM-V (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales), cuando el evento traumático causa alteración significativa de las áreas vitales de la persona, describe cinco tipos de trastornos mentales que podría padecer la persona, en función de las circunstancias particulares de cada caso. En concreto, apunta al trastorno de estrés postraumático, el trastorno adaptativo, al trastorno de estrés agudo, al trastorno de apego reactivo y al trastorno de relación social desinhibida.

A parte de la terapia psicológica, ¿Cómo se puede ayudar a una persona que ha sufrido un trauma psicológico?

Lo más importante es que la persona empiece a ser consciente de su dolor emocional, lo reconozca y pida ayuda inicialmente a sus familiares, pareja o personas de confianza que le asistan para acompañarlo a que inicie un proceso terapéutico. Es muy importante no intentar ignorarlo, negarlo o esperar a que se vaya sola esta sensación desagradable, porque simplemente con el paso del tiempo no se aliviará y se podría enquistar, agravando el malestar subjetivo de la persona.

Es recomendable que la persona que padece un trauma, complemente la terapia psicológica con hábitos de vida saludables, enfocándose en cuatro pilares básicos de salud (actividad física, alimentación sana, higiene del sueño y momentos de tranquilidad/soledad), que le aportan coherencia a su vida. De esta manera, se ayudará a sí misma para evitar que se activen los mecanismos de negación, evasión  y substitución que tan comúnmente aparecen en estos casos.

En concreto, se insta a que se eviten patrones de comportamiento compulsivo con fines evasivos, como podría ser la sobre ingesta de alimentos (sobre todo procesados y azúcares), el consumo abusivo de alcohol y resto drogas psicoactivas, o el consumo de psicofármacos sin prescripción médica adecuada. Así como, también se aconseja evitar comportamientos extremos en la esfera social (aislamiento brusco - hiperactividad social).

Es importante que por parte de los familiares con los que convive, la persona que padece un trauma se sienta escuchada, sienta que validan y dan espacio a su malestar, así como se evite restar importancia al evento desagradable en cuestión. Interpretar o juzgar desde fuera la situación traumática puede ser muy contraproducente, así como tampoco se recomienda restarle importancia al hecho en cuestión, porque la reacción emocional es subjetiva y particular de cada uno, con lo que es mejor centrarse en lo que significa desde la óptica de la persona no desde lo que representa a los demás. Tampoco es recomendable presionar, agobiar o insistir a la persona cuando no se encuentre preparado/a para hablar sobre esta situación. Se recomienda apoyar a la persona sin que se sienta presionada, cuestionada ni invalidada emocionalmente. Tanto la carencia de apoyo como el exceso podrían ser contraproducentes.

Trauma Psicológico | Psicología Clínica (alex-psicoclinica.blogspot.com)



miércoles, 17 de mayo de 2023

Síntoma Después de los 40 años que anticipa que Sufrirás Demencia

De acuerdo con la Comisión Internacional The Lancet sobre Prevención, Intervención y Cuidados de la Demencia, la pérdida de audición se posiciona como el factor de riesgo primordial para el desarrollo de demencia a partir de la mediana edad, una vez superada la barrera de los 40 años.

Según esta comisión, se estima que este factor constituye hasta un 20,5% de las causas que pueden evitarse.

En la actualidad, aproximadamente 1.500 millones de personas experimentan algún grado de deterioro en su sentido del oído, y se estima que esta cifra aumentará a 2.500 millones para el año 2050, lo que refleja la magnitud del problema. Por ejemplo, en Estados Unidos, casi la mitad de las personas mayores de 65 años sufren de este trastorno.

Además del envejecimiento natural, que causa un daño celular acumulativo a lo largo de la vida, factores como la exposición a ruidos fuertes, como los que se encuentran en las grandes ciudades, la predisposición genética, el uso de ciertos medicamentos y enfermedades como la meningitis pueden contribuir a la pérdida auditiva.

En las personas mayores, tanto la demencia como la pérdida de audición se relacionan con una mayor discapacidad, aislamiento social, depresión y, en última instancia, una mayor mortalidad.

Por lo tanto, identificar, comprender y caracterizar adecuadamente los factores que pueden protegernos de ambos trastornos es un desafío para la comunidad científica internacional.

En esta línea, un grupo de científicos de China, Japón, India y otros países ha publicado recientemente en la revista científica The Lancet Public Health los hallazgos de un estudio exhaustivo que investigó la relación entre el uso de audífonos y el riesgo de desarrollar demencia. Para llevar a cabo este estudio, utilizaron datos recopilados de más de 400.000 participantes registrados en la base de datos UK Biobank.

Los resultados revelaron que el uso de audífonos se asoció de manera efectiva con una reducción en las probabilidades de desarrollar demencia en personas que experimentaban algún grado de pérdida auditiva.

De hecho, y este hallazgo es especialmente relevante, el riesgo de demencia en estas personas fue comparable al de aquellas con una audición intacta. Estos resultados se observaron tanto en los casos de demencia de cualquier causa como en casos específicos de enfermedad de Alzheimer y demencia vascular.

Este estudio es de gran importancia, ya que se realizó en una muestra considerable de individuos en edad mediana (hombres y mujeres de entre 40 y 69 años) y se les siguió durante más de 12 años. Además, los autores recopilaron información de diversas fuentes, como registros hospitalarios y datos sobre causas de fallecimiento, lo que otorga mayor solidez a los resultados obtenidos.

El poder transformador de los audífonos

Hasta la fecha, ha habido pocos estudios que hayan analizado esta asociación, y los que se han llevado a cabo contaban con un número limitado de participantes o periodos de seguimiento demasiado cortos.

Los autores destacan que esta investigación abre nuevas perspectivas en la prevención de la demencia.

Al reducir la pérdida de audición, los audífonos disminuyen la carga cognitiva, lo que permite que el cerebro se esfuerce menos en procesar los sonidos y, por ende, reserva más recursos para otras tareas como la atención y la memoria. Además, los audífonos alivian la privación sensorial, otro factor que contribuye al desarrollo de demencias.

Considerando los resultados de este estudio, junto con la disminución de precios de los audífonos y la disponibilidad de su venta sin necesidad de prescripción médica en algunos países, como Estados Unidos, la implementación de estos dispositivos podría representar un gran avance en la lucha contra la demencia. En otros lugares, todavía se requiere una prescripción médica o audiológica para obtenerlos.

Esperamos que en el futuro se realicen más estudios con un gran número de participantes y períodos de seguimiento prolongados para poder confirmar los resultados observados en esta prometedora investigación.


Fuente: Mente Asombrosa

miércoles, 26 de abril de 2023

Tipos de Psicosis

¿Cómo actúa una persona con psicosis? La sintomatología que presentan algunos trastornos de salud mental son ideas delirantes, discurso desorganizado y comportamiento extraño. Todas estas alteraciones, históricamente vinculadas a la locura, son los llamados trastornos del espectro psicótico.

Esquizofrenia

La esquizofrenia no tiene un cuadro clínico único, sino que hay múltiples síntomas característicos y diversificados entre emociones, personalidad, cognición y actividad motora. Concretamente, se trata de una enfermedad multisistémica en la que también podemos observar alteraciones cerebrales a nivel estructural.

Si te preguntabas cuál es la psicosis más común, quizá este tipo sea uno de los trastornos psicóticos más estudiados y más conocidos popularmente hasta la fecha. A continuación, los síntomas clásicos de la psicosis.

Clasificaciones de los síntomas de la esquizofrenia

Algunos autores distinguen que pueden aparecer dos grandes grupos de síntomas en las personas con esquizofrenia:

  • Síntomas positivos: todo aquello que aparece de nuevo desde que se tiene la enfermedad, distorsiones o exageraciones de funciones normales. Entre ellos, podemos encontrar alucinaciones, ideas delirantes, discurso desorganizado y comportamiento extraño.
  • Síntomas negativos: la disminución de funciones normales, es decir, todo lo que ha perdido la persona desde la aparición de la enfermedad. Podemos encontrar alogia, aplanamiento afectivo, abulia o apatía y anhedonia.

Otros autores clasifican los síntomas en 3 dimensiones:

  • Síntomas psicóticos: ideas delirantes y alucinaciones.
  • Síntomas desorganizados: lenguaje disgregado, conducta desorganizada y afectividad inapropiada.
  • Síntomas negativos: pobreza del lenguaje, abulia, anhedonia, aplanamiento afectivo.

Tratamiento de la esquizofrenia

El tratamiento de la esquizofrenia es crónico, debido a la naturaleza del trastorno, y consta de dos partes indispensables:

  • Terapia biológica: incluye terapia electroconvulsiva, cada vez más en desuso, y la terapia farmacológica, con la administración de neurolépticos (antipsicóticos) y anticolinérgicos para contrarrestar los efectos secundarios consecuencia de los antipsicóticos.
  • Terapia psicosocial: integra la terapia familiar social y psicológica, las habilidades sociales y grupos de autoayuda.

Por lo que un tratamiento ideal sería el que integra y trabaja los siguientes aspectos:

  • Diferenciación cognitiva.
  • Percepción social.
  • Comunicación verbal.
  • Habilidades sociales.
  • Resolución de problemas interpersonales.
  • Psicoeducación y terapia familiar.
  • Manejo social del caso.
  • Rehabilitación cognitiva.
  • Rehabilitación profesional.
  • Detección e intervención precoz.

Tratamientos alternativos de la esquizofrenia

Existen tratamientos alternativos a los convencionales que han demostrado eficacia a la hora de tratar la esquizofrenia si se implantan conjuntamente:

  • Penicilina: disminuye la endotoxemia.
  • Curas del sueño: permiten aumentar el sueño de ondas lentas y reducir las exigencias enérgicas del Sistema Nervioso Central (SNC).
  • Cambra hiperbárica de oxígeno: una mega dosis de oxígeno.
  • Dióxido de carbono: a través de ejercicios hipopresivos o respirar en una bolsa de cartón, ya que favorece la eliminación de glutamato y aspartato.
  • Acetazolamida: un fármaco reconocido por su efectividad en el cáncer que, pese a tener algunos efectos secundarios, se podría considerar.
  • Litio: por su efecto calmante.
  • Vitaminas A, C, D y E.
  • Aspirina por su efecto antiinflamatorio.
  • Hormonas tiroideas: aumentan la disponibilidad de energía y retienen el sodio y magnesio.
  • Sodio y magnesio: contrarrestan el potasio y calcio.

Trastorno esquizofreniforme

El trastorno esquizofreniforme presenta el mismo cuadro clínico que la esquizofrenia con la única diferencia de que los síntomas están presentes durante un período menor a los 6 meses. Por lo general, existe una vuelta al funcionamiento premórbido una vez resuelto el episodio psicótico.

Síntomas del trastorno esquizofreniforme

Las principales manifestaciones sintomáticas de este tipo de psicosis son:

  • Delirios.
  • Alucinaciones.
  • Desorganización.
  • Catatonia.
  • Aplanamiento.
  • Apatía.
  • Anhedonia.
  • Afectación cognitiva en la atención, la memoria y las funciones ejecutivas.
  • Sintomatología afectiva: disforia, depresión y autolisis.
  • Alteraciones de la conducta: disfunción sociolaboral, familiar e interpersonal y perdida de autonomía.

Tratamiento del trastorno esquizofreniforme

Al tratarse de un período menor de la presencia de los síntomas, el tratamiento acostumbra a ser farmacológico y durante un período acotado de un año.

Trastorno psicótico breve

Uno de los tipos de psicosis que tiene un inicio abrupto y una duración de entre 1 día y un mes. Una vez resulto el brote psicótico, se observa una vuelta al estado de funcionamiento premórbido.

Por otra parte, existe una vulnerabilidad previa por historial familiar y hay un factor precipitante que normalmente es un factor externo. Además, el trastorno psicótico breve puede cursar con labilidad emocional y conductas extravagantes, teniendo la presencia de 1 o más síntomas.

Síntomas del trastorno psicótico leve

Los principales síntomas más comunes del trastorno psicótico leve son:

  • Ideas delirantes.
  • Alucinaciones.
  • Lenguaje desorganizado.
  • Comportamiento catatónico o gravemente desorganizado.

Tratamiento del trastorno psicótico leve

Cuando aparece un único episodio psicótico, el tratamiento más utilizado es la administración de ansiolíticos de forma inmediata, así como antipsicótico durante un día al detectar la crisis.

Además, también es recomendable la ingesta de suplementos vitamínicos, un control de la dieta, realizar ejercicio físico, atención psicológica y psicoeducación sobre el suceso y tener un seguimiento por parte de los equipos médicos por si el episodio se repitiera o requiriera de una atención psicológica más personalizada.

Trastorno delirante

Otro de los tipos de psicosis es el trastorno delirante, el cual se manifiesta de forma principal en la existencia de la idea delirante. Estas suelen ser ideas "no extrañas" y sistematizadas muy bien construidas en el paciente. Ahora bien, en el trastorno delirante se da en una ausencia de otros síntomas psicóticos presentes en la esquizofrenia, por lo que el tratamiento se centra en la aparición de alucinaciones ligadas a la temática delirante.

Síntomas del trastorno delirante

La sintomatología que se presenta en los casos de trastorno delirante es la siguiente:

  • Estado afectivo en consonancia con la temática delirante.
  • Ausencia de juicio de enfermedad.
  • Áreas de funcionamiento afectadas según el contenido del delirio.
  • No hay un deterioro significativo de la actividad psicosocial.

Tratamiento del trastorno delirante

El tratamiento del trastorno delirante es muy complejo debido a la irracionalidad de la idea central. Pese a esto, se sigue el tratamiento desde la orientación cognitivo-conductual, a través de la reestructuración cognitiva y la confrontación.

La finalidad es aumentar la capacidad de juicio racional de la persona hacia ella misma e intentar desmontar la construcción que ha hecho alrededor de la idea delirante. En caso de ser necesario, sobre todo si hay alucinaciones, se tratará de manera farmacológica con antipsicóticos.

Trastorno esquizoafectivo

El siguiente en nuestra lista de tipos de psicosis es el trastorno esquizoafectivo, el cual muestra síntomas de esquizofrenia y, a su vez, también manifiesta signos de un trastorno afectivo. Cabe decir, además, que puede haber dos subtipos: bipolar o depresivo.

Síntomas del trastorno esquizoafectivo

El trastorno esquizoafectivo se manifiesta mediante los siguientes síntomas:

  • Síntomas depresivos o maníacos, junto a síntomas de esquizofrenia.
  • Síntomas delirantes o alucinaciones, en ausencia de sintomatología afectiva.
  • Síntomas afectivos, como componente importante de la enfermedad.

Tratamiento del trastorno esquizoafectivo

El tratamiento a seguir en este caso dependerá del subtipo de trastorno esquizoafectivo del que estemos hablando, así como de los síntomas concretos manifiestos. Así pues, se seguirá el tratamiento de la esquizofrenia, junto al tratamiento depresivo o bipolar en caso de ser también necesario, a nivel farmacológico y psicológico. Asimismo, no será extraño que nos encontremos pautas de medicación con antipsicóticos y antidepresivos.

Catatonía

La catatonía es un síndrome neuropsiquiátrico caracterizado por la manifestación de anomalías motoras que se presentan en asociación con alteraciones de consciencia, afecto y pensamiento. Además, es uno de los tipos de psicosis en los que se da una ausencia de voluntad y movilidad.

Síntomas de la catatonía

Para hablar de catatonía, necesitaremos observar 3 o más signos característicos, los cuales pueden estar asociados a otro trastorno mental o pueden ser debidos a otra afectación médica. A continuación, vemos los más comunes:

  • Estupor.
  • Catalepsia.
  • Flexibilidad cérea.
  • Mutismo.
  • Negativismo.
  • Adopción de una postura.
  • Manierismo.
  • Agitación no influenciada por estímulos externos.
  • Muecas.
  • Ecolalia.
  • Ecopraxia.

Tratamiento de la catatonía

El tratamiento inicial de elección para la catatonia son las benzodiacepinas y barbitúricos, en especial el Lorazepam en las primeras 48-72 horas de forma oral y, en caso de no observar respuesta, de forma intravenosa. En pacientes que no responden al uso de Lorazepam, se ha indicado la terapia electroconvulsiva.

En el diagnóstico de respuesta al tratamiento, siempre es bueno que se intervenga en el período agudo, sin embargo, el uso de antipsicóticos está contraindicado, ya que usualmente empeoran el pronóstico. Para saber más de este tipo de psicosis, consulta nuestro artículo sobre la Catatonia: significado, síntomas, causas y tratamiento.

Trastorno psicótico inducido por sustancias o medicamento

Entre los tipos de psicosis, el inducido por sustancias o medicamentos, por un lado, se caracteriza por el desarrollo de los síntomas durante o después de una intoxicación, ya sea en estado de abstinencia de la sustancia o después de la exposición a un medicamento. Así pues, el fármaco tiene la capacidad de producir alguno de los signos característicos de este trastorno psicótico.

Por otro lado, para identificar el trastorno psicótico inducido por sustancias o medicamento tiene que presentarse 1 o más de los síntomas comunes como alucinaciones o delirios.

En estos casos, a diferencia de un trastorno psicótico no inducido por ninguna sustancia, el tratamiento del trastorno psicótico inducido por sustancias o medicamento consistirá en la privación de la sustancia que ha sido la causante del episodio psicótico para que remita toda la sintomatología manifiesta.

Trastorno psicótico compartido

Para saber qué tipo de trastorno es la psicosis compartida, hay que tener claro que se manifiesta por el desarrollo de una idea delirante en un sujeto en el contexto de una relación estrecha con otras personas que ya tenían una idea delirante establecida.

Esta idea delirante es parecida en su contenido a la de otra persona que ya tenía la idea delirante. De esta manera, la alteración no se explica mejor por la presencia de otro trastorno psicótico o de un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos. Además, cabe decir que el establecimiento de la idea delirante no se debe a efectos fisiológicos de una sustancia o enfermedad médica.

Los síntomas del trastorno psicótico compartido incluyen un estado afectivo en consonancia con la temática delirante, la ausencia de juicio de enfermedad y afectaciones en áreas de funcionamiento según el contenido del delirio. En estos casos, el tratamiento de este tipo de psicosis será el mismo que seguiremos en el trastorno delirante.

Delirium

En el delirium, pese a que las alucinaciones y delirios son comunes, no se realiza un diagnóstico a parte del trastorno psicótico debido a otra afectación médica.

Síntomas del delirium

Los principales síntomas del delirium son los siguientes:

  • Alteración del nivel de consciencia y atención que fluctúan en el tiempo.
  • Alteración de la esfera cognitiva.
  • Alteración perceptiva: alucinaciones visuales, normalmente.
  • Alteraciones del contenido del pensamiento: ideas delirantes de persecución.
  • Alteración de la esfera afectiva.
  • Alteración a nivel motor.
  • Alteración de los ritmos sueño-vigilia.

Signos y síntomas somáticos como incontinencia, hipertensión, trastorno de la marcha, sudoración, etc.

Tratamiento del delirium

Los síntomas del síndrome confusional o delirium se tratan con antipsicóticos por el médico o psiquiatra. A la vez, se trata la causa orgánica que lo ha provocado y, si esta no tiene tratamiento, se efectúan tratamientos paliativos.

Por último, cabe mencionar que algunas enfermedades e incluso otros trastornos mentales, como la depresión o la demencia, pueden cursar con algunos de los síntomas psicóticos, como en los casos del trastorno depresivo mayor con características psicóticas.

Este artículo es meramente informativo…

Fuente: Psicología - Online

Referencias

Roder, V., Mueller, D. R., Mueser, K. T., & Brenner, H. D. (2006). Integrated psychological therapy (IPT) for schizophrenia: is it effective?. Schizophrenia bulletin, 32(suppl_1), S81-S93.

Bibliografía

American psychiatric association, (2014). Manual diagnostico y estadístico de los trastornos mentales DSM – 5. Madrid, España. Editorial medica panamericana.

Belloch, A., Sandín, B., Ramos, F., (2009). Manual de psicopatología, volumen II. Madrid. McGraw Hill / Interamericana de España, S.A.U.

Carlson, N. R. (2014). Fisiologia de la conducta. Madrid. Pearson Education, S.A.

Crespo, M. L., & Pérez, V. (2005). Catatonía: un síndrome neuropsiquiátrico. Revista Colombiana de Psiquiatría, 34(2), 251-266.

 

 

 

martes, 18 de abril de 2023

El Origen de la Locura de Nietzsche

La producción intelectual de Friedrich Nietzsche está muy vinculada a la enfermedad neurológica que padeció. Ahora, ¿Cuál fue el origen del desequilibrio mental de uno de los grandes pensadores del siglo XIX?

Durante años se han publicado artículos de investigación que han intentado dar con la clave de la enfermedad que padeció Friedrich Nietzsche. El gran filósofo y pensador de origen alemán murió a los 56 años, aquejado de síntomas para los que la medicina del momento fue incapaz de encontrar explicación. En este sentido, la causa de la locura de Nietzsche ha constituido un misterio de la historia médica reciente hasta hace poco.

El diagnóstico que recibió en su época fue similar al de muchos otros artistas aquejados de sífilis: la parálisis general por lúes, una forma de neurosífilis. Sin embargo, investigaciones más recientes sugieren que el diagnóstico apropiado para el cuadro clínico (el conjunto de síntomas) que presentó el célebre pensador puede ser el de la demencia frontotemporal.

¿Qué síntomas caracterizaron la locura de Nietzsche?

El deterioro que Nietzsche sufrió fue progresivo y devastador. Todo comenzó con 24 años: un periodo de su vida en el que comenzó a dar clases de filología en la universidad. Al principio de su enfermedad, los síntomas consistieron en dolores de cabeza intensos y problemas relacionados con la visión del campo derecho.

Los síntomas de la enfermedad de Nietzsche fueron tan intensos que hicieron al filósofo abandonar su puesto como profesor y afincarse en Turín, Italia. Para Marcelo Miranda fue en Turín donde la alteración mental de Nietzsche se hizo inmanejable y, en consecuencia, necesitó ser internado en Basilea (y posteriormente en Jena).

Entre los síntomas de Nietzsche cabe resaltar:

Conductas de hiperoralidad, es decir, “utilizar mucho la boca para entrar en contacto con diversos objetos”. Las conductas que acompañan a la hiperoralidad son chupar, masticar, succionar, morder, etc.

  • Comportamiento extraño y negligente respecto al autocuidado corporal.
  • Hiperfagia o apetito voraz.
  • Ataques de ira.
  • Conductas agresivas.
  • Coprofagia, es decir, la ingesta de las propias heces.
  • Delirios megalomaníacos o de grandeza.
  • Cambios dramáticos de personalidad.

¿Qué es la demencia frontotemporal?

Existen investigaciones que avalan el hecho de que la locura de Nietzsche puede explicarse en la actualidad como una demencia frontotemporal.

Para la American Psychiatrich Association (APA), esta demencia se caracteriza por tener un comienzo insidioso y una progresión ni rápida ni lenta, sino gradual. Además, es necesario que se produzcan síntomas muy similares a los que se registraron en el caso de Nietzsche:

Cambios en la conducta, como la desinhibición, la apatía, la inercia, la ausencia de empatía o la existencia de obsesiones y compulsiones. A este respecto se incluirían aquí la hiperfagia y la hiperoralidad anteriormente mencionadas. También se producen cambios en la cognición social, es decir, “la forma en que procesamos la información del contexto interpersonal”, que queda intensamente alterada.

Cambios en el lenguaje que están relacionados con su recepción, procesamiento y expresión.

Para su diagnóstico, es necesario excluir otras posibles causas, como un ictus, una masa tumoral, una enfermedad tiroidea, además de otras enfermedades psiquiátricas que pudieran estar en juego.

Aunque si bien es cierto que la etiología de la demencia frontotemporal aún es desconocida, existen algunas consideraciones que expondremos a continuación.

Causas de la demencia frontotemporal

A pesar del desconocimiento causa-efecto que existe en la actualidad respecto a este tipo particular de demencia, se barajan diversas hipótesis, algunas con mayor acierto. Mediante procedimientos de neuroimagen se puede observar en estos pacientes cierta atrofia, es decir, “encogimiento” de ciertas áreas de la corteza, especialmente en la corteza temporal y frontal. 

“Es un tipo de demencia muy poco frecuente y heterogéneo con etiología generalmente desconocida (en el 50 % de casos no se sabe)”. 

Para la catedrática en psicopatología Amparo Belloch, se han identificado algunos genes que podrían estar implicados. En concreto:

  • El gen que codifica la proteína tau, situado en los cromosomas 3 y 17.
  • El gen relacionado con microtúbulos MAPT.
  • El gen relacionado con la granulina GRN (gen de progranulina).
  • El gen de la proteína contenedora de valosina C9ORF72.

En la demencia frontotemporal los síntomas suelen comenzar en la franja de edad comprendida entre los 40 y los 65 años, aunque pueden existir casos, como el de Nietzsche, en los que se den antes. Una vez que se manifiestan, la enfermedad suele provocar la muerte de la persona en 3 o 4 años tras recibir el diagnóstico.

Este tipo de demencia engloba aproximadamente a un 20 % del total de casos de demencia registrados. A este respecto, si en tu familia existen antecedentes de este tipo de demencia, es probable que te interese acudir a consulta para conocer los factores de riesgo que se han identificado y sobre los que sí puedes intervenir.


Fuente: La mente es maravillosa

lunes, 17 de abril de 2023

Codependecia Emocional

¿Qué es la codependencia emocional?

La codependencia emocional es una forma de relación en la que una persona se siente responsable de las emociones y necesidades de otra persona, y su propia identidad y bienestar emocional dependen en gran medida del otro. A menudo se da en relaciones de pareja, pero también puede ocurrir en otras relaciones familiares o de amistad.

¿Crees que tienes codependencia Emocional?

~ Síntomas más comunes son:

  • Baja autoestima.
  • Gastar toda tu energía en hacer cosas en función de la otra persona y la relación.
  • Necesidad de complacer a la otra persona siempre.
  • Temor a la soledad.
  • Falta de límites.
  • Dependencia.
  • Falta de amor propio.
  • Carecer del sentido de sí mismo.
  • Temor obsesivo a la pérdida.
  • Necesidad constante de controlar.
  • Sentimiento constante de la necesidad de hacerse cargo del otro.
  • Normalización de los comportamientos obsesivos.
  • Signos y otros síntomas de la codependencia:
  • Tendencia a pensar solo en el bienestar del otro, sin tener en cuenta sus propias necesidades.
  • Un sentido exagerado de responsabilidad por las acciones de otros.
  • Tendencia a confundir amor y lástima, por lo tanto a "amar" a personas a las que pueden sentir lástima y rescatar.
  • Tendencia a implicarse con individuos con problemas psicológicos o indisponibles en el plano emocional.
  • Tendencia a hacer más de lo que corresponde, todo el tiempo.
  • Tendencia a sentirse heridos cuando las personas no reconocen sus esfuerzos.
  • Una dependencia insana a las relaciones. El codependiente hará todo para permanecer en la relación, para evitar sentimiento de abandono.
  • Necesidad de aprobación y reconocimiento. Existencia que gira alrededor de las necesidades de su pareja y de su propia sed insaciable de amor, reconocimiento y aprobación.
  • Necesidad compulsiva de controlar a otros. Existe un intento de regular los sentimientos internos propios a través del control de personas, conductas y situaciones.
  • Falta de confianza en sí mismo o/y en otros.
  • Dificultad para identificar sentimientos.
  • Miedo de ser abandonados.
  • Rigidez y dificultad para ajustarse al cambio,
  • Problemas de intimidad y límites.
  • Enojo crónico.
  • Falta de confianza personal en toma de decisiones
  • Dependencia en otros y miedo al abandono
  • Tendencia a cuidar a "otros" o querer "componerlos"
  • Confusión y sentido de insuficiencia.
  • Hipersensibilidad a la crítica.
  • Rigidez y necesidad de control.
  • Búsqueda constante de aprobación y afirmación.
  • Creencia de que otros causan o son responsables de sus emociones y elecciones.
  • Aislamiento y miedo a las personas, resentimiento a figuras de autoridad.
  • Dificultad para disfrutar.
  • Etc...

Características de la codependencia emocional

La codependencia emocional se caracteriza por una serie de patrones de pensamiento y comportamiento que pueden ser perjudiciales tanto para el codependiente como para la otra persona. Algunos de estos patrones son:

  1. Dificultad para establecer límites saludables: Las personas codependientes pueden tener dificultad para decir “no” o para establecer límites claros en sus relaciones, lo que puede llevar a que sientan que están siempre disponibles para los demás y que sus propias necesidades y deseos quedan en segundo plano.
  2. Falta de identidad propia: Los codependientes pueden tener dificultad para encontrar su propia voz y para expresar sus propias opiniones y sentimientos. Pueden sentir que su identidad depende en gran medida de la aprobación y la satisfacción de la otra persona.
  3. Necesidad de control: Los codependientes pueden sentir una gran necesidad de controlar la situación y las emociones de la otra persona, lo que puede llevar a una falta de respeto por los límites de la otra persona y a una interferencia excesiva en sus decisiones y vida.
  4. Falta de autoestima: Los codependientes pueden tener una autoestima baja y sentirse inseguros y poco valiosos. Pueden sentir que su propio valor depende de cómo se sientan y actúen los demás hacia ellos.
  5. Relaciones disfuncionales: Los codependientes pueden encontrarse atrapados en relaciones tóxicas o disfuncionales, ya que pueden tener dificultad para ver los patrones negativos o para poner fin a relaciones que les hacen daño.

La codependencia emocional puede ser especialmente perjudicial para el bienestar emocional y la salud mental de la persona que la experimenta. Puede llevar a sentimientos de ansiedad, depresión y baja autoestima, y puede afectar negativamente la capacidad de la persona para establecer relaciones saludables y equilibradas.

¿Es lo mismo que la dependencia emocional?

La dependencia emocional y la codependencia emocional son patrones de pensamiento y comportamiento que pueden afectar a la forma en la que nos relacionamos con los demás. Aunque ambos términos se refieren a una necesidad excesiva de afecto y aprobación de otras personas, hay algunas diferencias clave entre ellos.

La dependencia emocional se refiere a una necesidad excesiva de afecto y apoyo emocional de otras personas. Una persona dependiente emocionalmente puede sentirse ansiosa o insegura sin la presencia de otra persona y puede tener dificultad para tomar decisiones por sí misma. La dependencia emocional puede ser una forma de adaptación a un entorno carente de afecto y apoyo emocional durante la infancia o a relaciones tóxicas del pasado.

Por otro lado, la codependencia emocional se refiere a un patrón de relación en el que una persona se siente responsable de la felicidad y el bienestar emocional de otra persona y su propia felicidad y bienestar dependen de la satisfacción de las necesidades de la otra persona. La codependencia emocional también puede estar condicionada por haber vivido una infancia con falta de afecto o por relaciones previas disfuncionales.

Ambas pueden ser difíciles de superar, pero es posible desarrollar una mayor independencia emocional y una mayor capacidad para establecer relaciones saludables.

¿Qué hago si tengo codependencia emocional?

Si sospechas que puedes estar experimentando codependencia emocional, es importante que tomes medidas para abordar este patrón de pensamiento y comportamiento. Aquí hay algunos pasos que puedes seguir para empezar a trabajar en tu codependencia:

  1. Se consciente de la situación: La codependencia es una forma de adicción emocional, y como tal, puede ser difícil de superar. Es importante que aceptes que necesitas ayuda para superarlo.
  2. Aprende a decir “no”: Una parte importante de superar la codependencia es aprender a establecer límites y decir “no” cuando alguien te pide algo que va en contra de tus propios valores o necesidades.
  3. Practica la autoafirmación: A menudo, la codependencia se basa en una falta de confianza en uno mismo y en una baja autoestima. Practicar la autoafirmación y el auto apoyo puede ayudarte a sentirte más seguro de ti mismo y menos dependiente de la aprobación de los demás.
  4. Encuentra actividades y relaciones saludables: A medida que trabajas en tu codependencia, es importante que busques actividades y relaciones que te hagan sentir bien contigo mismo y te ayuden a desarrollar una mayor independencia emocional.

Superar la codependencia lleva tiempo y esfuerzo, y es posible que necesites ayuda profesional para hacerlo. Si sientes que la codependencia está afectando a tu vida de manera negativa, no dudes en buscar ayuda.

Un terapeuta especializado en codependencia puede ayudarte a comprender las causas de tu codependencia y a desarrollar estrategias para superarla.


martes, 21 de marzo de 2023

TDA-H en la Vida Adulta

El Trastorno por déficit de atención con hiperactividad o TDAH es el trastorno del neurodesarrollo más frecuente en la infancia y en más de la mitad de los casos persiste en la edad adulta.

También añadiría que es el diagnóstico uno de los más “auto diagnosticados” en la edad adulta, ya que muchas personas que perciben tener algún tipo de problema, fácilmente pueden designarse a sí mismos como personas con trastorno por déficit de atención, y busquen una solución exclusivamente farmacológica para dichos problemas, tribulaciones o malestar.

A su vez, está descrito que las personas con trastorno por déficit de atención presentan otros trastornos mentales asociados. A esto se conoce como comorbilidad, es decir la coexistencia de dos o más enfermedades o trastornos. Las comorbilidades más frecuentes para el TDAH del adulto son:

  • Depresión
  • Ansiedad
  • Abuso del alcohol
  • Abuso de otras sustancias adictivas
  • Trastorno de personalidad
  • Trastorno bipolar

Y de este listado nos pueden aparecer unos cuantos interrogantes. ¿Por qué tanta comorbilidad y tan variada? ¿Existe alguna vía biológica común? ó los trastornos comórbidos ¿son causa o consecuencia del TDAH?

TDAH y depresión

La depresión también muestra una fuerte comorbilidad con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, pero, a pesar de que gran cantidad de estudios han abordado el tema y ponen en evidencia la asociación, difieren mucho en cuanto a los porcentajes de coincidencia entre ambos trastornos. Esto está causado por la metodología utilizada. Sin embargo, se señala que alrededor del 30% de los niños que presentaban TDAH tenían un cuadro clínico de depresión. Parece que este porcentaje se mantiene e incluso se incrementa con los adultos, especialmente en mujeres.

Los síntomas depresivos que más suelen apreciarse en personas con TDAH son la falta de autoestima, un estado de ánimo irritable, falta de energía, somatizaciones y problemas de sueño.

A comentar que la falta de autoestima y el estado de irritabilidad podrían ser consecuencia psicológica de la “ineficacia” para el funcionamiento cotidiano de estas personas.

El trastorno por déficit de atención puede suponer un déficit de la inhibición comportamental. Esto es, las personas con TDAH tienen dificultades para elaborar estrategias para inhibir comportamientos:

Está frenada la capacidad de suprimir una respuesta, esto es, no les resulta fácil, o casi siempre les resulta imposible no reaccionar impulsivamente. Esto puede llevar a problemas de relación con sus semejantes (amén de otros, claro está). Después pueden caer fácilmente en sentimientos de culpabilidad.

También está mermada la capacidad de contención: dejar de mirar las redes sociales en el móvil, dejar de jugar en internet, etc. Es decir, posponen con facilidad tareas necesarias -como estudiar o prepararse para ir al trabajo o hacer una tarea doméstica-. Con ello, su autoevaluación queda depreciada.

Otros síntomas más difíciles de explicar serían las somatizaciones, la fatiga y la falta de sueño. No nos aclaran los trabajos si son síntomas secundarios al propio tratamiento del TDAH con psicoestimulantes, o bien se dan también en pacientes que no o reciben.

 TDAH y ansiedad

Los trastornos de ansiedad se consideran los padecimientos psíquicos más frecuentes en la edad infantil. Pero a pesar de ello su comorbilidad con el TDAH es mucho mayor que la que se esperaría por el azar. Asimismo, esta mayor comorbilidad se mantiene en la edad adulta.

De nuevo estaríamos ante una falacia de círculo vicioso… Al igual que para los trastornos depresivos, existe un amplio solapamiento de síntomas, y con ello es difícil determinar si se ha desarrollado hiperactividad y falta de atención a causa de la ansiedad, o bien su falta de autoestima, derivada de la notable ineficacia de la persona con TDAH le ha hecho desarrollar una conducta ansiosa.

La persona ansiosa suele mostrar un estado permanente de preocupación o aprensión, difícil de controlar, junto algunos síntomas que pueden solaparse como los propios del TDA (inquietud, fatigabilidad, dificultad para concentrarse, tensión muscular y trastornos del sueño).

No obstante, a la vez que escribo estas líneas, tomadas de descripciones de comorbilidad, como psiquiatra clínico me sorprende que un clínico medianamente experimentado no pueda atribuir síntomas a uno u otro trastorno, dado que, para realizar un diagnóstico psiquiátrico, la cuestión no se limita a anotar un listado de síntomas, sino de una exploración por áreas de los cuales unos síntomas serán nucleares del trastorno y otros accesorios. En fin, esta es una reflexión de alguien que se sorprende de la escasa formación en psicopatología de las nuevas generaciones. 

TDAH y abuso de alcohol y sustancias

En la población adolescente y adulta con trastorno por déficit de atención los porcentajes de consumo de sustancias son más altos que en la población general, situándose entre el 52% frente al 27% de la población general.

Las personas que padecen TDAH se inician en el consumo de sustancias a edades más tempranas y la tendencia a evolucionar hacia el abuso es más rápida que en las personas que no lo padecen. En los pacientes adultos que consultan por TDAH se ha hallado que entre un 17 y un 45% (amplio abanico según estudios) muestran un abuso o dependencia del alcohol, y entre el 9 y el 30%, un abuso o dependencia a otras sustancias.

Desde luego, la impulsividad y la falta de respuestas de frenación de conductas exploratorias seguramente pueden explicar por sí mismas estos mayores porcentajes en consumo de sustancias. Pero, en un círculo vicioso, el consumo produce menor vivencia de control y a su vez, por si mismo, déficits cognitivos que se suman a los derivados del TDAH. Es decir, llover sobre mojado.

Por otra parte, también es importante advertir que existen notables diferencias tanto en la presentación del TDAH en adultos en función del género, como en la propia comorbilidad. Al parecer, las mujeres desarrollan mayores síntomas depresivo-ansiosos, mientras que en los varones es más frecuente el consumo de alcohol y de sustancias.


Dra. Humbert