Los agresores que
atacan a víctimas por cuestión de género cumplen varias características básicas.
El perfil del
maltratador
Si
bien no existe un único tipo de maltratador y todos ellos tienen
características que los hacen diferentes entre sí, existen una serie de
elementos que tienden a ser comunes en casi todos los casos. A continuación se
indican una serie de doce rasgos que suelen ser compartidos por la mayor parte
de los maltratadores.
1.
Suelen tener buena imagen pública
No
es infrecuente que cuando se conocen casos de malos tratos surjan voces de
sorpresa entre las personas que conocen al maltratador. Esto se debe a que fuera
del hogar el o la maltratadora tiende a actuar con perfecta normalidad, no
habiendo por lo general en su conducta signos visibles de hostilidad hacia su
pareja y tratándola tanto a ella como al resto con cordialidad y afecto. Es en
el hogar, en la vida privada, donde el individuo en cuestión manifiesta y
descarga su agresividad.
2.
Sentimientos de inferioridad y baja autoestima
Un
denominador común en la mayor parte de maltratadores es la presencia de baja
autoestima y de sentimientos de inferioridad respecto a sus semejantes. Dichos
sentimientos de inferioridad provocan una profunda frustración que se puede
transformar fácilmente en violencia.
3.
Motivación por el poder
Por
norma general, el o la maltratadora tiende a tener una elevada necesidad de
poder. Estos sujetos tienden a necesitar imponer las propias opiniones o que
las cosas se hagan a su manera.
Debido
en gran parte a los sentimientos de inferioridad antes mencionados o a la
ausencia de control en diversos dominios vitales importantes para el agresor,
el individuo en cuestión pueden desembocar en la necesidad de ejercer control y
dominio sobre la pareja, a quien tienden a considerar inferior.
4.
Internalizan estereotipos de género
La
violencia de género recibe ese nombre debido a que la causa del ejercicio de la
violencia está vinculada al sexo de la persona objeto de agresión. Por
consiguiente, la mayor parte de maltratadores utilizan como pretexto para la
agresión los roles de género, utilizándolos para remarcar su papel y el de su
pareja y castigando las conductas y pensamientos que se alejen de ello.
Así,
la mujer ha de ser sumisa, cariñosa y dependiente mientras que el hombre ha de
ser fuerte, dominante y estoico. Si uno de los dos no cumple dichos papeles
aparece frustración y agresividad.
5.
Bajo nivel de asertividad
Otro
aspecto relevante en una gran cantidad de maltratadores es la ausencia de una
capacidad de responder asertivamente a los diferentes problemas que les pueden
ocurrir día a día. Así, los problemas y los cambios les frustran y suelen
reaccionar de forma aversiva ante ellos. Defienden sus derechos de forma
agresiva sin tener en cuenta los deseos de los otros y situando sus necesidades
en primer lugar.
6.
Relaciones de dependencia
Si
bien no se cumple en todos los casos, es común que en la estructura de la
personalidad del maltratador tienda a haber cierta dependencia del entorno.
Dicha dependencia provoca miedo y cierta fijación ante la idea de ser
abandonado, cosa que en el caso del maltratador se traduce en un aumento del
control hacia la pareja, un elevado nivel de celos hacia otros posibles
"competidores", el intento de aislarla y hacer que dependa del
agresor/a e incluso la agresión física.
7.
Inestabilidad emocional e impulsividad
Por
norma general el maltratador tiende a tener un elevado nivel de neuroticismo.
Esto quiere decir que tiene una emocionalidad lábil que puede pasar rápidamente
de la alegría a la tristeza, o del afecto al desprecio. Esta falta de
estabilidad facilita la frustración y la tensión interna, que junto a una
elevada impulsividad y un pobre control de los impulsos puede desencadenar una
agresión.
8.
Egocentrismo
Un
aspecto relevante que comparten la mayor parte de maltratadores es la tendencia
a centrarse en sus propias necesidades y preocupaciones, ignorando las de los
demás o las consecuencias que la propia conducta en los otros.
9.
Celos y posesividad
El
individuo que maltrata tiende a temer que la pareja le abandone o le ponga en
evidencia, con lo que intenta evitar que se vea influenciada o atraída por
sujetos externos que puedan alejarla de ella, reaccionando de forma violenta a
supuestas interacciones con personas ajenas a la pareja al considerar que
pueden arrebatarsela.
La
persona maltratada es considerada un elemento de su propiedad que debe
permanecer fiel y cumplir sus designios. Se establecen conductas controladoras
y se sesga la percepción en búsqueda de la confirmación de sus temores.
10.
Niveles bajos de empatía
Uno
de los aspectos más claramente visibles en los maltratadores es el poco nivel
de empatía que manifiestan con sus víctimas. No suelen ponerse en el lugar del
agredido o eligen voluntariamente ignorar su punto de vista, no teniendo en
cuenta los efectos psíquicos y/o emocionales que el maltrato tiene sobre la
víctima más allá del control de su conducta.
11.
Minimizan la violencia o culpabilizan a los demás
Otro
factor frecuente a pesar de que no se da en todos los casos es el hecho de que
el maltratador tiende a considerar la violencia ejercida como justificada,
disminuir la importancia de sus efectos o situar la culpa en la actuación de la
pareja o en otros factores como el alcohol o las drogas.
12.
Capacidad de manipulación
Si
bien no en todos los casos, a pesar de tener una capacidad de empatía muy
reducida muchos maltratadores reincidentes posean una elevada capacidad de
manipulación y sugestión. Si bien también depende de la situación y de la
personalidad de la víctima, en algunos casos se ha manifestado la capacidad de
convencerlas de que las conductas agresivas se han llevado a cabo por su bien,
que son normales o incluso de que la agresión era merecida.
También
pueden predisponer a la víctima a desconfiar de su entorno y alejarse de él
poniéndola en malos términos con sus seres queridos, aislándola y haciendo que
dependa en exclusiva del o la agresor/a.
Referencias bibliográficas:
Castellano, M.; Lachica, E.; Molina, A. y Villanueva, H.
(2004). Violencia contra la mujer. El perfil del agresor: criterios de
valoración del riesgo Cuadernos de Medicina Forense, 35.
*Psicología y Mente, art. Psic Oscar Castillero Mimenza