jueves, 30 de mayo de 2024

TLP y las Comorbilidades más Comunes

Se estima que al rededor del 80% de las personas que padecen Trastorno Límite de la Personalidad tienen comorbilidad o lo que es lo mismo; padecen 2 o más patologías o enfermedades a la vez. Hoy hablamos de cuáles son las comorbilidades más comunes cuando una persona padece TLP.

El Trastorno Límite de la Personalidad es el de mayor relevancia clínica y el más frecuente en la práctica asistencial. Las personas que padecen trastorno límite de la personalidad tienden a demandar asistencia médica y psicológica.

TLP y las Comorbilidades más comunes

En la actualidad, los trastornos de personalidad han pasado a convertirse en foco de atención en el ámbito de la Salud Mental, principalmente por el aumento de su incidencia, tanto de modo aislado como en comorbilidad con otros trastornos.

 Los trastornos de personalidad son los más complicados de evaluar ya que para realizar un diagnóstico hay que tener en cuenta una gran variedad de rasgos, sintomatología y aspectos conductuales.

Concretamente, el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), es el de mayor relevancia clínica y el más frecuente en la práctica asistencial. Las personas que padecen trastorno límite de la personalidad tienden a demandar asistencia médica y psicológica.

Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos mentales DSM-5 (2014) el trastorno límite de la personalidad se caracteriza por:

  • Inestabilidad en:                                                    
  • Las relaciones interpersonales
  • La autoimagen
  • Los afectos
  • Elevada impulsividad
  • Aparece en el comienzo de la edad adulta y en diferentes contextos.
  • Se refleja en la manifestación de cinco o más de las siguientes características:
  • Grandes esfuerzos para evitar el abandono real o imaginado.
  • Relaciones personales en las que predomina la inestabilidad y la intensidad caracterizadas por estar situadas en los extremos de idealización o devaluación.
  • Cambios en la identidad e inestabilidad en la autoimagen.
  • Impulsividad en dos o más áreas (gastos, sexo, drogas, conducción temeraria, atracones alimenticios)
  • Conductas, actitudes o amenazas de suicidio o de autolesión.
  • Inestabilidad emocional.
  • Continua sensación de vacío.
  • Enfado intenso e inadecuado.
  • Ideas paranoides fugaces en relación al estrés o síntomas disociativos graves.

Comorbilidades más comunes

El TLP afecta entre el 1% y el 5% de la población general y al 10% de los pacientes psiquiátricos ambulatorios. Al presentar una sintomatología variada aumenta la probabilidad de que exista comorbilidad con otros trastornos.

Las comorbilidades más comunes son las siguientes:  

  1. Trastornos depresivos, siendo el más común el trastorno depresivo mayor (aproximadamente entre el 40% y el 87%). Los pacientes con TLP muestran un sentimiento continuo de vacío y desesperanza sin embargo, el miedo al abandono  los continuos esfuerzos para evitarlo, la identidad alterada y los cambios en el estado durante el día en el TLP, pueden ayudar a distinguirlos de un trastorno depresivo. ( Aragonés et al, 2020)
  2. Trastorno por ansiedad.
  3. Trastornos por consumo de sustancias, siendo habitual la politoxicomanía (cannabis, anfetaminas, etc ) y siendo más elevado el consumo de alcohol. Presenta mayor comorbilidad en los hombres.
  4. Trastornos de la conducta alimentaria, en especial la bulimia, siendo mayor la comorbilidad en mujeres.
  5. Trastorno por estrés postraumático.
  6. Trastorno por déficit de atención e hiperactividad o TDAH. La prevalencia se sitúa en el 41,5% en la infancia y el 16,1% en la edad adulta.
  7. Trastornos de personalidad. Destaca la comorbilidad con:

  • Trastorno por dependencia (50%)
  • Trastorno evitativo (40%)                                                                                                                   
  • Trastorno paranoide (30%)
  • Trastorno antisocial (20-25%), principalmente en hombres.
  • Trastorno histriónico (Entre el 25% y el 63%).      

Es posible que el alto índice de comorbilidad entre los distintos trastornos de la personalidad, sea debido en parte a la aparición de algunos síntomas en varios trastornos.

Conclusión

El trastorno límite de la personalidad cursa con una alta comorbilidad con trastornos del Eje I y del Eje II debido a la gran variedad de sintomatología que presenta, el amplio número de características y los distintos aspectos conductuales que se ven implicados.

Esto supone un aumento en la dificultad de su diagnóstico, en el tratamiento y supone un aumento de la gravedad de la patología.


Frente: Sonia Caldera, Fundación AMAI TLP

Bibliografía

  • American Psychiatric Association (1994). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (4a. ed) Washington, DC EE. UU.
  • American Psychiatric Association – APA. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-5 (5a. ed. –.). Madrid: Editorial Médica Panamericana.
  • Aragonès, E., Moreno, A. F., & Loayssa, J. R. (2020). Los trastornos de personalidad. El trastorno límite de la personalidad.
  • Barrachina, J., & Pérez, V. (2004). Semiología clínica. El problema de la comorbilidad. Trastorno borderline de personalidad. Madrid: Entheos.
  • Grupo de Trabajo de la Guía de Práctica Clínica sobre Trastorno Límite de la Personalidad. Guía de práctica clínica sobre trastorno límite de la personalidad. Barcelona: Agència d’Informació, Avaluació i Qualitat en Salut; 2011. http://hdl.handle.net/11351/810
  • Navarro, M. V. (2011). Eficacia de la Terapia Dialéctica Comportamental en el tratamiento de pacientes con comorbilidad entre el trastorno límite de la personalidad y los trastornos de la conducta alimentaria (Doctoral dissertation, Tesis doctoral, Universitat Jaume I, Castellón, España).
  • Nieto, T. E. (2006). Trastorno límite de la personalidad: Estudio y tratamiento. Copyright© Instituto InNiS, 19.

lunes, 27 de mayo de 2024

Honorio Delgado, el psiquiatra peruano que fue el “Primer Amigo Extranjero” de Sigmund Freud.

El médico latinoamericano tuvo un viraje conceptual que lo alejó del referente.

Fotografía de la Red

Honorio Delgado nació en la ciudad de Arequipa, en 1892. Esta fotografía se la envió Delgado a Freud en 1920. Entre los años 1919 y 1936, ambos intercambiaron cartas, investigaciones y regalos. Freud, desde Viena, y Delgado, desde la ciudad de Arequipa, en Perú.

El médico latinoamericano incluso visitó dos veces al padre del psicoanálisis en su casa en Austria, junto a su esposa, Helene Rehe, quien era alemana.

La fascinación de Honorio Delgado por el prominente psiquiatra e intelectual europeo lo llevó a escribir la primera biografía de él en español. Y a convertirse en uno de los más grandes difusores de su pensamiento en la región. Pero con los años, el peruano experimentó una suerte de viraje conceptual que lo alejó gradualmente de las ideas de quien consideraba un verdadero mentor.

Lo anterior, sin embargo, no impidió que se le reconociera hasta el día de hoy como uno de los psiquiatras y pensadores más importantes de la historia latinoamericana. Pero quién fue realmente Honorio Delgado, cómo llegó a entablar una relación tan cercana con Freud y por qué se terminó divorciando del psicoanálisis.

Primeros pasos

Proveniente de una familia de clase alta, Honorio Delgado transcurrió su niñez y adolescencia en la ciudad de Arequipa donde nació en septiembre de 1892.

Tras obtener un bachiller en Ciencias Naturales en la Universidad Nacional del Gran Padre San Agustín, se trasladó a Lima para estudiar Medicina en la universidad de San Marcos.

Cursó con éxito sus estudios y se graduó en 1918.

Honorio Delgado se interesó por el psicoanálisis a temprana edad. En la foto, la ilustración "Botella del Mar" creada en 1950 por Grete Stern (Argentina).

Según el libro “Honorio Delgado, un pionero de la psicología en América Latina”, escrito por Ramón León y Alfredo Zambrano Mora en 1992, la influencia de Hermilio Valdizán Medrano, destacado médico, psiquiatra y escritor peruano, fue muy importante para Delgado.

Así es cómo, a pesar de que la psiquiatría no gozaba de mucho prestigio académico y social en el siglo XX en Perú, Delgado decidió hacer su doctorado en aquella especialidad.

Su interés por el psicoanálisis comenzó inmediatamente.

Cuando tenía sólo 23 años y todavía era un estudiante, publicó en 1915 en el diario limeño “El Comercio” un artículo titulado “El Psicoanálisis” que exponía la teoría de Sigmund Freud en un momento donde se sabía poco o nada sobre este intelectual en América Latina

Los expertos creen que este es el primer trabajo en la región sobre la doctrina de Freud. Tiempo después, siguió profundizando en el campo, realizando su tesis de graduación sobre el psicoanálisis.

Relación íntima con Sigmund Freud

Todos estos trabajos lo llevaron a establecer una relación con el propio Freud. Existe evidencia que demuestra cómo ambos se intercambiaron cartas, artículos e incluso regalos entre 1919 y 1936

En una exhibición sobre la relación de Sigmund Freud con América Latina -que está presentándose en Londres-, hay una fotografía de Honorio Delgado que, según los registros, fue enviada por el peruano al médico austríaco en 1920.

Freud, tras recibir la imagen, le respondió

“Acepte mi más sincero agradecimiento por la fotografía que llegó aquí hace unos días. Fue una agradable sorpresa para mí y la aprecio. Realmente lo describe como muy joven y estoy encantado de que haya logrado tal dominio del material científico a una edad tan temprana y, como supongo desde lejos, también haya alcanzado una posición respetada en su profesión. Ahora tiene muchos años más por delante; deseo que durante todo este tiempo siga fiel al psicoanálisis y siga contribuyendo a su avance”.

Mariano Ben Plotkin, experto en historia del psicoanálisis, le explica a BBC Mundo que la fotografía revela un grado de intimidad que pocos latinoamericanos alcanzaron con Freud.

“En general, con otros investigadores de la región, Freud entabló un intercambio de bienes simbólicos en un sentido asimétrico. Él les mandaba fotos suyas a latinoamericanos que lo tenían en un altar y ellos le respondían con libros o artículos”.

“Pero con Honorio Delgado se estableció una relación mucho más simétrica, a pesar de que era mucho más joven”, dice el historiador y autor del libro “Estimado doctor Freud: una historia cultural del psicoanálisis en América Latina”.

Sigmund Freud le escribió varias cartas a Honorio Delgado donde le pide que "siga contribuyendo" al avance del psicoanálisis.

Tanto es así que Freud no sólo lo nombró en algunas de sus publicaciones sino que también lo describió como su “primer amigo extranjero”.

Los expertos creen que Delgado logró construir esta amistad con el llamado “padre del psicoanálisis”, en parte, gracias a que hablaba en alemán.

Divulgador de sus ideas en la región

Así, durante aproximadamente una década y media (entre 1915 y 1930), se convirtió en su más fiel representante en la región y en un entusiasta defensor de sus ideas. Llegó, incluso, a escribir la primera biografía en español del médico austríaco desde Perú, que luego fue traducida al portugués.

“Freud le hizo algunas correcciones a esa biografía y eso también le interesó porque Delgado se convirtió en una especie de misionero del psicoanálisis en América Latina”, señala Mariano Ben Plotkin.

El médico peruano también mantuvo una estrecha relación con Karl Abraham, a quien Sigmund Freud calificó como uno de “mis mejores alumnos”, convirtiéndose en su primer discípulo.

Los historiadores aseguran que Abraham no solo dio a conocer los trabajos de Delgado sino que también tradujo al alemán algunos de sus estudios. Por otra parte, a mediados de la década de 1910, Honorio Delgado fundó la Revista de Psiquiatría Y Disciplinas Conexas.

De acuerdo con el libro “Honorio Delgado, un pionero de la psicología en América Latina”, en esta revista Delgado “desplegó una activa labor difusora del psicoanálisis”.

“Se convirtió en la vía de ingreso y difusión de la ya para ese entonces abultada literatura psicoanalítica (…). Delgado se preocupó de modo constante por resumir y recensionar libros y artículos psicoanalíticos publicados en Estados Unidos y Europa para los lectores de esta importante publicación limeña”, señala.

Honorio Delgado publicó la primera biografía de Sigmund Freud en español. El texto se está exhibiendo en el Museo de Freud, en Londres. Pero por dificultades económicas, la revista dejó de publicarse en 1924. Su término decepcionó al propio Freud que veía en esta publicación un modo de difundir su pensamiento en tierras que, según los historiadores, él consideraba “exóticas”.

Divorcio del psicoanálisis

Hacia 1930, Honorio Delgado comenzó a distanciarse cada vez más del psicoanálisis.

En artículos biográficos sobre él, se dice que le fue encontrando sentido a autores alejados de este pensamiento (e inclusos opuestos a él) y más cercanos a la psicología. Entre ellos, los filósofos alemanes William Stern, Max Scheler y Hennann von Keyserling.

“En estos autores debió encontrar respuestas y estímulos para algunos de sus intereses personales que no encontraban eco en el psicoanálisis”, dice el libro “Honorio Delgado, un pionero de la psicología en América Latina”.

En 1933, el médico peruano escribió “Psicología” en donde su alejamiento del pensamiento freudiano queda en evidencia.

“No se puede negar tampoco que el cuerpo de doctrina del psicoanálisis es, en su mayor parte, afirmación no demostrada”, dice.

Estas críticas severas las siguió haciendo desde la labor académica en la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos y a través de otras publicaciones, como “La personalidad y el carácter” (1943), donde expuso distintas teorías sobre la personalidad (que tenían poco o nada que ver con la doctrina freudiana).

En el Museo de Freud, en Londres, hay una exhibición sobre la relación entre Freud y América Latina donde Honorio Delgado es nombrado como el médico de la región que tuvo la relación más cercana con el "padre del psicoanálisis".

Todo lo anterior llevó a que Honorio Delgado fuera reconocido como uno de los primeros psicólogos de “talla internacional” en Perú.

Algunos lo consideran el fundador de este campo en el país latinoamericano gracias a su larga labor docente y a su continua búsqueda intelectual sobre temas que, hasta entonces, estaban prácticamente ocultos.

Delgado murió en Lima el 27 de noviembre de 1962. En su homenaje, se han creado cátedras e instituciones que hasta el día de hoy llevan su nombre.

Y aunque no le fue “fiel” al pensamiento psicoanalítico, como le pidió Freud en una de las cartas que le envió, alcanzó una posición más que respetada en su profesión.

Durante el resto de su vida, el médico psiquiatra ocupó importantes cargos públicos en su país. Llegó, incluso, a ser ministro de Educación durante el gobierno de José Luis Bustamante y Rivero, en 1948.

 

 

Por Fernanda Paúl BBC Mundo

miércoles, 15 de mayo de 2024

Trastorno de Estrés Postraumático

El Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) es un trastorno que puede desarrollarse en algunas personas después de experimentar o presenciar un evento traumático significativo. Este trastorno puede ocurrir en respuesta a una variedad de eventos traumáticos, como abuso físico o sexual, violencia, desastres naturales, accidentes graves, combate militar o cualquier otro evento que sea percibido como una amenaza grave para la vida o la integridad física.

Para localizar síntomas. Nuestros miedos pueden canalizarse a través de estos 6 síntomas. Muchos de ellos desaparecerán cuando la situación se normalice. 

Las personas con Trastorno de Estrés Postraumático experimentaron síntomas que pueden afectar significativamente su calidad de vida y su funcionamiento diario. Algunos de los síntomas comunes incluyen:

  • Recuerdos intrusivos: Flashbacks o recuerdos recurrentes del evento traumático, que pueden provocar angustia intensa.
  • Evitación: Evitar situaciones, lugares, personas o actividades que recuerdan el trauma.
  • Hiperactividad del sistema de alarma: Estar constantemente en alerta, experimentar dificultades para dormir, irritabilidad, dificultad para tratar y reacciones exageradas al estrés.
  • Cambios en el estado de ánimo y la cognición: Sentimientos persistentes de culpa, vergüenza, tristeza, falta de interés en actividades previamente disfrutadas, pensamientos negativos sobre sí mismo o el mundo, y dificultades para recordar detalles del evento traumático.

El Trastorno de Estrés Postraumático puede afectar a personas de todas las edades y puede durar meses o incluso años si no se trata adecuadamente. Es importante destacar que no todas las personas que experimentarán eventos traumáticos desarrollarán TEPT, y la gravedad y duración de los síntomas pueden variar entre individuos.

El tratamiento del Trastorno de Estrés Postraumático generalmente incluye terapia psicoterapéutica, como la terapia cognitivo-conductual (TCC), que ayuda a las personas a procesar y superar el trauma, y ​​en algunos casos, se pueden recetar medicamentos para tratar los síntomas asociados. Es fundamental buscar ayuda profesional si se sospecha que se está experimentando TEPT o si se conocen personas que pueden estar enfrentando esta condición, ya que el apoyo adecuado puede marcar una gran diferencia en la recuperación.

Tipos de eventos traumáticos asociados al Trastorno de Estrés Postraumático

El Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) puede estar asociado a una amplia variedad de eventos traumáticos. Estos eventos suelen implicar una amenaza grave para la vida, la integridad física o la seguridad personal. Algunos de los tipos de eventos traumáticos más comunes que pueden dar lugar al TEPT incluyen:

  • Accidentes graves: Involucra accidentes automovilísticos, accidentes de avión, incendios, descarrilamientos de trenes u otros eventos catastróficos que pongan en peligro la vida de las personas.
  • Violencia física: Incluye agresiones físicas, como asaltos, golpizas, violaciones o torturas.
  • Abuso sexual: Implica experiencias de abuso sexual, ya sea en la infancia o en la edad adulta, como violaciones, sexual infantil o agresiones sexuales.
  • Violencia doméstica: Se refiere a situaciones de abuso físico, emocional o sexual en el contexto de relaciones íntimas o familiares, como maltrato conyugal, infantil o abuso de personas mayores.
  • Desastres naturales: Incluye eventos catastróficos como terremotos, inundaciones, huracanes, tornados, tsunamis, erupciones volcánicas o incendios forestales.
  • Experiencias de guerra: Implica situaciones de combate, incluyendo la a exposición la violencia, heridas o la muerte de compañeros de guerra.
  • Secuestros o toma de rehenes: Ocurren cuando una persona es capturada y retenida contra su voluntad, a menudo con amenazas a su vida o integridad física.
  • Accidentes laborales graves: Involucra accidentes en el lugar de trabajo que resultan en lesiones graves o amenaza de muerte.

Estos son solo algunos ejemplos de eventos traumáticos asociados al TEPT. Cabe destacar que la susceptibilidad al TEPT puede variar según el individuo, y no todas las personas que experimenten estos eventos desarrollarán la condición. Además, cada persona puede tener una respuesta única al trauma y manifestar síntomas de manera diferente.

Manifestaciones psicológicas del Trastorno de Estrés Postraumático

El Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) puede manifestarse a través de diversas manifestaciones psicológicas. Estas pueden variar en intensidad y duración en función de cada individuo, pero generalmente incluyen los siguientes síntomas:

  • Recuerdos intrusivos: Las personas con TEPT pueden experimentar recuerdos recurrentes y perturbadores del evento traumático. Estos recuerdos pueden manifestarse como flashbacks, donde la persona siente como si estuviera reviviendo el evento una y otra vez, o pueden surgir en forma de pesadillas frecuentes.
  • Evitación: Las personas con Trastorno de Estrés Postraumático tienden a evitar cualquier cosa que les recuerde el evento traumático. Esto puede evitar ciertos lugares, personas, actividades o conversaciones que puedan desencadenar recuerdos dolorosos o angustiantes.
  • Hiperactividad del sistema de alarma: Las personas con Trastorno de Estrés Postraumático suelen estar constantemente en estado de alerta, como si estuvieran esperando que algo malo sucediera. Esto puede manifestarse en dificultades para conciliar el sueño o mantenerlo, irritabilidad, hipervigilancia, respuestas exageradas al ruido o estímulos inofensivos, dificultades para tratar y reacciones de sobresalto excesivos.
  • Cambios en el estado de ánimo y la cognición: El Trastorno de Estrés Postraumático puede provocar cambios significativos en el estado de ánimo y la forma de pensar. Esto puede incluir sentimientos persistentes de culpa, vergüenza, tristeza o desesperación. Las personas con Trastorno de Estrés Postraumático también pueden experimentar dificultades para recordar detalles específicos del evento traumático y pueden tener pensamientos negativos sobre sí mismos, los demás o el mundo en general.
  • Aumento de la ansiedad y la angustia: Las personas con TEPT pueden experimentar altos niveles de ansiedad y angustia, especialmente cuando se enfrentan a situaciones que les recuerdan el evento traumático. Pueden experimentar ataques de pánico, sudoración, taquicardia, dificultad para respirar y sensación de estar fuera de control.
  • Emociones intensas: Las personas con Trastorno de Estrés Postraumático pueden experimentar emociones intensas y cambios de humor repentinos. Pueden pasar de la ira o la irritabilidad a la tristeza y la apatía en poco tiempo.

Es importante destacar que estos síntomas pueden variar de una persona a otra y no todas las personas con TEPT experimentarán todos los síntomas sobresalientes. Además, es posible que los síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático no se manifiesten inmediatamente después del evento traumático, sino que pueden aparecer semanas o incluso meses después. Si sospecha que está experimentando síntomas de TEPT, es importante buscar ayuda profesional para obtener un diagnóstico adecuado y recibir tratamiento.

Impacto del Trastorno de Estrés Postraumático en la vida diaria

El Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) es un trastorno mental que puede tener un impacto significativo en la vida diaria de las personas que lo padecen. El Trastorno de Estrés Postraumático se desarrolla después de experimentar o presenciar un evento traumático, como un accidente grave, un desastre natural, un asalto, abuso físico o sexual, o una experiencia de combate en el caso de veteranos de guerra.

Las personas con Trastorno de Estrés Postraumático suelen experimentar síntomas intrusivos, evitación, cambios negativos en el estado de ánimo y cognición, y reacción alterada. Estos síntomas pueden interferir en varios aspectos de la vida diaria, incluyendo:

  • Relaciones interpersonales: El Trastorno de Estrés Postraumático puede afectar las relaciones con la familia, amigos y seres queridos. Las personas con TEPT pueden sentirse distantes, irritables o emocionalmente desconectadas. También pueden evitar situaciones sociales o tener dificultades para confiar en los demás.
  • Funcionamiento laboral: Los síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático pueden interferir en el desempeño laboral. Las personas pueden tener dificultades para concentrarse, recordar información importante o mantener un rendimiento constante. También pueden experimentar ausentismo laboral debido a los síntomas físicos o emocionales del trastorno.
  • Actividades cotidianas: Las personas con Trastorno de Estrés Postraumático pueden evitar actividades o lugares que les recuerden el evento traumático. Esto puede limitar su participación en actividades cotidianas, como ir de compras, salir a comer o participar en eventos sociales. Además, los síntomas físicos, como el insomnio y la fatiga, pueden dificultar la realización de tareas diarias.
  • Salud física y emocional: El Trastorno de Estrés Postraumático está asociado con un mayor riesgo de problemas de salud física y emocional. Las personas con TEPT tienen más posibilidad de desarrollar trastornos de ansiedad, depresión, abuso de sustancias y trastornos del sueño. También pueden experimentar síntomas físicos, como dolores de cabeza, dolores musculares y problemas gastrointestinales.
  • Autocuidado: Los síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático pueden dificultar el autocuidado adecuado. Las personas pueden tener dificultades para mantener una dieta saludable, hacer ejercicio periódico o seguir un horario de sueño adecuado. Esto puede afectar negativamente su bienestar físico y emocional a largo plazo.

Es importante destacar que el Trastorno de Estrés Postraumático es un trastorno tratable. Las opciones de tratamiento incluyen la psicoterapia, como la terapia cognitivo-conductual (TCC) y la terapia de exposición, así como medicamentos específicos para tratar los síntomas del TEPT. Si crees que puedes estar experimentando TEPT, te recomiendo buscar ayuda profesional de un médico o psicólogo para recibir un diagnóstico adecuado y un plan de tratamiento personalizado.

Consideraciones especiales en grupos de riesgo en el Trastorno de Estrés Postraumático

En el contexto del Trastorno del Estrés Postraumático (TEPT), hay ciertos grupos de riesgo que pueden requerir consideraciones especiales debido a su vulnerabilidad a factores adicionales que pueden influir en el tratamiento. Algunos de estos grupos incluyen:

  • Niños y adolescentes: Los niños y adolescentes pueden experimentar Trastorno de Estrés Postraumático después de eventos traumáticos, y es importante adaptar el enfoque terapéutico a su edad y nivel de desarrollo. Se pueden utilizar técnicas específicas para niños, como el juego terapéutico o el uso de dibujos, para ayudar a expresar y procesar sus experiencias traumáticas de manera adecuada a su nivel de comprensión.
  • Personas mayores: Las personas mayores pueden presentar síntomas de Trastorno de Estrés Postraumático relacionados con eventos traumáticos recientes o pasados, como abuso, guerra o desastres naturales. Algunos desafíos específicos pueden incluir la presencia de problemas de memoria o de salud física. Es importante adaptar la terapia a sus necesidades individuales, ofreciendo apoyo adicional y considerando el contexto de su vida.
  • Sobrevivientes de violencia de género o abuso sexual: Aquellos que han experimentado violencia de género o abuso sexual pueden enfrentar desafíos únicos debido a la naturaleza de los eventos traumáticos y las consecuencias emocionales y psicológicas asociadas. Es fundamental trabajar con profesionales especializados en violencia de género y abuso sexual para proporcionar un entorno seguro y apoyo terapéutico adecuado.
  • Personas con comorbilidades: El Trastorno de Estrés Postraumático puede coexistir con otros trastornos mentales, como depresión, ansiedad, trastornos de uso de sustancias u otros trastornos de estrés. En estos casos, es importante tener en cuenta las comorbilidades y desarrollar un plan de tratamiento integral que aborde todas las necesidades individuales.

Es fundamental adaptar el tratamiento a las necesidades específicas de cada grupo de riesgo y considerar los factores individuales y culturales que pueden influir en la experiencia y recuperación del Trastorno de Estrés Postraumático. La colaboración interdisciplinaria entre profesionales de la salud mental y otros especialistas puede ser beneficiosa para proporcionar un enfoque integral y personalizado.

Gabinete de Psicología Montzerrat Guerra  

martes, 30 de abril de 2024

Depresión: Apoyar a un Familiar o a un Amigo

Ayuda a un familiar o a un amigo que esté afrontando depresión a que obtenga tratamiento y halle recursos.

Ayudar a una persona que tenga depresión puede ser un desafío. Si alguien que conoces tiene depresión, podrías sentirte desesperado y no saber qué hacer. Infórmate sobre cómo ayudarlo y comprenderlo, y ayúdalo a recibir los recursos que necesita.

Mientras más sepas sobre la depresión, cómo afecta a las personas y cómo se puede tratar, más preparado estarás para ayudar a alguien que te necesita.

Esto es lo que puedes hacer:

Aprende acerca de los síntomas de la depresión

Los síntomas de depresión varían según la persona. Estos son algunos de los síntomas:

  • Sentimientos de tristeza, ganas de llorar, vacío o desesperanza.
  • Arrebatos de enojo, irritabilidad o frustración, incluso por asuntos poco importantes.
  • Pérdida de interés o placer por la mayoría o todas las actividades habituales como las relaciones sexuales, los pasatiempos y los deportes.
  • Dormir demasiado o muy poco.
  • Cansancio y falta de energía, por lo que incluso las tareas pequeñas requieren mucho esfuerzo.
  • Falta de apetito y pérdida de peso, o aumento del apetito y de peso.
  • Problemas físicos sin causa aparente, como dolor de espalda o de cabeza.
  • Ansiedad, inquietud o nerviosismo.
  • Lentitud al razonar, hablar o mover el cuerpo.
  • Sentimientos de inutilidad o culpa, insistencia en fracasos anteriores o sentimiento de culpabilidad por situaciones de las que no eres responsable.
  • Problemas para pensar, concentrarte, tomar decisiones y recordar cosas.
  • Hablar frecuentemente sobre no querer vivir, pensamientos suicidas, intentos de suicidio o suicidio.

En el caso de muchas personas con depresión, los síntomas pueden interferir con las actividades laborales o escolares diarias. La depresión también puede afectar las actividades sociales y los vínculos con los demás. Otras personas pueden sentirse infelices o tristes en general sin saber por qué. Los niños y adolescentes podrían exhibir la depresión mediante el malhumor en lugar de la tristeza.

Alienta a las personas a buscar ayuda

Las personas con depresión pueden no saber o negarse a admitir que están deprimidas. Tal vez desconocen los síntomas de la depresión y piensan que sus sentimientos son normales.

Con frecuencia, sienten vergüenza de su depresión y creen, de manera errónea, que deberían poder superarla solo con fuerza de voluntad. Sin embargo, es poco probable que la depresión mejore sin tratamiento, y podría incluso empeorar. Con el tratamiento correcto, puede mejorar.

Esto es lo que puedes hacer para ayudar:

  • Habla con la persona sobre lo que viste y por qué te preocupa.
  • Explícale que la depresión es una enfermedad, no un defecto o una debilidad personal, y que suele mejorar con tratamiento.
  • Aconséjale que busque ayuda profesional. Un proveedor de atención médica es un buen punto de partida. También puedes consultar a un proveedor de atención para la salud mental, como un psicólogo o consejero matriculado.
  • Ofrece tu ayuda para preparar una lista de preguntas para hacer durante la primera cita con el proveedor de atención médica o para la salud mental.
  • Exprésale tu predisposición para ayudarla al programar citas, acompañarla a ellas y asistir a sesiones de terapia familiar.

Si la depresión de la persona es grave o podría poner en riesgo su vida, comunícate con el proveedor de atención médica o para la salud mental, o con los servicios médicos de urgencia.

Busca los signos de advertencia que indican que la depresión empeora

Las personas pueden pasar por la depresión de diferentes maneras. Al observar a una persona, puedes aprender cómo la afecta la depresión. Aprende qué hacer cuando empeora.

Ten en cuenta los siguientes aspectos:

  1. ¿Cuáles son los signos típicos de la depresión?
  2. ¿Qué comportamientos o lenguaje observas cuando la depresión empeora?
  3. ¿Qué comportamientos o lenguaje observas cuando la persona está bien?
  4. ¿Qué desencadena una depresión más grave?
  5. ¿Qué actividades ayudan más cuando la depresión empeora?

La depresión que empeora debe tratarse lo antes posible. Alienta a la persona con depresión a consultar con un proveedor de atención médica o un proveedor de atención para la salud mental a fin de crear un plan que le indique qué hacer cuando los síntomas llegan a determinado punto, por ejemplo a quién contactar. En algunos casos, es posible que el proveedor de atención médica necesite ajustar o cambiar los medicamentos, o recomendar tratamientos adicionales.

Conoce los riesgos de suicidio

Las personas con depresión corren mayor riesgo de suicidarse. Si una persona tiene una depresión grave, podría tener pensamientos suicidas en algún momento. Toma con mucha seriedad todas las señales de conducta suicida y actúa de inmediato.

Toma medidas si es necesario:

  • Hazle saber a la persona que estás preocupado. Pregúntale si tiene pensamientos suicidas o si tiene un plan para suicidarse. Tener un plan significa que es más probable que intente suicidarse.
  • Busca ayuda. Comunícate con el proveedor de atención médica, el proveedor de atención para la salud mental u otro profesional de atención médica de la persona. Habla con otros miembros de la familia o amigos cercanos sobre lo que está sucediendo.
  • Llama a la línea directa para prevención del suicidio. Pide consejos y averigua qué recursos hay disponibles en tu zona. O bien, alienta a la persona a llamar a la línea directa para hablar con un consejero. En la Línea Directa de Prevención del Suicidio y Crisis la llamada es gratuita.
  • Asegúrate de que la persona está a salvo. En lo posible, quita cualquier objeto que podría usar para intentar suicidarse. Por ejemplo, puedes guardar bajo llave o deshacerte de las armas de fuego, otro tipo de armas y medicamentos.
  • Llama de inmediato al 911 o al número local de emergencias si una persona podría hacerse daño o intentar suicidarse. Asegúrate de que la persona esté acompañada en todo momento.

Presta atención a cualquier signo de advertencia de suicidio

  • Infórmate y mantente alerta para detectar las señales de advertencia del suicidio o los pensamientos suicidas:
  • Hablar sobre el suicidio, por ejemplo, decir cosas como “Voy a matarme”, “Quisiera estar muerto” o “Desearía no haber nacido”.
  • Obtener los medios para intentar suicidarse, por ejemplo, comprar un arma o almacenar pastillas.
  • Evitar el contacto social y querer estar solo.
  • Tener cambios de humor, como euforia un día y desazón profunda e irritabilidad al día siguiente.
  • Perderse en los pensamientos sobre la muerte, el morir o la violencia.
  • Sentirse atrapado o sin esperanzas a causa de alguna situación.
  • Aumentar el consumo de alcohol o sustancias adictivas.
  • Cambiar la rutina normal, incluidos los hábitos de alimentación y sueño.
  • Hacer actividades riesgosas o autodestructivas, como consumir drogas ilícitas o conducir de manera imprudente.
  • Regalar pertenencias o poner en orden los asuntos cuando no hay motivos para hacerlo.
  • Despedirse de las personas como si no las fuera a ver de nuevo.
  • Tener cambios en la personalidad o ponerse demasiado ansioso o triste, en especial con algunas de las señales de advertencia mencionadas.

Demuestra tu apoyo

Recuerda que la depresión no es culpa de nadie. No puedes solucionar la depresión de una persona, pero tu apoyo y comprensión pueden ayudarla.

Puedes hacer lo siguiente:

  • Alienta a la persona a seguir el tratamiento. Si alguien está realizando un tratamiento para la depresión, ayúdalo a recordar que debe tomar los medicamentos recetados y asistir a las citas médicas.
  • Mantente dispuesto a escuchar. Hazle saber que te interesa cómo se siente. Cuando quiera hablar contigo, escucha con atención. Pero no des consejos ni opiniones, y no lo juzgues. La atención y la comprensión pueden ser herramientas muy beneficiosas para la recuperación.
  • Proporciona un refuerzo positivo. Algunas personas con depresión se juzgan con dureza y ven defectos en todo lo que hacen. Recuérdales sus virtudes y lo importante que son para ti y para los demás.
  • Ofrece tu ayuda. Es posible que una persona tenga dificultad para realizar algunas tareas correctamente. Propone tareas específicas que estés dispuesto a realizar. Además, pregunta si puedes hacerte cargo de alguna tarea en particular.
  • Ayuda a reducir el estrés en su vida. Elaborar una rutina habitual podría ayudar a una persona con depresión a sentir que tiene las cosas bajo control. Pregúntale si puedes hacer un cronograma de comidas, medicamentos, actividad física, contacto social y horas de dormir, y ayúdala a organizar las tareas del hogar.
  • Busca apoyo de organizaciones que pueden ayudar. Muchas organizaciones cuentan con grupos de apoyo y ofrecen asesoramiento y otros servicios para la depresión. Por ejemplo, la Alianza Nacional sobre las Enfermedades Mentales, los programas de asistencia para empleados y muchas organizaciones religiosas ofrecen ayuda para las preocupaciones relacionadas con la salud mental.
  • Si son creyentes de alguna religión, aliéntalos a participar de manera activa en las actividades relacionadas con ella. Para muchas personas, las creencias religiosas forman una parte importante de la recuperación de la depresión, ya sea que pertenezcan una comunidad religiosa organizada o que tengan creencias y realicen actividades espirituales personales.
  • Alienta a la persona a tomar medidas de cuidado personal. Esto incluye comer sano, dormir las horas apropiadas y hacer actividad física.
  • Hagan planes juntos. Invita a la persona a caminar, ver una película o realizar contigo una actividad o pasatiempo que solía disfrutar. Procura no obligarla a que haga algo.

Cuídate

Para evitar el agotamiento:

  • Pide ayuda. Cuidar de alguien con depresión no es sencillo. Pide a familiares o amigos que te ayuden. Diles lo que necesitas.
  • Toma medidas para mantenerte saludable. Tómate tiempo para ti. Haz cosas que disfrutas, realiza actividad física, reúnete con amigos y renueva tu espíritu.
  • Sé paciente. Los síntomas de la depresión mejoran con el tratamiento, pero puede llevar tiempo. Es posible que debas probar más de un tipo de medicamento o enfoque de tratamiento para encontrar el mejor para ti. Para algunas personas, los síntomas mejoran rápidamente después de comenzar el tratamiento. Para otras, puede llevar más tiempo.
Mayo Clinic

jueves, 25 de abril de 2024

Ausentismo en Pacientes en Consulta Psicológica

Todos los psicólogos nos hemos encontrado que, aún delante de nuestras muchas sugerencias de las posibles consecuencias, una cierta parte de nuestros pacientes abandonan la psicoterapia antes de que esta haya llegado, efectivamente a término. Es aquello que, en otras ramas de las ciencias de la salud, llamarían una “alta voluntaria”. Y aunque es bien cierto que, muchos de ellos, acaban retomando de nuevo la terapia, también lo es que se han dado pasos hacia atrás en el camino avanzado.
Entre estos últimos se encuentran los adolescentes, falta de adherencia al tratamiento, los pacientes con bajo nivel educativo, por mecanismo de defensa y los que dicen “las pastillas” les funcionan muy bien o no les funcionan para nada. Por tanto, cargan de “poder” al tratamiento psiquiátrico y desnudan a la psicoterapia del mismo ya que se habrán visto abocados a hacerla por orden psiquiátrica o por insistencia familiar.

En contra de lo que se pueda pensar muchas veces, abandonan el tratamiento pacientes que presentan psicopatologías severas o incluso, sintomatología severa de una psicopatología que, en principio, tendría fácil solución. El abandono supone el agravamiento de dichas patologías y no somos conscientes del daño que nos estamos infringiendo pero la familia tampoco es especialmente insistente.

Nota: No necesariamente se acude a consulta por una patología, sino como una forma de desarrollo personal. En el diván pueden tratarse "pequeños dolores" que a pesar de no ser "devastadores" merecen un lugar. Para evitar procesos a medias, aprenda a elegir un psicólogo, cómo funciona la terapia, el tiempo que dura y lo que debe y no debe ocurrir durante la psicoterapia.

Algunas consideraciones sobre los motivos más comunes de abandono de la terapia psicológica por parte de los pacientes
  1. La demanda ya no les preocupa. Cuando hablamos de demanda, en psicología, nos referimos al motivo que lleva a un paciente a la consulta de un psicólogo. Puede ocurrir que dicho motivo, al llegar a la consulta, ocupe una posición central en la vida del paciente pero al transcurrir el tiempo se adopta una nueva percepción que permite minimizar o relativizar el problema, dejando de ser central y por tanto, de preocuparnos. Sin embargo, ello no significa que este absolutamente resuelto.
  2. El paciente se ha desmotivado. En psicoterapia, existen distintas corrientes. Normalmente, cada uno de nosotros estamos adscritos a una de ellas. Sin embargo, diseñar un tratamiento significa tener en cuenta las peculiaridades de cada paciente, su carácter, el objeto de su demanda, si ya venía motivado de casa o no…”lo que no se puede es aplicar un mismo traje para todos los pacientes que entren en nuestra consulta porque a unos les quedará corto, a otros largo, otros lo romperán, a otros les irá holgado” y estos acabarán sintiendo que la  terapia “no sirve para nada” o “no me hace nada” o “no noto nada diferente”, se desmotivarán y acabarán abandonando.
  3. Expectativas demasiado elevadas respecto a resultados inmediatos. Otras veces, se abandona porque el paciente, al inicio del tratamiento, tiene unas expectativas demasiado altas respecto a la resolución casi inmediata de su problema. Aunque a estos pacientes se les avisa, al inicio, de que la psicoterapia es un proceso muy eficaz, por otra parte, depende de lo que presente el paciente, podría ser lenta ya que necesita su tiempo para poner en orden el revuelto armario emocional que lleva a consulta, de hecho, esta es una de las funciones más importantes del psicoterapeuta durante las primeras sesiones: nivelar las expectativas hasta un nivel razonable para no acabar provocándose el abandono por no haber satisfecho la idea con que el paciente llegaba a consulta y que forman parte de ese “pensamiento mágico” del que ya hemos hablado, el simple hecho de sentarse en el sofá del terapeuta o de traspasar su puerta ya remedia su problema.
  4. Desconocer el número de sesiones que precisará el paciente durante la terapia. Se ha observado que se consigue una mejor alianza terapéutica cuando desde el inicio el paciente tiene una idea aproximada de cuántas sesiones necesitará para cumplimentar su tratamiento. También es cierto que, a excepción de en determinados casos, en pacientes de corte psiquiátricos o en las terapias de parejas, es difícil dar un número exacto de sesiones ya que pueden producirse muchos factores inesperados a lo largo del tratamiento, tanto por parte del paciente como del psicólogo, o puede ocurrir que el paciente no responda al tratamiento, con lo cual volveríamos a encontrarnos que el paciente abandonaría, no por incumplimiento, sino por desmotivación o, especialmente, por expectativas no cumplidas. Por tanto, mantener un objetivo en el tiempo, aunque aproximado, ayuda a que el paciente sea fiel a la psicoterapia y también, con las tareas de casa.
  5. Falta de rapport con el psicólogo. En psicoterapia, la calidad de la relación que se establece entre el paciente y el psicoterapeuta es básica, ya que si el paciente percibe que no existe una conexión con el psicólogo, que no le comprende o que minimiza sus problemas, el tratamiento fracasará por abandono del paciente.
  6. Incumplimiento de las tareas para casa. La psicoterapia cognitivo-conductual, en el espacio intersesiones se basa en “tareas para casa”  que los pacientes deben realizar fuera de la consulta. Sin embargo, muchos de ellos creen que el tratamiento, acaba cuando finaliza la sesión y no vuelven a pensar en él hasta la siguiente sesión ya sea por pereza, por considerar que los ejercicios no son necesarios o que “no servirán para nada”. Esto implica que el tratamiento se retrasará, las expectativas de las que antes hablábamos no se cumplirán, y como resultado, aparecerá la frustración y la desmotivación que produce el abandono.
  7. Actitudes inadecuadas del psicólogo. Frecuentemente, los pacientes que interrumpen su tratamiento repentinamente hacen responsable al psicólogo del abandono, lo cual no significa que siempre sea así pero sí que es cierto que,  en algunos casos, determinadas actitudes sí pueden acabar intencionadamente con la psicoterapia. La mayoría de dichos pacientes afirman que han existido problemas como falta de competencia profesional, la personalidad del terapeuta  o la contradicción entre su discurso y los valores del paciente.
  8. Negación a profundizar en algunos temas. (cuando la negación es prolongada) Cuando un paciente acude a la consulta de un  psicólogo, normalmente lo hace con una demanda, es decir, con un problema que pretende solucionar. Pero, generalmente, este problema es sólo un síntoma de un conflicto más profundo. Por ello, y a pesar de que el paciente piensa en tratar su tema de demanda e, incluso, muchas veces, dice “pero eso ya lo tengo superado, y no quiero hablar de ello”, lo que nos está diciendo el síntoma es que, en realidad, no está tan superado como cree y por tanto, es necesario hablar de ello. Y aquí empieza uno de los puntos de conflicto, tenemos un paciente que se niega a hablar de algo necesario, un psicólogo que necesita que el paciente exprese sus emociones y se libere, para poder continuar y la psicoterapia que queda frenada, no avanza, generando frustración, tanto en el psicólogo como en el paciente, quien prefiere abandonar la psicoterapia.
  9. Negación al cambio. En contra de lo que pueda parecer, muchos pacientes abandonan la terapia justo cuando empiezan a mejorar porque creen que ya no la necesitan con lo cual hay una elevadísima probabilidad de recaída. Esto se debe a que suele existir una cierta negación al cambio, de la misma manera que existe negación a profundizar en el síntoma. No podemos olvidar que cualquier tipo de patología que se ha arrastrado durante un cierto tiempo, la llegamos a interiorizar y es entonces cuando el cambio puede asustar de la misma manera que asusta todo aquello que no controlamos, que sea novedoso, aunque este es un proceso que se da a nivel inconsciente.
  10. Consejo de otro profesional de una corriente teórica distinta. Algunos pacientes no se contentan con el criterio de un profesional sino que busca opiniones de diferentes profesionales. Es el caso de los pacientes que abandonan la terapia para iniciar otra pero ¡sorpresa! De una corriente teórica distinta, de hecho, son pacientes que van de un psicólogo a otro en la búsqueda de que confirmen sus creencias o sus opiniones y que el psicólogo puede ya intuir, más o menos, que se producirá un abandono cuando una de sus primeras frases es “eres la tercera psicóloga que tengo. A las otras dos, las dejé… ya te contaré”
Conclusión

Una de las desventajas de la práctica privada, es la necesidad de atender y cumplir con los tiempos. Nos lamentamos por los espacios vacíos en nuestros horarios cuando los pacientes no se presentan o no llaman con antelación para notificarnos que no va a venir. Hacen perder una cita que otro paciente habría ocupado felizmente o por atención urgencia. Por supuesto, pasan cosas en la vida y una cita se pierde o se olvida. Como miembro de la especie humana, me puede pasar alguna vez. Sin embargo, muchos de los pacientes que se ausentan se habían puesto en contacto directamente un día antes o con nuestro personal para solicitar, confirmar su turno de atención, y siempre en la primera cita se hace un contrato verbal para prevenir estas situaciones adonde la ausencia es inexcusable. Como también es una obligación del profesional no retener "en vano" al paciente. Evitar el riesgo de la iatrogenia y malas praxis “ante todo, no hacer daño” en el ejercicio profesional del psicólogo.

El mayor riesgo del abandono terapéutico y/o la inasistencia, es el fortalecimiento del síntoma.

En mi actual mundo profesional, no asistir a su cita, es un vacío, qué significa inevitablemente tiempo e ingresos perdidos y la imposibilidad de atender a alguien más. Cuando un paciente pierde su cita psicológica programada, afecta algo más que su salud, afecta a la rentabilidad de un especialista. 

"Nuestra ética está en no hacer uso de ese poder nada más que para ayudarle y no permitir que nos entrone en un lugar del cual no nos pueda mover nunca y nos necesite para siempre".


miércoles, 24 de abril de 2024

Depresión de Alto Funcionamiento

Quizás nunca hayas oído hablar de la depresión de alto funcionamiento. Este tipo de depresión está muy presente entre nosotros. Y es que de entre todos los tipos de depresión, es justo esta la que se sale de los estándares esperados de dicha enfermedad mental.

T D P

Se puede tener una vida perfecta en apariencia, pero no plena. Porque se puede disfrutar de muchas actividades y aficiones, pero que no te acaben de llenar. A pesar de esa apariencia externa, hay algo dentro de ti que no te permite ilusionarte, motivarte y, en definitiva, ser feliz.

Es por ello que me gustaría explicarte qué es la depresión de alto funcionamiento para que, si te sientes identificado con sus síntomas, ofrecerte la mejor ayuda posible para poder superarla.

¿Qué es y qué síntomas presenta la depresión de alto funcionamiento? ¿Crees que padeces depresión de alto funcionamiento? Permite que te ayude:

¿Qué es y qué síntomas presenta la depresión de alto funcionamiento?

También conocida como depresión de alta funcionalidad o distimia, te permite vivir tus rutinas diarias, tu trabajo, eventos familiares y aficiones con total normalidad, pero en el fondo te sientes desmotivado, desilusionado y cada vez te cuesta más disfrutar de los placeres de la vida.

Pero a diferencia de otro tipo de depresiones, no te deja postrado en la cama entre tristeza y lágrimas, sino que eres capaz de levantarte de ella cada mañana y cumplir tus obligaciones. Es decir, sigues con normalidad tu vida cuando tienes depresión de alto funcionamiento.

Ahora bien, pese a ser bastante difícil de diagnosticar, hay algunos síntomas que ayudan a tratar de comprender los procesos mentales en cada persona y saber si es posible que esté sufriendo dicho trastorno. Conoce algunos de ellos:

Dificultad para experimentar alegría, ilusión y motivación

Porque lo que antes te llenaba, ya no lo hace. Las aficiones que durante tanto tiempo te han aportado felicidad se sienten grises y aburridas. Te da igual que gane tu equipo favorito, y celebras con indiferencia cualquier éxito personal o de personas cercanas.

Las personas que padecen esta depresión tampoco están muy abiertas a nuevas experiencias, cerrándose en su zona de confort y en ese circuito diario que les aporta seguridad y rutina.

Y quizás sí les interese probar cosas nuevas en el fondo, pero también hay algo dentro de ellas que les retiene a lanzarse.

Lo que podría ser un bajón emocional temporal se convierte en algo a largo plazo que puede durar semanas, meses e incluso años. Esta incapacidad por sentir plenitud no solo afectará a la propia persona, sino a sus relaciones sociales e incluso a los vínculos familiares.

Autocrítica implacable

De cualquier error se forma una montaña, eres capaz de fustigarte durante varios días por esa estupidez que cometiste y te arrepientes de que esa falta de energía no te haya permitido hacer las cosas de manera diferente. Pero aun así, no encuentras fuerzas para ponerle remedio.

La autocrítica se acentúa con la depresión de alto funcionamiento. Y es que pese a poder hacer las cosas perfectas, como siempre, hay pequeños detalles que te rechinan; e incluso puedes creer que tu esfuerzo ha sido insuficiente, pese a que los demás te feliciten por tu trabajo.

Creerás que eres insuficiente, que no eres válido y poco a poco esos pensamientos saboteadores minarán tu autoestima. Dejarás de ser objetivo ante tus propios éxitos y logros para permitir que el sentimiento de frustración siempre esté presente, aunque no hayas cometido ni siquiera un error.

Las cosas pequeñas se magnifican

Esas situaciones cotidianas que antes pasabas por alto, ahora se convierten en otro granito de arena en tu zapato. Gestos, palabras, ruidos e incluso actitudes que podrían ser inofensivas ahora te hacen sentir irritado y molesto.

La depresión de alto funcionamiento reduce el límite de tolerancia ante estas situaciones, haciéndote más sensible a que te generen malestar y, en definitiva, que se te vaya acumulando negatividad en tu interior que estallará tarde o temprano.

Utilización de estrategias propias de afrontamiento

Los síntomas a veces persisten tanto que el propio afectado por la depresión trata de buscar una solución. Es por ello que de forma inconsciente acude a las estrategias de afrontamiento, centrándose primero en el problema, luego en las emociones y por último, la evitación.

Centrarse en el problema suelen utilizarse cuando la situación aún es controlable y se puede remediar, modificando el origen del problema para que este no afecte a la persona. Pero si se vuelve incontrolable y no se puede solucionar, emergen las emociones y se debe lidiar con ellas, por ejemplo, cuando las cosas pequeñas se magnifican.

Por último, las estrategias de evitación se utilizan para evadirse del problema, para darle una patada a la pelota y esperar que en el futuro se solucione. La distracción en otras tareas ayuda a tomar distancia, evitar el estrés de afrontar la situación de frente y crea un hábito que no facilitará la resolución de los problemas.

¿Crees que padeces depresión de alto funcionamiento?

Muchas personas que sufren este tipo de depresión necesitan ayuda y nunca acaban por conseguirla, ya sea porque creen que sus síntomas no son tan graves o porque ni siquiera saben que padecen esta enfermedad.

No es fácil superar sus síntomas, sobre todo cuando han arraigado durante mucho tiempo sin tratarlos. Es por ello que muchas personas que necesitan ayuda para vencer a la depresión de alto funcionamiento se resisten a cambios que rompen su normalidad creada a través de años de rutina.

Si crees que sufres depresión con alta funcionalidad, no te quedes con la duda: acude a un profesional que te ayude a despejar cualquier incógnita, diagnosticarte de forma adecuada y comenzar a trabajar para vivir con más ilusión, motivación y felicidad.


Iratxe López, Doctora en Psicología y Psicóloga Clínica.