jueves, 20 de agosto de 2015

Mentir en una Relación

En las relaciones, hombres y mujeres no suelen decir siempre la verdad. Mienten para conseguir sexo, por necesidad, por amor. Las parejas mantienen un equilibrio delicado entre la sinceridad y la conveniencia personal. Es el arte del compromiso. “Mentira: cosa que se dice, sabiendo que no es verdad, con intención de que sea creída”.
Además, es habitual que una mentira acabe convirtiéndose en una cadena de mentiras en la que una lleva a la otra para tapar la anterior y así sucesivamente. Finalmente, la persona acaba enredada en un cúmulo de engaños del que ya no sabe cómo salir, resultando mucho más difícil que al principio enfrentar la realidad. Sorprendentemente, las consecuencias de mentir a la pareja coinciden con las causas por las que mentimos. Cuando la mentira es descubierta, la relación se llena de incomunicación, desconfianza, inseguridad e incomprensión. Por lo tanto, la mentira suele convertirse en un bucle de malestar e insatisfacción.

En terapia el paciente se miente a si mismo muchas veces como una forma de preservarse de la verdad que le podría ocasionar un dolor mayor como la angustia. El mentir es una manipulación cínica, una resistencia contra el análisis.

“El mentiroso vive con miedo a perder el control. No puede siquiera desear una relación sin manipulación. El mentiroso está asustado, teme que sus propias verdades no sean suficientemente buena, el mentiroso le teme al vacío. El mentiroso tiene muchos amigos y lleva una existencia de gran soledad. El mentiroso sufre a menudo de amnesia, que es el silencio del inconsciente. Mentir habitualmente, como modo de vida, es perder contacto con el inconsciente.”

Descubrir una mentira duele, pero también es doloroso ser el que miente. En una relación de pareja ambos sufren con la mentira y recuperarse de ese daño lleva tiempo, paciencia y esfuerzo.

Si las mentiras se repiten y continúan extendiéndose en el tiempo, la pérdida de confianza es prácticamente inevitable. Permanecer en una relación en la que no existen confianza, seguridad, comunicación y comprensión supone un desgaste muy intenso para los dos.

Qué hacer si tu pareja te ha mentido

Si crees que tu pareja te ha mentido o está mintiéndote, el primer paso es hablarlo con ella de forma honesta, como adultos maduros y sensatos. Es frecuente que personas que se sienten inseguras de sí mismas duden de su pareja e imaginen mentiras que terminan por no ser ciertas.

Si finalmente tu pareja te confirma que tus sospechas eran reales y que te ha mentido, las siguientes pautas pueden serte de utilidad:
  • Valora el grado de importancia que le das a esa mentira. Deja pasar unos días y vuelve a valorarlo. Es posible que la intensidad de tus emociones se haya reducido y puedas pensar con más claridad.
  • Haz balance y decide si te sientes capaz de seguir confiando en tu pareja o necesitas terminar la relación.
  • Si decides continuar, permítete un tiempo de “reajuste” tras la mentira. No pretendas hacer como si nada hubiera pasado de un día para otro.
  • Ten en cuenta que perdonar no es lo mismo que olvidar. Proponerse olvidar la mentira es absurdo, ya que no está en nuestra mano decidir voluntariamente qué recordamos y qué no. Sí podemos decidir si deseamos perdonar al otro.
  • No intentes vengarte ni pagarle con la misma moneda: en ese tipo de batallas de pareja sólo quedan perdedores.
  • Procura no obsesionarte con las mentiras, ya que puedes caer en un desmesurado control de tu pareja que no resultará positivo ni estará basado en la confianza. Que te haya mentido una vez no significa que vaya a hacerlo siempre.
  • Cuida tu autoestima y no permitas que ningún tipo de engaño la dañe.
  • Si pasa un tiempo y notas que no has podido recuperar la confianza, háblalo con tu pareja para poner una solución. Es preferible dejar la relación que vivir ambos angustiados en una relación tormentosa.
Qué hacer si eres tú quien está mintiendo a tu pareja

Si, por el contrario, eres tú quien está mintiendo a su pareja, también tienes mucho qué hacer. Puedes guiarte por los siguientes consejos:
  • Valora el grado de importancia que le das a tu mentira, pero contempla también el grado de importancia que le daría tu pareja.
  •  Identifica cuál es la causa de tu mentira: ¿Falta de comunicación, falta de confianza, falta de seguridad, falta de comprensión? Una vez identificada la carencia, comienza a dar pasos para solventarla.
  • Intenta poner fin a la mentira cuanto antes. Cuanto más lo alargues, peor será: todo se enredará más y el paso del tiempo empeorará la situación.
  • Explica a tu pareja, de forma honesta y lo más calmada posible, por qué mentiste. Para eso, es importante que previamente reflexiones y tengas claro por qué lo hiciste, ya que a veces ni siquiera nosotros mismos somos plenamente conscientes de las razones de nuestros actos.
  • Respeta los tiempos de tu pareja, sin presiones. Recuperar la confianza lleva un tiempo.
  • Hacerse responsable de los propios actos conlleva enfrentar las consecuencias que se derivan de ellos. Te sentirás mejor si lo haces.
  • Identifica si necesitas ciertos cambios en la relación para no volver a sentirte tentado de caer en la mentira, y plantéale esas propuestas a tu pareja. Ir renovando la relación en función de las necesidades de ambos es muy positivo para los dos.
  • No te hundas: de los errores se aprende. Intenta extraer una enseñanza de esta situación.
Mentir continuamente, además de ser una posible patología, también es un esfuerzo mental que produce incomodidad, tiene como consecuencia un profundo malestar y daña la relación. La verdad hace libre a las personas. No hay nada más gratificante en una pareja que tener la sensación de máxima transparencia entre los dos. Piénsalo 2 veces antes de mentir a tu pareja. 

Plantea las consecuencias de tus actos y decide, de forma libre, lo que quieres hacer: si asumir tu responsabilidad o esconderte tras el escudo protector de una mentira.

Recomendación

Dale tiempo. Un corazón roto tarda en sanar, igual que una herida física.

lunes, 10 de agosto de 2015

Psicoanálisis de la Automutilacion

A través de la historia de la humanidad, las marcas en la piel ya sean autoinfligidas o infligidas por otro, han adquirido diferentes significados y formas de interpretarse, por parte del sujeto y por parte de la sociedad.

Françoise Dolto en su obra titulada “La imagen inconsciente del cuerpo”, postula a la imagen del cuerpo como: “una síntesis viva de nuestra experiencias emocionales (…) una encarnación simbólica inconsciente del sujeto deseante”.

Sin embargo la constante es la expresión a través de la piel, que es nuestra primera herramienta de presentarnos ante el mundo físicamente. Freud (1905) afirma que la piel debe ser considerada como la zona erógena por excelencia, ya que en ella pueden tornarse un cúmulo de excitaciones placenteras. La piel reviste particular erogeneidad en el caso de los impulsos de crueldad y dolor, ambos constitutivos de la pulsión sexual.

El abordaje psicodinámico y psiquiátrico de la conductas de automutilación como síntoma de diferentes patologías ha permitido un mejor entendimiento y tratamiento del paciente.

Los trastornos psiquiátricos asociados a la AM, según el DSM son:
  • Cuadros orgánicos cerebrales
  • Trastornos del desarrollo de la infancia
  • Esquizofrenia y otras psicosis
  • Trastornos del ánimo
  • Depresión y Enfermedad bipolar
  • Trastornos de ansiedad
  • Crisis de pánico, T.O.C. y T.E.P.T.
  • Trastornos disociativos
  • Trastornos del desarrollo de la personalidad
  • Límite, antisocial
  • Trastornos relacionados con sustancias
  • Trastornos del control del impulso
  • Tricotilomanía
  • Trastornos facticios
  • Trastornos de la conducta alimentaria.

El perfil característico de una persona que comete AM es el de una mujer de clase media, con un nivel intelectual sobre el promedio y que inicia esta conducta en la adolescencia La autolesión suele esta correlacionada con experiencias traumáticas de la infancia o serios compromisos de identidad y con el grado de impulsividad, el enojo crónico y la ansiedad crónica. Presentan baja autoestima, intolerancia a la frustración, descontrol de impulsos y disfunción familiar. No tienen mecanismos de autocuidado ni destrezas, presentan dificultades en la vinculación, necesidad de aprobación y afecto e inmadurez emocional que repercute en la dificultad que presentan para identificar, reconocer, expresar y manejar las emociones, emociones que no pueden canalizar y que explotan con el acto impulsivo que no da tiempo a reflexionar y que lo expresan por medio de una autoagresión.

En 1935, Menninger clasifica la automutilación dependiendo el tipo, y el contexto en el que se presente, tomando en cuenta que el síntoma opera debido a que la agresión dirigida hacia un objeto externo se vuelve hacia el yo y ésta a su vez es reforzada por medio del autocastigo. La clasificación propone los siguientes tipos de automutilación

1) neurótica, 2) religiosa, 3) ritos en la pubertad, 4) en pacientes psicóticos, 5) en presencia de padecimientos orgánicos, y 6) en personas normales. Al final la automutilación es el resultado del conflicto entre impulsos agresivos y destructivos provenientes del Superyó y la voluntad de vivir, teniendo como resultado la autodestrucción parcial de alguna parte del cuerpo, gratificando los impulsos agresivos anticipándose a las consecuencias de una destrucción total.

Actualmente existen diferentes teorías y postulados los cuales permiten un mejor acercamiento y entendimiento de la automutilación como un síntoma.

En la adolescencia, se reeditan los diferentes conflictos no resueltos en la infancia, como la representación del cuerpo, sus funciones y la imagen corporal etc. Al mismo tiempo en este periodo los cambios en el funcionamiento mental hacen posible que la persona dirija la agresión hacia sí mismo en formas extremas como lo es la automutilación.

La autodestrucción, que se manifiesta en cortes, quemaduras, rasguños, arañazos, tirones del pelo, golpes (sobre todo en la cabeza), auto lesiones, cualquier forma de producción de dolor es una forma de expresar el sufrimiento, una forma no verbal de comunicación donde los sentimientos se transmiten visualmente a través del cuerpo. Generalmente, se usa para liberarse de sentimientos de rabia, ira, tristeza, soledad, rencor y dolor emocional. Se efectúa para liberar esas emociones que el autoagredido no puede expresar. También, a veces, ante el sentimiento de no estar vivo, los autoflageladores se cortan para cerciorarse de que siguen vivos.

Muchos psicoanalistas hacen especial hincapié en que durante la adolescencia se debe adquirir madurez psíquica, a través del separación del vínculo con los objetos originales.

En los pacientes con conductas de automutilación, es común encontrar que la relación con la madre ha sido marcada por la ambivalencia, caracterizada por intensos sentimientos hostiles marcados por deseos de muerte, a la par de intensos sentimientos de amor. Por lo tanto la perdida vivida como abandono, es experimentada como la confirmación del deseo omnipotente de muerte, así como una amenaza al vínculo encargado de suministrar la energía libidinal esencial; ya que el objeto, la madre, ha sido retenida a través de introyección; por lo tanto los ataques al propio cuerpo son dirigidos a este objeto previamente introyectado.

Se ha observado que en lugar de buscar gratificación sexual a través de sus propios genitales en proceso de maduración por medio de la masturbación y las fantasías que la acompañan, los adolescentes con conductas de automutilación, son incapaces de controlar las fantasías masturbatorias ya que éstas generalmente están vinculadas  a la escena primaria, generando gran cantidad de displacer; por lo tanto el acto destructivo en sí es vivido en la fantasía inconsciente como la destrucción de los genitales, fuente de displacer; dando al adolescente la posibilidad de ejercer un rol pasivo y activo dentro de la fantasía.

El acto de automutilación, tiene componentes placenteros; ya que el acto de cortar la piel también representa una actividad autoerótica, que involucra tanto el intento de gratificación sexual a través de la masturbación, pero a la vez el castigo por el impulso de autoestimulación. El acto de automutilación es una acto de extrema desesperación en el que las defensas del paciente no pueden mantener el control de los impulsos sexuales ya agresivos; por lo tanto el paciente se vuelve el perpetrador y la víctima.

Se podría decir que los pacientes que presentan conductas de automutilación crecen en un ambiente ambivalente, en el que el padre generalmente es ausente y la madre puede ser sobreprotectora, controladora, pero sobretodo inconstante en lo que refiere a la relación con su hijo. Los episodios de automutilación se presentan como un intento de eliminar las fantasías de la escena primaria como parte de la masturbación, como una manera de separarse de la madre; pero sobretodo cumplen una función de purificación que modula los estados de ansiedad, tensión sexual, e impulsos agresivos.

Por último es importante mencionar que el acto de cortarse es generalmente un pasaje al acto en el que el sujeto intenta solucionar la experiencia de abandono y la amenaza de aniquilación vivenciada cuando se experimenta una situación. Cada cicatriz es un grito de que pide ayuda.

 “Seguir recurriendo a la actuación y no a la verbalización funciona en los jóvenes como reforzador de la idea de  transgresión a las normas, a su cuerpo y a la autoridad”.

Bibliografía

Agazzi, L. (2006). Escrituras en el cuerpo sus afecciones. Reflexiones Psicoanalíticas. México: Círculo Psicoanalítico Mexicano.
Daldin, H. (1990). Self-Mutilating Behavioour in Adolescence With Comment son Suicidal Risk. Bulletin of the Anna Freud Centre 13: 279 -293.
Kernberg, O.F. (1988). Clinical Dimensiones of Masochism. Journal of the American Psychoanalytic Association 36: 1005-1029.
Miller, F. And Bashkin, E. A. (1974). Depersonalization and Self-Mutilation. Psychoanalytic Quarterly 43: 638-649.
Friedman, M., Glasser, M., Laufer, E., Laufer, M. And Wohl, M. (1972). Attempres Suicide and Self.Mutilation in Adolescence: Some Observations from a Psychoanalytic Research Project. International Journal of Psycho-Analysis 53: 179-183.

Hernández, N. (2010). Reflexiones sobre Marcas en la Piel. Psicología Iberoamericana, vol.18, núm 1, enero-junio: 38-46
http://alex-psicoclinica.blogspot.mx/2012/02/automutilacion.html

viernes, 7 de agosto de 2015

La Paramnesia Reduplicativa

Es la creencia delirante de que un lugar o escenario ha sido duplicado, existiendo en dos o más espacios simultáneamente, o bien de que ha sido "reubicado" en otro lugar.
El término paramnesia reduplicativa fue utilizado por primera vez en el año 1903 por el neurólogo Arnold Pick. Aunque se ha encontrado que el fenómeno ya había sido descrito en el año 1788 por el naturalista suizo Charles Bonnet. No fue hasta 1976 cuando se prestó una seria consideración al trastorno, cuando Benson  presento tres nuevos casos. Benson no se limitó a describir los síntomas de sus pacientes, sino que intentó explicar el fenómeno en términos de déficits neurocognitivos, también presentes en estos casos. Este fue uno de los primeros intentos de dar una explicación neuropsicológica para este trastorno.

La paramnesia reduplicativa ha sido mencionada en el contexto de numerosos trastornos neurológicos, incluyendo el accidente cerebrovascular, la hemorragia cerebral, tumores, demencias, encefalopatías y diversos trastornos psiquiátricos.

La reubicación ilusoria de un escenario en un lugar familiar, normalmente, los lugares que el sujeto cree que han sido reduplicados resultan familiares para él, como su casa, su lugar de trabajo, el hospital o un centro al que acuda de forma habitual. Aunque en ocasiones el paciente cree que se encuentra en lugares más exóticos o fantásticos (es más raro que se sufra paramnesia reduplicativa).

Ejemplo, el paciente puede insistir en que el hospital en que se encuentra ingresado ha sido duplicado y cambiado de ubicación, y que ambos coexisten al mismo tiempo, con el mismo nombre, idénticos, y con las mismas personas. Esto crea una especie de sensación de "mundos paralelos".

Explicaciones Médicas

Las primeras explicaciones de corte psicodinámico sugerían que la paramnesia reduplicativa no estaba directamente relacionado con el daño cerebral, sino que surgía a partir de la negación de la enfermedad. Concretamente, según Weinstein y Kahn en aquellas personas que consideraban la enfermedad como una "imperfección, debilidad o desgracia". Otras investigaciones tempranas aceptaban que el daño cerebral era un factor importante, pero sugerían que la desorientación era una "reacción histérica" motivada por el deseo de volver a casa.

Sin embargo, la mayoría de las teorías actuales sugieren que el trastorno está causado por un mal funcionamiento de los sistemas cerebrales relacionados con la memoria y la sensación de familiaridad. Curiosamente, esta era la base de la explicación original que había ofrecido Pick, en la que sugería que el mecanismo crucial era un "ataque convulsivo" que alteraba la memoria consciente.
Benson añadió posteriormente que los daños en el hemisferio derecho de los pacientes les incapacitaban para mantener la orientación debido al deterioro de la percepción viso-espacial y de la memoria visual, mientras que los daños en los lóbulos frontales dificultaban la inhibición de las falsas impresiones causadas por la desorientación.

Las investigaciones más recientes han respaldado esta visión y se han establecido nexos con la literatura sobre el fenómeno de la confabulación, por el que los pacientes parecen evocar falsos recuerdos sin darse cuenta de que son falsos, y que suele asociarse también con daños en los lóbulos frontales. El daño en el hemisferio derecho también se asocia a la anosognosia, un desorden que provoca que los pacientes no sean conscientes de los déficits que sufren como consecuencia de un daño cerebral determinado. Esta falta de conciencia de la propia enfermedad también parece hallarse presente en la paramnesia reduplicativa.

El estudio de un caso concreto ha sugerido una explicación más detallada, que apunta a que el daño en la ruta ventral del sistema visual, que conecta la corteza visual con ciertas áreas del lóbulo temporal, puede provocar la desorientación viso-espacial y las dificultades de integración de recuerdos. Está firmemente comprobado que las áreas temporales (incluido el hipocampo) interactúan con el lóbulo frontal durante la formación y recuperación de recuerdos, lo que proporciona una explicación sobre por qué los daños frontales pueden llegar a causar este trastorno.

En la actualidad no existe un tratamiento específico para esta dolencia, sino que suele dirigirse a tratar la causa que dio origen a la misma y también se suministran al paciente antidepresivos para contrarrestar las alteraciones del ánimo que pueda ocasionar la enfermedad.

Es maravilloso e interesante saber que en el fondo del cerebro se esconde una fuerza capaz de crear un entorno completamente nuevo.

martes, 4 de agosto de 2015

Sufrir por Amor

Es increíble que alguien te rompa el corazón en pedazos y aun sigas amándole  con cada uno de los pedacitos.
Insomnio, inapetencia, hambre, apatia, parálisis, tristeza, pesimismo, aislamiento, falta de autoestima, etc. El sufrimiento amoroso es universal y el proceso se asemeja al duelo por la muerte de un ser querido. “Las rupturas son siempre traumáticas y dolorosas” aunque sean elegidas y sepamos que son inevitables. La separación casi nunca se produce con un corte limpio de bisturí, porque las parejas están pegadas con chicle y cuando consiguen despegarse por un lado, ya están pegadas por el otro.
El amor de pareja es un sentimiento placentero: despierta el bienestar propio y los mejores deseos para estar con el otro. Pero cuando ya no está, cuando el amor se va, ponemos a prueba la capacidad para convertirlo en una experiencia del pasado.

Existen personas que viven sufriendo por amor. La queja constante gira, casi siempre, sobre el amor no correspondido: desengaños, insatisfacción, elección de sujetos violentos, idealización del vínculo, postergación de otros intereses personales, etc.


El objetivo de estas personalidades es “cumplir el sueño de encontrar el hombre o la mujer que les asegure el amor perpetuo”. Rápidamente creen estar enamorados, con una pasión incontrolable y demandan a su parte-naire igual “intensidad de amor y compromiso”. La ansiedad por conocer los sentimientos del otro los hace impulsivos, posesivos y celosos. Hay infinidad de ejemplos que dan cuenta de esta necesidad: incontrolables llamados telefónicos, conductas manipuladoras, llanto fácil y amenazas de daño o suicidio.
Hay mujeres que sufren por amor y para retener a su pareja y demostrarle las “bondades” que poseen, se ofrecen en materia sexual, suponen que si se muestran efusivas y desbordadas por el deseo podrán volver a “atrapar” al hombre amado.

La búsqueda de acciones urgentes para reconquistarlo actúa provocando más rechazo. Todos conocemos la frase “no puede haber cambiado en tan poco tiempo”. Toda nueva conducta es, en realidad, una acción falsa que impacta en las esperanzas de la mujer, que se reprocha ahora por el nuevo fracaso. Tanto accionar no queda solo en la intimidad. Amigas, familiares o desconocidos se enterarán de sus malas elecciones, así las sufrientes  se sumergen más en la  angustia y frustración por no tener el amor ideal (simbolismo). 


“cuanto mayor es nuestra inmadurez, más sufrimos cuando dejan de querernos”.
Las peores elecciones son los sujetos violentos. La dependencia se convierte en un vínculo perverso, de sometimiento, difícil de romper.


Cuando te dejan “se produce la expresión máxima del sufrimiento amoroso y es la variante que provoca mayor ansiedad, aunque las reacciones dependen del perfil caracterial: los inmaduros alternan momentos de rechazo y desesperación hacia la pareja con otros en los que intentan recuperar su amor. Su sufrimiento es intenso y lo manifiestan a través de conductas destructivas. Los que tienen un perfil reprimido suelen reaccionar de forma auto-punitiva, considerándose responsables del abandono y encerrándose en sí mismos; mientras que los neuróticos son los que más hacen sufrir con sus reacciones, puesto que suelen transformar el amor en odio y deseo de venganza”.
En otros casos, las decepciones amorosas generan inestabilidad emocional, caprichos, “berrinches” y hasta conductas de auto lesión para retener al ser amado. Hacen esfuerzos desmedidos para reconquistarlo, aun sabiendo que la relación no da para más. Tampoco aprenden de las experiencias pasadas y tienen poca capacidad de auto afirmación y de reflexión.

Hay una teoría según la cual no sufrimos por amor, sino por vacíos no resueltos de cuando éramos más pequeños. “Es absolutamente imposible sufrir por amor, se sufre por carencias y heridas emocionales de la infancia”.
Ya sea real o imaginaria esa impresión de caer y caer, precipitándose en el abismo, reproduce una vivencia infantil muy primitiva. Perder la protección de la madre significa verse expuesto a la inmensidad del mundo exterior y produce una sensación muy parecida a la que tenemos que soportar cuando una relación amorosa toca a su fin. En el pozo oscuro del duelo sólo hay desesperanza y mientras se está allí no se tienen ganas de nada”.

Piénsalo bien. Tal vez no estés sufriendo ni hayas sufrido por amor, verdaderamente. Sí por no ver tus sueños cumplidos, los que imaginaste desde hace años. Por aguantar tratos que no mereces, para salvar la pareja. Por querer que cierta persona te considere de una manera especial, o te elija como compañera (o compañero) de vida, y no lo has logrado. Enfocar lo que realmente causa un problema es muy útil para poder solucionarlo y empezar a dejar atrás el dolor que provoca.
Si estás en una pareja que te produce insatisfacciones, en algún momento la elegiste, por alguna razón. Conocer esta razón te permitirá sanar lo que sea necesario. Si crees que amar demasiado, aunque no te valoren y te hieran, es la forma de relacionarse en una pareja, primeramente precisarías cambiar esta creencia dañina para aspirar a un vínculo de pareja más sano.

Asimismo, si has dejado mucho de lado por estar con alguien o te hallas en una relación que no te hace feliz, lo importante es que bucees dentro de ti para ver por qué estás con esta persona, qué repites de tu historia familiar, qué obtienes en realidad. La solución no está en el otro “el problema es que me grita, no me presta atención, no me da lo que preciso” sino en ti mismo.
No estoy diciendo que sea sencillo modificar este tipo de vinculación, hacerte cargo de tu propia vida y dejar el sufrimiento atrás. Lo que sí digo es que es posible y vale la pena.

Si estás “atrapado” (o atrapada) en una relación problemática y sientes que sufres por amor, tienes la llave de la solución en tu poder. ¿La vas a usar?


“Después de un tiempo, todos superan la crisis y reconocen que lo mejor es romper el vínculo que no funciona, aunque deba soportarse un cierto grado de sufrimiento. Por eso no tiene sentido que, para evitar ese dolor, ciertas personas sigan manteniendo relaciones con un coste emocional mayor que el de la ruptura”

Maneras de Afrontar el Dolor

Según Antonio Bolinches en su libro “Amor al segundo intento”, el sufrimiento no se elige, pero la forma de sufrir sí, por lo que resulta constructivo o destructivo en función de cómo se afronta.

Comportamientos destructivos:
• Negar el sufrimiento que ha provocado la ruptura de la pareja.
• Culpabilizar al otro de todo lo que ha pasado.
• Recluirse en uno mismo.
• Obsesionarse con el pasado.
• Refugiarse en hábitos tóxicos.
• Exigir apoyos a los demás, pero no ayudarse uno mismo.

Comportamientos productivos:

• Aceptar que el sufrimiento tras las ruptura es algo natural.
• Analizar lo sucedido y autocriticarse.
• Recuperar aficiones.
• Iniciar nuevos proyectos.
• Evitar las conductas destructivas.
• Buscar apoyos y ayudarse uno mismo.

Tips para dejar de sufrir
  • Intenta dejar de lado los pensamientos que te hacen creen que eres una desafortunada (o) y que no cuentas  con capacidades para afrontar las relaciones amorosas con éxito.
  • Deja de lado las creencias de qué le corresponde al hombre y qué a la mujer. Los roles de actividad y pasividad son construcciones culturales que limitan la acción y reducen el goce.
  • No subestimes tus capacidades innatas.
  • No sumes al desengaño actual las malas experiencias del pasado. Vive el “aquí y ahora”.
  • No dejes que los demás influyan en la elección. Confía en tus apreciaciones.
  • Deja de pensar en el amor no correspondido. Muchos son los factores que intervienen en la formación de una pareja.
  • No dejes que nada ni nadie te minimice, humille, golpee, ultraje tu cuerpo, ni tu dignidad, honestidad y nobleza. Menos que menos la libertad. Hay relaciones basadas en la crueldad. Si lo necesitas, pide ayuda. Muchas redes sociales y organizaciones pueden protegerte y salir en tu defensa, puedes acudir a un profesional de la salud que te ayude.
  • “Trabajar” para que el misterio del encuentro no se pierda debe ser una tarea de los dos.
  • Aprende a pedir y a recibir. Disfrutas brindando amor y placer, pero también el otro espera su turno.
  • Tu intuición es un don para reconocer lo que el otro necesita. No esperes que los demás tengan la misma capacidad. Hay gente que nace sabiendo y otros que siempre son aprendices. Ambos casos pueden ser iguales de excitantes.
  • Se tu mismo, no le des mas importancia que lo normal, deja que el tiempo y la vida pase, no pierdas tu tiempo en lamentarte, toma la vida de manera mas positiva, no luches con los recuerdos, has cosas diferentes, enfrenta las cosas con valor, cree mas en ti y quiérete mas.

lunes, 27 de julio de 2015

Síndrome del Corazon Roto

No hay dolor más agudo que el de un corazón abatido por la tristeza. Las penas y los desengaños lastiman el corazón y aunque resulta difícil describir este dolor, la ciencia intenta explicar lo que los seres humanos sienten. Todos hemos sufrido de la pérdida de un ser querido, una fuerte discusión o alguna decepción amorosa. Lo que implica estrés físico o emocional intenso que literalmente puede rompernos el corazón.
El síndrome del corazón roto puede producir daños severos a nivel de la parte media y de la punta del corazón. Es una condición que podemos calificar de grave. La cardiomiopatía de Takotsubo presenta síntomas similares a los de un ataque cardíaco, como dolor en pecho y dificultad para respirar. Pero normalmente es temporal, no deja secuelas, y no afecta a las arterias coronarias como un infarto, sino al músculo cardíaco, la buena noticia es que los síntomas del trastorno y la condición por lo general se invierte en aproximadamente una semana.

La enfermedad se caracteriza por cursar de forma similar a un infarto de miocardio, con una debilidad cardiaca transitoria, en la cual la parte del corazón afectada (el ventrículo izquierdo) adquiere una forma similar a la de la vasija. Se produce en personas sin estrechamiento de las arterias coronarias y su pronóstico es generalmente benigno, con una mortalidad intrahospitalaria inferior al 5 por ciento, pero pueden producirse complicaciones graves en uno de cada cinco casos. Sin embargo, casi todos los enfermos se recuperan completamente de la debilidad cardíaca tras unas semanas.

En el 90 por ciento de los casos, esta enfermedad viene provocada por un estrés muy fuerte y súbito. Algunos estudios apuntan que ese desmesurado estrés produce la liberación repentina de grandes dosis de catecolaminas, unas sustancias similares a la adrenalina que, a dosis muy altas, tienen un efecto tóxico sobre el corazón. De hecho, síntomas similares a los que tienen estos enfermos se han descrito en pacientes que han sufrido sobredosis accidentales de adrenalina.

Según un estudio publicado en la revista American Journal of Cardiology, el trastorno se debe a un aumento en el nivel de hormonas relacionadas al estrés, como la adrenalina. Las arterias no se cierran, sino que es el músculo cardíaco el que se resiente y debilita, hasta el punto de que el ventrículo izquierdo adquiere una forma cónica.

Se estima que entre 1 y 2% de los sujetos diagnosticados de un ataque cardíaco sufren en realidad este síndrome. Los expertos tratan de entender el proceso de la enfermedad para ayudar a desarrollar tratamientos más efectivos y estrategias a corto y largo plazo.

A diferencia de los ataques cardíacos, afirman que el corazón roto suele ocurrir más en los meses de primavera y verano. En un 75% de los casos ocurre después de sufrir un estrés intenso, como un accidente de tráfico, una discusión, la muerte de un ser querido y el síndrome es más habitual en mujeres, en especial si ya han pasado la menopausia.

El paciente estándar sería una mujer posmenopáusica de entre 60 y 75 años, con pocos o ningún factor de riesgo cardiovascular (es decir, no fumadora, con colesterol, tensión y azúcar normales) y que sufre un episodio de gran estrés (psíquico o físico). 

Los estreses psicológicos más frecuentemente asociados a este cuadro son la muerte de un familiar, el diagnóstico de una enfermedad grave, los cada vez más frecuentes problemas económicos (incluyendo la pérdida del empleo y las pérdidas relacionadas con el juego), el miedo (robo a mano armada, hablar en público), la ira (discusiones con el cónyuge), los conflictos en las relaciones matrimoniales (separaciones, divorcios) y los problemas financieros. 

Los estreses físicos incluyen enfermedades agudas como el ictus, los ataques de asma y tratamientos como las cirugías o la quimioterapia. Aunque se ha investigado mucho sobre el tema, se desconoce por qué es tan frecuente entre las mujeres.

Síntomas
  • El “síndrome del corazón roto” se presenta con la falta de aire y sentir que nos ahogamos, es una insuficiencia cardíaca congestiva, que puede verse en un electrocardiograma.
  • Un dolor muy fuerte en el pecho como una especie de quemazón puede ocurrir en cualquier momento, aunque es más usual luego de sufrir un impacto emocional.
  • Las mujeres con el síndrome también presentan sudor frío y dolor en el brazo izquierdo, muy parecido a cuando se sufre un infarto de miocardio normal.
  • También hay que prestar atención si existe un cansancio injustificado, dolor de mandibula o espalda.
  • Esta dolencia se registra al reaccionar el corazón ante una elevación de catecolaminas y adrenalia.
Como los pacientes que sufren un Tako-Tsubo padecen unos síntomas similares a los del infarto de miocardio y además, las alteraciones que se producen en el electrocardiograma y en la ecografía de corazón son parecidas a las de los pacientes con infartos agudos de miocardio, con frecuencia se puede producir un diagnóstico inicial equivocado.

La clave para un diagnóstico correcto suele ser el antecedente de un fuerte y repentino estrés y la ausencia, por lo general, de los factores de riesgo cardiovascular clásicos: tabaquismo, hipertensión arterial, hiperlipemia y diabetes. Respecto al tratamiento, al ser una patología recientemente descrita, no existe mucha información de su utilidad y eficacia. Lo que más se utiliza son fármacos que bloquean la acción de la adrenalina y de otras sustancias similares, los betabloqueantes. En cualquier caso, el curso de la enfermedad suele ser benigno, con una recuperación rápida y completa en la mayoría de los pacientes. Y una vez producida esta recuperación completa no es necesario tomar ningún tratamiento farmacológico y lo único que se recomienda es que los pacientes intenten evitar, en la medida de lo posible, situaciones de gran estrés súbito en el futuro.

Cuando una persona presenta los síntomas del síndrome de corazón roto el mejor tratamiento es el reposo. Al optar por el descanso, el corazón puede trabajar en los niveles normales. La cardióloga recalca que si este momento recibimos una mala noticia podríamos soportarla mejor si nuestro corazón fuera más sano, si no tuviéramos el colesterol elevado y si, además, nos ejercitáramos con mayor frecuencia.

El estado de ánimo deteriora nuestro organismo incluso más de lo que pensamos, porque el cuerpo y la mente están estrechamente relacionados entre sí.

Se advierte que hay evidencias, cada vez más concluyentes, de que las personas que se sienten felices son menos vulnerables al desarrollo de una enfermedad cardiaca, comparadas con quienes suelen ser más pesimistas y tristes.

lunes, 20 de julio de 2015

Perfil Psicológico del Chapo

Una persona se convierte en narcotraficante por tener un gusto desarrollado por el poder, les gusta el riesgo y son calculadores en la toma de decisiones, que acceden a un grupo temido por la sociedad y les gusta romper reglas. Presentan una apariencia afable, sentimientos de inferioridad, resentimiento social, deslealtad, altos niveles de agresividad y violencia, ausencia de sentimientos de culpa, tendencia a la mentira, la manipulación y vengativos. Tendencia a asumir altos riesgos, además rechazan el empleo formal y prefieren la autogestión. Son impacientes y buscan los resultados inmediatos. Algunos con gran tolerancia a la frustración, lo que les permite planificar sus venganzas para el momento oportuno, evitando actuar con impulsividad.
“Un hombre muy inteligente y de extraordinaria capacidad de reacción, lo que le había permitido convertirse en un “héroe” en las comunidades en donde opera y era protegido por el apoyo económico que da a la población”. (J.L Vasconcelos)

Vale la pena dar a conocer su perfil criminológico psicológico del 2005 de este jefe de la mafia, elaborado por peritos de la PGR:

El Chapo, nacido en la localidad de la Tuna, municipio de Badiraguato (Sinaloa, Mex) el 4 de abril de 1957, en un entorno mísero y agrícola, maltratado por su padre, acomplejado por su baja estatura (de ahí el apelativo chapo, corto), el líder del cártel de Sinaloa es un volcán de resentimientos que a diferencia de la mayoría de sus pares, ha encauzado su brutal agresividad con una “alta capacidad de reacción racional”. De niño era tan pobre que tenía que vender naranjas para juntar algunas monedas para medio comer. Muchos asumen que su padre fue “gomero”, una persona que cultivaba amapolas de opio y heroína. Y cuando era adolescente, lo corrió de la casa, por lo que se fue a vivir con su abuelo. Este pequeño hombre de 1.55 metros de estatura acumula un gran odio contra la sociedad, es vengativo, calculador, inteligente y  cuando él y su familia son agredidos utiliza todos los medios a su alcance para vengarse en el momento más oportuno, es decir su reacción es calculada para hacer el mayor daño posible.

Es considerado un individuo de alta peligrosidad, que define claramente sus metas y la forma de alcanzarlas, utilizando sus habilidades de planeación, organización, negociación y proyección al futuro; siendo él mismo responsable directo de la planeación y seguimiento de sus acciones para concretar exitosamente sus objetivos.

Su tenacidad es producto del sentimiento de inferioridad que le produce el factor endógeno concerniente a su baja estatura, que refleja mediante una expresión de superioridad intelectual y de ambición desmedida por el poder. Destaca su alta capacidad de reacción con raciocinio, tiene necesidad de liderazgo, controla de manera adecuada su entorno, es obsesivo pero mesurado durante sus actos vindicativos, que son orientados al fortalecimiento de la estructura. Se considera una persona estable emocionalmente.

En su realidad interna no existe la culpa, se reconoce a sí mismo como un líder con buenos sentimientos, su rol en la organización criminal se perfila como autor intelectual, pero sin necesidad de la operación directa, esto con el objeto de mantenerse a salvo de detenciones y atentados.

El éxito de sus acciones radica en sus habilidades para manipular su entorno y anticiparse a las reacciones de sus antagonistas.

Lo caracteriza su egocentrismo, lo que lo lleva a pretender mantenerse en el centro de atención e importancia al interior de su grupo, para conservar el mando y al exterior para denotar superioridad.

Encuentra fortaleza en la generación natural de sentimientos de dependencia y lealtad hacia su persona, para crear un entorno de complicidad en el que él resulta ser el más beneficiado, a grado tal que el compromiso de sus dominados podría llevarlos a sacrificar su propia integridad física por resguardar la de él o la de su familia.

La traición es un factor detonante de la agresividad que imprime a sus acciones, no le interesa ocultar su autoría, pero es reservado para aceptar su responsabilidad directa o indirecta.

Su carácter afable le reditúa un convencimiento natural de las personas con las que interactúa, especialmente de aquellos con los que mantiene vínculos orientados a su protección.

Cumple sus compromisos, pero también sus acciones de venganza, utilizando cualquier método violento si se siente amenazado.

Es seductor, en apariencia espléndido y protector, genera círculos de confianza, garantiza el éxito de la estructura mediante la identificación y permanencia del grupo.

Sin embargo, no es indulgente con sus detractores y no vacila en romper alianzas; este factor pasa desapercibido entre su círculo principal por las muestras de solidaridad que tiene con ellos, infundiendo al mismo tiempo al resto del grupo temor reverencial.

Una de sus fortalezas es la tolerancia a la frustración, por lo que la venganza no es un hecho que ejecute con la inmediatez de una persona impulsiva, su respuesta es calculada, pero insistente, su visión es dañar a su adversario utilizando sus debilidades para producir el mayor daño posible.

Su capacidad de análisis y de recuperación es elevada, por lo que sus debilidades las transforma en fortalezas que le permiten superar inmediatamente los problemas que enfrenta.

En ese sentido se observa que algunas de sus debilidades son el temor a la pérdida de lo que considera sus logros, en primera instancia su libertad, lo que le produciría un estado depresivo, en segundo lugar la pérdida de algún miembro de su núcleo primario podría desencadenar una venganza planeada pero devastadora y ejemplar para los responsables.

Su necesidad de convivencia social puede llevarlo a la pérdida de su bien más preciado, que es la liberta.

Fuente: Contralínea, universal.


Estas conductas antisociales “no” solo merecen el castigo de la cárcel, pues estas personalidades no tienen probabilidades de rehabilitación e inserción psicosocial aunque en algún momento puedan fingirla. Los políticos deben actuar con responsabilidad y no meter un elefante en la tienda de cristales.

“Difícilmente será capaz de quedarse en la sombra. El Chapo vuelve a estar libre”.