Aunque es una emoción
fuerte, sentir miedo es algo natural, positivo e inherente. Su función
primigenia es alertarnos del peligro y las amenazas para asegurar la supervivencia,
evolucionar y poder enfrentar distintos retos vitales. Cuando un individuo se ve amenazado siente angustia, inseguridad,
temor, impotencia y desconfianza. Incluso se manifiesta físicamente: se acelera
el pulso, se dilatan las pupilas y se suda frío. Esta artillería fisiológica
prepara para la huida o la lucha, pero cuando el miedo no se puede controlar,
asoma entonces el miedo patológico o enfermo. Lo importante, es identificar la fuente
de lo que nos da temor, crear herramientas y habilidades para enfrentar aquellas cosas, que muchas veces, puede
resultar un obstáculo o conflicto.
“El miedo es ese
pequeño cuarto oscuro donde los negativos son revelados”
Si hay algo de lo que
podemos aprender en esta vida, es de nuestros propios miedos. Ellos son una
importante fuente de sabiduría y nos orientan hacia donde debemos enfocarnos
para conocernos mejor. Las causas por las que
preferimos seguir jugando con lo seguro y evitamos el éxito es el temor al
ridículo, a parecer tontos, salir heridos, enfrentar el rechazo o fallar. Quien
se enfrenta a un miedo, se conoce mejor y tiene más opciones de respuesta ante
futuros temores.
Los miedos son una
reacción natural, instintiva al peligro y es necesario sentirlos para
sobrevivir como especie. Este sentimiento puede provenir de varias fuentes. Miedos
existen muchos, tantos como tu imaginación sea capaz de crear. Pero hay varios
que nos bloquean y nos impiden vivir de forma plena, porque en lugar de estar
aquí y ahora, disfrutando de la vida, te dedicas a anticipar, proteger,
prevenir algo que igual o no llega a pasar nunca, o si pasa no será algo que tú
puedas controlar. A partir de hoy puedes cambiar la forma que tienes de
reaccionar ante ellos. Te sentirás mucho mejor y con control sobre la
situación.
Sufrir de ansiedad a
causa de nuestros miedos puede afectar nuestras vidas de manera terrible, ya
que nuestros temores pueden evitar que vivamos nuestra vida de manera normal. Lo
cierto es que la mayoría de los miedos que tenemos son irracionales y creados
por nuestra mente, que no siempre es la mejor aliada. Observamos lo que nos
rodea de forma negativa, hacemos malas interpretaciones.
Los costos de reprimir
o mantener latente el miedo: Distorsiona la percepción de los eventos, consume
energía física, espiritual y emocional. En la vida personal, en nuestras
relaciones, en el trabajo, en nuestros sueños y metas, genera gran intranquilidad,
angustia y ansiedad, puede desatar fobias o paranoias, apaga nuestro sistema
racional y nos hace actuar desde el sistema límbico o de supervivencia.
En este caso, es necesario encontrar una solución que nos permita identificar
si lo que realmente sentimos es miedo, y con ello, saber el grado de ansiedad
que puede llegar a generar en nosotros.
1.- Admítelo: Debes
reconocer tus miedos. Sabes que existen, así que acepta que los padeces. La
clave es actuar para comenzar a construir tu confianza.
2.- Investiga el
origen: Es muy probable que sientas vergüenza por tus miedos, que te sientas
culpable o trates de castigarte por ser tu propio saboteador. Haz una autoevaluación. Lo primero es
encontrar la fuente de los miedos, hacer una autoevaluación es un acercamiento
a las respuestas que necesitamos. Plantear preguntas como, ¿por qué tengo
miedo?, o ¿qué me causa ansiedad?, son el principio de una buena reflexión.
3.- Encuentra una
solución: Ahora que sabemos qué nos causa miedo, el segundo paso es encontrar
soluciones para resolver el problema. Visitar a un profesional es una opción, o
también hacer una lista de posibles fuentes de miedo, de cómo manejarlo y el
camino a una solución.
4.- Desafía los
pensamientos negativos: Es más fácil enfrentar los miedos, cuando ya se sabe la
fuente de los pensamientos negativos. Al cuestionarlos se puede mantener la
objetividad que se necesita, y con ello, dejarse guiar por el sentido común.
5.- Atrévete: El truco para
combatir tus miedos es sencillamente lanzarte a hacer las cosas. La cantidad de
oportunidades que pierdes por sucumbir a ellos son muchas. Para afrontarlos hay
que practicar, es decir, intentar hasta que funcione, si quieres cambiar de
carrera investiga que habilidades y hábitos vitales que sean necesarios, haz un
plan e impleméntalo.
6.- Sé inteligente al
manejar los miedos y ansiedades No debemos tratar de atacar todo al mismo
tiempo. Enfrentar un miedo y lidiar con la ansiedad se hace poco a poco. El
completar pequeñas metas de vez en cuando, hará que el estrés se pueda
administrar de mejor manera, y con ello, las posibilidades de tener éxito serán
mayores.
7.- Vive el momento:
Casi todos los miedos están proyectados hacia el futuro. Nos preocupan las
cosas que pueden pasar. Mejor decidir no pensar en el futuro o en el pasado porque
solamente existe el ahora.
8.- Apegarse a los
hechos: Algunas veces nos encontramos con miedos y nos molestamos con algunas
situaciones. Cuando esto ocurre, siempre es mejor revisar todos los hechos de
la situación. Al hacerlo, se puede prevenir el exagerar y asumir miedos de
cosas que aún no existen. Así, es posible diferenciar entre lo real y lo
imaginario.
9.- Aprende de la
experiencia: En cada situación de ansiedad, la experiencia es la mejor
herramienta que se puede utilizar. Recordar cómo se manejó en el pasado, saber
lo que funciona y lo que no, ayuda a manejar los momentos de miedo. En el caso
de que haya un buen grado de ansiedad, lo mejor es caminar y tranquilizarse.
Saber cómo sobrellevar la ansiedad brinda mayor confianza para próximas
situaciones.
10.- Crea escenarios mentales
placenteros, positivos: No pienses en posibles escenarios de fracaso. Mantén
una actitud y pensamientos positivos, así tendrás una mejor calidad de vida y
gozarás tus éxitos. Recuerda siempre que los miedos pueden superarse. Como también trata de aprender en llevarlo un
día a la vez ya que cada día que pasa brinda una mejor perspectiva y tiene
diferentes oportunidades para aprender otras cosas.
Si
arrastramos los miedos durante mucho tiempo y les permitimos crecer y ocupar un
amplio espacio en nuestro día a día, se pueden convertir en un hábito que nos
llevará a ver la vida de forma negativa. Caeremos
en una falta de fe en nosotros mismos y en los demás. Otro
de los grandes inconvenientes del miedo es la duda. Partiendo desde el miedo
podemos acabar en un estado agobiante y estresante en el que no somos capaces
de crear ni creer en soluciones ni respuestas válidas. La
incertidumbre se puede apoderar de nosotros y provocarnos una parálisis por
análisis en la que estaremos bloqueados mental y emocionalmente. La
mente se embota y nos podemos llegar a
sentir totalmente aturdidos y desorientados. El
miedo provoca mucha tensión, por lo que si lo mantienes no serás ni receptivo
ni tendrás una buena disposición para afrontar la situación en la que estés
inmerso. Para
poder solucionar situaciones como éstas es muy conveniente que partas desde ti
mismo. Como ya sabes, respira hondo, relájate y reflexiona. Te conviene actuar
saliendo desde una posición de seguridad, confianza y buena predisposición. Lo
fundamental es que reconozcas a ti mismo que tienes miedo, y a partir de ahí
ya serás capaz de transformarlo en algo más útil para tus intereses. Una
vez llegado a este punto tenemos la clave de la cuestión: Comprometerte contigo y actuar. La
acción te llevará a disipar el miedo y las dudas y hará que aumentes la
confianza en ti mismo como mayor tolerancia. Cuando
actúes te estarás demostrando que eres capaz de pasar a la acción a pesar de
tus miedos y que tú eres más grande que tus temores.
"La
valentía no es ausencia de miedo, sino el control del miedo con maestría".
Aunque
tengas miedo, ¡hazlo! Es la mejor forma de conquistarlo y de hacerte cada vez
más apto en controlarlo y que el miedo se convierta en emoción que te empuja a
hacer las cosas en lugar de hacerlas a un lado. Confronta y el miedo desaparecerá.
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