Una pequeña guía simplificada para mejorar tu relación sexual con tu pareja.
LAS IDEAS CLARAS
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La sexualidad, fuente de placer y bienestar, nos permite, entre otras cosas,
disfrutar de una privilegiada forma de comunicar sentimientos y sensaciones con
otra persona.
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De un modo u otro la sexualidad está presente en cada persona, a lo largo de
toda la vida. Somos seres sexuados.
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Con independencia de su faceta reproductiva, la sexualidad tiene un componente
de disfrute y de satisfacción importantes para el propio equilibrio personal
y social.
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En la sexualidad no hay más norma que atender a los propios deseos respetando
al otro.
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La sexualidad presenta diversos matices individuales y diferenciadores entre
unas personas y otras.
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Quien viva plenamente su sexualidad será más feliz y con ello, también quienes
le rodean, sobre todo cuanto más flexible y respetuoso sea con otras formas de
vivir la sexualidad, aunque no coincidan con la suya.
EN CUANTO SU PROPIA
SALUD SEXUAL
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Explore su propio modelo de satisfacción sexual. Cuanto mejor conozca su
cuerpo, sus genitales, los matices de su respuesta sexual, en mejor disposición
se encontrará para disfrutar del placer sexual.
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Recuerde que la ignorancia, las falsas creencias, los mitos y la mala
información sexual, pueden ser la causa de muchos problemas sexuales.
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No se auto examine sobre su capacidad sexual. Los procesos implicados en la
respuesta sexual se desencadenan de manera automática y refleja. Se pueden
bloquear si estamos demasiado preocupados por nuestro rendimiento. Deje fluir
los acontecimientos fisiológicos que se producen de manera natural.
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Sea exigente consigo mismo en el mantenimiento de adecuados hábitos de higiene
corporal.
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Cuide su cuerpo, es su tarjeta de presentación, haga ejercicio físico con
moderación y de manera regular.
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Adopte unos hábitos de vida saludables: No fume y si toma alcohol hágalo con
moderación.
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No consuma drogas, afectan al rendimiento sexual.
No
es fácil separar en la pareja las cuestiones sexuales de las afectivas,
difícilmente se disfrutará en la cama si en el trato cotidiano no hay buena
relación
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Dedique tiempo al sexo. Para practicarlo se requiere tiempo y sosiego; a veces
no resulta fácil, dadas las exigencias de la vida moderna pero para el amor y el sexo el tiempo no existe solo basta con desearlo.
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Mantenga activo y ejercitado su cuerpo. Es saludable tocarse y reconocer las
diferentes sensaciones que nos transmite nuestro cuerpo, así como nuestros
órganos genitales. Tanto las relaciones sexuales como la masturbación propician
nuestra salud.
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La masturbación ha sido históricamente mal entendida y rechazada. En realidad
es la vía para el autoconocimiento de nuestro cuerpo y la debida atención a
nuestra frecuencia excitatoria y orgásmica.
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El cuidado de nuestra salud también pasa por atender nuestra frecuencia
excitatoria y orgásmica. Si disfruta, practique sexo con la frecuencia que le
apetezca.
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La masturbación es una opción sexual muy saludable.
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Compruebe que vale la pena estar descansado para practicar sexo. Las horas de
madrugada, después de opíparas cenas y tras ingerir alcohol de forma generosa,
no son el mejor momento para celebrar un encuentro sexual.
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Evite el estrés y el exceso de trabajo. Generan ansiedad y múltiples trastornos
sexuales, de pareja y familiares.
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Si tiene alguna enfermedad siga los debidos controles médicos, estará en mejor
disposición de disfrutar más de su sexualidad.
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Si tiene dificultades sexuales no se auto examine. Consulte con un profesional
de la sexología. Como también un psicólogo Clínico especialista en parejas. En cualquier caso, su médico de familia también le podrá
orientar.
EN CUANTO A LA SALUD DE
LA PAREJA
- Si
la valora, cuide su relación de pareja adoptando una actitud de afecto,
ternura, complicidad y buena disposición hacia su pareja.
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En pareja no se pueden separar las cuestiones sexuales de las afectivas.
Difícilmente se disfrutará en la cama si en el trato cotidiano no hay buena
relación entre ambos.
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Si hay diferencias o conflictos en la pareja, abórdenlos y resuélvanlos antes
de que les causen serios problemas, también sexuales. Si necesitan ayuda, en la
consulta de sexología les pueden orientar.
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Si no conoce bien a su pareja sexual, tome las debidas precauciones, entre las
que destaca el uso correcto del preservativo. No podemos olvidar que la
promiscuidad incrementa el riesgo de contagio de las enfermedades de
transmisión sexual.
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Si conoce bien a su pareja y lo requiere, tome asimismo las debidas
precauciones, entre las que destaca el uso correcto del preservativo. No ponga
en riesgo su salud por evitar conflictos que usted sabe que existen, aunque
evite hablar de ello. Demasiadas mujeres se contagian en el mundo del VIH-sida
por evitar enfrentarse a un marido al que saben promiscuo.
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Si su pareja sexual o usted pueden haber entrado en contacto con algún agente
infeccioso causante de cualquier enfermedad de transmisión sexual, tomen las
debidas precauciones para evitar contagiarse y acudan a su médico por si es
necesario tratarse.
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Sorprenda a su pareja agradablemente y a menudo.
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Acepte la negativa de su pareja a tener actividad sexual. No la fuerce a ello
si no es su deseo. ¡Otro día será!
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No se exija, ni exija, obligaciones sexuales absolutas, como llegar siempre al
orgasmo o realizar prácticas sexuales excesivas e irreales.
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Comunique sus deseos sexuales a su pareja y sea totalmente receptivo a los de
ella, pero si algo de lo que le proponen le desagrada no tenga miedo de decirlo
igualmente.
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Comience siempre sus relaciones de una manera pausada. Controle su excitación. Incluso el acicalado
mutuo -conducta de cortejo más común entre los primates- tiene un fuerte
contenido erótico. Las caricias, los besos y toda forma de juegos cómplices son
esenciales para el disfrute sexual mutuo.
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Abandónese durante la actividad sexual. La relación sexual entre dos personas
precisa de un aprendizaje, pero nunca debe tomarse como un proceso mecánico de
"teclas a tocar obligatoriamente". Hay que saber perderse, olvidar lo
aprendido y dejar que los cuerpos fluyan y creen su propia relación.
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No descuide a su pareja, acompáñela a lo largo de todo el encuentro sexual.
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El coito no tiene por qué ser siempre el objetivo final de la actividad sexual.
El sexo no coital puede ser muy estimulante.
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Vigile sus prejuicios. Seguramente disfrutará más si también se permite
explorar sus fronteras. Las prácticas sexuales pueden ser tan variadas como
ambos miembros de la pareja decidan libremente y de mutuo acuerdo, con las
limitaciones de la seguridad física y del mantenimiento de unas adecuadas
normas de higiene y salubridad.
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Cuidado con la rutina, gran enemigo de las relaciones sexuales en las parejas
estables. Asuma una actitud creativa, lúdica, tratando de que no sea siempre la
misma persona quien tome la iniciativa, variando los lugares, cambiando el
ritmo y la cadencia de las sesiones amorosas, aunque todo vaya bien entre los
dos.
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No siempre hay que esperar a que nos llegue "la inspiración". A veces
no estamos muy animados en iniciar la actividad sexual y progresando en ella,
acaba resultándonos especialmente placentera.
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Sea tolerante consigo mismo y con su pareja si un día todo no sale bien,
tómeselo con sentido del humor. Todos tenemos altibajos. Seguro que en otra
ocasión resultará mejor.
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Si tiene usted dificultades sexuales o su pareja, tenga claro que son problemas
de ambos y que de un modo u otro influyen en los dos, están en el mismo barco.
Ayudándole se ayudará usted mismo. Para resolver el trastorno, resulta muy útil
la comunicación entre ambos y contar con el apoyo de un experto sexólogo y o psicologo clínico si es
necesario.
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No culpabilice a su pareja ni se culpabilice usted si tienen dificultades
sexuales. Ser positivo es la mitad de la resolución del problema; céntrese en
buscar soluciones y si lo requiere busque ayuda profesional, en lugar de caer
en el círculo de las recriminaciones.
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El placer sexual no tiene edad de jubilación.
Si
cuida su salud y atiende sus auténticas necesidades nunca dejará de
disfrutarlo.
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El sexo también tiene un sentido lúdico, permítase jugar. En el sentido
primigenio del juego como cuando somos niños, donde importa el proceso "estar
jugando" y no el producto "ganar"como ocurre demasiado en el mundo de los
adultos. El placer bien entendido es un juego, algo que disfrutamos sin estar
pendientes de ningún otro objetivo.
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Las fantasías sexuales pueden ser un buen recurso para activar su sexualidad.
Permítase fantasear y, si tiene pareja, explore el posible disfrute cómplice de
elaborar fantasías compartidas con ella.
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El sexo y la risa están muy unidos, cultive el sentido del humor, reír con la
pareja exalta el placer durante el juego sexual.
La
complicidad íntima con humor refuerza el vínculo y aleja el fantasma de las
preocupaciones sexuales.