Cuando hablamos de los
efectos psicológicos que lleva consigo el secuestro y la desaparición forzada,
los diferentes estudios muestran que la experiencia del secuestro tiene
características muy particulares y dependen de múltiples factores.
TEPT Se origina tras
haber sufrido u observado un acontecimiento altamente traumático (atentado,
violación, asalto, secuestro, accidente, etc.), en el que está en juego la vida
de las personas. Donde las imágenes de
la situación traumática vuelven a re-experimentarse una y otra vez (flashback),
en contra de la propia voluntad, a pesar del paso del tiempo, imaginándolo con detalles,
acompañado de intensas reacciones de ansiedad (preocupación, miedo intenso,
falta de control, alta activación fisiológica, evitación de situaciones
relacionadas, etc.) Todo ello genera un fuerte estrés, agotamiento y emociones
intensas.
Se estima que, sin
importar edad o sexo, tres de cada 10 víctimas o testigos directos de un hecho
violento que causa horror extremo, como el caso de violación, tortura,
secuestro, desastres naturales o accidentes, pueden sufrir Síndrome de Estrés
Postraumático, un cuadro que incluye alteraciones físicas y psicológicas que
impiden la reintegración social de la persona.
El estrés postraumático en el secuestro, se caracteriza porque se concede mucha importancia a estas imágenes y a la
ansiedad que provocan. Se desarrollan muchos pensamientos relacionados con el
acontecimiento traumático y con sus consecuencias. El mundo se percibe como
altamente peligroso. Tras el trauma, el pensamiento, no sólo provoca más
ansiedad, sino que tiende a generar sentimientos de culpa, por aquello que se
hizo, por lo que no se hizo, etc.
Bajo el estrés agudo
inicial que se produce tras el trauma (en el primer mes), así como el estrés
postraumático, también son frecuentes los sentimientos de indefensión e
impotencia, las reacciones de ira, los sentimientos de hostilidad, de rabia, y
las imágenes de agresión contra el agente que ha generado el daño, o se
considera que lo ha generado. Este estado de estrés
se caracteriza por un intenso estado emocional en el que predominan la
ansiedad, la culpa, la ira, la rabia, la hostilidad, a veces la vergüenza, y
con mucha frecuencia la tristeza e incluso la depresión (el trastorno de estrés
postraumático tiene una alta co-morbilidad con el trastorno depresivo, entre un
60-80% de personas lo presentan). Dicho estado emocional
produce un fuerte malestar psicológico, alta activación fisiológica y problemas
de conducta a la hora de readaptarse a las distintas facetas de la vida
cotidiana.
Características
Los
individuos que padecen TEPT sufren una angustia emocional, mental y física
extrema cuando se ven expuestos a situaciones que les recuerdan el suceso
traumático.
Algunos
de ellos vuelven a vivir el trauma repetidas veces en forma de pesadillas o
recuerdos perturbadores cuando están despiertos, y pueden experimentar también
los siguientes problemas:
- Problemas al dormir.
- Depresión.
- Sensación de estar distantes o paralizados emocionalmente.
- Sensación de inquietud, de “estar en guardia”.
- Mayor facilidad para sobresaltarse.
- Pérdida de interés en las cosas que solía disfrutar.
- Dificultades para demostrar cariño.
- Sensación de irritación, mayor agresividad que antes del suceso traumático, que puede manifestarse incluso violentamente.
- Evitar ciertos lugares o situaciones que despiertan recuerdos desagradables.
Síntomas
A
continuación se enumeran los síntomas más comunes del PTSD. Sin embargo, cada
individuo puede experimentarlos de una forma diferente. Los síntomas pueden
incluir:
- Irritabilidad.
- Reacciones violentas.
- Dificultades para trabajar o mantener relaciones sociales.
- Imágenes recurrentes que no pueden evitarse
- Las personas acosadas por estos recuerdos, sea en forma de imágenes, sonidos, olores o sentimientos, por lo general creen que el suceso traumático está volviendo a ocurrir.
- Pérdida de contacto con la realidad.
- Vivencia recurrente del suceso traumático que puede durar unos segundos, horas o, muy raramente, días enteros.
Nota:
El trastorno por estrés postraumático puede ser agudo (si los síntomas duran menos
de 3 meses) o crónico (si los síntomas duran 3 meses o más) y si es de inicio
demorado (6 meses después)
Riesgos posteriores al
trauma
Las personas con estrés
postraumático tienen mayor riesgo de tener conductas impulsivas, suicidio y
homicidio. Personas que durante el
secuestro fueron violadas, pueden llegar a tener un riesgo mayor de desarrollar
problemas psicológicos (quiebre psicótico) y suicidio.
El proceso de
superación puede tardar varios años, hasta que la víctima pueda salir de su
casa o del trabajo sin sentir miedo, pero dependerá mucho de su personalidad y
fortaleza mental, además del grado de agresión que haya sufrido.
Para una víctima, lo
más difícil de superar, es dejar de pensar que va a volver a pasar. La víctima
de un secuestro puede generar ansiedad, miedo, obsesiones, dificultades para
dormir, comer, salir y desarrollar sus actividades cotidianas, puede llegar a
tener delirios de persecución o llegar al suicidio.
Tratamiento
Entre más rápido
comience un tratamiento, más rápido será su recuperación, tanto para la víctima
como para sus seres cercanos, ya que existen terapias familiares que abordan la
problemática tanto para quienes sufren el secuestro de un ser querido, como
para aquellos que logran ser liberados.
En situaciones más
graves, el medicamento nos apoya, porque bajamos la ansiedad del individuo,
entonces podemos empezar a hacer dinámicas de distención por parte del
paciente, para que empiece a liberar sus ansiedades, para que empiece a liberar
sus miedos y para que empiece a desechar todo aquello que pensó, que sintió y se
imaginó.
En psicología clínica, habrá que trabajar y abordar específicamente lo que el paciente traiga como material en relación al evento traumático. Permitir que el paciente hablara sobre aquellas vivencias que lo traumatizaron, los sueños, temores y fantasías que manifiesta posterior al evento para de esta manera poderlo ayudar eventualmente a rescatar/reparar una parte de lo que siente que ha perdido y su dificultad para confiar en otros, intentando que retome eventualmente su vida social, laboral, familiar y de pareja, si no como solía hacerlo, de la mejor manera posible.
En psicología clínica, habrá que trabajar y abordar específicamente lo que el paciente traiga como material en relación al evento traumático. Permitir que el paciente hablara sobre aquellas vivencias que lo traumatizaron, los sueños, temores y fantasías que manifiesta posterior al evento para de esta manera poderlo ayudar eventualmente a rescatar/reparar una parte de lo que siente que ha perdido y su dificultad para confiar en otros, intentando que retome eventualmente su vida social, laboral, familiar y de pareja, si no como solía hacerlo, de la mejor manera posible.
Pronóstico
En casos de estrés
postraumático es difícil de determinar ya que varía significativamente de
paciente a paciente. Las personas que no reciben ayuda se recuperan
gradualmente en un periodo de años. Varias personas que reciben la atención
médica y psicológica adecuada se recuperan completamente (o casi por completo).
La familia
Cuando un miembro de la
familia tiene estrés postraumático, la familia entera puede estar afectada.
Pueden experimentar “shock”, temor y dolor por su preocupación por la víctima.
Los familiares pueden presentar algunos síntomas parecidos y algunos miembros
se les pueden dificultar la comunicación con la persona con estrés
postraumático. Puede haber dificultades del sueño o abuso de sustancias en los
familiares. En el secuestro, la
víctima queda con sentimientos de culpa por lo que se pagó para salvar su vida.
Sienten que la familia está en problemas económicos por su culpa.
Ya en libertad, las
personas que se han visto sometidas a este tipo de situaciones comienzan a
presentar algunos síntomas específicos como:
Evitación de estímulos
o situaciones asociadas al acontecimiento traumático e intento deliberado para
evitar los pensamientos o sentimientos que puedan provocar ese recuerdo, distanciamiento de las demás personas y
pérdida de interés por actividades que anteriormente resultaban atractivas y
también de la capacidad de sentir emociones como la intimidad o ternura, re-experimentación
del suceso traumático, lo que hace que el individuo tenga que luchar contra
pensamientos de tipo recurrente, repetitivo, o sueños angustiantes, síntomas de
incremento de la activación emocional, con dificultades para concentrarse,
hipervigilancia, trastornos del sueño, entre otros. Pueden además presentarse
un conjunto de problemas asociados al trastorno del estrés postraumático, como:
depresión, ansiedad u otros trastornos comportamentales, las personas suelen
manifestar reacciones emocionales dolorosas, tristeza, ira, ansiedad; pueden
manifestar síntomas de regresión y dependencia, aislamiento o incremento de la
apatía.
La anterior descripción
de la sintomatología que puede llegar a padecer un sujeto posterior al
afrontamiento de una vivencia traumática, tal como el secuestro, evidencia
claramente que la etapa posterior a la liberación no es fácil de afrontar a
pesar de la libertad. Se hace claro por qué se entiende el después como una
etapa en la que el plagiado a pesar de la libertad física se siente aún
secuestrado.
"En algunos casos
se presenta también el `Síndrome del Sobreviviente, la tríada típica compuesta
por cefaleas frecuentes, pesadillas recurrentes y estados de tristeza más o
menos periódicos".
Otra manifestación
anímica que puede darse, también posterior a la liberación, es una euforia
desmesurada, que produce la sensación en la persona liberada de querer aprovechar
la vida de mejor manera, de recuperar tiempo perdido. Esta etapa " es
también un espacio de negación de la realidad, de todos los padecimientos del
cautiverio y de las dificultades y contradicciones de la vida familiar y
laboral. Por lo tanto, en este lapso las huellas dejadas por el secuestro no se
manifiestan". Esta etapa de manía
comienza a cesar y da paso a los recuerdos que permiten la apertura de una
elaboración objetiva, en la que se hace necesario el acompañamiento emocional
al individuo.
Conclusión
El Estrés Postraumático en el secuestro se presenta como "un trastorno provocado por
una respuesta retardada a una situación que ha representado para un sujeto una
grave amenaza, o una experiencia psicológica desastrosa que se sale del marco
de sus experiencias habituales".
Las personas que han
permanecido secuestradas adquieren un profundo sentido de la vida, reconocen un
gran valor en su comportamiento y en lo que hicieron tanto por ellos como por
su familia. Generalmente, esto está acompañado de un incremento en sus
creencias religiosas y espirituales en su relación con los demás y consigo
mismo. Cuando una persona y su familia viven el secuestro, se pone a prueba su
identidad, y eso contribuye a que puedan estructurarla aún más y a que
desarrollen nuevas construcciones de significados alrededor de sí mismos, de su
familia, del trabajo, de las relaciones interpersonales, de sus prioridades, de
la libertad y del secuestro en sí.
Finalmente, el
secuestro además de todos sus efectos psicológicos, también trae consecuencias
a nivel de grandes pérdidas económicas, afecciones en el desempeño laboral y
profesional, en el protagonismo familiar y social, obligando a la persona y a
su familia a modificar su estilo de vida.
Bibliografía:
DSM-IV
Breviario
Centro
de Criminología y Victimología: Afanador, Rostros del secuestro. (1ª. Ed.).
Bogotá: Planeta Colombiana Editorial S.A.
Medline
Plus: Posttraumatic Stress Disorder
Estudio
sobre el estrés postraumático de la Universidad Complutense de Madrid.
Artículo
de Secuestro en México. Periódico El Universal.
Ramírez,
M. (2008) Dos caras del Secuestro