jueves, 12 de abril de 2012

Sociopatia

La sociopatía, también conocida como trastorno de personalidad antisocial (TPA), es una patología de índole psíquica que deriva en que las personas que la padecen pierden la noción de la importancia de las normas sociales, como son las leyes y los derechos individuales. Si bien, generalmente, puede ser detectada a partir de los 18 años de edad, se estima que los síntomas y características vienen desarrollándose desde la adolescencia. Antes de los 15 años debe detectarse una sintomatología similar pero no tan acentuada, se trata del trastorno Disocial de la personalidad.
Síntomas

Entre las características más comunes del TPA:
  • La ausencia de empatía, de miedo y remordimiento como moral.
  • Autoestima distorsionada.
  • Una constante búsqueda de nuevas sensaciones (que pueden llegar a extremos insólitos).
  • La deshumanización de la víctima o la falta de temor a las consecuencias.
  • El egocentrismo.
  • La falta de responsabilidad.
  • La extroversión.
  • El exceso de hedonismo.
  • Altos niveles de impulsividad.
  • Motivación por experimentar sensaciones de control.
"Este tipo de psicosis no se relaciona con ataques de pánico o con esquizofrenia."

Síntomas  y síndromes asociados más comunes

Dentro de los síntomas comunes que puede prevalecer en la conducta antisocial antes dicho, también se encuentra el síndrome de aislamiento. Este síndrome es también nombrado como huida o evitación, en este síndrome es caracterizado por su peculiaridad de aislamiento, pero es uno que se manifiesta como una tendencia a evadir o evitar relaciones y/o contacto con las exigencias sociales. Esta conducta consta de lo reservado y lo introvertido que puede ser un individuo dentro de la misma sociedad y quienes les rodean. Según los estudios realizados estos individuos sufren la crítica, el rechazo, o desprecio de la sociedad, por tanto por medio de esa incomodidad utilizan un método de defensa para evitar esas dificultades; precisamente, enfrentan problemas para las relaciones interpersonales. Como es descrito en estos estudios de la conducta, estos individuos enfrentan una lucha constante para salir de sí mismos y expandirse a las relaciones sociales. Esta conducta no solamente se caracteriza de una negación total a las relaciones interpersonales de los individuos, sino que por su constante lucha de salir de sí mismos, ellos realmente tienen un deseo de poder lograr dichas relaciones, estas relaciones solo se dan con personas que ellos sientan empatía. Esta lucha entre el deseo y el temor ocasionan en estos individuos una frustración hasta sentirse fracasados. Por tanto, esta frustración puede traer consigo el refugio en la fantasía como la introversión.

Hay dos clases principales de evitación, ellas son:

1.- La evitación social activa: se define como por el temor de ser rechazado, alto será el índice de evitación, esto es por la desconfianza en sí mismo, o sea un aislamiento forzado por inseguridad.
2.- La evitación social pasiva: es descrita por incapacidades emocionales. Por tanto, el mecanismo de defensa de estos individuos es aferrarse a un mundo de fantasías y a su propia fantasía interpersonal.

Las personas con trastorno de personalidad antisocial no logran admitir que están frente a un problema que debe ser tratado (egosintonía). Es por ello que es fundamental que exista un estímulo externo que les permita aceptar dicha condición. Puede venir desde la propia familia como también desde la justicia, que le ordene un tratamiento en vistas de los problemas que le puede acarrear.

Algunas de las características de la personalidad propias de los sociópatas:
  • Poseen un encanto superficial
  • Son manipulativos y mentirosos
  • Tienen delirios de grandeza
  • Carecen de sentimientos de culpabilidad
  • Se distinguen por su superficialidad emocional
  • Son incapaces de amar
  • No tienen compasión por los demás
  • Poseen una naturaleza impulsiva
  • Son incapaces de hacer planes
  • Son autoritativos y paranoicos
Causas

Se estima que este trastorno es causado por una variedad de factores. Muchos son de índole genético, pero también el entorno de la persona, especialmente el de los familiares directos, tiene mucha importancia en su posterior desarrollo. Los investigadores también consideran que existen factores biológicos que pueden contribuir en su progreso. La manifestación de procesos químicos anormales en el sistema nervioso y posibles daños en las partes del cerebro que atañen a la toma de decisiones puede llegar a despertar un comportamiento impulsivo y agresivo.

Las tendencias sociópatas han sido atribuidas en ocasiones a componentes genéticos o al aprendizaje, pero muchos estudios han demostrado que el origen de la sociopatía, también llamada Trastorno de Personalidad Antisocial es un enigma. Dentro del Trastorno de Personalidad Antisocial figuran otras anormalidades psicológicas, como el narcisismo, la paranoia y por supuesto la sociopatía.

Tratamiento

Este trastorno puede agravarse, en algunos casos, especialmente cuando la persona a tratar tiene como hábito el consumo de drogas. Muchos tipos de terapia pueden colaborar a sobrellevar de mejor modo la enfermedad. La terapia grupal puede ser clave para hacer entender a la persona que puede interactuar con los demás sin necesidad de violencia o desprecio. La terapia de comportamiento cognitivo y la terapia de modificación pueden contribuir a alterar los patrones problemáticos de pensamiento que el tratado posee y a estimular los comportamientos positivos en sociedad.

Dentro de la órbita psiquiátrica, los medicamentos se usan para combatir síntomas específicos, como la agresividad y la irritabilidad. Los fármacos conocidos como “antipsicóticos” han demostrado tener éxito en el tratamiento del trastorno. Si bien se presupone que el TPA es una enfermedad crónica, algunos síntomas -especialmente el comportamiento criminal- pueden ir disminuyendo con lentitud con el paso del tiempo y un tratamiento adecuado o lo contrario los sociópatas se valen de artificios y pretenden que se han rehabilitado cuando en realidad lo que han hecho es aprender durante sus sesiones de terapia nuevas formas de analizar a los demás y de descubrir y aprovecharse de sus vulnerabilidades

Consecuencias

De no ser tratado a tiempo, el trastorno de personalidad antisocial puede acarrear graves consecuencias no sólo para la persona que lo padece sino también para las personas que puedan verse afectadas por estos comportamientos. El TPA no solo puede generar aislamiento o desprecio hacia las demás personas y normas, sino que puede alcanzar ribetes mucho más drásticos. El sociópata, al igual que el psicópata, es imputable y plenamente consciente de sus actos. Pero sus impulsos y la necesidad de satisfacer sus deseos hacen que no le importen los métodos que tenga que emplear para lograrlo.
Hay recordar que el TPA, una vez desarrollado con cierta intensidad, con Lleva agresiones de todo tipo que pueden dirigirse hacia personas o animales pero también hacia bienes materiales, derivando en robos, destrucción de la propiedad o violaciones graves a las reglas de convivencia en sociedad. Por esto mismo es que se transforma en un hecho de suma importancia el buscar un tratamiento adecuado para el trastorno. No solamente para colaborar con la persona que lo sufre, sino también para salvaguardar a quienes se puedan ver afectados.

Más adelante tocare el tema sobre la confusión del termino psicópata y sociópata ambos como TPA sus diferencias ( si las tienen) y sus similitudes, etc.


martes, 10 de abril de 2012

Manejo de la clinica Ansio-depresiva en la atencion de urgencias (parte2)


Para Hospitales, clínicas y centro de ayuda con atención medica.
En la urgencia de AP, los síntomas ansiosos y depresivos suelen aparecer en muchas ocasiones mezclados, de hecho, la propia coexistencia de ansiedad y depresión parece ser lo habitual; hasta tal punto que aunque pueden presentarse cuadros específicamente diferenciados, es más habitual que aparezcan asociados, dentro de un espectro continuo ansiedad-depresión, a la vez que enlazados con quejas somáticas, pudiendo incluso ser éstas el motivo de la consulta.

Los síntomas pueden llegar a coincidir en el tiempo o secuencialmente en diferentes etapas.

 Mientras que en lo depresivo el síntoma principal es la tristeza (afectación del humor), en los trastornos de ansiedad es el temor y la alerta, con importantes signos anticipatorios. La desesperanza se va haciendo más profunda e intensa a medida que pasan los días; van surgiendo los sentimientos de incapacidad e inutilidad, junto con pensamientos negativos sobre sí mismo, el pasado y el futuro. Funciones cognitivas como la atención y la concentración se ven mermadas. El ritmo de sueño se altera. Aparece labilidad emocional y todo un cortejo de síntomas somáticos: opresión en el pecho, molestias gástricas, sudores, temblores, sensación de mareo, dolores de cabeza.

Los médicos de atención primaria en las urgencias se encuentran en múltiples ocasiones con pacientes que presentan cuadros de ansiedad, que, en muchos casos, se confunden y son vividos como urgencias somáticas (pseudoinfarto, crisis vertiginosa, diarrea aguda…). En cuanto a las somatizaciones, son la forma de expresar a través de signos y síntomas somáticos las alteraciones emocionales que padece el paciente. Es este solapamiento de síntomas lo que ocasiona que los cuadros ansioso-depresivos tengan predominancia en la atención de la urgencia psiquiátrica en AP.

Ante la presencia de cualquier síntoma o síndrome psicopatológico (depresión, ansiedad, alteraciones comportamentales, etc.), deben descartarse, en primer lugar, que estén causados por enfermedades somáticas o el uso de fármacos u otras sustancias. Se debe realizar un diagnóstico diferencial que incluya en primer lugar, enfermedades orgánicas, fármacos y tóxicos como factores causales. En segundo lugar, una vez descartados dichos factores, debería hacerse un diagnóstico diferencial entre las principales entidades psicopatológicas que cursan con ansiedad y/o trastornos afectivos.

Si los síntomas no remiten, y no se tratan farmacológica y/o psicológicamente, suelen generar una pérdida de autoestima que en los casos más severos puede devenir en intento de suicidio 


Los pacientes con este tipo de síntomas son el paradigma de usuario con el que si no se logra una relación terapéutica de confianza, la hiperutilización indiscriminada de servicios y las peticiones de cambio de médico, dificultan el proceso terapéutico e incrementan los costes sanitarios.

4. RESOLUCIÓN: Tratamiento farmacológico y psicológico

Es frecuente que el paciente llegue con una capacidad funcional limitada para la toma de decisiones, o incluso por las expectativas que expresan los demandantes en la urgencia, por lo que habitualmente la primera medida terapéutica de urgencias es la administración de fármacos. Es necesario restablecer el equilibrio funcional del sujeto y, una vez conseguido, atender al significado que para el paciente tienen los eventos desencadenantes dentro de su biografía experiencial (actitudes, atribuciones, expectativas, locus de control, conciencia de enfermedad, etc.), a través de la entrevista y otros procedimientos psicológicos.

En los casos en que la ansiedad elevada o la inhibición afectiva no impidan al paciente exponer sus dificultades, la escucha activa de la narración de su malestar será la primera actuación a llevar a cabo; teniendo en cuenta los problemas psicosociales e interpersonales asociados, ya que gran parte de los trastornos ansioso-depresivos atendidos de urgencia están relacionados con el contexto psicosocial en que se desenvuelve. De manera que no toda urgencia ha de ser abordada con fármacos o sólo con ellos como primera, y a veces única, elección.

Tratamiento farmacológico

Nos centraremos en el abordaje farmacológico del paciente ansioso y depresivo, siempre en la situación del abordaje del médico en urgencias, que seguramente no se podría extrapolar a otros contextos. Además habremos descartado ya una patología orgánica subyacente, un secundario farmacológico, un estado de intoxicación o abstinencia, otra patología psiquiátrica principal, el riesgo de agravación de patología somática previa etc. y habremos decidido el abordaje ambulatorio del cuadro; puesto que todo ello incorpora prioridades farmacológicas diferentes.

Aunque se realizará un planteamiento integral de la clínica, dependiendo de la preponderancia de los síntomas se decidirá sobre las distintas variedades del abordaje a llevar a cabo
Sintomatología ansiosa.

Si la clínica ansiosa es severa, podremos iniciar el tratamiento con benzodiazepinas de alta potencia. En nuestro medio los más usados son el alprazolam a dosis de 0,5-2 mg y el lorazepam a dosis de 1-2,5 mg, con la posibilidad de utilizar la vía oral o sublingual. Se podrá repetir dosis a los 20-30 minutos. Otras opciones serían el diacepam (5-10 mg), o el clorazepato dipotásico (10-20 mg). La absorción oral es buena, con biodisponibilidad casi completa y niveles máximos en cuatro horas, lo cual desaconseja en la mayoría de los casos la vía intramuscular y rectal, y siendo excepcional el uso de la vía intravenosa por las medidas de soporte necesarias.

Ante un cuadro de hiperventilación, mareos, parestesias… es útil colocar una mascarilla con el obturador cerrado, para evitar situaciones de hipocapnia y alcalosis respiratoria hasta que el tratamiento farmacológico sea efectivo. Se pueden asociar maniobras de relajación simples en posición reclinada, con respiraciones lentas diafragmáticas, ojos cerrados durante 15 minutos.

Si indicamos el uso de benzodiacepinas (BDZ) como prevención de recaídas, durante más tiempo, hasta nueva evaluación y seguimiento por su médico habitual, emplearemos las de vida media intermedia, con la dosificación más baja útil y la prescripción en su formulación menor.

En pacientes conocidos, si presenta tratamiento previo, intentaremos ajustar la dosis del fármaco prescrito o si tenemos certeza de tratamientos anteriores eficaces reintroduciremos los tratamientos de manera progresiva. 

En casos de intensa taquicardia, y si disponemos de control electrocardiográfico podemos usar propanolol a dosis de 20-40 mg

En tratamientos a largo plazo es recomendable el uso de los ISRS como fármacos de elección. Duloxetina, venlafaxina, mirtazapina así como la pregabalina amplían las posibilidades de individualización del tratamiento, valorando las especifidades de cada paciente. Sintomatología depresiva.

Una vez realizada la evaluación, el diagnóstico diferencial y el diagnóstico sindrómico y optando por el manejo ambulatorio del mismo, nos debemos plantear si es procedente iniciar un tratamiento antidepresivo al que seguramente no le dará continuidad el mismo médico que atiende la urgencia; aunque sí podemos tener casos en que estaría indicado:

• Existen antecedentes de episodios depresivos previos que tuvieron buena respuesta clínica y buena tolerancia a un antidepresivo determinado; en ellos sería aconsejado reintroducir el fármaco. 

• Se presupone que no va a poder ser re evaluado por el clínico responsable a corto plazo, con lo que se iniciaría el tratamiento para evitar el sufrimiento del paciente por la demora. 
• Si está a tratamiento con uno y la tolerancia es buena se puede ajustar la dosificación a la espera de que el clínico que pautó el tratamiento decida su continuidad o asociar otro.

Cuando el paciente presenta una clínica depresiva leve o moderada y sabemos que puede ser valorado a corto plazo por su médico de atención primaria o especializada, sería recomendable diferir la introducción del tratamiento antidepresivo a su valoración, pudiendo pautar mientras tanto otro tipo de fármacos (ansiolíticos o hipnóticos) si procede.

Se debe tener especial cuidado a la hora de introducir fármacos antidepresivos si existe alguna comorbilidad psiquiátrica (psicosis no afectivas…), el cuadro se incluye en un trastorno bipolar (posibilidad de viraje), cuadros psicoorgánicos (agravación de episodios confusionales), adolescentes (no se recomienda por el aumento de riesgo suicida).

Tratamiento psicológico

El tratamiento psicológico está constituido por el conjunto de medios psicológicos utilizados como procedimiento terapéutico en la atención de la urgencia, desde la propia actitud psicoterapéutica (empatía, escucha activa…) hasta las intervenciones centrales de la atención psicológica en la urgencia, a saber: la contención y la orientación. Así mismo implica las habilidades profesionales en la comunicación eficaz, la construcción de la relación terapéutica y la propia entrevista clínica.

La “contención” se lleva a cabo a través de la metodología que se introduce en la entrevista semi estructurada motivacional, centrando el discurso del paciente, y acompañantes, sobre la sintomatología que provoca la demanda urgente.

La “orientación” conlleva la información sobre los signos y síntomas, para que el paciente pueda entender lo que le sucede, estimulándole en el compromiso de llevar a cabo las tareas que le ayudarán a superar la crisis, así como los acuerdos necesarios respecto al tratamiento a seguir (procedimientos, intervenciones, adherencia, etc.), dentro de un proceso terapéutico que continuará su médico de familia habitual, la derivación a salud mental, o incluso la posibilidad de envío al hospital para valoración de ingreso en la unidad de hospitalización psiquiátrica.

Las intervenciones psicológicas van encaminadas principalmente a que el paciente supere su situación de indefensión, implicándose junto con el médico en su propio proceso de curación. A través del apoyo y la ayuda profesional el paciente puede ser capaz de manejar los eventos que le desbordaban de una manera más eficaz y saludable, aprendiendo nuevas formas de pensar, sentir, actuar; entre la aceptación del malestar y el afrontamiento de sus problemas, reduciendo la evitación de experiencias negativas y asumiéndolas como parte del proceso de curación.
Desde la perspectiva que estamos introduciendo, las intervenciones en la urgencia cobran también un cariz preventivo a través de la orientación terapéutica que se aporta al paciente y acompañantes. Así mismo se tiene en cuenta la continuidad de cuidados a través de su médico de familia habitual, que será quien se haga cargo del caso: tratamiento, seguimiento, valoración de derivación, etc.

Se desarrollo un algoritmo, una propuesta rápida de intervención en la clínica ansioso-depresiva que puede poner en práctica el médico de familia en la consulta de urgencia. Se pretende aportar una información sencilla que oriente dicha intervención.


ALGORITMO DE MANEJO DEL PACIENTE CON ANSIEDAD Y DEPRESIÓN EN LA URGENCIA DE PRIMARIA


Manejo de la clinica Ansio-depresiva en la atencion de urgencia (parte1)

Para Hospitales, clínicas y centro de ayuda con atencion medica.
En Atención Primaria es habitual que los médicos de familia presten atención sanitaria de urgencia a pacientes que presentan sintomatología de la esfera ansioso-depresiva. Los trastornos ansioso-depresivos revisten una gran trascendencia social por su elevada incidencia, la tendencia a seguir un curso crónico, los trastornos físicos y sociales que conllevan, junto con el deterioro que causan en la calidad de vida de los afectados, los costes sanitarios que generan y el elevado riesgo de suicidio.

Todo esto produce una elevada presión asistencial, con un número considerable de urgencias, influidas en gran medida por la sobresaturación e hiperutilización indiscriminada, que junto con el escaso tiempo de que se dispone en atención primaria crean unas complejas condiciones en las que el médico ha de ser capaz de desplegar toda una serie de habilidades profesionales y procedimientos terapéuticos (farmacológicos y psicológicos) que den cuenta de los problemas de salud que presentan estos pacientes.

La capacidad de resolución en estas intervenciones puede incrementarse notablemente si se establece una relación terapéutica eficaz, en la que se utilicen tanto los instrumentos psicológicos (habilidades de comunicación y resolución de problemas) como los farmacológicos al alcance del médico de familia. En Atención Primaria (AP), un tratamiento de urgencia adecuado, tras un diagnóstico temprano, hacen que las intervenciones posteriores, ya más regladas en la consulta, sean más eficaces y que la evolución del cuadro psicopatológico mejore considerablemente.

La atención sanitaria urgente de pacientes con trastorno de la esfera ansioso-depresiva por parte de los médicos de familia es habitual, habiéndose incrementado en la actualidad su grado de intervención de una forma llamativa. Pero del mismo modo que su formación técnico-científica, tanto en lo más estrictamente farmacológico como en las habilidades profesionales relacionadas con las estrategias y técnicas psicológicas, ha mejorado considerablemente, sus expectativas terapéuticas se ven gravemente afectadas por la escasez de tiempo para llevar a cabo las intervenciones demostradas como empíricamente eficaces.

Si se tienen en cuenta las condiciones en que se presenta la demanda urgente, tanto en los aspectos más estrictamente somáticos como en los circunstanciales, la capacidad de resolución en las intervenciones puede incrementarse notablemente. Así mismo, el poder entender la demanda como una conducta del paciente (decidida o asumida) llevará a contemplarla dentro de un triple sistema de respuestas, a saber: fisiológico, cognitivo y comportamental, y siempre dentro de un contexto biopsicosocial

Sugerencias.

Es necesario llevar a cabo una adaptación de las técnicas y estrategias desarrolladas desde la psiquiatría y la psicología clínica para que puedan ser aplicadas en la urgencia de AP con el máximo rendimiento y eficacia; así como desarrollar un modelo de colaboración e interconsulta de casos entre AP y salud mental que introduciría las siguientes ventajas: 

• Acuerdos sobre planes y protocolos de actuación conjunta. 
• Relación de colaboración con una comunicación fluida entre niveles. 
• Adecuación de las derivaciones. 
• Controles y seguimientos más eficaces. 
• Posibilidades de formación.
Estadisticas

Respecto a la epidemiología de estos trastornos, destacar que entre los datos estadísticos comúnmente utilizados es aceptado que al menos en una de cada cinco consultas que efectúa el médico de primaria atiende a una persona que presenta trastornos mentales y del comportamiento, y que entre un 20 y un 25 por ciento de la población general los sufre en algún momento de su vida.

La depresión y los trastornos de ansiedad constituyen aproximadamente el 80% de las enfermedades de salud mental atendidas por Ap.

De estos, el 40% serían trastornos afectivos, con una incidencia de entre el 6%-7%. Así mismo, entre el 15 y el 20 por ciento de la población española sufre un episodio de ansiedad cada año.

Los trastornos ansioso-depresivos revisten una gran trascendencia social por su elevada incidencia, la tendencia a seguir un curso crónico, los trastornos físicos y sociales que conllevan, junto con el deterioro que causan en la calidad de vida de los afectados, los costes sanitarios que generan y el elevado riesgo de suicidio: se estima en torno al 15%; de todos los pacientes que logran consumar el suicidio entre un 60 y un 80 por ciento tiene algún tipo de trastorno afectivo.

La OMS considera que los trastornos afectivos y de la ansiedad son, en muchos casos, propios de ser diagnosticados, tratados y controlados por los médicos de familia. 

La mayoría de estos trastornos tienden a ser recurrentes. Su aparición, sobre todo en el caso de los primeros episodios, suele estar relacionada con acontecimientos vitales o situaciones estresantes para el individuo, que pueden actuar tanto como desencadenantes del cuadro clínico o como factores etiológicos



1.- Mejorar el planteamiento del síntoma a una relación terapéutica eficaz.
Se han llevado a cabo diversos estudios sobre la efectividad de la comunicación médico-paciente. y de la que pudieron obtenerse importantes conclusiones sobre la relación médico-paciente en la práctica clínica; detectando deficiencias, generando recomendaciones y métodos de enseñanza para evitarlas.

• Escasa calidad de las entrevistas. 
• No se suele dejar al paciente describir sus problemas: se le interrumpe a los 18 segundos de empezar a hablar, por término medio. • Desacuerdo en la naturaleza y causalidad del problema entre el médico y el paciente en algo más de la mitad de los casos. 
• Casi la mitad de las quejas y preocupaciones de los pacientes no son detectadas con claridad. 
• No se descubre más de la mitad de los problemas psicosociales. 
• Aumento de demandas médicas, atribuibles a una deficiente comunicación más que a una mala praxis. 
• Sólo un tercio de los pacientes cumplen el tratamiento tal y como se les prescribe.
Por otro lado:


• Resalta las ventajas de mejorar las habilidades de entrevista clínica. 
• La efectividad de la intervención médica está condicionada por la relación-comunicación que se produce en la consulta. 
• La relación influye directamente sobre la salud, además de en la calidad de la atención. 
• Las habilidades de comunicación generan mejores resultados de salud, aumentan la adherencia al tratamiento y producen más satisfacción a los profesionales por la eficiencia clínica que proporciona. 
• Las habilidades en la comunicación pueden ser enseñadas y evaluadas.



Como principales causas de estos resultados, se ha argumentado una inadecuada relación médico-paciente por déficit en habilidades y técnicas de comunicación.
2.- La relación terapéutica


La relación entre el médico de familia y el paciente viene determinada por las características de los roles de ambos, el intercambio comunicacional y el contexto en el que se produce. Entendida la comunicación como un “estado de relación”, una forma de estar en la relación, además de un conjunto de habilidades profesionales, que con su puesta en práctica se maneja la relación como una forma de “estar”, de desenvolverse y sentirse dentro de la relación médico-paciente.

Es el conjunto de estos elementos lo que constituye la relación terapéutica, en cuanto que relación de ayuda técnica, que implica un proceso en el que se construye dicha relación: contacto, evaluación, diagnóstico y tratamiento. Todo ello apoyado en una base metodológica y espacio temporal que es la “entrevista”, con un marco que encuadra las normas socioculturales, las limitaciones temporales, los condicionantes del propio diagnóstico y las variables idiosincrásicas del caso; considerando al paciente como una unidad funcional dentro del contexto familiar y socio laboral.

Un aspecto a destacar como objetivo de la relación terapéutica es el “cumplimiento terapéutico” o “adherencia al tratamiento”. La comunicación emocional y la actitud psicoterapéutica conforman los elementos esenciales de un buen contacto terapéutico de cara a lograr una adecuada adherencia al tratamiento.

Factores facilitadores de la adherencia al tratamiento: 

• Actitud de respeto y empatía. 
• Adaptar el lenguaje al paciente, facilitando la información necesaria respecto al diagnóstico y tratamiento. 
• Tener en cuenta la opinión y expectativas del paciente. 
• Resolver dudas que se puedan plantear. 
• Establecer acuerdos (paciente y familia). 
• Dar pautas simplificadas e incluso escribirlas utilizando frases cortas. 
• Asociar la toma de medicación a los hábitos del paciente, cuando sea posible. 
• Reiterar la información principal, sobre todo al final de la consulta. 
• Supervisión de las prescripciones terapéuticas por los profesionales y la propia familia. 

El que el médico disponga de unas buenas habilidades de comunicación como un instrumento terapéutico más entre su acerbo clínico, aporta las siguientes ventajas: 

• Una mayor calidad de salud: objetiva, funcional y subjetiva. 
• Disminuyen la hiperutilización y aumentan la capacidad resolutiva de los médicos. 
• Facilitan la participación del paciente en la toma de decisiones, a la vez que se responsabiliza del cumplimiento terapéutico. 
• Mejoran la gestión de los recursos. 
3.- Entrevista clínica y orientación diagnóstica


Otro instrumento práctico que interesa destacar es la entrevista clínica, entendida, no sólo como un elemento fundamental de la práctica médica, sino como base metodológica e incluso marco en el que se desarrollan las demás intervenciones que se producen en la urgencia.


El tipo de entrevista que queremos proponer para la atención de urgencia aúna dos conceptos que han venido demostrado su eficacia terapéutica, a saber: “semi estructurada” y “motivacional”
Las características de la entrevista semi estructurada motivacional consisten principalmente en ser breve y no confrontacional, centrada en el paciente, potenciando su percepción de eficacia y encaminada a crear las condiciones que posibiliten cambios hacia un estilo de vida más saludable.

Debe conducir a la aceptación del sufrimiento como parte de la vida y al compromiso para llevar a cabo el tratamiento necesario. Se estimula la motivación para pasar a la acción frente a la pasividad e implica un proceso de intervenciones progresivas con las que se trata de conseguir la mejoría, curación, alivio y/o solución de trastornos y enfermedades

Aporta una metodología eficaz con la que obtener información sistematizada, facilita la expresión de las emociones y la verbalización de conflictos a través de una escucha activa; a la vez que introduce elementos normalizadores que reducen la angustia, yendo más allá de la urgencia y la demanda, llegando al alcance de la crisis y las repercusiones de la enfermedad en el paciente y en su entorno. No se pretende solamente recoger información, sino establecer una relación terapéutica de ayuda, intentando además que el paciente llegue a ser competente en la resolución de sus problemas de salud, utilizando sus propias capacidades, al menos en la medida de sus posibilidades. Consta de dos fases: exploratoria y resolutiva o de toma de decisiones. 

En la fase exploratoria, tras el saludo, se delimita el motivo de la consulta, clarificando los síntomas y las consecuencias de los mismos, junto con las atribuciones causales y expectativas del propio paciente. 

En la fase resolutiva se trata de mejorar la comprensión de la enfermedad, atendiendo dudas y temores, adecuando las expectativas del paciente (y acompañantes) hacia los cambios necesarios y la adherencia al tratamiento; se establecen los acuerdos y las condiciones óptimas del tratamiento a seguir, en un proceso terapéutico en el que se tiene en cuenta y se fomenta la participación activa del paciente.

lunes, 9 de abril de 2012

Salud Emocional

¿Qué es buena salud emocional?

Las personas que emocionalmente son sanas tienen control sobre sus pensamientos, sentimientos y comportamientos. Se sienten bien consigo mismas y tienen buenas relaciones interpersonales. Pueden poner los problemas en perspectiva. Sin embargo, muchas cosas pueden ocurrir en la vida que pueden perturbar su salud emocional y provocar sentimientos fuertes de tristeza, estrés o ansiedad. Estas cosas incluyen:

·     Perder el trabajo por causa ajena a su desempeño
·     Tener un hijo que se va o que regresa a la casa
·     Estar de duelo por la muerte de un ser querido
·     Divorciarse o casarse
·     Sufrir una lesión o una enfermedad
·     Ser promovido en el trabajo
·     Tener problemas de dinero
·     Mudarse a una casa nueva
·     Tener un bebé

Es importante recordar que personas que tienen buena salud emocional algunas veces tienen problemas emocionales o enfermedades mentales. La enfermedad mental con frecuencia tiene una causa física tal como un desequilibrio químico en el cerebro. El estrés y los problemas en la familia, trabajo o el colegio a veces pueden desencadenar una enfermedad mental o hacer que esta empeore. Sin embargo, las personas que emocionalmente están sanas han desarrollado maneras de hacerle frente al estrés y los problemas. Ellas saben cuándo necesitan buscar ayuda de parte de su médico o de un asesor psicológico.

     ""Los cambios favorables pueden ser tan estresantes como los cambios desfavorables""

¿Cómo pueden mis emociones afectar mi salud?

Su cuerpo responde a la manera como usted piensa, siente y actúa. Esto con frecuencia se denomina la conexión mente y cuerpo. Cuando usted está estresado, ansioso o enojado, su cuerpo trata de decirle que algo no anda bien. Por ejemplo, una presión arterial elevada o una úlcera estomacal podría desarrollarse después de un evento particularmente estresante, tal como la muerte de un ser querido. Los siguientes síntomas pueden ser evidencia de que su salud emocional está desequilibrada:

·     Dolor de espalda
·     Cambio de apetito
·     Dolor en el pecho
·     Estreñimiento o diarrea
·     Resequedad en la boca
·     Cansancio excesivo
·     Malestares y dolores generalizados
·     Dolores de cabeza
·     Presión arterial (sanguínea) elevada
·     Insomnio (dificultad para dormir)
·     Mareos
·     Palpitaciones, es decir, una sensación de que su corazón late aceleradamente
·     Problemas sexuales
·     Sensación de "falta de aire"
·     Tensión en el cuello
·     Sudar
·     Malestar estomacal
·     Subir o bajar de peso

¿Y con respecto a la Ira?
La gente a veces no sabe cuál es la causa de su ira, cuánta rabia están llevando por dentro o cómo expresar rabia. Usted puede tener Ira en relación con ciertos eventos, consigo mismo o en relación con las acciones de las demás personas. Además, muchas cosas pequeñas pueden acumularse y hacerle pensar que la vida es injusta.
Si usted se da cuenta de que se está poniendo demasiado irritable o de que está tomando riesgos que no son saludables (tales como tomar alcohol en exceso o abusar de drogas) usted puede tener un problema para resolver la rabia. Es muy importante que usted hable con un médico o con un asesor psicológico acerca de cómo obtener ayuda.

¿Qué puedo hacer para evitar problemas?
Primero esté al tanto de sus emociones y reacciones y trate de entenderlas. Aprender a diferenciar las causas de la tristeza, frustración y rabia en su vida le puede ayudar a manejar mejor su salud emocional. El cuadro a la derecha le da algunos otros consejos útiles.

Consejos para lidiar con sus emociones
·         Aprenda a expresar sus sentimientos en formas adecuadas. Es importante que la gente que está cerca de usted sepa cuando hay algo que le está molestando a usted. Guardar sentimientos de tristeza o de rabia dentro de si consume energía adicional y puede causar problemas en sus relaciones interpersonales y en su trabajo o escuela.
·         Piense antes de actuar. Las emociones pueden ser muy fuertes. Pero antes de que usted se deje llevar por sus emociones y diga o haga algo de lo cual podría arrepentirse tómese tiempo para pensar las cosas.
·         Empéñese por lograr llevar una vida balanceada. Saque tiempo para hacer las cosas que disfruta. Concéntrese en las cosas positivas en su vida.
·         Ocúpese de su salud física. Su salud física puede afectar su salud emocional. Cuide de su cuerpo haciendo ejercicio con regularidad, comiendo alimentos saludables y durmiendo lo suficiente. No abuse de las drogas o del alcohol.

¿Cómo afecta el estrés mis emociones?
Su cuerpo responde al estrés produciendo hormonas de estrés. Estas hormonas le ayudan a su cuerpo a responder a situaciones de necesidad extrema. Pero cuando su cuerpo produce demasiadas de esa hormona durante un período de tiempo largo, las hormonas agotan su cuerpo y sus emociones. Las personas que están continuamente bajo los efectos del estrés (tensionadas) con frecuencia son emocionales, ansiosas, irritables e incluso depresivas.
Si es posible trate de cambiar la situación que está causando su estrés. Los métodos de relajación tales como la respiración profunda y la meditación, y el ejercicio, también son útiles para afrontar el estrés.
 La mala salud emocional puede debilitar su sistema inmune haciendo que a usted le den más resfriados y otras infecciones durante épocas emocionalmente difíciles. Además, cuando usted se siente estresado, ansioso o perturbado, puede no cuidar de su salud como debiera. Puede no sentir deseos de hacer ejercicio, comer comidas nutritivas o tomar el medicamento que su médico le receta

¿Cómo puedo mejorar mi salud emocional?
Primero, trate de reconocer sus emociones y comprender por qué las está teniendo. Descifrar las causas de la tristeza, estrés y ansiedad en su vida le pueden ayudar a manejar su salud emocional. Los siguientes consejos son útiles.

Exprese sus sentimientos de manera apropiada. Si los sentimientos de estrés, tristeza o ansiedad le están causando problemas físicos, guardar estos sentimientos dentro de si puede hacer que usted se sienta peor. Está bien dejar que sus seres queridos sepan cuando hay algo que a usted le está molestando. Sin embargo, tenga en cuenta que sus familiares y amigos pueden no ser capaces de ayudarle a lidiar con sus sentimientos apropiadamente. En estos momentos, pídale a alguien que no esté involucrado en la situación —tal como su médico de familia, un psicológico o un consejero espiritual— consejo y apoyo para ayudar a mejorar su salud emocional.

Viva una vida balanceada. Trate de no obsesionarse con los problemas de trabajo, escuela o casa que puedan conducir a sentimientos negativos. Esto no significa que usted tenga que pretender que está feliz cuando se siente deprimido, ansioso o perturbado. Es importante lidiar con estos sentimientos negativos pero también tratar de enfocarse en las cosas positivas de su vida. Es posible que usted quiera usar un diario para llevar un registro de las cosas que le hacen sentir feliz o en paz. Algunas investigaciones han demostrado que tener una actitud positiva puede mejorar la calidad de vida y también afectar positivamente su salud. Usted también puede necesitar buscar maneras para deshacerse de algunas cosas en su vida que le hacen sentirse estresado y abrumado. Saque tiempo para hacer las cosas que disfruta.

Desarrolle tolerancia ante la adversidad. La gente con tolerancia ante la adversidad es capaz de lidiar con el estrés de manera sana. La tolerancia ante la adversidad puede aprenderse y fortalecerse por medio de estrategias distintas. Estas incluyen tener apoyo emocional, mantener una imagen positiva de si mismo, aceptar el cambio y poner las cosas en perspectiva.

Calme su mente y su espíritu. Los métodos de relajación tales como la meditación son maneras útiles para balancear las emociones. La meditación es una forma de pensamiento guiado. Puede tomar muchas formas. Por ejemplo, usted puede hacerla haciendo ejercicio, estirándose y respirando profundamente. Pídale consejo a su médico de familia sobre los métodos de relajación.

Cuide de si mismo. Para tener buena salud emocional, es importante cuidar su cuerpo teniendo una rutina regular para comer comidas saludables, dormir lo suficiente y hacer ejercicio para aliviar la tensión acumulada. Evite comer en exceso y no abuse de las drogas o el alcohol. Usar drogas o alcohol simplemente causa otros problemas tales como problemas de salud y problemas familiares.

¿Los problemas emocionales se pueden tratar?
 Si. Terapia psicológica, grupos de ayuda y medicamentos pueden ayudar a las personas que tienen problemas emocionales o que padecen una enfermedad mental. Si usted tiene un problema emocional presente hable con su médico de familia. El médico le puede ayudar a encontrar el tipo de tratamiento adecuado.