viernes, 7 de diciembre de 2012

La Importancia del Dormir Bien en los Niños


El sueño es esencial para la salud y el desarrollo del niño. El sueño promueve el sentirse alerta, tener buena memoria y comportarse mejor. Los niños que duermen lo suficiente funcionan mejor y son menos propensos a problemas de comportamiento e irritabilidad. Por eso es importante que los padres ayuden a sus niños a desarrollar buenos hábitos de dormir desde una edad temprana. Les ayudara a sentirse alerta, tener buena memoria y comportarse mejor. Los niños que duermen lo suficiente, funcionan mejor durante el día y son menos propensos a problemas de comportamiento y menos irritables. Por eso es importante que los padres ayuden a sus hijos a desarrollar buenos hábitos a la hora de dormir.
Las madres desde siempre han sabido por experiencia de la importancia del sueño. Un niño que ha dormido mal, al día siguiente se encontrará cansado, somnoliento, irritable y presentará un bajo nivel de rendimiento escolar.

Un reciente estudio publicado en la revista Pediatric ha venido a confirmar estas evidencias. Los niños que duermen un poco más cada noche, mejoran su conducta y niveles de alerta.

Los investigadores asignaron aleatoriamente a 34 niños de 7 a 11 años de edad a dos grupos. En uno se restringió el sueño, y se retrasó la hora de irse a la cama para que perdieran una hora de sueño cinco noches consecutivas. En el otro se adelantó la hora de irse a la cama, para que añadieran una hora de sueño durante cinco noches consecutivas. Se halló que el grupo en que se alargó el sueño durmió en promedio apenas 27 minutos adicionales por noche y que el grupo del sueño restringido durmió, 54 minutos menos de media por noche. Sus maestros calificaron a los niños en una serie de medidas relativa a su conducta, la impulsividad, inquietud, capacidad emocional y la somnolencia diurna.


Los niños asignados al grupo de sueño adicional mostraron mejores niveles de alerta, problemas de conducta y emocionales. El grupo de niños a los que se restringió el sueño tuvieron perores puntuaciones conductuales y emocionales y menores niveles de alerta.


Son muchas las circunstancias por las que un niño puede verse privado de sueño, algunas dependientes del niño, como ver la tele hasta altas horas, jugar con los videojuegos, enviar mensajes de texto o hablar con los amigos por el móvil y otras en cierta medida ajenas a él, como el exceso de trabajo escolar y de actividades extraescolares o incluso los propios hábitos familiares.

Es evidente que cualquier privación de sueño, tendrá una repercusión sobre el niño, por ello es fundamental dar prioridad al sueño y al descanso fomentando unas adecuadas rutinas de higiene del sueño como: mantener una hora fija y constante de irse a la cama, evitar el exceso de actividad por la noche, mantener adecuadas condiciones ambientales en la habitación y evitar que el niño lleve video juegos, celulares u otros aparatos electrónicos a su habitación.

¿Cuánto debe dormir un niño?


Cada niño es diferente y el número de horas de sueño que necesita varía. La gráfica muestra el recomendable número de horas de sueño, incluyendo siestas, para niños hasta la edad de doce años.


 Edad
  Horas De Sueño
0 - 2 meses
10.5 - 18
2 - 12 meses
14 - 15
1 - 3 años
12 - 14
3 - 5 años
11 - 13
5 - 12 años
10 - 11


¿Que pasas cuando los niños duermen mal?


Antes que nada debe entenderse qué significa dormir mal. Los trastornos del sueño son múltiples y sus causas variadas, y pueden presentarse durante un lapso corto de tiempo o durante períodos continuos.

Cuando se trata de lapsos cortos, generalmente están vinculados con algún cambio que sufrió el niño y al cual necesita adaptarse: puede ser el comienzo de la guadería, una mudanza, viaje o separación de los padres. En otros casos el niño nunca aprendió a dormir bien, por lo que se puede despertar varias veces durante la noche, dormirse muy tarde, despertarse muy temprano, etc.

“El problema es que el mal sueño de los niños trae consecuencias para toda la familia”.

En lactantes y bebés dormir mal ocasiona llanto fácil y continuo, irritabilidad y mal humor, problemas de alimentación y crecimiento. Cuando los niños son un poco más grandes los problemas son otros. Si ya están en edad escolar, los niños que duermen mal suelen tener mala conducta y rendimiento, inseguridad, timidez y mal carácter.

Por otro lado, los padres de niños que duermen mal, además de estar cansados y de mal humor sienten inseguridad, sentimientos de culpa, frustración ante la situación y sensación de impotencia y fracaso por no poder resolverlo. En casos extremos hasta puede llegar a ocasionar problemas de pareja, ya que es frecuente que uno de los dos culpabilice al otro por lo sucedido: "Duerme mal porque siempre lo consentiste", "Se despierta tantas veces porque nunca lo dejas llorar", "Si usara chupete no se despertaría", etc. etc.

Lo importante es saber que los niños no duermen mal porque sí, ni que los padres tienen que sufrir una situación, sino que pueden intervenir en el proceso de aprendizaje y así como enseñan a sus hijos normas de buena conducta, deben enseñar a lograr un buen sueño. Y si no lo logran por su cuenta, pueden solitar ayuda de un pediatra o psicólogo clinico que los ayude a resolver la situación

Sugerencias

Tener una hora fija para irse a la cama todas las noches. Hacer que la hora de acostarse sea una experiencia positiva y relajante sin televisión ni juegos de video. Mirar televisión antes de irse a la cama puede interferir con la habilidad para dormirse y mantenerse dormido. Reservar las actividades relajantes, y no estimulantes, favoritas de su niño para que ocurran en su habitación. Mantener el ambiente (por ejemplo luz y temperatura) constante durante la noche.

Hacer que la hora de acostarse sea una experiencia positiva y relajante sin televisión ni juegos de video. Mirar televisión antes de irse a la cama puede interferir con la habilidad para dormirse y mantenerse dormido. Reservar las actividades relajantes, y no estimulantes, favoritas de su niño para que ocurran en su habitación.
Mantener el ambiente (por ejemplo luz y temperatura) constante durante la noche.

Estimular a su hijo que duerma solo: Haga que su niño establezca asociaciones positivas hacia el sueño. La ayuda de los padres no debe ser necesaria para que el niño se duerma. Un niño que se duerme por sí mismo podrá volver a dormirse con más facilidad si se despierta durante la noche. El despertarse algunas veces durante la noche es normal.

NO contribuya a que el niño no pueda dormirse cuando se despierta: Su presencia en la habitación del niño cada vez que éste se despierta intensifica la necesidad de su presencia para que el niño vuelva a dormirse. Hasta los bebés que se cargan al hombro cada vez que se despiertan aprenden rápidamente a no volver a dormirse por sí mismos. Claro que hay ocasiones cuando la asistencia y el cuidado no deben negarse. Es importante que el niño reciba un mensaje claro y consistente de que la expectativa es de que se duerma sin ayuda.
Hacer rutinas diarias que se beneficien de ellas: La mejor sugerencia para que los niños desarrollen buenos hábitos de dormir es el adoptar una rutina nocturna como por ejemplo: Una merienda liviana Baño. Ponerse la ropa de dormir. Cepillarse los dientes. Leer un cuento. Una habitación silenciosa y de temperatura agradable. Poner el niño en la cama. Despedirse y marcharse de la habitación

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Ya hay polémica: Lo berrinches infantiles son ahora Trastornos Mentales


Les comparto esta publicacion del periodico el Clarin.com
Nenes y nenas experimentan berrinches. Porque quieren un juguete y no se lo compran. Porque no quieren comer cuando los obligan. O simplemente se empacan, se enojan y no caminan. Si esas pataletas infantiles se repiten más de tres veces por semana a lo largo de un año, ahora se consideran parte del “trastorno de desregulación disruptiva del humor”, según la nueva edición del emblemático manual  de Psiquiatría. Esto es, los berrinches repetidos son catalogados como “desórdenes” mentales. Un cambio conceptual que es apoyado por algunos psiquiatras y ferozmente cuestionado por otros.

La quinta edición del manual (DSM-5), que es como la “Biblia” de la psiquiatría y psicología clínica en el mundo fue aprobado el lunes, después de muchas discusiones sobre la delgada línea que separa lo normal y lo patológico. La primera edición se publicó en 1952 y la última estará impresa en mayo próximo.

“Nuestro trabajo apuntó a definir de manera más exacta las enfermedades mentales que tienen un verdadero impacto en la vida de los enfermos, pero no a ampliar el campo de la psiquiatría”, opinó David Kupfer, que presidió el grupo de trabajo para la revisión.

Uno de los cambios con respecto a la edición anterior fue el de incluir al trastorno de los berrinches repetidos, que incluye a los chicos que exhiben irritabilidad persistente y tienen “episodios frecuentes de ataque de llanto tres días o más veces por semana durante más de un año”. El diagnóstico intenta tratar preocupaciones sobre la posibilidad de diagnóstico y sobre tratamiento de desorden bipolar en chicos”, aclaró la asociación a través de un comunicado.

¿Qué sentido tendrá que los berrinches sean etiquetados dentro de un desorden mental? Beatriz Moyano, vicepresidenta de la Asociación Argentina de Trastornos de Ansiedad y directora del Centro Interdisciplinario de TOC, Tourette y Trastornos asociados, dijo a Clarín que “permitirá tratar mejor los casos de chicos que tienen pataletas explosivas y frecuentes que eran diagnosticados erróneamente como bipolares. Es un trastorno que genera dificultades en la relación de los chicos con sus pares y sus familiares, y al figurar en el manual puede ser cubierto por las obras sociales y prepagas. No son simples caprichos. En algunos casos, se resuelven con psicoterapias conductuales y técnicas de relajación, y en otros casos, más serios, se necesita medicación”. Pero no todos los psiquiatras están de acuerdo. Ni siquiera con etiquetar a los berrinches como “trastorno”.

Para José Sahovaler, psiquiatra y psicoanalista especializado en niños y adolescentes de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), “el manual empezó como una convención de trastornos de adultos y fue avanzando hacia la infancia, basándose más en criterios farmacológicos. La última versión es una ataque a los derechos de los chicos, que empezaron recién a ser reconocidos durante el siglo pasado. Si los nenes y nenas tienen berrinches y son rotulados con un trastorno, se pierde la pregunta sobre qué les está pasando verdaderamente”.

En tanto, el médico psicoanalista Gustavo Duspuy, que forma parte de un equipo de lucha contra la patologización y medicalización de la infancia (www.forumadd.com.ar), afirmó: “Los berrinches son descargas de los chicos. No deberían ser considerados trastornos porque se pasa a considerar a los chicos como máquinas que necesitan repuestos, y eso lleva a medicarlos”. Y agregó: “El nuevo manual es funcional a los intereses lucrativos de los laboratorios farmacéuticos”.

 Para la Asociación Americana de Psiquiatría, un berrinche se transforma en un trastorno mental que requiere atención cuando se producen “irritabilidad persistente y frecuentes episodios de estallidos de comportamiento tres o más veces a la semana durante más de un año”.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Control de la Ira

Las razones de enojo son tan variadas como las expresiones del mismo.
De hecho, enojarse es algo natural en el comportamiento humano. Las reacciones de ira constituyen una expresión de los estados anímicos que se relacionan a veces con necesidades fisiológicas del organismo. Los fisiológico y lo psicológico juegan un papel complementario cuando el proceso que activa una reacción de enojo expresa un lenguaje de nuestro cuerpo y nuestra mente. Este lenguaje nos da múltiples mensajes, lo que en algunos casos se torna en una válvula de escape de aquellas energías impuras almacenadas en nuestro sistema emocional.


Pero, enojarse en dosis saludables dentro de límites y patrones normales es algo necesario y normal. Sin embargo, esto no es siempre así. El fenómeno del enojo suele descontrolarse y volverse un mal hábito o señal de una patología de debe corregirse.


De todos modos, las expresiones y sensaciones de enojo no son muy agradables personal y socialmente. Es mejor mostrar un buen sentido del humor y aprender a controlar el enojo.


Para ello, considere lo siguiente:


1.- Reconozca las situaciones que provocan su enojo. Memorice las sensaciones de su cuerpo y mente cuando se siente enojado.


2.- Identifique los estímulos que provocan su enojo. Separe, ordene y clasifique estos estímulos.


3.- Trate de incrementar su capacidad de comunicación. Esto ayuda mucho a desactivar el enojo. El enojo expresa energía acumulada, abra la válvula correcta.


4.- Trate de buscar soluciones concretas a problemas concretas que estimulan su enojo. Céntrese en aquellos que le provocan más enojo y reacciones incontrolables.


5.- Luego de situaciones de mucho enojo, se sugiere usar la técnica de hablar consigo mismo. Encuentre la calma interior y sienta que puede controlar la situación.


6.- Practique técnicas de relajación y autocontrol. Póngalas a prueba cuando otros están enojados. Trate de mantener la calma. Cierre los ojos, ponga su mente en blanco, cuente hasta diez mientras respira profundo y pausadamente.

7.- Desarrolle la autoconciencia sobre su propio enojo. Antes de estallar, trate de pensar en lo que va a hacer y las razones para no hacerlo.


8.- Determínese a hacer un cambio profundo y definitivo sobre su propensión al enojo. Avance de manera gradual.


9.- Evalúe periódicamente sus progresos sobre su autocontrol, su autoconciencia y sus habilidades de neutralizar estímulos que le provocan enojo.


10.- Busque y ensaye formas creativas de expresar sus reacciones de enojo. Lo positivo de este punto sería que usted encuentre formas menos impulsivas y violentas de exteriorizar su enojo.


Puedes también ver mi blog sobre el Manejo y Control del Enojo publicado en el mes de agosto del 2012.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Trastorno de Conversión

Se incluye en la clasificación DSM IV entre los trastornos somatoformes y los criterios son los mismos que para la edad adulta. Se define como un trastorno caracterizado por la presencia de uno o más síntomas neurológicos que no pueden explicarse como una alteración de origen medico.
El diagnóstico requiere además la presencia de factores psicológicos que se asocien con el inicio o exacerbación de los síntomas. La mayoría de los síntomas conversivos afectan al sistema sensitivo-motor e imitan problemas neurológicos como parálisis o anestesia, dificultades de coordinación, ceguera o crisis comiciales. El DSM III R también incluía síntomas autonómicos o vegetativos, como los vómitos, y situaciones mixtas con sintomatología motora, sensitiva y vegetativa, pero el DSM IV TR regresa a un concepto más limitado, incluyendo exclusivamente sintomatología neurológica sensitivo-motora.

Su aparición suele estar asociada a algún acontecimiento estresante. Los episodios suelen ser breves, recuperándose totalmente en el plazo de un mes o menos. En la mayoría de los casos no vuelve a repetirse, aunque en otras ocasiones los síntomas pueden volver a aparecer al cabo del tiempo.

Los síntomas producen un malestar significativo o un impedimento social, ocupacional o en otras áreas importantes de la vida.

Entre los síntomas típicos se encuentran los siguientes: problemas de coordinación o equilibrio, debilidad o parálisis de un brazo o pierna, pérdida de sensibilidad al tacto o al dolor en una parte del cuerpo, convulsiones (parecidas a un ataque epiléptico), pérdida de visión, sordera, afonía, dificultad para tragar, sensación de tener un nudo en la garganta, retención urinaria.

El nombre de este trastorno es debido a que estas personas están convirtiendo un conflicto psicológico en una incapacidad para mover ciertas partes del cuerpo o usar los sentido con normalidad. Por ejemplo, la persona que pierde la voz en una situación en la que teme hablar, o el pianista cuyas manos quedan paralizadas cuando ha de actuar ante una audiencia y esta situación le produce una gran ansiedad. Estos síntomas sirven para aliviar la ansiedad (ganancia primaria) y para sacar a la persona de la situación estresante (ganancia secundaria).

Este trastorno puede ocurrir a cualquier edad. Se estima que hasta un 34% de la población experimenta algún síntoma de conversión a lo largo de su vida, pero el trastorno suele ser más frecuente en personas de bajo nivel educativo y cultural.

Hay que diferenciar entre la aparición de un síntoma de conversión y un trastorno de conversión. La diferencia está en que para considerarlo un trastorno, ha de afectar significativamente a la vida o estado psicológico de esta persona.

El inicio de este trastorno suele ser repentino, pero también aparece de manera gradual. La mayoría de los síntomas son de corta duración. La remisión de los síntomas, suele producirse en un periodo aproximado de 2 semanas. Casi la cuarta parte de los individuos presentan recidivas durante el primer año. Debe establecerse el diagnóstico de trastorno de conversión sólo cuando se ha efectuado un examen médico exhaustivo que permita descartar una etiología neurológica o de otro tipo. En estos casos los síntomas de conversión no se corresponden con mecanismos fisiológicos y vías anatómicas conocidos, sino que más bien son el producto de las ideas que el individuo tiene de lo que es la enfermedad. También es llamativo que los individuos con síntomas de conversión pueden manifestar una relativa falta de preocupación sobre la naturaleza o las implicaciones del síntoma o por el contrario presentar actitudes de tipo dramático o histriónico. No obstante se requiere mucha prudencia en el diagnóstico pues podría ser posible estar descartando una enfermedad neurológica real.

Téngase además en cuenta que incluso el diagnóstico de un trastorno de conversión no tiene por qué excluir un posible trastorno neurológico o enfermedad médica o por consumo de sustancias. Además de lo anteriormente señalado complica el diagnóstico la diferenciación con otros trastornos somatomorfo o procesos psiquiátricos que cursen con síntomas somáticos o de un posible trastorno facticio o simulación.

Aunque los síntomas realmente no parecen ser simulados, hay veces que es imposible llegar a una conclusión clara en este sentido. Recuérdese que, el término conversión deriva de la hipótesis de que el síntoma somático representa la resolución simbólica de un conflicto psicológico inconsciente, que tiene por objeto disminuir la ansiedad manteniendo el conflicto fuera de la conciencia. Ello produciría por sí mismo una «ganancia primaria». Asimismo, los síntomas podrían producir una «ganancia secundaria» derivada del beneficio obtenido por la evitación e responsabilidades u obligaciones importantes. Generalmente comienzan de manera repentina después de una experiencia estresante. Las personas tienen mayor riesgo de presentar este trastorno si también tienen una afección médica, un trastorno disociativo o un trastorno de personalidad.

Es importante entender que los pacientes no están inventando (simulando) los síntomas. Algunos médicos falsamente creen que el trastorno de conversión no es una afección real y pueden decirle a sus pacientes que "todo el problema está en su cabeza". Sin embargo, estas afecciones son reales, causan angustia y no se pueden controlar a voluntad.

Criterios para el diagnóstico de F44 Trastorno de conversión (300.11)

A. Uno o más síntomas o déficit que afectan las funciones motoras voluntarias o sensoriales y que sugieren una enfermedad neurológica o médica.

B. Se considera que los factores psicológicos están asociados al síntoma o al déficit debido a que el inicio o la exacerbación del cuadro vienen precedidos por conflictos u otros desencadenantes.

C. El síntoma o déficit no está producido intencionadamente y no es simulado (a diferencia de lo que ocurre en el trastorno facticio o en la simulación).

D. Tras un examen clínico adecuado, el síntoma o déficit no se explica por la presencia de una enfermedad médica, por los efectos directos de una sustancia o por un comportamiento o experiencia culturalmente normales.

E. El síntoma o déficit provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral, o de otras áreas importantes de la actividad del sujeto, o requieren atención médica.

F. El síntoma o déficit no se limita a dolor o a disfunción sexual, no aparece exclusivamente en el transcurso de un trastorno de somatización y no se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental.

Código basado en el tipo de síntoma o déficit:

4 Con síntoma o déficit motor
5 Con crisis y convulsiones
6 Con síntoma o déficit sensorial
7 De presentación mixta

Las manifestaciones clínicas del trastorno conversivo son muy variadas y pueden imitar casi cualquier trastorno neurológico.

Síntomas neurológicos

Síntomas motores. Cuando el trastorno se manifiesta con síntomas como alteración de la coordinación psicomotora y del equilibrio, parálisis o debilidad muscular localizada, dificultad para deglutir, sensación de «nudo en la garganta», afonía y retención urinaria.

Los más frecuentes son: movimientos anormales; paresias o parálisis de las extremidades, que se diferencian de las que acontecen en lesiones neurológicas por presentar reflejos osteotendinosos y electromiograma normales, ausencia de fasciculaciones o atrofias y discordancia en la correspondencia nerviosa; alteraciones de los pares craneales, como ptosis palpebral, afonia o tics; temblores groseros y movimientos coreiformes; alteraciones de la marcha y el equilibrio, que en los  niños pueden adoptar la forma de movimientos anómalos que dificultan la estabilidad, pero que rara vez dan lugar a caídas.

Síntomas sensitivo-sensoriales. Este subtipo incluye síntomas como sensación de pérdida de la sensibilidad táctil y dolorosa, diplopía, ceguera, sordera y alucinaciones. Uní o bilateral; restricciones del campo visual o visión en túnel; anestesias y parestesias. Se han descrito asimismo hemianestesias que siguen, con gran precisión, la línea corporal media. La alteración simultanea de la sensibilidad y motricidad está en consonancia con la idea infantil de una unidad funcional con vías anatómicas comunes.

Pseudocrisis. (Con crisis o convulsiones) En un tercio de los casos coexisten con autenticas crisis epilépticas. Es raro que cursen con mordedura de lengua, incontinencia de esfínteres o lesión corporal. Pueden imitar crisis de ausencia, gran mal o crisis parciales psicomotoras. La presencia de movimientos de balanceo pélvico o de falso coito durante la crisis aboga en favor de un origen psicógeno.

De presentación mixta. Si hay síntomas de más de una categoría.

jueves, 22 de noviembre de 2012

La Anorexia Nerviosa

La anorexia consiste en un trastorno de la conducta alimentaria que supone una pérdida de peso provocada por el propio enfermo y lleva a un estado de inanición.
La anorexia se caracteriza por el temor a aumentar de peso y por una percepción distorsionada y delirante del propio cuerpo que hace que el enfermo se vea gordo aun cuando su peso se encuentra por debajo de lo recomendado. Por ello inicia una disminución progresiva del peso mediante ayunos y la reducción de la ingesta de alimentos. Normalmente comienza con la eliminación de los hidratos de carbono, ya que existe la falsa creencia de que engordan. A continuación rechaza las grasas, las proteínas e incluso los líquidos, llevando a casos de deshidratación extrema. A estas medidas drásticas se le pueden sumar otras conductas asociadas como la utilización de diuréticos, laxantes, purgas, vómitos provocados o exceso de ejercicio físico. Las personas afectadas pueden perder desde un 15 a un 50 por ciento, en los casos más críticos, de su peso corporal. Esta enfermedad suele asociarse con alteraciones psicológicas graves que provocan cambios de comportamiento, de la conducta emocional y una estigmatización del cuerpo.

Causas

No se conocen las causas exactas de la anorexia nerviosa. Muchos factores probablemente estén involucrados. Los genes y las hormonas pueden jugar un papel. Las actitudes sociales que promueven tipos de cuerpos muy delgados también pueden contribuir.

Ya no se cree que solo los conflictos dentro de una familia contribuyan a éste u otros trastornos alimentarios.

Los factores de riesgo que predisponen a padecer anorexia abarcan:
  • Estar más preocupado o prestarle más atención al peso y la figura
  • Tener un trastorno de ansiedad en la niñez
  • Tener una imagen negativa de sí mismo
  • Tener problemas alimentarios durante la lactancia o la primera infancia
  • Tener ciertas ideas culturales o sociales respecto de la salud y la belleza
  • Tratar de ser perfeccionista o demasiado centrado en regla.
El factor social parece ser importante. Aunque hay muchos factores socioculturales que pueden desencadenar la anorexia, es probable que una parte de la población tenga una mayor predisposición física a sufrir este trastorno, independientemente de la presión que pueda ejercer el entorno. Por ello existen de factores generales que se asocian a un factor desencadenante o cierta vulnerabilidad biológica, que es lo que precipita el desarrollo de la enfermedad.
  • La propia obesidad del enfermo.
  • Obesidad materna.
  • Muerte o enfermedad de un ser querido.
  • Separación de los padres.
  • Alejamiento del hogar.
  • Fracasos escolares.
  • Accidentes.
  • Sucesos traumáticos.
Síntomas de Anorexia
  1. ¿Cambios emocionales y afectivos: Trastornos de la ansiedad, obsesión, compulsión, depresión.
  2.  Cambios cognitivos y conductuales: Distorsiones en la forma de ver las cosas, alteraciones de la imagen corporal, alteraciones interoceptivas, actitudes anoréxicas, comportamiento ingestivo alterado, comportamiento familiar alterado, conducta social y sexual alterada.

Esta patología se caracteriza por una pérdida significativa de peso provocada por el enfermo y por una percepción errónea del propio cuerpo. En consecuencia, los problemas endocrinos se hacen evidentes en un espacio de tiempo relativamente corto. Los principales síntomas que determinan la aparición de la enfermedad son los siguientes:

Una persona debe:
  • Tener un miedo intenso de aumentar de peso o engordar, incluso cuando su peso es insuficiente.
  • Negarse a mantener el peso en lo que se considera normal para su edad y estatura (15% o más bajo del peso normal).
  • Tener una imagen corporal que está muy distorsionada, estar muy concentrada en el peso corporal o la figura y negarse a admitir la gravedad de la pérdida de peso.
  • No haber tenido su período menstrual durante tres o más ciclos (en mujeres).
  • Rechazo a mantener el peso corporal por encima del mínimo adecuado para la edad y talla del enfermo.
  • Miedo al aumento de peso o a la obesidad incluso cuando el peso se encuentra por debajo de lo recomendable.
  • Percepción distorsionada del cuerpo, su peso y proporciones.
  • Ausencia de tres ciclos menstruales consecutivos en las mujeres (amenorrea). Los anoréxicos pueden experimentar una serie de síntomas muy variados: estreñimiento, amenorrea, dolor abdominal, vómitos, etc.
Pero es la familia la que detecta los síntomas que dan la voz de alarma:
  • Preocupación excesiva por la composición calórica de los alimentos y por la preparación de los alimento.
  • Constante sensación de frío.
  • Reducción progresiva de los alimentos.
  • Obsesión por la imagen, la báscula, los estudios y el deporte.
  • Utilización de trampas para evitar la comida.
  • Hiperactividad.
A estos síntomas se le suman otros rasgos típicos como la irritabilidad, la depresión y los trastornos emocionales o de la personalidad. Asimismo, se manifiesta una alteración de la sensación de saciedad y plenitud antes de las comidas, náuseas, hinchazón, o incluso ausencia de sensaciones. En esta patología también se observan numerosos trastornos cognitivos que se centran en los alimentos, el peso corporal y el aspecto físico.
  • Abstracciones selectiva.
  •  Uso selectivo de la información.
  •  Generalizaciones.
  •  Supersticiones.
  • Se magnifica el lado negativo de cualquier situación.
  •  Pensamiento dicotómico.
  • Ideas autorreferenciales.
  • Inferencia arbitraria
En cuanto a las consecuencias clínicas, los síntomas son los siguientes:
  • La pulsaciones cardiacas se reduce.
  • Se producen arritmias que pueden derivar en un paro cardiaco.
  • Baja la presión arterial.
  • Desaparece la menstruación en las mujeres (amenorrea).
  • Disminuye la masa ósea y, en los casos muy tempranos, se frena la velocidad de crecimiento.
  • Disminución de la motilidad intestinal.
  • Anemia.
  • Aparece un vello fino y largo, llamado lanudo, en la espalda, los antebrazos, los muslos, el cuello y las mejillas.
  • Estreñimiento crónico.
  • La disminución del gasto energético produce una sensación constante de frío.
  • La piel se deshidrata, se seca y se agrieta.
  • Coloración amarillenta en las palmas de las manos y las plantas de los pies por la acumulación de carótenos en las glándulas sebáceas.
  • Las uñas se quiebran.
  • Pérdida de cabello.
  • Problemas con los dientes y edemas periféricos. Hinchazones y dolores abdominales.
Diagnóstico

La anorexia nerviosa se diagnostica, generalmente, basándose en una intensa pérdida de peso y los síntomas psicológicos característicos. La anoréxica típica es una adolescente que ha perdido al menos un 15 por ciento de su peso corporal, teme la obesidad, ha dejado de menstruar, niega estar enferma y parece sana.

Tratamiento

El mayor desafío en el tratamiento de la anorexia nerviosa es ayudarle a la persona a reconocer que tiene una enfermedad. La mayoría de las personas que sufre este tipo de anorexia niega tener un trastorno alimentario y, con frecuencia, ingresa al tratamiento sólo cuando su afección es grave.

Los objetivos del tratamiento son primero restaurar el peso corporal normal y los hábitos alimentarios.
  • Se han diseñado muchos programas diferentes para tratar la anorexia. Algunas veces, la persona puede aumentar de peso:
  • Incrementando la actividad social.
  • Disminuyendo la cantidad de actividad física.
  • Usando horarios para comer.
Los objetivos globales del tratamiento son la corrección de la malnutrición y los trastornos psíquicos del paciente. En primer lugar se intenta conseguir un rápido aumento de peso y la recuperación de los hábitos alimenticios, ya que pueden implicar un mayor riesgo de muerte. Pero una recuperación total del peso corporal no es sinónimo de curación. La anorexia es una enfermedad psiquiátrica y debe tratarse como tal.

 El tratamiento debe basarse en tres aspectos:
  • Detección precoz de la enfermedad: conocimiento de los síntomas por parte de los médicos de atención primaria y de los protocolos que fijan los criterios que el médico debe observar
  • Coordinación entre los servicios sanitarios implicados: psiquiatría, endocrinología y pediatría.
  • Seguimiento ambulatorio: una vez que el paciente ha sido dado de alta, con visitas regulares.
  • Las hospitalizaciones suelen ser prolongadas, lo que supone una desconexión del entorno que puede perjudicar el desarrollo normal del adolescente. Por ello son aconsejables, siempre que se pueda, los tratamientos ambulatorios.
El ingreso en un centro médico es necesario cuando:
  • La desnutrición es muy grave y hay alteraciones en los signos vitale.
  • Cuando las relaciones familiares son insostenibles y es mejor aislar al paciente.
  • Cuando se agravan los desórdenes psíquicos.
El tratamiento ambulatorio es eficaz cuando:
  • Se detecta de manera precoz.
  • No hay episodios de bulimia ni vómitos y existe un compromiso familiar de cooperación.
De esta manera se inicia el tratamiento con la realimentación, que en ocasiones puede provocar molestias digestivas, ya que el cuerpo no está acostumbrado a ingerir alimentos. Con el tiempo se restablece la situación biológica y vuelve la menstruación. Después comienza el tratamiento psicológico, que intenta reestructurar las ideas racionales, eliminar la percepción errónea del cuerpo, mejorar la autoestima y desarrollar las habilidades sociales y comunicativas entre el enfermo y su entorno. La familia debe tomar parte de manera activa en el tratamiento porque en ocasiones el factor desencadenante de la enfermedad se encuentra en su seno y además, la recuperación se prolonga inevitablemente en el hogar.

El tratamiento a menudo es muy arduo y requiere un trabajo intenso por parte de los pacientes y sus familias. Es posible que se ensayen muchas terapias hasta que el paciente logre vencer este trastorno.
Los pacientes pueden marginarse de los programas si tienen esperanzas poco realistas de "curarse" con la terapia sola.

Se utilizan diferentes tipos de psicoterapia para tratar a las personas con anorexia:
  1. La terapia individual cognitiva, conductista, la terapia de grupo y la terapia de familia han sido todas efectivas.
  2. El objetivo de la terapia es cambiar los pensamientos o comportamiento de un paciente con el fin de estimularlo a comer de un modo más sano. Esta clase de terapia es más útil para tratar a los pacientes más jóvenes que no hayan tenido anorexia durante mucho tiempo.
  3. Si el paciente es joven, la terapia puede involucrar a la familia entera. La familia es vista como parte de la solución, en lugar de ser la causa del trastorno alimentario.
  4. Los grupos de apoyo también pueden ser una parte del tratamiento. En estos grupos, los pacientes y las familias se reúnen y comparten lo que les ha pasado.
  5. Los medicamentos, como antidepresivos, antipsicóticos y estabilizadores del estado de ánimo, pueden ayudar a algunos pacientes anoréxicos cuando se administran como parte de un programa de tratamiento completo.
Se sugiere:
  • Hable con el médico si un ser querido está:
  • Demasiado preocupado por el peso.
  • Haciendo demasiado ejercicio.
  • Restringiendo el alimento que come.
  • Con muy bajo peso.
Conseguir ayuda médica oportuna antes puede reducir la gravedad de un trastorno alimentario.

domingo, 18 de noviembre de 2012

El Arte de NO Enfermarse

Si no se quiere enfermar... HABLE DE SUS SENTIMIENTOS.
Emociones y sentimientos que se esconden y se reprimen terminan en enfermedades como: gastritis, úlcera, dolores lumbares, dolor en la columna. Con el tiempo, la represión de los sentimientos degenera hasta el cáncer. Entonces, vamos a sincerarnos, hacer confidencias, compartir nuestra intimidad, nuestros “secretos”, ¡nuestros errores!...El diálogo, el hablar, la palabra, son poderosos remedios ¡y una excelente terapia!

TOME DECISIONES: La persona indecisa permanece en la duda, en la ansiedad, en la angustia. La indecisión acumula problemas, preocupaciones, agresiones. La historia humana está hecha de decisiones. Para decidir es preciso saber renunciar, saber perder ventajas y valores para ganar otros. Las personas indecisas son víctimas de dolencias nerviosas, gástricas y problemas de la piel.

BUSQUE SOLUCIONES: Las personas negativas no consiguen soluciones y aumentan los problemas. Prefieren lamentarse, murmurar, ser pesimistas. Es mejor encender un fósforo que lamentarse por la oscuridad. Una abeja es pequeña, pero produce lo más dulce que existe. Somos lo que pensamos. El pensamiento negativo genera energía negativa que se transforma en enfermedad.

NO VIVA DE APARIENCIAS: Quien esconde la realidad finge, está en pose, quiere dar siempre la impresión de estar bien, mostrarse perfecto, bonachón, etc... acumula toneladas de peso. Una estatua de bronce con pies de barro. Nada peor para la salud que vivir de apariencias y fachadas. Son personas con mucho barniz y poca raíz. Su destino es la farmacia, el hospital, el dolor.

ACÉPTESE: El rechazo de sí mismo, la ausencia de autoestima, hace que nos volvamos ajenos a nosotros mismos. Ser uno mismo es el núcleo de una vida saludable. Quienes no se aceptan a sí mismos, son envidiosos, celosos, imitadores, competitivos, destructivos. Aceptarse, aceptar ser aceptado y aceptar las críticas es sabiduría, buen sentido y terapia.

CONFÍE: Quien no confía, no se comunica, no se abre, no se relaciona, no crea relaciones estables y profundas, no sabe hacer amistades verdaderas. Sin confianza, no hay relación. La desconfianza es falta de fe en sí mismo, en los otros y en Dios.

NO VIVA SIEMPRE TRISTES: El buen humor, la risa, el reposo, la alegría, recuperan la salud y traen larga vida. La persona alegre tiene el don de alegrar el ambiente donde vive. “El buen humor nos salva de las manos del doctor”. La alegría es salud y terapia.

jueves, 15 de noviembre de 2012

El síndrome del Cri du Chat


El síndrome del Cri du Chat (Maullido de gato) fue descrito por primera vez en el año 1963 por el Dr. Jerôme Lejeune. Se estima que tiene una prevalencia de 1 caso por cada 20.000-50.000 nacimientos. Principalmente afecta a las niñas y se han descrito casos dentro de todos los grupos raciales. Se caracteriza por un llanto que se asemeja al maullido de un gato y que se va modificando con el tiempo
El origen del síndrome se halla en una delección parcial del brazo corto del cromosoma 5, (Síndrome Cromosoma 5, Monosomía 5p). Se trataría de una anomalía estructural cromosómica caracterizada por la perdida de parte del material genético (delección). En una mayoría de los casos este defecto estructural se ha producido accidentalmente, durante el desarrollo del espermatozoide o de un óvulo, en el momento de la concepción, sin conocerse exactamente los procesos implicados. Los restantes casos se deben a que lo han heredado de los padres.
 
 
La correlación fenotipo-genotipo en los afectados resulta relevante para poder establecer un pronóstico y manejo adecuado principalmente en lo que se refiere al Retraso Mental y a la evolución del síndrome. En los casos en los que las micro-delecciones son terminales las alteraciones cognitivas pueden ser mínimas lo cual mejoraría considerablemente el pronóstico.

Diagnóstico

Si bien el diagnóstico se sospecha por el llanto persistente y característico del síndrome.


1)      Análisis cromosómico:

 El diagnóstico debe ser siempre médico. Aún en el caso de signos clínicos poco relevantes, el análisis cromosómico aportará los datos determinantes. Estas manifestaciones alteradas aparecen normalmente por primera vez en los afectados, aunque sí se han descrito casos de transmisión entre padres e hijos.

 
2)      Diagnóstico prenatal:
 
Tratar de obtener un diagnóstico mediante una ecografía es difícil. Se aconseja que los padres se informen sobre el síndrome, la posible transmisión del mismo y si hay antecedentes familiares; una vez conocida esta información se recomienda buscar asesoramiento genético y se les realiza a los padres un cariotipo con el fin de determinar si alguno de los padres puede transmitir el síndrome solo se puede confirmar por el análisis cromosómico.


El diagnostico prenatal mediante ecografía es difícil y es aconsejable que los padres se informen respecto al síndrome y su posible transmisión, si hay antecedentes en la familia. Teniendo en cuenta esta información, deben buscar asesoramiento genético y someterse a una prueba de cariotipo con el fin de determinar si alguno de ellos está en riesgo de transmitirlo, si bien, ya se ha apuntado que la transmisión hereditaria, en éste síndrome es de ocurrencia baja (aprox. 20/30% de los casos).

 
Características

En todos los casos el síndrome produce minusvalía psíquica o retraso mental y el impacto de esa anomalía dependerá de la magnitud de los fragmentos ausentes y/o afectados.

 
Las principales características generales, pueden concretarse en:

1.- Retraso en el desarrollo intrauterino y bajo peso al nacimiento
2.- Llanto de tono alto (similar al maullido de gato). Esta característica se pierde a medida que el niño crece.
3.- Estructura facial peculiar, redondeada, con frecuencia con mofletes prominentes ("cara de luna"). Paladar elevado.
4.- Microcefalia (cabeza pequeña).
5.- Ojos separados y dispuestos hacia abajo.
6.- Orejas de implantación baja.
7.- Pliegue epicántico
8.- Cuello corto.
9.- Escoliosis
10.- Bajo tono muscular. Hipotonia.
11.- Cardiopatía congénita
12.- Fracturas espontáneas/fragilidad ósea.
13.- Hernia inguinal
14.- Hiperlaxitud ligamentaria.
15.- Osificación anormal/ausente
16.- Miopia y atrofia óptica
17.- Manos pequeñas. Pies planos.
18.- Retraso Mental, pudiendo ser severo.
19.- Desarrollo lento o incompleto de las habilidades motoras.


Insistir en qué todas éstas características no tienen que estar presente en el síndrome, si bien, son habituales. La presencia o no de ellas y su magnitud dependerá del grado de afectación y la zona concreta donde se produce la delección o delecciones.

 
Evolución
 
El retraso evolutivo se hace evidente desde la etapa intrauterina . Posteriormente su desarrollo sigue siendo lento. La motricidad, el equilibrio y las capacidades intelectuales presentan un retraso significativo a medida que el niño o niña van creciendo.

De los 2 a los 5/6 años, los niños suelen mantener la cara redondeada y la nariz corta con una hipotonicidad general lo que determina que sean sumamente frágiles a la hora de andar, mantener el equilibrio o efectuar cualquier actividad que tenga implicaciones motoras. La boca puede estar abierta. La mandíbula, relativamente pequeña suele producir mal oclusión dental lo que dificulta el reflejo de morder y engullir la comida.

A lo largo del desarrollo suelen presentarse problemas respiratorios de oídos y también de la vista que necesitarán tratamiento por parte del especialista médico. Otro característica, señalada por muchos padres, es que no necesitan dormir mucho, incluso de muy pequeños.

Es importante volver a señalar que las metas evolutivas que puedan alcanzar los afectados por el síndrome vendrán condicionados por tres aspectos fundamentales:


1.- La magnitud de los daños estructurales en el brazo corto del Cromosoma 5 y de las zonas concretas afectadas. Ello nos marca un límite biológico en las metas a conseguir. Normalmente el nivel de retraso motriz va unido al nivel de funcionamiento cognitivo.

2.- De la atención precoz suministrada así como de la atención y/o enseñanza recibida por parte de profesionales especializados.

3.- De la respuesta del niño. Generalmente se asume que cuando el niño muestra interés por la interacción, curiosidad por el entorno, por el aprendizaje, son signos que hacen prever un mejor pronóstico y evolución.


Aproximadamente la mitad de los niños adquieren habilidades verbales suficientes para comunicarse, si bien muy pocos aprenderán habilidades de lecto-escritura, y si lo hacen será a un nivel muy básico.

A medida que se hacen mayores, los signos fenotípicos se hacen menos evidentes. Los niños establecen relaciones sociales con sus iguales, disfrutando en situaciones de juego pero con poco conocimiento o sentido del peligro y escasa capacidad de juicio racional.

Como aspectos positivos mencionar que pueden tener una excelente memoria para situaciones o personas de interés especial, así como un sentido del humor muy peculiar. Son buenos imitadores y pueden copiar modelos de otros niños. Actividades como montar a caballo, nadar, jugar a bolos, jugar con animales, etc..., suelen ser altamente gratificantes para ellos.

Cuando llega la pubertad aparecen los cambios típicos del desarrollo, voz grave, menstruación, etc...

En la vida adulta su estilo de vida variará en función del grado de funcionamiento autónomo, motor y cognitivo que ha asumido. Se están describiendo casos que tras un mal pronóstico evolutivo, el niño a conseguido, mediante ayudas familiares y profesionales, un nivel de rendimiento superior a lo previsto. Se hacen necesarios más estudios al respecto para poder concretar estos aspectos.

Referente a la expectativa de vida hay datos contradictorios. Los últimos estudios apuntan hacia los 50 años. Las complicaciones que se presentan a la edad más avanzada se deben a problemas cardiológicos y respiratorios.

 
El Comportamiento


Se han descrito ya conductas positivas de interés por la socialización, disfrute de ciertas tareas junto con un humor especial y muestras de cariño y afecto a sus allegados, sin embargo, hay otras conductas de tipo disruptivo, que pueden presentarse y ser susceptibles de tratamiento psicológico. A saber:

1.- Conductas disruptivas de arañar o morder a compañeros
2.- Conductas auto-lesivas, arañazos, golpes en la cabeza, mordiscos en los brazos.
3.- Miedo a determinados objetos
4.- Timidez ante situaciones nuevas o extraños con reacciones anómalas.
5.- Conductas desafiantes.

 

Orientaciones para la intervención


Como la mayoría de síndromes no tiene un tratamiento específico disponible. La intervención será multidisciplinar. Se necesitará la intervención de médicos (neurólogos, traumatólogos, oftalmólogos, etc...) para tratar los aspectos más orgánicos y psicólogos, fisioterapeutas, logopedas, psicomotricistas, asistente social, para los aspectos educativos y sociales.


Intervención con la familia:

  • Aceptación y comprensión del problema.
  • Actuación precoz una vez confirmado el diagnóstico.
  • Asumir el compromiso de buscar soluciones y tratamientos para los distintos síntomas.
  • Coordinación y complicidad con el equipo de profesionales trazando las diferentes metas desde una perspectiva realista y eficaz.

Tratamiento

 No existe tratamiento específico disponible para este síndrome, pero existen métodos de mejora de su calidad de vida


Y más importante la Revisiones Medicas e Intervención psicológica y educativa con el niño.