El
suicidio es el acto por el que un individuo, deliberadamente, se provoca la
muerte.
Aquí
en México al año mueren por suicidio alrededor de un millón de personas, cada
día hay en promedio casi 3 mil personas que ponen fin a su vida; al menos
20 intentan suicidarse por cada una que
lo consigue y se afectan al menos 6 personas cercanas. Se estima que las dos
terceras partes de quienes se quitan la vida sufren depresión y que los
parientes de los suicidas tienen un riesgo más elevado (hasta cinco veces más)
de padecer tendencias al respecto. Los padecimientos psíquicos se encuentran
presentes en 9 de cada 10 casos de suicidio; entre ellos, aparte de la
depresión se encuentran también los trastornos de ansiedad y las adicciones.
Muchas
religiones monoteístas lo consideran un pecado, y en algunas jurisdicciones se
considera un delito. Por otra parte, algunas culturas, especialmente las
orientales, lo ven como una forma honorable de escapar de algunas situaciones
humillantes o dolorosas en extremo.
El
suicidio puede ser efecto de trastornos psiquiátricos, que comúnmente se
acompañan de depresión o ansiedad, como el trastorno de ansiedad generalizada,
el trastorno de pánico, el trastorno bipolar, la esquizofrenia, trastorno límite
de la personalidad, y otros trastornos, o cuestiones de vida estresantes, como
problemas serios a nivel financiero o en las relaciones interpersonales.
En estos casos patológicos es principalmente
la enfermedad lo que provoca el suicidio y no el análisis lógico del individuo.
Antes que la acción, el suicidio comienza en el pensamiento.
Ya
sea por problemas personales y/o emocionales, las personas suicidas deben ser
evaluadas como individuo para entonces entender el suicidio a nivel social.
Estos individuos poseen un sentido de indefensión y desesperanza ante las
situaciones que los afectan. Las personas suicidas exhiben algunas
características tales como depresión, impulsividad, baja tolerancia a la
frustración y son personas sin espíritu de lucha. Suelen ser pacientes más
agresivos, exigentes, dependientes e insatisfechos que los demás. Teniendo en
cuenta el perfil de la persona suicida se podrían prevenir algunos suicidios
con psicoterapia, farmacoterapia y hospitalización en casos extremos. Los
indicadores y comportamientos varían dependiendo de la persona. EL DSM-4 “los
pensamientos recurrentes (no solo el temor a la muerte), ideación suicida
recurrente sin un plan específico o una tentativa de suicidio o un plan
específico para suicidarse son síntomas de personas con depresión mayor”.
El
proyecto suicida nunca es improvisado, aunque la realización a veces sea
impulsiva. El suicida lo venía pensando desde tiempo antes, y en la mayoría de
los casos se lo había comunicado a alguien con anterioridad. La idea de que
alguien que habla de suicidarse no lo hará es falsa, toda amenaza debe ser
tomada seriamente.
La
mayoría de los intentos de suicidio no terminan en muerte. Muchos de estos
intentos se llevan a cabo en una forma en que el rescate sea posible. Estos
intentos a menudo representan un grito desesperado en busca de ayuda.
Algunas
personas intentan suicidarse de una manera que sea menos probable de llevar a
la fatalidad, como envenenamiento o sobredosis. Los hombres, especialmente los
ancianos, tienen mayor probabilidad de escoger métodos violentos, como
dispararse. Como resultado, los intentos de suicidio por parte de ellos tienen
mayor probabilidad de consumarse.
Hay
que diferenciar las tentativas de suicidios de los suicidios consumados, los
primeros suelen ser llamadas de atención pero hay que controlarlos muy de cerca
porque dichas tentativas suelen repetirse con bastante asiduidad durante las
primeras semanas que siguen a la tentativa y existe el riesgo finalmente de
consumarlo.
Freud
aporta la hipótesis psicoanalítica de que el suicidio manifiesta una
agresividad dirigida originalmente contra otra persona (el objeto de amor
perdido) que al no poder ser descargada se dirige hacia el propio individuo, es
decir, secundariamente, contra sí mismo.
Para
algunos colegas psiquiatras y psicólogos no existe un único factor
desencadenante de un suicidio, sino que éste es una acción multi-determinada
por diversos factores intervinientes que al conjugarse se potencian. Es natural
en el hombre relacionarse con su entorno y socializar, pero cuando estos
vínculos se rompen se piensa que cierto problema no tiene solución y la persona
se encuentra sumergida en un estado de depresión total. Entonces, ve en el
suicidio una salida fácil y rápida para acabar con tanto malestar emocional.
Las personas que se
suicidan se sienten perseguidos por su propia tortura. Es su culpa la que les
hace no estar en paz consigo mismos
El
ser humano continuamente lleva a cabo acciones auto-destructivas como por
ejemplo fumar, beber en exceso, practicar deportes de riesgo pero la intención
habitualmente no es la de acabar con la propia vida sino experimentar
determinado placer. Cuando una persona tiene una intención de suicidio no
buscan el deleite sino acabar con el sufrimiento porque su visión de túnel no
permite ver otras posibles salidas.
Toda
muerte meditada o inmediata de un acto positivo o negativo, ejecutado por la
misma víctima, se considera suicidio. La persona renuncia a su existencia, este
acto es cumplido con conciencia de lo que va a ocasionar. La víctima sabe cuál
va a ser el resultado de su conducta.
Los tipos de suicidio
son los siguientes:
Suicidio consumado:
Conducta auto-destructiva y auto infringido que acaba con la muerte de la
persona que lo lleva a cabo.
Suicidio frustrado:
Suicidio que no llega a consumarse porque un imprevisto (algo con lo que no
contaba el sujeto) lo interrumpe. Es aquel acto suicida que, de no mediar
situaciones fortuitas, no esperadas, casuales, hubiera terminado en la muerte.
Intento de suicidio:
Daño auto infringido con diferente grado de intención de morir y de lesiones. También
denominado parasuicidio, tentativa de suicidio, intento de auto-eliminación o
autolesión intencionada. Es aquel acto sin resultado de muerte en el cual un
individuo deliberadamente, se hace daño a sí mismo.
- Ideación suicida:
Consisten en pensamientos de terminar con la propia existencia y que pueden
adoptar las siguientes formas de presentación:
- Idea suicida sin un
método específico, pues el sujeto tiene deseos de matarse
pero al preguntarle cómo lo va a llevar a efecto, responde: “no sé cómo, pero
lo voy a hacer”.
- Idea suicida con un
método inespecífico o indeterminado en la que el individuo
expone sus deseos de matarse y al preguntarle cómo ha de hacerlo, usualmente
responde: “De cualquier forma, ahorcándome, quemándome, pegándome un balazo.”
- Idea suicida con un
método específico no planificado, en la cual el sujeto
desea suicidarse y ha elegido un método determinado para llevarlo a cabo, pero
aún no ha ideado cuándo lo va a ejecutar, en qué preciso lugar, ni tampoco ha
tenido en consideración las debidas precauciones que ha de tomar para no ser
descubierto y cumplir con sus propósitos de autodestruirse.
- El plan suicida o idea
suicida planificada, en la que el individuo desea
suicidarse, ha elegido un método habitualmente mortal, un lugar donde lo
realizará, el momento oportuno para no ser descubierto, los motivos que
sustentan dicha decisión que ha de realizar con el propósito de morir.
Gesto suicida:
Amenaza con hechos sobre una conducta auto-destructiva que se llevará a cabo.
Suele estar cargada con simbolismos. Es el ademán de realizar un acto suicida. El
gesto suicida incluye el acto, que por lo general no conlleva lesiones de
relevancia para el sujeto, pero que hay que considerar muy seriamente.
Amenaza suicida:
Lo mismo que el anterior pero con palabras. Consiste en la insinuación o
afirmación verbal de las intenciones suicidas, expresada por lo general ante
personas estrechamente vinculadas al sujeto y que harán lo posible por
impedirlo. Debe considerarse como una petición de ayuda.
Equivalentes suicidas:
Son auto-mutilaciones que puede hacerse una persona.
Suicidio colectivo:
La conducta auto-destructiva la llevan a cabo varias personas a la vez. En este
tipo de suicidios lo normal es que una persona del grupo sea la inductora y el
resto los dependientes.
Suicidio racional:
Una persona que tras una larga enfermedad por ejemplo incapacidad, llega a la
conclusión de que lo mejor que puede hacer es suicidarse.
El suicidio accidental:
El realizado con un método del cual se desconocía su verdadero efecto o con un
método conocido, pero que no se pensó que el desenlace fuera la muerte, no
deseada por el sujeto al llevar a cabo el acto. También se incluyen los casos
en los que no se previeron las complicaciones posibles
El Suicidio
intencional: Es cualquier lesión auto-infligida
deliberadamente realizada por el sujeto con el propósito de morir y cuyo
resultado es la muerte. En la actualidad aún se debate si es necesario que el
individuo desee morir o no, pues en este último caso estaríamos ante un
suicidio accidental, en el que no existen deseos de morir, aunque el resultado
haya sido la muerte.
De
todos los componentes del comportamiento suicida, los más frecuentes son las
ideas suicidas, los intentos de suicidio y el suicidio consumado, sea
accidental o intencional.
Las
ideas suicidas son muy frecuentes en la adolescencia sin que ello constituya un
peligro inminente para la vida, si no se planifica o se asocia a otros
factores, llamados de riesgo, en cuyo caso adquieren carácter mórbido y pueden
desembocar en la realización de un acto suicida.
Llame
a su médico o asista de inmediato con un profesional de la salud mental, si
usted o alguien que usted conozca está teniendo pensamientos suicidas