La desaparición
forzada es un crimen atroz que subsiste a nivel mundial y que priva de la
libertad de una o varias personas mediante cualquier forma (aprehensión,
detención o secuestro), seguida del ocultamiento, o la negativa a reconocer
dicha privación de libertad o de dar cualquier información sobre la suerte o el
paradero de esa persona, privándola así de los recursos y las garantías
legales. Constituye una violación de los derechos humanos cuando los hechos
son cometidos por el Estado a través de sus agentes o a través de personas o
grupos que actúen con su autorización o apoyo. Se considera un crimen de lesa
humanidad cuando los hechos son cometidos de forma generalizada o sistemática.
Existe
literatura referente a las consecuencias psicológicas que se generan en los
familiares de personas que han sido objeto de desapariciones forzadas.
Cuando una
familia pierde un miembro, ya sea por muerte natural, enfermedad, accidente
vial, muerte violenta, etc. los familiares entran en un proceso natural de
duelo, en el cual el doliente pasa por una serie de etapas entre las que pueden
estar el estado de shock, la negación, la ira o el enojo, el pacto, la
depresión y finalmente la aceptación, este proceso lleva a los familiares a
superar y asimilar finalmente la pérdida del ser amado.
Sin embargo en
el fenómeno de desaparición forzada, como es el caso del denominado “levantón”,
la situación es diferente, en estos casos los familiares sufren un proceso de
duelo interrumpido o un dolor suspendido.
Como pérdida o separación súbita e inesperada
de un ser querido, la reacción ante la desaparición forzada suele definirse
como duelo, proceso en el cual los familiares no solo enfrentan una serie de
etapas, como lo haríamos ante una muerte natural, sino que además la impunidad,
el terror, el miedo, la mentira, la incertidumbre, el silencio, el olvido, el
ocultamiento, la tortura y la violación de todo derecho humano, que rondan la
desaparición y posible muerte de la víctima, dificultan su recuperación. Ya no
es solo una perdida repentina, una agonía dolorosa ó una muerte traumática, es
la soledad angustiosa, el espacio clandestino, la detención injusta, ilegitima,
ilegal, el encubrimiento del victimario, la transgresión del derecho y la
furtividad del hecho.
La soledad, la
ira, la culpa, la incertidumbre, la desesperanza, el resentimiento, el sentirse
perseguidos, dejan secuelas graves a nivel psicológico. Como producto de lo
anterior la familia, base de la sociedad, se desestabiliza, se desmembrana, se
desorienta, y entonces el único apoyo real y firme con el que contaban se
pierde.
El tiempo se
estanca y las posibilidades de superación del trauma son mínimas en razón de no
lograr ni si quiera realizar los rituales establecidos para el duelo por el
contexto cultural propio, que encausan en dolor y permiten asumir la pérdida.
Por otra parte,
Díaz, plantea que la figura del “desaparacedor”, “este es un ser
caprichoso que tiene el saber sobre el destino del desaparecido, lo que deja a
los dolientes a su voluntad y sumidos en la impotencia y el desvalimiento de
enfrentarse a otro sin límites”.
Díaz plantea que una desaparición forzada conlleva a un estado de angustia como
reacción de peligro de la pérdida del ser amado, que lleva a los familiares a
una situación de desamparo físico y psíquico. El sujeto confrontado con la
desaparición forzosa de alguien a quien ama queda sometido radicalmente al
“desaparecedor”. La angustia lo sume en una situación de desvalimiento
afianzada en la falta de un saber sobre el destino del ser amado.
“la indagación
yerma y la búsqueda infructuosa lleva a una alteración de nuestra cotidianidad
a nivel físico, emocional, afectivo, espiritual y social: se altera el sueño,
se pierde el apetito y como consecuencia se pierde peso, hay fatiga, tensión,
nerviosismo, aumento en la morbilidad, llanto, sensación de cansancio,
ansiedad, depresión tristeza, ira, culpa, confusión, desesperanza, apatía,
sensación de incomprensión, aislamiento y hasta cambio de amigos, trabajo y de
rol, la vida pierde sentido, se reniega de Dios, se debilita la fe”.
Este proceso
trasciende el concepto de duelo, pues lo único en lo que se relacionan la
muerte y la desaparición son el dolor, pero en la desaparición no hay un
cuerpo, no hay un nombre, no hay una tumba, no hubo misa ni funeral, no hay
certidumbre.
Sin un cuerpo
para enterrar no se marca la línea que separa a los vivos de los muertos. La
incertidumbre ante la muerte parece detener el tiempo y congelar el espacio.
El daño
producido por la desaparición forzada no
se limita exclusivamente a la víctima, sino que se extiende también a su
familia, e inclusive a la sociedad entera. El insondable daño psicosocial se da
a partir del grado de poder que normalmente tiene el victimario, lo que produce
en los individuos uno profundos sentimientos de impotencia, miedo, indefensión
y culpa ante la posibilidad casi inexistente de encontrar a su familiar, o peor
aún, de ser víctimas directas también.
Ante la negación
de la práctica, los altos niveles de impunidad y la estigmatización de las
víctimas se produce una escalada de pérdida de confianza en las instituciones y
el Estado mismo, así como la eliminación de valores básicos para la
convivencia. Se evidencia una violencia estructural y cultural fuertemente
enraizada que lleva a que paulatinamente a la falta de acción social frente a
la violación de los derechos humanos, así como la asimilación de las acciones
físicas violentas como válidas.
En la
desaparición forzada no hay huellas, ni cuerpo, ni explicación legítima sobre
lo sucedido. Lo anterior se traduce en agudos cuadros depresivos y
desestructuración emocional, sentimientos de angustia y desesperanza. En
negación y en rechazo consciente de esta posibilidad.
En un duelo
normal la pérdida tiene una temporalidad, es momentánea, mientras que en la
desaparición forzada se convierte en permanente donde se cronifica la rabia, el
dolor, el sufrimiento, el odio, mostrando alteraciones de los proyectos vitales
y daños a la integridad de los
familiares. La desaparición forzada se contextualiza entonces no sólo en un
castigo para la víctima, sino para toda su familia.
La salud de las
personas víctimas de desaparición forzada, pero especialmente sus familiares
presentan afectaciones visibles en su salud, tanto en trastornos psicosomáticos
(síntomas físicos incrementados o evidenciados por la afectación psicológica),
como en trastornos mentales, o ambos.
Esto se agrava si además los familiares tienen que padecer nuevos
hostigamientos.
La desaparición
forzada se ve atravesada por una sensación de ansia permanente como resultado
de saber colindante la posibilidad de pérdida definitiva del familiar o ser
querido, lo que conlleva una permanente circunstancia de abandono psíquico y
físico, en medio de un desamparo adjunto del conocer o no la
suerte sobre el lugar y final de su familiar, así que también depende
del agresor, lo que lo hace mayormente vulnerable, pues por quien siente mayor
irá es quien sabe la verdad de lo que
sucedió.
El daño
trasciende el concepto de elaboración de duelo, quebranta al ser humano,
elimina la ilusión y afecta notoriamente el proyecto de vida. (Compilador).
*El Congreso de la Unión, debería avalar una ley en materia de desapariciones forzadas, que contemple la responsabilidad a causa de la acción de funcionarios públicos o privados, que cuenten con la complacencia del Estado. También planteó la necesidad de desarrollar un Programa Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas. Planteó que el país no cuenta con políticas públicas integrales para prevenir, investigar, sancionar y reparar el daño a las víctimas de desapariciones forzadas. Asimismo, dijo, hace falta coordinación entre los distintos órdenes de gobierno y las áreas de procuración de justicia, las cuales tienen carencias en materia de capacitación para atender casos de desapariciones forzadas en los que se mezclan la participación del crimen organizado, la corrupción y la actuación inadecuada de las fuerzas de seguridad. Fuente*:(https://guerrero.quadratin.com.mx/Debilidad-del-Estado-las-desapariciones-forzadas-ONU/).
#POLEMOLOGIA
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