martes, 23 de febrero de 2016

Perfil Psicologico de un Consumidor Compulsivo

Consumir con desenfreno parece ser una de las principales consignas del siglo XXI. Los persuasivos mensajes publicitarios, la insatisfacción personal o el simple afán de poseer pueden llevarnos a la adicción al consumo, un trastorno de la conducta que requiere un abordaje psicológico serio.
Resulta obvio que vivimos en una sociedad consumista, y que desde los medios de comunicación se nos anima continuamente a gastar nuestro dinero. La suma de la adicción al consumo, las tarjetas de crédito y las rebajas dan origen a un cóctel explosivo, ya que las rebajas están basadas en la impulsividad y en la idea de que hay que aprovechar las oportunidades, lo que supone una excelente excusa para el consumidor compulsivo donde intenta mejorar su autoestima y satisfacer necesidades emocionales. Socialmente, hablamos de los despilfarradores como compradores compulsivos. Pero, ¿qué caracteriza a los compradores compulsivos? ¿Te has preguntado alguna vez si quizás gastas demasiado? ¿Sientes que el dinero te quema en las manos cuando lo tienes?.

Causas

La falta de sentido en nuestra vida, carecer de un horizonte, percibirnos inútiles o innecesarios, y los sentimientos de tristeza, apatía, desconfianza hacia las propias aptitudes o habilidades, aburrimiento y frustración, no sentirse bien con ellos mismos, pueden ser más vulnerables a la publicidad y provocar el deseo incontrolable de comprar objetos que no necesitamos. Preexistencia de rasgos psicológicos específicos como ser caprichoso e impulsivos, pueden tener un nivel alto de ansiedad en relación con la compra. El problema surge cuando esto se convierte en costumbre y se pierde el control, se crea dependencia psicológica.

Perfil

El perfil del consumidor compulsivo es el de un hombre o mujer de entre 20 y 55 años de edad, de clase media y medio urbano. No obstante, las mujeres han mostrado ser mucho más adictas a los estímulos de consumo. Comúnmente el perfil típico del comprador compulsivo es una mujer, en torno a la treintena.

Los adictos a las compras suelen mostrar una personalidad impulsiva, una baja autoestima y ansiedad o depresión. De hecho, tratan de compensar la poca autoestima a través de la compra de productos, pues esto satisface momentáneamente esa sensación de vacío que les acompaña. Sin embargo, la compra compulsiva crea en realidad un círculo vicioso, cuanto más compran, más vacíos se sienten. Muy a menudo la necesidad obsesiva de gastar es un síntoma de algún trastorno psicológico. La compra compulsiva es muy frecuente en el contexto de los estados hipomaniacos, cuando la persona se encuentra especialmente eufórica, como un signo más de su conducta expansiva en muchos casos. Se destaca que muchos compradores compulsivos son en realidad enfermos depresivos. No es infrecuente que la compra compulsiva se acompañe de trastornos de la alimentación, especialmente bulimia y ocasionalmente de cleptomanía. Se ha detectado en compradores compulsivos un tipo de personalidad con fuertes tendencias hedonistas dirigidas hacia el consumo.

El comprador compulsivo es eminentemente racionalizador, la cual es una estrategia cognoscitiva que implica inventar razones plausibles y aceptables para ocultar las explicaciones reales de sí mismo. En ocasiones actúan inconscientemente para eliminar el sentimiento de culpa que los agobia.

Cuando el comprador compulsivo se encuentra en una etapa avanzada de neurosis, llega a incurrir en el uso excesivo de sus tarjetas de crédito u otra forma de obtener dinero, incluso robando. Otras consecuencias psicológicas de la compra compulsiva son la angustia, la depresión, los remordimientos, la vergüenza y la baja autoestima.

Todos los síntomas anteriores provocan un alto nivel de estrés, que puede acarrearle a las afectadas enfermedades como la úlcera, hipertensión, depresiones profundas y frecuentes dolores de cabeza.
Este rasgo, junto con la compulsividad y un nivel relativamente alto de ansiedad en relación con la compra, configuran el perfil psicológico del adicto.

Epidemiologia: Asociaciones entre TP compulsivo-obsesivo, histriónico, esquizoide, antisocial y tras. Especifico a una sustancia. 

El gasto compulsivo del dinero puede estar detrás de muchos conflictos de distintos ámbitos de la vida del despilfarrador: el familiar, el social, el laboral o el sentimental. El comprador compulsivo suele mostrar falta de empatía hacia su entorno cuando despilfarra el dinero (gasta el dinero que, por ejemplo, debía ser destinado a un tratamiento para mejorar la salud de alguno de sus familiares), aunque después suele recapacitar y darse cuenta de su error, ya demasiado tarde, lo que le hace caer en la ira. Probablemente se prometerá que no volverá a actuar del mismo modo, pero acabará haciéndolo.

La compra compulsiva se desarrolla, por dos mecanismos: en unos casos este hábito inadecuado se adquiere básicamente a fuerza de repetir una conducta que en un principio resulta agradable y luego se realiza de forma compulsiva, mientras que en otros esta conducta hay que entenderla predominantemente como una evasión, como una forma inadecuada de hacer frente a los problemas personales.

El sobre-endeudamiento hace que los trastornos de ansiedad, depresión o frustración que subyacen bajo este tipo de adicciones queden en un segundo plano y dejen paso a un verdadero problema económico que lleva a la quiebra familiar.

El adicto al consumo “dedica a las compras más tiempo del que dispone en detrimento de otras actividades, como las familiares o laborales, pudiendo originar casos graves de absentismo, pérdida del puesto de trabajo o destrucción del núcleo familiar”. Todo esto también puede llevar al abandono de la higiene personal, problemas en las relaciones con los demás o a la marginación social en los casos extremos.

 Tratamiento

Las personas que presentan una conducta adictiva suelen tener muy baja autoestima, personalidad impulsiva, problemas de ansiedad o depresión. Estos cuadros deben ser tratados de manera convencional, bien a través de terapias o fármacos, para abordar a continuación los problemas específicos de la adicción al consumo. Se emplean técnicas de autocontrol, terapias cognitivo conductuales, de grupo o de autoayuda, en las que se produce un intercambio de experiencias entre personas que sufren los mismos problemas y algunos sujetos del grupo sirven de modelo a los demás en la medida en la que han conseguido avanzar más en la resolución del problema.

Terapia en situaciones de riesgo: Es una variante de técnicas ya empleadas en el tratamiento de otras patologías psicológicas. De esta manera, la terapia se complementa con experiencias prácticas de confrontación de los estímulos de compra de manera que se vaya consiguiendo una desensibilización progresiva a esos estímulos.

Prevención

La necesidad de realizar acciones preventivas dirigidas a los consumidores jóvenes, adultos y a especialistas sociosanitarios, ya que muchos casos de adicción se detectan en las consultas médicas.
Otras medidas preventivas muy útiles cuando se detecta el problema en sus primeros estadios son el autorregistro, que consiste en llevar una contabilidad racional apuntando los gastos y las compras que se realizan, y el aplazamiento de las decisiones de compra. En este caso, cuando se siente la necesidad de comprar algo nunca se debe tomar la decisión de compra en el establecimiento, hay que dejar pasar el tiempo y pensárselo fuera del negocio. Cuando se abandona la tienda y no se tiene el objeto a la vista, el deseo de compra suele desaparecer casi de inmediato. En los casos graves suele ser necesaria la figura del tutor económico, que controla la economía del adicto.

¿Cuándo debo preocuparme?
  • A menudo me disgusto por haber gastado el dinero tontamente.
  • Cuando me siento triste o deprimido suelo comprar para animarme.
  • Hago compras por impulso.
  • Cuando veo algo que me gusta, no me lo quito de la cabeza hasta que lo compro.
  • Compro cosas inútiles que después me arrepiento de haber comprado.
  • Se me va el dinero sin darte cuenta.
  • A menudo, cuando recibo el extracto de las tarjetas me sorprende ver las compras que había olvidado.
  • Frecuentemente me precipito comprando cosas sin haberlo pensado bien.
  • Compro ropa que después no uso.
En sus manifestaciones más extremas, la compra compulsiva anula la voluntad del afectado, disminuye la satisfacción por la compra realizada y lo inserta en una espiral de la que difícilmente se puede salir sin la ayuda de un especialista.

Analice su situación emocional y busque alternativas distintas de ir de compras. Cultive sus amistades y busque nuevos pasatiempos.


http://alex-psicoclinica.blogspot.mx/2014/11/la-oniomania-compras-compulsivas.html

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