viernes, 10 de enero de 2014

El Llanto

Deriva del latín plorare, que significa lamentarse, despertar compasión, derramar lágrimas, etc.

Más allá de que el llanto o el lagrimeo sean un mecanismo fisiológico que puede que tenga lugar incluso antes de nacer, quizás para proteger al ojo, o un comportamiento que mueva a compasión de forma "egoísta" (Schopenauer), es antes que nada un modo de expresión universal distintivo del género humano que nos permite liberar emociones.

 “Llorar permite reducir la intensidad de las emociones fuertes y trabajar con ellas para solucionar problemas”

Culturalmente llorar se ha asociado a debilidad, por ello muchas personas intentan reprimir el llanto, sobretodo públicamente. Esto emocionalmente es una bomba de relojería. Tanto las emociones positivas como las negativas han de ser expresadas logrando así un compendio emocional equilibrado.

¿Por qué lloramos? La respuesta es simple: por motivos biológicos. Con el lloro se limpia el lagrimal, se consigue una adecuada hidratación del ojo y se liberan hormonas del bienestar. El estrés conduce a una sobrecarga de estas últimas y, al llorar, se elimina una parte de adrenalina, noradrenalina y oxitocina, además de opiáceos endógenos, un grupo de péptidos que provocan los mismos efectos que los analgésicos opiáceos.

"Estas hormonas permiten fijar la atención en los sentimientos, en aquello que se hace, en el organismo y en la persona misma"

Dejando atrás los tabúes, llorar es beneficioso para la salud. Se produce una liberación de adrenalina, hormona segregada en situaciones de estrés y noradrenalina, hormona que actúa como neurotransmisor que contrarresta el efecto de la adrenalina. En las lágrimas se puede apreciar, entre otras sustancias, la presencia de catecolaminas (epinefrina y noradrenalina). Expulsar estas sustancias permitiría reducir la inervación del sistema nervioso simpático durante momentos de estrés, cuando el mismo estimula la actividad del corazón, incrementa la presión sanguínea y el flujo de la sangre en los músculos.

El efecto de ambas hormonas produce en el organismo una sensación de desahogo y tranquilidad, el cuerpo se relaja y en muchas ocasiones la persona se queda dormida después de un episodio de llanto. Por ello, el dejar liberar todas estas emociones negativas que nos sobrepasan en determinados momentos de nuestra vida, ayuda al bienestar posterior y se convierte en un aprendizaje propio sobre cómo gestionarnos emocionalmente.

También para Freud, llorar permite liberar emociones. La contención del llanto ante el estrés, puede revertir en la aparición de diversos trastornos (úlcera duodenal, asma…), y el sujeto se vuelve más propenso a experimentar angustias y tensiones internas con las consiguientes consecuencias, como por ejemplo, la aparición de un cáncer.

Tan beneficioso es reírse como lo es llorar, puesto que ambos son estados emocionales innatos en el ser humano que lo ayudan a liberar emociones tanto positivas en el caso de la risa, como negativas en el del llanto. Las dos formas de expresión de sentimientos son necesarias para que la persona gestione correctamente su estado de ánimo. De la misma manera que el fijarse en tan sólo una de ellas, como el hecho de estar todo el día riendo reprimiendo el llanto, o todo el día llorando reprimiendo la risa, suponen un malestar emocional difícil de controlar.

Actualmente podemos decir que vivimos en una sociedad que nos obliga a disociar nuestras emociones de nuestras frustraciones o pérdidas. El llanto es cada vez más ocasional, oculto en la intimidad y estigmatizado. Ya no hablamos de tristeza sino de depresión. Y eso conduce naturalmente a la medicalización de nuestro estado. Sin embargo "La tristeza, junto con la capacidad de sentir compasión y miedo, es un elemento básico en la constitución del juicio y la sensibilidad moral. Sólo un imbécil moral o un psicópata pueden desconocer cualquiera de esos tres estados anímicos." (De la tristeza, Alfonso Fernández Tresguerres)

Una creencia popular bastante generalizada nos dice que llorar nos brinda consuelo en las situaciones particularmente difíciles.

Aunque en algunas ocasiones la ciencia viene a confirmar la sabiduría popular, lo cierto es que esta vez la investigación científica nos brinda informaciones un tanto diversas: llorar puede aumentar el estrés y la reacción arousal del sistema nervioso autónomo.

¿A quién creerle? ¿En cuántas ocasiones no hemos experimentado en carne propia el efecto catártico del llanto?

Consecuencias de reprimir el llanto

Por el contrario, reprimir el llanto no favorece la salud. Sin embargo, socialmente tiene una connotación de debilidad y muchas personas, en su mayoría hombres, tienden a cohibirse. Según detalla Molero, se reprime porque, a través de la educación, se insta a los niños y a los hombres a no llorar. Están más vetados que las mujeres para dar rienda suelta a sus emociones; pueden expresarlas, pero no demasiado, ante el riesgo de parecer demasiado sensibles, débiles e inseguros.

Por este motivo, es crucial que desde la infancia se eduque a los niños para que expresen sus sentimientos y comuniquen sus emociones, ya que "llorar es una buena forma de expresarlas", destaca Molero. Según precisa, "es una válvula de escape y, como ocurre con una olla a presión, si una persona las reprime al límite y no se permite derramar lágrimas cuando lo necesita, cuanta más presión tenga, esa emoción se manifestará de forma más incontrolable". No llorar suele ser un indicador de un bloqueo psicológico. 

Otras consecuencias de aguantar el llanto es que se contiene más rabia y agresividad y muchos trastornos de ansiedad se somatizan cuando se bloquean todas las emociones, entre otras, con manifestaciones en la piel.

Llanto sano, llanto patológico

La tristeza es un sentimiento natural. Ante un acontecimiento vital como la muerte de un ser querido, lo normal es pasar un tiempo de duelo, de profunda tristeza. Pero muchas personas, lejos de reaccionar en el primer momento, se quedan bloqueadas. "Hay que enfrentarse a las emociones. Pasarlo mal. Hay que aceptar que hay emociones buenas y negativas y no se deben eliminar estas últimas. Ambas forman parte de la vida y, en ocasiones, hay que sentirlas. Evitarlas o bloquearlas solo hará que continúen ahí. Hay que enfrentarse a ellas, aunque duela".

Además, "las personas que lloran no suelen tener un trastorno psiquiátrico. Llorar no es ninguna enfermedad, sino una reacción normal". No obstante, aclara que "llorar tampoco es preventivo" de depresión o de trastornos de ansiedad. No evita tener una patología mental -que depende de determinados factores de la personalidad de cada uno-, pero puede paliar los síntomas de esas enfermedades en un momento concreto.


El llanto sano, es proporcional al motivo que lo desencadena. Es normal cuando se asocia a un hecho luctuoso, como un fallecimiento, pero el llanto patológico se asocia a síntomas como no dormir, sufrir angustia, dejar de comer, perder peso, sentirse sin ánimo de hacer nada, estar muy tristes, no moverse de la cama, tener ganas de morirse o ideas suicidas. En estos casos, es desproporcionado y podría ser una señal de trastorno mental en la que el lloro es uno de los síntomas, como un trastorno depresivo o bipolar. No obstante, se advierte de que la sociedad coetánea ha cambiado y en ocasiones, "se medicaliza" el tratamiento de sentimientos, como la tristeza, que son naturales y que el ser humano debe sobrellevar.

miércoles, 8 de enero de 2014

Tabaquismo y Psicoanálisis

La teoría psicoanalítica de la adicción sostiene que ésta presenta caracteres unitarios, o muy similares, independientemente de cuál sea la droga a la que se es adicto.  “En el sistema de regulación placer/displacer la droga cumple funciones de amortiguador de la sensibilidad al dolor, al sufrimiento de cualquier tipo”.

Esto describe un fenómeno observado con frecuencia en la clínica: gran parte de los fumadores hablan sobre su manera de vivir los fracasos o inconvenientes de la vida cotidiana. Cuando algo no les sale como esperaban o tienen problemas con familiares o amigos, sienten más ganas de fumar  y parecería que el fumar los tranquiliza. Los sufrimientos por los que pasaron los adictos en su vida, se produce una desestabilización profunda del “sistema regulador de la propia estima” es decir, el narcisismo. Esto hace al sujeto muy vulnerable por lo que no está en condiciones de abordar adecuadamente el reto del mundo circundante.

Un conflicto inconsciente produce malestar psíquico y físico, el malestar se manifiesta en tu cuerpo y en tu sentir, como enfermedad, dolor, inhibición, síntoma o angustia.

Habitualmente el que quiere dejar de fumar suele decir: “Se que es malo pero...me gusta, me gusta fumar por...” hay un goce, un placer en fumar, un placer mortífero, como tantísimos otros... Lo que ocurre es que hay muchos fumadores, el mercado perverso se lucra con su venta, es como un mal compartido, un mal que muchos “padecen” y porque no decirlo, disfrutan ¿no?

En estos pacientes con gran debilidad yoica casi cualquier tarea resulta insuperable. Coinciden todas las teorías psicoanalíticas al subrayar la poca tolerancia a la frustración y un deseo infantil repetido de que las soluciones vengan del exterior. Es por eso que en la droga encuentran la supresión de sensaciones displacenteras y las tensiones cotidianas que les causan frustraciones y conflictos.

Abraham (1980) pone el énfasis en la importancia de los impulsos orales en todas las adicciones. En la fase oral, la satisfacción de los impulsos libidinosos se halla íntimamente relacionada con los impulsos nutritivos, siendo la finalidad de unos y otros la incorporación del objeto. La succión por placer, una vez satisfecho el apetito, es un ejemplo de esta unión. Algunos de los fumadores mencionan el gusto y placer de traer el cigarrillo en la boca aunque no fumen. Simplemente traer el cigarro puesto en la boca.

Según comenta Coderch (1975) Knight estudia la configuración de la familia del adicto y menciona que ha existido una madre sobreprotectora e indulgente que ha tratado de apaciguar al niño con repetidas gratificaciones orales, siendo la figura paterna sumamente desvalida y falta de firmeza.  Como resultado de esta política de sobre gratificación, el niño no aprende a desarrollar mecanismos de auto control, reaccionando con destructiva rabia cuando se siente frustrado. Se forma así una personalidad organizada fundamentalmente sobre una pauta de dependencia, temor al rechazo e insaciables sentimientos de culpa e inferioridad.

Para el psicoanálisis el tabaquismo es o una continuación de una gratificación auto erótica infantil o una regresión a ésta. Freud habló de diversas etapas ( fases libidinales) en el desarrollo de los niños así como de fijaciones que pueden presentarse en cada una de estas. Algunos psicoanalistas consideran que los fumadores presentan fijaciones en las etapas (fases) oral, anal y fálica, pero se ha puesto mayor énfasis sobre todo en la primera.

La etapa oral (en las fases del desarrollo libidinal )se caracteriza porque la zona erógena (la fuente principal de placer) es la boca. Dado que esta etapa se da desde el nacimiento, el niño es alimentado o amamantado obviamente a través de este órgano, por lo que en él está depositada toda su energía para alimentarse, crecer y conocer el mundo.  También el mamar o succionar ayuda al niño a ingerir no sólo alimento, sino las emociones y el afecto de aquél objeto externo del que depende, es decir, mamá. El proceso  maternal alivia el hambre y la tensión, se alcanza la saciedad y entonces el bebé puede dormir tranquilamente. Como receptora de la alimentación, la zona bucal parece requerir una constante estimulación, especialmente cuando él bebe (o el adulto) experimentan dificultades.

Respecto a la etapa fálica dado que la zona erógena son los genitales se experimenta una masturbación (autoestimulación) sin orgasmo que produce placer y reduce la tensión. No es difícil reconocer en la forma de agarrar el cigarro un derivado masturbatorio. Ya Freud afirmaba que "la masturbación es el único hábito que cabe designar “adicción primordial”, y las otras adicciones sólo cobran vida como sustitutos y relevos de aquella. Además, el cigarro puede simbolizar al pene, como falo – poder", por lo que se cree que el tabaquismo confiere potencia. Para hombres y mujeres, el tener ocupadas las manos con un cigarro en la presencia de otros puede ser una forma mágica de obtener poder fálico.

“La droga se convierte en el objeto amoroso simbólico, incluso en fetiche, productor de un placer mágico”.

Consideraciones: 

El tabaquismo disminuye el deseo y aumenta las probabilidades de disfunciones sexuales

Por adicción se entiende una intoxicación periódica o crónica producida por el consumo repetido de una droga con tendencia a incrementar la dosis y el desarrollo de una dependencia que puede ser física y / o psíquica, por lo cual, el adicto, en este caso el fumador, cada vez fuma más y con mayor frecuencia, siéndole más difícil abandonar el vicio ya que va desarrollando tolerancia a la sustancia y con ello la demanda de mayor cantidad de la droga en el cuerpo para sentir los efectos deseados.

El cigarrillo como herramienta de seducción atrapa a muchos jóvenes que, una vez “enganchados”, puede ver afectada su sexualidad y capacidad reproductiva. Según los datos, el tabaquismo disminuye la excitabilidad y retarda el orgasmo.

Uno de los asuntos tratados es la desmitificación de las connotaciones sexuales positivas del cigarrillo así como los problemas que el tabaquismo produce en la conducta y reproducción sexual de las personas. Por ello, la Academia Internacional de Sexología Médica aprovecha jornadas para presentar su manifiesto contra el tabaco. “Queremos que se desmitifique el papel del cigarrillo en la conducta sexual ya que solo es un mito, un cliché establecido por los prototipos de comportamiento que solo conlleva problemas para la salud.”

 “Aunque las cosas están cambiando, todavía la gente se sirve del cigarrillo como una forma de potenciar su status y aceptación social, de relajación y control. Esto atrae a muchos jóvenes que una vez que han empezado, no pueden dejarlo”.

De herramienta de seducción a factor de riesgo

Entre otros datos que se presentan en las jornadas, se discute sobre el hecho de que en las mujeres, el tabaquismo disminuye la excitabilidad, dificultando la lubricación vaginal y retardando el orgasmo. En los hombres, reduce el flujo sanguíneo del pene. Pero el tabaco no sólo afecta a la erección sino que también disminuye el deseo.

La imagen del cigarrito de después tiene que cambiar. “Desde un punto de vista científico, la necesidad de fumar después de una relación sexual demuestra una satisfacción pobre, ya que una respuesta orgásmica saludable conlleva liberación de endorfinas, lo que provoca en la persona un efecto de saciedad y bienestar”.

Dejar de fumar

Dejar de fumar supone afrontar la decisión de superar la dependencia a la nicotina, lo que conlleva implicaciones físicas, psicológicas y sociales. “Dejar de fumar implica superar el síndrome de abstinencia y la sensación de duelo que aparece al no utilizar el cigarrillo frente a determinadas emociones negativas o positivas o relaciones sociales. Sin embargo, desde el punto de vista sexual, sólo aporta ventajas”, establece el doctor Eugeni Bruguera, Jefe de la Unidad de Conductas Adictivas del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Vall d´Hebron. En este sentido, “los tratamientos farmacológicos existentes para el tratamiento del tabaquismo no parecen tener un efecto relevante sobre la vida sexual. Ninguna de las 3 alternativas de primera linea, entre ellos vareniclina diseñado específicamente para dejar de fumar, provoca la aparición de efectos adversos en la vida sexual de los fumadores”.


Lectura recomendable el libro “No hay humo sin Freud. Psicoanálisis del fumador”: No hay humo sin Freud? No cabe duda, si seguimos las huellas de la dolorosa relación que mantuvo, a lo largo de su vida, el inventor del Psicoanálisis con su cigarro puro. El tabaco fue su estimulante indispensable, la condición sine qua non para la elaboración de su obra. Pero, con idéntica certidumbre, dicha adicción le condujo a la destrucción y a la muerte, con una voluntaria ceguera que merece ser interrogada. Este estudio apasionante nos lleva además hacia el encuentro de una peliaguda pregunta: ¿por qué fumamos?

lunes, 6 de enero de 2014

La Soledad 2

Lo que es importante marcar, es que la soledad en muchos casos es un estado necesario para poder establecer un nuevo orden, para elaborar duelos, y para poder mirar dentro de nosotros y reconocernos como lo que realmente somos: seres humanos que necesitamos de conexión y sentido de pertenencia. La soledad está relacionada con la forma en que los individuos  han sido cuidados, acompañados y amados.
La soledad también es un espacio o estado de reflexión donde uno entra en contacto consigo mismo y puede recuperar sus fuerzas y su poder personal para  romper con un estado de “dependencia extrema” que puede resultar patológica. Debemos aprender a retirarnos para asimilar lo que hemos vivido a través de los demás

En lugar de luchar contra la soledad, es más recomendable saber encontrar el placer y el sentido de ésta, aprender a disfrutar de uno mismo y a equilibrar las demandas en relación a la compañía o la presencia constante de otro.

El estar sólo con uno mismo también puede calmar la mente, ayuda a fortalecer el autocontrol y ayuda a conocerse mejor y a identificar las propias sensaciones, sentimientos y necesidades personales. la soledad es una necesidad y un tónico beneficioso para nuestra salud y relación con los demás, aunque hay que saber vivirla.

Recientes estudios invitan a revaluar la soledad, la cual puede ser una deliciosa acompañante o, por el contrario, una herramienta para desquiciarte.

La soledad es uno de los fenómenos más interesantes al reflexionar sobre la naturaleza del ser humano. Por un lado somos innegablemente “animales sociales”, estamos diseñados para interactuar con nuestros semejantes, a través de esa actividad desarrollamos distintas habilidades, y ejercemos uno de los dones más estimulantes que nos fueron dados, el de la colaboración. Por otro, existirán múltiples momentos a lo largo de tu vida en los que probarás una sustancia que o bien podría contener una exquisitez casi inigualable, o bien podría traducirse en una inquietante amargura, me refiero al estar solo.

Históricamente la soledad ha sido asociada con el desarrollo espiritual: recordemos que personajes como Cristo, Buda, y Mahoma, entre otros, obtuvieron revelaciones cruciales en estas circunstancias. También este estado parece ser particularmente fértil para hacer florecer la creatividad, incluso la genialidad. Quizá por esta razón es que filósofos, escritores, científicos y otros han elogiado vívidamente la soledad: Poe, Goethe, Einstein, Bacon, Beethoven, de Quincey, Schopenhauer, y Thoreau, entre muchos otros.

Otra veta cultural en torno a la soledad apunta a predisponernos para evitarla a toda costa, y nos invita enmascararla o a esconderte de ella, procurando no exponer tu psique a la naturaleza de dicho estado.

“existe tanta ansiedad cultural frente al aislamiento que continuamente no logramos percibir los beneficios de la soledad. Pero existe algo realmente liberador para las personas al estar solas. Logran establecer control sobre la forma en que utilizan su tiempo. Logran descomprimirse al final de un atareado día en la ciudad y experimentan un sentimiento de libertad”, Eric Klinenberg.

Otra de las bondades detectadas alrededor del estar solo radica en el fortalecimiento de carácter e identidad

¿Entonces?

Desde hace tiempo la ciencia ha advertido que la soledad excesiva puede sernos perjudicial. Pero en años recientes se han llevado a cabo investigaciones que aluden a los beneficios de este estado. El problema, al parecer, radica en la dosis (el veneno puede ser también el antídoto)

Algo curioso es que la mayoría coincide en que para disfrutar de las mieles de la soledad, esta debe ser voluntaria y no obligada. Lo anterior nos invita a replantear nuestra percepción frente a ella, a asumir su inevitable presencia en diferentes momentos de nuestro camino y por qué no, a procurarla de vez en cuando, incluso a revolcarnos en ella en una especie de fantasmal y sutil cópula. Si le huyes lo más probable es que tarde o temprano te alcanzará y si el encuentro no fue originalmente deseado, entonces tal vez pueda tratarte con poco cariño.

La soledad, concebida como una etapa transitoria y voluntaria, es de lo más beneficiosa para nuestra autoestima y nuestra salud mental. Estar sola no significa para nada tener un carácter difícil o una personalidad intolerante. Tan solo es una forma de marcar una cierta independencia en relación a los demás. Una opción libre y que todavía muchos se hartan de criticar.

La soledad es una situación que puedes aspirar a convertir en transitoria y que conviene percibirla como no forzosamente traumática. Puedes verla como un momento de reflexión, de conocerte a fondo y de encontrarte sinceramente con tu propia identidad. En muchas ocasiones, es precisamente esto, lo que hace sentirte solo. Cuando no hablas contigo mismo, no te escuchas, no te prestas atención, cuando eres un desconocido para ti mismo… te asustas y no sabes cómo hacerlo. Es la oportunidad para reencontrarte a ti mismo. No estás solo, te tienes a ti.

Es un gran momento para romper dependencias emocionales, para aumentar tu autoestima, para conocer qué es lo que te hace sentir bien. Aprovéchalo.

Finalmente me gustaría hacer referencia a las investigaciones realizadas por Adam Waytz, de la Universidad de Harvard, quien enfatiza en el hecho de que, tal vez paradójicamente, en la soledad reafirmamos diversas habilidades que enriquecerán nuestra habilidad para establecer lazos sociales saludables y fuertes

“La soledad es el hecho más profundo de la condición humana. El hombre es el único ser que sabe que está solo.” Octavio Paz

Trabajar el Vinculo Afectivo

Los estilos de vida actuales suponen nuevos retos para los padres pero también para los profesionales de la salud mental infantil.

Actualmente podemos afirmar con contundencia que muchos de los problemas que son motivo de consulta frecuente en los gabinetes de psicología infantil tienen su origen y se mantienen a partir de determinadas dinámicas y vivencias familiares. El niño que reclama constantemente la atención de los padres, el oposicionista, el que enferma a menudo, el que de repente deja de sacar buenas notas, entre otras situaciones, pueden ser el reflejo de un malestar emocional en el niño o desatención afectiva que no encuentra cauce de expresión por otras vías más normalizadas.

Ya no hay ninguna duda respecto al hecho de que la salud mental en niños y adolescentes (también adultos) está condicionada en gran medida por la cantidad y calidad de las relaciones afectivas que como padres hemos sido capaces de construir con nuestros hijos desde la más temprana infancia. No obstante, parece que la sociedad moderna no fomenta ni siquiera valora con la importancia que se merece este hecho.

Hay un primer factor relevante y recurrente en la familia actual: “la falta de tiempo para estar con los hijos”. Muchos padres justifican así el hecho de que no hayan atendido debidamente las necesidades afectivas de sus hijos desde las etapas más tempranas. Las consecuencias, si además se dan otros factores asociados (separaciones, malos tratos, problemas económicos...) pueden ser nefastas para integridad emocional del niño.

Un segundo factor a considerar es "la poca capacitación de los padres". Muchos de ellos quizás pertenecen, a su vez, a entornos donde tampoco recibieron una atención afectiva suficiente y por tanto, se les privó del aprendizaje acerca de cuál era la mejor forma de educar e interaccionar con los hijos.

Un tercer factor lo podemos situar sobre "circunstancias sobrevenidas, a veces imprevistas", como los problemas de trabajo, económicos, de relación en la pareja, etc. Estos factores pueden empeorar significativamente la calidad de las relaciones entre los miembros de la familia y crear un ambiente de inseguridad que puede resultar muy dañino para los más pequeños.

Evidentemente, cada niño es un mundo y así lo es la forma en que cada uno de ellos va a exteriorizar su malestar o desatención afectiva. Sea como fuere, si somos capaces de fortalecer los vínculos afectivos, aún en las situaciones difíciles, conseguiremos minimizar el riesgo de problemas emocionales y de conducta en el futuro.

He ya comentado algunas de las situaciones de “riesgo” que pueden poner en peligro la vinculación afectiva adecuada entre padres e hijos. A ello tenemos que unir las actuales circunstancias sociales y, en concreto, las nuevas realidades familiares. En los últimos años, la familia tradicional ha ido dejando paso a nuevas formas de familia, cada una de ellas con sus peculiaridades, pero con un rasgo en común: la necesidad de fortalecer el trabajo de vinculación con los hijos ya que, para ellos, en algunos casos, las nuevas formas pueden suponer un desajuste emocional.

En concreto expongo tres situaciones que pueden cursar con una necesidad primero de entender y luego de trabajar la vinculación con los hijos.

a) Hijos adoptados

Estos niños tienen la fortuna de ser recibidos por familias acogedoras con una alta motivación por tener hijos y que suelen disponer de los recursos afectivos y económicos para atenderlos. De lo que, frecuentemente, no disponen los padres adoptivos es información concreta acerca de los síntomas y comportamientos que son habituales en estos niños y la forma de ayudarlos.

Cada niño llega con su propia historia y vivencias personales. Según la edad de adopción, puede haber pasado por diversas instituciones, familias de acogida, etc. Todo ello suele suponer a edades tempranas la imposibilidad de establecer una vinculación adecuada.

A pesar de que los padres adoptivos empezarán a cubrir esas necesidades, las consecuencias de un apego o vinculación no establecida en su momento, se manifestarán mediante conductas que suelen poner a prueba constantemente el amor de sus padres y los lazos que tienen en común. Lo más paradójico es que lo hacen mediante un proceso sutil de exigencias, manipulaciones, mentiras e, incluso, utilizando comportamientos agresivos y violentos hacia las personas que quieren. También, a veces, contra ellos mismos.

Estas conductas son resistentes a cambiar y los procedimientos tradicionales (refuerzo, castigo, etc.) no acaban de funcionar dado que su origen es básicamente de tipo emocional. Por tanto, su tratamiento requiere también reforzar los lazos afectivos y la vinculación.

Para conocer mejor las características de los niños adoptados y algunas orientaciones para facilitar su integración, puede visitar nuestra página: "Claves para comprender a los hijos adoptivos".


b) Hijos ante la separación de los padres

Es otra de las situaciones habituales hoy en día y que supone un factor de riesgo importante para la autoestima e integridad emocional de nuestros hijos. Aunque, en algunos casos, la separación pueda estar justificada por el deterioramiento general de las relaciones de la pareja y como mal menor, lo cierto es que siempre hay un impacto emocional en los pequeños.

Cuando es posible, lo ideal es que ambos padres compartan estrategias comunes respecto a la educación de los hijos y mantengan una relación tranquila y amistosa. El mensaje que deben recibir los hijos es que ambas figuras de vinculación comparten unos mismos principios y que van a seguir a su lado afectivamente independientemente que ahora vivan separados, tengan sus diferencias y estén sujetos al convenio de separación que hayan alcanzado legalmente. Para alcanzar estos objetivos es esencial dar la imagen de unidad en las cuestiones fundamentales que atañen a los hijos.

También se hace necesario evitar los errores comunes que algunos padres cometen tras la separación. Entre otros:
  • Utilizar al hijo como aliado en contra del otro o como herramienta de chantaje.
  • Hablar mal del otro o culpabilizarle. Evitar la manipulación emocional.
  • Intentar comprar su afecto o compensarle con excesivos premios o regalos materiales lo que puede suponer un agravio hacia la otra persona y una relación que al final se fundamenta más en lo material que en lo afectivo
  • Crear dudas acerca de su futuro o entrar en contradicciones con lo que le manifiesta la otra parte al hijo.
  • No engañarlo. Según su edad, el niño tiene derecho a saber cual es la situación y cual su futuro.
  • Evitar nuevas discusiones delante de los hijos ya sean presenciales o por teléfono.

Si el hijo/os están en régimen de compartidos, suavizar la transición de un hogar al otro. Lo ideal sería compartir espacios comunes durante algún tiempo. Por ejemplo, cuando toque el cambio de una casa a la otra, los progenitores separados pueden quedar en un espacio público y compartir brevemente información de las novedades que se han producido en el día a día de los niños. Esto puede dar tranquilidad a los niños en el sentido de que ven que ambas partes comparten el interés por ellos.

Sea como fuere, los hijos de padres separados deben ser ayudados emocionalmente y debemos reforzar el trabajo de vinculación siguiendo las pautas que más adelante se exponen.

c) Familias monoparentales

Este tipo de familias también ha visto incrementado su número en la sociedad actual. Diversas son las circunstancias. Desde parejas separadas en la que la madre se hace cargo en exclusiva de los hijos a mujeres que han decidido ser madres sin una pareja estable por inseminación artificial.

Son familias que también deberán trabajar adecuadamente los procesos de vinculación dado que uno de los progenitores no está presente. Ello puede suponer un reto para, generalmente la madre, dado que tendrá que compaginar el tiempo empleado para generar los ingresos necesarios para subsistir con la dedicación suficiente hacia su hijo o hijos.

Si los espacios que tenemos con nuestro hijo son mínimos sólo podremos compensarle intentando mejorar la calidad de esa relación. Es decir, acompañándolo en sus juegos, escuchándole y haciéndole ver que aunque no estemos todo el tiempo con él, seguimos ahí para cuando nos necesite. Hoy en día podemos aprovechar la telefonía móvil y otras para comunicarnos en la distancia. De todas formas, los tiempos necesarios nos los marcan siempre los niños y sus circunstancias pasadas y presentes. Debemos ser sensibles a sus demandas.

Un error que debemos evitar y que suele darse en este tipo de familias es el de la sobreprotección o excesiva dependencia de una persona. No hay que confundir dar atención afectiva y soporte emocional incondicional con crear una estructura de funcionamiento donde el niño se le impide realizar determinadas actividades por temores irracionales de los adultos (según edad: no ir de excursión con el colegio, no efectuar salidas que no sean con la madre, etc.). Debemos ser capaces de proporcionar seguridad y afecto pero también autonomía.

Finalmente resaltar la importancia que terceras personas pueden asumir en estas familias. Abuelos, tíos, etc., pueden constituirse, según las circunstancias, en figuras importantes de vinculación y, por tanto, estar sujetas a las recomendaciones que a continuación se exponen.

"El éxito como personas de nuestros hijos en un futuro no dependerá de lo que les hemos podido dar materialmente, sino de la intensidad y calidad de las relaciones afectivas que hemos sido capaces de construir con ellos desde la infancia.”



Sugerencias para mejorar el vínculo afectivo en el blog: http://alex-psicoclinica.blogspot.mx/2013/06/consideraciones-sobre-el-apego-o.html

jueves, 19 de diciembre de 2013

La Navidad

En nuestra época, las fiestas suelen quedar reducidas a un frenesí de consumo y a la angustia desatada por la perspectiva de reencontrase con la familia. Devuélvele el sentido a la Navidad y al Año Nuevo con: paz, amor, alegría y concordia.
Feliz Navidad
Para darle a la Navidad un sentido nuevo es necesario hacer una pausa, inspirar profundamente y planificar. “Hay que comenzar por preguntarse qué importancia tienen para uno las fiestas, qué se quiere celebrar”.

En el campo de la psicología clínica ¿Es peligrosa la Navidad para la salud mental? Las estadísticas nunca han reflejado un aumento persistente de las psicopatologías en general, ni de las depresiones en particular, anterior a las fiestas navideñas. El número de suicidios, hospitalizaciones psiquiátricas, es relativamente bajo durante el mes de diciembre. Suele pensarse que van a la aveces, pero la cantidad de enfermedades mentales graves también disminuye durante los días y las semanas previas a la Navidad y en el día de la Navidad, pero vuelven a aumentar en enero. Aunque en los hospitales, clínicas y consultorios todo puede llegar.

En la época navideña pueden surgir diversos conflictos y emociones derivados de esperanzas no fundadas en la realidad, seguidos de frustraciones, por una mayor necesidad de dinero o por una presión más acentuada para alternar con los familiares. Depresión y ansiedad ambulatoria Pero son pocas las personas incapaces de superar tales emociones. Cabe señalar que se ha prestado muy poca atención a los efectos psicológicos positivos de la Navidad, como el apoyo que se recibe de los amigos y parientes, y la acrecentada confianza que prevalece en esta temporada. 

"La Navidad no es un momento ni una estación, sino un estado de la mente. Valorar la paz y la generosidad y tener merced es comprender el verdadero significado de Navidad"

"Las fiestas tienen una mezcla de alegría por lo nuevo, por lo que viene (lo que traen la Navidad y las vacaciones) y de tristeza: el duelo por lo que se va. El balance, ese sentimiento dual, provoca las más diversas combinaciones y conflictos",

Las luces navideñas: No encontraríamos otro período de la vida urbana en que la iluminación adquiera tanto relieve. En que cambie tanto la ciudad no sólo en apariencia, sino también en sugerencias. Y eso no es sólo por el carácter decorativo, ni siquiera a causa de la significación estacional de estas fiestas. Hay motivos más ocultos. Tiene un gran efecto psicológico. La regla ya descubierta por Gaston Bachelard según la cual las miniaturas evocan siempre la existencia de un mundo feliz. Sea un pesebre, sean las luces titilantes de un árbol de navidad...

El psicoanálisis de los "llumets de Nadal" nos enseña que, por unos días, se recuperan lenguajes infantiles. Como cuando jugábamos con muñecos y casas de madera. Y la expresión de esos contenidos mágicos, microcósmicos, de esos paisajes en miniatura, nos despiertan evocaciones de la niñez. Nos sugieren una felicidad inconcreta, suspendida, misteriosa.na ciudad engalanada con esas iluminaciones navideñas está infantilizándose, se quinta esencia en las imágenes primordiales que no podemos explicar pero nos dejan un poso en el alma. Por eso aunque se repitan cada año, siempre resulta una novedad inagotable.


¡Feliz, feliz Navidad, la que hace que nos acordemos de las ilusiones de nuestra infancia, le recuerde al abuelo las alegrías de su juventud, y le transporte al viajero a su chimenea y a su dulce hogar! (Charles Dickens)

Quien Controla Tu Vida

¿Quién te hace sufrir? ¿Quién te rompe el corazón? ¿Quién te lastima? ¿Quién te roba la felicidad o te quita la tranquilidad? ¿Quién controla tu vida? ¿Tus padres? ¿Tu pareja? ¿Un antiguo amor? ¿Tu jefe? Etc…

Podrías armar toda una lista de sospechosos o culpables.

Probablemente sea lo más fácil. De hecho sólo es cuestión de pensar un poco e ir nombrando a todas aquellas personas que no te han dado lo que te mereces, te han tratado mal o simplemente se han ido de tu vida, dejándote un profundo dolor que hasta el día de hoy no entiendes.

Pero ¿sabes? No necesitas buscar nombres. La respuesta es más sencilla de lo que parece, y es que nadie te hace sufrir, te rompe el corazón, te daña o te quita la paz.

Nadie tiene la capacidad al menos que tú le permitas, le abras la puerta y le entregues el control de tu vida.

Llegar a pensar con ese nivel de conciencia puede ser un gran reto, pero no es tan complicado como parece. Se vuelve mucho más sencillo cuando comprendemos que lo que está en juego es nuestra propia felicidad. Y definitivamente el peor lugar para colocarla es en la mente del otro, en sus pensamientos, comentarios o decisiones.

Cada día estoy más convencido de que el hombre sufre no por lo que le pasa, sino por lo que interpreta.

Muchas veces sufrimos por tratar de darle respuesta a preguntas que taladran nuestra mente como: ¿Por qué no me llamó? ¿No piensa buscarme? ¿Por qué no me dijo lo que yo quería escuchar? ¿Por qué hizo lo que más me molesta? ¿Por qué se me quedó viendo feo? y muchas otras que por razones de espacio voy a omitir.

No se sufre por la acción de la otra persona, sino por lo que sentimos, pensamos e interpretamos de lo que hizo, por consecuencia directa de haberle dado el control a alguien ajeno a nosotros.

Si lo quisieras ver de forma más gráfica, es como si nos estuviéramos haciendo vudú voluntariamente, clavándonos las agujas cada vez que un tercero hace o deja de hacer algo que nos incomoda.

Lo más curioso e injusto del asunto es que la gran mayoría de las personas que nos "lastimaron", siguen sus vidas como si nada hubiera pasado; algunas inclusive ni se llegan a enterar de todo el teatro que estás viviendo en tu mente.

Un claro ejemplo de la enorme dependencia que podemos llegar a tener con otra persona es cuando hace algunos años alguien me dijo:

"Necesito que Pedro me diga que me quiere aunque yo sepa que es mentira. Sólo quiero escucharlo de su boca y que me visite de vez en cuando aunque yo sé que tiene otra familia; te lo prometo que ya con eso puedo ser feliz y me conformo pero si no lo hace... siento que me muero".

¿Realmente esa será la auténtica felicidad? ¿No será un martirio constante que alguien se la pase decidiendo nuestro estado de ánimo y bienestar? Querer obligar a otra persona a sentir lo que no siente…¿no será un calvario voluntario para nosotros?

No podemos pasarnos la vida cediendo el poder a alguien más, porque terminamos dependiendo de elecciones de otros, convertidos en marionetas de sus pensamientos y acciones.

Las frases que normalmente se dicen los enamorados como: "Mi amor, me haces tan feliz", "Sin ti me muero", "No puedo pasar la vida sin ti", son completamente irreales y falsas. No porque esté en contra del amor, al contrario, me considero una persona bastante apasionado y romántico, sino porque realmente ninguna otra persona (hasta donde yo tengo entendido) tiene la capacidad de entrar en tu mente, modificar tus procesos bioquímicos y hacerte feliz o hacer que tu corazón deje de latir.

Definitivamente nadie puede decidir por nosotros.

Nadie puede obligarnos a sentir o a hacer algo que no queremos, tenemos que vivir en libertad. No podemos estar donde no nos necesiten ni donde no quieran nuestra compañía. No podemos entregar el control de nuestra existencia, para que otros escriban nuestra historia. Tal vez tampoco podamos controlar lo que pasa, pero sí decidir cómo reaccionar e interpretar aquello que nos sucede.

La siguiente vez que pienses que alguien te lastima, te hace sufrir o controla tu vida, recuerda: No es él, no es ella... ERES TÚ quien lo permite y está en tus manos volver a recuperar el control.

"Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: La última de las libertades humanas- la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino- para decidir su propio camino"


Ensayo de Viktor Frankl, neurólogo y psiquiatra.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Tipos de Familia

El resultado de diversas investigaciones realizadas por colegas psicólogos y psiquiatras en Latinoamérica.
1. Familia de Tres generaciones
Características:

En este tipo de familia existe una organización de apoyo: es decir, los abuelos siguen ayudando a la economía familiar, también existe una cooperación en las tareas familiares, con esto, ellos se tienden a sentir importantes, en caso contrario se sentirán rechazados e inútiles.

El niño no entiende quien tiene poder, pues está inmerso en un ambiente de continuos choques de poder entre padres y abuelos. El niño se convierte en aliados de uno de los dos lados (padres y/o abuelos), según el que más le convenga a sus necesidades. No existen las fronteras establecidas, como la familia nuclear. Aunque los roles de poder generan problemas, pues el abuelo interfiere en los problemas de aprendizaje, pues existe una ruptura de normas. La función parental es todo. No hay normas y reglas totalmente establecidas para el niño. Estas acciones hacen que el niño se convierta en un niño manipulador porque cuando logra conocer que los roles de poder pueden ser manipulados, él también quiere tenerlo.

2. Familia de Soporte
Características:

En este tipo de familia, se delega autoridad de los hijos mayores. La madre se desgasta, pues ella nunca puede ser la misma. Se delega autoridad a los hijos más grandes, para que cuiden a los hermanos más pequeños. Por lo tanto, los hijos mayores asumen una responsabilidad en la que no están preparados. Cuando esto sucede, se promueven habilidades ejecutivas, con esto, el niño se siente excluido de los demás hermanos, ya que es en los hermanos mayores en quienes se centra el poder.

Lo único que el niño necesita es ser cuidado, es sentir la ternura de sus padres, pero las actitudes de los padres bloquean esta necesidad, esto hace que se creen psicopatologías de adolescentes.

3. Familia Acordeón
Características:

Uno de los padres permanece alejado de la familia, por periodos largos la encargada de la familia es la madre, aunque no se le observa como proveedor económico, ella tiene la carga económica del hogar y los hijos.

El padre que queda en el hogar, asume la responsabilidad del que se va. Este padre engrandece los problemas, cuando esté atracado de la situación, dirigirá la cólera contra los hijos, cuando uno de los padres se va, quedó un sentido de abandono y desprotección. El hijo mayor es el encargado de proteger, de cuidar la casa y quién los padres se cercioran de que no encuentre pretendiente. Los niños facilitan la separación de los padres, pero cuando el padre regresa, no lo ven como un intruso, le hacen creer que se va de la casa por su propio bien.

Los hijos aprenden a que es mejor que el padre esté fuera de casa y comparan: padre bueno y madre mala, se acentúa divorcio y este se justifica porque el padre no regresa, lo que hace que los niños se repriman. Cada vez que el padre se va, el niño lo experimenta como la muerte del padre, pues el niño experimenta la muerte de algo de su interior, muere una parte del su yo.

4. Familias Cambiantes
Características:

Este tipo de familia se cambia constantemente de domicilio, esto es un fastidio para la construcción de la personalidad de los hijos, pues no se puede afianzar ni construir el Yo, se hace necesario por lo menos pasar 21 años en el mismo domicilio, para que pueda experimentar la intimidad familiar y de su dormitorio.
Los hijos de este tipo de familia experimentan pérdida de sistemas de apoyo, familiares o comunitarios, como consecuencia la familia queda aislada, ya no hace amigos, ni vínculos.

El niño puede presentar disfuncionalidades escolares y sociales. Cada cambio de domicilio, implica crisis para el niño. Como consecuencia la personalidad del niño es inestable. El niño puede ser reactivo o poco reactivo, agresivo, impulsivo, enojado, rebelde o apático.

5. Familias huéspedes
Características:

En este tipo de Familia, el niño llega una familia temporalmente, es decir que llega como huésped. No existe apego de parte del niño ya que lo hace sentirá una pérdida emocional cuando deba de regresar de donde vino. Es importante resaltar que cuando el niño llega tiene un período de adaptación o de desestabilización emocional.

La familia en donde entra el niño, tiene sus problemas, por lo tanto, la familia entra en crisis ante el huésped, cuando esto sucede el niño piensa que llega a usurpar algún lugar, esto sucede cuando el cónyuge no acepta al niño, pero cuando lo acepta, le da un trato especial, por lo que la pareja e hijos tienen celos del huésped, pero el huésped tiene ganancias secundarias, porque maneja al cónyuge que lo aceptó. Si los dos cónyuges lo aceptan, se crea crisis y problemas con los demás hermanos.

Ahora bien, si el niño cambia constantemente de familia no llega a establecer vínculos emocionales duraderos y profundos de por vida.

6. Familia del Niño con madrastra o padrastro
Características: 

En esta familia posiblemente existió divorció. Sin embargo él o ella pueden volverse a casar o unir, pero si el niño tiene más de cuatro o más de 21 años, se produce un choque increíble. Esta nueva relación hará que toda la familia pase por un proceso integrador, por un compromiso pleno de igualdad para todos o posición periférica, que debe ser decidida antes que se casen.

Los hijos lograran una demanda del padre natural. El padre natural, sufre de conflictos de lealtades, esto cuando no hay roles claros.

El niño puede sufrir la crisis de los puntos rebelión, conducta opositora, desadaptación social y en la escuela, etc. El niño tiende a hacer alianzas momentáneas y convenientes:

• niño -nuevos hermanos
• niño-hermano específico
• niño-padre natural
• niño o niña-madrastra o padrastro según su inconveniencia.

Cuando existe una mamá con múltiples parejas ocasiona en el hijo trastorno de ansiedad y depresiones leves.

7. Familias con un Fantasma
Características:

Este tipo de Familia, Ha sufrido muerte, deserción de uno de sus miembros o con un duelo mayor de tres meses, esto causa enojo en uno de los miembros de la familia y lo repetirá porque siente culpabilidad. A pesar de esto, si asume la función de la persona faltante pueden sentirlo como deslealtad a su memoria (particularmente esto sucede en un Duelo no resuelto).

El hijo vivo se siente culpable, encubierto dependiendo de aquel que falleció más de los que están vivos. El niño desarrolla el rencor, y resentimiento por el pasado (Mecanismos de represión).

El niño sufre desestabilización familiar y social en sus emociones y recuerdos. Con el primer duelo de la madre el niño se pone triste cuando el padre está cerca aunque él ya lo haya “superado”.

8. Familias Descontroladas
Características:

En este tipo de familia, un miembro sufre un acting-out y cree que por medio de la violencia se puede ejercer el respeto. El niño preescolar es un monstruo que no acepta las reglas. Cuando se sale de sus casillas el niño siente que va a explotar por sus ojos y su cuello.

Todo el enojo lo desplaza hacia objetos y/o hermanos/ padres. El niño hace una alianza con uno de los padres o con otro hermano (el niño problema), o puede también hacer alianza con otro padre, siempre y cuando le convenga. No se respetan las reglas en el hogar, los padres se descalifican entre sí, no hay coherencia entre las reglas y las actitudes de la familia, el niño se siente maltratado por eso busca una alianza. Hay carencia de afecto y comunicación.

Los padres se mantienen en conflicto ya que quieren tener control sobre uno de sus hijos, sin embargo la dinámica familiar no ayuda a que los hijos respeten a los padres.

9. Familia Normal
Características:

Para describir este tipo de familia, es necesario considerar las variaciones culturales de cada contexto. Este tipo de familias se adapta a las circunstancias cambiantes. Esta acomodación le permite mantener una continuidad y desenvolver un crecimiento psicosocial en cada miembro.

Dentro de su dinámica, se presenta al padre como un individuo maduro y masculino que acepta el papel de padre y se siente cómodo con él. Respeta su esposa y fundó un hogar adecuado en el cual forma una familia. Por otro lado, la madre es una persona femenina que acepta y satisface sus funciones como esposa y madre. Respeta su esposo, así como este la respeta a ella. Cada uno de ellos depende del otro, pero cada cual conserva cierto grado de independencia.

No existe un padre especialmente autoritario y ninguno es particularmente pasivo. Son dos individuos adultos que representan un clima consistentemente firme y también un enfoque positivo cariñoso. A pesar de que ocurren discrepancias entre los padres, los niños y los padres saben que no reflejan una visión real disfuncional en la relación entre padre y la madre.

Por lo tanto los niños adquieren la noción de que la relación parental es sólida e indivisible. Esta familia podrá tener un hijo o varios, y ser acaudalada por escasos ingresos, pero sus rasgos importantes son que los padres están unidos por un fuerte vínculo y son capaces de proporcionar una administración parental segura y consistente a estos hijos.

Estos padres no educan a sus hijos ateniéndose a reglas, sino que son capaces de responder correctamente a cada situación en particular, y lo suficientemente flexibles para satisfacer las demandas de los hijos de ambos sexos y cualquier edad. Los padres maduros comprenden intuitivamente que el niño necesita afecto y amor, como también disciplina y ciertas limitaciones. Reconoce la necesidad de cierta conformidad en el niño y son capaces de proveer esta disciplina en un clima de aceptación positivo y real.

10. Familia Invertida
Características:

Esta familia es una especie de matriarcado donde la madre es casi la autoridad absoluta en el hogar, las decisiones concernientes a los niños las adopta ella y por lo menos ante estos, aparece como el oficial comandante porque es ella quien impone la mayoría de los castigos.

La madre aborrece su feminidad y el padre acepta a medias su papel masculino. Las responsabilidades de la madre son grandes y las cumple con una determinación un tanto sombría. Tiene poco de la pasividad femenina normal y en realidad su papel como madre o esposas no le agrada.

Critica frecuentemente al hombre de fracasado y lo empequeñece constantemente. De la misma manera, el padre considera que su papel ante los hijos es secundario y dedica gran parte de sus energías a su trabajo u otras actividades no concernientes a la familia.

Desarrolla la sensación de que él no es más importante en el hogar y delega a su esposa la mayoría de los asuntos relacionados con la casa y con los niños. El clima emocional de la familia hace que los niños esperen que su madre adopte todas las decisiones importantes y sea la figura autoritaria y predominante.

11. Familia Agotada
Características:

Es una familia donde ambos padres viven intensamente ocupados en actividades de afuera, a pesar de que sus finanzas son productivas, dejan el hogar emocionalmente estéril. Raras veces puede ocurrir que los padres conserven un hogar emocionalmente sano; si bien la calidad de la relación entre los progenitores y los demás niños es más importante que la cantidad, cuando ambos padres trabajan, muchas veces queda poco tiempo o energías para dedicarles a sus hijos.

Con frecuencia los padres trabajan para adquirir más lujos, otro automóvil, un televisor más grande o alguna otra comunidad regido por estas ganancias materiales. Raras veces contribuyen a favorecer el desarrollo emocional de los hijos, a los cuales abandona en la compañía de otros adultos, quienes no presentan interés emocional en su formación.

Los padres se cansan, viven agotados e irritables, y eventualmente empiezan a demandar a los niños la misma sombría dedicación al trabajo que ellos mismos tienen.

12. Familia Hiperemotiva
Características:

Este tipo de familia presenta una gama de expresión emotiva más amplias de lo común. La híper emoción es un tipo de ajuste inmaduro en ciertos segmentos de la sociedad. Cuando el niño o el adulto permanece en un medio compuesto por individuos similares, su ajuste perecerá adecuado, pero cuando los niños establecen contacto con otras personas cuyos antecedentes son más maduros y no reflejan estas turbulencias emocionales, no se podrán ajustar cómodamente.

En su dinámica, todos, padres y niños por igual, dan rienda suelta a sus emociones en mayor medida de lo común. Si los padres enfurecen entre ellos, expresan abiertamente sus resentimientos con sonoros insultos. Todos los sentimientos expresan libre y excesivamente, inclusive el amor, la depresión, la excitación y la ira. Los niños nacidos en una familia así, aprenden a poco tiempo a gritar para hacerse oír, presencian violentas discusiones entre los padres y en ocasiones hasta fuertes golpes.

En consecuencia, copian este comportamiento y en la juventud no están preparados para tratar con personas ajenas a su situación hogareña, ya que son emocionalmente volubles según las normas del mundo externo.

13. Familia Ignorante
Características:

La familia ignorante es aquella donde ambos padres, por uno u otro motivo, carecen de conocimientos generales sobre el mundo que los rodea. Ya sea por deficiencia mental o por otras razones, los adultos están cargados de prejuicios, son tendenciosos, tienen puntos de vista limitados y exponen a sus hijos o un concepto cerrado e individuo del mundo y de la gente que los rodea. En estos padres no siempre hay retardo mental ni un fondo educativo limitado, pero muchas veces intervienen ambos factores.

Estos padres inculcan a sus hijos ciertas verdades a medias o falsedades, que para los niños es difícil despojarse de estas concepciones erróneas. Los primeros maestros de todo niño son sus propios padres, y resulta sumamente difícil que cualquiera, sea un docente profesional u otro, traté de borrar posteriormente los errores conceptuales previos con limitaciones causadas por prejuicios involucrados con anterioridad.

Si en esta familia prevalece la mordida aceptación, es probable que los jóvenes posean suficiente flexibilidad como para ajustarse debidamente. En caso contrario, prevalecen sentimientos negativos, controversias y grandes inseguridades, los prejuicios y las actitudes inadecuadas de los niños serán más permanentes.

14. Familia Serena e Intelectual
Características:

En esta familia los padres son extraordinariamente híbridos en expresión de sus sentimientos y se distinguía actividades intelectuales. Tratan de fomentar la actividad intelectual en sus hijos, combaten activamente todos los pliegues normales de sentimientos, aunque ello atente contra sus propias actitudes. Muchas veces, este tipo de padres tienen mucha educación y cada cual se dedica su propio interés intelectual.

15. Familias Ensambladas
Características:

Son aquellas familias compuestas por adultos divorciados y/o separados en los cuales tienen cabida los hijos menores o adolescentes de cada uno de ellos; los cuales vuelven armar una pareja como otra persona también separada en su misma situación con hijos y hasta nietos. Incluyen relaciones mucho más complejas que las tradicionales, puesto que lógicamente se presentara aquí la interacción de las personas, cada una de ellas con vidas pasadas diferentes.

Cuando dos personas vuelven a vivir en pareja, se puede afirmar que se estará comenzando recorrer un camino que muy posiblemente incluirá situaciones difíciles, especialmente en sus inicios. La llegada de un nuevo dejo a la familia ensamblada, podría unir a la familia, ya que el bebé será algo que todos tendrán en común. Durante los primeros momentos, será muy importante que la disciplina y el orden de la casa serán aplicadas por el adulto que se encuentra presente en el momento, ya que es importante que los chicos sepan qué la autoridad continuará partiendo de los adultos, y no de los chicos. Para esto, será fundamental que los nuevos cónyuges acordes entre sí qué tipo de arreglos impondrán.

Los puntos de partida de esta familia son dos: la muerte de uno de los cónyuges, o el divorcio previo de uno o los dos cónyuges. En ambos casos constituyen pérdidas para resto de los hijos de las familias, de manera que la primera tarea será la de aprender a manejarse con las pérdidas y los cambios.

16. La familia de padres divorciados y separados
Características:

Familia en la que los padres se encuentran separados. Se niega a vivir juntos; no son pareja pero deben seguir cumpliendo su rol de padres ante los hijos por muy distantes que éstos encuentren. Por el bien de los hijos se niegan a la relación de pareja pero no a la paternidad y a la maternidad.

17. La familia extensa o con sanguínea
Características:

Se compone de más de una unidad nuclear, se extienden más allá de dos generaciones y está basada en los vínculos de sangre de una gran cantidad de personas, incluyendo los padres, niños, abuelos, tíos, tíos, sobrinos, primos y demás; por ejemplo, la familia de triple generación incluye los padres, a sus hijos casados o solteros, a los hijos políticos y a los nietos en una misma casa.

18. La familia de madre soltera
Características:

Familia en que la madre desde un inicio asume sólo la crianza de sus hijos. Generalmente, es la mujer que la mayoría de las veces asume terror, pues el hombre se distancia y no reconoce su paternidad por diversos motivos. En este tipo de familia se debe tener presente las distinciones pues no es lo mismo ser madre soltera adolescente, joven o adulta.

19. Familia nuclear
Características:

En este tipo de familia, la unidad familiar básica se compone de esposo, esposa e hijos. Éstos últimos pueden ser la descendencia biológica de la pareja o miembros adoptados por la familia.

20. Familia endogámica
Características:

Este modelo de familia es el de las tradicionales en el sentido de que miran con agrado lo que siempre han conocido y valorado como bueno, el modelo de familia de siempre, y vial relativamente añorado. Se trata de una familia donde las responsabilidades de unos y otros están claras y son asumidos sin dificultad, porque son previamente sabidas y reconocidas.

En concreto, los roles paternos y maternos están muy definidos al modo tradicional, pero sin actitudes sangrantes de la prepotencia del hombre sobre la mujer. Las relaciones de los padres e hijos son buenas, este tipo de familia, es una de las mejores de entre los 25 grupos que conforman nuestra tipología. Los padres aparecen con identidades fuertes, aunque también hay agnósticos y no creyentes por encima de la media, como opciones probablemente ya asentadas.

Los hijos consumen menos drogas, lo que no quiere decir que no los consuman. Este modelo de familia tiene el obstáculo de un enroscamiento excesivo en sí misma. Con una mirada básicamente preocupada hacia el exterior; exterior, que algún día los hijos tendrán que enfrentarse, ya fuera del nicho familiar, ellos tendrán la capacidad para transmitir los valores de los padres. La duda radica en si la transmisión de los valores, realizadas, en este caso, por reproducción de lo inculcado por sus padres se ha hecho propia, esto es, si ha pasado por la duda y la confrontación personal al modo como se realiza la socialización.

21. Familia conflictiva
Características:

En este tipo de familia, los miembros se llevan muy mal entre sí, las relaciones son muy conflictivas esto a causa del consumo de drogas, por cuestiones de orden sexual de los hijos, por la amistad de estos e incluso por las relaciones entre los hermanos.

Las relaciones de los padres con sus hijos son alejadas y la comunicación es muy escasa o mala. Presenta un universo de valores muy distante mayoritario en los hijos, existe una rigidez en sus propias concepciones de la familia, como la delimitación de status y roles paternos y subordinaciones relativamente ensuciados. Son padres nominalmente religiosos, algo menos formalmente definidos en sus valencias políticas, y con unos hijos que, éstos ya en mayor proporción, son claramente no religiosos y no tienen reparo en decirse de conservadurismos, incluso en mayor proporción que sus propios padres aunque no falten los que sitúan en los contrapuestos de sus padres. La mala comunicación, los conflictos pueden estar inmediatamente ocasionados por el comportamiento de los propios hijos ya que por lo general tienden a consumir drogas.

22. Familia nominal
Características:

Este tipo de familia, se caracteriza básicamente por lo que el río es, o por lo que es menos que los demás colectivos. Sólo hay un elemento en el que se destaca sobre los demás grupos, y consiste en el enfoque que los padres hacen sobre los valores importantes en la vida.
Esta opción tiene tres variantes:

1. Es importante vivir al día del mañana
2. Es importante invertir tiempo y dinero en estar guapo o guapa
3. Es importante disponer de mucho tiempo libre y de ocio.

Este modelo presenta los rasgos de una familia cuya unión se considera importante, en la que los padres se sienten cohibidos para comunicar sus ideas y sus opiniones a los hijos, y en la que la manera de resolver las cosas no se adapta necesariamente a las circunstancias concretas del momento; por ejemplo, cuando hay algún conflicto inevitable.

Las opiniones de los hijos no son muy consideradas por sus padres; Esta familia destaca porque hay un menor grado de conflicto debido a las drogas, aunque no del alcohol; de los conflictos debidos a las relaciones de los hijos con sus amigos, razones usuales, etcétera. Los padres como los hijos sitúan a los amigos, con mucha mayor fuerza que los demás grupos, como espacio donde se dicen las cosas importantes para orientarse la vida, situando el menor grado de importancia, los libros, la escuela y de Iglesia.

23. Familia adaptativa
Características:

Se trata de una familia con buena comunicación entre los padres e hijos, con capacidad para transmitir opiniones y creencias, abierta al exterior; familia no exenta de conflictos, de desvanes ciencias, a veces graves, fruto básicamente de situaciones nuevas en los papeles de sus integrantes, mujer y hombre, madre y padre, padres e hijos, en este modelo las responsabilidades de cada uno están en revisión continua, y el trabajo con las acciones familiares, en tanto que familiares, no resulta evidentes y son objetos de tanteos y de incertidumbres.

Esta familia parece ser la familia de la negociación, de la búsqueda del acomodo, no llegando siempre y, menos aún a corto plazo, a los resultados deseados. Es en este modelo de familia donde la tasa de divorcio separaciones es más elevada. Pero, posiblemente, las que atraviesan con éxito la prueba de adaptación a la modernidad, permitirán las nuevas generaciones insertarse con mayores ganancias en la sociedad del futuro. Entre sus miembros de este tipo de familia, hay agnósticos, no creyentes y ateos por encima de la media, especialmente los hijos, pero también más padres católicos practicantes que en la media, dando los hijos los mismos valores de esa media global.

24. Familia psicosomática
Características:

Uno de los miembros está constantemente enfermo y utiliza la enfermedad para mantener la familia unida. Tiende a cuidar excesivamente al enfermo. El niño es vinculante en la familia, la niña es debilitada.
La familia funciona óptimamente cuando alguien está enfermo. Existe sobreprotección hacia el niño que tiene el problema. Incapacidad de resolver conflictos. Hay una enorme necesidad de evitar conflictos. Se mantiene una enorme rigidez. Aparenta ser una familia normal ideal y buenos vecinos, cuenta sus problemas. El niño usa su reflejo como manipuleo y búsqueda de afecto.

25. Familia monoparental
Características:

Los orígenes de las familias monoparentales pueden ser diversos: el divorcio o la separación de la pareja, la viudedad y soltería, estando compuestas en la mayoría de los casos por grupos familiares por la madre y los hijos. Los problemas más comunes que se suele encontrar en este tipo de familias suelen ser: problemas económicos, de alardes por sentirse excesivamente cargado de responsabilidad del progenitor que está al frente, existen dificultades a la hora de poner ocupada a la familia, dificultades de emancipación de los hijos, problema de conductas en los hijos, etc.

Aunque sus problemas suelen verse con mayor frecuencia las familias monoparentales, no son exclusivos de ellas. Similar que estén sometidas a más estrés y menos apoyo, es necesario destacar que las familias con ambos padres enfrentados en peleas interminables o con padres ausentes pueden ser más problemáticas. La familia monoparental resulta más afectada por el entorno. Las actitudes y condiciones de la escuela, trabajo, sociedad repercuten con más intensidad dentro del hogar.

Los padres y madres tienen a desarrollar amistades que a la vez sociales que también son utilitarias. Los hijos suelen estar más enterrados de las condiciones de trabajo de su progenitor y reaccionan sobre el funcionamiento de la familia sobre la sensación del bienestar del mismo.

Asimismo, las tareas familiares se establecen en relación con las necesidades reales, y no preconcebidas: son tareas que realmente necesitan realizarse, en lugar de tareas asignadas, se dan otras para enseñarle al hijo como se hacen. Es un solo adulto el principal responsable de conservar un día a la familia, cuidar a sus miembros y mantener el orden, aunque en ocasiones se relacionen como compañeros.

Referencia:
Manual de psicopatología del niño / Ajuriaguerra J. De y D. Marcelli
Fundamentos de Psiquiatría Infantil / Stuart Finch