jueves, 8 de febrero de 2024

Adolf Wölfli "El arte y el desafío de la locura"

El caso de Wölfli nos ayuda a entender los orígenes de la creatividad... Nos hace darnos cuenta extraña pero crecientemente de que muchos de los síntomas de la enfermedad deben ser apoyados porque ayudan a aflorar el ritmo con el cual la naturaleza trata de recobrar cosas que le fueron enajenadas.

Seguramente no es casualidad que en estos tiempos la muestra más interesante que se vio en Nueva York en lo que va de este año es de la obra de una persona diagnosticada como poseedora de una locura incurable. Adolf Wölfli (1864-1930) vivió recluido en la famosa clínica Wartau en Suiza durante 35 años, desde 1895 hasta su muerte en 1930. Durante ese período produjo casi 30.000 páginas para una serie de libros profusamente ilustrados que incluyeron unos 3.000 dibujos y collages. Algo menos de 200 fueron exhibidos en el American Folk Art Museum. Es la muestra más grande del trabajo de Wölfli que se haya hecho en EE.UU.

Wölfli, un obrero humilde, fue diagnosticado con esquizofrenia después de varios roces con las autoridades a raíz de pequeños robos, pero más que nada por tratar de violar niñas. Abandonado por un padre alcohólico a los cinco años, perdió a su madre a los nueve; imposibilitado de casarse con la mujer de sus sueños a los 18 por los prejuicios clasistas de los padres, Wölfli utilizó la segunda parte de su vida para refugiarse en un mundo delirante extremadamente bien organizado. Sus primeros dibujos (de 1899 a 1903) no fueron apreciados y terminaron perdidos. Las notas de uno de sus médicos en ese período describen esos dibujos como “cosas muy estúpidas, una mezcla caótica de notas, palabras e imágenes..."1. Poco después, sin embargo, Wölfli comenzó a recibir apoyo de su siquiatra, quien eventualmente escribió un libro sobre él2. Con el tiempo su obra adquirió gran prestigio y fue incluido en la prestigiosa Colección Prinzhorn, mereció la adoración de André Breton y los surrealistas, fue usada como paradigma para la colección Art Brut de Jean Dubuffet, y en 1972 fue incluida en la Documenta V por Harald Szeemann. Hay evidencia de que Wölfli pensaba en un público para su obra. Aunque trabasjaba con materiales baratos (papel periódico y papel kraft), era un detallista en términos de la presentación. Encuadernaba sus páginas con cuidado y planeaba publicaciones y exposiciones. Diferenciaba claramente entre sus “libros” y las obras que denominaba “obras para pan”, dibujos más simples y con más color que utilizaba para trueques por lápices y cigarrillos.

La biografía de Wölfli y el reconocimiento que logró su obra ponen sobre el tapete una vez más el tema del arte enajenado producido fuera de los cánones artísticos aceptados normalmente (outsider art, en el habla inglesa). A cierto nivel, parece totalmente correcto el clasificar a Wölfli como un artista enajenado: fue certificado como enfermo mental por expertos, y su obra fue producida en condiciones de aislamiento social. A eso se agrega el hecho de que no tuvo formación artística y de que no tuvo contacto directo con otros artistas. Pero, aunque el perfil del enajenado es perfecto, la situación que emerge no es tan clara.

Dubuffet y muchos otros utilizan el concepto de enajenamiento como una etiqueta afirmativa que sirve para subrayar la frescura y la ingenuidad que perciben como ausente en el trabajo de los artistas que se preocupan por las modas del mercado. (En un momento dado, Dubuffet retiró a su amigo y protegido Gaston Chaissac de su colección de Art Brut porque carecía del “suficiente rigor en la distancia con respecto a los círculos culturales")3. En ese sentido, la etiqueta sirve como un lente que enfoca sobre las desviaciones estéticas con respecto al mercado.

El primer interés en la obra de Wölfli surgió por la coincidencia con la nostalgia de los artistas modernistas de principio del siglo XIX que buscaban la inocencia y una forma de ver las cosas sin la contaminación de las afectaciones y los prejuicios de la sociedad capitalista industrial. Concomitante con esto estaba el hecho de que la predominancia de las habilidades académicas en el arte se estaba convirtiendo en anatema. La idea de que el entrenamiento realista es una condición previa e imprescindible para la creación artística estaba siendo reconsiderada seriamente. La conjunción de ambas cosas abrió las puertas para que los artistas de la entonces vanguardia admiraran y envidiaran el arte de otras culturas. El arte africano sirvió de inspiración al cubismo, el arte de los mares del sur fue estudiado por los expresionistas. En este contexto, el arte de los “otros” que vivían dentro de la sociedad, locos y niños, se convirtió en un centro de atención. Klee, por ejemplo, se fascinó con el arte infantil (se quejaba de que la absorción de obras más desarrolladas corrompía la creación de los niños) y veía el arte de los “enfermos mentales” como “un fenómeno paralelo”. Rilke, en una carta a Lou Andreas-Salomé describe lo que consideraba como aportes que las enfermedades mentales contribuyen a la creatividad, y utiliza a Wölfli como ejemplo: “El caso de Wölfli nos ayuda a entender los orígenes de la creatividad...Nos hace darnos cuenta extraña pero crecientemente de que muchos de los síntomas de la enfermedad deben ser apoyados porque ayudan a aflorar el ritmo con el cual la naturaleza trata de recobrar cosas que le fueron enajenadas”.

Con este trasfondo se puede ver que Walter Morgenthaler, el psiquiatra en la clínica Wartau que se atrevió a calificar a Wölfli como artista, estaba actuando dentro del contexto de su momento histórico. Lo mismo se puede decir de Hans Prinzhorn. Ambos psiquiatras percibían la correspondencia de los repertorios formales que había entre la expresión así llamada “patológica” con lo que producía la vanguardia del momento. Y no fue solamente la intelectualidad progresista la que entendía esta correlación. Otros, como Paul Schultze-Naumburg, usaron el paralelo con el fin de denigrar el arte moderno. Su libro más infame, Kunst und Rasse (Arte y raza, 1928), aporta la fundamentación teórica para el concepto nazi de “Arte degenerado”.

En realidad, el reconocimiento otorgado a Wölfli y otros revela una contradicción. Por un lado, la admiración de críticos, directores de museos, coleccionistas y entendidos en general rescató el arte de los enfermos mentales y demostró que es válido, interesante y mercantilizable. Pero este reconocimiento siempre fue codificado dentro de un reconocimiento de “otredad”. Documenta V, bajo la dirección del curador suizo Harald Szeemann en 1972, fue probablemente la primera exposición mayor que dio un papel preponderante a los residentes de manicomios (entre ellos, Wölfli). Szeemann dedicó la exposición al “cuestionamiento de la realidad”, cosa que sugería la posibilidad de una inclusividad genuina. Y en uno de los ensayos introductorios para Documenta V, Theodore Spoerri, un psiquiatra de Wartau (y esposo de Elka Spoerri, curadora de la presente exposición), dio una base teórica —aun si no explícita— a esta inclusividad. En su texto, Spoerri destaca la dificultad de diagnosticar las enfermedades mentales basándose solamente en el trabajo artístico de una persona. A pesar de todo esto, Documenta V terminó mostrando la producción artística de los recluidos en una sección separada. Es allí en donde encontramos la contradicción: si ese arte merece consideración, ¿por qué molestarse en hacerle un cerco y tratarlo como enajenado? Klee alertó claramente sobre este problema cuando declaró que en relación con el arte había que rechazar la palabra “desequilibrado"4.

Para ayudar a entender el tratamiento del arte enajenado vale la pena notar cómo las corrientes hegemónicas incorporan zonas nuevas como burbujas discretas, gozando la efervescencia, pero no permitiendo su disolución. No es muy distinto a lo que sucedió con la moda del “multiculturalismo”. Uno u otro fueron utilizados para refrescar y rejuvenecer el arte hegemónico, pero manteniendo una barrera sutil con respecto a la otredad. Muchas veces la apreciación es superficial y oportunista. Los surrealistas, por ejemplo, para quienes la expresión visual era una forma de exhibicionismo, fueron seducidos por lo que veían como “irresponsabilidad”, y copiaron ideas y procesos del arte enajenado para que el espectador se convirtiera en voyeur.

Hay muchas razones prácticas para estar incómodos relegando a artistas que puedan tener un desequilibrio mental al nicho del enajenado. El caso de Wölfli es un ejemplo. A pesar de su aislamiento social, Wölfli no era ajeno al concepto de una audiencia para su trabajo y demostraba preocupación por la logística necesaria para la comunicación. En la propia clínica su trabajo no era considerado como de interés fundamentalmente médico. Si lo hubiera sido, hubiera requerido el mismo tratamiento confidencial de los demás archivos médicos. No le faltó reconocimiento en vida, y como se comenta en el catálogo, su imaginería anticipó etapas del desarrollo futuro del arte moderno. El caso de Wölfli demuestra lo poco preciso que es endilgarle la etiqueta de “enajenado” a un artista en particular.

Hay también problemas teóricos. De entrada, la frontera entre la normalidad y la enfermedad mental es sumamente porosa. Peter Gorsen5 caracteriza a nuestra sociedad capitalista, en la forma en que está obsesionada con los logros, como un campo patógeno que facilita la proyección de significados sobre obras generadas en estados de autismo y otros estados aceptados como pertenecientes a enfermedades de la mente. Gorsen también destaca cómo las psicodrogas de moda incorporan experiencias de desequilibrio en lo que consideramos normalidad, de hecho expandiéndola. Para Gorsen no existe una “individualidad normal o sana” que pueda servir de referencia para medir claramente la anormalidad. Spoerri nota que las estadísticas no apoyan la noción de que el arte del enfermo mental merezca un tratamiento distinto al del arte normal. Solamente 2% de los pacientes de manicomio hacen arte, y la mayoría de éstos están diagnosticados médicamente como esquizofrénicos. Esto, a su vez, sugiere que puede existir una conexión entre la creatividad artística y la esquizofrenia, cosa que no es lo mismo que decir que los enajenados mentales hacen arte enajenado. Spoerri continúa hablando de un triángulo formado por: 1) la experiencia de una situación, 2) el resultado plástico generado por esta situación y 3) la interpretación de ese resultado por el observador. Y nota, además, que este modelo es válido, no importa el grado de salud mental del creador. Coherente con esto, cuando Spoerri analiza la obra de Wölfli en relación con su condición médica, evita las discusiones formales y basa su análisis en la correlación entre imagen y biografía.

Siempre es difícil lograr una definición precisa de normalidad, y el problema se agrava dado el continuo cambio de los valores sociales. El comportamiento que dentro de un contexto es patológico, en otro, bajo diferentes circunstancias y con otras expectativas, se convierte en normal. Por ejemplo, la resistencia a dar muerte que se manifiesta en los estudios sobre el comportamiento humano durante acciones de combate en las guerras, se fue erosionando por medio de la educación y los medios masivos de comunicación. Un libro reciente sobre el tema documenta el incremento en la eficiencia de combate del ejército de EE.UU. en las décadas entre la Primera Guerra Mundial y la Guerra del Golfo en 1991. Lo que parecía una revulsión “normal” en contra de matar al enemigo por parte de los soldados más jóvenes, se fue eliminando a través de manipulaciones sociales6.

Cuando el comportamiento sociópata —como el dar muerte sin vacilación o arrepentimiento— se convierte en comportamiento normal, tenemos una forma de locura colectiva, pero imposible de ser diagnosticada desde adentro. Una de las lecciones del siglo XX es justamente que los seres humanos tienen la capacidad de sufrir locuras colectivas, y cuando la colectividad está loca, la locura es atribuida al ser normal. En la era de la Unión Soviética, una de las soluciones para la disidencia política era el diagnóstico de desequilibrio mental y la internación en una institución psiquiátrica. En la China de Mao fueron internadas enormes cantidades de ciudadanos con el propósito de “reeducación”. Más recientemente, los críticos del gobierno de Bush en EE.UU. son acusados no solamente de falta de patriotismo y traición, sino de lunáticos. En Venezuela, la Sociedad de psiquiatría acusó al gobierno de Chávez de abusar mentalmente al pueblo y exigió de “los personajes fundamentales de la conducción de la nación que asuman su compromiso histórico de revertir [la situación] con hechos inmediatos, pues si no se llevarán consigo y para siempre, la responsabilidad de las irreparables consecuencias en la salud emocional de un gentílico generoso y bueno que no lo merece"7.

Si el uso de la clasificación de arte enajenado o de outsider art es tan confuso, ¿por qué lo utilizamos? ¿Es que la categoría intensifica nuestra interacción con la obra? ¿O nos permite otra distancia? ¿Qué valor tiene la distinción?.

Mirando la obra de Wölfli, sorprende inmediatamente lo intrincado de su obra, su rigor y su toque personal. Grandes páginas de papel periódico están llenas de imágenes y de formas geométricas —monocromáticas en los primeros años, coloridas más tarde— que se curvan y arremolinan en diseños que sugieren la posibilidad de simetría, sin llegar a lo mecánico y lo predecible. Los dibujos de Wölfl son visualmente suculentos gracias a su atracción obsesiva hacia el barroquismo. El trabajo incorpora elementos narrativos y decoraciones que llevan al espectador a considerar analogías crudas con las miniaturas persas y con los dibujos de los Shakers. Dada lo prolífico de su obra, es notable que Wölfli no se repite. Por un lado está la coherencia dada por la dedicación de una vida entera al proyecto; por otro lado, hay variaciones de textura, movimiento e iconografía a lo largo del transcurso del tiempo, en forma que recuerda los niveles inventivos de William Blake.

Un análisis cuidadoso de los dibujos de Wölfli abre varios caminos para dar curso a la imaginación del observador. Donde uno puede encontrar calor y energía en la brillantez del diseño, otro siente la frialdad de la acumulación decorativa de pequeñas caras con círculos negros en lugar de ojos. Uno podría quedar fascinado con los significados alegóricos de cientos de versiones de la faz del reloj. Para otros, la forma elíptica que frecuentemente emerge en distintas formas en el centro de las páginas de Wölfli se convierte en vagina y obliga a una reconsideración de las primeras impresiones. La calidad de estas diferencias sugiere que la “ajenidad” de la obra de Wölfli se convierte en una etiqueta innecesaria para la apreciación y que, peor aún, puede interferir con la libertad de la imaginación del espectador, impidiendo la posibilidad de una lectura independiente.

Se podría argumentar que en la obra de Wölfli hay una calidad obsesivo-compulsiva ya que, agregado al tamaño increíble de su producción, hay una precisión en los detalles que delata una inversión de tiempo y esfuerzo. Pero Wölfli no es el único artista con estas características y su producción prefigura la obra de artistas contemporáneos considerados “normales” e importantes como los son Hanne Darboven, Roman Opalka y muchos otros. No son estos aspectos en la obra de Wölfli los que difieren del arte que uno normalmente ve en las galerías.

La diferencia más notable entre Wölfli y la mayoría de los artistas no se relaciona a la iconografía sino al hecho de que durante el transcurso de su vida Wölfli construyó un universo mucho más ambicioso, complejo, y abarcador que el de sus colegas considerados normales. Concibió una estructura casi perfecta para organizar su obra: más de cuarenta y cinco volúmenes encuadernados tan cuidadosamente planeados que era capaz de ubicar y correlacionar con precisión cualquier dato dentro de las decenas de miles de páginas. La colección de volúmenes comienza con De la cuna a la tumba, continúa con la serie Libros de notas geográficas en donde documenta viajes imaginarios que suceden en una multiplicidad de niveles (geografía terrestre, espacio intergaláctico, posesiones materiales y el tiempo), y culmina con la obra no finalizada e intitulada Marcha Funeral. Narrativa, inventarios, aritmética, ilustración, notación musical, utiliza todo. Su ambición parece haber sido la de abarcar y organizar todos los aspectos que pueden tener importancia en la vida humana. No es una tarea insólita, es lo mismo que James Joyce trató de lograr en su Ulises.

La narrativa de Wölfli trata tanto de la memoria como de una visión deformada por sus deseos, los cuales incluyen la compra de estrellas distantes y su propia canonización como San Adolfo II. Hace inventarios de los objetos que aparecen en sus dibujos, incluyendo herramientas, instrumentos musicales, legumbres, objetos mecánicos y edificios. Sus anotaciones matemáticas generalmente se refieren a los cálculos de los intereses producidos por un capital hipotético en su posesión, que se proyecta en sumas astronómicas. Frecuentemente sus dibujos ilustran sus textos, pero también incluye collages hechos con recortes de revistas, sugiriendo conexiones entre el pasado y el presente. Las profusas anotaciones musicales —la Marcha Funeral tiene 3080 páginas— muchas veces se refieren a las imágenes que utiliza en los collages. Se basan en sistemas numéricos, sonidos fonéticos y notas que se transcriben en una forma casi tradicional (utiliza seis líneas en lugar del pentagrama). El músico neocelandés Graeme Revell trató de interpretar la música de Wölfli y produjo un disco compacto interesantísimo, aun cuando (como advierte el propio Revell) nadie puede garantizar la fidelidad con respecto a las intenciones del compositor. Revell se esforzó en respetar las instrucciones del artista con respecto a los instrumentos tal cual aparecen en las ilustraciones de los textos, y también incluye instrumentos de viento. Con éstos intenta aproximarse al único instrumento que Wölfli tenía a su disposición en Wartau, una corneta de papel a través de la cual proyectaba los sonidos que hacía con la boca. Es comprensible que, dada la falta de claridad en las instrucciones de Wölfli, no haya música en la exposición. Pero al recorrer la muestra uno extraña la banda de sonido y la fabricación de Revell hubiera enriquecido la apreciación. El riesgo mayor de una exposición de la obra de Wölfli es que uno puede confundir sus dibujos con meras postales que aluden a un viaje. Esto distrae del hecho más real y conmovedor que al ver la obra uno está participando en la única oportunidad posible de un viaje asombrosamente rico, y que está siendo llevado de la mano por el propio Wölfli. Es un viaje que nunca habríamos sido capaces de concebir o de emprender sin su ayuda. Una musicalidad más explícita nos habría acentuado las ambiciones de esta obra épica extraordinaria.

Es posible que hoy todos estemos atrapados en una dinámica centrífuga y enferma, en un proceso de lanzamiento hacia fuera, como una nueva forma de normalidad. El hecho es que, por el momento, la etiqueta de arte outsider como un lente para ver el arte o como una inspiración para hacerlo, parece anacrónica, torpe y derrotista. Si la abandonamos, seguramente notaremos que no nos hace falta, a menos que nuestra mirada esté enfocada en el mercado, en el cual las etiquetas son esenciales para la creación de categorías que generen lucro. Wölfli claramente nos ayuda a trascender todo esto y a recuperar una perspectiva sana.


Por: Luis Camnitzer Artista uruguayo, profesor emérito de Suny College at Old Westbury.

Notas:

1. Elka Spoerri, “Adolf Wölfli, Artist/Builder”, The Art of Adolf Wölfli: St. Adolf-Giant-Creation, American Folk Art Museum, NY, 2003, p.16. La exposición en el American Folk Art Museum, NY, fue del 25 de febrero al 18 de mayo de 2003, y en el Milwaukee Art Museum, Wisconsin será del 18 de setiembre al 12 de diciembre de 2004.

2. Walter Morgenthaler, Ein Geisteskranker als Künstler: Adolf Wölfli, E. Bircher, Bern-Berlin 1921; traducido al inglés: Madness and Art: The Life and Works of Adolf Wölfli, University of Nebraska Press, 1992.

3. Henry-Claude Cousseau, “Origins and Deviations: A Short History of Art Brut,” Art &Text no.27, p. 20. De hecho, no es clara cuál era la condición mental de Chaissac. Fue un autodidacta y estuvo recluido por un tiempo, pero por sufrir de tuberculosis. La colección de Art Brut también incluía artistas naïf, de manera que la salud de Chaissac podía no ser tan importante. Es interesante notar que la muestra Parallel Visions, un estudio comparativo de artistas modernos y enajenados, excluyó a propósito la obra de Van Gogh porque, como dice Maurice Tuchman (el curador) en su introducción, Van Gogh nunca fue inspirado por el arte enajenado. Por otro lado, el trabajo de Antonin Artaud de alrededor de 1940 fue incluido porque desde entonces “fue enajenado”.

4. En una crítica de la exposición de Der Blaue Reiter, citada por Reinhold Heller, “Expressionism’s Ancients,” Parallel Visions, Los Angeles County Museum of Art, 1992, p.78.

5. Peter Gorsen, Kunst und Krankheit, Europäische Verlagsanstalt, Frankfurt, 1980, pp. 103-104.

6. En su libro On Killing, el teniente coronel Dave Grossman señala que durante la Segunda Guerra Mundial la efectividad letal de los soldados individuales era de entre 15 y 20%, durante la Guerra de Corea subió a 55%, y en la Guerra de Vietnam llegó a estar entre el 90 y el 95%. Las técnicas de entrenamiento y el condicionamiento pavloviano ayudaron a esquivar todos los filtros, tanto racionales como irracionales, que normalmente impiden que el individuo se dedique a la agresión sin límites.

7. “La Sociedad Venezolana de Psiquiatría y sus ex presidentes, se dirigen a la nación”, documento leído a la prensa en el Hotel Caracas Hilton, 7.4.02.

miércoles, 7 de febrero de 2024

Disforia Sensible al Rechazo (tdah)

Todas las personas experimentan rechazo en algún momento de su vida. A nadie le gusta no ser invitado a una fiesta, no formar parte de un equipo o ser rechazado para una cita.

Pero el rechazo puede ser especialmente difícil para las personas con TDAH. A menudo experimentan sus efectos con mayor intensidad y tardan más en recuperarse. Esta intensa reacción al rechazo a menudo se denomina "disforia sensible al rechazo" (RSD, por sus siglas en inglés).

¿Qué es la disforia sensible al rechazo?

La disforia sensible al rechazo no es una condición formal o un diagnóstico médico. Es un término que se refiere a una reacción emocional extrema al rechazo. Las personas puede que sientan un dolor intenso cuando se sienten rechazadas por alguien importante para ellas. También puede suceder si no cumplen con sus expectativas o las de los demás.

La disforia sensible al rechazo tampoco es un síntoma de TDAH. Pero muchas personas con TDAH lo experimentan. Tienden a sentir emociones, positivas y negativas, más intensamente que los demás.

Por qué el TDAH dificulta superar el rechazo

Muchas personas con TDAH tienen dificultad para controlar sus emociones. Ser rechazado puede generar sentimientos fuertes y duraderos como la decepción, la tristeza, la vergüenza y el arrepentimiento.

Las personas que no tienen TDAH suelen encontrar más fácilmente maneras de sentirse mejor. Por ejemplo, si un amigo no está disponible para reunirse porque tiene otro compromiso, las personas podrían pensar: “Supongo que mi amigo hizo ese plan antes de que yo se lo propusiera. No importa, ya nos reuniremos la próxima semana”.

Pero las personas con TDAH tienen dificultades con un conjunto de habilidades llamadas la función ejecutiva. Esas habilidades incluyen el pensamiento flexible y el autocontrol, las cuales juegan un papel importante en el manejo del rechazo.

Las habilidades ejecutivas permiten que las personas encuentren explicaciones a lo ocurrido y desarrollen un plan para seguir adelante. Este tipo de pensamiento ayuda a poner las cosas en perspectiva. Pero las personas con TDAH pueden tener dificultad para cambiar su forma de pensar. Por lo tanto, se enfocan excesivamente en el rechazo.

TDAH y su impacto en la autoestima

Las personas con TDAH a menudo se sienten aisladas. Es más probable que tengan dificultades en la escuela o en el trabajo y que sus habilidades sociales sean limitadas. Esto puede conducir a una baja autoestima.

Las personas con TDAH también tienden a ser más sensibles. Es más probable que se culpen cuando las cosas no salen como lo esperaban. Si no las invitan a una fiesta, podrían pensar: “¿Cuál es el problema conmigo?”.

El rechazo puede desencadenar sentimientos tan dolorosos que las personas hacen todo lo posible para evitarlo. Podrían invertir mucha energía tratando de complacer a otras personas. O alejarse de situaciones que podrían resultar en rechazo, ya sea pidiendo formar parte de un comité en el trabajo o de un juego en el recreo.

Esto hace que se sientan más solos. Y puede contribuir a problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión. Estas condiciones suelen coexistir con el TDAH.

Formas de superar el rechazo

Si bien el rechazo puede afectar más a las personas con TDAH que a otras, existen estrategias que pueden ayudar a superarlo.

Considerar diferentes explicaciones. La primera reacción cuando alguien no responde a un mensaje de texto podría ser: “No le agrado”. Pero puede ayudar detenerse a pensar en otras razones. Es posible que la persona no haya podido responder todavía.

Idear un plan para seguir adelante. ¿No lo eligieron como integrante del coro? Busque otra actividad que le interese. ¿Un amigo cancela sus planes? Busque a otra persona que pudiera estar disponible. Practicar estrategias como estas pueden ayudar a desarrollar la resiliencia cuando surjan contratiempos en el futuro.

Buscar ayuda. Si sentimientos negativos intensos duran más de lo que podría considerarse razonable, póngase en contacto con un médico o con un profesional de la salud mental. Las personas con TDAH tienen más riesgo de tener problemas de salud mental si no reciben la ayuda que necesitan. Por eso hay que estar atentos a las señales de ansiedad o depresión. Existen tratamiento para niños y adultos.

¿Desea más información?

Otros comportamientos relacionados con el TDAH, como la dificultad para controlar las emociones y los cambios de humor.

La terapia cognitivo-conductual (CBT, por sus siglas en inglés) y cómo puede ayudar con el manejo de las emociones.

Puntos clave

Los problemas con la función ejecutiva causan que sea especialmente difícil para las personas con TDAH superar el rechazo.

Las personas con TDAH pueden aislarse o enojarse para evitar el rechazo.

Si el sentimiento de rechazo es muy intenso y dura más de lo razonable, comuníquese con un médico o un profesional de la salud mental.

jueves, 1 de febrero de 2024

Los Adolescentes No Duermen lo Suficiente

"Cumplió don Quijote con la naturaleza durmiendo el primer sueño, sin dar lugar al segundo; bien al revés de Sancho, que nunca tuvo segundo, porque le duraba el sueño desde la noche hasta la mañana, en que se mostraba su buena complexión y pocos cuidados. Los de don Quijote le desvelaron de manera que despertó a Sancho…"

Este fragmento del Quijote pone de manifiesto que en el siglo XVII el sueño era bifásico, es decir, se dividía en dos fases separadas por un periodo de vigilia.

La primera parte ocurría entre las diez de la noche y la una de la madrugada. Luego le seguía un paréntesis de vigilia (conocido como “reloj”), con aproximadamente tres horas de duración. La segunda etapa era el sueño mañanero, que se prolongaba otras cuatro horas.

La fase de vigilia era muy útil: la gente la dedicaba a tareas ordinarias, como echar leña al fuego, tomar remedios u orinar. Para los campesinos, despertarse significaba volver al trabajo, ya fuera para vigilar a los animales de la granja o realizar tareas domésticas. También era un tiempo de oración, filosofía, socialización y sexo.

Cambios que alteran el descanso nocturno

Durante la adolescencia, las personas vivimos un tiempo de independencia y de emergencia de nuevos papeles sociales. Todo ello provoca cambios en la conducta, y el sueño no es una excepción.

La principal modificación en la fisiología del sueño en esta etapa de la vida es un retraso en el tiempo del reloj circadiano, situado en el hipotálamo y encargado de sincronizar ritmos como el propio sueño, la temperatura corporal, la alimentación o la actividad física. Eso conduce a un retraso en la hora de conciliar el sueño.

Para colmo, también se produce más tolerancia a la presión homeostática de sueño, o sea, una mayor resistencia a la privación de este.

Como consecuencia de todo esto, la hora de ir a dormir es cada vez más tardía, mientras que la de despertarse cambia poco, ya que está determinada por el inicio de las clases. Esta circunstancia hace que el promedio del sueño en los adolescentes descienda drásticamente.

El sueño, escultor del cerebro

Y no es algo baladí, ya que el descanso nocturno contribuye a esculpir su cerebro. Sabemos que durante la adolescencia disminuye el sueño lento profundo (fase N3 de sueño no REM), debido a la reducción del volumen de la sustancia gris cerebral. Por contra, se incrementa el volumen de la sustancia blanca, es decir, las conexiones que se establecen dentro del cerebro y fuera de él.

También existe una correlación entre el cociente intelectual y la amplitud y densidad de los denominados husos de sueño (spindles), característicos del sueño lento superficial (fase N2 de sueño no REM) y que se expresan mucho más intensamente en la adolescencia que en la niñez.

No es de extrañar, pues, que el sueño insuficiente impacte en el estado de ánimo de los adolescentes, aumentando los síntomas depresivos, la ansiedad y la reactividad emocional. De hecho, el sueño se encuentra alterado en el 95 % de los trastornos psiquiátricos, como depresión, TDAH, trastorno por control de impulsos, ansiedad y trastorno bipolar.

Además, se ha visto que su privación incrementa las conductas nocivas entre los estudiantes de instituto: conducción bajo los efectos del alcohol, peleas, ideación o intento de suicidio, consumo de tabaco, alcohol y marihuana y conducta sexual arriesgada. Y por si fuera poco, favorece la obesidad.

De hecho, se recomienda que los adolescentes de entre 14 y 17 años duerman alrededor de 8-10 horas cada noche. Pero pocos lo hacen. Tampoco ningún padre de adolescentes se sorprende al saber que existe una razón biológica para explicar por qué a su hijo le cuesta tanto levantarse temprano y que es normal que los jóvenes siempre tengan sueño. La mala calidad de sueño de los adolescentes y dormir menos horas de las recomendadas, provoca ansiedad y depresión.

Pantallas electrónicas: el impacto de la luz azul

La era digital que nos ha tocado vivir no contribuye precisamente a solucionar el problema. Tabletas, ordenadores o móviles emiten una luz azul enriquecida que bloquea la secreción de melatonina, hormona clave para inducir sueño y sincronizar los ritmos circadianos.

La Academia Americana de Pediatría recomienda que los menores se expongan a este tipo de pantallas menos de dos horas al día. Está claro que no se cumple en casi ningún país del mundo.

Los efectos nocivos de estos dispositivos en el sueño del adolescente han sido publicados ampliamente. No obstante, el retraso de fase característico de este rango de edad, con hora de dormir y de despertarse por la mañana más tardías, no parece depender de una mayor sensibilidad a la luz por la noche, sino del retardo en el tiempo de su reloj circadiano.

Es un círculo vicioso: a menor duración del sueño, mayor exposición a pantallas el día después por culpa de la fatiga creciente, que aboca a la conducta sedentaria. Y por otro lado, disminuye el tiempo de actividad física, beneficiosa para el sueño.

En conclusión, el sueño es fundamental en la maduración cerebral de los adolescentes y desempeña un papel clave para apoyar su bienestar mental y sus funciones cognitivas. Intervenciones en salud pública como retrasar una hora el inicio de las clases mejoraría su atención en el aula, provocaría menos retrasos y, en definitiva, reduciría la tasa de fracaso escolar.

Afortunadamente hay intervenciones del sueño disponibles y a disfrutar de nuevo un sueño saludable. 

The Conversation


martes, 9 de enero de 2024

Trauma No Superado

Cómo reconocer los síntomas de un trauma no superado.

¿Alguna vez has sentido que hay algo que te impide avanzar en la vida? ¿Has tenido una experiencia que te ha dejado marcado emocionalmente y que no has sido capaz de superar por ti mismo? Puede ser que estés sufriendo las consecuencias de un trauma no superado.

Los traumas son experiencias impactantes que pueden tener consecuencias significativas en la vida de una persona. Un trauma puede definirse como cualquier suceso que amenaza la integridad física o emocional de un individuo y que lo hace sentir indefenso, desamparado o en peligro. Algunos ejemplos de traumas pueden incluir: accidentes, desastres naturales, agresiones sexuales, violencia doméstica, abusos infantiles. Incluso eventos más pequeños, como la intimidación o el rechazo en la infancia, pueden tener un impacto significativo en nuestro bienestar emocional a largo plazo.

Es importante señalar que cada persona reacciona de manera diferente ante un trauma y que no todas las personas experimentan las mismas secuelas. Sin embargo, cuando un trauma no se aborda adecuadamente, puede generar síntomas físicos y emocionales que pueden perdurar en el tiempo y afectar negativamente la calidad de vida de una persona.

En este artículo, nos enfocaremos en las características de un trauma no superado. Reconocer y abordar estas características es fundamental para poder iniciar un proceso de recuperación y sanación.

¿Qué es un trauma?

El trauma se refiere a una experiencia emocionalmente abrumadora o impactante que desafía nuestra capacidad para procesarla y recuperarnos de ella. Puede ser el resultado de eventos únicos y catastróficos, como un accidente automovilístico, un desastre natural o un acto de violencia, o puede ser el resultado de una serie de experiencias más pequeñas pero igualmente dañinas, como la negligencia emocional o la exposición a diferentes tipos de violencias.

La respuesta al trauma varía de persona a persona, y no todas las personas que experimentan eventos traumáticos desarrollarán síntomas de trastorno de estrés postraumático (TEPT) o tendrán dificultades para recuperarse. Sin embargo, cuando el trauma no se procesa adecuadamente, puede tener un impacto duradero en nuestra vida y en nuestro bienestar emocional y psicológico.

Recordemos que cada persona experimenta el trauma de manera diferente, y lo que puede ser traumático para una persona puede no serlo para otra. Además, la definición de trauma puede variar según el contexto cultural y social. Por ejemplo, lo que puede considerarse un trauma en una cultura puede no serlo en otra.

Tipos de traumas

El trauma no es una experiencia única sino que existen diferentes tipos de traumas. Algunos de los tipos de trauma más comunes incluyen:

  • Trauma agudo: Este tipo de trauma ocurre como resultado de un evento único y catastrófico, como un accidente automovilístico, un desastre natural o un acto de violencia. Puede desencadenar una respuesta emocional inmediata, como miedo intenso, shock o negación.
  • Trauma complejo: Este tipo de trauma se refiere a la exposición a experiencias traumáticas repetidas o prolongadas, como abuso emocional o físico, negligencia o violencia. Puede tener un impacto duradero en la capacidad de la persona para regular sus emociones y relaciones interpersonales.
  • Trauma intergeneracional: Este tipo de trauma se transmite de una generación a otra a través de patrones de comportamiento, creencias y valores familiares. Puede ser el resultado de eventos traumáticos en el pasado de la familia, como la guerra o el abuso, y puede manifestarse en dificultades emocionales y relacionales en la generación actual.
  • Trauma vicario: Este tipo de trauma se refiere a la exposición indirecta a la experiencia traumática de otra persona, como los testigos de accidentes o de violencia ejercida contra otros. Puede desencadenar síntomas similares a los del trauma directo, como ansiedad, depresión y estrés postraumático.

Características de un trauma no superado

Un trauma no superado puede afectar a una persona de muchas maneras diferentes, dependiendo del tipo de trauma que haya experimentado. Sin embargo, hay algunas características comunes que pueden indicar que alguien está lidiando con un trauma no superado.

Síntomas físicos y emocionales

Los traumas no superados pueden manifestarse en una amplia variedad de síntomas físicos y emocionales.

  1. Ansiedad: La ansiedad es una respuesta natural al estrés, pero las personas con traumas no superados pueden experimentar una ansiedad constante o excesiva que interfiere en su vida diaria.
  2. Depresión: La depresión es otro síntoma común de un trauma no superado. Las personas pueden sentirse tristes, sin esperanza o sin interés en las actividades que antes disfrutaban.
  3. Dolores físicos: Los traumas también pueden manifestarse en forma de dolores físicos inexplicables, como dolores de cabeza, dolor de espalda o dolores de estómago.
  4. Hipervigilancia: Las personas pueden sentirse constantemente en alerta y tener dificultades para relajarse.
  5. Reexperimentación: Las personas pueden tener flashbacks, pesadillas o recuerdos intrusivos del trauma.

Problemas de sueño y alimentación

Cuando una persona ha experimentado un trauma y este no ha sido superado, es común que sufra problemas de sueño y alimentación. El insomnio, el sueño interrumpido o demasiado ligero y las pesadillas son algunos de los trastornos del sueño que pueden aparecer. Además, las personas que han sufrido traumas también pueden experimentar cambios en sus patrones de alimentación, como la pérdida de apetito o el aumento en el consumo de alimentos poco saludables.

Estos síntomas se deben a que los traumas pueden afectar a la regulación del sistema nervioso autónomo, lo que a su vez afecta la producción de hormonas y neurotransmisores relacionados con el sueño y la alimentación. El estrés crónico también puede afectar la producción de hormonas del sueño, como la melatonina, y puede aumentar la producción de cortisol, una hormona del estrés que afecta la regulación del apetito.

Dificultades en las relaciones interpersonales

Otra característica común de un trauma no superado son las dificultades en las relaciones interpersonales. Después de un trauma, la confianza y la capacidad de establecer vínculos pueden verse seriamente afectadas. Puede ser difícil confiar en los demás y puede haber una tendencia a aislarse socialmente.

Además, el individuo puede tener dificultades para establecer límites saludables en sus relaciones, ya sea permitiendo que otros los crucen o estableciéndolos de manera demasiado rígida. También pueden tener dificultades para expresar sus sentimientos y necesidades, lo que puede llevar a conflictos y malentendidos.

Por otro lado, algunas personas pueden experimentar una necesidad excesiva de control en sus relaciones interpersonales. Esto puede ser una forma de protegerse del dolor emocional o de la posibilidad de sufrir otro trauma, pero puede resultar en relaciones poco saludables y poco satisfactorias.

Sentimientos de culpa y vergüenza

Los traumas no superados también pueden provocar sentimientos intensos de culpa y vergüenza. Las personas que han experimentado un trauma pueden sentirse culpables por lo que sucedió, incluso si no tuvieron control sobre la situación. También pueden experimentar vergüenza por no haber podido evitar el trauma o por las consecuencias que ha tenido en su vida.

Estos sentimientos pueden ser especialmente intensos si el trauma involucró algún tipo de abuso o violencia. Las personas pueden sentir que de alguna manera fueron responsables de lo que sucedió, incluso si esto no es cierto. La vergüenza puede llevar a las personas a sentirse aisladas y desconectadas de los demás, lo que puede empeorar los síntomas del trauma.

Es importante recordar que la culpa y la vergüenza no son necesarias ni útiles para la recuperación del trauma. Es importante trabajar para superar estos sentimientos y comprender que el trauma no fue culpa de la persona afectada.

Evitación y aislamiento social

La evitación y el aislamiento social son dos de las características más comunes en las personas que sufren de traumas no superados. Es común que estas personas eviten ciertas situaciones, personas o lugares que puedan desencadenar recuerdos dolorosos del trauma.

Además, el aislamiento social también es común en aquellos que han sufrido traumas no superados. Pueden sentir que nadie puede entender lo que han pasado y se sienten solos en su sufrimiento. También pueden tener dificultades para confiar en los demás y temer ser rechazados o juzgados.

Es importante señalar que el aislamiento social puede empeorar los síntomas del trauma y hacer más difícil su recuperación. A menudo, las personas que han sufrido traumas no superados necesitan apoyo y ayuda para superar el aislamiento y volver a conectarse con los demás.

Problemas en el desempeño laboral o académico

Cuando una persona ha experimentado un trauma no resuelto, puede resultarle difícil concentrarse y desempeñarse de manera efectiva en el trabajo o en los estudios. La intrusión de pensamientos y recuerdos traumáticos puede afectar la capacidad de la persona para procesar información y tomar decisiones. Además, la fatiga y el agotamiento emocional pueden hacer que la persona pierda interés en sus actividades y disminuya su rendimiento en el trabajo o en la escuela.

En algunos casos, las personas pueden sentirse tan abrumadas por los síntomas de su trauma no resuelto que se ven obligadas a abandonar sus estudios o su trabajo. Esto puede aumentar la sensación de aislamiento y la dificultad para recuperar la confianza en sí mismos. Además, la pérdida económica y la incertidumbre sobre el futuro pueden generar aún más estrés y ansiedad.

Comportamientos adictivos

Cuando una persona experimenta un trauma no resuelto, también puede recurrir a comportamientos adictivos para lidiar con su dolor emocional. Los comportamientos adictivos pueden incluir el consumo de drogas, el alcoholismo, la adicción al juego, el sexo, el trabajo, la comida, el ejercicio, entre otros.

A menudo, las personas que experimentan traumas no resueltos usan estos comportamientos adictivos como una forma de escapar de sus emociones abrumadoras y dolorosas. Sin embargo, estos comportamientos pueden ser contraproducentes y aumentar el dolor emocional a largo plazo.

La adicción también puede afectar la vida de la persona de muchas maneras. Puede afectar su salud física y mental, sus relaciones interpersonales, su capacidad para mantener un trabajo o tener éxito académico, y su capacidad para cumplir con sus responsabilidades diarias.

Tratamientos psicológicos eficaces para el trauma

Existen diferentes enfoques terapéuticos que han demostrado ser efectivos para tratar traumas no superados. A continuación, se describen algunos de los más comunes:

  1. Terapia cognitivo-conductual (TCC): Esta terapia se enfoca en identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento disfuncionales que están contribuyendo al trauma no superado. La TCC puede incluir técnicas como la exposición prolongada, que ayuda al paciente a confrontar sus temores y recuerdos traumáticos de manera controlada y segura.
  2. Terapia de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR): Esta terapia utiliza movimientos oculares y otras formas de estimulación sensorial para ayudar a los pacientes a procesar y superar los recuerdos traumáticos. A menudo se combina con la TCC para obtener mejores resultados.
  3. Terapia de aceptación y compromiso (ACT): La ACT se enfoca en ayudar al paciente a aceptar sus experiencias traumáticas sin juicio y a comprometerse con los valores y objetivos importantes de su vida. Esta terapia se enfoca en la aceptación y el cambio de comportamientos en lugar de tratar de controlar los pensamientos y emociones del paciente.
  4. Terapia psicodinámica: Esta terapia se enfoca en identificar y explorar los patrones de pensamiento y comportamiento que se originan en la infancia y que están contribuyendo al trauma no superado. A menudo se utiliza para tratar traumas complejos o de larga duración.

Es importante señalar que cada persona es única y que no hay una única forma "correcta" de superar un trauma. Es posible que una combinación de enfoques terapéuticos sea necesaria para lograr el mejor resultado. Es importante buscar la ayuda de un profesional de la salud mental capacitado y de confianza para abordar y superar un trauma no superado.

En resumen, los traumas no superados pueden tener un impacto significativo en la vida de una persona, tanto a nivel emocional como físico, y pueden afectar su capacidad para relacionarse con los demás y llevar una vida plena. Es importante reconocer los síntomas de un trauma no superado y buscar ayuda profesional para abordar el problema

Los tratamientos psicológicos eficaces, como la terapia cognitivo-conductual y la terapia de exposición, pueden ayudar a las personas a superar los traumas y a recuperar el control de sus vidas. Además, la terapia online se ha convertido en una alternativa eficaz para aquellas personas que prefieren la comodidad y flexibilidad que ofrece este tipo de terapia.

Es fundamental que las personas comprendan que buscar ayuda no es un signo de debilidad, sino de valentía y fortaleza. Tomar la decisión de abordar un trauma no superado puede ser el primer paso hacia una vida más plena y satisfactoria.

Reconocer y abordar los traumas no superados es esencial para la salud mental y emocional de una persona.

Si crees que estás lidiando con un trauma no superado, no dudes en buscar ayuda profesional y tomar medidas para superarlo.

Contáctame.


Psicoglobal

martes, 2 de enero de 2024

Prejuicios Comunes sobre la Depresión

La depresión se halla entre las tres enfermedades más importantes. Según la OMS, y en algunos casos, existe una ideación suicida significativa. Por tanto, la depresión es un trastorno psicológico muy importante que causa mucho dolor al paciente, así como desesperanza. 

Muchas veces aparece el convencimiento de que no se puede hacer nada, no se puede salir del trastorno, siempre estará igual o no hay salida; Ambas cuestiones provocan sufrimiento tanto al propio paciente como a su entorno más cercano y asimismo, acaba desarrollando sintomatología fisiológica que le genera un profundo malestar, con sensación de descontrol y efecto de túnel. 

Por eso hoy voy a derrumbar los mitos, prejuicios e ideas equivocadas más frecuentes alrededor de la depresión y de los millones de personas que lo padecen.

1# Sólo tienen depresión los adultos

En absoluto, la depresión no hace distinción de edades. Para ser más exacta, la consulta está cada vez más llena de adolescentes o de jóvenes de la llamada generación “no future”, que busca respuestas para su ausencia de expectativas. Sin embargo, la depresión adolescente es mal entendida.

2# La depresión es cosa de mujeres

No es así, lo que ocurre es que las mujeres acuden antes a terapia que los hombres que se protegen en el “yo no creo en los psicólogos”, “qué me va a decir un psicólogo que yo no sepa”, “yo ya tengo amigos” y algunas otras hermosas frases que, en más de una ocasión, ya hemos desmontado. Tenemos un problema fundamental y es el tipo de sociedad que hemos montado. Las mujeres pueden llorar y, en cambio, aunque las cosas están cambiando lentamente, “llorar no es de hombres” y es esta razón por lo que los síntomas de la depresión en los hombres se manifiestan más a través de la agresividad y la intolerancia.

3# Si tienes todo lo que quieres, no puedes tener depresión

¡Si todo fuera tan sencillo! La cuestión es que la depresión no depende de lo mucho o poco que tengas. De hecho, muchas depresiones son idiopáticas, es decir, sin causa conocida mientras que otras son debidas a la muerte de un ser querido, a una situación laboral o económica complicada, a una ruptura de pareja…

4# La depresión se supera con voluntad

Pues habrá que decírselo al cerebro porque la depresión no es una enfermedad volitiva sino de modificaciones de la química cerebral y las conexiones sinápticas, especialmente, en pacientes con depresión a largo plazo.

5# La depresión es cosa de débiles

Este es uno de los peores estigmas que afectan a la depresión y uno de los motivos por los que los pacientes guardan silencio y no expresan lo que sienten. Muchas veces, demasiadas, son catalogados de “querer llamar la atención”. Pero es absolutamente falso; nadie elegiría tener una depresión. Un trastorno psicológico muy complejo que afecta al paciente a nivel biológico, psicológico y social.

6# La depresión sólo es cuestión de carácter

No, la depresión es una condición médica de grave a muy grave, debida a deficiencias fisiológicas de neurotransmisores y hormonas, a nivel cerebral, que produce efectos a muchos niveles desde el estado de ánimo, las emociones, los pensamientos y la conducta, incluso, la apariencia física. Cuando alguien le dice a un paciente con depresión que “sólo tiene un problema de carácter”, le alejo de las posibles soluciones; ya sea en forma de tratamiento psicoterapéutico y/o psiquiátrico.

7# Si tienes familiares con depresión, tú también la tendrás

Hay un componente genético en la depresión, sin embargo, es leve. De los pacientes con algún familiar con depresión, sólo el 10-15% acabará teniendo también la enfermedad. La ventaja que presentan estos pacientes es una mayor comprensión de las señales de alerta y una mayor sensibilidad a los cambios en sus emociones, pensamientos y conductas.

8# Si pareces contento, es porque no tienes depresión

No todos los pacientes con depresión presentan los mismos síntomas; existe la llamada “depresión sonriente”. El paciente parece feliz, saludable ante su familia, amigos y compañeros de trabajo debido a que, precisamente, por todos los estigmas existentes que estoy narrando, hacen un esfuerzo muy grande en aparecer de esta manera, aunque no lo estén. De la misma manera, puede ser debido a que consideren que hay otra u otras personas que requieran de cuidados mayores que sí mismo.

9# La depresión no interfiere con las actividades de la vida cotidiana

Absolutamente falso; los pacientes se sientes bloqueados emocionalmente, no pueden avanzar, les cuesta dejar de tener pensamientos negativos, incapaces de trabajar o de hacer su vida normal, con crisis de ansiedad nocturna, llanto profuso, insomnio… Por todo ello, acude a un psicólogo que ayuda a salir de ese pozo. La psicología online también es útil en estas situaciones.

10# Si quieres no tener depresión: pensamiento positivo, ejercicio y dieta

Este es uno de los mayores estigmas actuales, creer que la manera de hacer que la depresión desaparezca es con los tres elementos mencionados. Obviamente pensar en positivo, hacer ejercicio regular y tener una dieta saludable, ayudan al paciente con depresión, pero no le van a curar. Respecto a los mensajes positivos, refuerzan los tratamientos antidepresivos. Uno de los mayores estigmas del paciente con depresión es que “no quieres poner nada de tu parte para curarte”. Hacen falta más mensajes positivos por parte de la sociedad y, sobre todo, de los medios de comunicación, así como una mayor motivación e información por parte de los profesionales.

11# Sólo los antidepresivos te sirven para curarte

Los antidepresivos son una opción en algunos tipos de depresión, pero no la única. Debemos contar con la psicoterapia o con la combinación de ambas, como la manera más efectiva de tratar la depresión. Los psicofármacos antidepresivos estabilizan los niveles de neurotransmisores cerebrales para que el paciente se sienta mejor pero, si sólo los usamos a ellos, nos olvidamos de los componentes cognitivos y afectivos y no trabajamos las emociones, la desmotivación, la anhedonia, la negatividad o la culpabilización.

12# Tomar antidepresivos es peor que tener la depresión

Los psicofármacos, usados en dosis correctas y con un tratamiento psicológico adecuado, realizado con un buen seguimiento, no ocasionan ninguna adicción. Sin embargo, este miedo es el que usan muchos pacientes con depresión para negarse a tomar la medicación, si es que la necesitan.

13# Los antidepresivos producen problemas sexuales

Existen muchos antidepresivos y no todos producen problemas sexuales. Existen múltiples opciones para aquellos pacientes que desean seguir disfrutando de su salud sexual.

14# Cuando empiezas con antidepresivos, son para siempre

También es falso ya que los tratamientos para la depresión son individuales; a corto plazo – unos seis meses – en otros casos, se pueden mantener – a dosis bajas- durante toda la vida y, por último, hay pacientes que ni tan sólo usan antidepresivos puesto que la psicoterapia – especialmente de orientación cognitivo- conductual- se ha demostrado altamente eficaz, superando a los antidepresivos.

15# La psicoterapia no funciona

Totalmente, al contrario; la psicoterapia de orientación cognitiva-conductual en muchos casos se ha demostrado más efectiva que los antidepresivos. Además, ayuda a modificar hábitos y a reestructurar pensamientos negativos y regular emociones.

16# Si hablo sobre mi depresión, sólo voy a empeorar

La depresión sigue siendo un tema tabú, por lo que nos sentimos incómodos al hablar sobre ella y sobre los sentimientos relacionados. No se puede esperar a que se cure por sí sola, sino que debemos expresar la preocupación o la tristeza. Después de todo esto, es importante que olvidemos los mitos ya que la depresión es un trastorno grave que afecta la calidad de vida de las personas que la sufren. Si comprendemos la depresión, eliminamos los estigmas, prejuicios y falsas creencias, seremos más empáticos y conseguiremos que los pacientes busquen ayuda profesional sin emociones de miedo o culpa.

Los pacientes con depresión o con otros trastornos psicológicos merecen, igual que cualquiera, toda la ayuda y el apoyo. Para ello necesitamos información, divulgación y comprensión.


Siquia 

miércoles, 27 de diciembre de 2023

La Navidad y la Salud Mental

La Navidad y año nuevo es ese periodo del año que se ama o muchas veces también se odia. Hay quienes la disfrutan como niños a la espera de Papá Noel y otros que no ven la hora de que pase el vértigo y todo vuelva a la normalidad.

@PsicólogoClXalapa

Sin duda, la Navidad suele generar sentimientos encontrados en muchas personas, debido al estrés que produce las tareas por hacer, las expectativas familiares, la nostalgia de tiempos pasados, la soledad y el balance personal.

Al llegar a final del año nos encontramos a menudo agotados, sumidos en el estrés derivado de las prisas, las compras de regalos, las decisiones sobre con quién pasar las fiestas, el cansancio acumulado y la sensación de no hallarnos en un estado de calma. Para muchas personas, la Navidad está asociada con emociones positivas, con alegría, conexión social, espiritualidad, pero para otras está directamente relacionada con la pérdida, con la gente que ya no está, entonces se ponen melancólicas, lo que facilita la angustia y un estado de ánimo más depresivo. También es un momento de mayor sensibilidad que a veces predispone a situaciones conflictivas, porque para algunas personas las fiestas, por todo lo que tienen que hacer y planificar, significan niveles más elevados de estrés y de ansiedad. El estrés afecta de manera diferente a cada persona e influye según la personalidad, género y edad. Las reuniones de fin de año suelen generar emociones diversas, especialmente para aquellos que están acostumbrados a pasar la Navidad en familia y no la tienen. Para algunos, estas celebraciones despiertan sentimientos relacionados con el ‘síndrome de la silla vacía’, al recordar eventos tristes o la ausencia de seres queridos, una experiencia que se intensificó tras la pandemia. Por otro lado, quienes están acostumbrados a pasar estas fiestas en familia y ahora no la tienen pueden experimentar agobio al estar solos, o viceversa, sentirse abrumados en entornos con demasiada gente. En resumen, es fundamental comprender y abordar la diversidad de experiencias emocionales durante estas festividades, promoviendo estrategias de afrontamiento saludables y fortaleciendo los lazos familiares en medio de la complejidad que estas celebraciones pueden conllevar. 

El papel de los neurotransmisores

Toda esa sobrecarga de tareas, estrés, emociones, reencuentros, alegrías y tristezas tienen sus causas y sus consecuencias en cuerpo y mente. La Navidad influye en la química de nuestro cerebro. Se produce la liberación de una serie de hormonas que son neurotransmisores y que cuando las producimos generan emociones. En este escenario de fin de año, los neurotransmisores afectados varían según la persona, pero suelen involucrar a la dopamina, la serotonina y el cortisol. Las dos primeras están relacionadas con la felicidad; el cortisol, con el estrés. Hay quienes tienen una predisposición a vivir la Navidad con un espíritu relajado, experimentan una sensación mayor de bienestar, felicidad y compañía. Ellos seguramente contarán con niveles más elevados de serotonina, lo que los ayudará a sobrellevar este período. Por otro lado, la dopamina puede llevarnos a actuar de manera más impulsiva, siendo más propensos a abordar todas las responsabilidades sin dejar nada de lado. El denominado ‘síndrome del villancico’ ilustra el estrés asociado con los picos de dopamina durante las compras impulsivas. Este consumismo innecesario y la presión social pueden afectar la autoestima, lo que genera un nivel adicional de estrés. Además, la separación de los hijos, cada vez más común en familias dispersas geográficamente, también impacta emocionalmente. Por otro lado, en este “festival” de neurotransmisores aparece el famoso cortisol, conocido como “la hormona del estrés”. Que se incrementa cuando nos sentimos incapaces de controlar una situación, ante imprevistos o cuando la autoestima se ve afectada. Durante las festividades, las decisiones pueden parecer sencillas desde una perspectiva externa, pero la voluntad de complacer a todos choca a menudo con la realidad, generando tensiones y estrés difícil de controlar. Las expectativas de realizar ciertas acciones o comprar regalos para todos a veces resultan inalcanzables, y las decisiones sobre qué familia priorizar pueden generar conflictos. Hay situaciones que hacen que el estrés aparezca y no siempre se pueda controlar o gestionar adecuadamente. No es solamente en la Navidad, ocurre en todos los seres humanos, en todas las comunidades que tienen tradiciones festivas en relación a aspectos espirituales. Esto nos permite saber cada vez más cómo se interrelaciona la psicología, la neurología, la endocrinología en la comprensión de nuestros fenómenos psíquicos.

Y los regalos navideños también traen beneficios. Un estudio demostró que tanto dar como recibir obsequios produce satisfacción emocional.

En conclusión, esta época activa evocaciones y recuerdos profundos en los seres humanos. Esa es la razón por la que el cerebro parece presentar una activación diferente en estas fechas que en otros momentos del año. Y estas crean la necesidad de revivir la experiencia. Por eso, los festejos se repiten cada año.

Cómo disfrutar de las fiestas

Es importante aprender a gestionar el estrés para pasar unas felices fiestas. La manera en que celebramos, nos relajamos y participamos en estos eventos es crucial. La preparación anticipada, acompañarse y la toma de decisiones familiares colaborativas son elementos clave para mitigar la tensión. Tratar de evitar las experiencias con muchos estímulos auditivos, visuales, aglomeraciones, prisas, gastos y reflexiones de fin de año. Lo ideal es prepararse con tiempo, tomar decisiones respecto a cómo celebrar y dónde estar, y procurar la compañía, ya que estas festividades suelen no ser propicias para la soledad, ya que son momentos en los que surgen diversas emociones.

Tres acciones para disfrutar de las fiestas: planificar, aceptar y ponerse expectativas realistas. Hay que reconocer que las fiestas pueden tener momentos de alegría y desafío, pero no todas las experiencias van a ser perfectas. Hay que aceptar a cada uno de los integrantes de la reunión. También es importante planificar las cosas con anticipación para ayudar a reducir el estrés.

Los hábitos saludables: Seguir una alimentación equilibrada, tratar de no excederse en las comidas o en las bebidas; realizar una actividad física regular y priorizar el descanso. Hay que escuchar al propio cuerpo. Si una persona se siente abrumada por las fiestas, se recomienda pedir algún tipo de ayuda profesional para mantener el equilibrio emocional.

Es importante aprovechar toda la parte buena que tienen las fiestas. Reflexionar sobre el año transcurrido y las situaciones por las cuales uno puede estar agradecido. La gratitud suele mejorar el estado de ánimo y cambiar la perspectiva de las cosas.

En definitiva, si es posible, revivir aquellas bellas experiencias navideñas y recuperar la ilusión junto al cariño de nuestros seres queridos parecen ser las claves para disfrutar de estas fiestas.

Infonabe


miércoles, 20 de diciembre de 2023

Cómo Ayudar a tu Hijo Adolescente a Confrontar una Crisis Nerviosa

 Acompaña a tu hijo a abordar sentimientos complejos o abrumadores.

Según los datos internacionales, en los últimos años el número de niños que acuden a urgencias por una crisis de ansiedad ha ido aumentando. Ante esto, nos preguntamos ¿por qué actualmente los niños presentan niveles más altos de ansiedad? Una teoría apunta a que esto puede deberse a las nuevas tecnologías.

Además, los niños pueden tener dificultades para expresar sus preocupaciones y pueden reprimir sus emociones. Si estos sentimientos no se definen o expresan de forma correcta la salud mental del niño puede verse y dar lugar a una crisis de ansiedad. 

Una crisis de ansiedad se caracteriza por lo siguiente:

Es la respuesta del cuerpo ante un peligro. Esta respuesta es adaptativa porque prepara a nuestro cuerpo para defenderse, ya que nuestro corazón late más rápido para bombear sangre a nuestros músculos y así disponer de la energía necesaria para huir o luchar contra el peligro. Sin embargo, a veces nuestro cuerpo reacciona de esta forma cuando no hay un peligro real (ansiedad anticipatoria), esto sería una crisis de ansiedad.

  • Se activa nuestro sistema nervioso simpático, el cual se encarga de enviar señales físicas de activación por todo nuestro cuerpo.
  • No produce problemas en la salud del niño, aunque lo hace sentirse mal y asustado.
  • Suelen ser breves, duran entre 20 y 15 minutos aproximadamente, aunque el niño sienta que es eterna.

Las crisis de ansiedad o ataques de pánico son muy incapacitantes. Pueden durar entre 5 y 20 minutos y se caracterizan por presentar síntomas físicos como dolor de pecho, problemas para respirar, mareos, vómitos y temblores. Los niños puede que no sean capaces de manejar o expresar sus sentimientos como los adultos, lo que hace que aún sea más duro para ellos al no comprender ni poder expresar lo que les pasa con claridad. Aquí te mostramos algunos consejos que te pueden ayudar a la hora de actuar cuando tu hijo está sufriendo un ataque de pánico:

  • Mantén el control: recuerda que un niño durante la crisis de ansiedad pierde el control absoluto lo que en sí mismo es agobiante y aterrador.
  • Mantén la calma y un tono de voz tranquilo mientras le dices que estás ahí con él y que entiendes cómo se siente.
  • Emplea palabras apropiadas para su edad a la hora de describir la ansiedad. De esta forma, le estarás transmitiendo seguridad, confianza y contención en medio de esa “tormenta” emocional.
  • Asegúrate de que tu hijo se va sintiendo cada vez más seguro. Emplea palabras suaves, usa su nombre, dile cosas similares a “sé que no te sientes bien pero vas a estar bien”, “te voy a ayudar a pasar esto y terminará pronto”, “respira hondo”…
  • Recuérdale que una crisis de ansiedad siempre termina y que hay que pasarla. Esto puede darle esperanza. Sin embargo, intenta no darle excesiva sobreprotección porque es fundamental que encuentre y desarrolle sus propias estrategias de afrontamiento.
  • Presta atención a los síntomas físicos de la crisis de ansiedad. Convence a tu hijo de que los mareos, temblores y palpitaciones terminarán. Cuéntale que son signos de miedo y no de enfermedad.
  • Dale tiempo para calmarse, no lo apures. Necesita tiempo para recuperarse totalmente.

Recuerda siempre que, si mantienes la calma durante su crisis de ansiedad, su recuperación será más rápida.

Ser adolescente conlleva muchas emociones intensas que a veces pueden resultar difíciles de controlar. Hemos hablado con la Dra. Lisa Damour, psicóloga experta en adolescentes, autora de libros de éxito, colaboradora habitual de The New York Times y madre de dos hijos, sobre cómo pueden los progenitores apoyar a sus hijos a afrontar sentimientos difíciles o intensos.

Nota: Esta orientación general puede servir de ayuda a la mayoría de los progenitores en estas situaciones difíciles, pero algunas rabietas o arrebatos emocionales se deben a trastornos del desarrollo, como retraso en las habilidades lingüísticas, dificultades auditivas o visuales o problemas de comportamiento, que pueden requerir la ayuda de un profesional especializado en la infancia o la adolescencia. Consulta a un especialista si te preocupa que las emociones intensas de tu hijo puedan ser el síntoma de un problema más profundo.

¿Qué es una crisis nerviosa?

Las crisis pueden darse tanto entre los niños más pequeños como entre los mayores. Ocurren cuando un niño se ve completamente superado por las emociones y se siente abrumado. Estas emociones pueden ser miedo, ira, frustración o cualquier otro factor.

¿Qué características presenta una crisis entre los niños mayores?

Cuando los niños que tienen la capacidad de describir lo que sienten se ven abrumados pueden empezar a sollozar, hiperventilar o ponerse nerviosos. Al contrario de lo que ocurre con los niños pequeños, es menos probable que los niños mayores tengan crisis en lugares públicos, porque en esas situaciones se suelen sentir avergonzados. Es mucho más probable que las crisis se produzcan en casa. Por ejemplo, un adolescente puede aguantarse todo el día en la escuela y luego llegar a casa y tener una crisis emocional.

¿Qué debo hacer si mi hijo adolescente tiene una crisis emocional?

La Dra. Damour recomienda que los progenitores sigan nueve pasos prácticos para ayudar a sus hijos adolescentes a controlar una crisis emocional. Lo mejor es que hagas una pausa entre cada paso para ver si ha funcionado. Si no es así, pon en práctica el siguiente paso.

1. Escuchar sin interrumpir

Los niños mayores pueden tener una crisis emocional que les lleve a hablar con angustia sobre lo que les está ocurriendo. En esos momentos, la clave es dejar que lo cuenten todo. A menudo, los adultos bienintencionados intervienen o hacen sugerencias, olvidando que una de las mejores fuentes de alivio es expresar las emociones.

2. Ofrecer una empatía sincera

La mayoría de las veces, el hecho de expresar las emociones con palabras ofrece al joven el alivio que necesita. Después de escucharlos atentamente, otro tipo de apoyo que podemos dar a nuestros adolescentes es manifestarles empatía. Los adultos pueden ensayar frases como “eso es terrible” o “siento mucho que te haya pasado esto”.

3. Reconocer el valor de la angustia

El reconocimiento es muy eficaz, especialmente para los adolescentes. A los adolescentes a veces les preocupa que sus sentimientos tengan algo de malo porque sus emociones pueden ser muy fuertes. Aunque por una parte el adolescente se siente muy afectado, también puede estar un poco asustado debido a la intensidad de sus emociones.

Es un gran consuelo para los adolescentes cuando los adultos dicen: “Tus sentimientos son lógicos y puedo entender por qué tienes esa reacción”. Si, en cambio, los adultos les dicen: “¿Por qué estás tan molesto por eso? Hay gente que sufre mucho más que tú, ¿no es cierto?”, el efecto que se produce en los adolescentes es que siguen sintiéndose mal, pero ahora también se sienten culpables. En otras palabras, intentar cambiar la perspectiva de un adolescente no siempre les sirve de ayuda, por mucho que sus progenitores crean que es así.

4. Ayudarlos a calmarse

La mayoría de las veces, estos tres primeros pasos deberían ser suficientes. Pero si no sirven aún de alivio, podemos pasar de ayudar a los adolescentes a expresar sus sentimientos a ayudarles a controlar sus emociones. Una forma de hacerlo es ayudar a los adolescentes a tranquilizarse por su cuenta. Habla con tu hijo sobre todo lo que puede hacer para sentirse mejor, como por ejemplo respirar profunda y lentamente.

La respiración abdominal es muy relajante y nos ayuda a llevar el oxígeno a lo más profundo de nuestros pulmones. He aquí un sencillo proceso en tres etapas:

Poner la mano en el estómago.

Respirar profundamente cinco veces, inhalar 5 segundos y exhalar 5 segundos, inspirando por la nariz y exhalando por la boca.

Explica a tu hijo que cuando inhala, está inflando su abdomen suavemente como un globo, y que cuando exhala el aire vuelve a salir lentamente del globo.

5. Expresar confianza sin ser displicente

Intenta mostrar tu apoyo diciendo cosas como “esto es duro, pero esta sensación tan fuerte no durará mucho” o “por muy duro que parezca esto ahora mismo, estoy muy impresionado por lo que eres capaz de controlar, y saber que podemos hablar juntos de todo esto”.

6. Ofrecer ayudar para resolver el problema

Si has escuchado, reconocido y ofrecido consuelo y tu adolescente sigue molesto, el siguiente paso puede consistir en preguntarle: “¿Necesitas que te ayude a intentar resolver este problema?”. Pedir permiso para ofrecer apoyo, en lugar de limitarse a ofrecer consejos, puede contribuir a mantener la conversación con el adolescente. A veces los adolescentes te dirán: “No, solo quiero desahogarme”, y entonces lo más seguro es que todo el apoyo que necesitan es que los escuches. Y si te dicen que sí necesitan tu ayuda, eso significa que van a hacer mucho más caso a los consejos que les demos.

7. Dividir el problema en dos partes

Si tu hijo acepta tu ayuda en la resolución de un problema, puede ser útil dividir los retos a los que se enfrenta en dos categorías: cosas que pueden cambiar y cosas que no pueden cambiar.

8. Para las cosas que pueden cambiar, piensen juntos en las posibles soluciones

Ayúdale a centrar su atención en la búsqueda de soluciones para los problemas que puede cambiar.

9. Para lo que no pueden cambiar, hay que apoyar la aceptación

Apoya a tu hijo adolescente para que haga todo lo posible por aceptar los problemas que no tienen fácil solución. Una forma de ayudar a los jóvenes a aceptar un problema es hablar en términos de la energía. Puedes decirles: “Solo tienes una cierta cantidad de energía, así que guárdala para los problemas sobre los que realmente podemos hacer algo. No la desperdicies en los retos que no puedes controlar ahora mismo”.