El trastorno de
identidad disociativo o de personalidad múltiple es el trastorno caracterizado
por la existencia de dos o más identidades o estados de la personalidad que
controlan el comportamiento del individuo de modo alternante. Es una situación
grave, crónica y potencialmente invalidante o mortal.
Síntomas
El TID se manifiesta a
través de numerosos síntomas: La característica común de las diferentes formas
de manifestarse es que existen 2 o más identidades o
personalidades diferentes en una persona. En un trastorno de identidad
disociativo aparecen de media entre 8 y 10 identidades parciales. De estas, al
menos 2 asumen en reiteradas ocasiones el control del comportamiento.
La persona que asume la
gran parte de la vida cotidiana en un trastorno de identidad disociativo se
denomina host y las personalidades
parciales alters.
Los síntomas pueden ser
similares a los de la ansiedad, de las alteraciones de la personalidad, de la
esquizofrenia y de los trastornos afectivos o de la epilepsia. La mayoría de
las personas sufre síntomas de depresión, ansiedad (dificultad para respirar,
pulso acelerado, palpitaciones), fobias, ataques de pánico, disfunciones
sexuales, alteraciones del apetito, estrés postraumático y síntomas que simulan
los de las enfermedades físicas. Pueden estar preocupadas por el suicidio y son
frecuentes los intentos, así como los episodios de automutilación. Muchas
personas con trastorno de identidad disociativo abusan del alcohol o de las
drogas en algún momento de su vida.
El cambio de
personalidades y la ausencia de consciencia del propio comportamiento en las
otras personalidades hacen a menudo caótica la vida de una persona con este
trastorno. Como las personalidades con frecuencia interactúan entre ellas, la
persona dice oír conversaciones internas y las voces de otras personalidades.
El trastorno de
identidad disociativo con lleva vacíos de memoria (amnesia) El host solo es
consciente en parte de las otras personalidades, de manera que tampoco recuerda
sus actos. Muchos afectados no saben, en ocasiones, cómo han llegado al lugar
en que se encuentran, quien es la persona a la que han saludado o quien ha
escrito la lista de la compra que hay en su mesa.
Las diferentes
identidades características de un trastorno de identidad disociativo se
diferencian, casi siempre, con claridad. Tienen nombres, gustos y
comportamientos diferentes. También muestran diferencias psicológicas. Así, por
ejemplo, una personalidad parcial puede ser alérgica a una sustancia y la otra
no. Las particularidades del carácter de los alters son, a menudo, opuestas a
las del host. La medida en que las diferentes identidades cooperan mutuamente
en un trastorno de identidad disociativo (es decir, tienen acceso mutuo a los
recuerdos y acciones y pueden coordinar el cambio de las personalidades
parciales) es diferente en cada afectado.
Las personas con TID frecuentemente
oyen hablar a otros de lo que ellas han hecho pero que no recuerdan. Otras
pueden mencionar cambios en su comportamiento que ellas tampoco recuerdan.
Pueden descubrir objetos, productos o manuscritos con los que no contaban o que
no reconocen. A menudo se refieren a sí mismas como “nosotros”, “él” o “ella”.
Mientras que, en general, las personas no pueden recordar mucho acerca de sus
primeros cinco años de vida, la persona con un trastorno de identidad
disociativo no recuerda tampoco lo ocurrido entre sus 6 y 11 años.
Dado que el trastorno
de identidad disociativo tiende a parecerse a otras alteraciones psíquicas, es
típico que los pacientes refieran haber sido diagnosticados de tres o más
cuadros psiquiátricos distintos y de haber seguido un tratamiento anterior sin
éxito. Como grupo, estos pacientes están muy preocupados acerca de temas como
el control, tanto el propio como el control sobre los demás.
Hay varios signos característicos
del trastorno de la personalidad disociativo:
- Síntomas diferentes que ocurren en distintos momentos.
- Una capacidad fluctuante para asumir sus funciones, desde la eficacia en el trabajo y en la casa hasta la inhabilidad.
- Intensos dolores de cabeza y otros síntomas físicos.
- Distorsiones y errores en el tiempo y amnesia.
- Despersonalización y desrealización (sentimiento de estar separado de uno mismo y experimentar su medio como irreal).
Otros
síntomas incluyen intentos de suicidio y lesiones, tales como cortes y
quemaduras, infligidas por la misma persona. Muchos de los afectados del
trastorno de personalidades múltiples manifiestan también indicios del
trastorno de estrés postraumático, afección mental que sufren los que han
sobrevivido a un suceso aterrador. Suelen tener pesadillas y se asustan
fácilmente, tienen angustia, toxicomanía, trastornos alimentarios. Además, es
común que estos pacientes puedan desarrollar depresión y cambios de humor o
comportamiento psicótico y tendencias suicidas en casos severos.
La mayoría de los pacientes con trastornos disociativos expresan
solamente un subgrupo de sus síntomas que predominan en su estado actual. Sin
embargo, generalmente son capaces
de describir todo el síndrome en una evaluación psiquiátrica completa.
La conciencia acerca de
posibles tipos de aplicaciones
en un escenario clínico
puede ayudar a
los clínicos a captar el posible diagnóstico. Sin
embargo, la expresión
parcial del síndrome
puede llevar fácilmente al
clínico a un
diagnóstico alternativo dependiendo
de la preponderancia de un grupo
de síntomas como depresión doble,
trastorno conversivo, características del trastorno límite, psicosis
disociativa aguda, trastorno bipolar del
estado de ánimo (no es común la comorbilidad), dependencia
de sustancia, disfunción sexual, intentos suicidad repetitivos, automutilación,
fuga disociativa, posesión, crisis disociativa no psicótica, TOC, TDAH, TEP, y
esquizofrenia.
En
general los pacientes a veces presentan un importante conjunto de síntomas que
pueden recordar a otros trastornos neurológicos y psiquiátricos.
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