Consumir con desenfreno
parece ser una de las principales consignas del siglo XXI. Los persuasivos
mensajes publicitarios, la insatisfacción personal o el simple afán de poseer
pueden llevarnos a la adicción al consumo, un trastorno de la conducta que
requiere un abordaje psicológico serio.
Resulta obvio que
vivimos en una sociedad consumista, y que desde los medios de comunicación se
nos anima continuamente a gastar nuestro dinero. La suma de la adicción al
consumo, las tarjetas de crédito y las rebajas dan origen a un cóctel
explosivo, ya que las rebajas están basadas en la impulsividad y en la idea de
que hay que aprovechar las oportunidades, lo que supone una excelente excusa
para el consumidor compulsivo donde intenta mejorar su autoestima y satisfacer
necesidades emocionales. Socialmente, hablamos
de los despilfarradores como compradores compulsivos. Pero, ¿qué caracteriza a
los compradores compulsivos? ¿Te has preguntado alguna vez si quizás gastas
demasiado? ¿Sientes que el dinero te quema en las manos cuando lo tienes?.
Causas
La falta de sentido en
nuestra vida, carecer de un horizonte, percibirnos inútiles o innecesarios, y
los sentimientos de tristeza, apatía, desconfianza hacia las propias aptitudes
o habilidades, aburrimiento y frustración, no sentirse bien con ellos mismos, pueden
ser más vulnerables a la publicidad y provocar el deseo incontrolable de
comprar objetos que no necesitamos. Preexistencia de rasgos psicológicos
específicos como ser caprichoso e impulsivos, pueden tener un nivel alto de
ansiedad en relación con la compra. El problema surge cuando esto se convierte
en costumbre y se pierde el control, se crea dependencia psicológica.
Perfil
El perfil del
consumidor compulsivo es el de un hombre o mujer de entre 20 y 55 años de edad,
de clase media y medio urbano. No obstante, las mujeres han mostrado ser mucho
más adictas a los estímulos de consumo. Comúnmente el perfil típico del
comprador compulsivo es una mujer, en torno a la treintena.
Los adictos a las
compras suelen mostrar una personalidad impulsiva, una baja autoestima y
ansiedad o depresión. De hecho, tratan de compensar la poca autoestima a través
de la compra de productos, pues esto satisface momentáneamente esa sensación de
vacío que les acompaña. Sin embargo, la compra compulsiva crea en realidad un
círculo vicioso, cuanto más compran, más vacíos se sienten. Muy a menudo la
necesidad obsesiva de gastar es un síntoma de algún trastorno psicológico. La
compra compulsiva es muy frecuente en el contexto de los estados hipomaniacos,
cuando la persona se encuentra especialmente eufórica, como un signo más de su
conducta expansiva en muchos casos. Se destaca que muchos compradores
compulsivos son en realidad enfermos depresivos. No es infrecuente que la
compra compulsiva se acompañe de trastornos de la alimentación, especialmente
bulimia y ocasionalmente de cleptomanía. Se ha detectado en compradores
compulsivos un tipo de personalidad con fuertes tendencias hedonistas dirigidas
hacia el consumo.
El comprador compulsivo
es eminentemente racionalizador, la cual es una estrategia cognoscitiva que
implica inventar razones plausibles y aceptables para ocultar las explicaciones
reales de sí mismo. En ocasiones actúan inconscientemente para eliminar el
sentimiento de culpa que los agobia.
Cuando el comprador
compulsivo se encuentra en una etapa avanzada de neurosis, llega a incurrir en
el uso excesivo de sus tarjetas de crédito u otra forma de obtener dinero,
incluso robando. Otras consecuencias psicológicas de la compra compulsiva son
la angustia, la depresión, los remordimientos, la vergüenza y la baja
autoestima.
Todos los síntomas
anteriores provocan un alto nivel de estrés, que puede acarrearle a las
afectadas enfermedades como la úlcera, hipertensión, depresiones profundas y
frecuentes dolores de cabeza.
Este rasgo, junto con
la compulsividad y un nivel relativamente alto de ansiedad en relación con la
compra, configuran el perfil psicológico del adicto.
Epidemiologia:
Asociaciones entre TP compulsivo-obsesivo, histriónico, esquizoide, antisocial
y tras. Especifico a una sustancia.
El gasto compulsivo del
dinero puede estar detrás de muchos conflictos de distintos ámbitos de la vida
del despilfarrador: el familiar, el social, el laboral o el sentimental. El
comprador compulsivo suele mostrar falta de empatía hacia su entorno cuando
despilfarra el dinero (gasta el dinero que, por ejemplo, debía ser destinado a
un tratamiento para mejorar la salud de alguno de sus familiares), aunque
después suele recapacitar y darse cuenta de su error, ya demasiado tarde, lo
que le hace caer en la ira. Probablemente se prometerá que no volverá a actuar
del mismo modo, pero acabará haciéndolo.
La compra compulsiva se
desarrolla, por dos mecanismos: en unos casos este hábito inadecuado se
adquiere básicamente a fuerza de repetir una conducta que en un principio
resulta agradable y luego se realiza de forma compulsiva, mientras que en otros
esta conducta hay que entenderla predominantemente como una evasión, como una
forma inadecuada de hacer frente a los problemas personales.
El sobre-endeudamiento hace que los trastornos de ansiedad, depresión o frustración que subyacen bajo
este tipo de adicciones queden en un segundo plano y dejen paso a un verdadero
problema económico que lleva a la quiebra familiar.
El adicto al consumo
“dedica a las compras más tiempo del que dispone en detrimento de otras
actividades, como las familiares o laborales, pudiendo originar casos graves de
absentismo, pérdida del puesto de trabajo o destrucción del núcleo familiar”. Todo
esto también puede llevar al abandono de la higiene personal, problemas en las
relaciones con los demás o a la marginación social en los casos extremos.
Tratamiento
Las personas que
presentan una conducta adictiva suelen tener muy baja autoestima, personalidad
impulsiva, problemas de ansiedad o depresión. Estos cuadros deben ser tratados
de manera convencional, bien a través de terapias o fármacos, para abordar a
continuación los problemas específicos de la adicción al consumo. Se emplean
técnicas de autocontrol, terapias cognitivo conductuales, de grupo o de
autoayuda, en las que se produce un intercambio de experiencias entre personas
que sufren los mismos problemas y algunos sujetos del grupo sirven de modelo a
los demás en la medida en la que han conseguido avanzar más en la resolución
del problema.
Terapia en situaciones
de riesgo: Es una variante de técnicas ya empleadas en el tratamiento de otras
patologías psicológicas. De esta manera, la terapia se complementa con experiencias
prácticas de confrontación de los estímulos de compra de manera que se vaya
consiguiendo una desensibilización progresiva a esos estímulos.
Prevención
La necesidad de
realizar acciones preventivas dirigidas a los consumidores jóvenes, adultos y
a especialistas sociosanitarios, ya que muchos casos de adicción se detectan en
las consultas médicas.
Otras medidas
preventivas muy útiles cuando se detecta el problema en sus primeros estadios
son el autorregistro, que consiste en llevar una contabilidad racional
apuntando los gastos y las compras que se realizan, y el aplazamiento de las
decisiones de compra. En este caso, cuando se siente la necesidad de comprar
algo nunca se debe tomar la decisión de compra en el establecimiento, hay que
dejar pasar el tiempo y pensárselo fuera del negocio. Cuando se abandona la
tienda y no se tiene el objeto a la vista, el deseo de compra suele desaparecer
casi de inmediato. En los casos graves suele ser necesaria la figura del tutor
económico, que controla la economía del adicto.
¿Cuándo debo
preocuparme?
- A menudo me disgusto por haber gastado el dinero tontamente.
- Cuando me siento triste o deprimido suelo comprar para animarme.
- Hago compras por impulso.
- Cuando veo algo que me gusta, no me lo quito de la cabeza hasta que lo compro.
- Compro cosas inútiles que después me arrepiento de haber comprado.
- Se me va el dinero sin darte cuenta.
- A menudo, cuando recibo el extracto de las tarjetas me sorprende ver las compras que había olvidado.
- Frecuentemente me precipito comprando cosas sin haberlo pensado bien.
- Compro ropa que después no uso.
En
sus manifestaciones más extremas, la compra compulsiva anula la voluntad del
afectado, disminuye la satisfacción por la compra realizada y lo inserta en una
espiral de la que difícilmente se puede salir sin la ayuda de un especialista.
Analice
su situación emocional y busque alternativas distintas de ir de compras.
Cultive sus amistades y busque nuevos pasatiempos.
http://alex-psicoclinica.blogspot.mx/2014/11/la-oniomania-compras-compulsivas.html
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