martes, 21 de abril de 2015

El Asco

Breve consideración.

En psicología se ha establecido que hay seis emociones básicas: el miedo, la ira, la tristeza, la alegría, la sorpresa y el asco. Todas ellas son buenas y positivas para el ser humano, pero tienen una parte adaptativa y una desadaptativa, lo que las convierte en útiles o no útiles. Asco es la denominación de la emoción de fuerte desagrado y disgusto hacia sustancias, objetos, personas, animales e incluso situaciones. Algunos sostienen que el origen de la emoción radica en una reacción defensiva contra determinadas sustancias incomestibles, por lo que nuestro cuerpo reacciona con rechazo. Al sentir que algo o alguien puede ser dañino para nosotros, reaccionamos alejándonos de dicha persona o cosa.
Otra línea de razonamiento, más inspirada por el psicoanálisis, plantea que el asco tiene relación con nuestro origen animal. El asco nos impulsaría a alejarnos de todo aquello que amenaza nuestro estado de civilización y nos podría retornar a nuestro estado anterior de animalidad irracional.

Finalmente, algunos datos recientes indican que la sensibilidad al asco interfiere con el placer sexual y parece estar implicada en varias disfunciones sexuales relacionadas con el deseo sexual  y la represión, la excitación sexual y la aversión al sexo y el vaginismo. Es posible también que las implicaciones del asco no se reduzcan al campo de la psicopatología y la psicología clínica, sino también a otros ámbitos de la psicología.

También el asco, como cualquier otra emoción, es un fenómeno social, cultural y lingüístico. A lo que se puede añadir entonces fácilmente el interés por el lenguaje del asco: quién, cómo, cuando y qué se dice sobre el asco. Se puede añadir también el interés por su carga simbólica, por sus contextos de invocación. Efectivamente el asco es una emoción básica, pero no por biológica y universal, sino porque es la emoción que paradigmáticamente nos muestra las fronteras del orden social y algunos de los mecanismos de control que practicamos para mantenerlo.

La cuestión es que el asco remite al rechazo de un objeto en la dirección de la cosa, es decir es el simbolismo del rechazo de un objeto o situación desencadenante de una emoción. Situada en los diques de la represión en lo infantil como la vergüenza y la moral. Esto no es casual, ya que es el concepto de pulsión el que otorga a estos fenómenos su peculiar estatuto. Desde esta perspectiva, el asco comienza a recortarse más claramente como “uno de los poderes que han producido la restricción de la meta sexual” (Freud, 1905: 138).  El asco se conecta también con los diversos componentes de la pulsión sexual y con otras modalidades de la resistencia ante el poder de la libido.

El Asco tiene una finalidad funcional, potenciar los hábitos saludables, higiénicos y adaptativos. 

Nos encontramos ante una nueva frontera que afecta a la psicología clínica y de la salud y a otros campos de la psicología. Es posible que muchos trastornos de ansiedad tengan más relación con reacciones de asco que con las propias reacciones de ansiedad o miedo. Algo similar podría ocurrir con otros trastornos mentales. Si esto es así, es necesario modificar muchos de los presupuestos aceptados actualmente tanto para la psicopatología como para el tratamiento de un amplio rango de trastornos mentales, como el definir el asco patológico y su compromiso en la psicopatología. Así mismo, esto implica que los tratamientos de muchos trastornos podrían beneficiarse incluyendo en los protocolos componentes dirigidos a corregir las respuestas de asco.

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