martes, 13 de noviembre de 2018

Trastorno Afectivo Estacional

¿Qué es?

En estaciones del año como otoño e invierno, la sensibilidad a los cambios estacionales y la reducción de luz solar pueden afectarnos tanto físicamente como anímicamente. Este cuadro clínico se conoce como Trastorno Afectivo Estacional (TAE). Cursa con síntomas de distimia (bajo estado de ánimo), irritabilidad y alteraciones del sueño, que suelen remitir con el cambio de estación, cuando aparece el buen tiempo y los días son más largos.
¿A quién afecta?

El TAE se presenta aproximadamente en 6 de cada 100 personas. Aunque puede presentarse durante la niñez y al inicio de la adolescencia, es más común en los adolescentes mayores y al inicio de la etapa adulta, comenzando normalmente poco después de los 20 años. Como otras formas de depresión, las mujeres tienen una probabilidad 4 veces mayor de desarrollar TAE que los hombres, los mismo que las personas con parientes que han experimentado depresión. Además, la biología, la química cerebral, los antecedentes familiares, el medio ambiente y las experiencias de vida individuales pueden hacer que ciertas personas tengan más propensión a desarrollar TAE y otras formas de depresión. Estudios abalan que el 15% de la población general padece este trastorno.

Causas

Se desconoce la causa concreta de este trastorno, pero los estudios actuales lo relacionan con dos factores fundamentales:
  • La luz ambiental
  • La regulación hormonal
Aunque se han estudiado diversas teorías, los investigadores en este campo coinciden que la aparición de esta bajada del estado anímico es desencadenada por la respuesta del cerebro a la disminución de la luz natural. Concretamente, se le ha relacionado con hormonas clave tales como la melatonina y la serotonina que ayudan a regular los ciclos del sueño-alerta, la energía, y el estado anímico. Los días más cortos y el incremento de las horas de oscuridad en otoño y del invierno pueden causar un aumento de los niveles de melatonina y una disminución de los niveles de serotonina, pudiendo así crear condiciones biológicas para un bajo estado anímico.

Explicación: La melatonina es una hormona que se encuentra de forma natural en el cuerpo humano cuya función principal es regular los ciclos de sueño y vigilia, antioxidante, combate los radicales libres y está estrechamente vinculada al estado de ánimo. Nuestros niveles naturales de melatonina comienzan a aumentar por la tarde, se mantienen altos durante casi toda la noche y disminuyen cuando sale el sol. Con la serotonina, ocurre lo contrario, ya que ésta aumentará cuando la persona esté expuesta a la luz solar por lo que en invierno estos niveles suelen ser más bajos y ello está asociado a la tristeza e incluso a la depresión. La luz natural activa la serotonina, la dopamina y la noradrenalina, todos ellos son neurotransmisores encargados de estimular las neuronas o células cerebrales. Si estos neurotransmisores no reciben suficiente luz solar, su actividad disminuye siendo deficitaria la transmisión de mensajes químicos intercelulares. Ello puede provocar tristeza, irritabilidad y en algunos casos incluso un cuadro depresivo. La luz solar también controla la glándula pineal, que segrega melatonina, hormona responsable de las emociones y del control biológico del organismo según sea de día o de noche, así como en los cambios de estación. Por ello si la luz disminuye, como ocurre en otoño e invierno, pueden aparecer desequilibrios hormonales que nos afectan de forma directa a nuestro estado anímico.

Los síntomas del TAE pueden ser:
  • Tristeza, desesperanza, irritabilidad y ansiedad
  • Aumento de sueño
  • Aislamiento social
  • Fatiga
  • Reducción del ejercicio físico, movimientos lentos
  • Problemas físicos, como dolores de cabeza
  • Menor tolerancia a la frustración (mayor sensibilidad a lo negativo)
  • Pérdida de interés en el trabajo y otras actividades
  • Cambios en la dieta, normalmente asociados con una mayor ingesta calórica.
Nota: Estos leves síntomas pueden deberse no sólo a la reducción de luz solar, sino a una sensibilidad a los cambios estacionales.

En los casos de depresión de invierno, los síntomas más comunes son: cambios en el apetito, aumento de peso, fatiga, somnolencia (poco común en otros tipos de depresión), desesperación, irritabilidad, ansiedad y anhedonía.  En la depresión de verano existe falta de apetito, pérdida de peso, insomnio, irritabilidad y ansiedad.​

¿Cómo combatir el estrés estacional?
  1. Dieta variada y equilibrada.
  2. Los hidratos de carbono, principal fuente de energía que proporciona glucosa, son indispensables para el sistema nervioso.
  3. También ciertos aminoácidos como el triptófano aumentan la producción de serotonina y tiroxina, para ello se amplían en la dieta, la Vitamina B y el Magnesio que pueden ser también un buen complemento en las estaciones otoñales e invernales.
  4. Ejercicio físico de día, a poder ser expuesto al sol.
  5. Mantener una vida social activa.
  6. Establecer unos buenos hábitos de sueño.
  7. Pasear al aire libre.
  8. Reír más y ocuparse en actividades creativas.
  9. Suplementación con melatonina.
  10. En casos más acusados donde los síntomas sean más marcados luminoterapia, psicoterapia y/o farmacoterapia.
¿Cuál es el tratamiento para el trastorno afectivo estacional?

El tratamiento se basa en antidepresivos, psicoterapia y fototerapia. Esta última es para que el cuerpo reciba el balance de luz normal que necesita y por tanto todas las vitaminas se vuelvan a desarrollar en el organismo. Por otra parte los síntomas psíquicos también deben ser tratados para no derivar en una depresión severa que impida el funcionamiento cotidiano de la persona.

Nota: Se ha comprobado que la exposición repetida a luces brillantes (como el caso de lámparas fluorescentes) es efectiva como tratamiento, probablemente por la implicación de la luz en la restauración de los niveles de serotonina.

Como prevención, quiero recordar a aquellas personas que han padecido durante el curso de su vida depresión, ansiedad y otros trastornos afectivos, que los síntomas de bajo estado de ánimo estacional pueden desencadenar cierto temor a recaídas. Si tales síntomas se agravan o bien persisten en el tiempo, recomiendo consultar con su especialista.




lunes, 12 de noviembre de 2018

Drogas en el Embarazo

Cuando está embarazada, es importante que preste atención a lo que pone en su cuerpo. Consumo de drogas ilegales no es seguro para el feto o la madre. 
Los estudios han demostrado que el consumo de drogas ilegales durante el embarazo puede resultar en aborto espontáneo, bajo peso al nacer, parto prematuro, desprendimiento prematuro de placenta, muerte fetal e incluso muerte materna.

Nota: Si está embarazada y está consumiendo cualquiera de estas sustancias, busque ayuda.

Lo que hacen:
  1. Tabaco. Fumar durante el embarazo traspasa nicotina, monóxido de carbono y otras sustancias dañinas al bebé. Esto puede causar muchos problemas para el desarrollo del feto. Aumenta el riesgo de que su bebé nazca con bajo peso, prematuro o con defectos congénitos. Fumar también puede afectar a los bebés después de nacer. Podría estar en mayor riesgo de desarrollar enfermedades como asma u obesidad. También puede tener mayor riesgo de morir de síndrome de muerte súbita. Disminuye los movimientos respiratorios fetales, altera la frecuencia cardíaca y representa un mayor riesgo de parto prematuro y de abortos espontáneos, así como de retardo del crecimiento fetal.
  2. Marihuana. Los estudios sobre su consumo por embarazadas no aportan datos concluyentes, ya que esta droga siempre se usa en combinación con tabaco y alcohol; sin embargo, puede estar relacionada con bajo peso al nacer y parto prematuro. Provoca que llegue menos oxígeno y nutrientes al feto, por lo que es común que nazca con un alto riesgo de desarrollar desórdenes de atención y problemas de aprendizaje que no pueden ser detectados hasta la edad escolar.
  3. Alcohol. Se registra desde un ligero a grave retraso mental, distracción, falta de concentración, retraso al hablar, problemas para oír o ver, problemas al relacionarse con otras personas y en controlar su comportamiento.
  4. Inhalables. El solvente orgánico utilizado en pinturas y pegamentos industriales causa deformidades semejantes a las ocasionadas por el alcohol.
  5. PCP Y LSD. Uso de PCP durante el embarazo puede llevar a bajo peso al nacer, control muscular deficiente, daño cerebral y síndrome de abstinencia si se utiliza con frecuencia. Los síntomas de abstinencia incluyen letargo que alterna con temblores. LSD puede provocar defectos de nacimiento si se usa con frecuencia.
  6. Cocaína. Reduce el apetito de la madre y causa contracción de los vasos sanguíneos; en consecuencia, se perjudica el desarrollo del feto y existe mayor posibilidad de parto prematuro o de que la placenta se separe de la pared del útero, causando hemorragia. Interfiere con el flujo de oxígeno y nutrientes que recibe el feto. Al nacer suelen tener un peso y tamaño mucho menor que el que tendría un bebé cuya madre no consumió drogas en el embarazo. Además, tienden a tener la cabeza más pequeña, lo que puede indicar que el cerebro también lo es.
  7. Heroína. Puede causar nacimiento prematuro, escaso desarrollo fetal, problemas neurológicos y de comportamiento e, incluso, la muerte del bebé. Los pequeños desarrollan la adicción desde que están en el vientre, por lo que durante los primeros días o semanas de nacimiento presentan síndrome de abstinencia, que causa irritabilidad, disminución de los estados de alerta, temblores, movimientos anormales, hipertonía (tensión exagerada del tono muscular) y alteraciones del sueño. Durante el primer año de vida son frecuentes los trastornos de coordinación motora y altos niveles de actividad, además de poco auto-control.
  8. Metanfetaminas. Elevan la presión arterial de la mujer y su ritmo cardíaco, lo que puede derivar en daño cerebral en el feto, nacimiento prematuro, crecimiento lento y aborto espontáneo.
  9. Abuso de medicamentos recetados. Si está tomando medicamentos recetados, siga cuidadosamente las instrucciones de su proveedor de atención médica. Puede ser peligroso tomar más dosis que lo debido, usarlos para drogarse o tomar los medicamentos de otra persona. Por ejemplo, el uso indebido de opioides puede causar defectos congénitos, abstinencia en el bebé o incluso la pérdida del bebé.
Casi todas las mujeres deben cambiar su estilo de vida durante el embarazo, lo que en algunos casos sólo requiere actividad física y dieta equilibrada.

Hacer frente a una adicción requiere de varios factores como la decisión para superarla, el apoyo de los seres queridos y de manera fundamental, recibir atención especializada. Si bien el panorama se ensombrece cuando existe alguna adicción, es posible seguir tratamiento de desintoxicación y control prenatal estricto para que la gestación sea lo más sana posible.


Articulo para revisión: www.mysu.org.uy/wp-content/uploads/2015/07/Consumo-de-drogas-durante-el-embarazo-Revision-MSP.pdf

martes, 6 de noviembre de 2018

Recomendaciones para Fomentar la Salud Mental de los Niños: Consejos para Padres y Educadores

Los problemas de salud mental en niños y adolescentes han aumentado en los últimos años, manifestándose en edades cada vez más tempranas.
En su empeño de fomentar la salud mental en el ámbito escolar, la Asociación de Psicólogos Educativos de EE.UU. (National Association of School Psychologists. NASP), ha elaborado un documento con una serie de recomendaciones para los padres y profesores, a tener en cuenta si se quiere fomentar la salud mental de los niños y adolescentes en el ámbito educativo:
  1. Crear un sentido de pertenencia. Crear relaciones sólidas y positivas entre los estudiantes, los profesores y los padres es importante para promover el bienestar. Sentirse aceptado por los demás y confiar en los compañeros y en ellos mismos, es fundamental para una buena adaptación.
  2. Promover la resiliencia. Las adversidades forman parte de la vida y ser resiliente es importante para superar los desafíos y tener una buena salud mental. Sentirse que forman parte de la escuela, ayudar a los demás y enfrentar con éxito situaciones difíciles pueden contribuir a fomentar la resiliencia.
  3. Desarrollar competencias. Los niños necesitan saber que pueden superar los desafíos y lograr los objetivos a través de sus acciones. Lograr un buen rendimiento académico, así como desarrollar talentos e intereses individuales, les ayuda a sentirse competentes y más capaces de manejar el estrés positivamente. La competencia social, es decir tener amigos y relaciones cercanas, puede ayudar a mejorar el bienestar mental.
  4. Asegurar un ambiente escolar positivo y seguro. Sentirse seguro en la escuela es fundamental para el aprendizaje y para la salud mental de los estudiantes. Hay que promover conductas positivas como el respeto y la responsabilidad, así como prevenir conductas negativas como la intimidación y el acoso. Para ello hay que proporcionar reglas de conducta comprensibles y prácticas de disciplina justas. Hay que enseñar a los niños a trabajar juntos para enfrentarse a las dificultades, animándoles a acercarse a los niños más solitarios.
  5. Enseñar y fomentar la toma de decisiones. Conviene trabajar las habilidades sociales, la resolución de problemas y la resolución de conflictos para tener una buena salud mental. Si se consigue que tengan experiencias exitosas, se consigue reforzar los comportamientos positivos y tenderán a repetirlos.
  6. Animar a ayudar a otros. Las conductas prosociales desarrollan la autoestima, fomentan la conexión y refuerzan la responsabilidad personal. Ayudar a los demás hace que se sientan parte del entorno.
  7. Fomentar la buena salud física. Una buena salud física respalda una buena salud mental. Hábitos alimenticios saludables, ejercicio regular y pautas de descanso adecuadas, protegen a los niños contra el estrés de las situaciones difíciles. El ejercicio también ayuda a reducir las emociones negativas, como la ansiedad, la ira o la depresión.
  8. Educar a los profesores, padres y estudiantes sobre los síntomas más habituales de los problemas de salud mental. La información ayuda a romper el estigma que hay en torno a la salud mental y permite reconocer cuándo tienen que pedir ayuda. Profesionales de la salud mental infantil pueden proporcionar información útil sobre los síntomas de problemas como la depresión o el riesgo de suicidio (como por ejemplo: cambio de hábitos, retraimiento, disminución del rendimiento académico o aumento de quejas físicas).
  9. Asegurar el acceso a servicios de salud mental en la escuela. Proporcionar servicios de salud mental para estudiantes que van desde la promoción del bienestar, hasta la evaluación e intervención tempranas, intervención en crisis, asesoramiento o derivación a otros servicios.
  10. Proporcionar servicios de salud mental. Los servicios de salud mental escolar deberían ser parte de un continuo de atención a la salud de los niños y los adolescentes.
  11. Establecer un equipo de respuesta en crisis. Estar preparado para responder a una crisis es importante para salvaguardar el estado mental y físico de los estudiantes. Además de la seguridad, se debe proporcionar servicios de prevención, intervención y post-intervención en salud mental.
Se destaca la importancia de prevenir y detectar precozmente las dificultades, y subrayo la necesidad de realizar una atención integral del niño y adolescente, abordando la prevención “desde la corriente psicoterapéutica y psicoeducativa”. 

En lo que al tratamiento se refiere, nosotros los profesionales proponemos que la atención sea más individualizada, interdisciplinaria y especializada, y recalcar la importancia de “dar voz” a los niños e implicar a la familia en los tratamientos, dotando a esta última de herramientas que les permitan afrontar las dificultades asociadas a los procesos de sus hijos.


Fuente: Supporting Children’s Mental Health: Tips for Parents and Educators

martes, 30 de octubre de 2018

Enfermedades Mentales: la Detección Precoz, Clave en el Tratamiento

Una de cada cuatro personas experimenta a lo largo de su vida un trastorno mental común.
Pero, ¿qué es la salud mental? Se trata de "un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad". Por lo tanto, siguiendo esta línea, se destaca que las enfermedades o trastornos mentales dificultan la adaptación de quienes los padecen "al entorno cultural y social en que viven y crean alguna forma de malestar subjetivo".

En la actualidad, la OMS ha determinado 400 tipos distintos de enfermedades y problemas de salud mental, y todos presentan distintas manifestaciones. Sin embargo, y a pesar de esta importante cantidad de afecciones, todas ellas se caracterizan por una combinación de alteraciones tanto del pensamiento, como de la percepción, las emociones, la conducta y las relaciones con los demás. 

Todas ellas, se pueden agrupar en cinco grandes bloques que comprenden los Trastornos afectivos como la depresión; los Trastornos de la ansiedad como los Trastornos obsesivos compulsivos o la ansiedad, y los Trastornos psicóticos como la esquizofrenia y los Trastornos bipolares. En los otros dos bloques se encuentran los Trastornos asociados con la tercera edad, con problemas asociados a las demencias; y por último las Adicciones.

La depresión es uno de los trastornos más frecuentes, que puede afectar entre el 8% y el 15% de la población. Produce tristeza, desinterés, sentimientos de culpa y pérdida de la capacidad de disfrutar, entre otros. Puede tener su origen en algunos pacientes en un desequilibrio químico en el cerebro. La depresión en su forma más grave puede conducir al suicidio y afecta en mayor medida a las mujeres. En ocasiones la depresión puede tener relación con algún tipo de adicción.

Mientras, la ansiedad se caracteriza por la presencia de un sentimiento excesivo de preocupación, relacionado con situaciones reales. Desencadena síntomas físicos como nerviosismo, palpitaciones o desmayos, y puede desembocar en pánico.

Por otro lado enfermedades como la esquizofrenia y otro tipo de psicosis se caracterizan por anomalías del pensamiento, las emociones, el lenguaje, la percepción del yo y la conducta, y suponen un tipo de trastorno grave que suele aparecer al final de la adolescencia.

Aunque con un tratamiento farmacológico adecuado y un apoyo psicosocial, estos pacientes pueden llevar una vida productiva e integrada en la sociedad. Otro tipo de enfermedad de la salud mental es la demencia, que se caracteriza por un deterioro progresivo e irreversible de la función cognitiva. Aunque no existe un tratamiento que la cure o la revierta, si existen intervenciones que mejoran la vida de quienes padecen este tipo de trastornos y sus cuidadores y familiares.
Prevención y normalización

La OMS advierte también que cualquier individuo puede padecer algún tipo de problema o enfermedad mental. Por ejemplo, se estima que 1% de la población desarrollará alguna forma de esquizofrenia a lo largo de su vida, y en el caso de los episodios de depresión o ansiedad, algo más de un 20% de la población los ha padecido o padecerán, también en algún momento.

Pero la OMS también destaca que hay estudios que demuestran que las intervenciones de la salud pública y los programas sociales permiten promover una óptima salud mental, y prevenir los trastornos mentales y de la conducta. En base a los resultados de dichas investigaciones, la propia OMS indica que los programas psicosociales basados en las escuelas "pueden reducir la prevalencia de los trastornos de la conducta y los relacionados con el abuso de sustancias".

Por otro lado, y alineada con las actividades de prevención, las mismas investigaciones señalan que una pronta identificación de los trastornos mentales graves permite instaurar un tratamiento más eficaz y completo. Además, la mejora de la nutrición, el mayor acceso a la educación, el cuidado de la calidad del ambiente y la vivienda, y el fortalecimiento de las redes comunitarias pueden mejorar la salud mental de las poblaciones. Y es que gran parte de los problemas que sufren las personas es precisamente la falta de diagnóstico o de tratamiento.


Fuente: Levante, el Mercantil Valenciano.

jueves, 18 de octubre de 2018

Cuando Comiences a Disfrutar Estar Solo, Estas 10 Cosas Sucederán

A continuación hay diez cosas increíbles que te pasarán una vez que comiences a divertirte estando solo:
1. Recuperarás tu energía
A menudo cuando estamos rodeados de personas gastamos mucha energía. Tratamos de mantener al resto feliz, de hacerlos reír, apaciguar sus egos, leer sus emociones y todas esas otras cosas de rigor que vienen con cualquier interacción. Un poco de tiempo en solitario permite que te recargues, por lo que es bueno tomar un descanso, tanto emocional como  mental, de la interacción constante.

2. Vas a reflexionar más seguido
Tu vida siempre se mueve a un ritmo increíblemente rápido. Tan rápido de hecho, que probablemente sea raro que tengas un momento para sentarte y reflexionar sobre tu vida. Estar solo te da la oportunidad perfecta para realizar un poco de auto reflexión.

3. Te conectarás con tus propias emociones
Cuando comiences a disfrutar estar solo, ganarás una mayor perspectiva sobre tus propias emociones. Crearás un entendimiento más profundo acerca de lo que te hace feliz, lo que te molesta y lo que te entristece.

Con ese conocimiento es más fácil regular tus emociones. Pero todo comienza con el entendimiento sobre cómo te sientes, y eso sólo llega con un poco de soledad.

4. Comenzarás a hacer cosas que de verdad disfrutas
Cuando estás permanentemente acompañado por otras personas, siempre estás cediendo para encontrar soluciones que el grupo completo pueda disfrutar. Y desafortunadamente, las cosas que más quieres, podrían no siempre estar dentro de lo que el grupo quiere.

Así que es fácil divertirse estando sólo, una vez que te das cuenta que al hacerlo, tienes más libertad para realizar las cosas que realmente quieres hacer.

5. Te volverás más productivo
Estar en compañía de otros puede ser entretenido, pero también puede afectar seriamente tu productividad. Hay momentos en que la compañía de otras personas resulta ser nada más que una distracción que impide que hagas tu trabajo.

6. Vas a disfrutar de tus relaciones aún más
Cuando pasas tiempo solo de forma constante, y eventualmente comienzas a disfrutarlo, echas de menos a tus amigos. Por ello, cuando estés con ellos te darás cuenta de que también disfrutas de esas relaciones incluso más.

Esto se debe a que el tiempo que pasas solo te da a una mayor apreciación de ti mismo. Pero también te permite apreciar todas las cosas geniales que hay en las relaciones con otras personas, muchas de las cuales no podías percibir antes.

7. Te sentirás más independiente
Una vez que empieces a considerar que estar solo es agradable, vas a sentir más confianza en tu habilidad de estar sin nadie. Y eso naturalmente lleva a que te sientas más independiente.

Ya no vas a experimentar más la ansiedad o ese deseo ardiente de compañía, una vez que aprendas lo encantador que es estar solo.

8. Vas a descansar de intentar hacer feliz a los demás constantemente
La vida está llena de relaciones, y la mayoría de ellas sólo dura cuando ambas personas están felices.  Y eso se puede volver un trabajo desgastante dependiendo de con quién estás. Ahora, esto no se aplica sólo a las relaciones personales, sino a todo tipo de relaciones.

Una vez que estás solo, la única felicidad por la que te tienes que preocupar es por la tuya.

9. No tendrás que disculparte por nada
Cuando comienzas a disfrutar de estar solo, muy rápidamente verás que la soledad significa que no tienes que disculparte por lo que has hecho. Muy a menudo, hacemos cosas que terminan enojando a otras personas o hiriendo los sentimientos de alguien más y luego tenemos que disculparnos rápidamente por eso.

10. Dejarás de buscar la aprobación
Muy seguido, sentimos la necesidad de que nuestros amigos y familia nos den el visto bueno antes de hacer algo. Constantemente buscamos el consejo de otras personas acerca de lo que deberíamos hacer.

Por supuesto, hay algunas veces en las que no sólo es perfectamente aceptable pedir un consejo, sino que es necesario también. Pero por otro lado, hay veces en las que somos perfectamente capaces de actuar por nuestra cuenta, y no necesitamos buscar a los demás para que nos den las respuestas.



Fuente:www.lifehack.org/articles/communication/when-you-start-enjoy-being-alone-these-10-things-will-happen.html

martes, 16 de octubre de 2018

Tipos de Padres Tóxicos

Son aquellos que, por diferentes razones, causan sufrimiento a sus hijos a través de la manipulación, el maltrato, las demandas, desde la infancia hasta la adultez.
No todos los niños encuentran la comprensión, el cariño y la calidez necesaria del seno familiar para crecer sanos y felices. Los niños de padres tóxicos, serán adultos con baja autoestima, inseguros, sumisos y emocionalmente inestables.

Los padres tóxicos pueden causar mucho daño emocional y mental de sus hijos, y los niños a menudo se convierten en adultos dañados que luchan para establecer relaciones normales y saludables sin lograrlo, y esto es debido principalmente a que continúan aceptando el comportamiento tóxico de sus padres.

Señales para saber que tienes unos padres tóxicos
  • Priorizan sus sentimientos sobre los de sus hijos.
  • Necesitan que cuiden de ellos.
  • No quieren que su hijo crezca y sea independiente.
  • Son pasivo-agresivos.
  • Ignoran los límites.
  • Con frecuencia se señalan los defectos de sus hijos.
  • Cuentan sus problemas y piden que guarden sus secretos a los hijos.
  • Hablan a sus hijos con desprecio.
Características de un padre tóxico
Algunos de los rasgos más característicos que definen la conducta de un padre tóxico son personas:
  • Manipuladores
  • Tiranos y autoritarios
  • Muy exigentes
  • Intransigentes
  • Maltratadores física o verbalmente
  • Critican todo: los amigos de sus hijos, el tipo de familia que son, sus logros
  • Egocéntricos y egoístas, siempre anteponen sus necesidades a las de los niños
  • Culpabiliza y responsabiliza a sus hijos de su propios fracasos o frustraciones
  • Proyectan en sus propios hijos sus sueños, sus anhelos, sus fantasías...
  • Excesivamente protectores y planificadores al milímetro la vida profesional y personal de sus hijos
  • Celosos de cualquier persona que les haga felices  
Tipos de madres y padres tóxicos, éstos los principales:

Padres autoritarios y descalificadores que actúan desde el “yo exijo”
Crean hijos sumisos y excesivamente complacientes. Los hijos repiten este patrón de vínculo y lo trasladan a otras figuras de autoridad (profesores, jefes, sus maridos) con los que repetirán la misma forma de relacionarse, es decir, desde la sumisión. Como adultas, serán mujeres en extremo complacientes incluso obviando sus propias necesidades.

Padres culpabilizadoras que actúan no desde el "yo exijo" sino desde el "yo te suplico"
Es decir, que actúan desde el chantaje sentimental, para que sus hijos tomen determinadas decisiones y continúen respondiendo a sus requerimientos. En el futuro sus hijos tendrán conflictos con sus parejas debido a la intromisión periódica de estas madres en sus vidas, y les será muy difícil crear vínculos afectivos estables.

Absorbentes
El niño debe poco a poco ir haciendo su vida y descubriendo el mundo, pero esto los padres tóxicos no lo entienden. Los quieren muy cerca y para ello impiden cualquier atisbo de independencia haciéndoles sentir culpables simplemente por querer convivir con otras personas. En la adolescencia esta situación se agrava cuando aparecen amigos, novios, actividades en grupo fuera de casa…

Perfectos
“Nadie te va a querer como yo” es la frase que puede resumir este punto que esconde una autoestima inexistente en el padre o la madre, que pretende llenar su propia vida siendo el eje principal de la vida del hijo. Nadie te amará, cocinará, cuidará, vestirá como yo. Nadie te conoce igual ni te entiende ni sabe lo que necesitas. Y si no hay una persona cerca que neutralice esto, ese niño o niña crecerá aislado de la gente porque, según su progenitor, el resto del mundo en su totalidad no le querrá bien.

Competitivos
Sí, porque es posible competir con tus hijos aunque nos parezca una aberración. Hay madres que ven en sus hijas rivales y hay padres que ridiculizan a sus hijos para sobresalir. Si has tenido hijos sin ser muy consciente de lo que estabas haciendo, es posible que descargues tu frustración en ellos y que te niegues a darles cariño y comprensión, a la vez que les culpas de todo lo malo que te pasa.

Indiferentes
Hay veces que no es el control excesivo lo que hace mal, sino la falta absoluta de él. Por desgana o desinterés, se acaba dejando que el niño haga y decida su vida sin estar capacitado del todo para ello, lo que da como resultado niños con poca o ninguna tolerancia a la frustración, caprichosos y egoístas.

Manipuladores
Cambian la realidad a su antojo, se inventan lo que ha pasado. Estos padres son realmente dañinos pues les “venden” a sus hijos una realidad que no existe más que en su cabeza. La que a ellos les viene mejor. Y claro, son tus padres y eres pequeño: ¿a quién vas a creer?

Distantes
No brindan afecto ni valoran el que reciben de sus hijos. Probablemente así crecieron y repiten este triste comportamiento con sus pequeños. Éstos crecen sin recibir amor y acaban por no darlo tampoco, ya que son rechazados. Cualquier muestra de atención que tengan hacia sus padres puede ser recibida con un “es lo que debes hacer, es tu obligación”. Este vacío emocional es muy perjudicial para el niño pues en la etapa adulta desembocará en dificultades para relacionarse y en una sensación de culpa en los momentos que se sienta feliz, ya que lo han criado haciéndole creer que no tiene derecho a serlo.

Limitadores
Perpetúan los roles de género hasta el extremo, educando niñas sumisas, delicadas, femeninas e híper responsables, así como varones que no deben mostrar sus sentimientos y sí ser agresivos y despreocupados. Lo malo no es ser así por tu propia naturaleza, lo nefasto es que tu sexo defina tu forma de ser desde que naces limitando tu vida y tus deseos. Estamos en el 2018, por favor, dejemos que cada niño sea persona ante todo y desarrolle su personalidad de forma natural.

Víctimas
Su afán por llamar la atención no tiene límite: llegan incluso a “enfermarse” si se les lleva la contraria. Para conseguir que los niños hagan lo que ellos quieren aún cuando no sea sano, usan el chantaje emocional de forma deliberada, siendo peligrosísimo, pues la culpa que les hacen sentir anula el carácter y la voluntad del niño, convirtiéndose en una marioneta sin decisión.

Hay muchos más tipos de padres tóxicos, por desgracia. Ojalá entendiéramos todos que es una responsabilidad muy grande tener hijos y educarlos. Que nuestra influencia es brutal en su desarrollo como personas y que si no podemos con ello o nos desborda, debemos pedir ayuda familiar o profesional.

Todavía no existe una guía parental definitiva, puesto que cada familia tiene sus propias circunstancias, limitaciones y formas de actuar. Todo padre y madre intentan buscar lo mejor para sus hijos pero en esta búsqueda es probable que cometan errores, lo importante es darse cuenta e intentar aprender de ellos para poder ofrecer la mejor versión de sí mismo. Y si los progenitores están de acuerdo en la mayoría de límites y actitudes que deben promover hacia sus hijos, y realizan el acompañamiento del menor de un modo afectuoso y cercano, es mucho más probable que los conflictos (si hay) tarden en aparecer, y que cuando lo hagan sean de menor intensidad

¿Te identificas con alguno de estos perfiles de padre tóxico? Lo primero es reconocerlo para poder cambiarlo.


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lunes, 8 de octubre de 2018

Consecuencias de una Relación Tóxica en el Trabajo

Son muchas las personas que cada día afrontan su jornada laboral con una sensación de angustia, miedo o inseguridad. Este tipo de situaciones desagradables, sobre todo si se prolongan en el tiempo, suponen un impacto negativo en las capacidades profesionales de un trabajador y en algo mucho más importante: la salud y el estado de ánimo de la persona.
La gente feliz produce más. Parece una obviedad, pero si lo fuera todas las organizaciones pondrían especial atención en lograr un buen clima laboral en el cual cada integrante pueda sentirse pleno.

Dentro de las consecuencias personales más repetidas entre personas que sufren un mal clima laboral se pueden mencionar:
  • Estrés
  • Pérdida de autoestima
  • Falta de adaptación
  • Inseguridad
  • Alta rotación de personal
  • Frecuente ausentismo
  • Angustia
  • Falta de apetito
  • Escaso nivel de innovación
  • Baja productividad
  • Pérdida de motivación
  • Cansancio físico y mental
  • Fraudes, robos, sabotajes
  • Mala calidad del sueño
  • Lentitud en el cumplimiento de objetivos
  • Impuntualidad
  • Irritabilidad
  • Actitudes personales y laborales negativas
  • Conductas cuestionables
Indudablemente dedicarse a construir un clima laboral agradable es una decisión inteligente y una inversión a largo plazo. Las personas siempre preferimos trabajar en lugares de buen ambiente, que brindan posibilidades de realización y una sana convivencia.

Para las organizaciones resulta fundamental lograr que todos sus integrantes se sientan valorados y también es importante crear las condiciones para que germinen entre ellos relaciones sanas y coincidentes en objetivos: aportar talento y esfuerzo al crecimiento de la empresa, crecer personal y profesionalmente, obtener mejoras económicas y profesionales.

En un entorno sano, agradable y de colaboración, es mucho más factible obtener buenos resultados. En un clima positivo es frecuente encontrar:
  • Satisfacción
  • Adaptación
  • Sentimiento de pertenencia
  • Actitudes laborales positivas
  • Conductas constructivas
  • Ideas creativas para la mejora
  • Alta productividad
  • Logro de resultados
  • Baja rotación
¿Estás en un trabajo tóxico?
Señales que te indican que estás inmerso en un trabajo tóxico, y te advierten que debes tomar medidas para que esto no afecte a tu bienestar general.
  1. No te sientes parte de la empresa: Cuando sentimos rechazo hacia los valores de la organización, su funcionamiento o las políticas dentro de ésta, no estaremos a gusto en la compañía que nos ha contratado. Un bajo compromiso con la empresa y la idea de abandonarla correlacionan con niveles altos de estrés y burnout y también con la insatisfacción laboral.
  2. Mala comunicación: La comunicación es clave en cualquier empresa no solo para que funcionen mejor las cosas dentro de ésta, sino que una mala comunicación puede crear niveles altos de estrés y, como consecuencia, insatisfacción en el trabajo por parte de los empleados. Una comunicación pobre es sinónimo de un trabajo tóxico.
  3. Conflictos con tu rol: Genera un gran malestar en el trabajador, pues éste se siente confundido respecto al papel que tiene dentro de la empresa y las funciones que desempeña dentro de ésta.
  4. Mala relación con el jefe: Uno de los grandes problemas que podemos encontrar en las empresas es la mala relación entre los empleados y los superiores, que, de hecho, es uno de los grandes generadores de estrés. Esto ocurre porque una sola persona (de rango superior) ejerce una gran influencia sobre un grupo de personas, por lo que los problemas no solo son a nivel individual sino también grupal y organizacional. Un estilo de liderazgo deficiente va a crear un ambiente laboral tóxico, en el que, por ejemplo, todo un departamento puede sufrir las consecuencias.
  5. Problemas con los compañeros de trabajo y falta de trabajo en equipo: Si bien es cierto que los compañeros de trabajo pueden tener un efecto positivo en la reducción y la amortiguación del estrés laboral, pueden generar situaciones conflictivas también.
  6. Mobbing: Es el acoso psicológico que ocurre dentro de una empresa. Dicho de otro modo, es el bullying en el trabajo. El mobbing puede darse en varios niveles: entre compañeros de trabajo, de subordinado a superior (donde esta última es la víctima) o de superior a subordinado.
  7. No te gusta lo que haces: No le gusta lo que hace o bien lo hace por dinero. En estos casos, quizás sea mejor replantearse la situación para gozar de una mayor salud laboral. A veces es el hecho de no querer salir de la zona de confort lo que nos mantiene en el mismo lugar de trabajo a pesar de que no nos gusta nada.
  8. Desmotivación: Cuando no quieres acudir al trabajo, odias ver a tus compañeros, no te sientes identificado con la empresa o las horas se te pasan lentamente, es que estás desmotivado. La desmotivación puede tener muchas causas, desde que la persona no está en el puesto adecuado hasta el exceso de trabajo que tiene que soportar.
  9. Malas condiciones laborales: Hay muchos trabajadores que soportan malas condiciones de laborales (exceso de trabajo, contratos precarios, etc.) para no perder el empleo. Esta presión añadida y el miedo a poder ser despedido en cualquier momento puede causar irritabilidad, dificultad de concentración y gran ansiedad, entre otros síntomas perjudiciales.
  10. Problemas con la estructura de la organización e imposibilidad crecimiento: Muchos empleados se sienten insatisfechos en el trabajo por las malas políticas de recursos humanos de la organización o por la imposibilidad de crecer y desarrollarse dentro de la empresa. Llevar años en la empresa y ver que no hay posibilidad de mejorar, puede sentir que se encuentra en un trabajo tóxico.
  11. Estrés y burnout: Las causas pueden ser variadas; desde un exceso de trabajo prolongado, una mala relación con los superiores o trabajar de lo que a uno no le gusta no le motiva, es decir, estar en el trabajo equivocado. El estrés causa muchos problemas para los trabajadores y para la propia organización.

Fuente: Red 

miércoles, 3 de octubre de 2018

Protocolo de Contención Física para Alumnos con Trastorno de Conducta

En este artículo se pretende dar a conocer, difundir y exponer un “Protocolo de Contención Física” concebido como una herramienta de trabajo (aún en investigación y estudio), para dar respuestas efectivas a las crisis de agresividad que puedan presentar determinados alumnos con Trastornos Graves de Conducta  (en adelante TGC).
“un documento que describe las medidas a adoptar en el caso que se produzcan, por parte de un alumno con TGC, una crisis de pérdida de control con agresividad y suponga un peligro para la seguridad física de sí mismo y/o de los demás”.

Los avances en la concepción de los TGC, a la vista de las nuevas investigaciones, han permitido tener una idea más amplia y real de los alumnos que presentan este perfil y se han publicado las características esenciales para determinar dicho diagnóstico.

Desde mi experiencia respecto a las demandas recibidas, los TGC identificados en la comunidad educativa pueden dividirse en dos grandes grupos:

a) Los trastornos de conducta propiamente dichos.
b) Los trastornos de conducta derivados de una discapacidad o patología psiquiátrica que consideramos primaria.

Estos grupos se caracterizan por la heterogeneidad y en ellos, se encuentran alumnos con sintomatologías muy diversas y por lo tanto van a requerir diferentes tratamientos.

Siempre que se habla de “protocolos de contención”, se piensa, en documentos que regulan solo acciones urgentes ante una situación violenta que conlleva peligro para la integridad física del propio alumno y de los demás y son percibidos como la solución, al menos inmediata a la agresividad de un alumno fuera de control. Sin embargo, desde este artículo de investigación se quiere hacer hincapié en toda la documentación, procedimientos, actitudes, medidas, mecanismos, técnicas, etc que preceden al protocolo propiamente dicho.

Se piensa que toda intervención que se ponga en marcha para estos sujetos, independientemente de su perfil, debe ir encaminada a la prevención, y el protocolo de contención sólo debe aplicarse en caso de extrema  emergencia, una vez que han fracasado todas las medidas puestas en marcha, minimizando al máximo su aplicación. Esta aplicación del protocolo de contención  supone un fracaso en la prevención y evitación de las crisis de pérdida de control con agresividad que, en la mayoría de los casos, pueden ser extinguidas.

¿Qué es una crisis? ésta se da o produce en el momento que hay un peligro evidente para la integridad física del alumno y/o de su entorno: agarrar de los pelo, arañar, dar patadas, lanzar objetos, ruptura de mobiliario. Todas estas conductas que se producen durante la crisis son observables, medibles y cuantificables y deben ser registradas adecuadamente con un sistema simple y consensuado.

El uso de la fuerza física y la posible restricción de movimientos deben estar pues justificados por el fracaso de  otro tipo de actuaciones y/o la existencia de un riesgo inminente para la persona o terceros. Ello requiere de ciertos requisitos  para ser aplicado  y la presencia de  personal suficiente, formado y entrenado. Los docentes que participen en la aplicación del mismo deben conocer con exactitud su función. Por otra parte, todas las acciones puestas en marcha estarán dirigidas por un coordinador. 

El objeto de este protocolo es establecer dos medidas que se utilizan para evitar que se produzcan daños físicos y secuelas psíquicas:
  • El primero, el AISLAMIENTO, que consiste en la retirada del alumno hacia un espacio apropiado (si hubiera la posibilidad, se crearía un aula de “deprivación estimular”)
  • La contención física (uso de medidas físicas para la restricción del movimiento)  en la que el alumno permanece inmóvil mientras transcurre la crisis de agresividad.
Ante los primeros indicios de la crisis de agresividad (pérdida de control) aplicaremos como medidas urgentes: 

1. Aviso de ALERTA. Será necesaria la intervención de 2-3 personas. (Dependiendo del lugar donde se origine la crisis de agresividad), ya que habrá que contar siempre con un testigo presencial en el momento de aplicación de dicho protocolo.
  • El  tutor o el maestro/profesor presente ante la crisis lo comunicará al especialista de PT mediante cualquier sistema consensuado (walkie talky, móvil, señal acústica, etc.) y si procede, también intervendrá otro maestro/profesor (designado por la jefatura  de estudios). El criterio del número de personas implicadas, dependerá de las características físicas del alumno/a. Se valorará la posibilidad de contactar con personal sanitario.
2. Abordaje verbal. Que tendrá por objetivo el “enfriamiento”. Se tratará de alejarle del conflicto, mantendremos una actitud firme, evitaremos el contacto ocular, nuestra voz será calmada y el tono suave…Se debe empatizar (se frustra, no puede pensar, se enfada).

3. Medidas ambientales y conductuales. Enfocadas a la reducción de estímulos  provocadores de conductas agresivas: relajación muscular, técnicas de relajación, normas de clase…

4. Aplicación directa y directrices a tener en cuenta.
  • No debe haber gente alrededor. Una vez que se haya tomado la decisión de reducir y aislar  al alumno debe elegirse un coordinador.
  • A partir de ese momento no se deberá realizar un intercambio verbal con el alumno, excepto por el coordinador que le comunicará al alumno de forma clara que va a ser reducido y aislado debido a que ha perdido el control, y esto sucederá hasta que remita la crisis. El aula de “deprivación estimular” deberá contar con una colchoneta.    
  • Para intervenir en el desplazamiento, desde el lugar de los hechos hasta el aula de “deprivación estimular”,  debemos quitarnos los anillos, pulseras, relojes, collares, así todo lo que pueda hacer daño.  
  • El traslado del alumno se realizará sujetándolo por las piernas, a la altura de las rodillas, y por los brazos, alrededor de los codos con apoyo bajo los hombros. Hay que tener en cuenta que no deben forzarse las articulaciones.
  • La contención ha de hacerse de manera firme y segura pero teniendo en cuenta que no se debe dañar la piel o impedir la circulación sanguínea.  
  • Mantener la cabeza del alumno ligeramente levantada para disminuir sus sentimientos de indefensión.  
  • Se tumbara al alumno decúbito supino, salvo disminución de nivel de conciencia, en los que se colocará al alumno decúbito lateral izquierdo.  
  • Se inmovilizarán los brazos y con el peso del cuerpo, bloquearemos el suyo para que no pueda moverse y así no hacerse daño. Hay que procurar que le entre el máximo aire posible y vigilar los movimientos de la cabeza para que no pueda morder ni autolesionarse. 
 5. Supresión de la contención física. 
  • La supresión del episodio restrictivo tendrá lugar tras la valoración conjunta de los docentes que intervienen con el alumno.  
  • Se hará de forma progresiva a medida que aumente el autocontrol. 
  • La supresión se debe hacer con la presencia de los  docentes que han intervenido.
  • Se anotará la fecha y la hora en el que se ha suprimido la contención física.
6. Evaluación del protocolo. Se evaluará periódicamente los siguientes apartados de la ejecución del protocolo: 
  • Si se intentaron medidas alternativas.  
  • Procedimiento correcto.  
  • La cumplimentación de los informes y formularios.  
  • Información a la familia.   
  • Seguimiento adecuado.
Normalmente los docentes carecen de recursos para afrontar este tipo de crisis. Al no haber ningún tipo de protocolo al respecto, cada profesional interviene como puede, y a veces  se generan situaciones de caos y verdadero peligro. A esto se le une  el desamparo legal existente, generando en el docente un dilema. “si agarro a un niño del brazo para que no se autolesione o rompa un cristal y le fracturo un brazo… me pueden pedir responsabilidades. Pero si no le agarro y se abre la cabeza, también me van a culpar por no haber hecho nada”. Efectivamente, esta es una realidad con la que tienen que convivir muchos profesores. En la mayoría de las ocasiones el personal docente actúa de buena voluntad y se ve obligado a agarrar al alumno para que no se haga daño, pero sin aplicar ninguna técnica efectiva y segura para ambos.

Con el protocolo de contención se garantiza un procedimiento claro, concreto y eficaz de actuación, de tal manera que todo el personal sabría qué y cómo debe intervenir, minimizando riesgos. Por otra parte, también se incide en que proteger al alumno en caso de pérdida de control es una Necesidad Educativa Especial que poseen aquellos que  presentan TGC, dentro de las medidas de atención a la diversidad.

Con estas sugerencias queda de manifiesto que el protocolo solo se aplicaría en una situación de emergencia  cuando se desencadene una crisis de pérdida de control con agresividad que suponga un peligro real para el alumno o los demás y solo por el personal asignado para ello debidamente formado.

Se puede constatar que con las medidas de prevención e intervención se redujeron las crisis de este alumnado un 85% solo en el primer año, teniendo que aplicar el protocolo en contadas ocasiones, todos ellos sin incidencias.

Los siguientes retos son seguir formando a los docentes en TGC, tanto en técnicas de prevención e intervención para cada perfil y aportar herramientas para diseñar protocolos de contención  que tengan el respaldo  de toda la comunidad educativa y abrir nuevos caminos respecto a las respuestas más eficaces a los requerimientos de los TGC.

Reflexión:

Los alumnos con TGC presentan Necesidades Educativas Especiales, y requiere docentes especializados que proporcionen programas efectivos para estas personas, orientando el trabajo a la concienciación e  información de las características de este colectivo, informando sobre estrategias metodológicas y organizativas, aunando esfuerzos  de manera multidisciplinar, llegando a acuerdos que se explicitan en los Proyectos Educativos. No tiene sentido que los alumnos con TGC terminan frecuentemente en dirección, con multitud de partes disciplinarios; puesto que no se trata, como ya se ha aclarado, de un problema de convivencia sino de atención a la diversidad y los problemas conductuales forman parte de su cuadro clínico diagnóstico y como tal, demandan respuestas educativas especiales. Hay una realidad muy dura en este sentido, tanto para los niños y adolescentes como para sus familias, y es que muchos acaban en centros específicos de Educación Especial y centros de menores. Esto es, les cambian su dictamen de escolarización  -ya con amparo de la normativa-  contradiciendo muchos principios fundamentales. Es una evidencia que los centros específicos no han sido diseñados para este perfil y los discentes se sienten desubicados y en definitiva, marginados por un sistema educativo que no ha sabido dar una respuesta eficaz a sus trastornos de conducta. 

Me gustaría terminar este artículo con una reflexión positiva y es que seguro que dentro de no mucho habrá una mayor concienciación y formación respecto a los TGC, y se tomarán las medidas institucionales adecuadas para la prevención y tratamiento de estos alumnos. 

10. Referencias bibliográficas:
  1. CEJA, 2008: Manual de Atención al Alumnado con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo derivadas de Trastornos Graves de Conducta. - DOMÍNGUEZ FUENTES, M. A: Revista “Debate profesional” Mayo 2012 Nº 215 
  2. “Protocolo ante conductas disruptivas”  - ROSS GREEN W (2003):
  3. “El niño insoportable”: Ed MEDICI. - FIORENZA ANDREA (2012):
  4. “Niños y adolescentes difíciles”: Ed RBA Libros. - GONZALO, J. LUIS y PÉREZ-MUGA, OSCAR (2011):
  5. “Todo niño viene con un pan debajo del brazo”: Ed. Descleé De Brouwer. - RENFREW JOHN W. (2005)
  6. “La agresión y sus causas”: Ed Trillas. - SHEEDY KURCINA, MARY (2004):
  7. “El niño tozudo” - STANLEY TURRECKI, LEISLIE TONNER (2003):
  8. “El niño difícil. Cómo comprender y tratara a los niños difíciles de educar”: Ed MEDICI. - TRIANES TORRES, Mª VICTORIA (2000):
  9. “La violencia en contextos escolares”: Ed Aljibe VELLEJO RUILOBA, J. (Coord) (2011):
  10. “Manual de Psiquiatría en la adolescencia”. Biblioteca de Psiquiatría Primaria. Ed MASSON.