martes, 30 de agosto de 2016

Neurosis Fóbica

Esta neurosis pertenece al grupo de las “psiconeurosis de transferencia” y fue llamada por Freud histeria de angustia. Se caracteriza por la aparición de miedo en relación a determinadas personas, cosas, situaciones o actos. Únicamente cuando el temor que se tiene por un objeto es desproporcionado es que podemos hablar de una fobia.
Y este temor injustificado lleva a la persona a asumir conductas de evitación. El fóbico, básicamente, diferencia lo que hay en el mundo en términos de lo que implica peligro y de lo que implica seguridad. El mecanismo defensivo por excelencia en esta neurosis es el desplazamiento, de ahí que la fobia se desplaza de un objeto a otro con el cual se relaciona el primero y luego de este a otro más y así sucesivamente.

Específicamente en la neurosis fóbica la carga afectiva, que nunca puede ser reprimida, se liga a un objeto, el que actúa como formación sustitutiva. Y esta angustia puesta ahora en un objeto, hace de ese objeto el “objeto fobígeno”. Y el síntoma será justamente la fobia hacia ese objeto, síntoma que actuará como contra-investidura de aquella representación intolerable que se reprimió.

Sintomatología

La sintomatología de la neurosis fóbica se trata siempre de un miedo intenso ligado a una situación, cosa o animal. Dicho miedo está ligado por la misma persona que lo sufre, como absurdo y en desproporción con cualquier peligro real. No debe confundirse fobia con temor. Al hablar de fobia, hablamos de un temor desproporcionado respecto del objeto, y donde alcanza tal intensidad que sólo la huida le permite a la persona controlarlo y como medio de escapar al sufrimiento que comporta la presencia del estímulo fóbico, el sujeto utilizando comportamientos de evitación. Estos comportamientos de evitación forman parte del cuadro clínico, o sea que para poder hablar de la existencia de una neurosis fóbica es necesario que además de un temor irracional al estímulo fóbico, se presenten los comportamientos de tipo defensivo para escapar a la ansiedad que provoca el enfrentamiento.

La necesidad de evitación puede conducir a importantes restricciones de la actividad cotidiana, familia, social, profesional, y demás.

Caracteropatía
  • Estado de alerta
  • Conductas de evitación
  • Actitudes de huida
  1. Pasivas: ciertas inhibiciones sexuales, timidez con el otro sexo, rechazo del contacto con los otros en general.
  2. Activas o contrafóbicas: En lugar de evitar las situaciones temidas, en una actitud de huída activa o contrafóbica lo que se hace es justamente lo contrario, es decir que se confronta la persona una y otra vez con aquello que teme. Es una huida hacia delante que se expresa mediante un desafío.
Para disminuir la angustia, las personas con este padecimiento gobiernan su vida estableciendo conductas contra fóbicas. En efecto, los fóbicos organizan su vida en función de sus fobias, evitando situaciones fobógenas. Por ejemplo, el agorafóbico renuncia a salir de casa. Una segunda solución para disminuir la angustia es la de adoptar una conducta que de seguridad: por ejemplo, utilizando un objeto o a una persona (contra fóbica), e implicarla de manera positiva, para luego conducirla a ciertos lugares angustiosos.

Para el diagnostico de una personalidad fóbica. Se caracteriza por dos elementos distintivos: en primer lugar, el estado-conciencia de alerta –la persona no soporta las situaciones imprevistas en las que percibe que un peligro puede llegar a ocurrir–. Además, se alarma con todo aquello que emerge de su mundo interior. En segundo lugar, la huida: el paciente, a pesar de la vigilancia que le caracteriza, huye ante el menor peligro. La huida se puede acompañar de un comportamiento pasivo (actitud de inhibición social), o de un comportamiento de desafío (huida hacia adelante, hacia el activismo).

En la personalidad fóbica existe un estilo de relación con un objeto en particular (atracción repulsión), hay una oscilación entre una falta de confianza en uno mismo, un sentimiento de plenitud y de momentos de ambición desmedidos.

La aparición de la neurosis fóbica ocurre normalmente en la adolescencia. Normalmente, se declara tras una angustia demasiado importante o una descompensación depresiva causada por un cambio brusco en la vida de la persona.

Diagnósticos diferenciales (entre neurosis fóbica y otros cuadros clínicos):

En diversos cuadros clínicos pueden aparecer síntomas fobígenos sin que se trate realmente de una neurosis fóbica, por eso es necesario poder hacer siempre un correcto diagnóstico diferencial. A tales efectos, a continuación se enumeran una serie de diferencias importantes a tener en cuenta:
  1. Diferencia con la neurosis de angustia: La neurosis de angustia corresponde al grupo de las neurosis actuales. Y si bien en este caso pueden aparecer temores, estos son de tipo pasajero, variables, imprecisos (no es así en la neurosis fóbica, donde se tiene claridad de cuál es el objeto fobígeno). En la neurosis de angustia, la angustia está libre, sin ligar (no así en la fobia, donde la angustia recae sobre un objeto).
  2. Diferencia con la neurosis histérica: En ésta, tras la represión del suceso intolerable, la carga afectiva desligada, previa tramitación psíquica, inerva un órgano o una parte del cuerpo. Se trata siempre de una conversión somática. (En las fobias, la libido no es convertida en inervación corporal). En la neurosis histérica también pueden aparecer transitoriamente fobias (de tal sitio, de tal encuentro, etc). Y el diagnóstico diferencial se hace reparando en las características de la personalidad histérica (teatralidad, ingenuidad, juegos de seducción, etc).
  3. Diferencia con la neurosis obsesiva: Ambas (obsesiva y fóbica) comparten el miedo social, el miedo hipocondríaco, el miedo a la tentación, y los temores sobrenaturales que podrían asimilarse al temor religioso. En las fóbicas, la defensa que predomina es el desplazamiento, mientras que en las obsesivas predomina más la anulación y el aislamiento.En el obsesivo lo temido son las ideas o actos (compulsivos), se puede temer a la idea relacionada con un objeto, pero en el fóbico el temor recae directamente sobre ese objeto concreto. Y el obsesivo siempre denota una carga afectiva menor que el fóbico.
  4.  Diferencia con las ideas delirantes hipocondríacas: El hipocondríaco, a diferencia del fóbico, no se calma con las conductas tranquilizante que pudieran provenir de otros.
  5. Diferencia con la esquizofrenia: Algunos de los cuadros que devendrán en psicosis esquizofrénica, inician su curso presentando temores similares a los fóbicos. Esto ocurre antes del brote y son intentos defensivos contra la des-estructuración psicótica. El esquizofrénico se muestra desafectivo, con tendencia a la introversión, y en cambio el fóbico mantiene intacta su afectividad.
  6. Diferencia con la melancolía: Se puede confundir con la fobia por las manifestaciones de preocupación, de depresión, de caída de la voluntad. La diferencia está en que el neurótico interroga constantemente, necesita saber la causa de lo que le ocurre. El melancólico en cambio no habla ni interroga sino que desea aislarse.
Compilador de la Red



lunes, 22 de agosto de 2016

Volver al Colegio después de Vacaciones

Todo llega a su fin  y las vacaciones no son la excepción a la regla. El regreso a clases después de unas largas vacaciones suele ser emocionante y estresante a la vez, para muchos niños(as) el volver a clases es una aventura, que significa jugar, compartir, realizar actividades divertidas, conocer nuevas personas, pero para otros niños(as) es una experiencia traumante, lejos de casa, sin papá ni mamá cerca.
Los niños(as) entran nuevamente a clases y este suceso que se repite después de cada temporada de vacaciones y que no deja de ser muy interesante, en muchos de ellos provoca situaciones de estrés que se manifiestan con miedo, inseguridad o mucha tensión que pueden afectar la salud. Por ello, en este regreso a clases debemos prepararlos para este momento tan importante para ellos y ellas y tomar en cuenta que los primeros días, siempre son decisivos para su desempeño escolar durante todo el año.

Si para ti, padre de familia, el regreso a clases puede ser una causa de estrés, imagínate lo que puede provocar en tu hijo. Tanto para los niños como para los adultos, todo cambio de rutina implica cierta dosis de tensión, ya que nos exige adaptarnos a un nuevo orden. En el caso de los hijos, que dan por terminado su periodo de vacaciones, en el que todo era calma y tranquilidad, para  regresar a la escuela, en donde día a día serán puestos a prueba, no solo desde el punto de vista académico. Es importante comprender que las vacaciones han permitido el cambio de ciertos hábitos, tanto alimenticios como del sueño, así como en la disciplina y los horarios, por lo que es necesario que se vayan ajustando poco a poco, antes del tan ansiado y a la vez tan temido día de regreso a clases. El no compartir en familia, levantarse tarde, no realizar tareas, ver mucha televisión, no tener  rutinas, fomentan que el regreso a clases se torne más difícil, por lo que es importante seguir las siguientes recomendaciones:

Para que los niños estén contentos por volver a clase

1. Recordar el lado positivo de la vuelta a clases. Es importante que los padres recuerden la importancia de volver a ver a los compañeros de clase que probablemente no hayan visto desde el último día de clases. También deberán destacar el hecho de que adquieren muchos conocimientos nuevos durante este año escolar que les serán muy útiles para su futuro profesional. Siempre que los padres hablen sobre la vuelta al colegio deberán hacer comentarios positivos y nunca negativos. De esta manera el alumno comprenderá que estudiar es una etapa positiva. Plantear el regreso a clases como algo positivo y muy importante.

2. Fomentar la ilusión por comprar los materiales escolares. Si el estudiante necesita cuadernos y lápices nuevos, puede ser divertido que toda la familia salga a comprarlos. También es conveniente que pueda mirar los libros que utilizará a lo largo de este curso académico porque esto generará interés por las clases. Los padres también pueden ayudar al estudiante a preparar la mochila, y otra manera de fomentar la ilusión por esta nueva etapa es pensar en las actividades extra-escolares a las que les gustará apuntarse. Responsabilizarlos sobre el cuidado de sus útiles escolares, el arreglo diario de sus uniformes o ropa de escuela, así como de la solución de sus tareas escolares para evitar el desorden que es causante muchos problemas y tensiones familiares.

3. Preparar un primer fin de semana  inolvidable. El primer fin de semana del comienzo del curso académico debería ser divertido. De esta manera la primera semana escolar pasará rápidamente y el estudiante estará ansioso por disfrutar de dos días entretenidos. Descubrir un restaurante nuevo y pasar todo el sábado en el parque de atracciones son tan sólo dos de las muchas ideas que pueden tener. Además de disfrutar del fin de semana también pueden disfrutar juntos del proceso de planear este fin de semana, pues decidir qué hacer y dónde ir, generará ilusión y expectativas.

4. Ser un ejemplo a seguir. Al igual que a los niños les cuesta despedirse de las vacaciones y retomar la rutina, los padres también pasan por este proceso cuando deben volver a la oficina. Es importante que el estudiante comprenda que no es el único que debe adaptarse a este cambio, pero que sus padres ven el lado positivo y sienten ilusión por todo lo bueno que aporta la rutina, el esfuerzo y los momentos con los compañeros.

5. Ser comprensibles. Es completamente normal que la vuelta a clases sea difícil para algunos estudiantes. De hecho, para algunos alumnos será más difícil que para otros. Si sabe que sus padres le van a escuchar y que no le van a juzgar, ni van a criticar el hecho de que realmente no desee volver al colegio, el tiempo de adaptación será menor. Lo habitual es que después de tres o cuatro días el niño ya esté adaptado a la nueva situación. Estar pendientes de todos los cambios posibles de conducta o actitud que puedan ser manifestaciones de algún problema no resuelto en la escuela o en su vida personal. Tener en cuenta que los problemas para ellos son tan grandes e importantes, como lo son los nuestros.

6. Reducir la ansiedad. Los padres pueden acompañarle al colegio para que sepa que no está solo en esta etapa y que cuenta con la comprensión y ayuda de sus seres queridos. Este consejo es especialmente importante si el niño va a continuar sus estudios en un colegio nuevo, pues no solamente tendrá que adaptarse a la vuelta a la rutina sino que también tendrá que conocer a profesores y compañeros nuevos, y familiarizarse con un colegio diferente. Estará menos nervioso si días antes del primer día de clases tiene la oportunidad de conocer a sus profesores y de caminar por el colegio. Sus padres pueden acompañarle y podrá descubrir dónde están los baños, la cafetería y sus clases. Los niños no tienen la misma capacidad de que los adultos para afrontar la frustración o adaptarse a situaciones nuevas.

7. Ser puntuales. Si los padres le recogen a la salida del colegio, es importante que estén allí cuando el niño salga de clases para evitar que tenga que esperarles. Tener todo listo para que las prisas no sean otro motivo de estrés, salir a tiempo para evitar el tráfico y mostrarse contentos en todo momento.

8. Tener una buena rutina. Establecer y respetar los horarios para levantarse, dormirse, alimentarse, tomar clases especiales, hacer tareas y jugar o entretenerse. Durante las vacaciones lo último que deseará un niño es madrugar. Tampoco querrá estudiar, pero estos dos hábitos son imprescindibles durante el año escolar y es importante que no los pierda durante las vacaciones porque de lo contrario le costará más acostumbrarse a la vuelta a clases. Si durante un mes entero el niño se despierta tarde y no estudia ni lee, y de un día para otro debe retomar estos dos hábitos, no serán fáciles ni el primer día de clases, ni el segundo, ni el tercero.

9. Conversar, pero de verdad. Escuchar sus temores, dudas, intereses y expectativas con mucha atención y orientarlos respetuosamente en todo momento. Muchos padres cometen el error de preguntar, simplemente, “¿qué tal ha ido el primer día de clases?” Para evitar este error, el padre puede preguntarle qué ha aprendido hoy en su clase de matemáticas, qué deberes le han asignado hoy, si hay niños nuevos en su clase, qué sucede en la vida de los protagonistas de los libros que le han mandado leer, quién es su profesor favorito y por qué. Son preguntas que no recibirán por respuesta un simple 'sí' o 'no', y que demostrarán al estudiante que sus padres están muy interesados en saber cómo le va en clase y qué está aprendiendo. Si los padres dan mucha importancia al colegio, será mucho más fácil para el estudiante interesarse por las clases y desear sacar buenas notas.

10. Preparar un desayuno muy nutritivo y delicioso. A todos nos anima comenzar el día con un desayuno riquísimo, y no solamente a los más pequeños de la casa. El primer día de clases es especial y los padres pueden conseguir que este día empiece bien desde que el niño se despierte. Supervisar bien su desayuno que es el principal alimento que les permitirá concentrarse y aprender bien durante toda la mañana. Con frecuencia es importante incluir un complemento alimenticio para el recreo, para que no les falten todas las vitaminas y minerales esenciales para su adecuado crecimiento y desarrollo.

Los padres tienen una gran influencia sobre los niños y es importante transmitirles pensamientos positivos y optimistas sobre la vuelta a clases. Tienes que animarlo y prepararlo para que vea la vuelta a clase como una posibilidad de ver a antiguos compañeros, hacer más amigos y aprender cosas nuevas. Muchos padres enfrentan el inicio de clases de forma abrupta en relación a los horarios. Es necesario hacer una “previa” para que el niño pueda recuperar el hábito de levantarse temprano para sus actividades. Esto se logra de forma lenta y progresiva. Durante la etapa escolar, los padres deben procurar que los niños duerman entre 10 a 11 horas, ya en la pubertad y adolescencia las horas de sueños son entre 8 y 10 horas. Es importante que los niños descansen adecuadamente durante la noche, sobre todo la noche anterior al primer día de clase. Evitar adecuadamente la televisión, computadora o celular durante la noche.

Nota: Muchos niños en edad preescolar sienten más ansiedad debido a que nunca han sido separados de sus padres. En este caso, lo que debes de hacer es hablar con él de todo lo que conocerá en la nueva escuela, de ser posible llévalo unos días antes a su nueva escuela, así podrá conocer el lugar y se sentirá más seguro.

Para algunos niños, la vuelta a clases puede ser causa de estrés y nervios. Lo mejor es hablar con su maestra y tratar de desarrollar herramientas para que se sienta confiado y relajado sobre la escuela y su rendimiento. Establecer reglas previas sobre su comportamiento y los deberes para la escuela es una tarea útil que puede ayudar a que los niños se organicen y no se tomen el regreso a clase de manera estresante. Tener una forma y un modo de hacer los deberes y de cumplir con las tareas lo ayudará para el día a día en todo el resto del año. También implicar al niño en aquello que tenga que ver con el regreso a la escuela, como la compra de la nueva ropa, los nuevos libros y todo el material didáctico así como mochilas, bolígrafos, útiles escolares, etc. Acostumbra a tus niños a que cuelguen sus abrigos, organicen sus mochilas y tareas y guarden sus cosas. "Como padres tendemos a hacerlo por ellos", Pero es importante que los niños sean responsables.

Es bueno que los padres incentiven a sus niños a realizar actividades extracurriculares, desde deportes hasta hobbies o debates. Es una gran oportunidad para que se interese por diferentes cosas, conozca personas diferentes y vaya formando su identidad.

Recuerden que los niños pueden tener problemas para dormir en el inicio del año escolar, pero no hay nada de qué preocuparse. Los síntomas más pueden ser la dificultad para dormir, pérdida de apetito o irritabilidad. En los casos más graves del estrés infantil puede implicar lágrimas, rabietas o negarse a ir al colegio. El estrés por regreso a clases es algo normal en todos los niños. Y puede manifestarse de distintas maneras, puede ser un dolor de cabeza o estar nervioso. Procura ponerte en el lugar de tu hijo, y recuerda qué sentiste aquel primer día de escuela. Como padres debemos comprender a nuestro hijo, y es que los cambios son difíciles y todos sentimos miedo alguna vez. Evita el estrés!!.

La ansiedad de separación del primer día de clases es una situación normal, y que sólo cuando persiste más de seis meses puede ser considerada un trastorno de ansiedad. 

Es normal que los chicos estén un poco más ansiosos, pero hay que estar atentos si esto persiste:
  • Los más pequeños sufren más la ansiedad por la separación del hogar
  • Los de primaria se preocupan por el desempeño escolar
  • Los adolescentes son más vulnerables a la mirada ajena
Muchos niños en edad preescolar sienten más ansiedad debido a que nunca han sido separados de sus padres. En este caso, lo que debes de hacer es hablar con él de todo lo que conocerá en la nueva escuela, de ser posible llévalo unos días antes a su nueva escuela, así podrá conocer el lugar y se sentirá más seguro.

Negarse a ir a la escuela es uno de los síntomas más comunes de las fobias escolares. El comportamiento evitativo es un estadio previo a las fobias. El síntoma es evitar, pero luego puede transformarse en fobias escolares. Los niños que padecen fobia escolar suelen decir que en el colegio se aburren, que les disgusta, que en sus casas se divierten y la pasan mejor. El colegio representa para ellos una amenaza y en estos casos se trabaja en forma conjunta entre maestras, psicopedagogas, familias y psicólogos.

En los adolescentes, además del rendimiento académico, están más relacionados con la aceptación social y con la mirada de los demás.

Como psicoterapeuta les comento que no es conveniente minimizar los síntomas, ya que los trastornos de ansiedad que son ignorados llevan al fracaso escolar y traen consecuencias cuando esos niños se transforman en adultos.  No es necesario ni dramatizar ni banalizar, pero sí reconocer y consultar cuando síntomas como el negarse a ir a la escuela, la presencia de dolores físicos, el mal rendimiento escolar, las dificultades de relación con los compañeros o los docentes se repiten, sin solución. 

Procura compensar el tiempo que estés separado con una compañía grata y enriquecedora. Es normal regresar cansado del trabajo y tener pocas energías para dedicar a los hijos, pero es muy importante jugar con ellos, el juego es fundamental para su desarrollo. De vez en cuando, reflexiona sobre cuáles son tus prioridades en la vida y trata de recordar que tu hijo sólo tendrá una infancia. Ayúdale a crear bonitos recuerdos de ella y regálale un sentimiento que le acompañará para el resto de su vida, que sus padres lo quisieron mucho, le dedicaron tiempo y le dotaron de las herramientas necesarias para afrontar la vida con empatía, responsabilidad, respeto a los demás y muchas ganas de vivir y disfrutar. Lo más importante es que el niño haya jugado y disfrutado todas sus vacaciones pero sin olvidar que tendría que volver a la escuela pronto. Incorporen estas sugerencias en familia, prepararse y organizarse. Estas son algunas estrategias para que la vuelta a clases sea exitosa.


jueves, 18 de agosto de 2016

Perfil Psicológico del Abogado

Etimológicamente la palabra abogado proviene del latín advocatus, que se originó de la expresión latina “ad auxilium vocatus”.
Resulta interesante el estudio de las peculiaridades de la personalidad de los diversos grupos humanos, porque, finalmente nos permitirán entender sus actuaciones, sus limitaciones, sus preferencias e incluso, en algunos casos, sus valores. Es una pena, sin embargo, que las investigaciones sobre el grupo profesional de los abogados sean escasas, de hecho mucho más escasas que las observaciones descriptivas hechas por literatos, periodistas o expertos en gestión.

Una encuesta realizada reflejó que el 52% de los abogados en ejercicio se describen como insatisfechos y su problema no es económico. Además de estar desencantados, los abogados tienen mayor riesgo que el resto de trabajadores para la depresión, incluso en recién salidos de las facultades de derecho.

Perfil: Introvertido, muy competitivo, preocupado por su reputación profesional, con necesidad de ejercer influencia o poder social, escépticos, tiene un alto sentido de urgencia, impulsivos, desconfiado y crítico. Socialmente prefieren amistades ya conocidas, y con una resilencia baja, es decir, son más sensibles, suspicaces y fáciles de herir que la población general. Otro rasgo fuerte sería la autonomía, que impulsa a autodirigirse, a evitar ser dirigidos y a valorar su independencia. Tienen un sentido innato del idealismo y de la moral, son soñadores no ociosos, sino personas capaz de tomar medidas concretas para hacer realidad sus objetivos y dejar un impacto positivo duradero. Comparten una combinación única de rasgos: aunque hablan con suavidad, tienen opiniones muy fuertes y lucharán sin descanso por una idea en la que creen. Son decididos y de carácter fuerte, pero rara vez usan esa energía para beneficio propio. Les resulta fácil establecer relaciones con los demás, y tienen un talento para usar un lenguaje cálido, sensible, hablando en términos humanos, en lugar de con la lógica pura y los hechos. La pasión de sus convicciones es perfectamente capaz de llevarlos más allá de su punto de ruptura y si su celo se les va de las manos, pueden resultar exhaustos, enfermos y estresados. Esto se hace especialmente evidente cuando se encuentran frente a conflictos y críticas. Su sensibilidad los obliga a hacer todo lo posible para evadir estos ataques aparentemente personales, pero cuando las circunstancias son inevitables, pueden luchar de maneras inútiles y altamente irracionales.

Con estas características podríamos, en un retrato impresionista y reduccionista, decir que los abogados son escépticos y desconfiados, individualistas e introvertidos, suspicaces como vulnerables, intolerantes y cortoplacistas y apresurados.

También son personas ordenada, que le gusta cumplir horarios establecidos, capacidad intelectual adecuada, que “odia las injusticias, las mentiras y el abuso”, vestir bien,  saber actuar, mentir, argumentar,  codicioso, manipulador, extenuante, han aprendido las reglas del juego psicológico con el vinculo cliente.

El pesimismo es la primera causa de insatisfacción de los abogados y sin embargo, es algo implícito en la profesión que le ha llevado incluso a conseguir mayores logros profesionales al ver muchos temas con mayor prudencia.

Los encargados de hacer cumplir la ley, se caracterizan de sobrecarga emocional y psicológica, que limitan su desempeño no sólo laboral, sino con tendencias altamente perjudicial para la salud. Muchos simplemente no puede hacer frente a tales cargas y que tienen que cambiar su perfil o incluso se mueven a otro trabajo. Los abogados trabajan en un sector muy exigente y estresante, sometidos a larguísimas jornadas de trabajo, plazos perentorios y grandes dosis de presión que frecuentemente impiden una vida equilibrada. Las consecuencias de este estrés crónico de la profesión van desde problemas psicológicos, como la depresión y la ansiedad, hasta de salud física o el abuso de sustancias nocivas.

Según el libro “La sabiduría de los psicópatas”, la profesión de abogado es la segunda donde se pueden encontrar más psicópatas, tras la de director general. En tercer lugar se sitúa el profesional de los medios de comunicación de radio y televisión, seguido del vendedor y del cirujano. Del quinto al décimo puesto de profesiones más proclives a desarrollar psicopatías se encuentran: periodista, agente de policía, clérigo, chef y personal de servicio doméstico.

La abogacía es la profesión con mayor incidencia de depresión entre sus practicantes y abuso de ciertas substancias.

¿Se puede hacer algo para mitigar los riesgos derivados del estrés y evitar la depresión?

Hay técnicas que ayudan a lograrlo, como programas de formación que impactan, no sólo en la eficiencia, sino también en la felicidad de los profesionales. Practicar deporte, ejercitar técnicas de relajación o dedicar tiempo a actividades que nada tengan que ver con el oficio de abogado, ayudan también a controlar el estrés. Al igual que nuestra carrera siempre se debe hacer un equilibrio para poder conciliar la vida laboral y personal.

¿Por qué los abogados y estudiantes de la carrera de Derecho cambian su sistema de valores y prefieren obtener satisfactores más individualistas, superficiales e inmediatos?

Esa es una etiqueta común, pero demasiado injusta, porque son más los abogados éticos, honestos, leales y buenos, que esa especie de tránsfugas que desdicen de la profesión y ensucian el vaso donde todos los días toman el agua. Las personas desconocen que la obligación es de medio y no de resultado, como sí lo es la de otros profesionales. El abogado  procura los elementos que benefician a su representado, pero la decisión corresponde al Juzgador. Por tanto, no es mejor el abogado que gana el juicio que el que lo pierde. Si ambos fueron diligentes, ganar o perder es parte del quehacer profesional.

Los buenos abogados no  pregonan el apropiado desarrollo de su trabajo, les basta la satisfacción del deber cumplido, que por eficaz y oportuno  conforma la base de la armonía colectiva y la paz social, en toda instancia de la vida ciudadana.

El trabajo, la eficiencia y la diligencia en el abogado constituyen otros atributos del buen abogado. Como lo escribiera Don Luís O. “Somos arquitectos del alma de la gente”.

Finalmente, el abogado se encuentra frente a incorrecciones en la textura social del mundo. Y se esfuerza en corregirlas. Es un “sacerdote del derecho” como dijo Saber, defiende la paz social a través de la aplicación de la ley, cuya entelequia es la JUSTICIA.

Para mis grandes amigos y excelentes abogados. 

Compilador

viernes, 12 de agosto de 2016

Las Poquianchis: Las Hermanas del Mal

Tratantes de blancas, secuestradoras y homicidas, pasaron de la nota roja  a las páginas negras. Advierto de la extrema dureza de algunas declaraciones que pueden leerse en este artículo. Si no está seguro, pulse el botón volver atrás de su navegador, ya que puede "herir susceptibilidades".
Delincuentes: Delfa, Chuy y Eva González Valenzuela 
Delito: Secuestro, prostitución infantil, homicidio, trata de blancas, robo.
Perfil psicológico: Criminales natas, asesinas en serie y psicópatas sexuales.
Escenario: Lagos de Moreno, Jalisco, y San Francisco del Rincón, Guanajuato.
Móvil: Explotación sexual y robo.
Cargos  criminales: Homicidio, lenocinio, tráfico de personas, crimen organizado, inhumación ilegal de restos humanos, aborto, corrupción de menores, privación ilegal de la libertad y soborno.
Condena: 40 años de prisión, (pena máxima en el estado de Guanajuato en esa época).
Situación actual: Fallecidas.
Ocupación: Asesinas seriales y proxenetas.
Fecha: De 1945 a 1964.

Las también llamadas “Hermanas Diabólicas” incursionaron en el comercio sexual en el municipio de El Salto de Juanacatlán y tras darse cuenta de las jugosas ganancias para 1945 extendieron su dominio a Lagos de Moreno y a San Francisco del Rincón. Guadalajara fue la principal proveedora de la mercancía carnal por lo que las criminales entretejieron vínculos con altos jefes militares y policiacos, quienes se mostraron indiferentes ante las barbaries que cometían en la “casa de la muerte”.

Las hermanas Carmen, Delfina, María de Jesús y Luisa González Valenzuela, fueron el producto de una familia disfuncional. Mientras su madre Bernardina, devota y abnegada practicante del rezo al rosario les infundió el culto a la religión católica, su padre Isidro ejercía el abuso de poder y la violencia amparado en un machismo, cuyo exceso derivada de su adicción al alcohol. 

Cuando los padres murieron y le dejaron una pequeña herencia, Delfina Valenzuela decidió iniciar un negocio seguro. Le tenía horror a la pobreza, así que instaló una cantina en su pueblo natal. Junto  a los tragos, vendía los servicios de jóvenes prostitutas. Teniendo mucho éxito, decide abrir otra pero sería una especie de Motel, donde las parejas rentaban el cuarto para que tuvieran furtivos encuentros sexuales. Si aquí hay trabajo, pero no de criada. Si vienes a trabajar a esta ´casa´, será de puta.

Las cuatro mujeres eran dueñas de varios burdeles en Guanajuato y Jalisco, sus víctimas fueron en su mayoría sexoservidoras a su servicio aunque también asesinaron a clientes y bebés de las mujeres esclavizadas. Su número confirmado de víctimas son 80, pero se cree pudieron matar a más de 150 personas convirtiéndolas en las asesinas seriales más prolíficas registradas en la historia de México, aún más que cualquier asesino serial varón mexicano, y unas de las más prolíficas asesinas o asesinos en serie del mundo.

El Relato

Delfina desarrolló un método de reclutamiento que dejaba mayores ganancias: acudían a rancherías o pueblos cercanos, donde buscaban a las niñas más bonitas. No importaba si tenían doce, trece o catorce años de edad; llevaban cómplices masculinos que, si las sorprendían solas, simplemente se las robaban. O si estaban acompañadas de sus padres, generalmente campesinos, se les acercaban y les ofrecían darles trabajo a las hijas como sirvientas. Los padres accedían, “Las Poquianchis” se llevaban a las niñas y de inmediato empezaba su tormento.

Apenas llegaban al burdel, “Las Poquianchis” procedían a desnudar a las niñas por completo y examinarlas. Si consideraban que tenían “suficiente carne”, los ayudantes que habían contratado se encargaban de violarlas, uno tras otro, vaginal y analmente. También las obligaban a practicarles sexo oral y si lloraban o se resistían, las golpeaban.

Después, “Las Poquianchis” las bañaban con cubetadas de agua helada, les daban vestidos y las sacaban por la noche a que comenzaran a atender a la clientela del bar, bajo amenazas de muerte. Los clientes se mostraban siempre encantados de que les proporcionarán niñas de tan corta edad para que los atendieran, así que el negocio iba viento en popa. Las hermanas alimentaban a sus esclavas sexuales solamente con cinco tortillas duras y un plato de frijoles al día.

Cuando una de las prostitutas llegaba a cumplir veinticinco años, “Las Poquianchis” ya la consideraban “vieja”. Procedían entonces a entregársela a Salvador Estrada Bocanegra “El Verdugo”, quien la encerraba en uno de los cuartos del rancho, sin darle de comer ni beber por varios días, y entrando constantemente para patearla y golpearla con una tabla de madera en cuyo extremo había un clavo afilado. Una vez que la mujer estaba tan débil que ya no podía ni siquiera intentar defenderse, “El Verdugo” la llevaba a la parte de afuera del rancho y, tras cavar una zanja profunda, la enterraba viva. A otras las aplicaban planchas calientes sobre la piel, las arrojaban desde la azotea para que murieran al caer, les destrozaban la cabeza a golpes.

Si una de las muchachas se embarazaba, si padecía anemia y estaba demasiado débil para atender a sus clientes, o si se atrevía a no sonreírle a los parroquianos, era asesinada. Los bebés que llegaron a nacer fueron muertos y enterrados, con excepción de un niño, al que guardaron para vendérselo a un cliente que quería experimentar con él, mientras se dedicaron a maltratarlo.

También practicaban abortos clandestinos si alguna de las prostitutas más populares quedaba embarazada, con tal de no perder esa fuente de ingresos. Las mujeres además eran obligadas a limpiar el lugar, a cocinar y a atender a “Las Poquianchis”.

“Las Poquianchis” habían reclutado a varios ayudantes que les auxiliaban en sus labores. Uno era Francisco Camarena García, el chofer que se encargaba de transportar a las jovencitas reclutadas, junto con Enrique Rodríguez Ramírez, otro era Hermenegildo Zúñiga, ex capitán del ejército, conocido como “El Águila Negra”, quien fungía como su guardaespaldas, cuidador del burdel y era en aquellos días el amante de Delfina y el gran verdugo y torturador. Él llevaba también a las muchachas inútiles o rebeldes al rancho San Ángel, donde las dejaba morir de hambre y después incineraba sus cadáveres tras rociarles gasolina.

José Facio Santos, velador y cuidador del rancho; y Salvador Estrada Bocanegra, “El Verdugo”, quien golpeaba a las prostitutas que protestaban por algo y, cuando alguna amenazaba con marcharse o denunciar los maltratos a los que era sometida, se encargaba de asesinarla y enterrarla. También policías y militares utilizaban los servicios de las niñas esclavas, todo gratis a cambio de protección para el burdel.

María Auxiliadora Gómez, Lucila Martínez del Campo, Guadalupe Moreno Quiroz, Ramona Gutiérrez Torres, Adela Mancilla Alcalá y Esther Muñoz “La Pico Chulo” eran prostitutas que se convirtieron en celadoras y castigadoras a cambio de que “Las Poquianchis” respetaran sus vidas.
Cuando alguna de las niñas nuevas no quería ceder ante el capricho de algún cliente, ellas se encargaban de arrastrarla de los cabellos por todo el burdel, llevarla a un cuarto y darle de palazos hasta dejarla inconsciente. “La Pico Chulo” también gustaba de matar a palazos a las muchachas, destrozándoles la cara y el cráneo con una tranca de madera.

En si los castigo de María de Jesús y sus hermanas, eran en aplicar severos métodos de control. Solían espiar a través de rendijas u hoyos en las paredes, y cuando encontraban “pecado”, aplicaban terribles torturas y humillaciones, y como casi todos los días descubrían “actos inmorales”, casi todos los días corría sangre, puesto que los castigos eran cosas como golpes con palos llenos de clavos, quemaduras con hierros calientes, o pinchazos mientras la víctima sostenía tres ladrillos (uno con cabeza, dos con las manos). También había restricción de alimentos, violaciones, palazos, latigazos, sexo con animales (aunque esto resulta extraño porque las hermanas lo veían mal, pero no sorprende que como castigo le hayan otorgado otro carácter moral…), e incluso muchas eran asesinadas cuando ya no tenían atractivo físico o la enfermedad las volvía una carga.

Y es que por su incongruente religiosidad las hermanas González Valenzuela siempre mantuvieron una estricta vigilancia sobre sus pupilas, evitando actos indecentes e inmorales. Actos que cuando ocurrían, eran motivos de severas torturas y vejaciones.Y las que ya no resultaban atractivas eran ultrajadas por animales y posteriormente asesinadas y sepultadas.

Ritos satánicos

Entre los muchos mitos creados en torno a este caso, la prensa amarillista creó el de los ritos satánicos. Se afirmó que hacia 1963, “Las Poquianchis” incursionaron en el satanismo. Alguien les dijo que si ofrecían sacrificios al Diablo, ganarían más dinero y tendrían protección. Desde ese momento, cada vez que llegaban nuevas niñas reclutadas, eran iniciadas en un extraño ritual.

Primero las hermanas Valenzuela encendían velas y veladoras, formando una estrella de cinco puntas. Luego llevaban un gallo, el cual era sacrificado. Entonces Delfina y sus hermanas se desnudaban para untarse la sangre del animal. Desnudaban además a las niñas nuevas, quienes eran violadas y sodomizadas por los cuidadores, mientras “Las Poquianchis” contemplaban la escena y se reían.

Después sus ayudantes llevaban a la habitación a algún animal: un macho cabrío o un perro, y obligaban a las niñas a realizar un acto zoofílico para alegría de quienes contemplaban la escena. Después, los hombres llamaban a las demás niñas para empezar una orgía, en la cual “Las Poquianchis” también participaban. Semanas después, comenzaría otro negocio: le quitaban la carne a los cadáveres de las prostitutas que iban asesinando, para venderla por kilo en el mercado.

Cae el reinado

En 1964, terminó la carrera delictiva de "las Poquianchis" (conocidas así por la forma voluminosa de sus caderas o porque el burdel “La Barca de Oro” antes había sido una cantina propiedad de un homosexual al que todos conocían como El Poquianchis, por lo que el apodo se les heredó automáticamente).

En diciembre de 1963 Soledad y María del Pilar se escaparon de sus captores cuando las enviaron a comprar víveres; como pudieron llegaron a Guadalajara y buscaron a las señoras Esperanza Sánchez Aguilar (madre de la desaparecida Elisa, de 13 años), Petra Jiménez Mejía (madre de María, de 13 años) y Virginia Martínez (madre de Catalina, de 17 años). Acudiendo a la policía a exponer la denuncia y las autoridades decidieron acudir al lugar, rescatando a 12 mujeres en deplorable estado, sucias, desnutridas, y enfermas.

La otra versión es que el 6 de enero de 1964 y sintiéndose acorraladas por la policía, Delfina y María de Jesús trasladaron a las pupilas al rancho San Ángel, una propiedad que contaba con apenas tres cuartos y un extenso terreno. En dos habitaciones encerraron a sus pupilas amenazando con matarlas si intentaban escapar o hacían ruido que las delatara. Tal era la desesperación que el día 12, Catalina Ortega, una de las cautivas logró escapar y llegó hasta la procuraduría de León, donde denunció el maltrato y cautiverio al que estaban siendo sometidas por las hermanas González Valenzuela.

La investigación siguió y reveló una historia de terror, pues encontraron cadáveres enterrados de mujeres, hombres y fetos. Al parecer el total de muertos fue de 90, encontrados en el lugar. Esta denuncia no fue turnada al subprocurador Tomás Gómez, y las autoridades detuvieron a las hermanas González Valenzuela el domingo 12 de enero de 1964.

Observaciones: La prostitución en México es una añosa realidad que nadie enfrenta y se reconoce como naciente de los problemas económicos, políticos y sociales del pasado y presente del País, donde las autoridades han recurrido a establecer "zonas de tolerancia" a las que llama "letrinas de toda sociedad". En esta ciudad como en casi todas las de la República Mexicana, son conocidos los lugares donde cientos de prostitutas encuentran refugio y trabajo. El incremento de la prostitución ha sido proporcional a problemas como la migración, pobreza y falta de empleo, etc. Está demostrado que a más pobreza, a más migrantes, y a menos empleos: Más prostitución. Aunque los relatos anteriores podrían bien ser parte de un guión de una cinta de terror, la realidad es que en México la violencia contra las mujeres es cuestión de cada día y se da en todos los ámbitos posibles. Las mujeres, ricas o pobres, trabajadoras o amas de casa, solteras, casadas, divorciadas o viudas, sufren de violencia en sus hogares, o por parte de su pareja, jefe laboral, o de gente relacionada con el crimen organizado.

La historia de las Poquianchis ha trascendido como una de las más oscuras leyendas a nivel mundial del ámbito policial.

“Haz que todos sientan  miedo y te consumirán”

martes, 9 de agosto de 2016

Toc Infantil

Cuando un niño empieza a hacer rituales de conducta o verbales, cuando tiene que repetir una y otra vez una misma acción, es muy probable que esté atrapado por un trastorno obsesivo.
El TOC se caracteriza por la presencia de obsesiones y compulsiones repetidas que causan intenso malestar psicológico e interfieren en la rutina, en el trabajo, en las actividades sociales y en las relaciones familiares del niño que lo padece. Este trastorno obsesivo ha aparecido como una forma de controlar el miedo y la ansiedad que le ha provocado alguna situación vital puntual o crónica y que no puede manejar de otra manera.

Según la American Academy of Child and Adolescent Psychiatry, al menos 1 de cada 200 niños y adolescentes presenta TOC, un trastorno de ansiedad caracterizado por obsesiones recurrentes y compulsiones que pueden provocar dificultades en el funcionamiento diario. Las compulsiones consisten en conductas repetitivas como lavarse las manos, contar, conductas de comprobación o limpieza, etc., y son realizadas a menudo con el objetivo de prevenir los pensamientos obsesivos o eliminarlos. La realización de estos "rituales", sin embargo, sólo proporciona un alivio inmediato y el hecho de no llevarlos a cabo puede provocar un malestar y una ansiedad intensos interfiriendo notablemente con la rutina normal del niño, con su rendimiento académico, sus actividades sociales o sus relaciones personales. De esta manera, si un niño con TOC no recibe tratamiento la enfermedad puede causarle graves dificultades en su desarrollo y funcionamiento, así como cronificarse hasta la edad adulta.

El TOC en niños comienza entre los 7 a 10 años y tiene una prevalencia de entre 0,3 al 1,9 por ciento en niños y adolescentes. Un 33 por ciento de los adultos con TOC dicen que sus síntomas empezaron en la infancia. Frecuentemente el niño se avergüenza de sus compulsiones porque no son lógicas, pero no las puede evitar, por miedo a que algo mucho peor suceda. A veces los síntomas afectan mucho al niño en el colegio. Otras veces sólo están presentes en casa, y los padres pueden creer que el niño los hace para fastidiarles.

Lo primordial es acudir a un buen especialista que sepa hacer un análisis profundo de lo que le ha llevado a su hijo a desarrollar un Trastorno Obsesivo: Antecedentes, historia personal, familiar y  factores estresantes  que llevan al menor a desencadenar un TOC más allá de la predisposición genética.

Las obsesiones más frecuentes son las que se acompañan de conductas de lavado. El TOC en los niños es muy semejante al de los adultos. De hecho, hay más semejanzas que diferencias. El miedo a contaminarse, el miedo a hacerse daño a sí mismo o a los demás (usualmente, un familiar cercano), las obsesiones agresivas, y las de simetría y orden. Las compulsiones más frecuentes, por su parte, eran las de limpieza o lavado excesivo o ritualizado, la comprobación, los rituales de repetición, y el contar, ordenar o arreglar.

En la infancia, además, se presentan con frecuencia obsesiones y compulsiones atípicas: rituales al escribir o leer, al moverse y al hablar (repetir sonidos, palabras o frases), etc. Estos rituales pueden ser mecánicos o de neutralización.

Suelen ser también frecuentes las compulsiones que se asemejan a los tics (repetitivas o mecánicas, por impulso o para descargar energía) como tocar, rozar, golpear, respirar de cierta forma, y guiñar o hacer muecas con la cara o los ojos.

¿Qué pueden hacer la familia?

La familia juega un papel importante y necesitamos de su  colaboración  para iniciar un cambio en la forma de vida  del niño. Integrar y dar espacio a todo aquello que queda al margen del entendimiento del paciente  e incluso de la familia  y poder  así  resolver los conflictos que generan su ansiedad y que el especialista bajo la entrevista y la observación  debe  hallar.
  • Asumir la responsabilidad,  no la  culpa, que tenemos frente a nuestro hijo o familiar. Generar una comunicación fluida y  clara con él, darle actividades para liberar su energía a través  de ejercicios, juegos simbólicos y generar ese colchón donde el menor pueda caer sin miedo y con total libertad de expresión.
  • Marcar límites pautados y dar respuestas verdaderas a lo que de verdad le ocurre. El hecho de que sea un niño no limita su inteligencia ni su capacidad de comprender pero posiblemente ha construido falsas creencias,  muchas de ellas inconscientes,  frente a su mala experiencia. El TOC de una manera u otra  le ayuda a ‘liberarse’.
  • Dado que en la mayoría de los casos la familia suele intervenir y participar activamente en las compulsiones, en los rituales del niño, tiene que saber que eso no lo puede hacer en absoluto porque puede estar, sin darse cuenta, reforzando, potenciando sus rituales. Tendrá que entender que este niño no es un niño que se porta mal y que no le da la gana hacer las cosas de otro modo, sino que se siente impulsado a hacerlo por su ansiedad.
  • Es muy importante definir  y construir el rol de madre, padre, hermano y generar un entorno de confianza. Sólo con el cambio podremos mejorar su vida y resolver el TOC infantil para dar paso a nuevas y beneficiosas experiencias. 
  • Él no necesita saber que la separación de sus padres es para mejorar la vida de todos, necesita verlo, experimentar cómo realmente su vida mejora, no tener miedo a que las cosas puedan cambiar de un día a otro sin que nada pueda hacer. Necesita jugar, disfrutar, tener responsabilidades acordes a su edad y su psique y volver a conectar con la vida de una forma segura y placentera sin que le opriman.
  • La familia tiene que estar dispuesta a proporcionarle, y como psicoterapeuta  ayudarlos a encontrar la manera de hacerlo posible.
Tratamiento

En el tratamiento psicológico del TOC infantil, se incorpora también a los padres al trabajo terapéutico, que reciben apoyo psicológico, así como pautas concretas para actuar como colaboradores del mismo.

Es importante que los padres que sospechen la presencia de un trastorno obsesivo - compulsivo en su hijo, consulten a un profesional con el fin de que realice una evaluación y en caso de confirmarse el diagnóstico, llevar a cabo el tratamiento adecuado. Un diagnóstico y tratamiento a tiempo, evita que las obsesiones y las compulsiones adquieren mayor complejidad y disfuncionalidad. De ahí la importancia de que los padres no confundan los síntomas de este trastorno de ansiedad con manías del niño(a).

El tratamiento que se realiza consiste fundamentalmente en indicar a los padres toda una serie de actividades y cambios a realizar en la vida del niño, siempre después de haber estudiado el caso en profundidad, donde el niño puede venir a terapia presencial, ya sea semanal o a través de un intensivo, entonces se trabaja directamente a través de “workouts” en lo que se llevará al juego simbólico y a la acción que desbloquee su estado nervioso.

En la mayoría de los casos el uso de inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) permite reducir la frecuencia y la intensidad de los pensamientos obsesivos y las compulsiones, lo que supone una importante mejoría de los síntomas y de la calidad de vida del niño y de su entorno familiar.

Nota: Algunos expertos consideran y lo que personalmente veo en terapia que esta terapia comúnmente pierde eficacia en los niños ya que éstos no comprenden suficientemente la razón de sus compulsiones y como consecuencia, tampoco asimilan correctamente las técnicas conductuales dirigidas a que puedan resistirse a ellas. (Sobre el TCC).

El objetivo de esta intervención es proporcionar una serie de herramientas tanto a los niños como a los padres para ayudarles a entender, manejar y reducir los síntomas del TOC.

Los clínicos debemos tener en cuenta las características individuales de desarrollo del niño y ajustar los componentes del programa (psicoeducación, exposición, trabajo en casa...) de acuerdo a su nivel de desarrollo.
  • Es necesario evaluar el contexto familiar y, particularmente, las respuestas de los padres ante la conducta ansiosa del niño.
  • Es importante enseñar a los padres a tolerar su propia ansiedad.
  • Es aconsejable promocionar el uso del humor como estrategia para el afrontamiento del estrés.
Nota: La psicoterapia tradicional y el psicoanálisis, dirigido a ayudar al paciente a percibir su problema, no es útil para el TOC. Hay suficientes indicios que la técnica denominada de exposición y prevención de respuesta (EPR), en combinación con el tratamiento farmacológico, puede contribuir a tratar con más eficacia el TOC. El EPR, es eficaz en muchas personas, especialmente en las que presentan rituales conductistas. Mediante este método el paciente se enfrenta, deliberada o voluntariamente, al objeto o idea temida, ya sea directamente o con la imaginación. Al mismo tiempo, el paciente es alentado a evitar sus rituales con apoyo y medios provistos por el terapeuta, y posiblemente por otros que el paciente reclute para asistirle. Los estudios realizados y la práctica diaria demuestran que la EPR es una terapia muy exitosa para la mayoría de los pacientes que la completan y los efectos positivos perduran una vez finalizado el tratamiento.

Guía para los Padres: