martes, 25 de agosto de 2015

Cómo se Construye la Autoridad de los Padres

Está claro que atravesamos un periodo de crisis con respecto a la autoridad de los padres. Hemos pasado de un modelo autoritario a otro permisivo, sin lograr la integración de ambos estilos educativos. El objetivo de este artículo es que los padres puedan posicionarse como autoridad parental pues desde ese lugar solamente podrán educar hijos sanos y felices.
El modelo autoritario duró muchos siglos y hasta hace veinte años era muy extendido. El padre es vivido como un ser autoritario, se lo obedecía por temor al castigo, el niño sentía miedo a su padre. Este modelo creaba niños sumisos, obedientes, temerosos y unos pocos niños se rebelaban. Debido a varias causas que escapan al tema de este artículo se pasó de un modelo autoritario a otro permisivo, donde se permiten todo tipo de conductas. En este modelo no queda claro ni los límites, ni que sucederá sí no son cumplidos. Por lo tanto los niños son inseguros, agresivos, inquietos, impulsivos y demandantes.

Sostenemos que ambos modelos, el autoritario y el permisivo no educan niños ni responsables, ni seguros de sí mismo. La única salida es que todo padre se pueda posicionar frente a su hijo como autoridad ya que sola ésta inspira respeto y seguridad para el niño.

ESPERAR

Los padres apurados programan hijos descontrolados. Esto es válido sí el niño no es portador de trastorno de déficit atencional, trastorno bipolar u otros trastornos infantiles diagnosticados por el psiquiatra infantil o psicólogo clínico.

La paciencia que es la capacidad de esperar se va construyendo en el día a día, junto a un adulto que en forma amorosa te dice, “espera”, palabra muy útil y en desuso. Un niño sano, que no presenta ninguna patología, se transforma en impaciente o impulsivo porque no recibió la palabra, “no”, “espera”, “después”, muchas veces durante su crianza.

Los dos errores más observados son que el padre que carece de tiempo corra a saciar a su hijo inmediatamente, para conseguir silencio ya que necesita mucha energía personal para cumplir sus obligaciones.

El segundo error es enojarse, gritar, poner mala cara, y correr a saciarlo a pesar de hacerlo contra vuestra voluntad. El pequeño asocia el pedido, con el enojo de su progenitor, a lo cual pensará que siempre hay que enojarse para conseguir lo que uno quiere. El peligro es que naturalice la rabia como si fueran parte de la vida cotidiana.

No sucumbir ante sus demandas. Así el niño ejercerá la posibilidad de esperar, y se dará cuenta que se requiere tiempo y paciencia para convivir armoniosamente con otras personas. Con el tiempo se convertirá en un niño calmo.

EXPRESAR CLARAMENTE LOS LÍMITES

El límite es una guía, una señal que le muestra al niño hasta dónde puede llegar.

Detallare las características que deben tener los límites para ser efectivos:

Claridad. Significa pedir en forma clara y focalizada la conducta que se quiere obtener, por ejemplo: “Siéntate, no grites”. No sirve decirle al niño: “Pórtate bien”, “Sé un buen niño”, pues son términos muy ambiguos que dan lugar a diferentes interpretaciones.

Brevedad. Esta característica es de suma importancia para su eficacia. Es común que los padres comiencen con largas explicaciones, que en el momento de fijar el límite no alcanzan. “No toques determinado objeto.” En otra instancia podemos explicar la causa del límite.

Coherencia. Una vez fijado el límite no lo podemos variar según nuestros estados anímicos, algo que, debido a las características de la vida actual, son de por sí cambiantes. Si saben de antemano que no pueden sostener un límite, es mejor no imponerlo y pensar en algo que pueda ser mantenido. El niño tiene que saber predecir qué sucederá si tiene determinado comportamiento, de qué manera reaccionarán sus padres. Esto le da seguridad y confianza en sí mismo, pues empieza a ordenar el mundo que lo rodea. Si grita, su mamá se enojará, si realiza determinada conducta recibirá determinada respuesta. Ser previsible es un factor muy importante para un desarrollo emocional adecuado. Los padres deben ser figuras predecibles para el niño. Esto ayuda a formar una buena autoestima al brindarles seguridad.

Consistencia. Es común que existan diferencias en la pareja con relación a la educación de sus hijos. Esto es aplicable a los abuelos/as quienes tienen un rol importante hoy en día. Si bien no podemos cambiar a las personas, es sustancial conversar sobre estos temas para llegar a acuerdos previos a la puesta de límites. Es frecuente que un padre fije un límite y el otro quiera imponer lo contrario. Esta contradicción entre adultos provoca una gran inseguridad en el niño, sobre todo en sus primeros años de vida.

Flexibilidad. Los límites no son murallas imposibles de traspasar. Los podemos adaptar a cada situación. Recuerdo un niño de diez años que durante el año lectivo se le permitía ver televisión durante dos horas diarias. Un día de verano lluvioso en que estaba solo, sin amigos, su madre insistió con las dos horas diarias.

El límite para que tenga efecto hay que sostenerlo, pero cuando cambia la situación externa lo podemos flexibilizar. Otro ejemplo de flexibilidad es cuando llegamos a un acuerdo por medio de una negociación y lo intercambiamos por algo similar. Si fijamos el límite de que le compramos una barra de chocolate todos los fines de semana, por ejemplo, lo podemos trocar por un paquete de caramelos.
El niño criado sin límites se siente desprotegido, sin contención, inseguro, pues no encuentra un adulto que sea capaz de frenarlo.

Poner un límite es un acto de amor. Esto lo comprueba el hecho de que los niños criados sin límites se sienten no queridos o no aceptados.

EDUCAR CON RESPONSABILIDAD

Responsabilidad significa responsa hábil, o sea, responder en forma adaptativa. El tema de la responsabilidad está relacionado con la elección y la libertad. Es de vital importancia para una buena adaptación a la vida.

Responsable no es sinónimo de obediente o puntual.

La responsabilidad está relacionada con el tema de la elección. Tenemos que permitir que el niño pueda elegir entre dos opciones previamente seleccionadas por el adulto.

En lugar de gritos, enojos y palabras innecesarias, propongo otra secuencia de hechos.

Se le puede dar las opciones:
  • Comes ahora y dejas la pelota.
  • Sigues jugando con ella en el patio.
Si eliges jugar con la pelota en el patio, tendrás que esperar tres horas para la próxima comida o la comerás fría.

Los padres presentan esta alternativa basada en sus propios criterios. Este niño, que puede tener tres años, ya está ejercitando su responsabilidad, elige entre seguir jugando a la pelota o dejar de jugar y comer ahora.

¿Qué le pasa al niño cuando elige dentro de las opciones impuestos por los padres?
Empieza a autorregularse. Eso le da confianza y puede desarrollar una buena autoestima.

EVITAR CONDUCTAS NEGATIVAS

LA COMPLACENCIA 

Es un fenómeno en el cual el padre tiene respuestas hacia su hijo con el único fin de satisfacer los deseos de éste. El gran peligro es qué ésta no tiene ningún fin educativo.

Existe una gran diferencia entre correr a complacer y mimar a tu hijo. En la primera solo se busca satisfacer los deseos y gustos del pequeño. En el segundo caso el padre premia, da algo que le gusta a su hijo pero no pensando solo en lo que él quiere. El adulto que complace, no tiene presente lo que realmente el niño necesita, en cambio el adulto que mima tiene consciencia de las necesidades de su pequeño.

La complacencia surge del miedo, no del amor. El padre complaciente se mide por lo que causa en su hijo, complace para que lo quiera, para que lo acepte, para que no lo desapruebe. Tiene miedo a perder el amor de su hijo.

Recuerda que educar no es complacer, muchas veces es frustrar a tu hijo. En la complacencia no se tiene en cuenta lo que un niño necesita psicológicamente, se le brinda lo que quiere, lo que pide. La prueba es que se le da lo que quiere pero el niño se sigue sintiendo mal.

En la complacencia los padres esperan que el hijo esté satisfecho, pero se queda insatisfecho pues ni el adulto, ni el chico se conectan con sus verdaderas necesidades. Esto causa una gran frustración a muchos padres, que afirman “le doy de todo y siempre está mal”.

CONTROL

El control se ejerce desde el miedo, la persona que controla tiene miedos no conscientes. Por lo tanto trata de controlar la situación, pero no siente sus temores que son la causa de muchas de sus conductas.

El control no ayuda ni al controlador ni al controlado, ni al padre, ni al hijo pues es un intento fallido de tranquilizarse por parte del adulto. Además si algo negativo tiene que suceder, el control no lo impedirá.

El padre controlador tiene miedo de que le suceda algo incontrolable, se siente ansioso, es invadido por pensamientos negativos, recurrentes y persistentes. No puede dejar de pensar en su hijo y esto le aumenta su temor y preocupación.

El control de los padres transmite inseguridad a sus hijos, pero no soluciona el tema de fondo que es el miedo que siente el adulto.

Muchos padres sobreprotegen a sus hijos ante sus propios temores. La sobreprotección consiste en hacer lo que el niño puede hacer por sí solo, por ejemplo puede cuidarse o realizar libremente ciertas actividades. Y el chico empieza a sentirse inseguro, débil, temeroso, dependiente. Esto le origina fuertes sentimientos de rabia y hostilidad hacia la persona que lo sobre protege. El tema es que el niño sobreprotegido no se pone en contacto con lo que él es capaz de hacer y en cambio se llena de miedos y rabia acumulada que no expresa.

Los padres tienen que proteger a sus hijos, cuando los controlan o sobreprotegen no los ayudan. Para eso tienen que enfrentar sus propios miedos y desarrollar su capacidad de amar.
La protección nace del amor, en cambio el control y la sobreprotección se alimentan del temor, de la preocupación, de la obsesión.

CULPA

La culpa que sienten muchos padres y que influye en la forma en que crían a sus hijos. Afirmamos no es buena compañera para educar. La culpa está formada por una emoción que es la rabia retroflectada y exigencias introyectadas. (Gestalt).

Para sentir culpa se necesita bronca sobre uno mismo y un introyecto llamado exigencia. Todo aquel que se sienta culpable tiene dentro de sí rabia y exigencias. Rabia sin exigencias no produce culpa.
La culpa conlleva algo negativo, pues parte de la base de que algo se ha realizado mal o se ha evitado llevar a cabo y se tiene que pagar por eso. Implica realizar un determinado comportamiento para reparar el daño efectuado.

Existe una gran diferencia entre "me siento exigido en el proceso de educar a mi hijo", y "quiero y me preocupo por brindarle lo mejor en todos sus aspectos".

CONCLUSIÓN

Los padres pueden prevenir muchos problemas sí consultan en los primeros años de vida a un profesional especializado en niños.

El futuro de tu hijo no dependerá de lo que el compres, ni de tu situación civil, lo más importante es que te posiciones frente a él como autoridad, ni autoritaria, ni permisiva.

En la consulta se observa que muchos padres piensan que fijan límites y no entienden la causa de que sus hijos no los obedecen. Cuando el padre no está bien posicionado de su rol, el niño no lo respeta. Ante la frustración que produce la desobediencia de su hijo, observo que ciertos padres le piden, le imploran a sus hijos como de igual a igual. Otros tratan de convencerlos y otros los amenazan. La amenaza nace de no saber cómo posicionarse frente al otro. El niño siente que el padre no tiene las herramientas para hacerse respetar y amenaza, pero ésta lo coloca en una situación de debilidad.  Observo que la mayoría de los niños que presentan problemas de conductas se educan en un ambiente sin límites, ya sea porque el padre no los fija o intenta a través de métodos que contradicen.

Cuando uno recurre a consultar a un psicólogo puede prevenir futuros problemas pues el niño está formando su personalidad. La psicología infantil y el trabajo con padres y maestros tienen un aspecto muy importante en la prevención.

Artículo publicado por mi colega Fanny Berger,  Se recomienda su libro “Padres sin autoridad hijos sin rumbo”.

http://editorialfindesiglo.blogspot.mx/2010/05/padres-sin-autoridad-hijos-sin-rumbo-de.html

jueves, 20 de agosto de 2015

Mentir en una Relación

En las relaciones, hombres y mujeres no suelen decir siempre la verdad. Mienten para conseguir sexo, por necesidad, por amor. Las parejas mantienen un equilibrio delicado entre la sinceridad y la conveniencia personal. Es el arte del compromiso. “Mentira: cosa que se dice, sabiendo que no es verdad, con intención de que sea creída”.
Además, es habitual que una mentira acabe convirtiéndose en una cadena de mentiras en la que una lleva a la otra para tapar la anterior y así sucesivamente. Finalmente, la persona acaba enredada en un cúmulo de engaños del que ya no sabe cómo salir, resultando mucho más difícil que al principio enfrentar la realidad. Sorprendentemente, las consecuencias de mentir a la pareja coinciden con las causas por las que mentimos. Cuando la mentira es descubierta, la relación se llena de incomunicación, desconfianza, inseguridad e incomprensión. Por lo tanto, la mentira suele convertirse en un bucle de malestar e insatisfacción.

En terapia el paciente se miente a si mismo muchas veces como una forma de preservarse de la verdad que le podría ocasionar un dolor mayor como la angustia. El mentir es una manipulación cínica, una resistencia contra el análisis.

“El mentiroso vive con miedo a perder el control. No puede siquiera desear una relación sin manipulación. El mentiroso está asustado, teme que sus propias verdades no sean suficientemente buena, el mentiroso le teme al vacío. El mentiroso tiene muchos amigos y lleva una existencia de gran soledad. El mentiroso sufre a menudo de amnesia, que es el silencio del inconsciente. Mentir habitualmente, como modo de vida, es perder contacto con el inconsciente.”

Descubrir una mentira duele, pero también es doloroso ser el que miente. En una relación de pareja ambos sufren con la mentira y recuperarse de ese daño lleva tiempo, paciencia y esfuerzo.

Si las mentiras se repiten y continúan extendiéndose en el tiempo, la pérdida de confianza es prácticamente inevitable. Permanecer en una relación en la que no existen confianza, seguridad, comunicación y comprensión supone un desgaste muy intenso para los dos.

Qué hacer si tu pareja te ha mentido

Si crees que tu pareja te ha mentido o está mintiéndote, el primer paso es hablarlo con ella de forma honesta, como adultos maduros y sensatos. Es frecuente que personas que se sienten inseguras de sí mismas duden de su pareja e imaginen mentiras que terminan por no ser ciertas.

Si finalmente tu pareja te confirma que tus sospechas eran reales y que te ha mentido, las siguientes pautas pueden serte de utilidad:
  • Valora el grado de importancia que le das a esa mentira. Deja pasar unos días y vuelve a valorarlo. Es posible que la intensidad de tus emociones se haya reducido y puedas pensar con más claridad.
  • Haz balance y decide si te sientes capaz de seguir confiando en tu pareja o necesitas terminar la relación.
  • Si decides continuar, permítete un tiempo de “reajuste” tras la mentira. No pretendas hacer como si nada hubiera pasado de un día para otro.
  • Ten en cuenta que perdonar no es lo mismo que olvidar. Proponerse olvidar la mentira es absurdo, ya que no está en nuestra mano decidir voluntariamente qué recordamos y qué no. Sí podemos decidir si deseamos perdonar al otro.
  • No intentes vengarte ni pagarle con la misma moneda: en ese tipo de batallas de pareja sólo quedan perdedores.
  • Procura no obsesionarte con las mentiras, ya que puedes caer en un desmesurado control de tu pareja que no resultará positivo ni estará basado en la confianza. Que te haya mentido una vez no significa que vaya a hacerlo siempre.
  • Cuida tu autoestima y no permitas que ningún tipo de engaño la dañe.
  • Si pasa un tiempo y notas que no has podido recuperar la confianza, háblalo con tu pareja para poner una solución. Es preferible dejar la relación que vivir ambos angustiados en una relación tormentosa.
Qué hacer si eres tú quien está mintiendo a tu pareja

Si, por el contrario, eres tú quien está mintiendo a su pareja, también tienes mucho qué hacer. Puedes guiarte por los siguientes consejos:
  • Valora el grado de importancia que le das a tu mentira, pero contempla también el grado de importancia que le daría tu pareja.
  •  Identifica cuál es la causa de tu mentira: ¿Falta de comunicación, falta de confianza, falta de seguridad, falta de comprensión? Una vez identificada la carencia, comienza a dar pasos para solventarla.
  • Intenta poner fin a la mentira cuanto antes. Cuanto más lo alargues, peor será: todo se enredará más y el paso del tiempo empeorará la situación.
  • Explica a tu pareja, de forma honesta y lo más calmada posible, por qué mentiste. Para eso, es importante que previamente reflexiones y tengas claro por qué lo hiciste, ya que a veces ni siquiera nosotros mismos somos plenamente conscientes de las razones de nuestros actos.
  • Respeta los tiempos de tu pareja, sin presiones. Recuperar la confianza lleva un tiempo.
  • Hacerse responsable de los propios actos conlleva enfrentar las consecuencias que se derivan de ellos. Te sentirás mejor si lo haces.
  • Identifica si necesitas ciertos cambios en la relación para no volver a sentirte tentado de caer en la mentira, y plantéale esas propuestas a tu pareja. Ir renovando la relación en función de las necesidades de ambos es muy positivo para los dos.
  • No te hundas: de los errores se aprende. Intenta extraer una enseñanza de esta situación.
Mentir continuamente, además de ser una posible patología, también es un esfuerzo mental que produce incomodidad, tiene como consecuencia un profundo malestar y daña la relación. La verdad hace libre a las personas. No hay nada más gratificante en una pareja que tener la sensación de máxima transparencia entre los dos. Piénsalo 2 veces antes de mentir a tu pareja. 

Plantea las consecuencias de tus actos y decide, de forma libre, lo que quieres hacer: si asumir tu responsabilidad o esconderte tras el escudo protector de una mentira.

Recomendación

Dale tiempo. Un corazón roto tarda en sanar, igual que una herida física.

lunes, 10 de agosto de 2015

Psicoanálisis de la Automutilacion

A través de la historia de la humanidad, las marcas en la piel ya sean autoinfligidas o infligidas por otro, han adquirido diferentes significados y formas de interpretarse, por parte del sujeto y por parte de la sociedad.

Françoise Dolto en su obra titulada “La imagen inconsciente del cuerpo”, postula a la imagen del cuerpo como: “una síntesis viva de nuestra experiencias emocionales (…) una encarnación simbólica inconsciente del sujeto deseante”.

Sin embargo la constante es la expresión a través de la piel, que es nuestra primera herramienta de presentarnos ante el mundo físicamente. Freud (1905) afirma que la piel debe ser considerada como la zona erógena por excelencia, ya que en ella pueden tornarse un cúmulo de excitaciones placenteras. La piel reviste particular erogeneidad en el caso de los impulsos de crueldad y dolor, ambos constitutivos de la pulsión sexual.

El abordaje psicodinámico y psiquiátrico de la conductas de automutilación como síntoma de diferentes patologías ha permitido un mejor entendimiento y tratamiento del paciente.

Los trastornos psiquiátricos asociados a la AM, según el DSM son:
  • Cuadros orgánicos cerebrales
  • Trastornos del desarrollo de la infancia
  • Esquizofrenia y otras psicosis
  • Trastornos del ánimo
  • Depresión y Enfermedad bipolar
  • Trastornos de ansiedad
  • Crisis de pánico, T.O.C. y T.E.P.T.
  • Trastornos disociativos
  • Trastornos del desarrollo de la personalidad
  • Límite, antisocial
  • Trastornos relacionados con sustancias
  • Trastornos del control del impulso
  • Tricotilomanía
  • Trastornos facticios
  • Trastornos de la conducta alimentaria.

El perfil característico de una persona que comete AM es el de una mujer de clase media, con un nivel intelectual sobre el promedio y que inicia esta conducta en la adolescencia La autolesión suele esta correlacionada con experiencias traumáticas de la infancia o serios compromisos de identidad y con el grado de impulsividad, el enojo crónico y la ansiedad crónica. Presentan baja autoestima, intolerancia a la frustración, descontrol de impulsos y disfunción familiar. No tienen mecanismos de autocuidado ni destrezas, presentan dificultades en la vinculación, necesidad de aprobación y afecto e inmadurez emocional que repercute en la dificultad que presentan para identificar, reconocer, expresar y manejar las emociones, emociones que no pueden canalizar y que explotan con el acto impulsivo que no da tiempo a reflexionar y que lo expresan por medio de una autoagresión.

En 1935, Menninger clasifica la automutilación dependiendo el tipo, y el contexto en el que se presente, tomando en cuenta que el síntoma opera debido a que la agresión dirigida hacia un objeto externo se vuelve hacia el yo y ésta a su vez es reforzada por medio del autocastigo. La clasificación propone los siguientes tipos de automutilación

1) neurótica, 2) religiosa, 3) ritos en la pubertad, 4) en pacientes psicóticos, 5) en presencia de padecimientos orgánicos, y 6) en personas normales. Al final la automutilación es el resultado del conflicto entre impulsos agresivos y destructivos provenientes del Superyó y la voluntad de vivir, teniendo como resultado la autodestrucción parcial de alguna parte del cuerpo, gratificando los impulsos agresivos anticipándose a las consecuencias de una destrucción total.

Actualmente existen diferentes teorías y postulados los cuales permiten un mejor acercamiento y entendimiento de la automutilación como un síntoma.

En la adolescencia, se reeditan los diferentes conflictos no resueltos en la infancia, como la representación del cuerpo, sus funciones y la imagen corporal etc. Al mismo tiempo en este periodo los cambios en el funcionamiento mental hacen posible que la persona dirija la agresión hacia sí mismo en formas extremas como lo es la automutilación.

La autodestrucción, que se manifiesta en cortes, quemaduras, rasguños, arañazos, tirones del pelo, golpes (sobre todo en la cabeza), auto lesiones, cualquier forma de producción de dolor es una forma de expresar el sufrimiento, una forma no verbal de comunicación donde los sentimientos se transmiten visualmente a través del cuerpo. Generalmente, se usa para liberarse de sentimientos de rabia, ira, tristeza, soledad, rencor y dolor emocional. Se efectúa para liberar esas emociones que el autoagredido no puede expresar. También, a veces, ante el sentimiento de no estar vivo, los autoflageladores se cortan para cerciorarse de que siguen vivos.

Muchos psicoanalistas hacen especial hincapié en que durante la adolescencia se debe adquirir madurez psíquica, a través del separación del vínculo con los objetos originales.

En los pacientes con conductas de automutilación, es común encontrar que la relación con la madre ha sido marcada por la ambivalencia, caracterizada por intensos sentimientos hostiles marcados por deseos de muerte, a la par de intensos sentimientos de amor. Por lo tanto la perdida vivida como abandono, es experimentada como la confirmación del deseo omnipotente de muerte, así como una amenaza al vínculo encargado de suministrar la energía libidinal esencial; ya que el objeto, la madre, ha sido retenida a través de introyección; por lo tanto los ataques al propio cuerpo son dirigidos a este objeto previamente introyectado.

Se ha observado que en lugar de buscar gratificación sexual a través de sus propios genitales en proceso de maduración por medio de la masturbación y las fantasías que la acompañan, los adolescentes con conductas de automutilación, son incapaces de controlar las fantasías masturbatorias ya que éstas generalmente están vinculadas  a la escena primaria, generando gran cantidad de displacer; por lo tanto el acto destructivo en sí es vivido en la fantasía inconsciente como la destrucción de los genitales, fuente de displacer; dando al adolescente la posibilidad de ejercer un rol pasivo y activo dentro de la fantasía.

El acto de automutilación, tiene componentes placenteros; ya que el acto de cortar la piel también representa una actividad autoerótica, que involucra tanto el intento de gratificación sexual a través de la masturbación, pero a la vez el castigo por el impulso de autoestimulación. El acto de automutilación es una acto de extrema desesperación en el que las defensas del paciente no pueden mantener el control de los impulsos sexuales ya agresivos; por lo tanto el paciente se vuelve el perpetrador y la víctima.

Se podría decir que los pacientes que presentan conductas de automutilación crecen en un ambiente ambivalente, en el que el padre generalmente es ausente y la madre puede ser sobreprotectora, controladora, pero sobretodo inconstante en lo que refiere a la relación con su hijo. Los episodios de automutilación se presentan como un intento de eliminar las fantasías de la escena primaria como parte de la masturbación, como una manera de separarse de la madre; pero sobretodo cumplen una función de purificación que modula los estados de ansiedad, tensión sexual, e impulsos agresivos.

Por último es importante mencionar que el acto de cortarse es generalmente un pasaje al acto en el que el sujeto intenta solucionar la experiencia de abandono y la amenaza de aniquilación vivenciada cuando se experimenta una situación. Cada cicatriz es un grito de que pide ayuda.

 “Seguir recurriendo a la actuación y no a la verbalización funciona en los jóvenes como reforzador de la idea de  transgresión a las normas, a su cuerpo y a la autoridad”.

Bibliografía

Agazzi, L. (2006). Escrituras en el cuerpo sus afecciones. Reflexiones Psicoanalíticas. México: Círculo Psicoanalítico Mexicano.
Daldin, H. (1990). Self-Mutilating Behavioour in Adolescence With Comment son Suicidal Risk. Bulletin of the Anna Freud Centre 13: 279 -293.
Kernberg, O.F. (1988). Clinical Dimensiones of Masochism. Journal of the American Psychoanalytic Association 36: 1005-1029.
Miller, F. And Bashkin, E. A. (1974). Depersonalization and Self-Mutilation. Psychoanalytic Quarterly 43: 638-649.
Friedman, M., Glasser, M., Laufer, E., Laufer, M. And Wohl, M. (1972). Attempres Suicide and Self.Mutilation in Adolescence: Some Observations from a Psychoanalytic Research Project. International Journal of Psycho-Analysis 53: 179-183.

Hernández, N. (2010). Reflexiones sobre Marcas en la Piel. Psicología Iberoamericana, vol.18, núm 1, enero-junio: 38-46
http://alex-psicoclinica.blogspot.mx/2012/02/automutilacion.html

viernes, 7 de agosto de 2015

La Paramnesia Reduplicativa

Es la creencia delirante de que un lugar o escenario ha sido duplicado, existiendo en dos o más espacios simultáneamente, o bien de que ha sido "reubicado" en otro lugar.
El término paramnesia reduplicativa fue utilizado por primera vez en el año 1903 por el neurólogo Arnold Pick. Aunque se ha encontrado que el fenómeno ya había sido descrito en el año 1788 por el naturalista suizo Charles Bonnet. No fue hasta 1976 cuando se prestó una seria consideración al trastorno, cuando Benson  presento tres nuevos casos. Benson no se limitó a describir los síntomas de sus pacientes, sino que intentó explicar el fenómeno en términos de déficits neurocognitivos, también presentes en estos casos. Este fue uno de los primeros intentos de dar una explicación neuropsicológica para este trastorno.

La paramnesia reduplicativa ha sido mencionada en el contexto de numerosos trastornos neurológicos, incluyendo el accidente cerebrovascular, la hemorragia cerebral, tumores, demencias, encefalopatías y diversos trastornos psiquiátricos.

La reubicación ilusoria de un escenario en un lugar familiar, normalmente, los lugares que el sujeto cree que han sido reduplicados resultan familiares para él, como su casa, su lugar de trabajo, el hospital o un centro al que acuda de forma habitual. Aunque en ocasiones el paciente cree que se encuentra en lugares más exóticos o fantásticos (es más raro que se sufra paramnesia reduplicativa).

Ejemplo, el paciente puede insistir en que el hospital en que se encuentra ingresado ha sido duplicado y cambiado de ubicación, y que ambos coexisten al mismo tiempo, con el mismo nombre, idénticos, y con las mismas personas. Esto crea una especie de sensación de "mundos paralelos".

Explicaciones Médicas

Las primeras explicaciones de corte psicodinámico sugerían que la paramnesia reduplicativa no estaba directamente relacionado con el daño cerebral, sino que surgía a partir de la negación de la enfermedad. Concretamente, según Weinstein y Kahn en aquellas personas que consideraban la enfermedad como una "imperfección, debilidad o desgracia". Otras investigaciones tempranas aceptaban que el daño cerebral era un factor importante, pero sugerían que la desorientación era una "reacción histérica" motivada por el deseo de volver a casa.

Sin embargo, la mayoría de las teorías actuales sugieren que el trastorno está causado por un mal funcionamiento de los sistemas cerebrales relacionados con la memoria y la sensación de familiaridad. Curiosamente, esta era la base de la explicación original que había ofrecido Pick, en la que sugería que el mecanismo crucial era un "ataque convulsivo" que alteraba la memoria consciente.
Benson añadió posteriormente que los daños en el hemisferio derecho de los pacientes les incapacitaban para mantener la orientación debido al deterioro de la percepción viso-espacial y de la memoria visual, mientras que los daños en los lóbulos frontales dificultaban la inhibición de las falsas impresiones causadas por la desorientación.

Las investigaciones más recientes han respaldado esta visión y se han establecido nexos con la literatura sobre el fenómeno de la confabulación, por el que los pacientes parecen evocar falsos recuerdos sin darse cuenta de que son falsos, y que suele asociarse también con daños en los lóbulos frontales. El daño en el hemisferio derecho también se asocia a la anosognosia, un desorden que provoca que los pacientes no sean conscientes de los déficits que sufren como consecuencia de un daño cerebral determinado. Esta falta de conciencia de la propia enfermedad también parece hallarse presente en la paramnesia reduplicativa.

El estudio de un caso concreto ha sugerido una explicación más detallada, que apunta a que el daño en la ruta ventral del sistema visual, que conecta la corteza visual con ciertas áreas del lóbulo temporal, puede provocar la desorientación viso-espacial y las dificultades de integración de recuerdos. Está firmemente comprobado que las áreas temporales (incluido el hipocampo) interactúan con el lóbulo frontal durante la formación y recuperación de recuerdos, lo que proporciona una explicación sobre por qué los daños frontales pueden llegar a causar este trastorno.

En la actualidad no existe un tratamiento específico para esta dolencia, sino que suele dirigirse a tratar la causa que dio origen a la misma y también se suministran al paciente antidepresivos para contrarrestar las alteraciones del ánimo que pueda ocasionar la enfermedad.

Es maravilloso e interesante saber que en el fondo del cerebro se esconde una fuerza capaz de crear un entorno completamente nuevo.

martes, 4 de agosto de 2015

Sufrir por Amor

Es increíble que alguien te rompa el corazón en pedazos y aun sigas amándole  con cada uno de los pedacitos.
Insomnio, inapetencia, hambre, apatia, parálisis, tristeza, pesimismo, aislamiento, falta de autoestima, etc. El sufrimiento amoroso es universal y el proceso se asemeja al duelo por la muerte de un ser querido. “Las rupturas son siempre traumáticas y dolorosas” aunque sean elegidas y sepamos que son inevitables. La separación casi nunca se produce con un corte limpio de bisturí, porque las parejas están pegadas con chicle y cuando consiguen despegarse por un lado, ya están pegadas por el otro.
El amor de pareja es un sentimiento placentero: despierta el bienestar propio y los mejores deseos para estar con el otro. Pero cuando ya no está, cuando el amor se va, ponemos a prueba la capacidad para convertirlo en una experiencia del pasado.

Existen personas que viven sufriendo por amor. La queja constante gira, casi siempre, sobre el amor no correspondido: desengaños, insatisfacción, elección de sujetos violentos, idealización del vínculo, postergación de otros intereses personales, etc.


El objetivo de estas personalidades es “cumplir el sueño de encontrar el hombre o la mujer que les asegure el amor perpetuo”. Rápidamente creen estar enamorados, con una pasión incontrolable y demandan a su parte-naire igual “intensidad de amor y compromiso”. La ansiedad por conocer los sentimientos del otro los hace impulsivos, posesivos y celosos. Hay infinidad de ejemplos que dan cuenta de esta necesidad: incontrolables llamados telefónicos, conductas manipuladoras, llanto fácil y amenazas de daño o suicidio.
Hay mujeres que sufren por amor y para retener a su pareja y demostrarle las “bondades” que poseen, se ofrecen en materia sexual, suponen que si se muestran efusivas y desbordadas por el deseo podrán volver a “atrapar” al hombre amado.

La búsqueda de acciones urgentes para reconquistarlo actúa provocando más rechazo. Todos conocemos la frase “no puede haber cambiado en tan poco tiempo”. Toda nueva conducta es, en realidad, una acción falsa que impacta en las esperanzas de la mujer, que se reprocha ahora por el nuevo fracaso. Tanto accionar no queda solo en la intimidad. Amigas, familiares o desconocidos se enterarán de sus malas elecciones, así las sufrientes  se sumergen más en la  angustia y frustración por no tener el amor ideal (simbolismo). 


“cuanto mayor es nuestra inmadurez, más sufrimos cuando dejan de querernos”.
Las peores elecciones son los sujetos violentos. La dependencia se convierte en un vínculo perverso, de sometimiento, difícil de romper.


Cuando te dejan “se produce la expresión máxima del sufrimiento amoroso y es la variante que provoca mayor ansiedad, aunque las reacciones dependen del perfil caracterial: los inmaduros alternan momentos de rechazo y desesperación hacia la pareja con otros en los que intentan recuperar su amor. Su sufrimiento es intenso y lo manifiestan a través de conductas destructivas. Los que tienen un perfil reprimido suelen reaccionar de forma auto-punitiva, considerándose responsables del abandono y encerrándose en sí mismos; mientras que los neuróticos son los que más hacen sufrir con sus reacciones, puesto que suelen transformar el amor en odio y deseo de venganza”.
En otros casos, las decepciones amorosas generan inestabilidad emocional, caprichos, “berrinches” y hasta conductas de auto lesión para retener al ser amado. Hacen esfuerzos desmedidos para reconquistarlo, aun sabiendo que la relación no da para más. Tampoco aprenden de las experiencias pasadas y tienen poca capacidad de auto afirmación y de reflexión.

Hay una teoría según la cual no sufrimos por amor, sino por vacíos no resueltos de cuando éramos más pequeños. “Es absolutamente imposible sufrir por amor, se sufre por carencias y heridas emocionales de la infancia”.
Ya sea real o imaginaria esa impresión de caer y caer, precipitándose en el abismo, reproduce una vivencia infantil muy primitiva. Perder la protección de la madre significa verse expuesto a la inmensidad del mundo exterior y produce una sensación muy parecida a la que tenemos que soportar cuando una relación amorosa toca a su fin. En el pozo oscuro del duelo sólo hay desesperanza y mientras se está allí no se tienen ganas de nada”.

Piénsalo bien. Tal vez no estés sufriendo ni hayas sufrido por amor, verdaderamente. Sí por no ver tus sueños cumplidos, los que imaginaste desde hace años. Por aguantar tratos que no mereces, para salvar la pareja. Por querer que cierta persona te considere de una manera especial, o te elija como compañera (o compañero) de vida, y no lo has logrado. Enfocar lo que realmente causa un problema es muy útil para poder solucionarlo y empezar a dejar atrás el dolor que provoca.
Si estás en una pareja que te produce insatisfacciones, en algún momento la elegiste, por alguna razón. Conocer esta razón te permitirá sanar lo que sea necesario. Si crees que amar demasiado, aunque no te valoren y te hieran, es la forma de relacionarse en una pareja, primeramente precisarías cambiar esta creencia dañina para aspirar a un vínculo de pareja más sano.

Asimismo, si has dejado mucho de lado por estar con alguien o te hallas en una relación que no te hace feliz, lo importante es que bucees dentro de ti para ver por qué estás con esta persona, qué repites de tu historia familiar, qué obtienes en realidad. La solución no está en el otro “el problema es que me grita, no me presta atención, no me da lo que preciso” sino en ti mismo.
No estoy diciendo que sea sencillo modificar este tipo de vinculación, hacerte cargo de tu propia vida y dejar el sufrimiento atrás. Lo que sí digo es que es posible y vale la pena.

Si estás “atrapado” (o atrapada) en una relación problemática y sientes que sufres por amor, tienes la llave de la solución en tu poder. ¿La vas a usar?


“Después de un tiempo, todos superan la crisis y reconocen que lo mejor es romper el vínculo que no funciona, aunque deba soportarse un cierto grado de sufrimiento. Por eso no tiene sentido que, para evitar ese dolor, ciertas personas sigan manteniendo relaciones con un coste emocional mayor que el de la ruptura”

Maneras de Afrontar el Dolor

Según Antonio Bolinches en su libro “Amor al segundo intento”, el sufrimiento no se elige, pero la forma de sufrir sí, por lo que resulta constructivo o destructivo en función de cómo se afronta.

Comportamientos destructivos:
• Negar el sufrimiento que ha provocado la ruptura de la pareja.
• Culpabilizar al otro de todo lo que ha pasado.
• Recluirse en uno mismo.
• Obsesionarse con el pasado.
• Refugiarse en hábitos tóxicos.
• Exigir apoyos a los demás, pero no ayudarse uno mismo.

Comportamientos productivos:

• Aceptar que el sufrimiento tras las ruptura es algo natural.
• Analizar lo sucedido y autocriticarse.
• Recuperar aficiones.
• Iniciar nuevos proyectos.
• Evitar las conductas destructivas.
• Buscar apoyos y ayudarse uno mismo.

Tips para dejar de sufrir
  • Intenta dejar de lado los pensamientos que te hacen creen que eres una desafortunada (o) y que no cuentas  con capacidades para afrontar las relaciones amorosas con éxito.
  • Deja de lado las creencias de qué le corresponde al hombre y qué a la mujer. Los roles de actividad y pasividad son construcciones culturales que limitan la acción y reducen el goce.
  • No subestimes tus capacidades innatas.
  • No sumes al desengaño actual las malas experiencias del pasado. Vive el “aquí y ahora”.
  • No dejes que los demás influyan en la elección. Confía en tus apreciaciones.
  • Deja de pensar en el amor no correspondido. Muchos son los factores que intervienen en la formación de una pareja.
  • No dejes que nada ni nadie te minimice, humille, golpee, ultraje tu cuerpo, ni tu dignidad, honestidad y nobleza. Menos que menos la libertad. Hay relaciones basadas en la crueldad. Si lo necesitas, pide ayuda. Muchas redes sociales y organizaciones pueden protegerte y salir en tu defensa, puedes acudir a un profesional de la salud que te ayude.
  • “Trabajar” para que el misterio del encuentro no se pierda debe ser una tarea de los dos.
  • Aprende a pedir y a recibir. Disfrutas brindando amor y placer, pero también el otro espera su turno.
  • Tu intuición es un don para reconocer lo que el otro necesita. No esperes que los demás tengan la misma capacidad. Hay gente que nace sabiendo y otros que siempre son aprendices. Ambos casos pueden ser iguales de excitantes.
  • Se tu mismo, no le des mas importancia que lo normal, deja que el tiempo y la vida pase, no pierdas tu tiempo en lamentarte, toma la vida de manera mas positiva, no luches con los recuerdos, has cosas diferentes, enfrenta las cosas con valor, cree mas en ti y quiérete mas.