El
alcohol se ha considerado por muchas personas como un poderoso estimulante y/o
excitante sexual. Ciertamente, el alcohol nos desinhibe y aunque es cierto que
sí logra apaciguar los nervios y la ansiedad que pudiera existir respecto al
sexo, lo que NO hace es mejorar la respuesta sexual humana. Al contrario, la
dificulta. Pero exactamente, ¿de qué manera?
En
los trabajos de investigación llevados a cabo se ha constatado que, tanto en
hombres como en mujeres, produce efectos negativos sobre las señales fisiológicas
de excitación sexual.
En el trastorno causado por una dependencia patológica del consumo de alcohol, los
alcohólicos necesitan el alcohol para vivir, ya sea para sentirse bien
físicamente, para sentirse bien psicológicamente o para poder mantener
relaciones sociales.
En
el hombre, en concreto, dosis incluso inferiores a las que se establecen como límite
legal para determinar si la persona está o no embriagada (0.08 %) producen
efectos de supresión de la erección. Así mismo el alcohol debilita la eficacia
masturbatoria y disminuye el goce y la intensidad del orgasmo masculino.
Los
órganos del cuerpo humano que intervienen en su ingestión y metabolismo se ven
afectados de forma muy seria. Estos son: la boca, la laringe, el esófago, el
estómago, el hígado, etc. El consumo excesivo de alcohol está estrechamente
relacionado con diferentes enfermedades graves como las úlceras gástricas, el
cáncer, la enfermedad hepática alcohólica, la cirrosis, etc.
Los
efectos del alcohol en la sexualidad masculina: En este caso, la ejecución
sexual se ve frustrada en varios aspectos.
Primeramente, se ven efectos de supresión de la erección debido a que el
alcohol inhibe el funcionamiento del sistema nervioso autónomo, responsable de
que se produzca la erección. De más está
decir que a falta de una buena erección, la penetración y el coito se ven
afectados negativamente. La ansiedad que
le sigue a este tipo de situación puede hacerse responsable de nuevos fallos
eréctiles en futuros intentos y, consecuentemente, el comienzo de un círculo
vicioso que desemboque en el desarrollo permanente de disfunción eréctil en el
hombre. El alcohol también resulta en problemas eyaculatorios para el hombre. En el caso de la eyaculación retrasada,
muchos hombres tienden a mirarlo como algo bueno. Lo malo de esto es que la eyaculación
retrasada sucede, en parte, por disminución sensorial, lo que significa que el
hombre pierde un poco de sensibilidad, como si estuviera levemente adormecido. ¿De qué vale poder durar más tiempo sin
eyacular si no lo vas a sentir de la manera más deliciosa posible? Además, la
eyaculación retrasada hace más común el problema eréctil, puesto que a mayor
tiempo sin eyacular, mayor expectativa existe de que la erección no se
mantenga… y sabemos cómo esta historia termina: sin erección y sin eyaculación
En
las mujeres, incluso ingerido con moderación, dificulta la respuesta orgásmica.
El
alcohol y las mujeres: en el caso de las mujeres, específicamente vemos pérdida
inmediata de la sensibilidad en todo su cuerpo. Y esto repercute directamente
en sus posibilidades de alcanzar un orgasmo! Sin embargo, debido a la
expectativa afrodisíaca o de liberación moral, la mayor parte de las mujeres
reportan aumento en su libido, aun cuando existe evidencia de que su respuesta
fisiológica y hormonal se ve drásticamente afectada. Psicológicamente hablando, el uso de alcohol
puede afectar a la mujer al causar pérdida de autoestima, ansiedad, mayor
exposición a abusos físicos y sexuales, y al contagio de enfermedades de
transmisión sexual, por tomarse decisiones no responsables bajo los efectos de
la bebida. La relación de pareja, por su
parte, puede sufrir debido a la dependencia, agravio en la comunicación,
aumento en la probabilidad de agresión y abuso, y falta de atención al vínculo
emocional y sexual que debe compartir la pareja. Y bueno, para aquellas mujeres
que aún no se convencen de los males del alcohol, les recordamos que éste
disminuye la capacidad del cuerpo para asimilar vitaminas y calcio, además de
que produce acné, caspa, y dureza en la piel y el cabello.
En
ambos casos tener cierto éxito con esta práctica pone a la persona en riesgo de
adquirir una dependencia psicológica del alcohol. Lo más preocupante, es que
bajo la influencia del alcohol o las drogas, los jóvenes están más en riesgo de
tener relaciones sexuales sin protección.
Como
ya señalaba Shakespeare "provoca el deseo pero frustra la ejecución"
El
alcohol es un potente depresor del sistema nervioso, de forma que sus efectos
son claramente apreciables tras la ingestión aunque solo sea de dos o tres
copas. Sin embargo las personas suelen ver al alcohol como una substancia que
incrementa su funcionamiento sexual. Pero el consumo excesivo de alcohol a lo
largo del tiempo y por su efecto de deterioro sobre el sistema nervioso, puede
llegar a provocar impotencia permanente en el hombre.
Como
depresor central disminuye el funcionamiento de niveles superiores del cerebro,
lo que permite una mayor autonomía de centros inferiores, (zonas más antiguas
del cerebro), entre ellos los implicados en las respuestas emocionales. De esta
forma las emociones se amplifican funcionalmente al disminuir el
"filtro" o "mecanismo controlador" que supone la actuación
de segmentos superiores cerebrales.
En
consecuencia el alcohol puede alterar los comportamientos convencionales y
hacer a la persona más relajada al permitirle perder el control sobre algunas
de sus emociones y desinhibir conductas que ha aprendido a controlar en
situaciones sociales.
De
esta forma puede facilitar la aparición del impulso sexual, pero dado que también
inhibe partes del sistema nervioso autónomo, implicadas en la respuesta de
erección, dificulta el que esta pueda llevarse a cabo y en consecuencia
dificulta la penetración y el coito.
Los
alcohólicos, además de sus problemas fisiológicos, tienen otro tipo de
alteraciones que provocan que las relaciones sexuales sean malas o nulas. Entre
estas alteraciones, puede señalarse la irritabilidad, la agresividad, la
pérdida del deseo sexual, el deterioro del aspecto físico (obesidad, falta de
aseo o cuidado personal, etc.).
El
efecto tóxico del consumo excesivo de alcohol, puede llegar a alterar la cantidad
y calidad del esperma del hombre, causando esterilidad y problemas menstruales
en la mujer.
“La
intoxicación inhibe el flujo de sangre en los genitales de hombres y mujeres.
Lo anterior es aún un misterio. Investigadores sospechan que el alcohol
adormece el sistema nervioso periférico, el cual incluye las terminaciones
nerviosas en el pene, el clítoris y la vagina. Normalmente estos nervios hacen
que las arterias y los órganos sexuales se relajen, permitiendo que la sangre y
el deseo sexual fluyan”.
Como
ejemplo la razón que las prostitutas huyen de los clientes bebidos. Saben por
experiencia que pueden tener dificultades en la erección que les pueden enojar
y volverlos agresivos, o retrasar su eyaculación hasta límites que les pueden
ocasionar irritaciones en la vagina además de perder otros clientes.
Pero
es claro que los jóvenes ven el alcohol, las drogas y el sexo como parte de la
misma experiencia social y por lo tanto se necesita dirigir ambas estrategias
de manera conjunta. Y a menudo las estrategias de salud sexual se manejan
separadamente de las estrategias de abuso de sustancias.
Conseguir
la categoría de bebedor moderado y buen amante no es fácil pues no todas las
personas tienen el control psicológico que les permite mantener una relación
saludable con el alcohol y es frecuente que terminen adictos y borrachos.
¿Y
cuál es tu experiencia en este aspecto?
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