Una pareja sana es
aquella que puede ejercer una comunicación efectiva, clara y congruente. Es
decir, ambos integrantes pueden expresarse libremente, manifestar sus
pensamientos y emociones, sintiéndose poco juzgado por el otro. Asimismo, esta comunicación tiene como objetivo
principal llegar a acuerdos y por lo tanto, a un nuevo equilibrio.
Del mismo modo, el
respeto al espacio de la otra persona, ya sea laboral, escolar, religioso,
familiar o personal, es de vital importancia. La pareja no es sinónimo de
fusión, por lo que es necesario que cada uno cuente con un espacio para poder
realizarse y desarrollarse como persona.
Siguiendo a Judith S. Wallerstein se incluyen en este artículo las funciones psicológicas que hay que cumplir para incrementar la posibilidad de éxito en las relaciones de pareja. La base son las investigaciones que ha seguido la autora citada.
Siguiendo a Judith S. Wallerstein se incluyen en este artículo las funciones psicológicas que hay que cumplir para incrementar la posibilidad de éxito en las relaciones de pareja. La base son las investigaciones que ha seguido la autora citada.
Su propuesta es
potenciar la estructura interna de la pareja basada en la pasión, la intimidad
y el compromiso junto con su papel que tiene en la sociedad como entidad única
y diferenciada.
Actuación en el amor
La teoría triangular
del amor incluye la pasión, la intimidad y el compromiso. Para potenciar y
conseguir una relación de pareja plena hay que actuar en las tres vertientes.
Incrementar la pasión. Para lo que es preciso:
Conservar las imágenes
románticas, idealizadas iniciales que se han tenido del otro, y que hicieron
que te enamoraras de él, ayuda a enfrentar las realidades y cambios que imprime
el tiempo tanto en el cuerpo con los achaques normales de la edad, como con las
manías y costumbres que se van desarrollando o perdiendo con la rutina de la convivencia
.
Mantener la admiración
por la pareja.
Establecer una relación
sexual rica y placentera y protegerse de las interferencias que pueden surgir
debidas a las obligaciones laborales y familiares. La rutina es el peor de los
enemigos del deseo y el disfrute sexual. Es preciso innovar y para ello la
imaginación, la fantasía y el humor son medios extraordinarios.
Preservar e incrementar
la intimidad:
Construir un fuerte
compañerismo basado en la intimidad y la identidad, que permita al mismo tiempo
poner límites al otro para proteger la autonomía de los dos.
Usar el humor y la risa
para poner las cosas en perspectiva y evitar el aburrimiento y el aislamiento.
Las tareas propias del
cuidado de los niños son muy absorbentes. Hay que tener en cuenta como se
incrementan debido a las crecientes exigencias laborales, que llevan cada día
más tiempo. El peligro reside en perder relación entre los dos, pasando a
tenerla siempre mediada por los hijos. En esas circunstancias, es preciso
dedicar un tiempo y un espacio a la relación. Es necesario proteger la
intimidad propia, la del otro y por supuesto como pareja.
Mantener y ampliar el
compromiso en la pareja.
Mantener el vínculo de
la pareja en la adversidad. La pareja tiene que ser un paraíso en el que los
componentes son capaces de expresar sus diferencias, enfados y conflictos. De
forma que cuando las cosas van mal fuera, uno pueda llegar a casa y tener un
oasis de tranquilidad, de apoyo y comprensión. Por supuesto, no exentas de
discrepancia. Establecer medios de comunicación segura, que permitan manifestar
la propia opinión, sin que el otro se sienta ofendido o rechazado es un
elemento importante para incrementar la aceptación mutua.
Cuidarse y confortarse
mutuamente, satisfaciendo las necesidades de dependencia de cada uno y
ofreciendo apoyo y ánimo constante. Como
se ha dicho, es importante en la adversidad, pero se trata de hacerlo de forma
cotidiana.
Atención a las
inevitables crisis vitales que pasamos en la vida. Se ha mencionado el
nacimiento de los hijos, o las adversidades; pero las crisis nos acompañan en
nuestro desarrollo personal con el transcurso del tiempo. El nacimiento del los
hijos, o la falta de hijos, los ascensos en el trabajo, los cambios hormonales
como la menopausia, el abandono del hogar por los hijos, la jubilación, etc.
Son crisis que ponen en cuestión y modifican la relación en la pareja, que se
debe ajustar a las nuevas circunstancias. Saber y comprender que se está en una
de esas crisis ayuda. Potenciar la comunicación y el apoyo mutuo asegura la
superación de estos cambios.
La costumbre nos hace
ver las cosas de forma distorsionada. Cuando tenemos algo y estamos
acostumbrados a ello, percibimos principalmente los defectos y lo que le falta,
pero cuando lo perdemos, minimizamos los problemas y echamos de menos todo lo
que realmente nos aportaba. Por eso, un buen ejercicio para fortalecer la
pareja es imaginarse de vez en cuando lo que perderíamos si no estuviese con
nosotros.
Finalmente, el
amor, la confianza, la comunicación, el respeto mutuo, el apoyo y la
comprensión, serán las bases para construir y potenciar una sana
relación de pareja, así como también la capacidad de ambos para llegar a acuerdos
y solucionar problemas.
Cuando las peleas se
incrementan y hay una incapacidad para regresar al equilibrio, quizá sea
momento de dialogar o de buscar apoyo de un profesional, pues este tipo de situaciones
pudieran ser provocados por problemas
personales (pasados o presentes) que dificultan la comunicación o
resentimientos que se han acumulado dentro de la pareja.