domingo, 30 de agosto de 2015

Sexo y Alcohol

El alcohol se ha considerado por muchas personas como un poderoso estimulante y/o excitante sexual. Ciertamente, el alcohol nos desinhibe y aunque es cierto que sí  logra apaciguar los nervios y  la ansiedad que pudiera existir respecto al sexo, lo que NO hace es mejorar la respuesta sexual humana. Al contrario, la dificulta. Pero exactamente, ¿de qué manera?
En los trabajos de investigación llevados a cabo se ha constatado que, tanto en hombres como en mujeres, produce efectos negativos sobre las señales fisiológicas de excitación sexual.

En el trastorno causado por una dependencia patológica del consumo de alcohol, los alcohólicos necesitan el alcohol para vivir, ya sea para sentirse bien físicamente, para sentirse bien psicológicamente o para poder mantener relaciones sociales.

En el hombre, en concreto, dosis incluso inferiores a las que se establecen como límite legal para determinar si la persona está o no embriagada (0.08 %) producen efectos de supresión de la erección. Así mismo el alcohol debilita la eficacia masturbatoria y disminuye el goce y la intensidad del orgasmo masculino.

Los órganos del cuerpo humano que intervienen en su ingestión y metabolismo se ven afectados de forma muy seria. Estos son: la boca, la laringe, el esófago, el estómago, el hígado, etc. El consumo excesivo de alcohol está estrechamente relacionado con diferentes enfermedades graves como las úlceras gástricas, el cáncer, la enfermedad hepática alcohólica, la cirrosis, etc.

Los efectos del alcohol en la sexualidad masculina: En este caso, la ejecución sexual se ve frustrada en varios aspectos.  Primeramente, se ven efectos de supresión de la erección debido a que el alcohol inhibe el funcionamiento del sistema nervioso autónomo, responsable de que se produzca la erección.  De más está decir que a falta de una buena erección, la penetración y el coito se ven afectados negativamente.  La ansiedad que le sigue a este tipo de situación puede hacerse responsable de nuevos fallos eréctiles en futuros intentos y, consecuentemente, el comienzo de un círculo vicioso que desemboque en el desarrollo permanente de disfunción eréctil en el hombre. El alcohol también resulta en problemas eyaculatorios para el hombre.  En el caso de la eyaculación retrasada, muchos hombres tienden a mirarlo como algo bueno.  Lo malo de esto es que la eyaculación retrasada sucede, en parte, por disminución sensorial, lo que significa que el hombre pierde un poco de sensibilidad, como si estuviera levemente adormecido.  ¿De qué vale poder durar más tiempo sin eyacular si no lo vas a sentir de la manera más deliciosa posible? Además, la eyaculación retrasada hace más común el problema eréctil, puesto que a mayor tiempo sin eyacular, mayor expectativa existe de que la erección no se mantenga… y sabemos cómo esta historia termina: sin erección y sin eyaculación

En las mujeres, incluso ingerido con moderación, dificulta la respuesta orgásmica.

El alcohol y las mujeres: en el caso de las mujeres, específicamente vemos pérdida inmediata de la sensibilidad en todo su cuerpo. Y esto repercute directamente en sus posibilidades de alcanzar un orgasmo! Sin embargo, debido a la expectativa afrodisíaca o de liberación moral, la mayor parte de las mujeres reportan aumento en su libido, aun cuando existe evidencia de que su respuesta fisiológica y hormonal se ve drásticamente afectada.  Psicológicamente hablando, el uso de alcohol puede afectar a la mujer al causar pérdida de autoestima, ansiedad, mayor exposición a abusos físicos y sexuales, y al contagio de enfermedades de transmisión sexual, por tomarse decisiones no responsables bajo los efectos de la bebida.  La relación de pareja, por su parte, puede sufrir debido a la dependencia, agravio en la comunicación, aumento en la probabilidad de agresión y abuso, y falta de atención al vínculo emocional y sexual que debe compartir la pareja. Y bueno, para aquellas mujeres que aún no se convencen de los males del alcohol, les recordamos que éste disminuye la capacidad del cuerpo para asimilar vitaminas y calcio, además de que produce acné, caspa, y dureza en la piel y el cabello.

En ambos casos tener cierto éxito con esta práctica pone a la persona en riesgo de adquirir una dependencia psicológica del alcohol. Lo más preocupante, es que bajo la influencia del alcohol o las drogas, los jóvenes están más en riesgo de tener relaciones sexuales sin protección.

Como ya señalaba Shakespeare "provoca el deseo pero frustra la ejecución"

El alcohol es un potente depresor del sistema nervioso, de forma que sus efectos son claramente apreciables tras la ingestión aunque solo sea de dos o tres copas. Sin embargo las personas suelen ver al alcohol como una substancia que incrementa su funcionamiento sexual. Pero el consumo excesivo de alcohol a lo largo del tiempo y por su efecto de deterioro sobre el sistema nervioso, puede llegar a provocar impotencia permanente en el hombre.

Como depresor central disminuye el funcionamiento de niveles superiores del cerebro, lo que permite una mayor autonomía de centros inferiores, (zonas más antiguas del cerebro), entre ellos los implicados en las respuestas emocionales. De esta forma las emociones se amplifican funcionalmente al disminuir el "filtro" o "mecanismo controlador" que supone la actuación de segmentos superiores cerebrales.

En consecuencia el alcohol puede alterar los comportamientos convencionales y hacer a la persona más relajada al permitirle perder el control sobre algunas de sus emociones y desinhibir conductas que ha aprendido a controlar en situaciones sociales.

De esta forma puede facilitar la aparición del impulso sexual, pero dado que también inhibe partes del sistema nervioso autónomo, implicadas en la respuesta de erección, dificulta el que esta pueda llevarse a cabo y en consecuencia dificulta la penetración y el coito.

Los alcohólicos, además de sus problemas fisiológicos, tienen otro tipo de alteraciones que provocan que las relaciones sexuales sean malas o nulas. Entre estas alteraciones, puede señalarse la irritabilidad, la agresividad, la pérdida del deseo sexual, el deterioro del aspecto físico (obesidad, falta de aseo o cuidado personal, etc.).

El efecto tóxico del consumo excesivo de alcohol, puede llegar a alterar la cantidad y calidad del esperma del hombre, causando esterilidad y problemas menstruales en la mujer.

“La intoxicación inhibe el flujo de sangre en los genitales de hombres y mujeres. Lo anterior es aún un misterio. Investigadores sospechan que el alcohol adormece el sistema nervioso periférico, el cual incluye las terminaciones nerviosas en el pene, el clítoris y la vagina. Normalmente estos nervios hacen que las arterias y los órganos sexuales se relajen, permitiendo que la sangre y el deseo sexual fluyan”.

Como ejemplo la razón que las prostitutas huyen de los clientes bebidos. Saben por experiencia que pueden tener dificultades en la erección que les pueden enojar y volverlos agresivos, o retrasar su eyaculación hasta límites que les pueden ocasionar irritaciones en la vagina además de perder otros clientes.

Pero es claro que los jóvenes ven el alcohol, las drogas y el sexo como parte de la misma experiencia social y por lo tanto se necesita dirigir ambas estrategias de manera conjunta. Y a menudo las estrategias de salud sexual se manejan separadamente de las estrategias de abuso de sustancias.

Conseguir la categoría de bebedor moderado y buen amante no es fácil pues no todas las personas tienen el control psicológico que les permite mantener una relación saludable con el alcohol y es frecuente que terminen adictos y borrachos. 

¿Y cuál es tu experiencia en este aspecto?

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