¿Qué es la esquizofrenia?
La esquizofrenia es un trastorno mental que se encuentra dentro del
grupo de los llamados trastornos psicóticos. Las personas afectadas de
esquizofrenia pueden presentar una grave distorsión en el pensamiento, la
percepción y las emociones, manifiestan pérdida de contacto con la realidad y
experimentan alucinaciones (fenómeno en el que las personas escuchan y/o
sienten cosas que los otros no escuchan ni sienten).
Las personas que padecen esquizofrenia también manifiestan otros
síntomas, como los delirios, en que se tienen ideas extrañas que no se ajustan
a la realidad o al consenso social. Además, sus emociones se ven afectadas con
pérdida de hábitos e interés, aislamiento social, depresión y/o irritabilidad.
No hay ningún síntoma que, por sí mismo, sea característico de este
trastorno, ni todas las personas afectadas muestran todos y cada uno de los
síntomas descritos.
Cualquier persona puede padecer esquizofrenia, y se da de manera
similar en hombres y mujeres.
El inicio del trastorno se produce a menudo durante la adolescencia
–incluso en la infancia- o al principio de la edad adulta. En los hombres
parece que empieza a una edad más precoz.
¿Qué provoca esquizofrenia?
No se conoce qué provoca la esquizofrenia, pero las investigaciones
indican que tiene que ver con una combinación de factores genéticos y
ambientales que crean un estado de vulnerabilidad en la persona y una
predisposición a desarrollar el trastorno si se dan circunstancias
facilitadoras para ello.
Puede tener diversas evoluciones, entre ellas la remisión total (en ciertos casos). El
trastorno también puede progresar a largo plazo con remisiones y
exacerbaciones. Sin embargo, mucho se conoce ya sobre las posibilidades de
tratamiento para las personas que padecen esquizofrenia a fin de poder mejorar
su calidad de vida.
La remisión y estabilización del trastorno permite a los pacientes
desarrollar una vida autónoma pudiendo asumir responsabiliades familiares y
laborales.
Una persona vulnerable al trastorno debe estar alerta a los factores
que pueden desencadenar una crisis, a fin de intentar evitarla o de minimizar
sus efectos. Es importante que en los momentos de inicio de una crisis pueda
movilizar los recursos de ayuda: familia, profesionales, etc.
Antes de una crisis, las personas afectadas experimentan habitualmente
cambios peculiares en el comportamiento, en la percepción y en el estado de
ánimo. La presencia de estos síntomas puede causar cierto desconcierto, sobre
todo en la familia.
Los síntomas pueden variar mucho entre personas pero pueden
identificarse por ser cambios en el comportamiento habitual hasta aquel
momento. Algunos de los síntomas son:
- Cambios en la actividad habitual (trabajo, escuela...), en los
hábitos diarios (alteraciones en la alimentación, higiene personal), en el
ritmo de sueño y vigilia.
- Aislamiento social, actitudes suspicaces o reticentes.
- Creencias no usuales y/o obsesiones.
- Cambios en la percepción (alucinaciones).
Estos cambios antes de una crisis se llaman pródromos y alertan que
alguna cosa no va bien, ayudando a prevenir las crisis, o bien, afrontándolas.
Hay que decir que la presencia de pródromos no implica necesariamente que se
acabe desarrollando esquizofrenia o que se vaya a tener una recaída.
Nota: Los
tipos de esquizofrenia están definidos por los síntomas que predominan en la
evaluación del paciente con esquizofrenia y es frecuente que el cuadro incluya
síntomas que son característicos de más de un subtipo. Por esta falta de
especificidad, en la última actualización de la clasificación americana de
enfermedades mentales recientemente se han suprimido estos subtipos.
El Mundo de la Esquizofrenia
Las personas que padecen un trastorno esquizofrénico presentan
diferentes tipos de síntomas, no obstante, ninguno es específico de la
esquizofrenia. Los síntomas característicos de la esquizofrenia se clasifican
en tres categorías: positivos, negativos y de desorganización.
- Los síntomas positivos añaden algo a la vida de las personas, como
son las alucinaciones y los delirios (añaden alteraciones en las percepciones).
- Los síntomas negativos son aquellos que se producen por defecto,
como la pérdida de hábitos e intereses, apatía, tendencia al aislamiento,
dificultad de atención.
- Los síntomas de la desorganización son aquellos que afectan al
pensamiento, que puede estar alterado (conducta y/o habla desorganizada, falta
de atención).
Todos estos síntomas pueden comportar diversos grados de discapacidad,
ya que en ocasiones afectan las posibilidades de la persona para llevar una
vida autónoma (capacidad de trabajo, relaciones o vínculos emocionales).
Evolución del Trastorno
La aparición de la esquizofrenia puede ser gradual o bien puede
presentarse de pronto, súbitamente. Por otro lado, su evolución es variable,
suele desarrollarse alternando períodos de crisis (fase aguda) con momentos
estables o de remisión total o parcial de los síntomas (fase estable). Entre
estos dos estados, puede haber períodos donde se reduzca la intensidad de los
síntomas, que pueden durar unos seis meses después de una crisis (fase de estabilización).
El Diagnóstico
Para diagnosticar la esquizofrenia un especialista en salud mental
(psiquiatra o psicólogo) debe realizar un estudio clínico de los síntomas que
padece el paciente desde hace algún tiempo, una vez el médico de familia lo haya
derivado. Además, se realizarán pruebas de laboratorio y/o complementarias para
descartar otras enfermedades o el uso de sustancias tóxicas.
Es importante que la persona afectada explique todos los cambios que
está sufriendo, a fin de que el especialista pueda realizar un diagnóstico
adecuado.
¿Se puede hacer prevención?
Las primeras señales de cambios en el comportamiento habitual pueden
alertar de que alguna cosa no va bien y se puede pedir ayuda a los
profesionales de la salud. En estos momentos, es importante que se realice un
diagnóstico precoz del trastorno.
Potenciar los recursos personales, aumentar la tolerancia al estrés,
disminuir los factores de tensión psicosocial, mejorar las habilidades para
relacionarse... son, junto con tener un buen vínculo terapéutico que permita
implementar el tratamiento oportuno, los principales elementos de prevención de
la aparición de una crisis.
Esta prevención se incrementa si se mantiene un estilo de vida
saludable y estable, y se potencian las capacidades personales y el
auto-cuidado. Hay que fomentar este tipo de factores preventivos del trastorno,
así como evitar otros que podrían indicar un mayor riesgo de desestabilización
(situaciones de estrés, abandono de la medicación, consumo de drogas, etc.).
Tratamiento
temprano
Es importante obtener un diagnóstico adecuado de esquizofrenia e iniciar el tratamiento lo antes posible. Cuanto antes reciba tratamiento un paciente con esquizofrenia, mayores serán las posibilidades de que responda bien al tratamiento y de que pueda recuperar sus niveles de funcionalidad anteriores. Si la esquizofrenia no se trata adecuadamente, la afección puede empeorar rápidamente y necesitar hospitalizaciones frecuentes. Estos aspectos pueden actuar conjuntamente y tener un efecto negativo en el bienestar del paciente y en el de sus familiares y amigos.
El abordaje terapéutico de la esquizofrenia es integral, es decir, se
realiza de manera global, combinando diferentes tipos de tratamientos: el
médico y las terapias psicosociales. La
psicoterapia puede ayudar a la persona que sufre esquizofrenia a comprender la
enfermedad y a sobrellevarla, mejorando su conducta social y su reintegración
en la sociedad.
Es importante recibir ayuda lo antes posible y que el equipo
asistencial realice un plan de tratamiento, donde el individuo afectado, su
familia y las personas con las que se relaciona formen parte activa. En el plan
de tratamiento, habrá que tener en cuenta el tipo y el lugar donde se realiza,
así como las preferencias de la persona que padece el trastorno y su familia.
La medicación es una parte muy importante para el tratamiento de las
personas que padecen un trastorno esquizofrénico. Se ha demostrado su eficacia
para atenuar los síntomas en períodos de crisis (episodios agudos), para la
prevención de recaídas o para la mejoría de los síntomas entre crisis.
Los antipsicóticos son la medicación principal, ya que disminuyen los
síntomas y previenen recaídas. Asimismo, otras medicaciones son utilizadas
tanto para estabilizar el estado de ánimo como para corregir efectos adversos
(medicaciones coadyuvantes).
Hay dos grandes grupos de antipsicóticos:
- Los llamados antipsicóticos de primera generación o convencionales
(el haloperidol, la clorpromazina, la clotiapina, el sulpiride, etc.).
- Los antipsicóticos de segunda generación o atípicos, más modernos
(la clozapina, la olanzapina, la risperidona, el sertindol o la quetiapina, la
ziprasidona, el amisulpride y el aripiprazol).
Todos ellos son efectivos en dosis adecuadas para reducir la mayor
parte de los síntomas de la esquizofrenia.
Funcionamiento de la Medicación
El tipo de medicación y la dosis adecuada varían de una persona a
otra, en función de sus características, el tipo de síntomas que manifiesta,
los efectos adversos que pueda tener la medicación, así como sus preferencias.
Para un buen funcionamiento del tratamiento, es importante tomar la medicación
tal y como ha sido prescrita, sin abandonarla ni cambiar las dosis.
Es imprescindible mantener una buena comunicación con el médico a fin
de informar bien de los síntomas que se padecen, o de las dificultades que
puedan observarse. Al mismo tiempo, es necesario que el médico informe sobre
los tipos de tratamientos que se pueden realizar y los efectos adversos que
éstos pueden producir, incorporando así a la persona afectada a la búsqueda del
tratamiento óptimo.
No todo el mundo responde igual a la medicación. Los antipsicóticos se
administran con la dosis que se muestra más efectiva para cada persona. Si no
hay una buena respuesta, habrá que encontrar la dosis óptima o probar con otros
tipos de antipsicóticos y tratamientos que ayuden a reducir los síntomas.
La investigación ha demostrado que, cuando las personas afectadas
muestran resistencia al tratamiento, ha sido efectivo el uso de un
antipsicótico de segunda generación, la clozapina.
Para aquellas personas que tienen dificultades en recordar el uso de
la medicación diaria, pueden ser útiles las medicaciones llamadas depot. Éstas
consisten en antipsicóticos inyectables que mantienen su efecto durante un
tiempo (dos o tres semanas), en función del tipo de medicación.
¿Qué Efectos Adversos pueden Producirse?
La medicación antipsicótica puede producir otros efectos en el
organismo de las personas afectadas que son secundarios al beneficio que
aportan y que pueden ser tratables.
Es importante que las personas afectadas informen al médico de
cualquier cambio que pueda producirse en sus síntomas y los efectos adversos
que le produzca la medicación, ya que el médico la modificará y/o adecuará la
dosis según sus necesidades.
Entre los efectos adversos más frecuentes destacan los que afectan al
sistema nervioso y muscular (extrapiramidales), que incluyen: alteraciones del
control del tono muscular (distonía), imposibilidad de mantenerse quieto o
sentado (acatisia), temblores (Parkinson), rigidez y debilidad muscular, etc.
Otros efectos adversos musculares son los movimientos incontrolables de la boca
y la cara (disquinesia tardía).
Otro grupo de efectos son: sedación; aumento de peso; efectos
antiadrenérgicos como sequedad de boca, visión borrosa, estreñimiento, taquicardia
o retención de orina; efectos anticolinérgicos como deterioro de la memoria y
de la cognición, confusión, delirio, somnolencia y alucinaciones; galactorrea
(salida espontánea de leche de los pezones), disfunciones sexuales, trastorno
del ciclo menstrual (oligomenorrea), etc.
La investigación ha demostrado que todos los antipsicóticos de segunda
generación o atípicos causan menos efectos adversos extrapiramidales que los de
primera generación o convencionales.
Mantenerse
en Tratamiento
El
tratamiento sólo puede funcionar si se cumple como se recomienda. Es común que
las personas con esquizofrenia encuentren difícil seguir el tratamiento. Como
resultado, el 74% de las personas con esquizofrenia abandona el tratamiento
farmacológico en tan sólo 1 año y medio.
Interrumpir
o tomar de modo irregular el tratamiento farmacológico aumenta el riesgo de sufrir
recaídas. La mayoría de los pacientes (8 de cada 10) presentará una recaída de
la enfermedad entre los 6 meses y 2 años tras abandonar la mediación
antipsicótica.
Las
consecuencias de las recaídas en la esquizofrenia pueden ser bastante serias:
falta de independencia, pérdida de control, perdida de capacidades, entre
otras. Además, las recaídas sucesivas suelen ser cada vez más graves y precisan
más tiempo para su mejoría.
Es
por esto que, en los últimos años, los nuevos enfoques científicos se han centrado
en el desarrollo de formas de acción más prolongada para los antipsicóticos
atípicos. El objetivo consiste en lograr que el tratamiento sea fácil de seguir
y más cómodo para los pacientes.
¿Es Necesaria otra Medicación?
El médico responsable puede considerar conveniente recetar otros
medicamentos que ayuden, junto con los antipsicóticos, a reducir los síntomas
de la esquizofrenia. Por ejemplo, estabilizadores del estado de ánimo (como el
litio), ansiolíticos (como las benzodiacepinas), antidepresivos o medicamentos
que reducen los efectos adversos de los antipsicóticos (como la medicación
antiparkinsoniana, anticolinérgicos, etc.).
¿Cuánto Tiempo es Necesario Tomar la Medicación?
Para que en una crisis el antipsicótico haga efecto suele ser
necesario que transcurran entre dos semanas y dos meses. Después, una vez
superada la crisis, se reduce la dosis progresivamente hasta conseguir la
dosificación adecuada.
Debido al riesgo de recaída rápida después de una crisis, es
recomendable no suprimir o reducir prematuramente la medicación. Habrá que
acordar con el médico la duración del uso de la medicación que, frente a una
primera crisis, normalmente será de uno a dos años. En caso de recaída, se
precisarán de dos a cinco años de medicación. Y, aquellos que tienen múltiples
episodios, la necesitarán de manera continuada. Sin embargo, el tratamiento y
sus dosis deben adaptarse a cada persona.
El Apoyo a Personas Afectadas de Esquizofrenia
Las familias o las personas con quien se relacionan los afectados de
esquizofrenia son uno de los grandes apoyos para afrontar el trastorno. Es
importante la inclusión de estas personas en el tratamiento, ya que pueden ser
de gran ayuda para identificar los primeros síntomas en las recaídas, en el
acceso y seguimiento del tratamiento o en el apoyo al retorno a las actividades
de la vida diaria. Hay que tener en cuenta la opinión de la persona que padece
el trastorno sobre cómo se incluye a la familia en el tratamiento.
La intervención familiar, como tratamiento, puede ser de gran ayuda
para los familiares o las personas que conviven con los afectados,
proporcionando información sobre la esquizofrenia, asesorando sobre los
síntomas de ésta, ayudando a disminuir el estrés familiar y mejorando su
comunicación. Aportaciones que, sin duda, contribuyen a la recuperación de las
personas que padecen de esquizofrenia.
Momentos de Dificultad en la Vida de las Personas Afectadas por este Trastorno
En diferentes momentos de la vida pueden aparecer dificultades
relacionadas con el hecho de afrontar los efectos del trastorno o de los
problemas de la vida: conflicto en las relaciones o aislamiento, dificultades
en los estudios o trabajo, etc. que pueden provocar depresión, ansiedad, abuso
de tóxicos, ideas de muerte… Es importante recurrir a los profesionales de
referencia para buscar estrategias que ayuden a afrontar y resolver estas
dificultades, y evitar las complicaciones derivadas de prolongar situaciones de
sufrimiento.
¿Dónde se Realiza el Tratamiento?
Las personas que padecen esquizofrenia han de ser atendidas en el
entorno menos restrictivo posible. Hay disponibles diferentes ámbitos (lugares)
de tratamiento:
- Tratamiento ambulatorio (centro de salud mental y servicio de
rehabilitación).
- Modalidades de atención y seguimiento intensivo en la comunidad.
- Hospitalización parcial (hospital de día).
- Hospitalización total: unidades de agudos y de subagudos.
La elección de un ámbito u otro de tratamiento depende
fundamentalmente de la gravedad, persistencia de los síntomas, y de la
capacidad de contención y apoyo que puede ofrecer el entorno. Asimismo, es
importante tener en consideración la opinión de la persona afectada y su
familia en este aspecto.
Afrontar la Esquizofrenia
Entre las recomendaciones que se han ido recogiendo en esta guía y que
pueden ser de utilidad para afrontar la esquizofrenia destacaremos las
siguientes:
- Estar informado sobre el trastorno y su tratamiento.
- Detectar los primeros síntomas de aviso y dirigirse al profesional
de referencia.
- Construir una relación de confianza con el equipo de profesionales
implicados en el tratamiento, para que se pueda recibir la ayuda necesaria.
- Participar con el médico en las decisiones para encontrar el
tratamiento óptimo para cada caso.
- Mantener el tratamiento médico prescrito y combinar éste con las
terapias psicosociales indicadas por el especialista.
- Ajustar las diferentes intervenciones (psicoeducación, terapia
cognitiva conductual o grupal, rehabilitación cognitiva, etc.) según la
evolución del trastorno y las necesidades individuales. Facilitar educación
sanitaria para las familias de las personas que padecen esquizofrenia e incluir
su colaboración en el tratamiento.
- Mantenerse en buen estado de salud (procurar hacer una dieta
equilibrada y ejercicio, descansar, evitar el uso de drogas, etc.) y en un
entorno favorable y de apoyo.
- Trabajar en la integración del trastorno como un aspecto más de la
identidad de la persona.
Vivir
con Esquizofrenia hoy en Día
En
el pasado, la visión sobre la esquizofrenia era muy limitada y se consideraba
que las personas estaban incapacitadas cuando padecían la enfermedad. Es
necesario cumplir con una serie de cuidados que van a garantizar la estabilidad
y buen pronóstico de la esquizofrenia.
La
perspectiva ha cambiado porque se sabe que la mayoría de los pacientes hoy en
día pueden llevar una vida relativamente normal siempre que cumplan bien la
medicación y lleven hábitos de vida saludables.
La
ciencia ha ido evolucionando a lo largo de los años y actualmente ofrece
opciones terapéuticas eficaces que pueden controlar bien los síntomas, producir
menos efectos secundarios y además presentar una administración espaciada en el
tiempo, interfiriendo lo mínimo posible con la vida de la persona que padece la
enfermedad. Realizar un buen cumplimiento de la medicación, seguir las terapias
rehabilitadoras, cumplir unos hábitos saludables evitando el consumo de tóxicos
y realizar una actividad social y familiar diaria son las bases para poder
convivir con la enfermedad sin que repercuta en el día a día.
¿Y el futuro?
El futuro es esperanzador. Cuanta más información se tenga sobre las
causas del trastorno y a medida que se desarrollen tratamientos más eficaces,
mejor atención podrá ofrecerse a las personas que padecen esquizofrenia para
que lleven una vida más independiente y de mayor calidad.
Estigma Social
Las
personas diagnosticadas de una enfermedad mental grave muchas veces sufren el
estigma y discriminación por parte de la sociedad, lo que unido a las
características intrínsecas de su propia enfermedad puede dificultar su
desarrollo personal. Los pacientes que cuentan con el apoyo y
tolerancia de familiares, amigos y las personas que le rodean, consiguen
reinsertarse mejor a la vida familiar y laboral.
Entre
todos tenemos la oportunidad de informarnos y actuar, para ayudar a borrar el
estigma y la discriminación en la enfermedad mental.